-6 horas... 6 horas...

Una joven de casi mediana estatura redundaba en su frase con un tono perdido mientras reposaba su mentón en sus manos que a su vez reposaban en sus codos sobre la mesa.

-O-oye Nero...

-6 horas... 6 horas... -seguía ella mientras miraba a la nada.

-Llevas repitiendo eso un buen tiempo, ya es tarde -decía un muchacho de cenizos cabellos.

-Dime, ¿Qué hiciste en esas 6 horas...? -preguntaba desganada sin intenciones de sacar sus ojos del vacío.

El chico solo la miraba con las cejas levantadas y los ojos entrecerrados muestra de su leve incomodidad, posterior a eso suspiraba y se volteaba sin responder.

-¿Y bien? -preguntaba la ojiroja.

-¿Enserio quieres saber?

Ella calló.

-Bien... -suspiraba -yo tampoco quería decirlo, además, estoy seguro que lo sabes -pensó.

-Hey chicos -la plateada entraba -el capitán dijo que después del festival de mañana iremos al Reino Corazón para entrenar.

-Ohhh, eso significa que todos los caballeros seleccionados por orden irán también -decía Asta.

-No, el capitán me dijo que la Reina Loropechika quiere vernos a nosotros primero, 1 o 2 días después se incorporarán los demás.

-Achú -estornudaba la pelinegra.

-Salud, ¿Estás bien, Nero? -preguntaba Noelle.

-Si, parece que solo es un pequeño resfriado, ya pasará. Seguro fue porque corrí frío anoche.

-Ah s-si... Anoche... -la Silva se avergonzaba.

-¿Ustedes no sienten algo parecido? -preguntó con su frío tono.

-Hum, yo no, estoy bien.

-Yo tampoco, no me siento mal -comentaba Asta.

-Hum... Ya veo... -ella reposaba en la mesa.

-Por cierto, ya que mañana es el festival en la Capital... Me preguntaba si... A-Asta... -decía la plateada algo nerviosa.

-¿Si?

-Bueno...

-Mañana todos iremos al festival -dijo Nero desganada.

-¿Eh? ¿Tú también irás? -se sorprendía Noelle.

-Oh, si, el capitán nos dió la orden de ir para distraernos ya que estos días fueron muy atareados -contaba Asta.

-Ya lo sabes Noelle -dijo la chica de cuernitos.

-S-si... Bueno, creo que ire a dormir, ya es de noche -decía la Silva.

-Yo también dormiré dentro de poco, puede que mañana nos llegue una nueva misión -comentaba el cenizo.

Noelle salió de la habitación.

-Enserio, ella actúa de lo más normal después de lo de anoche -decía la joven de vestido negro.

-Nero...

-Incluso me sorprendió su actitud, antes, durante y después...

-Ahhh... -suspiraba Asta -¿Es mejor así, no?

-¿Mejor, eh? -suspiraba ella mientras seguía con su expresión desganada -¿Mejor para quién?

-Ya basta... -una gota le salía en la sien.

-Okey... -decía ella -hoy dormiré en mi otra forma -suspiraba -¿Desilucionado?

-No se a que te refieres.

-Nada, nada -se ponía de pie -quizá mañana lo estés.

-¿Mañana? Ah.. supongo que también estoy cansado.

[...]

[...]

-¿Eh? ¿Dante-nii ya está estable? -preguntaba ella sorprendida.

-Si, afortunadamente logramos curarlo, no era tan grave como creí, por cierto, no ví ningún cambio por estos lares, supongo que no cumpliste tu única misión -respondía un joven de una fría manera.

-Estoy en eso, ser discreta no es lo mío -ella respondía cómicamente.

-En fin -suspiraba -ya no será necesario que le hagas nada al chico ese, ahora debes volver lo antes posible para apoyarnos en la batalla que se aproxima.

-¿Eh? Pero aún puedo hacer algo...

-No debemos jugar con el tiempo, nuestro hermano ya está mejor, no es necesario arriesgarse.

-Ehh... Bueno... Supongo que fue un viaje divertido.

-Tienes hasta el final del día antes de que la conexión temporal se cierre, ven lo antes posible, hermana.

-Humm, se cortó -dijo la joven de parche.

-Abre el portal de una vez, debemos irnos de aquí -ordenó una voz dentro suya.

-No quiero, aún no.

-¿Qué estas diciendo?

-¿Aún tengo todo el día verdad? No seas impaciente.

-Es bueno serlo con una persona como tú, Vanica -respondía fríamente ella.

-Si, si, de todos modos es hora de salir, disfrutemos este último día en el pasado, Megicula.

[...]

Cada rincón de la soleada Capital lucía adornos mientras que el movimiento concentrado de personas avivaba el ambiente. Esta noche era el festival anual que se celebraba solo días puntuales y el que mantenía emocionado a varios jóvenes e incluso adultos que ansiaban participar. Varios caballeros mágicos estaban presentes mezclados entre las personas pues sabían que este escenario era perfecto para actos delincuentes, aún siendo pleno día; por esa razón ellos patrullaban discretamente las calles.

-¡Chicas, chicas! ¡Miren! -señalaba una joven bruja pelirosa -Ya que todas asistiremos hoy, ¿Porqué no nos compramos yukatas? -proponía.

-Eh, yo tenía planeado ir con mi ropa normal -comentaba Noelle.

-¡Noelle, como puedes decir eso! -exclamaba ella.

-Ehhhh...

-¿Nero? ¿Grey? ¿Charmy? -volteaba a verlas.

-Me da igual / y-y-yukata... Q-que vergüenza~~~ / Yo solo quiero ir por la comida que servi...

-Increíble... -Vanessa se tocaba la frente.

-Además, estamos aquí para vigilar, no para comprar cosas.

-Mira a tu alrededor, te reto a encontrar a un caballero mágico que cumpla con eso, además, ¿No quieres ir especialmente vestida esta noche? Seguro tienes a... alguien especial... -le susurraba lo último.

Ella se sonrojaba.

-B-bueno...

-¡Excelente! ¡Vamos chicas! -dijo ella ignorando la opinión de las demás.

Tampoco era gran cosa, ellas solamente la siguieron ya que no tenían nada mejor que hacer, vigilar la capital no era opción.

[...]

-Tres... Dos... Uno...

-¡Magna-senpai, debemos vigilar la...! -una nube de polvo se formaba a la par que todos los chicos desaparecían.

Ellos también tenían cosas que hacer, cosas que consideraban más importantes que vigilar una ciudad. El cenizo quedó solo incapaz de perseguirlos puesto a que cada uno se dirigía a lugares diferentes a hacer quien sabe qué. Él simplemente no podía negarse a una misión, pero los entendía puesto a que incluso el mismo capitán no se la tomaba enserio y se ponía a beber en vez de acompañar a sus muchachos. Aún así, no encontraba otra cosa que hacer, se quedó solo y con la única opción de recorrer las calles tratando de encontrar un disturbio en el que pudiera actuar.

Despertó atado a una silla en un salón con poca iluminación, el lugar estaba vacío y no tenía ventanas para ver en qué lugar se encontraba. Su boca estaba vendada para volverlo incapaz de hablar y así pedir ayuda mientras que su grimorio yacía votado en una esquina de la habitación. Él veía apresuradamente a todos lados esperanzado de encontrar una pista o explicación del porque estaba ahí pues hace apenas minutos, según él, se encontraba recorriendo las calles de la Capital.

Una figura se acercó a él, una la cual apenas llegar posó sus manos en su cuerpo para recorrerlo lenta pero seguramente. Aún con la poca iluminación, Asta pudo ver que ella sonreía, por un segundo pensó que era otra persona al ver sus rojizos ojos pero supo que no era lo que pensaba cuando vió que uno de ellos estaba parchado. Sus negros y cortos cabellos se deslizaban en su rostro cubriendo sensualmente parte de su rostro mientras se acercaba cada vez más, la franela que cubría la boca del cenizo fue desprendida por la chica.

-¿Quién e...? -intentaba exclamar el ojiverde cuando fue interrumpido.

Unos calientes y salvajes labios se juntaron a los suyos a la par que los brazos de la joven sujetaban su cabeza impidiéndole hablar.

-Así que tu eres Asta eh... -dijo ella separándose de él dejando de por medio un hilo de saliva.

-El chico que hizo esas cosas a Noelle-chan... -susurraba con una sonrisa maniaca para después volver a besarlo de forma profunda.

Al parecer ella lo conocía, él lo supo cuando escuchó su nombre de sus labios, no sabía de dónde o de cuándo, quería saberlo. También quería saber quién era ella pero sin luz no podía distinguirlo bien, además, involuntariamente parte de su cabeza estaba centrada en el beso lo que le dificultaba pensar.

-No se siente tan mal... -decía ella mientras se tocaba sus labios sonrientes con su índice -¿Esto sintió Noelle-chan aquella vez?

-¿Aquella vez? -preguntaba Asta.

-Aquella noche en la iglesia.

-¿E-eh?

-¿No verdad? Ella estaba desnuda después de todo... -dijo ella -siempre me interesaron las personas fuertes y aunque Noelle-chan era mi presa... supongo que tu no estás nada mal, después de todo, tu derrotaste a mi hermano... -dijo lo último en su cabeza.

Ella se desabrochó su traje para después botarlo al suelo, su sujetador cayó de seguido dejando al descubierto sus medianos pechos que eran cubiertos por la oscuridad del lugar.

Ella se apegaba al cenizo para sentarse encima suyo y con un poco de magia de sangre en los dedos, arranco su camisa y polo dejando su torso desnudo. Ella frotaba sus senos con el cuerpo del joven generando un sonrojo en sus mejillas que crecían lentamente, aún así, no se comparaba con el rostro de ella misma el cual no dejaba esa sonrisa de satisfacción con ojos entrecerrados y plantados en su acción.

Vanica sujetaba fuertemente a Asta de sus cabellos para juguetear lenta y aveces duramente con sus labios, llegando incluso a morderlos, en lo que disfrutaba los roces.

-Hehehe... Con que se siente así eh... -disfrutaba ella.

Procedía a hundir sus pechos con el rostro del muchacho generando que el juguetee con ellos y así sentir un placer extra.

-Megicula, no pensé que esto se sintiese tan bien -susurraba la chica.

-Humanos... -respondía esta.

-Pero esto se puede poner aún mejor ¿Verdad? Si hago esto... -decía ella frotándose en la entrepierna.

-Oye muchacho... Supongo que no te sientes tan bien ¿Verdad? -le susurraba a Asta.

El chico no escuchaba bien, veía borrosidad en sus ojos y los sentía cada vez más pesados cuando quería mantenerse firme.

-¿Quizá fue por la mordida? No lo sé -sonreía exageradamente -parecía disfrutarlo eh, pues no lo sentirás más, no quiero liviar contigo despierto aún cuando no esté segura de llegar al final.

Asta caía dormido.

-Aunque si lo hago y vales la pena... Puede que al regresar al futuro me interese por ti también...

Ella se desabrochaba lentamente lo que le quedaba de ropa y se acercaba al joven de cabellos cenizos mientras era tragada por la poca iluminación.

[...]

[...]

[...]

En un callejón angosto de la ciudad...

-Despierta -decía la voz serena de una chica joven.

-Hey, despierta -daba pequeñas patadas al cuerpo frente suyo mientras seguía con la frase.

-¿Quieres despertar de una buena vez?

Los ojos verdosos de un joven de bandana se abrían al sentir el llamado al despertar, subía lentamente su cabeza aún con los ojos entrecerrados solo para ver a lo que parecía una de sus compañeras de orden.

-Oye Asta, dime -decía ella mientras el joven aún intentaba estar conciente -¿Por qué siempre debo ser yo la que te encuentre en estas situaciones? -dijo con la voz sin energía que tanto le caracterizaba.

-Situaciones...

-¿Con quién fue ahora? Llevas la ropa rasgada...

-Ah... -él se dió cuenta, era cierto -¿Por qué debes llegar siempre a esa conclusión? -preguntaba él.

-Primero dime si me equivoco.

-No lo sé, no recuerdo casi nada, juraría que estaba patrullando las calles -se rascaba la cabeza.

-Ah... Da igual -se giraba ella para retirarse -ve pensando como explicarás tu ropa rasgada cuando regresemos a la base. Estaré afuera.

-¡Espera! Enserio no recuerdo nada.

-Dije que me da igual.

-Ah... Si tu lo dices...

La tarde llegó y se fué de manera rápida dando paso al inicio de la noche en el Reino Clover, las preparaciones en la capital y en cada ciudad del Reino estaban listas para iniciar una de las fiestas más amenas del reino para todos sus habitantes.

Los Toros Negros junto a su líder y capitán ya se encontraban en el centro de lo que sería el terreno festivo, por primera vez parecían gente civilizada y no un grupo de personas encargadas del desastre. Eso tan solo duró unos minutos pues apenas escuchar la orden de diversión de su capitán, cada uno partió a su destino o actividad preferida en el festival.

-¡Chicos, chicos! Encontré un lugar muy in... -llegaba Asta entusiasmado de su descubrimiento hasta ver la escaces de miembros.

-¿Y los demás?

-Se fueron a hacer sus cosas apenas el capitán dió la orden, esos tontos... -respondió Noelle.

-¿No tienes nada que decir al ver nuestros yukatas? -dijo Nero causando la atención y posteriormente leve sonrojo de Noelle.

-Les quedan muy bien -dijo Asta sin más.

-Bueno, supongo que algo es algo -susurraba la jovencita de ojos rojos al escuchar la respuesta.

-Iré a recorrer el festival, ¿Vienen? -preguntaba él.

-Yo... Creo que puedo acompañarte, no tengo nada más que hacer -dijo Noelle siguiéndolo.

-Bueno, yo tampoco tengo otra cosa que hacer -continuó Nero quien también se puso a seguirlo.

Las luces y faroles cada vez más iluminaban más pues la noche caía a su paso, diálogos y risas se apoderaban del lugar bajo el cielo estrellado y el trío de jóvenes iba ignorante de las personas con las que se podían encontrar en ese gran lugar.