La escuela Puyo, ubicada en un bosque cercano a la ciudad Milagro, era mas bien una pequeña casa con aire rural. Por dentro era una pequeña sala con una cuantas sillas, quizás 10, y muchísimos libros, algunos en estantes y otros incluso clavados a las paredes.
Arle llegó a clases justo a tiempo, así que sólo tuvo tiempo de sentarse. La profesora tenia un aire cariñoso, vestido blanco, tacones púrpuras, sombrero gris y lentes pequeños, por los cuales uno podría ver sus ojos verdes.
Comenzó pasando la lista.
- Arle¿esta presente? –
- ¡Acá estoy! – exclamó levantando su mano – ¡Aquí, Arle Nadja!
Le siguieron otros 5 chicos, ellos serian la nueva generación de puyo magos.
A pesar que Arle estaba acostumbrada a toda clase de criaturas extrañas por los alrededores de la Villa Milagro, acá huo 2 compañeros que le llamaron la atención.
La descripción del primero era: pelo verde, dos cuernos en la cabeza, y pequeñas alas de dragón en la espalda. Ojos de color dorado y un rostro muy apuesto en la primera impresión de nuestra heroína. Cuando la profesora pasaba lista, este híbrido simplemente levantó su mano, sin pronunciar palabra alguna, al nombre de "Draco Centauro".
Y también se llevó varios segundos de la mirada de Arle una hermosa sirena que estaba dentro de una bañera, seguramente dejada ahí para este tipo de alumnos acuáticos.
Todo el curso parecía de la misma edad, unos 10 a 13 años.
Las primeras palabras de la profesora fueron:
- Chicos, aprender a combatir usando el poder puyo es una técnica de defensa personal, y desde ya les advierto que no todos podrán obtener este poder – Todo el curso quedó algo asombrado, excepto Draco, quien parecía muy confiado en aprender, o podría ser que incluso ya tuviese la técnica para usar los puyos.
- El poder de la magia puyo esta dentro de cada uno – siguió la profesora, que luego alzo las manos y extendió sus palmas mirando hacia el cielo.
De inmediato de formó sobre ella una capa transparente y plana, ahí comenzaron a caer estas sustancias gelatinosas llamadas puyos.
- Si juntan 4 de un mismo color, se eliminaran entre ellas, miren – dijo hablando a la clase
Cayeron puyos rojos, amarillos y azules sobre la base invisible que cubria a la profesora. Con las manos podía hacerlos girar, pero no evitar que siguieran su caída, que de todas formas era muy lenta. Estos puyos se materializaban de la nada y salían unidos en par, es decir: rojo/rojo, amarillo/azul, rojo/azul, etc…
La profesora pudo unir 4 de un mismo color y desaparecieron. Todos se asombraron, excepto Draco, que nuevamente parecía ni poner atención en la clase.
La profesora siguió hablando: Cuando no puedes juntar 4 y acumulas puyos sobre tu campo de fuerza, debes tener cuidado de no formar una columna de puyos muy alta, o llegará a un punto que el campo no resistirá y caerán sobre ti. Ahora esto no me afectará, porque son mis propios puyos, pero ante un ataque contrario, pueden dañarte.
Luego la maestra dejo ceder su campo de fuerza a propósito, pero como ella dijo antes, no le pasó nada. Anuncio que vendría el recreo y luego tendrían la visita de alguien especial.
- Aaah – pensaba Arle – esto de la magia puyo se ve difícil. Quizás deba hablar con Draco para tener un consejo en el recreo.
La profesora concluyó su lección y Arle fue donde el chico de ojos dorados.
- Hola, yo soy Arle, estaba sentada ahí atrás , tu eres Draco¿verdad?. Te noté muy seguro en clase, debes conocer todo sobre esto. De seguro eres un experto…
- ¿Experto?- exclamó el ser de cuernos.
- Es que vi que no ponías atención, de seguro ya sabes…
- No voy a eso, es que me dijiste "experto"… eso es masculino.
- ¿Eh?
- Yo soy "experta". Soy una mujer
- ¡No puede ser! – pensó para si misma Arle - ¡Si hasta lo creía apuesto!
Continuará...
