/Nota importante del autor: Chicos y chicas. Como notaran en este capítulo, hay quizás una "conveniencia" de guion, y la tendré que explicar. Si algunos (espero que todos) han visto Digimon Adventure 2 y 1, las primeras series. Darán se cuenta, que dichos niños, podían hablar el idioma en diferentes países que visitaban, esto está más claro en Adventure 2. Donde viajan por todo el mundo. Según la serie, se encuentran con "niños" o "personas" que hablan el japonés, lo cual SI ES una conveniencia de guion demasiado imposible de creer, porque da la casualidad de que todos los Digielegidos alrededor del globo hablaban japonés. Dicho esto….

Existe una teoría de parte de la comunidad de Alemania y Inglaterra, que explican más o menos el porqué. La teoría dice que cuando los niños elegidos entran al digimundo, al volverse datos, ellos hablan en el idioma o mas bien en el código vinario. Que a su vez, es entendido por TODOS los idiomas en el globo. Dicho esto la teoría dice que, de alguna manera, mediante este encriptado. Los niños pueden comprender los idiomas de todo el mundo ya que la información se integró en su cerebro. Y de esa forma, les entrego la capacidad de ser poliglotas.

Quizás es rebuscada la teoría, pero para mí tiene sentido, dicho esto. Si no estás muy convencido. Lo siento. Pero es la teoría que decidí implementar, (Ademas de que no encontré otra forma de hacer que el protagonista pudiera comunicarse sin ayuda de un tercero)


Michurinskoe

–El frio debió dejarlo muy mal… Mi padre, dice que se recuperara, solo dale tiempo.–

Para Tao, fue quizás una de las cosas más inquietantes, había estado al pendiente de que su "compañero" estuviera en buenas manos. Desde que se había encontrado con otro Tamer o Digielegido, aun así, Tao, no confiaba del todo. Quizás solo quería estar precavida ante todo. Incluso, entre humanos, era viable la traición, además, con todo lo que ocurre en el mundo humano. Dar alarma de que había digimon en esa zona, solo le traería problemas a Tao. Problemas que ella prefería evitarse.

Fue una suerte que hubieran sido encontrados por aquel chico, quien había ofrecido ayudarle a Kyubimon y a su Tamer. El frio seguía azotando la zona con fuerza. No habría precisamente un lugar seguro al cual ir, por lo cual, la mejor opción era depender por el momento de otro humano. Según Tao.

–Lamento si el lugar no es muy grande, pero, aquí Moosemon y tú podrán estar ocultos y sin problemas de que alguien los vea. –

El lugar parecía ser una especie de granero bastante grande, a pesar de lo modesto que pretendía ser el chico, pero en cuanto al espacio era bastante grande, solo que había muchas cosas dentro, lo que hacía que pareciera que había poco espacio.

Luego de adentrarse al granero, Tao observo que Moosemon no tardo en acomodarse en el suelo, junto a unas pilas de heno y alfalfa. No las devoro, simplemente las utilizo para recostarse. Detrás de Tao, el chico cerró la puerta del granero, solo se hizo un lado su bufanda para poder hablar mejor, aun asi, con toda esa ropa puesta, podía verse con claridad que el chico trataba de tolerar el frio en la medida de lo posible.

–Nunca había visto un digimon como tú. Bueno… –El chico hizo una leve mueca divertida. –No es como si hubiera visto muchos realmente. –Luego de ver su Digivice, el chico no le tomo mucho tiempo en revisar los datos. – Kyubimon… Interesante, parte de la mitología china, aunque, según las especificaciones, menciona que tu apariencia tiende a ser como la de Moosemon….– Al decir esto, el chico miro a su digimon quien simplemente arranco un trozo de alfalfa y comenzó a comerlo. – ¿Porque tienes esa apariencia? Claro, si me permites preguntar. –

Luego de acomodarse, Tao tomo asiento en el suelo, con las piernas cruzadas sobre sí mismas, sus colas rápidamente se unieron para parecer una sola cola larga y sedosa, rodeando su cuerpo. Entonces, la digimon decidió hablar, más que nada para no parecer grosera ante quien estaba ayudando a su compañero.

–No lo sé, simplemente sucedió, es todo, no sé exactamente a que se deba. –Al decir esto, Tao extendió su mano hacia el chico, quien al ver esto, rápidamente comprendió a lo que se refería Tao y lo que estaba pidiendo.

–Oh, cierto. –El chico se acercó a la digimon, y le entrego el digivice de su tamer. –Es muy extraño, a decir verdad, ese digivice es muy diferente al mío. –Luego de decir eso, Tao miro detenidamente el digivice. No es como si pudiera decir si habia otro tipo de Digivice, pero al comparar al de su tamer con el de ese chico, cierto era que eran muy diferentes. Mientras que el de Alex era casi parecido a un celular moderno, el de ese chico era mas pequeño, casi cuadrado y un poco tosco.

–¿Cómo lo encontraste? –Pregunto Tao mirando al chico quien tomo asiento frente a la digimon.

–Mande a mi hermana a revisar algunas redes de pesca cercas del rio, y entonces me dijo que encontró a un chico en medio de la tiene sin abrigo ni nada. Solo… Ropa común, como si estuviera en el caribe. –Dijo el chico riendo, pues ante sus ojos, era demasiado estúpido ir con escasa ropa por esos lugares. –Es obvio que no son de aquí. ¿De dónde vienen?

–Del digimundo. –Explico Tao. –Caímos, peor no se con exactitud si es el lugar de donde veníamos del mundo humano. –

–¿Del digimundo? Entonces… ¿Es cierto que los digimons están saliendo de ahí para atacarnos? – Al decir esto, Moosemon miro a su tamer quien parecía intrigado por la pregunta.

–¿Qué tanto sabes de eso? –

–No mucho, los pocos Digimons que han llegado aquí, nos hemos encargado de ellos, aunque algunos otros, los hemos dejado pasar, quiero decir… No todos llegan con esas intenciones de masacrar humanos a diestra y siniestra. Como tu…–Señalo el chico a Tao. – Aunque no has contestado mi pregunta.

–Hay rumores entre los digimons acerca de que nuestro mundo podría estar en peligro de ser borrado. –

El chico se llevó una mano a su barbilla. –Bueno, hace no mucho, que los ataques de los digimons se hicieron globales, y la verdad, no sé nada acerca de eso. Posiblemente sea algo que estén ocultando, después de todo, nuestro gobierno ha ocultado muchas cosas a lo largo de los años. No me sorprendería que ese secreto esté relacionado con los ataques de los digimons.

Tao medito lo que el chico le dijo, si todo esto era cierto, y lo que sabían acerca de que habia humanos que querrían borrar el digimundo era un secreto para los humanos, o al menos para la mayoría, entonces, se podría justificar el hecho de que los digimons estén alterados por saber que su mundo y su supervivencia estaba en peligro.

–Hay un lugar al que debemos ir…– Dijo Tao captando la atención del chico. – Un tal centro de investigación llamado…. ¿Rofano? Roprano….–En su intento de recordar el nombre, Tao solo fallo en decirlo, pero el chico parecio conocerlo.

–Romanov, si, aunque, están demasiado lejos de dicho centro. Al menos a varios días en tren y con la condición actual del clima, me temo que no habrá servicio de tren por un tiempo. –

–Ya veo… ¿Hay algún otro modo de ir? –

–Al menos que te crezcan alas, no creo. –El chico se puso de pie. –Descansa aquí, y no te preocupes mucho por los que te puedan ver, solo dales tiempo, tardaron en acostumbrarse a Moosemon. Lo terminaron aceptando, especialmente porque ayuda mucho aquí en la granja y a los lugareños. –

–Gracias, por favor, regrésale esto. –Dijo Tao entregando nuevamente el digivice al chico. –

–Lo hare. Descansen los dos. –


A veces pienso que mi suerte no puede ser peor… Desperté dándome cuenta de que estaba en una habitación. En frente mío había un hombre de avanzada edad, quizás 70 años, honestamente no soy bueno con las edades, pero esa es mi aproximación. Al principio quería hablar, sin embargo, podía hacerme a la idea de lo que había pasado. Lo cual me preocupo por el hecho de haber dejado a Tao a su suerte. Y quien sabe… Posiblemente me regañaría si ella se encuentra bien y oculta por ahí.

–¿Te encuentras bien? –Dijo el hombre luego de palpar mi cabeza, y mejillas. –La fiebre bajo… –El había susurrado, luego de examinarme.

–¿Dónde estoy? –Tenía un dolor de garganta fuerte, incluso la voz se me había quebrado por un momento, hice una mueca luego de que yo sintiera el dolor.

–Michurinskoe – Dijo el hombre, tras quitarme de mi cuello lo que parecía ser un termómetro. –Que hacia un chico como tú en medio de este clima atronador… Y sin abrigo ni ropa que te cubriera del frio…–La voz del hombre si bien parecía la de un anciano, se movia suficientemente bien para alguien de su edad. –Si no fuera por mi nieto, estarías congelado…–

Me intente enderezar un poco sobre la cama, el anciano me ayudo a hacerlo, y mire mi alrededor, era una habitación algo pequeña, aun asi sentía un gran alivio de que alguien me hubiera encontrado. Aunque pensándolo bien… Fue un poco extraño.

–Le agradezco mucho… Enserio. ¿Cómo se llama? –

–Boris Ekdokinovich – Luego de decirme su nombre, pude rápidamente intuir que si bien el nombre era ruso, estadísticamente hablando, era el país mas grande del mundo y había probabilidad de que apareciera ahí… Aunque habia preferido quizás aparecer en una playa… Pero considerando mi suerte… Supongo que al menos estoy en el país donde se suponía que debía viajar. –¿Cómo te llamas?

–Alejandro Cedillo. –Dije. –señor Boris. –

El hombre parecio, no sorprendido, pero si extrañado, incluso enarco una ceja con cierta incredulidad.

–¿Y que hace un español en esta parte de Rusia? –

Antes de que le contestara, yo estaba poniendo mucha atención a las palabras que él me estaba diciendo. O mejor dicho. El idioma con el cual el me estaba hablando. Hablaba o muy bien el español, o simplemente tuve la suerte de encontrarme con un hombre que hablaba el idioma, lo cual ya será una coincidencia demasiado imposible. Pero, incluso si quisiera escuchar ese acento ruso de su parte. No lo habia si quiera identificado.

–No soy español, soy mexicano de hecho. –

–Ohh, ya veo, bueno, eso no responde la pregunta. –

–Es un poco mas complicado de responder realmente….– Si bien me sentía mal y lo veía como una falta de educación de mi parte hacia el hombre, la verdad era que veía difícil que el creyera que venía de otro mundo y que… Por azares de la vida termine ahí. –Pero realmente le agradezco mucho que me ayudara.

Luego de hacer un ademan con su mano, como si dijera "no importa" el hombre me entrego un vaso con té dentro. Agradecí luego de tomarlo en mis manos y sentir el calor del vaso.

–Descuida… Te dejare aquí unos medicamente y te mandare a alguien que te traiga algo de comer… ¿Tienes forma de contactar a tu familia? –

–No, disculpe, creo además que no se si quiera cual es el numero referente para hacer una llamada internacional de Rusia a México. –

–Mhhh… Bien, veremos cómo resolver esto… Tengo un amigo en la embajada, quizás pueda ayudarte. –

Asentí suavemente mientras bebía del té, luego de que el saliera de la habitación, realmente me puse a pensar en lo que había pasado. Especialmente en el dialogo que acabamos de tener. Por el momento di por sentado que simplemente conocí a un hombre que conocía el español. Al ver a mi alrededor, intente buscar el Digivice, pero no lo vi, ni cercas mío ni en las bolsa de mi pantalón que estaba en una mesita al lado mío. Esto solamente me preocupo.

–¿Buscabas esto? – Al ver hacia la puerta, vi a ese mismo chico que me había auxiliado en medio de esa espantosa tundra. En su mano izquierda parecía mostrarme mi Digivice. Antes de que pudiera decirle algo, el me lo lanzo. Acto que me hizo atraparlo con algo de torpeza, ya que aun sentía que mi cuerpo se estaba despertando. –Tuviste suerte de que mi hermana te encontrara, unos minutos mas tarde y quizás ya serias un bloque de hielo allá atrás. –

Nuevamente me mostré sorprendido por entender las palabras del chico, quien, o hablaba muy bien el español o era de una familia que tenía españoles en ella.

–Gracias. –Mire mi digivice por unos instantes, el cual, tenía en letras grandes.

*La conexión ha sido exitosa*

Yo simplemente gruñí para mis adentros, al ver esto. Pero considerando mi suerte, opte por simplemente dejarlo de lado.

–Tu camarada me puso al corriente de su viaje hasta aquí. Uno muy difícil por lo visto. –

Fruncí el ceño al escuchar tales palabras, Lo cual me dejo en claro que ya había visto a Tao, lo cual resulta extraño, tomando en cuenta lo excepcionalmente buena que es para ocultarse. Antes de que pudiera decir algo, el simplemente hizo un ademan con su mano, casi como si me dijera que me olvidara del asunto.

–Tranquilo, está bien, luego de ver tu digivice, supuse que tu camarada se encontraba por los alrededores, y fui a buscar y tal y como dijo. – El señalo al otro lado de donde estaba acostado, me topé con que Tao se encontraba dentro de la habitación. –Ella es estupenda en ocultarse y pasar desapercibida. A demás de muy persuasiva para dejarla venir aquí. –

Luego de tenerla nuevamente a mi lado, sus pire aliviado. De la misma manera, por su apariencia, también parecía feliz de verme, ella tan solo coloco una mano suya sobre mi cabeza acariciándome. Simplemente me deje hacer mientras volteaba a ver al otro chico quien continúo.

–El centro de investigación al que tienen planeado ir. Se encuentra en Moscú. La ciudad mas cercana que podría darles un viaje directo en tren, seria la estación de San Petersburgo. A cuatro horas de camino de aquí… Por si aun tiene planeado ir. –

Mire al chico por unos instantes, pero luego aparte la mirada diciendo. –No tengo los medios monetarios para moverme. Tu abuelo dijo que podría ayudarme en llevarme a la embajada, y siendo honesto… Llevo mucho tiempo sin ver a mis familiares. –Luego de decir eso, mire a Tao. –Pero, tomando en cuenta la situación en la que estamos… Creo que pedirte ayuda seria lo mas adecuado. –

El pareció confundido. Cuando mire a Tao, pude notar que ella se tomó la debida precaución de no hablar más de la cuenta. Hasta donde el chico sabia. Solo iríamos al centro de investigación. Mas no sabía nada más, ni el por qué. Aunque bien podría intuirlo.

Llevándose una mano a su barbilla. El chico dijo. –Ire por algo para que comamos, y me pones al corriente de todo. Como le dije a tu camarada, ustedes pasaron por mucho. Así que, ponerme al corriente de las cosas seria bueno para entender las cosas. Con suerte, quizás podamos encontrar una forma de solucionar su problema. –

Luego de que dijo eso, yo asentí.

–Gracias. Por cierto… ¿Cómo te llamas? –

–Alexander Staponovich. ¿Y tú? –

Entendía que los Rusos daban su primer nombre y su apellido paterno. Por lo cual hice lo mismo. Aunque si bien mi nombre comenzaba con Noé, honestamente, me parecía mas curioso que compartiéramos el nombre de Alex o en mi caso de Alejandro, pero ambos son el mismo nombre.

–Alejandro Cedillo, y ella es Tao. –No la señale, simplemente hice un ademan con mi mano para introducirla a la conversación o que al menos hiciera un gesto, lo cual hizo. Simplemente inclinando su cuerpo muy suavemente hacia adelante.

–¿Tao? –Parecia confundido, de hecho miro a Tao por unos instantes, como si intentara encontrar él porque del nombre. –¿Por qué un nombre?

–Bueno… –Me rasque la cabeza algo apenado – Creo que la verdad, me molestaría que todo el tiempo se dirigieran a mi como humano. Ademas, creo que es más que solamente un "nombre" es más una esencia única para mí.

Luego de eso, el asintió un par de veces, como si comprendiera lo que le acabe de decir. Luego de eso, Alexander se movió y dijo.

–De acuerdo. Entonces regresare en breve. –Antes de salir, miro a Tao. – Recuerda, que nadie te vea por favor.

–Pierde cuidado, ella es una experta en eso. – Dije divertido recordando como en medio de la escuela, Tao se habia ocultado y ni siquiera los militares se habían dado cuenta de que ella estaba ahí.

Al principio me puse a preguntar como fue que un tamer nos encontró. Pensándolo detenidamente, y tomando en cuenta que estamos relativamente "cercas" de un portal. Bien pudieron algunos digimons cruzar dicho portal, y alguno de ellos fue el tal Moosemon de Alexander. No podría decir que fue una coincidencia. O al menos no del todo, ya que bien Alexander, encontró a su compañero, por la zona, y dicha zona es un lugar cercas del portal. Quizás… Si pudiera…

–Oye Tao…– Dirigi mi mirada hacia ella, para este punto, Tao, se encontraba de rodillas en una pode de meditación, en todo caso ni siquiera me miro, simplemente movió sus orejas. –¿Podrías detectar si estamos cercas de algún portal o quizás donde hubo algunos?

Luego de mi pregunta, ella abrió los ojos, me miro y dijo. –No es tan simple. Veras, los portales nos transporta a un área al azar de tu mundo. Pero, eso no quiere decir que aparecerás en el mar. Si no que los portales tiene una zona en especifico de un área en la que pueden a aparecer los digimons o humanos. Digamos que el área que abarca el portal es de quizás 10-100 kilometros a la redonda del portal, por lo cual, dicha zona, aparecerás al azar luego de que cruzas el portal. Esto no aplica en el digimundo, ya que el portal es fijo, y es una zona específica. –

–Pero… –Musite luego de recordar algo. –Bahiumon nos transportó de un punto de mi mundo al digimundo, y no había precisamente un portal cercas ni en el digimundo ni aquí. –

–Es complejo. Pero no difícil de entender. Simplificándolo, las bestias sagradas y los guardianes de los portales como yo. Podríamos, en teoría. abrir un portal de tu mundo al digimundo. Pero debemos estar lo más cercas posible del área de efecto del portal del digimundo para que yo pueda cumplir con este efecto… Además, no tenemos nada que hacer en el digimundo… ¿Pero porque me haces estas preguntas? –

Yo simplemente sonreí. –Entonces… ¿Puedes o no detectar los portales? –

–No. –Mi sonrisa desapareció. –Pero, por que no le dices a Andromon que te de las coordenadas del portal más cercano a parte del que salimos? –

Ahí fue cuando yo me confundí y mire extrañado a Tao. –¿Como le voy a preguntar eso? – Fue ahí donde ella señalo mi Digivice. –No te entiendo Tao…–

–La noche en la que te escapaste de tu habitación en la ciudadela, no me estaba haciendo la dormida ¿Sabes? – Ahí mismo sentí como un frio recorrió mi espalda. –Andromon se entrelazo con tu digivice. Teóricamente hablando, podrías comunicarte con él… Pero sigo sin entender el porque quieres saber dónde hay portales.

–Simple, si hay portales, estaras de acuerdo de que habrá digimons, pero del mismo modo puede que exista uno o quizás dos tamers por el lugar circundante, nuestro caso por ejemplo. Cuando apareciste, si bien nos volvimos compañeros, solo aparecían digimons alrededor del pueblo donde vivíamos. Aquí ocurre lo mismo. Alexander y Moosemon se encontraron. Por estadística, es posible que este patrón siga en algunos lugares. –

–Sabes… No eres tan tonto como pensé que eras. –

–Si… Espera… ¿que?

Que pequeño es el mundo en ocaciones…

Fin del cap.