-Espero que se hayan divertido ayer muchachos -comentaba Yami por la mañana

-Ah... Capitán... Baje la voz por favor... -decía Vanessa quien sin fuerzas se encontraba tirada en un sofá.

-Bien bien, supongo que solo por esta vez.

-Y-Yami-san, ¿Es hoy? -preguntaba Finral.

-Si, es hoy, espero no ser el único al que le pareció corto -se rascaba la cabeza.

-Pensar que desde hoy comenzaremos nuestro entrenamiento para luchar contra los Diablos... quién lo hubiera imaginado... -resoplaba el mago espacial.

-No puedo estar más ansioso... -Asta decía entusiastamente.

-No esperaba menos de tí mocoso.

-¿Dónde está el barco? -preguntaba Magna.

-En el muelle, dónde estaba la vez anterior -respondía Yami -por cierto, respecto a este viaje, Finral, lo pensé bien y tú no irás.

-¿Eh?

-Por lo menos no ahora, necesitamos de tu magia espacial para transportar a todas las personas que irán al Corazón, por eso debes descansar y recuperar maná.

-¿No hay otros magos espaciales?

-¿El Reino Corazón no tiene ninguno y de este tu eres el único que visitó aquel lugar, recuerda que es un requisito haber estado en el lugar de transporte -cruzaba brazos.

-Entonces... -Asta pensaba.

-Tu irás normal, la Reina solicitó tu prescencia junto a la de Noelle, Nero y la chica del Amanecer Dorado, Finral estaba incluído pero conversé con ella al respecto.

-Finral-senpai...

-No te preocupes Asta, te alcanzaré junto al resto dentro de unos días, piénsalo, es más fácil llegar a través de un portal que cruzando el mar jajaja -sonreía.

-Entiendo, eso tiene sentido.

-Tu ve alistándote que después del almuerzo deberán partir, el viaje dura por lo menos un día -aconsejaba el mago del espacio.

-Eso hago -respondió Asta.

-Que bueno que no tomaste ayer, casi todos o comieron o bebieron mucho y ahora están con más ganas de morir que de vivir.

-¡¿Eh?!

-Es un decir, Asta -decía Finral con los ceños amables -Pero capitán... ¿Usted no tomó también? -preguntó al mayor.

-Lo hice y más que ustedes, simplemente yo estoy acostumbrado -se jactaba -Pero basta de charla, mocoso, ve a terminar de alistarte y diles lo mismo a Noelle y Nero, ya casi va a ser la hora de almuerzo.

-¡Hai, Yami-dancho! -el se enderezaba y saludaba para después subir a su habitación.

[...]

-Es un gusto ver qué el barco está bien -comentaba el capitán.

-¿Qué pasó con el otro? -preguntaba Finral.

-Creo que pasó a una mejor vida.

-Oh... Bueno, de todas formas no era nuestro.

Eran las 3 de la tarde, el Sol estaba en un punto perfecto en el cual irradiaba plena luz sin dar un calor sofocante, Asta, Noelle, Nero y Mimosa se encontraban arreglando su equipaje para poder partir al Reino Corazón con el fin de hacerse más fuertes. Aunque los llamaban equipajes, estos solo constaban de cambios de ropa y alguna que otra cosa personal puesto a que gracias a la magia espacial, la distancia entre ambos reinos sería de pocos metros.

El cielo aunque, era azul con nubes blancas que se espaciaban, se hacía notar su teñir de rojo que indicaba que la tarde prestaría una vista del mismo color. Los 4 jóvenes magos subieron al barco a la orden del capitán de los Toros Negros, la tabla que los ayudó a subir era retirada y las velas eran izadas, el barco avanzaba de a poco para después tomar fuerza mientras que en el muelle se despedían los que se quedaban.

-¡Den lo mejor de sí idiotas! ¡Dentro de 6 meses puede que mueran, así que asegurense de morir fuertes! -exclamaba el capitán con un cigarrillo en la boca.

-¡Eso no es una despedida! -se quejaba Noelle.

-¡Adiós capitán, Finral-senpai! -Asta movía su brazo en despedida mientras no apartaba la mirada hasta estar lo suficientemente lejos.

-No creo que puedan escucharte Asta-san -decía Mimosa.

-Además los veremos dentro de unos días y podremos volver al Trébol cuando queramos -comentaba Noelle.

-Es cierto -finalizaba Nero.

La pequeña embarcación surcaba los mares a través de la vía marítima que conectaba el Trébol y el Corazón, como se esperaba, la tarde llegaba con tonos rojizos y naranjas en el cielo que se intensificaban al recibir la luz del sol descendiente.

-Aún no entiendo por qué la Reina Loropechika solicitó nuestra presencia de antemano -decía Noelle.

-Escuché que quería recibirnos antes ya que fuimos los primeros que conoció, yo lo veo normal -decía la Vermillion.

-No puedo esperar a llegar para entrenar -comentaba Asta.

-No puedes entrenar apenas llegar, Asta-san, por lo menos debemos tomarnos el resto del día en el que lleguemos para relajarnos.

-Así es, quiero conocer un poco más el lugar, aquella vez solo estuvimos en su Palacio.

-Si a eso se le podía llamar palacio -comentaba la chica callada de ojos rojos.

-E-eso cierto, parecía un salon secreto o algo así, pero estoy segura de que tiene uno con pasillos y cuartos -la pelinaranja juntaba sus manos.

-¿Qué es lo que quieres hacer al llegar, Nero-san? -preguntaba Mimosa tratando de generar conversación.

La pequeña chica salió de su mundo.

-Hum, supongo que estar lo más tranquila posible, no creo que sea difícil -decía un poco susurrante.

-Seguro lo estaremos por unos días hasta que comenzamos a entrenar.

-¿Tu, Asta-san?

-Entrenar.

-Ah, cierto hehe, aunque quizá haya más cosas que hacer -reía ella.

-Por cierto, ya se acerca la noche, traje algunos aperitivos, ¿No quieren probarlos? -decía nuevamente la Vermillion.

-Supongo que puedo/¡Claro que sí!/Bueno... -respondían los 3 respectivamente.

"Estaban deliciosos", esa era la opinión de todos en su cabeza al probar los bocados dulces de la canasta que traía la maga del Amanecer Dorado, eran abundantes así que pasaron un buen tiempo degustándolos mientras conversaban de temas diversos, veían la furia calmada de los mares y prescenciaban la belleza de la iluminación decadente a través del armonioso cielo tardío.

Ya era de noche, la otra vez su travesía había durado un día entero y está no tenía porque ser diferente por lo que los 4 intuyeron que llegarían al mediodía de mañana, por ahora, era tiempo de dormir. Para su suerte, no necesitaban de un piloto pues la corriente del mar del Trébol y del Corazón formaban un canal que conectaban ambos Reinos, aún así no estaba de más echarle un vistazo a la ruta de vez en cuando.

Este nuevo navío, si así se le podía llamar, traía igualmente pequeños cuarto dónde se podía dormir agusto, cada uno se hizo dueño de uno para sí e ingresó para pasar la noche, no tenían un reloj pero era más que visto que la hora pasaba de las 9.

Una lámpara alumbraba el pequeño pero acogedor cuarto del cenizo quien aún no dormía debido a su entrenamiento nocturno que tenía descuidado últimamente, o más bien en que había sido remplazado por otro tipo de entrenamiento, solo pensarlo le incomodaba un poco. Él había terminado, por lo tanto tenía planeado dirigirse al baño para luego ponerse a descansar y despertar lo más temprano posible. Abrió su puerta y chocó levemente con una de sus 3 compañeras, con la de cabello corto y oscuro al igual que sus ojos.

-¿Dónde vas? -preguntaba ella mirándolo.

-¿Nero, se supone que deberías estar durmiendo, no? Ya es tarde -decía él.

-Vine a vigilarte, y al parecer hice bien, ¿Tenías planeado ir al cuarto de Noelle o Mimosa?

-¿Q-Qué te hace pensar eso? -preguntaba él de manera un poco cómica.

-Pues...

-No, si, creo saber lo que vas a decir -tapaba los labios de la joven con su índice -quiero decir, aún no me dijiste nada al respecto de aquella noche -desviava la mirada.

-Y no lo pienso hacer, no tiene caso hacerlo. Simplemente venía a ver si tenías planeado hacer algo indecente, y al parecer si -decía ella con su típico tono.

-No, yo solo salía para ir al baño, acabo de terminar mi rutina nocturna de ejercicios, tu sabes de eso, ¿No? -preguntaba.

-Ah, si, últimamente no la haces.

-¿Me dejas pasar?

-Ahh... -suspiraba.

[...]

Asta regresaba a paso tranquilo y listo para dormir, le había sorprendido un poco la visita de Nero, pero dentro suyo sabía que podría volverse algo habitual, aún así no quiso pensar mucho en eso e ingresó a su cuarto. Se sorprendió un poco al encontrar que la pelinegra seguía en su habitación.

-¿Sigues aquí? -el bostezaba un poco.

-¿Te molesta?

-No, para nada -dijo él -Pero asegúrate de apagar la lámpara cuando te vayas -bostezaba.

El chico de bandana se dirigía a su cama, sus ojos entrecerrados estaban dirigidos hacia su destino. Sorpresa fue la suya cuando los mismos se desviaron al notar que Nero se retiraba una de las tiras que sujetaba su vestido negro, ella lo hacía lento mientras sus mejillas se inundaban de un rojo tenue y sus ojos se cerraban un poco.

-¡¿Q-Qué haces?! -decía Asta.

-¿Cuál es el problema? Ya me viste desnuda varias veces -decía ella sin conectar miradas.

-Pero... ¿Q-Quieres hacerlo ahora?

-Vaya... Es sorprendente como ahora puedes decir, incluso proponer esas cosas -se sonrojaba.

-B-Bueno... -se sujetaba la nuca avergonzado.

Ella se acercaba a él y lo tumbaba en la pequeña cama sentándolo, acomodaba su rodilla entre el espacio que se formaba entre las piernas del cenizo y se acercaba a él lentamente.

Asta la recibía sujetando con una mano su delgada cintura y con la otra retirando la otra tira que sujetaba su negro vestido.

-Yo... No puedo controlarme -susurraba él.

-No te culpo, después de todo ya probaste el placer del cuerpo de una chica... -decía ella a voz baja.

Los pequeños pechos de la joven salían a relucir, el cenizo los veía para luego apegarse a ellos y chupar sus pezones. Nero abrazaba su cabeza para que no se despegase mientras permanecía sentada en las piernas de Asta con su vestido bajo. El ojiverde bajaba sus manos por el torso suave y desnudo de Nero hasta llegar a su trasero al cual sujeto con fuerza mientras el vestido remangado lo cubría. Pequeños gemidos resonaban en la habitación producto de permanecer un buen tiempo en esa posición.

Llegó el momento en el que Asta terminó de saborear los pechos de la chica, él subía la mirada y la veía avergonzada y ansiosa. La misma desenredó sus brazos de su cabeza para sujetar las mejillas del chico y apegar sus labios contra los suyos apresuradamente. Su cuerpo se retorcía mientras sentía como las manos fuertes del ojiverde subían hasta sus senos para estimularlos. Ellos se separaban en ocaciones para poder respirar.

-Nero... -el decía su nombre al no tener nada más en mente para decir.

-As...ta.. -ella hacía lo mismo -eres un pervertido -susurraba lo último a un tono casi inaudible.

-Tu no eres quien para decirlo -respondió el en un mismo tono.

Ella apegó sus labios a los de él nuevamente.

Él se separó de ella, sujetó con ambas manos su vestido y lo levantó para sacarlo y botarlo lejos, ella solo se encontraba en bragas frente a él.

-Hace frío -susurraba ella a lo que él respondía cubriéndola con la frazada y recostándose hacia atrás con ella encima.

Se escuchaban sonidos de ropa siendo retirada, besos, gemidos y contacto de piel, pero solo ellos supieron cómo continúo y terminó su pequeño encuentro nocturno.

[...]

[...]

Tras un delicioso desayuno que consistía en frutas y jugo de las mismas, un poco más de travesía y el almuerzo que consistía en en lo mismo, el grupo de jóvenes arribaba en los puertos del Reino Corazón. Su llegada fue recibida por Gadjah, espíritu guardián más cercano a la Reina quien los condujo hacía la misma.

-Chicoooos -saludaba ella quien se encontraba con su vestimenta casual y lentes graciosos.

-Loropechika-sama -saludaban las primas de la realeza.

-Me alegra que todos hayan llegado sanos y salvos.

-Me sorprende que nos haya solicitado antes que todos, supongo que debe ser un asunto de suma importancia -comentaba Noelle.

-Ah, no, solo fue un simple capricho -respondía la Reina.

[...]

-¡Perdón, perdón! Es que estaba nerviosa ya que muchas personas vendrán a partir de ahora, así que primero quería tenerlos a ustedes ya que los conocí primero.

-Ahh.. Loropechika-sama... -Noelle se llevaba una mano a su frente.

-A partir de ahora, entrenarán bajo mi tutela para enfrentar a los demonios, espero que esten concientes de eso -ella pasó a un tono más serio -Pero por ahora pueden hacer lo que les plazca, eso sí, primero me gustaría hacerles un pequeño tour por el lugar -decía ella -Gadjah-san, acompáñame por favor.

-Claro que sí.

Había llegado el momento, de aquí a 6 meses, los magos que entrenarían en el lugar aspirarían a volverse personas que amenazarían la existencia de los diablos, misión que por más que lo pienses, era irreal cumplirla en medio año, pero aún así ellos se esforzarían.

Cascadas, bosques y plantas de un verde vivo color eran cosas que se veían en el 90% de los lugares a los que visitaban, el Reino Corazón, lugar de magia natural hacía honor a su definición. Los jóvenes charlaban durante el tour, preguntando algunas cosas curiosas que veían a lo que la Reina respondía amable y entusiasmadamente.

Tras el tour, un pequeño buffet les esperaba, buffet que junto a la belleza del lugar en el cual lo comían, sabía sumamente bien.

Parecía que el tiempo pasaba volando pues ya era de tarde, las aves que en el día eran numerosas, ahora eran pocas, el cielo que en el día era azul, se tornaba en tonos rojos oscuros de a poco.

-Gadjah-san, muéstrales las habitaciones en las que pasarán esta noche -pidió amablemente la Reina a lo que él guardián obedeció.

-Claro, síganme por favor -él los guiaba.

-Ah, Nero-san, me gustaría conversar contigo antes de que vayas -propuso Loropechika.

La jovencita de negros cabellos se sorprendió pero accedió mientras sus compañeros iban tras Gadjah a lo que serían sus cuartos.

-Escuché que tienes magia de sellado, jamás había visto esa magia -dijo ella.

-Si.

-La primera vez que viniste pudiste romper las cadenas de agua de Undine, un espíritu elemental.

-Lo recuerdo.

-Además, el sellado es una de las opciones que tomaremos en caso de que no podamos erradicar por completo a los demonios, yo... La verdad te pido que nos ayudes con esto -juntaba sus manos.

Nero se sorprendía, pero tras una leve sonrisa en su rostro asentía. Pasaron cerca de hora y media charlando pues conversaciones se originaban a partir de otras. Loropechika era una persona un poco extraña pero muy amable al conversar y tratar, era lo que pensó Nero, quien a pesar de ser una chica poco habladora, pudo conversar posiblemente rompiendo su propio récord.

-Ah, perdón por ser tan habladora, ya se está haciendo de noche -dijo la reina arreglando sus anteojos.

-No se preocupe Loropechika-sama -dijo ella amable.

-Deberías ir a las habitaciones en las que están tus compañeros, lamento que Gadjah no esté para guiarte pero no es difícil de encontrar -se ponía de pie -solo recorre este camino y llegarás al sector de visitas, está a unos 10 minutos, lo sabrás cuando llegues.

-Entiendo -la ojiroja se ponía de pie con la mente en blanco tras una charla relajada con la reina.

Ella avanzaba mientras sus ojos se desviaban aveces para contemplar la hermosa vista hacia la ciudadela cercana.

[...]

-B-Bakasta... A-Asta... -gemía la chica de coletas plateadas mientras el joven de verdes ojos la sujetaba del trasero e introducía a un ritmo veloz su miembro.

Ella se encontraba en posición de 4 con la cabeza pegada a las sábanas y el trasero levantado y sujeto firme, sus ojos entrecerrados y llorosos junto a su lujurioso rubor eran cubiertos por sus brazos cruzados que a la vez usaba de almohada.

-Asta-san... Bésame... -la otra chica decía eso mientras se apegaba a la boca del joven y lo besaba apasionadamente.

Los 3 se encontraban desnudos con sus ropas tiradas salvajemente por toda la habitación, las sábanas estaban destendidas y algo húmedas debido al sudor y fruidos que soltaban los 3. Mimosa seguía besando al muchacho mientras esté no dejaba de penetrar a la Silva y a la vez estar sumiso ante el placer.

-Más... Hazlo más... Ahhhh... -Gemía Noelle presa de la misma lujuria sin estar conciente de lo obscenas que eran sus palabras.

El suave, blanco y voluptuoso cuerpo de Mimosa se deslizaba por la espalda del chico mientras lo abrazaba por detrás y veía un poco celosa como su prima era penetrada tan firmemente.

-N-Noelle... Ahhh... -Jadeaba el cenizo viendo a su compañera de orden bajo suyo.

Retiró su miembro de la misma y volteó su cuerpo para ver su parte delantera junto a sus perfectos pechos los cuales manoseo apresuradamente. Seguido de eso abrió sus piernas y las puso encima de su hombro, agarró su miembro y lo acomodó dentro de ella haciéndola soltar un fuerte gemido. Él apretó hacia ella mientras buscaba sus mojados labios y los probaba.

-Acaben ya... -susurraba Mimosa quien se encontraba sentada a lado mirando muy avergonzada todo lo que pasaba.

Tras un buen par de minutos ambos acabaron, el espeso líquido blanco salía disparado hacía el interior de la plateada haciéndola gemir y a la vez caer rendida mientras de su entrada salía lentamente el mismo líquido. Asta caía sentado hacía atrás respirando profundamente y viendo cómo había quedado Noelle.

-A-Asta-san... -nerviosa, la Vermillion se acercó a él subiéndose encima y estimulando su miembro con su vientre antes de hacerlo ingresar a ella.

-Mimosa... ¿P-puedo? -preguntaba.

-Claro que sí... -respondía ella.

El ojiverde sujetaba los grandes pechos de la maga de plantas y jugaba con sus pezones mientras aveces los probaba con su boca, Mimosa gemía en respuesta al estímulo mientras levantaba sus caderas para sentarse encima del miembro del chico el cual tenía en frente.

Pudo sentir el desliz y lo grueso que era el pene del muchacho mientras que él sentía la calidez y humedad de la vagina de la pelinaranja, ambos compartieron miradas, se enrojecieron y juntaron sus labios.

-P-puedes comenzar a moverte -decía la Vermillion exitada.

Asta la sujetaba del trasero y obedecía al pedido.

[...]

-Ah, debe ser aquí -Nero llegaba a la zona de las habitaciones del palacio, Loropechika tenía razón, literalmente había un cartel que decía "Habitaciones de huéspedes", era imposible perderse.

Caminaba calmada por el pequeño pasillo mientras sentía una inquietud la cual no sabía su procedencia.

-Ella dijo habitación número 8, debe ser esa -ubicaba su destino y se dirigía a la misma.

Gemidos. Apenas pararse afuera del cuarto y posar su mano sobre el cerrojo escuchó gemidos de placer provenientes de dentro. Su rostro pasó a uno inexpresivo mientras intuitivamente abría la puerta.

Ya era tarde para irse, aunque de todos modos sentía que era mejor ver lo que sucedía y comprobar que se equivocaba, lamentablemente para ella, no fue así. Veía como los 3 estaban teniendo sexo mientras sus ropas estaban esparcidas por toda la habitación, claramente no se contuvieron ni siquiera para eso.

-¡Ah! -una de las chicas desnudas volteó asustada al notar como alguien entraba.

-Ahh... S-Solo es Nero-san... -se calmaba Mimosa mientras seguía montando a Asta -cierra la puerta por favor.

-"¿Solo es Nero-san?" -se preguntaba ella mientras sus ojos no se despegaban de la escena.

Asta también se sorprendió pero a diferencia de la primera vez, en esta solo sobresaltó un momento y después se tranquilizó, lo que sí no pudo ignorar, fue la mirada de desprecio junto a unos ojos oscuros que tenía plantado en sí y en las demás por parte de Nero.

-Ustedes... Cogiendo en un lugar en el cual apenas llegaron... Asquerosos... -decía ella con su tono sereno y desaprobatorio.

-Yo... Aún no lo acepto -seguía ella mientras observaba como la escena seguía.

-Solo quería estar tranquila pero... parece que es imposible -dijo enrojeciendo sus mejillas.

Sus delgadas manos subieron quitando su manto de orden para después temblorosamente quitar uno de las tiras negras de su vestido, aún con el ceño algo fruncido, ella se acercaba hacía la cama.

Desde la primera vez hasta hace algunos días, ellos inconscientemente habían elaborado una rutina o pasatiempo, al llegar al Corazón, parece que aquel pasatiempo seguiría en pie, aún cuando no todos lo habían aceptado completamente.

-FIN-