La gente no cambia, solo se comporta bien cuando quiere conseguir algo.
anonimo.
LA CITA
Parte 1
-Que sucedió con el cargamento en España? - tomo de mi taza de café mientras camino hacia el gimnasio al final del pasillo.
-fue entregado con éxito, señor. El señor Casillas pudo ingresar todo, los contenedores fueron almacenados y la refrigeración fue cambiada, el segundo cargamento entro sin problemas y ya está en manos de Paola en una de las casas de seguridad - Rosalie viene caminando detrás de mí repiqueteando sus tacones en la madera, entro al gimnasio y me subo a la caminadora, la configuro para correr y la enciendo.
-son buenas noticias entonces - comento y ella asiente revisando su agenda
-si. Ya todos los cargamentos están entregados, incluso el que iba a Haití fue entregado hoy a primera hora.
-Haití, vaya… Eso es increíble, pensé que tardaría una semana. - ella resopla y niega
-se han quedado sin suministros en las cárceles y la gente a amenazado con hacer un motín. El gobierno no quiere eso, agilizaron el ingreso de la mercancía y ha sido recibida.
-de acuerdo. Que otra cosa hay para hoy? - jadeo mientras corro, es mi rutina, una hora de ejercicio cada mañana antes de hacer algo de trabajo.
-tiene una reunión por vídeo llamada con Violet Russo a medio día y una cena con un nuevo inversor de la farmacéutica a las siete
-cancela esa cena - ordeno jadeando un poco más, ya estoy sudando bastante - tengo que cenar con Isabella Swan a las ocho.
-Isabella Swan? - pregunta confundida - tengo que averiguarla? Quien es?
-es una chica respetable que conocí en la gala de anoche. Compré una cena con ella.
-ese fue el cheque que me pidió anoche? Quinientas mil libras por una cena? - pregunta con asombro - debe ser la rubia más jodidamente follable que existe sí ha hecho eso. - resoplo y apago la máquina. Tomo la toalla en el reposa manos de la máquina y me seco el sudor.
-para tu información, Rosalie. La chica ni siquiera es rubia, es morena y no creo que pueda follarmela, no esta noche al menos. - camino hacia el área de pesas.
-oh. Ya entiendo - dice sonriente - un nuevo reto, genial. Cancelaré la cena y agendaré la nueva. Quiere que le haga una reservación en algún lugar especial? - tomo la barra de ciento cincuenta libras y comienzo a levantar.
-ahora que lo mensionas, no. - digo con la voz tensa por el peso - Pide que preparen el yate, me gustaría sorprenderla lo suficiente esta noche
-jugaremos sucio entonces - se burla y sonrío, ella sí que me entiende, por eso es la mejor asistente - me pongo en ello enseguida, también quiere un chef a bordo? Necesita que la cama esté decorada también?
-el chef si, quiero que haya variedad y que pueda elegir, - dejo la barra en el piso, suelto el aire y la miro - tengo entendido que ella es chef, debe ser meticulosa con eso, quiero al mejor bastardo de Londres en esa cocina, pagale lo que pida y la cama no, no quiero que piense que estoy forzando la situación, si se da, bienvenido sea, si no, seguiré jugando. Que hay de interesante en un reto si abre las piernas la primera noche? - pregunto con burla.
-bien. - asiente mientras anota.
-otra cosa - digo y ella me mira esperando - averigua donde vive o dile a Emmett que lo haga mientras te ocupas del yate.
-no le preguntó?
-no, que sentido tiene tener el trabajo fácil? Que tenga la dirección para ir por ella esta noche. - sin decir más se marcha y me dejo caer en el banquillo de remo para otra rutina.
Luego de una hora de ejercicio me doy una ducha y vuelvo a mi rutina habitual, desayuno en la terraza con vista al jardín oeste, leo las noticias del día, hablo con un par de inversionistas, mantengo a mis compradores felices, azoto un poco el látigo para asustar a mis empleados y mover la producción, la maldita droga no va a fabricarse o sembrarse sola, almuerzo mientras mantengo la vídeo llamada con Russo y hacemos una nueva inversión a medias para surtir Rusia y parte de china, ella también quiere a Gorky fuera del juego, China es un buen mercado pero tenemos que ir con cuidado, la mafia ahí es bastante delicada.
A media tarde Rosalie me informa sobre la preparación del yate, ya la tripulación está trabajando en ello y teniéndolo listo para esta noche, también me ha dicho que ha contratado por cinco horas al chef Gordon Ramsay, no sé quién demonios es ese tipo pero sus palabras fueron "fue malditamente difícil contratarlo con un menú abierto, sus condiciones fueron hacer él mismo el menú, no hacer sustituciones en sus platos, tendrá dos ayudantes de su propia cocina y se le pagarán dos millones de libras por eso"
Casi cancelo esa mierda, dos millones de libras por cinco horas de un chef que no conozco? Es una maldita burla, pero no es culpa de Rosalie, específicamente le dije que era a cualquier costo, que demonios… ya he gastado una millonada por esto, es mejor disfrutarlo y esperar a que la señorita Swan me de algo a cambio. Aunque sea un maldito beso de agradecimiento.
A las siete ya estoy listo, un jean negro, zapatos casuales oscuros, una camisa de lino blanca sin corbata y una chaqueta negra, elegante sin ser exagerado pero casual, me miro al espejo una última vez aprobando mi elección y salgo de mi habitación, Emmett está hablando con Rosalie en la entrada, muy cerca, demasiado para mi gusto, no me gusta que se acerquen a Rosalie, no es mía no la quiero pero la vena protectora por ella se activa tan rápido cada vez que hay un tipo cerca.
-conseguiste la dirección? - gruño bajo mientras lo observo fijamente, Emmett se aparta de ella sabiendo como soy respecto a Rosalie y asiente una vez.
-no fue tan díficil - se encoge de hombros - en media hora la obtuve. - sonríe un poco arrogante - con un poco de persuasión. - asiento y miro a Rosalie.
-todo listo en el muelle?
-si, señor. Incluso el chef ya está en el yate con una obsena cantidad de comida para preparar.
-bien. - miro a Emmett - vamos ahora.
El camino hacia la casa de Isabella es en completo silencio, Emmett sabe que estoy molesto con él por acercarse de esa forma a Rosalie, no se si era por coqueteo o una confidencia pero no me gusta que ocupen su espacio personal, Rosalie es más que una asistente para mí, es casi como familia y yo protejo a mi familia, incluso de mí misma gente, ella ha pasado por una mierda jodidamente mala y no voy a dejar de protegerla. Emmett aparca frente a una casa modesta, apenas dos pisos, algo muy de los suburbios londinenses, una casa promedio con pequeñas rejas de hierro en la entrada, incluso flores y un perro. Odio los malditos perros.
-aqui vive? - pregunto increíblemente confundido, se supone que es una mujer de sociedad o lo fue en algún momento, no debería vivir en una casa como esta, o si?
-si, señor. Uno de los empleados del restaurante fue el que me dio la dirección.
-una casa modesta de clase media. Vaya… me impresiona un poco - murmuro sin dejar de mirar la casa de ladrillos rojos y ventanales blancos, tiene un porche pequeño con hierba cortada, verjas de hierro negro de metro y medio y algunos arbustos descuidados.
-Quiere que vaya yo? - pregunta unos segundos después, me he quedado observando por mucho tiempo.
-no, está bien. Yo voy - bajo del auto y camino a la entrada, enseguida el perro levanta la cabeza pero no se pone de pie, se nota que es un perro viejo, es muy peludo y algo obeso y también se le notan las canas por toda la trompa y la cabeza, hace un remedo de gruñido pero vuelve a recostarse. Me da algo de pena en realidad, me acerco a la puerta y toco el timbre. Escucho pasos lentos y luego abren la puerta.
-Edward Cullen! - el susurro asombrado del hombre frente a mi es imposible que pase desapercibido, es un anciano a simple vista, tiene el bigote espeso y algo de barba gris, su cabello un poco largo y descuidado entre el negro y el gris muy claro y sus ojos amarillentos y decaídos, pareciera que fuera a morir en cualquier instante.
-señor - murmuro con seriedad dando un paso atrás, de verdad temo que lo que sea que tenga pueda ser contagioso
-mi hija me dijo de la cena de beneficencia pero no me dijo que era contigo - frunzo el ceño ante su falta de respeto, quien demonios le dijo que podía tutearme? Si, es mucho mayor que yo, pero soy un maldito Dios en este país.
-bueno, quizás queria darle la sorpresa. - comento serio y algo inseguro de cómo tratar a ese hombre.
-si, pueda que sea eso. Puedes pasar si gustas - frunzo los labios y niego, no quisiera pescar ninguna enfermedad de mierda ahí dentro.
-no, gracias. Estoy bien acá - sonrío forzadamente por cortecia. Lo miro durante largos segundos sin saber que decir. En realidad, que se le puede decir a un hombre moribundo frente a ti? Sacudo esos pensamientos, tengo varias respuestas a ello y no creo que ninguna le agrade a la señorita Swan. Miro al perro que ahora se mueve y entra a la casa de madera junto a la entrada, se mueve lento y bosteza cada tanto - es su perro?
-es de mi hija - sonríe y sus ojos amarillentos brillan - se lo regale cuando tenía dieciséis años, estaba obsesionada por tener un perro, ya está muy viejo.
-se nota. Se ve que le cuesta caminar.
-si, tiene once años, no creo que pase de este año.
-papá, no digas eso. - escucho la suave y reprochadora voz de Isabella, aparece detras de su padre y acaricia su brazo con delicadeza, se acomoda a su lado y sonrío al admirarla. Es tan hermosa y radiante con su cabello recogido en una cola alta, su rostro poco maquillado, y la ausencia de joyas es notoria, lleva un vestido rosa pálido que le llega a las rodillas y tacones blancos, una belleza de colores claros - Duque va a vivir muchos años más - su padre resopla y niega.
-es un perro viejo, cariño.
-es mi perro, déjalo en paz - besa su mejilla y luego me sonríe - señor Cullen, así que está aquí. - asiento solemne
-te dije que vendria. Nos vamos? - asiente y le da otro beso a su padre.
-no te duermas tarde, por favor. Y dejé tus medicinas en la mesa de la cocina. Tomatelas a las diez en punto.
-si, cariño - contesta rodando los ojos.
-y no me veas así. No salgas de la casa, la señora Black dijo que vendría a verte en un rato.
-le dijiste a Rachel que fuera mi niñera? - pregunta con seriedad - soy un adulto, Isabella. No necesito que me cuiden - ella sonríe y besa de nuevo su mejilla
-si lo necesitas, papá. Ahora adentro y no pelees más - él sonríe y asiente para luego entrar, Isabella toma mi brazo y me mira apenada. - Lo siento por eso, mi papá es un poco testarudo a veces, pero debo cuidarlo bien.
-no te preocupes por eso, es bueno que lo cuides. - debe hacerlo porque el anciano va a morir pronto, se nota. caminamos hacia el auto y Emmett enseguida nos abre la puerta. La ayudo a subir al auto y luego me subo yo.
-entonces… a donde vamos? - pregunta sonriéndome con emoción, puedo ver el brillo en sus ojitos verdes y la sonrisa en sus labios rosados, demonios, en serio quisiera besarla, quizás follarla rápido y duro mientras ella grita mi nombre, pero soy un maldito caballero y debo pensar con la cabeza, no con la polla… por ahora.
-te gustan las sorpresas? - pregunto cautivado por ella, toda ella desprende calidez, dulzura y paz, incluso estoy sonriendo un poco y eso no es usual. Yo no sonrío. Por lo menos no de verdad, fingir se me da bien pero algo natural… ella lo ha logrado en mi.
-si, me gustan mucho. - contesta emocionada.
-bueno, hermosa Isabella. Es una sorpresa - ella infla un poco sus mejillas y me río bajo, puedo ver a Emmett mirarme con asombro por el retrovisor. si, esto tampoco es usual.
-no me puedes adelantar nada? Ni una pista pequeña? - pregunta poniendo esos ojitos del gato con botas, no crei que algo así fuera posible pero en ella es algo tan malditamente adorable, podría darle todo lo que me pidiera solo con esa mirada. Unos cinco orgasmos antes de correrme dentro de ella quizás.
-bien, tiene que ver con comer en el agua y es todo lo que diré - murmuro contundente y dejo de ver sus ojos, creo que eso podría ser mi perdición en este momento.
-en el agua? - sus palabras están llenas de curiosidad. - suena interesante.
-lo es - susurro y vuelvo a mirarla. Tiene que serlo en realidad, he gastado dos millones y medio de libras por esto. - ahora cuéntame algo sobre ti. Escuché en la subasta que eres chef.
-si, lo soy. Tengo mi propio restaurante en el centro de Candem.
-de verdad? Y como lograste hacerte un hueco ahí? - pregunto poco interesado, las conversaciones casuales me aburren pero debo hacerlo, no? Si quiero un poco de ella al menos.
-bueno, tuve ayuda. Billy Black es el mejor amigo de mi padre, él… - se detiene y medita un poco sus palabras - hizo una inversión enorme para ayudarme, somos socios, vamos a medias pero aún le debo mucho dinero por la compra del local.
-entiendo - murmuro y asiento. En realidad ella es una empleada de Billy, si hablamos de números solo es un activo más pero creo que lo disfraza de esa forma por el afecto que siente su hijo por ella. Bueno, a la mierda Jacob, no va a tenerla, no primero que yo.
-y tu a que te dedicas? - pregunta sonriente.
-no lo sabes? Eso me ofende - pregunto con burla. Ella rueda los ojos y sonríe. Acaso se burla de mi? Chica traviesa.
-se que eres el dueño de Farmacéuticas Cullen, quien no la conoce - comenta con leve sarcasmo mientras sonríe - es la empresa número uno en Europa pero además de eso debes hacer algo más. Leí hace poco en una revista que tienes un director ejecutivo así que tienes mucho tiempo libre.
-en realidad el trabajo nunca acaba. Si, tengo un directo porque necesitaba delegar mi trabajo, es demasiado para una sola persona, me encargo mas que todo de los nuevos contratos, nuevas afiliaciones y nuevas marcas, también soy la imagen de la compañía. Eso también es trabajo. - ella ríe y sonrío por inercia, creo que es mi nuevo sonido favorito, es sexy.
El resto del camino la escucho hablar o al menos escucho parte de lo que habla, sus ojos brillan y sonríe mientras me habla de la cocina, la comida que le gusta y los platillos que mas difícil son de preparar para ella, ni siquiera la estoy escuchando, mas de la mitad de los platos que ha nombrado ni siquiera los conozco, me gusta mucho la comida gourmet pero jamás podría aprenderme esos nombres, ella sólo habla y habla de recetas y platos y sazones, la dejo hacerlo solo porque me encanta como mueve los labios, como sonríe y como gesticula con sus manos, es una cosa realmente hermosa. Como se moverán esos labios sobre mi? Serán tan dulces como parecen? Estoy tan malditamente ansioso por probarla.
-lo siento, no he parado de hablar en todo el camino, debes pensar que soy de ese tipo de mujeres que solo hablan de ellas mismas - veo sus mejillas rosadas con fascinación y sin poder contenerme paso el dorso de mi dedo índice sintiendo el calor que emana de ella.
-para nada, preciosa. En realidad me gusta escucharte y como aditivo puedo decir que no estás hablando precisamente de ti. - el auto se detiene y ella mira alrededor.
-estamos en el muelle - susurra confundida, luego me mira con algo de ansiedad y excesiva seriedad - si pretendes secuestrarme deberías saber que mi padre sabe con quién ando y uso un localizador, y ni siquiera te diré donde está guardado. - enarco una ceja hacia ella algo impresionado, está a la defensiva, ha alejado su cuerpo de mí y tiene sus manos apretadas en puños mientras me observa fijamente.
-por qué te secuestraria, hermosa? - pregunto sin entender - solo vamos a cenar en mi yate. Además de que tengo una sorpresa muy especial para ti. - la veo soltar el aire, soltar los puños y sonreírme de manera tensa.
-lo siento, yo solo… - se detiene y muerde su labio mientras observa fuera del auto - olvídalo, estoy algo paranoica. - la miro más confundido aún, será que ella sabe… no, no puede saberlo. Nadie fuera de ese mundo tiene una puta idea. Emmett enseguida se baja del auto y me abre la puerta, me bajo recibiendo una mirada significativa de Emmett. Si, colega. Pienso indagar. Ayudo a Isabella a bajar y ella le sonríe a Emmett y luego a mi.
-vamos - le ordeno de manera suave y poniendo mi mano en su espalda la guio por el muelle medianamente iluminado, Emmett va delante de nosotros con su arma en la mano mirando a todos lados, lo hace por precaución, lo sé, no es lo mismo cuando vamos solos los dos a llevar a alguien, una mujer, una mujer frágil y dulce, específicamente Isabella. Y no puedo simplemente sacar mi arma aquí delante de ella.
Al llegar al yate veo a varios de mi equipo de seguridad por los diferentes pisos y la cubierta superior, también están dos en la entrada esperandonos, Emmett enfunda su arma y nos da el paso luego de hablar con Jared, ayudo a Isabella a subir y la sigo mientras ella admira al rededor. Para mí este es como cualquier otra yate de lujo, en realidad lo conseguí excesivamente fácil, un par de favores, una hora, un lugar, siete muertos y listo.
-señor - miro a Jared cuando llegamos al salón, Isabella mira impresionada la madera fina y la cristalería. Me gustan las cosas elegantes y bien hechas. La insto a caminar con una sonrisa.
-adelantate, preciosa. Echa un vistazo, ahora te sigo - asiente y se aleja con una copa de champaña que le ha entregado la mesera, mi semblante se vuelve serio. - que ocurre? - Jared mira a Emmett y luego a mi.
-toda la zona está despejada, señor. Pero sería prudente no alejarnos mucho de la costa.
-alguna razón en específica? - pregunto enarcando una ceja.
-bueno, la inspección de los alrededores nos dieron datos de que hay un buque carguero en las inmediaciones, al parecer es de Vikram Khan.
-me estás jodiendo, Jared? Acaso ese hijo de puta quiere descargar en mis muelles? - la rabia en mí es palpable
-bueno, aún no estamos del todo seguros y…
-entonces asegúrate. - le interrumpo con rabia - Dime de quién es ese buque y quiero saberlo para cuando salgamos de la costa. - ordeno con los dientes apretados.
-si, Señor. - asiente y se aleja.
-Emmett, asegúrate de que ningún bastardo arruine esta cena. Y si hay algo que quieran decirme que te lo digan a ti y si es de vital importancia me lo haces saber.
-si, señor. - susurra y se aleja por donde se ha ido Jared. Suspiro y respiro varias veces mientras camino buscando a Isabella, necesito relajarme, que no se de cuenta que estoy molesto. Me detengo cuando la encuentro apoyada del barandal mirando hacia el oscuro mar.
Puedo admirarla desde donde estoy, con su hermoso vestido rosa pálido, cómo se adhiere a su cintura estrecha, como cae libremente por su lindo culo y me deja ver sus lindas piernas blancas y torneadas, su cabello castaño y brillantes, sus tacones blancos que la hacen ver más dulce y angelical. Me gustaría tenerla justo ahora. Maldita sea tener que ser un caballero. Debo comportarme porque ella no es como las mujeres que usualmente frecuento, mujeres fáciles, sin dignidad, esperando que suelte algo de dinero en ellas para que hagan lo que sea por mi, Isabella Swan no es así, lo se. Sin poder resistirme me acerco y pongo mi mano en su espalda. Ella me mira y sonríe dulcemente, puedo ver el brillo en sus ojos, joder, si que es hermosa y sexy.
-lamento hacerte esperar - musito bajo, ella se encoge de hombros y bebe de su copa.
-está bien. No fue mucho tiempo.
-excelente. Entonces vamos a la mesa, si? O quieres que te dé un recorrido?
-primero la comida, luego el recorrido. - dice y asiento. Sin apartar mi mano la guio por la cubierta para subir las escaleras al próximo salón, pasamos la pequeña sala descubierta y la guio al salón cerrado donde ya está la mesa puesta con manteles blancos y velas, también hay flores y música suave y la mesera espera paciente junto a la puerta. - esto es hermoso - susurra mirando al rededor. Apenas presto atención al lugar, la miro a ella solamente.
-tu eres mas hermosa - musito y ella sonríe enarcando una ceja.
-necesita mejores formas de halagar a una mujer, señor Cullen. - se burla y asiento.
-de acuerdo, lo siento. Admito que fue muy cliché. Vamos a la mesa - la ayudo a sentarse acomodando su silla y luego me siento frente a ella, apenas presto atención a la música o a la mesera, Isabella Swan frente a mi es tan fascinante como hermosa. Mira la mesa con una pequeña sonrisa y toma el menú sobre su plato.
-oh por Dios - susurra bajito y me mira con los ojos aún más abiertos - vamos a comer creaciones preparadas por el chef Ramsay? - su voz es un susurro nervioso y entrecortado, solo me encojo de hombros.
-si, pensé que siendo chef te gustaría algo de categoría - comento sin entender el revuelo. Es solo comida.
-categoria? Usted es muy modesto, lo sabe? Estamos hablando del mismo Gordon Ramsay? - pregunta con excesivo asombro.
-no creo que haya otro con ese nombre, no conozco el mundo de la gastronomía y las estrellas que se mueven ahí así que viendo su reacción me atrevo a decir que es importante.
-es el jodido dios de la comida. - enarco una ceja hacia ella impresionado - lo siento, cuando las emociones me sobrepasan puedo decir malas palabras.
-digalas cuando quiera. - "mientras te cojo con fuerza sobre la mesa puedes decirlas todas", pienso sin poder evitarlo - Y ya que estamos en eso, por qué mejor no me tuteas, solo dime Edward.
-de acuerdo, tú dime Bella, así me dicen de cariño.
-de acuerdo, Bella. Elige todo lo que quieras del menú. Tenemos tiempo.
-genial! - exclama sonriendo más abiertamente, me dedico a observarla mientras estudia el menú
Su ceño se frunce un poco mientras lee, también sus labios, me doy cuenta que de manera indecisa mueve los labios de lado a lado, frunce la nariz también, quizás cuando algo no le gusta y sonríe de manera imperceptible cuando creo que algo le gusta mucho, incluso sus ojos brillan. Tomo el menú para mirar los platillos, se ven apetecibles así que me decido por algo de carne, Isabella elige como entrada una sopa, también camarones y de plato fuerte pescado, indecisa también pide pollo, la dejo hacer.
-crees que es mucha comida? - pregunta un poco nerviosa cuando la mesera se ha ido a la cocina.
-no creo. Si quieres probar todo el menú, puedes hacerlo, todo ahí está disponible. - comento sin importancia, suspira y toma un sorbo de su copa
-como hiciste para tener tanta comida del chef Ramsay ya preparada aquí? Y el menú? Acaso hiciste que tus asistentes hicieran todo esto y tuvieran la comida lista para nosotros? - mira por donde se fue la mesera y sonríe - solamente recalentar y servir? - pregunta dulcemente sin perder la sonriss. frunzo el ceño y me recuesto al espaldar de mi silla.
-Bella cariño. Yo no como nada recalentado, mi comida siempre debe ser prepara al momento, puedes llamarme pretencioso si quieres. - ríe bajito un poco nerviosa y niega
-entonces tienes al gran Gordon Ramsay en la cocina de tu yate? - pregunta con burla y pequeñas risitas, enarco una ceja hacia ella no entendiendo su sarcasmo. Sus risas cesan y ahora me mira algo sería con la copa a medio camino de su boca - Gordon Ramsay está ahí? - pregunta en un suave y nervioso susurro mientras señala hacia la puerta.
-no señales, cariño. - le reprendo levemente - pero si. Él está ahí. - deja la copa lentamente en la mesa y suelta el aire, pone ambas manos en la mesa y jadea varias veces mirándome con asombro y algo de pánico.
-oh por Dios - susurra muy bajo - oh por Dios - jadea un poco más fuerte - oh por todos los malditos dioses! - exclama y se pone de pie. - acaso tú contrataste al maldito Gordon Ramsay para cocinar esta noche? - su voz sube otra octava, casi está gritándome o eso creo, bueno, siento que está gritándome.
-hice mal? - pregunto confundido. Ella me mira y creo que está molesta. - si te molesta, lo siento, gaste una maldita fortuna por él pero puedo pedirle que se vaya y…
-acaso estás loco? - me interrumpe y la veo aún más asombrado. Nunca, jamás en la vida una mujer me había gritado e insultado al mismo tiempo, mucho menos yo iba a quedarme callado, por lo menos la hubiera reprendido o amenazado, pero ella es tan jodidamente adorable cuando maldice y me hace sonreír, cosa extraña. - tengo que conocerlo - afirma apartando la silla - debo conocerlo y…
-espera, espera - me levanto tan rápido como puedo y tomo su mano antes de que se aleje, acaricio el dorso de esta y ella mira como lo hago, suelta el aire y se relaja visiblemente - no es momento, está ocupado preparando nuestras comidas, no debemos interrumpirlo, fue una de sus peticiones a la hora del contrato
-pero…
-yo cumplo con mis contratos, Isabella. - sentencio con seriedad, la devuelvo a su asiento y me siento para mirarla nuevamente - luego del postre podremos ir con él y podrás charlar todo lo que quieras.
-de verdad? - pregunta esperanzada, asiento apartando mi mano de la suya.
-lo prometo y mis promesas también las cumplo - sonríe entusiasmada y asiente.
-de acuerdo. Entonces cuéntame un poco de ti.
-que quieres saber? - me acomodo en mi silla y la miro mientras tomo de mi copa.
-no lo sé, háblame de tu familia, hermanos o de lo que quieras. - aprieto un poco la mandíbula y suelto el aire algo incómodo.
-en realidad… - dejo la copa en la mesa y miro hacia otro lado, no me gusta hablar de esta mierda. - no tengo familia - suelto con brusquedad mientras observo su rostro - soy huérfano desde que recuerdo, estuve en muchas casas de acogida con padres de mierda pero esa es otra historia, no necesitamos que esa linda sonrisa desaparezca. - me mira durante tres largos segundos con una pequeña sonrisa triste
-de acuerdo, no lo sabía, perdón por preguntar - musita bajando la mirada.
-no te disculpes, preciosa. La vida es así. Algunos tienen todo, otros tienen poco, yo me labré mi propio camino y mira donde estoy ahora. Y volviendo al tema, tampoco tengo hermanos. Solo tuve a una persona en mi vida.
-si? Puedo saber? - su curiosidad es adorable.
-si. Se llamaba Esmerald Cullen, era una hermosa mujer de Birmingham, ella hacía horas comunitarias en el orfanato donde yo me encontraba, era uno de los más pobres y siempre iba a apoyar con comida, cobijas o simplemente dar cariño a niños necesitados.
-suena a que era una mujer dulce. - asiento levemente recordandola, hace tanto que no pensaba en ella.
-lo era, si. Ella me vio salir y entrar del orfanato tantas veces, me daba palabras de aliento cada vez que iba a una nueva casa, me apoyaba con besos, abrazos y me prometía estar ahí siempre para mí. Yo odiaba las casas de acogida, solo eran bastardos asquerosos que usaban a los niños para recibir cheques del gobierno.
-eso es horrible. No puedo creer algo así - su expresión de horror me hizo mirar a la mesa, odio este tema
-creelo. Todos eran iguales, me golpeaban a mi y a los otros niños. Todos hacían lo mismo, ya me sabía el patrón, debíamos trabajar para poder recibir algo de comida, nos golpeaban e insultaban, yo solo pensaba en Esmerald, así que hacía lo posible por regresar al orfanato y ahí estaba ella esperándome con los brazos abiertos. - frunzo el ceño recordando un poco la calidez de los abrazos. Hace tanto que no sentía eso.
-disculpen - me detengo cuando la mesera se acerca y deja la sopa de Isabella y una entrada de ostras para mi, luego se retira.
-al final les rogué que no me dejaran ir más, la última casa de acogida a la que fui, el bastardo me mando al hospital con un brazo fracturado.
-oh, por Dios. Solo eras un niño, no? - observo su carita angustiada y aprieto un poco los labips.
-en edad solamente. - me encojo de hombros y la miro comer - tenía trece años cuando eso sucedió, Esme, cómo le gustaba que le dijeran de cariño, se volvió loca, peleó con el imbecil incluso lo demandó y pidió al estado quitarle a todos los niños en su custodia.
-todos volvieron al orfanato. - Afirma y yo asiento.
-si, Esme me cuidó, estuvo siempre conmigo en el hospital y cuando salí de ahi me dio la mejor noticia que puede recibir un huérfano, ella me había adoptado, ya no era solo Edward el pelirrojo, era Edward Cullen. Fue díficil al principio, tenía pesadillas y lloraba, intentaba que no me escuchara y hacia todo a mi alcance por portarme bien, no quería que ella me regresara al orfanato, Esme era diferente a todos ellos y me quería.
-pero ella no lo hizo.
-no, ella no lo hizo. Pero su esposo si - Isabella jadea y deja de comer. - come. - ordeno con seriedad.
-pero… - enarco una ceja y niego.
-si dejas de comer no seguiré - amenazo en voz baja, ella hace una mueca con los labios y vuelve a su sopa - su esposo era Carlisle Cullen, un analista bursátil, el bastardo sabía lo que hacía y era bueno en ello, había hecho una fortuna, yo ni siquiera lo sabía. Él tenía la casa perfecta, el carro perfecto y la esposa perfecta, no necesitaba nada más.
-tu no eras el hijo perfecto para él - susurra en afirmación. Asiento levemente sintiendo aún la punzada de rabia y decepción. No me gusta recordar esos momentos. Aún no sé cómo demonios estoy contándole esto.
-exacto. Tuvo una fuerte discusión con Esme, al parecer ella había falsificado la firma de él para doptarme. Obviamente un niño de trece años con problemas de actitud no encajaba en su cuadro perfecto. En plena noche y con una Esme golpeada por él e histérica del llanto, me sacó de la casa y me regresó al orfanato. Quería matarlo, en serio quise hacerlo por como la lastimó pero era tan grande e imponente, le tenía algo de miedo.
-debio ser horrible.
-bastante. Pero una semana después él mismo fue a buscarme, Esme estaba enferma, no comía, no dormía, ni si quiera le hablaba. A pesar de no quererme cerca él se resignó y me llevó de vuelta. Crecí amado por Esme y odiado por Carlisle, nunca me habló, nunca me miró, me ignoraba de todas las formas posibles pero no me importaba, tenía a Esme de todos modos.
-es tan lindo y triste al mismo tiempo - me encojo de hombros y termino mi comida.
-fue una buena infancia… a medias. - zanjo el tema justo ahi, ella no necesita saber el resto de esa historia. - pero ya basta de mi, háblame de tu familia. Tus padres, hermanos? - ella hace una pequeña mueca y se mantiene en silencio cuando nuestros platos son cambiados por el plato fuerte.
-dios, esto se ve delicioso - susurra y sonríe un poco.
-mas champaña? - pregunto y asiente mientras prueba el primer bocado, gime cerrando los ojos y me quedo hipnotizado mirándola, acaso hay algo más sexy que esto? Suelto el aire intentando mantenerme sereno mientras aparto los pensamientos de ella desnuda debajo de mi gimiendo mi nombre, la sangre bombea directamente a mi polla pero no voy a sucumbir, no puedo, no ahora.
-esto está increíble, Edward. - musita y sonrío satisfecho.
-lo he notado.
-quieres probar? - pregunta y hago una pequeña mueca, nunca me ha gustado que me alimenten, no soy un maldito niño, pero ver sus ojos brillantes me hacen querer complacerla, me inclino un poco sobre la mesa y abro la boca, me da un bocado de su plato y pruebo. - que tal? - asiento y vuelvo a mi asiento.
-delicioso - murmuro tragando. Si que sabe cocinar este chef. Pruebo mi comida y me sorprendo, en serio que el hombre sabe lo que hace - muy delicioso. Entonces, cuéntame.
-bueno… - se limpia un poco con la servilleta - no hay mucho que contar, en realidad. Mi papá es la única familia que me queda, no tengo hermanos y mi madre murió hace unos ocho años. - dice todo de golpe observando su plato.
-lo lamento - ella se encoge de hombros.
-está bien. Duele pero ya lo he superado, bueno, ya no lloro cuando hablo de ella - sonríe brevemente hacia mi - mi papá está enfermo como pudiste notarlo, infarto, arritmias, problemas sanguíneos, respiratorios, está bastante delicado pero intento mantenerlo conmigo. - veo sus ojos brillar con tristeza y me lamento, no quiero verla así, que hago? Que demonios, por qué me interesa tanto? No tengo una respuesta pero igual no quiero verla triste. Esto tendrá que acabar rápido, odio las miradas de chica desvalida
-cuentame más sobre tu restaurante - pido cambiando el tema y sonríe emocionada. El resto de la comida pasa rápidamente, me habla sobre su restaurante, la gente que trabaja para ella y cada tanto alaba la comida del chef Ramsay. Cuando hemos acabado el postre, pastel red velvet y volcán de chocolate, se recuesta al espaldar de la silla y sonríe satisfecha.
-nunca había comido tanto en mi vida - suelta con felicidad, la miro rescostandome también, estoy más que satisfecho por la deliciosa comida.
-fue una buena cena. - le digo y suspiro, en realidad fue una comida increíble, no recuerdo haber cenado con alguna mujer y haber disfrutado, solo quería que las comidas pasaran rápido para llevarlas a la cama. Esto es realmente interesante y nuevo para mi.
-crees que ahora sí podríamos ver al chef? - pregunta con una sonrisa ansiosa, me río un poco y niego.
-estas desesperada por verlo, no es así? - asiente varias veces sin perder la sonrisa - debo ponerme celoso? Vas a olvidar que estás en una cita conmigo cuando lo veas? - pregunto con arrogancia y burla. Ja! Como si pudiera ponerme celoso por esta chica.
-te prometo que eso no pasará - levanta la mano derecha jurando - por favor - pide juntando sus manos mientras hace un pequeño puchero, joder, como quisiera besar esos pequeños labios.
-de acuerdo. Tu ganas - llamo a la camarera con la mano y enseguida se acerca.
-le puedo ayudar en algo, señor?
-si, pregúntale al Chef si está disponible ahora mismo para una reunión con una colega que admira su trabajo.
-en seguida, señor - la camarera se marcha y me inclino sobre la mesa, tomo la mano de Isabella y dejo un casto beso en el dorso de esta mientras miro sus preciosos ojos, es hora de ganarme a esta chica como sea.
-eres tan hermosa - murmuro algo contrariado - cómo se supone que un hombre se concentre en otra cosa que no sea lo hermosa que eres. - ella ríe bajito sin apartar su mirada de mi.
-entonces se siente atraído por mi belleza? - pregunta con burla.
-no voy a negarlo, no pretendo mentirte, me tienes hipnotizado con tu hermosura, Bella. Aunque tienes más cualidades que esas, lo sé, me lo has demostrado durante la cena pero mirarte es… Dios, no puedo dejar de hacerlo. - ella sonríe halagada, ahí es cuando se que la tengo en mi bolsillo, un beso, solo un jodido beso y me doy por satisfecho, me acerco lentamente alternando mi mirada entre su boca y sus preciosos ojos, quiero tener la certeza de que no va a rechazarme, ella suspira cuando casi rozo sus labios, puedo sentir la calidez de su aliento y es todo lo que necesito para cerrar el pequeño espacio que nos separa, cuando pretendo darle un beso en los labios veo a Emmett entrar al salón, suelto el aire, bajo la cabeza un segundo y me aparto solo un poco, Isabella también lo mira algo confundida y agitada.
-señor - murmura serio y esa es mi señal de que algo importante va a pasar. Miro de nuevo a Isabella y beso su mano de nuevo.
-dame un segundo, preciosa. Enseguida estoy contigo. - ella asiente sonriente y camino hacia Emmett. Salimos del salón y cierro la puerta para no tener que alejarme mucho - que ocurre? - pregunto con molestia, él mira al rededor y señala hacia la ventana, camino hasta ahí y veo que estamos acercándonos al buque de carga. - pero que demonios… por qué vamos hacia allá?
-he mandado un equipo en lancha a averiguar quienes son y qué traman. Intenté contactar con ellos por radio pero nadie contestó.
-que averiguaron? - pregunto mirándolo a él.
-son de una corporación India, llevan contratos de envío de especias y algunas comidas exoticas - suspira levemente - fuertes olores a comida hacen el trabajo díficil para los perros -enarco una ceja esperando la respuesta que quiero - todo va disfrazando un enorme cargamento de cocaína, no quieren decir quién los envía. No por las buenas al menos.
-bastardos hijos de puta - susurro con los dientes apretados - cuantos hay en el barco?
-no más de cincuenta tripulantes, todos de la India.
-bien, acercanos lo más que se pueda y dime cuándo se pueda subir, necesito ver todo
-pero señor… la señorita Swan… - miro hacia la puerta y resoplo.
-yo me encargo. Ella no sabrá nada. Y tampoco debe enterarse. Trae a Seth aquí, necesito que la cuide
-si, señor. - vuelvo dentro del salón y veo que la camarera habla con ella que se encuentra aún en la mesa. Me acerco enseguida y la chica da un paso atrás.
-y bien? - pregunto viendo a la mesera.
-el chef ya está disponible, señor. Y me pidió recordarle que le quedan dos horas para finalizar su contrato - asiento entendiendo que hay que devolverlo a la costa, pero no volverá en el yate. Miro a Isabella que se ha puesto de pie y está tan sonriente como nerviosa.
-vamos? - tomo su mano y la beso mientras ella, completamente emociona, camina hacia la cocina. Al entrar veo todo el lugar siendo arreglado por dos jóvenes, empleados de él y una chica que trabaja para mí, el chef está sentado en una pequeña mesa redonda de vidrio tomando café, cuando nos mira se pone de pie y sonríe levemente, ahora sí lo reconozco, lo vi en algún programa de cocina, el rubio insolente que le grita a todo el mundo.
-buenas noches - saluda asintiendo hacia nosotros, miro a Isabella que se ha quedado muda mientras lo observa nerviosa, temblando y sin poder articular una palabra, esto puede ser bueno. Me impresiono al ver que no dice nada y miro al chef.
-buenas noches, chef Ramsay. Déjeme decirle que la comida fue excepcional, platos de primera, lo felicito por ello.
-gracias - dice solamente y mira a Isabella
-lo lamento. Ella es Isabella Swan. Es su más fiel admiradora y creo que ha quedado en una especie de shock por conocerlo. - él ríe un poco y asiente.
-señorita, es un placer. Le gustaría conversar un poco?
-yo… yo… - acaricio su mano intentando llamar su atención.
-vamos, cariño. Aprovecha de hablar antes de que el chef deba irse - asiente y camina hacia él con lentitud, le estrecha la mano y chilla muy bajito de la emoción.
-no puedo creer que estoy estrechando la mano del gran Gordon Ramsay - susurra emocionada y me río un poco ante esa actitud. Seth entra enseguida a la cocina y me mira asombrado. Si, niño. Puedo reír, superalo.
-señor Cullen - musita serio. Me acerco a la puerta y lo miro con seriedad. Seth es mi empleado más joven, apenas veintitrés años, el chico es una máquina de matar, solo hay que darle un arma y hace el trabajo que sea, y con una sniper es aún más letal.
-vez a esa mujer ahí, con el lindo vestido rosado y zapatos inmaculadamente blancos? - asiente mirándola por más tiempo del necesario - hey! - chasqueo los dedos - Ojos aquí - gruño haciéndolo mirarme.
-lo siento, señor.
-sientelo cuando te saque los ojos por verla tanto. - baja la mirada un poco asustado, sabe que puedo hacerlo. -escuchame bien, Seth. Eres el mejor aquí para disparar - asiente una vez - voy a subir al buque de carga un momento a patear unos malditos culos Indios, tu único deber es cuidar de ella.
-y los demás aqui y…
-hey! - le callo enseguida - si se presenta un enfrentamiento olvídate de todos los demás en este yate, mátalos, utiliza sus cuerpos como proteccion si es necesario, tu única prioridad aquí es esa mujer. - asiente una vez entendiendo - bien. Procura que esté aquí para cuando vuelva, no la quiero en peligro deambulando por el yate, y si regreso y algo, lo que sea, en ese lindo atuendo de ella está fuera de lugar, tú pagarás las consecuencias - lo veo tragar grueso y asentir.
-si, señor. - camino hacia Isabella y la escucho hablar con más soltura sobre comida y cocinas, el chef está prendado de ella, como no estarlo si es tan hermosa.
-lamento interrumpir - beso la mejilla de Isabella y ella me mira emocionada - preciosa, ha sucedido algo con mi trabajo.
-oh, tenemos que irnos? - pregunta con pesar.
-no, hermosa. Tu quédate aquí conversando, voy a ir a mi oficina aquí y haré algunas llamadas para resolver un par de cosas. Seth… - señalo al guardaespaldas en la puerta - estará aquí por si necesitas algo, bien? - asiente sonriendo - no salgas de aquí, volveré tan pronto acabe todo.
-bien. - acaricio su mejilla con dos dedos sintiendo su calor y suavidad luego salgo de la cocina encontrándome con Emmett, Jared, Paul y Embry.
-todo listo para subir, señor - son las palabras de Jared
-vamos, necesito regresar lo más pronto posible
-podria dejarme esto a mi, señor. - murmura Emmett serio mientras salimos a la cubierta para buscar el bote - la señorita Swan…
-la señorita Swan está entretenida con el chef, no va a pasar nada y ella no va a saber nada. Ahora andando.
ok, creo que ahora sí quedó, no sé qué put*s pasó con el otro.
Entonces... Rw?
La historia no es un cliché romántico, es cierto que aquí el cambio de sentimientos es rápido pero no es sólo un enamoramiento entre una pobre y un rico con doble vida, es más profundo y complicado.
Se trata de desenmarañar mentiras, secretos y apoyo.
Y otras cosas más.
Gracias por estar aquí, espero sus rw.
Besos.
