"Cuando uno está rodeado de tinieblas, la única alternativa es permanecer inmóvil hasta que tus ojos se acostumbren a la oscuridad. "

Tokio Blues

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LA CASA DE EDWARD.

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Me siento pesada, acalorada y me falta un poco el aire, intento respirar profundo pero me es díficil, la luz me molesta, por que demonios la cortina no está cerrada? Siempre la mantengo cerrada. Intento girarme en la cama pero tampoco puedo, el pánico me invade enseguida, solo es una pesadilla, solo una pesadilla, nada va a pasarme, estoy en casa. Abro los ojos y parpadeo varias veces acostumbrándome a la luz, enseguida noto que no estoy en mi habitación, estoy en una diferente, específicamente en la habitación de Edward, en su yate.

Mierda.

Miro hacia mi costado y lo veo por completo, su cabello rojizo alborotado, sus pestañas rizadas, esa nariz fina casi italiana, labios llenos y esa barbilla partida con un rastro de barba de dos días, tiene una mandíbula marcada y los hombros anchos, es todo un Adonis, me impresiono al ver su brazo apretarme con fuerza pegándome a su pecho, noto un par de tatuajes en sus brazos, no puedo verlos bien pero se ven sexys, también siento su pierna sobre las mías manteniéndome dentro de un abrazo imposible de soltar.

He dormido con Edward Cullen.

Sonrío levemente al darme cuenta que he pasado la noche con él, no recuerdo en qué momento me quedé dormida, solo sé que sus caricias me tenían tan relajada y tranquila, nunca me había sentido así cerca de un hombre y es realmente tan extraño como gratificante. Aparto un poco las sábanas por el calor y me doy cuenta que sigo vestida, otro punto para el gigoló, había estado tan reticente al principio, había escuchado y visto tanto sobre el gran Edward Cullen, el hombre de las mil mujeres que no me apetecía ni siquiera darle el beneficio de la duda, pero me he equivocado, al parecer el hombre que solo sale con rubias tiene corazón y decencia.

-no tanta decencia - susurro enarcando una ceja para ver a Edward desnudo, bueno, casi desnudo abrazado a mi, sigue dormido, apenas y ronca, es más un susurro que otra cosa, se ve lindo y sereno, en serio me hubiera gustado intentar tener sexo con él anoche, hubiera sido una increíble azaña para mí y un paso muy grande en lo que respecta a mi vida de mierda, si hubiera sucedido y luego no nos vemos nunca más igual habría sido perfecto, solo necesito eso, superar un escalón más y a la mierda todo, aunque besarlo como lo hice fue un reto superado a mi parecer. Edward se mueve un poco apartando su pierna de mí y es cuando mi vejiga me pide tregua así que dejo de mirarlo y aprovecho que me ha soltado para salir de la cama, voy directo al baño y aprovecho de revisar mi teléfono mientras estoy ahí. - mierda

Gruño viendo las llamadas y los mensajes de mi padre, hay unas once llamadas y treinta mensajes contando los mensajes de voz, debe estar muy preocupado, le dije que volvería entrada bien la noche y no lo hice, me lavo la cara rápidamente y salgo hacia la habitación, Edward sigue dormido en todo su esplendor, lo observo un segundo deleitándome con su pecho duro, su abdomen trabajado, sus brazos musculosos y sus tatuajes, los tatuajes son tan sexys, sacudo la cabeza y salgo de la habitación hacia el salón donde veo a Emmett junto con otros hombres hablando, cuando me ven se callan enseguida

-señorita Swan, se le ofrece algo? - pregunta Emmett con cordialidad pero bastante serio - el señor Cullen donde está? - pregunta viendo detrás de mí.

-sigue dormido, no quise despertarlo, solo voy a hablar con mi padre - señaló mi teléfono y asiente dejándome pasar, me voy al sofá donde estuvimos anoche y veo mis zapatos ahí, me siento viendo el paisaje, estamos regresando a la costa y eso me tranquiliza, apenas son las seis de la mañana pero papá debe estar preocupado, quizás no ha dormido. Sé que una llamada no va a bastarle así que activo una vídeo llamada

-Bella hija - es lo primero que dice al contestar, se ve cansado y agotado.

-lo siento, papá. Perdón por no haberte escrito o llamado, es que la cena fue increíble y conocí al chef Ramsay y se me fue el tiempo. Ni siquiera hemos vuelto a la costa.

-la costa? Donde estas, cariño? - muevo el teléfono mostrándole el yate.

-en el yate de Edward. Cenamos aquí paseando - lo veo suspirar.

-es genial, cariño - susurra y se deja caer en el sofá, se pasa una mano por la cara con cansancio - no sabes todo lo que pensé y…

-lo sé - le detengo no queriendo ir por ese lado - lo lamento, te juro que no volverá a pasar.

-está bien, cariño. Lo que importa es que tú estás bien y estás de regreso, no?

-si, ya estamos regresando.

-bien - sonríe más tranquilo. - Entonces Edward Cullen y tu…

-papá, no! - exclamo riéndome - no vayas por ese lado, no pasó nada, yo me quedé dormida y nada pasó, estaba emocionada por conocer al chef Ramsay y eso es todo - miento un poco, papá no tiene que saber cómo su hija quería fajarse con un hombre sexy.

-Ramsay? El que vemos en la televisión?

-ese mismo. Edward lo contrató para que cocinara para nosotros, fue increíble.

-vaya. Es un tipo detallista después de todo. Igual no quiero que te haga daño. Tu eres mi pequeña y si él quiere algo contigo debe ser más que detallista. Respeto, tolerancia y amor, son las leyes de una buena relación. - sonrío con nostalgia

-lo sé, papá. Mamá me las decía siempre - veo sus ojos llenarse de lágrimas pero suspira y las hace a un lado, sigue siendo díficil para él recordar a mamá, la ama, se que aún lo hace y eso me gusta tanto como me entristece. Veo a Edward caminar hacia mi con su pantalón negro, descalzo y sin camisa, mierda, es la visión del sexo andante con sus hombros anchos, cintura estrecha, abdomen duro y tatuajes, si, es el complemento perfecto - papá, debo dejarte. Te aviso cuando esté de camino a casa.

-de acuerdo, hija. Te espero. - cuelgo la llamada y enseguida Edward está sobre mi, sus puños están a cada lado de mis piernas y me da un intenso beso con sabor a menta. Gimo en su boca sin poder evitarlo mientras me sostengo a sus duros brazos.

-buenos días, nena. - susurra con la voz ronca, mi estómago tiembla con nervios y sonrío mientras me lo como con la mirada. Labios hinchados y húmedos, cabello alborotado, sonrisa sexy, ojos lujuriosos, este hombre es real?

-buenos días - susurro jadeante. Sonríe de lado y enarca una ceja

-desperte solo, por qué? - pregunta con los párpados caídos y noto cierta molestia en su voz.

-bueno, tenía que ir al baño y debía llamar a mi padre, estaba muy preocupado por mi. - asiente y se aparta - no sabía que tenías tatuajes - susurro mirándolos en ambos brazos.

-en realidad no tengo mucho tiempo con ellos, cuatro años más o menos, y siempre uso ropa elegante, la prensa no los ha visto

-eso me gusta. -me tiende la mano.

-ven, vamos a desayunar, estaremos en la costa en una hora.

-de acuerdo - Emmett aparece y lo llama, me pongo de pie y él camina delante mi, me detengo asombrada al ver que también tiene tatuajes en su espalda, un león en blanco y negro con un pequeño ciervo muerto en la trompa, es enorme y le cubre casi toda la espalda, me asombra tanto como me gusta, creo que ahora me atrae mucho más. Llego hasta él y me abraza por los hombros mientras Emmett le habla

-está seguro? - es la pregunta de Emmett. De todos los empleados de Edward solo me sé el nombre de él. Edwarde me mira y besa mi cabello, cómo puede ser tan sexy, pasar a rudo y luego ser tierno en menos de un minuto?

-estoy seguro, ya Vikram debe saber que el buque no llegó, va a mandar a alguien a verificarlo, cuando lo haga asegúrate que sepa que lo tengo yo, que ocurrió con las personas a bordo? - pregunta y Emmett me mira un segundo antes de verlo a él.

-regresamos a sus casas a los que no estaban aptos y el resto está recibiendo atención e insumos para empezar a trabajar en St Austell.

-por que allá? - lo escucho preguntar confundido.

-es menor la producción, sumando experiencia podré empezar a distribuirlos en diferentes sucursales.

-bien. Confío en ti, Emmett - este se aleja y Edward me sonríe, así que este es un hombre haciendo negocios? Me gusta.

La misma mesera de anoche nos atiende, ahora sé que se llama María y es Colombiana, trabaja para Edward desde hace tres años, me dijo todo eso anoche, es una linda chica que trabaja para mantener a su padre enfermo y a su hijo de cinco años. Desayunamos al estilo continental, huevos tibios, pan con mermelada, café, y rompiendo un poco el protocolo pido bacon y waffles. Hablamos poco, somos más de miradas y sonrisas, bueno, sonrisas de mi parte, él casi siempre está serio, creo que esto me gusta más, Edward me deja sola durante un momento mientras se va a vestir y aprovecho de caminar por el yate, con la luz del día todo se ve más hermoso y brillante, veo a los empleados de Edward aquí y allá recorriendo la cubierta, vigilando tal vez, aunque no sé qué tanto pueda pasar en un yate, veo a dos sobre el techo de la cabina de mando, están observando con binoculares a todos lados y tienen armas.

-hey, que haces? - los brazos de Edward me rodean por la cintura y me giran haciéndome verlo a él.

-nada. Solo recorriendo todo de nuevo, de día todo es más lindo

-tu eres hermosa en cualquier momento. - susurra en mi oído y luego besa mi cuello, las cosquillas vuelven. - estamos por atracar, lista para irnos?

-estoy lista - contesto más tranquila. Me despido de todos en el yate, incluso de los cocineros, Emmett baja con nosotros y otros dos hombres más que no se sus nombres, Edward entre caricias me guía al auto y cuando estamos en este le envío un mensaje rápido a mi padre avisándole que estoy de regreso

-entonces hermosa. Cuando será nuestra próxima cita? Mañana? - me río al verlo impaciente.

-lamento decirte que no. Debo trabajar, que te parece si lo dejamos para el lunes de la semana siguiente?

-acaso estás bromeando conmigo? - pregunta incrédulo y molesto - no se si notaste que hoy es domingo, nena. Do,min,go. Tengo que esperar ocho días? No, ni de broma, preciosa. - me río con más fuerza viéndolo histérico.

-de acuerdo, pero no puedo el fin de semana, es cuando más trabajo hay. Anoche fue la excepción por la beneficencia, nunca dejo de trabajar el fin de semana.

-bien, respetaré eso, que te parece el miércoles. Mitad de semana, no es tanto tiempo y no me volveré loco hasta entonces.

-de acuerdo. El miércoles.

-excelente - besa mis labios y es cuando ya no podemos separamos más, no puedo dejar de besarlo, es tan dulce y adictivo, tan salvaje y controlado, no entiendo cómo me hace sentir tanto, sus manos me aprietan, me tientan, juega acariciando mis piernas, también jala mi cabello moviéndome a su antojo, es tan condenadamente sensual y dominante, me encanta. Cuando llegamos a mi casa no quiero bajarme, quisiera quedarme con él pero soy una chica grande y una chica debe hacer lo que una chica debe hacer, dignidad ante todo. soy una mujer independiente que no necesita de un hombre para nada. Menos a un gigoló que besa jodidamente rico.- te veo el miércoles, preciosa.

-a las siete te parece bien? O es muy temprano?

-es perfecto. Paso por ti al trabajo o a tu casa?

-al restaurante. - asiente y besa mis labios una última vez, un beso fiero y demandante.

-de acuerdo, ve antes de que me arrepienta por dejarte ir - me bajo del auto y me mira fijamente con ojos lujuriosos - salúdame a tu padre. Te veo pronto, preciosa

-hasta el miércoles. - el auto arranca de nuevo y Edward junto con sus empleados desaparecen de mi vista. Suelto un suspiro y sonriendo entro a la casa.

Duque viene hacia mi caminando lentamente, mueve su cola y olfatea mis piernas, amo a este perro con mi vida, fue mi Pilar y mi consuelo durante mucho tiempo, acaricio sus orejas y dejo un beso en el tope de su cabeza antes de seguir y buscar a papá, lo encuentro en la cocina moviendo algo en la sartén, huele a tocino y mantequilla, suelto el aire y camino hasta él.

-sabes que no puedes comer grasa, papá - le digo con suavidad, se gira para verme y sonreírme.

-hola, princesa. - me acerco y beso su mejilla - es para ti, no puedo comerlo pero puedo saborear el aroma.

-no tenías que hacerme el desayuno - replico bajo. No voy a decirle que ya desayuné, no quiero arruinar esto.

-quise hacerlo. Estaba algo preocupado, pensé lo peor, casi llamo a Billy y a la policía y…

-ya, papá - lo abrazo por la espalda y aspiro su aroma suave a madera y flores, ama pasar el día cuidando las flores de mamá - no pasó nada, fue mi culpa no avisarte, no volverá a pasar. - beso su mejilla y sonrío - deberías dormir un poco, te ves cansado.

-voy a hacerlo ahora, no dormí en toda la noche. - apaga la cocina y me sirve un plato con bacon frito, pan tostado y salchichas. - vas a ir a trabajar? - pregunta poniendo el plato frente a mi.

-si, voy al medio día. Sabes que no puedo darme el lujo de faltar al trabajo, necesitamos el dinero para medicina. - suspira con pesar.

-no me gusta que trabajes tanto, princesa. Deberías estar teniendo citas y saliendo con amigas, no trabajando para mantenerme - baja la mirada viendose triste

-hey! - le llamo sería - no me importa trabajar, me gusta hacerlo y es mi trabajo, tu cuidaste de mi desde que nací, ahora me toca hacerlo - niega sin mirarme

-no te cuidé lo suficiente - susurra con pesar. Tomo su mano y la aprieto con cariño.

-no podías saberlo, me cuidaste y protegiste siempre que pudiste, no fue tu culpa. Ya deja de martirizarte por eso. Quedamos en que no volveríamos a nombrarlo, no lo haremos más, bien? - asiente y apenas sonrie

-si, cariño.

-Ahora que estamos de acuerdo. Vete a descansar, toma tus píldoras, te avisaré cuando me vaya al trabajo. - besa mi frente y sube las escleras hasta su habitación. Cuando por fin escucho la puerta cerrarse suelto el aire dejándome vencer, dejo caer mi cabeza sobre la pequeña mesa de la cocina y suelto el aire mientras las lágrimas caen, me juré que no volvería a llorar por eso, no volvería a pensar en lo que pasó, ya eso había quedado atrás y aunque muchas veces tuve la iniciativa de investigar y dar con los autores intelectuales de lo que me pasó, desistí, tenía miedo, pánico, sigo sintiéndolo aún pero ahora estoy en casa y a salvo, a pesar de que nada volvió a ser igual sin mi madre, sin amigos, mi padre enfermo, todo se volvió un caos diferente, aún así me siento feliz de estar de regreso.

Me voy a mi habitación que está junto a la de mi padre y busco ropa cómoda que ponerme para ir a trabajar, no puedo echarme a llorar cada vez que ese feo recuerdo sale a flote, no voy a deprimirme y tampoco voy a volver al inicio, he recorrido mucho tramo para llegar a donde estoy ahora, soy fuerte, poderosa, independiente, dueña de mi vida, autosuficiente y capaz, con esa nueva motivación salgo de la habitación y me voy al baño para darme una ducha

Nuestra casa es pequeña, totalmente diferente a la antigua mansión que había dejado atrás, apenas contaba con dos habitaciones pequeñas con suficiente espacio para una cama de dos plazas, un pequeño armario y un escritorio, un solo baño para compartir con una ducha pequeña, la cocina, el salón donde tenemos nuestro pequeño televisor y un pequeño cuarto de lavado, lo único amplio aquí es el jardín trasero, ahí papá pasa todo el día cuidando de las flores de mamá, por lo que sé, ella se mantenía ocupada sembrando y cuidando flores cuando yo no estuve, me hubiera gustado verla hacerlo, ahora solo voy ahí cuando me quiero sentir cerca de ella.

Me doy una ducha larga con agua tibia y lavo mi cabello a conciencia sacando la sal de este debido a la brisa cuando estuvimos recostados afuera, estar en el yate de Edward fue magnífico pero odio la sal en mi cabello, recuerdo con nostalgia el yate que tenía mi padre, en realidad era de mamá, fue un regalo de cumpleaños, era mucho más pequeño que el de Edward pero era hermoso y me gustaba pasear ahí. Salgo del baño y me visto con paciencia, apenas son las diez de la mañana, me visto con un jean azul, zapatillas de deporte y una musculosa blanca, me coloco la chaqueta negra de cuero que me regaló Jacob en mi cumpleaños el año pasado y ya estoy lista, camino a la habitación de papá para despedirme pero mi teléfono suena enseguida, veo que es un número privado, contesto confundida.

-hola? - siento un poco de miedo, nadie, además de mis contactos, tiene este número, soy meticulosa con quién tiene mi número de teléfono.

-hola, nena. - sonrío sin poder evitarlo y bajo la escaleras al salón

-Edward, pero… como es que tienes mi número? - pregunto sentándome en el sofá.

-bueno, cierta señorita se quedó dormida anoche y aproveché de tomar su número - sonrío y niego

-sabes que eso es delito? Podría demandarte por revisar mi teléfono - le comento con fingida molestia.

-pero no lo harás, preciosa. Sé que te ha gustado mi llamada.

-eres un poco arrogante, no lo crees? - cambio drásticamente el tema para no responderle, porque sí, me gusta que haya llamado.

-solo un poco? Me sigues ofendiendo, hermosa. - me río y lo escucho soltar el aire - que haces?

-estoy lista para irme a trabajar. Ya me voy.

-a que hora trabajas?

-al medio día pero debo tomar el transporte público. No tengo auto.

-por que no me lo dijiste? Pude dejarte un chófer para que te lleve, Isabella - gruñe un poco.

-apenas te conozco y a pesar de lo que pasó anoche solo hemos tenido una cita. No pienso abusar de ti ni de tu dinero, no me interesa eso, tengo años moviéndome de esta forma

-y una mierda con eso - gruñe más serio - sé que no eres una interesada.

-como lo sabes? Apenas me conoces. Quizás solo finjo y solo quiero quitarte un par de millones - me burlo y resopla.

-solo lo sé, confía en mí. Sé reconocer a alguien interesado. Nena, me importas, de acuerdo? Y sé que apenas nos conocemos pero me gustas y quiero algo más, y no hablo solo del sexo y los besos, si puedo aligerarte un momento solo proporcionándote un aventon al trabajo, entonces lo haré.

-pero no lo necesito, Edward. En serio estoy bien, tú debes trabajar también, no? Ocupa a tu gente en cosas más importantes.

-tu eres importante - gruñe y resopla - y no estoy trabajando, es domingo, me prohíbo trabajar un domingo a menos que sea muy urgente. Voy a ir por ti y te llevaré al trabajo.

-pero…

-estoy ahí en una hora - cuelga la llamada y suspiro molesta.

-maldito hombre controlador - refunfuño pero aún así sonrío, se preocupa por mi, le gusto. Sé que no soy fea, en realidad soy hermosa, soy genial, soy deslumbrante, pero a veces las heridas pasadas hacen que eso sea díficil de admitir algunas veces. Enciendo el televisor y me dedico a ver una película mientras espero, recuerdo la comida que me preparó papá y la busco para comer antes de irme, siempre es díficil comer algo mientras se está trabajando. Mi teléfono suena a las once en punto, es el mismo número privado. - Edward?

-estoy a dos cuadras, cariño.

-ya salgo - cuelgo la llamada y subo rápido las escaleras, voy a la habitación de mi papá y lo veo dormido, beso su frente despidiéndome, ni siquiera se mueve, está profundo en su sueño, salgo sin despertarlo y bajo para tomar mi bolso con mi uniforme limpio, al salir de la casa veo a Edward bajándose de un auto negro, pensé que iba a traer su chófer pero me sorprendo al verlo solo.

Me muerdo el labio al verlo caminar hacia mi con su porte sexy y arrogante, esta vez viste más casual, jeans azules, una camiseta negra con una chaqueta abierta, zapatos negros y lentes de sol, su cabello apenas peinado es un alboroto delicioso y sonríe coqueto cuando me acerco a la verja para salir a su encuentro. Sin siquiera decir una palabra abre la verja para mí y me toma entre sus brazos apretándome a su pecho y luego de quitarse los lentes toma mis labios con fuerza, gimo sin poder evitarlo y llevo mis manos a su cabello para jugar con él.

-bueno, hola. - suelta con voz ronca y me sonrie.

-hola a ti también - susurro y acaricia mi cuello soltando el aire, me mira un poco serio y ladea la cabeza.

-tienes los ojos hinchados, estás cansada? - miro a otro lado y niego

-estoy bien. Solo estuve hablando con papá - asiente no muy convencido y me guía hasta el auto, abre la puerta para mí y me ayuda a subir, rodea el auto y sube para luego conducir - y Emmett? - me mira serio - pensé que traerias a tu chófer.

-está trabajando en otras cosas ahora. Es mi segunda mano derecha en mi trabajo.

-y tu primera mano derecha quién es? - pregunto curiosa.

-se llama Rosalie, es mi segunda al mando, mi conciencia, sabe todo de mi - asiento una vez apretando los labios y él pone una mano en mi pierna - es como mi familia, no pienses nada extraño, bien?

-no dije nada - musito viendo por la ventana, él resopla y aprieta mi pierna.

-pero lo pensaste, dame un poco de confianza, preciosa. Quiero estar contigo ahora.

-y luego? - lo miro y él frunce el ceño.

-luego también. No creas lo que dicen los medios de mi, no siempre tienen la razón. Es cierto que no tengo novias, nunca me han interesado pero Bella, no quiero arruinar esto, me gustas y créeme cuando te digo que es la primera vez que lo digo a una mujer . - no digo nada y él tampoco insiste mientras me lleva hasta el restaurante, es díficil creerle a un hombre como él y su largo historial de mujeres, se detiene frente al local cuando le digo dónde estacionar, lo mira y veo asombro en sus ojos - es lindo.

-gracias, fue díficil tener una temática diferente y auténtica, pero me gusta como es, elegante y sofisticado.

-beautiful Swan - susurra leyendo el nombre del restaurant. Sonríe y me mira - tiene toda la razón.

-el nombre lo eligió Jacob, a todos les gustó - lo veo apretar la mandíbula y gruñir.

-Jacob - refunfuña y rueda los ojos

-no te agrada? - pregunto confundida

-a que hora sales? - cambia de tema drásticamente.

-cerramos a las diez, terminamos de limpiar y a las once nos estamos yendo.

-tan tarde? - pregunta incrédulo.

-es un restaurante, Edward. Cerramos tarde. - suspira y niega.

-vendre por ti, de acuerdo? A las once en punto estoy aquí. - voy a replicar pero me detiene besándome - sin peros, te veo entonces.

Entro al restaurant y saludo al personal mientras hago mi camino a la cocina, amo este sitio, es como un hijo al que he hecho crecer con mucho esfuerzo, la cocina es mi sitio, Mi santuario, el único lugar donde puedo crear cosas nuevas, saludo a los chicos mientras me voy al vestidor y me cambio para colocarme el uniforme, siempre me gusta llevarlo, tanto por orgullo a mi carrera como por estética, a veces los comensales quieren saludarme o felicitarme por algún plato y debo estar impecable.

Paso la tarde y parte de la noche cocinando, apenas tomo uno que otro descanso para tomar agua o reposar los pies, es un arduo trabajo pero muy satisfactorio, al rededor de la ocho veo que la puerta se abre y entran Jacob y su padre, a los dos les tengo mucho cariño, han sido el pilar de mi padre mientras no estuve y eso se los agradezco muchísimo. Ambos visten de traje, bastante formales, elegantes y sonrien mientras caminan hacia mi.

-Bella cariño - Jacob es el primero en abrazarme y darme un beso en la mejilla, sé que el siente algo por mi, no soy tonta pero no me gusta de esa forma, nunca me ha gustado más que como amigo.

-hola Jake - susurro mientras me aparto de la estufa - sigue moviendo la salsa, Demian. - pido a uno de mis ayudantes para poder hablar tranquilamente con ambos - señor Black. - saludo abrazándolo.

-hola pequeña, solo pasábamos a ver cómo iba todo y verte un rato. - le correspondo la sonrisa dulce, obviamente Billy y Jacob vienen muy a menudo, me gusta que vengan, están al pendiente de este negocio como de sus empresas.

-todo va bien, se quedan a cenar? - pregunto y Jacob niega con una mueca triste.

-no podemos, tenemos una reunión en el Nova, el restaurante Polaco unas cuadras más abajo. Hubiera preferido que fuera aquí pero esos austriacos son muy insistentes.

-que mal. Les hubiera preparado algo delicioso.

-todo lo que cocinas es delicioso, hija. - comenta el señor Black, luego da un paso a mi y me mira un poco serio - como te fue en la cena con Edward Cullen? - pregunta y veo curiosidad y preocupación.

-muy bien, excelente en realidad, contrató al chef Gordon Ramsay para que cocinara, pude hablar con él, incluso tomarme un par de fotos con él.

-genial - gruñe Jacob rodando los ojos. Lo ignoro al darme cuenta que a él tampoco le agrada Edward.

-entonces fue bien? No se propasó contigo? - la pregunta de Billy me deja un poco descolocada. Propasarse? En serio? - sabes que tiene fama de ser un promiscuo y no me gustaría que te obligara a nada - Me siento algo molesta ahora, yo también he leído sobre eso pero no tienen por qué juzgarlo de esa manera.

-Edward se comportó como un auténtico caballero durante toda la cena, en ningún momento se propasó ni me obligó a nada. No debería hablar así de él. - replico con seriedad

-disculpame hija pero ese hombre deja mucho que desear con sus escándalos en las revistas - insiste molesto.

-son solo eso, señor Black. Revistas de chismes, solo necesitan exclusivas y tienden a exagerar las cosas, a usted le ha pasado, a mi tambien, en algún momento fuimos víctimas de los amarillista, no tienen por qué juzgarlo de esa forma si no lo conocen.

-pero Bella, él cambia de chica cada semana, nunca ha tenido una que pase de ese tiempo - esta vez es Jacob replicandome - no me gustaría que fueras una más en la lista de ese tipo.

-y no lo seré, no voy a dejar que ningún hombre juegue conmigo, ya soy bastante grande para saber que es bueno y que no, además, es mi vida y yo decido como vivirla. Ahora sí me disculpan, debo trabajar.

-Bella - me llama Jacob pero no le prestó atención, vuelvo a la cocina y me concentro en mi trabajo.

A las diez el local ya está cerrado, el último comensal se ha ido y por fin podemos descansar, la mitad de los chicos se sientan a cenar mientras la otra mitad comienza a limpiar, es una buena rutina, luego de que la primera mitad a cenado se invierten los papeles, yo sigo limpiando la plancha y recogiendo utensilios, quiero apresurarme para tener todo listo para cuando llegue Edward.

-no va a cenar, Chef? - pregunta Simón.

-no, quiero todo listo rapido para irnos - asiente y vuelve al trabajo. A las once en punto suena mi teléfono, es el mismo número privado. - hola, Edward.

-preciosa, estoy fuera. - miro al rededor, ya falta poco para terminar y debo esperar para cerrar.

-aun no terminamos, quieres entrar y esperarme? Prometo no tardar mucho

-de acuerdo - cuelgo la llamada y salgo de la cocina, ya todas las mesas están limpias y los manteles han sido cambiados, los meseros ayudan en la cocina y en el bar, abro la puerta y lo veo con la misma ropa del medio día, vuelve a besar mis labios y sonríe entrando y admirando. - si que es un precioso lugar.

-te gusta? - pregunto algo tímida, no es lo mismo ver a comensales aquí osbervando y aprobando que ver a Edward Cullen, uno de los empresarios más bestiales de Europa analizando mi pequeño negocio. Me mira luego de unos segundo y asiente.

-es increíble. Tan delicado y precioso, con colores suaves y muy confortable. Como tú - susurra y me abraza por la cintura - todo local debe parecerse a su dueño. Y este es perfecto como tú.

-gracias. Te invitaría a comer algo pero ya están terminando de limpiar la cocina.

-está bien, cariño. Otro día puedo venir, tengo pensado degustar tus dotes culinarios, si es tan delicioso como lo que hiciste en el yate, podría venir aquí todos los días. - me río y niego

-tampoco es para tanto. - le resto importancia.

-claro que lo es, ahora ve y apura a tu gente. - asiento y cuando estoy por alejarme Simón vuelve a hablarme.

-se va a llevar su comida. Chef? O se guarda para la comida de mañana.

-no has cenado? - es la pregunta de Edward que vienen acompañada por un ceño pronunciado y los brazos cruzados. Resoplo y veo a Edward.

-no siempre da chance de cenar en este trabajo, bien? No te vuelvas loco. - luego miro a Simón - guardarla por favor. - asiente y se aleja.

-no puedes no cenar, Isabella. Si estás trabajando debes comer, aunque sea un poco

-siempre estoy probando lo que cocino, es díficil tener hambre. No te preocupes, Edward. Llevo años en esto. Es la vida de todo cocinero.

-bueno, no me agrada. - suspira y se pasa una mano por el cabello - termina de cerrar y te llevaré a cenar.

-pero…

-nada de peros, nena - besa mis labios y saca su teléfono - he dicho. - me da la espalda y lo veo teclear en su teléfono antes de ponerlo en su oreja - Rosalie?... Si, ese tema es para otro día, mañana tal vez, agendalo… si, una cena, ahora mismo… no sé qué harás, solo arreglalo y llámame en cinco minutos - resoplo y niego volviendo a la cocina, tan mandón y molesto. Aún así no puedo evitar sonreír, él se preocupa por mi de una forma tan linda, cualquier otro ya hubiera buscado meterme en su cama sin importarle nada, él no. Siento rabia de nuevo con Billy y Jacob por lo que dijeron sobre él, un hombre como Edward es juzgado constantemente por ser tan famoso en el mundo empresarial pero eso no les da derecho de tratarlo así

-que te pasa, nena? - siento la mano de Edward en mi brazo y lo miro - estás bien? Te he llamado varias veces. Que te molesta? Por que esa carita.

-nada, solo… - suelto el aire y trato de sonreír - nada. - me jala hacia él y me abraza por la cintura, me toma por la barbilla y me hace mirarlo.

-no me mientas, cariño. Estás molesta, por qué? - suelto el aire y bajo la mirada

-tuve una pequeña discusión con Jacob y su padre - susurro y siento sus brazos tensarse.

-que ocurrió? - alza mi cara y me hace mirarlo de nuevo - que te dijeron para que te molestaras?

-solo… una tontería y…

-Bella. - gruñe en modo de advertencia. Suelto el aire cansada.

-me dijeron que tuviera cuidado contigo, que eras un promiscuo y que no fuera una más en tu lista de mujeres, y… cosas como esas. - los veo apretar los labios y suspirar.

-tu crees eso de mi? - pregunta en voz baja, niego lentamente. - qué crees tú? - pregunta en el mismo tono.

-eres un buen hombre, me has demostrado ser un caballero, atento, dulce y quizás seas de los que cambian de mujer muy rápido pero no te has propasado conmigo o me has obligado a algo. Me gusta eso, en serio pero tampoco voy a acostarme contigo sabiendo que puedes cambiarme en una semana, soy más inteligente que las rubias que frecuentas. - enarca una ceja y sonrie.

-y lo de anoche que fue? - pregunta con burla, me encojo que hombros

-solo el calor del momento. - afirmo de manera acertiva con una pequeña sonrisa - Pero no va a pasar, no aún - asiente sonriendo.

-nunca voy a obligarte a nada, cariño y está bien si quieres esperar, entiendo que confiar en mí es díficil, más con mi historial pero tú eres diferente y en serio me gustaría intentar algo contigo, podemos ir lento si gustas.

-de acuerdo, eso me gustaría.

-bien. Ahora vamos. Rosalie no encontró ningún restaurant abierto.

-está bien, cenaré en mi casa.

-en realidad, señorita Swan. - besa mis labios - cenaremos en mi casa y luego te llevaré a la tuya.

-edward, está bien. Solo llévame a mi casa, no es necesario que hagas todo esto - rueda los ojos y espero a que todos salgan para cerrar.

-vamos a ir a cenar. Ya dije. Por que te encanta contradecirme? - pregunta luego de que cierro todo. Sonrio y me encojo de hombros

-no lo sé, independencia, autosuficiencia… espíritu salvaje tal vez - ríe y me atrae a su cuerpo.

-eres graciosa - besa mis labios castamente - pero no te vas a salvar de cenar. Ahora vamos. - resignada y sonriendo por dentro me subo al auto y me dejo llevar, voy a conocer la casa de Edward, esto sí que es fascinante.

En el trayecto no decimos nada, Edward solo pone algo de música suave de Michael Bublé y deja su mano en mi pierna mientras conduce, me mira de tanto en tanto y sonrie un poco, me gusta esto, estar compartiendo miradas sin necesidad de hablar, aprovecho de mandarle un mensaje a papá para decirle que tardaré un poco mas, su preocupación es palpable al preguntar enseguida por qué, no le explico mucho, solo le digo que daré un paseo con Edward y luego me llevará a casa, eso lo deja más tranquilo.

Al llegar a la casa de Edward me quedo más que impresionada, es una mansión increíble, primero pasamos las enormes murallas blancas con vigilancia privada, un camino de grava nos lleva hasta una fuente y su enorme mansión, tiene cuatro pisos por lo que veo, balcones en casi todos los ventanales y enormes jardines delanteros, la fachada es de ladrillos o es lo que parece pero es blanca, inmaculadamente blanca, y en la puerta hay dos hombres de traje a cada lado resguardando.

-tienes mucha seguridad - musito cuando me ayuda a bajar, besa mi mano y luego me jala hacia él para abrazarme

-es necesario. Soy importante, recibo muchas amenazas.

-de verdad? Por que? - se encoge de hombros restándole importancia.

-la gente quiere lo que tengo. Codicia ajena, no lo sé. Prefiero prevenir. Ahora vamos adentro - me guía por las escaleras y al llegar a la puerta los dos hombres saludan con seriedad, al entrar me quedo aún más impresionada. Es toda una mansión diferente por dentro.

Pisos, techos, paredes y demás, todo esta hecho en madera marrón rojiza pulida y brillante, hay cuadros de paisajes y flores y mientras me guía por un amplio pasillo veo un invernadero de enormes paredes de cristal, adentro veo flores, arbustos y enredaderas, todas hermosas y exóticas, también hay una laguna y creo ver pequeñas tortugas, seguimos caminando y veo varios pasillos amplios pero me lleva a un salón enorme donde hay una mesa como para diez personas también en madera con decoraciones doradas, me lleva hasta una de las sillas y me ayuda a sentarme para luego hacerlo en la cabecera.

-tienes una casa hermosa, Edward - susurro y él apenas sonríe

-gracias, Cariño. No fue fácil llegar a este punto pero fue hecha exactamente como pedí. Espero darte un recorrido pronto

-por que no ahora?

-es muy grande y es tarde, quiero que cenes antes de llevarte a tu casa a descansar, te ves agotada.

-estoy bien. - enseguida entra una mujer vestida de negro, es rubia y trae un carrito de comidas.

-señor Cullen, señorita. - saluda sin mirar a Edward. - pone un plato tapado frente a mi y otro frente a Edward. Luego coloca agua, jugo de naranja y vino en la mesa. - necesita algo más, señor? - pregunta de manera atenta.

-no, Nik. Te llamaré si necesito algo - asiente y sale del salón. Destapo la comida y me impresiono al ver un plato de bife asado con ensalada cocida y papas frescas, Edward tiene lo mismo, solo que su carne es más grande. - buen provecho, cariño. - sonrío y empiezo, está deliciosa, no puedo negar que es una comida exquisita, apenas hablamos más que para comentar algo sobre la comida, Edward termina primero que yo y espera paciente a que yo acabe

-no creo que pueda comer más - suelto el aire y me recuesto al espaldar de la silla, he comido la mitad de la carne y casi toda la ensalada.

-solo un poco más, cariño. - pide luciendo serio - no has comido mucho.

-edward, este plato debe pesar más de medio kilo, no creo poder comer todo eso. - suspira y toma mis cubiertos para picar un pedazo de carne de mi plato.

-solo un bocado más, preciosa - pide llevando el tenedor a mi boca.

-Edward - niego cansada.

-solo uno y no insisto más. - sonrío un poco y suspiro.

-bien - abro la boca y él me mira satisfecho al verme comer.

-vez, no es tan dificil. - frunzo la nariz y sonrio, luego, cuando se acomoda en su silla veo que hay otra rubia en la entrada del salón mirándonos con asombro, Edward voltea hacia donde miro y levanta la mano haciéndole una seña para que entre. - que ocurre, Rose? - pregunta volviendo a esa máscara de seriedad y frialdad.

-ham… - la chica me mira con algo de asombro, me mira más de lo usual, como estudiandome o conociéndome de alguna parte, me intimida un poco.

-Rosalie - gruñe Edward, ella mira a Edward enseguida y luego mira su libreta

-si, yo… lamento interrumpir pero hay un problema con Vikram Khan y hay que resolverlo ya. - veo a Edward resoplar para luego verme

-lo siento, preciosa. Dame cinco minutos y vuelvo contigo, si? - asiento tranquilamente.

-tomate tu tiempo. Ya acabé aquí -se pone de pie para irse con la rubia - Edward - llamo y enseguida me mira. - puedo ver tu invernadero? - me mira fijamente durante largos segundos y asiente.

-claro, cielo. Ve, echa un vistazo, iré por ti enseguida. - Edward camina y la rubia me mira durante largos segundos antes de seguirlo, no entiendo por qué me mira tanto, su cara tampoco demuestra mucho, no sabría si le agrado o no, solo me observa como si me estudiara o analizara.

Me levanto de la silla y veo que la otra chica entra para recoger todo, le agradezco por la comida y camino al invernadero pensando que ella es Rosalie la mano derecha de Edward, su segunda al mando, casi su familia, es muy hermosa con su cabello rubio fresa y su cuerpo voluptuoso bajo ese vestido ejecutivo rojo sangre, es excesivamente hermosa y creo que eso me hace desconfiar de mí misma, llego al enorme invernadero y rodeo los ventanales buscando la puerta, me doy cuenta que ocupa el medio de todo el salon, le he dado la vuelta completa sin hayar cómo entrar a este.

-señorita Swan - me giro al escuchar una voz impresionada, es Emmett, viste de traje negro y me mira con asombro, le sonrío y le tiendo la mano.

-hola, Emmett. Como te va? - Mira mi mano sin saber que hacer, ve al rededor y rápidamente estrecha mi mano para soltarme enseguida.

-muy bien, señorita. Que hace aquí sola? - pregunta sin dejar de mirar al rededor

-oh, bueno… estoy buscando la entrada al invernadero pero creo que no existe - hago una pequeña mueca con la boca, el frunce el ceño.

-si la tiene, aquí - se acerca a un costado y empuja un vidrio, este cede un poco y luego se desliza a un costado.

-oh. Genial! Puedo entrar - digo feliz pero él me tapa el paso.

-al señor no le gusta que entren al invernadero - dice un poco serio.

-pero yo…

-dejala, Emmett - ambos vemos hacia un lado para ver a Rosalie caminar hacia nosotros con su porte elegante como de modelo - el señor Cullen ha autorizado que pase - el asiente con impresión y se aparta de la puerta. - vamos, el jefe quiere hablar contigo. - ordena y luego me mira - señorita Swan - asiente y le imito viéndolos alejarse.

Entro al hermoso santuario de flores y jungla, es como estar en un mundo diferente pero sin salir de casa, puedo oler las flores, la madre selva, y la tierra húmeda, puedo ver el pequeño estanque con peces y pequeñas tortuguitas, también hay un par de ostras en el fondo y escucho el cantar de pequeñas ranas, es hermoso y tan relajante, podría quedarme aquí y dormir en paz, me siento en una banqueta de hormigón bastante rústica que combina con todo este lugar y cierro los ojos dejándome llevar por los suaves sonidos, el aroma y la humedad. Un suave y relajante aroma a azahar me invade y si, me relajo el segundos.

Una chica podría ser feliz aquí, relajo las piernas y recuesto el torso en la banqueta dejando que mi espalda y mis hombros también se relajen, aspiro profundo sintiendo el oxígeno limpio y sonrío al captar el sonido de pequeños grillos, es todo un ecosistema aquí dentro, un mundo perfecto. Me dejo llevar por las sensaciones de la relajación y respiro más acompasadamente, la hierba un poco alta se mueve, dándome a entender que deben haber más insectos silenciosos, escucho el chapotear del agua debido a los peces y aún sin abrir los ojos me asombro al escuchar aleteos, hay aves aquí dentro también.

-disfrutando de la serenidad y la paz interior? - escucho el suave susurro en mi oido y sonrío. - creo que si. - abro los ojos para ver a Edward acuclillado frente a mi, sonríe un poco y acaricia mi cabello - te gusta este lugar?

-es increíble. Creo que este si es mi lugar favorito en el mundo. - me siento con su ayuda y miro al rededor - hay aves aquí - afirmo mirándolo, enarca una ceja con asombro.

-lo escuchaste?

-si, hace poco. Pero no los vi

-bueno, ellos casi nunca se dejan ver. Vez esos árboles allá? - señala más allá del estanque, hay árboles altos y tupidos, asiento cuando veo a lo alto - ahí viven, tienen sus nidos. Son bastante tímidos y si pasas el tiempo suficiente sin molestarlos los escuchas cantar. A veces puedo pasar horas aquí y no los escucho, pero tú lo has hecho en menos de diez minutos.

-que te digo. Los animales me aman - ríe y besa mi labios - ya acabaste? - pregunto recostandome en su hombro.

-por ahora sí. Ya es muy tarde y prometí llevarte a tu casa, vamos, no quiero que tu padre me odie por no llevarte de nuevo.

Salimos de su casa igual a como llegamos, solos, escuchando música suave y con su mano en mi pierna, me siento satisfecha, relaja y tranquila junto a un hombre que apenas conozco, como es posible que algo así suceda? si incluso después de volver no quise que ni Jacob, que lo conocía desde pequeña, se me acercara, tardé en confiar en la gente de nuevo, pero estoy aquí, sintiéndome cómoda, feliz y tranquila, como si conociera a Edward de toda la vida.

-cariño, despierta - parpadeo sintiendo pesadez en los ojos - vamos, hermosa. Ya estás en casa - enfoco mi vista mirando al rededor, sigo dentro del auto de Edward pero está detenido frente a mi casa, lo miro y enseguida me sonrie - ahí estás, dormilona.

-hace cuanto me dormí? - pregunto un poco confusa.

-dos minutos después de salir de mi casa, te vez agotada, hermosa. Ve a descansar, hablamos mañana, si? - asiento aletargada y dejo un beso en sus labios

-Hasta mañana - susurro saliendo del auto.

-descansa, hermosa. - se queda ahí hasta que entro a la casa, me despido con la manos y cierro la puerta, luego de eso escucho que se marcha, subo las escaleras y veo a papá saliendo de su habitación.

-Bella, llegaste - sonríe, esta tranquilo y se ve soñoliento.

-lo siento si te desperté, se me olvidó escribirte que venía de regreso.

-no te preocupes por eso, Edward me avisó - lo miro con algo de incredulidad

-como?

-me dijo que te dormiste de regreso y que vio prudente llamarme para avisarme - sonríe caminando de regreso a su habitación - es un buen muchacho. - luego de eso se encierra y veo que apaga la luz, no tengo cabeza para pensar como es que Edward tiene el número de mi padre o como se las apaña para robarme el teléfono, debo hablarlo con él pero no ahora, solo quiero dormir, así que entro a mi habitación y sin siquiera cambiarme me tumbo en al cama dejándome vencer por el cansancio.

Entonces...

Que les ha parecido este capítulo desde la perspectiva de Isabella?

Solo van a ser pocos, muuuuuuy pocos los capítulos con ella de protagonista.

Alguien se dio cuenta que ella tuvo un problema tiempo atrás que la marcó de una forma horrible?

Tienen alguna idea de que fue lo que le pasó?

Espero sus Rw, las leo.

Besos.