CAPÍTULO 3

ÚLTIMO ADIÓS

-Mientras estuve en San Mungo, pensé en la posibilidad de que Ginny... venga con nosotros

-¡NO! Ni soñando Harry. es mi hermana. A parte es muy chica y... y es menor de edad.

-Lo se Ron. Yo también lo pensé. Pero tu tenías su edad cuando fuimos al Departamento de Misterios. Y ella también fue. No es que no tenga nada de experiencia. Y por más que también sería ponerla en peligro... Bueno, ya está en peligro por ser de tu familia y por ser mi novia.

-Bien, tienes razón. Pero como es menor de edad, pasaríamos a hacer algo ideal. Aparte, detectarían su magia

-Tienes razón en eso. Tendríamos que cuidarnos más con el escondite, pero no detectarían su magia.

-¿Cómo dices?

-Que no detectarían su magia. El ministerio no detecta quién hace magia, detecta donde fue hecha. Me lo dijo Dumbledore el año pasado cuando me fue a buscar a Privet Drive.

-O sea que... todos estos años sin hacer magia en casa y nadie se hubiera enterado. ¡MALDITA SEA¿Porqué nadie me lo dijo antes?

Harry y Hermione rieron ante el comentario de Ron. Estaban en la habitación de éste último, en La Madriguera. Habían pasado tres días desde que Harry había vuelto de San Mungo y la noche anterior había dado a conocer de su relación con Ginny. Hermione no estaba participando de la charla. Se limitaba a escuchar y, aparentemente, pensar.

-Bueno Hermione. ¿Tu que piensas¿Le preguntamos a Ginny si nos acompaña o no?

-Creo que la decisión la debe tomar Harry. Es a él al que marca la profecía.

-Vamos Hermione. Estamos juntos en esto. No tienen obligación de venir, pero si vienen, debemos tomar las decisiones juntos.

-Creo que tanto que venga como que no venga tiene sus ventajas y desventajas.

-Entonces- dijo Ron –creo que la decisión es de Ginny.

-De acuerdo, le preguntaremos. Hermione... ¿Estás de acuerdo?

-Si

Se dispusieron a ir a decirle, pero la señora Weasley los llamó a cenar. Lo harían después de la cena.

-Ginny¿te importaría venir un minuto a mi cuarto?- Era Ron el que la estaba llamando. La cena había sido muy amena y, tal como todas las comidas de la Señora Weasley, exquisita. –queremos decirte algo.

Los cuatro subieron a la habitación en que estaban durmiendo Harry y Ron.

-Ginny- fue Harry quien empezó a hablar –queríamos decirte que Ron, Hermione y yo nos vamos a ir y queríamos decirte que es lo que vamos a hacer y... si quieres... venir con nosotros a ayudarnos.

-Debes prometer- esta vez era Hermione quién hablaba –que, vengas o no vengas, no le dirás nada a nadie. Ni si quiera a los miembros de la Orden.

-De acuerdo- dijo Ginny. Por su cara, parecía muy asustada y a la vez ansiosa –pero supongo que lo que van a hacer es entrenarse para luchar ¿no?

-No. O por lo menos esa no es la parte más importante. Voldemort, por ahora, es inmortal, nadie puede matarlo. Nuestro objetivo, es convertirlo en mortal ¿Sabes lo que es un Horcrux?

-Leí algo de que dividir el alma, de la inmortalidad, y de matar. Algo de eso pero no lo entendí muy bien. Era muy chica.

Harry Ron y Hermione se asombraron, no sabían donde podría haber leído eso

-¿Recuerdas dónde, o cuándo?

-Creo que estaba en primero, pero no recuerdo mucho más.

-¡EN EL DIARIO DE RYDDLE!- exclamó Harry –Ginny¿puede ser que lo hayas leído en el diario de Ryddle?

-Sí. Puede ser.

-Bien, te explicaré un poco mejor.

Le explicaron a Ginny todo sobre los horcruxes, todo lo que había hablado con Dumbledore, y que lo que tenían que hacer era destruir los que faltaban.

-Por eso Ginny, en las batallas no se juega la guerra. La única razón para ir a las batallas, sería intentar salvar vidas, pero nunca podremos vencer en esta guerra. No en las batallas.

-Y una última cosa para decirte. ¿Recuerdas cuando en San Mungo dije que si yo moría todo estaba perdido? Es cierto. ¿Recuerdas la profecía del departamento de misterios?

-¿La que querían los mortífagos?

-Sí. La hizo la profesora Trelawney, y la escuchó Dumbledore. Decía lo siguiente- y Harry recitó las palabras exactas de la profecía.

Ginny lo abrazó. Estaba sollozando. –Harry... oh Harry... como lo siento Harry. O sea que... los periódicos tenían razón...-

-Tranquila Ginny, todo está bien, ya lo asumí, y me decidí a enfrentarlo, cuando esté listo y los horcruxes destruidos.

-Voy con ustedes, los acompañaré

A pesar de que las lágrimas seguían resbalando por su mejilla, el tono de Ginny demostraba decisión y valentía.

-Solo hay un problema- dijo Ginny –que mi madre se preocuparía, y como soy menor de edad podría mandar a alguien a que me busque, lo que dificultaría las cosas.

-Ginny...- fue Hermione quién habló después de un largo tiempo en que estuvieron pensando que hacer -Sé que no te va a gustar la idea pero... que te parece si te nos unes cuando cumplas los 17 años, y este año vas a Hogwarts.

Ginny iba a protestar pero Harry la interrumpió.

-Puedes ayudarnos desde allí, iríamos a menudo y te mantendríamos informada...

-No. Voy con ustedes.

-Bien- dijo Harry –se me ocurre una idea. ¿Alguno sabe como hacer a alguien incontrable? Y de hecho creo que nos vendría bien a todos, por si nos quieren localizar.

-Si, no sería una mala idea... una vez leí algo en un libro, pero no recuerdo bien. Creo que lo tengo aquí. Espérenme.

Hermione se fue corriendo a su habitación. Al cabo de un rato volvió, con un libro en la mano.

-Hagámoslo.- Al cabo de 10 minutos Hermione los había hecho incontrables a todos – sólo falto yo, y parece que hacerlo sobre uno mismo es más difícil. Intentemos.

-¿Cuando nos vamos?

-Cuánto antes mejor.

-Entonces que sea después de la cena de mañana.

-De acuerdo

El día siguiente pasó muy lento. Los chicos se dedicaron a aprontar sus cosas y luego fueron los 4 al jardín. Estaban todos juntos, nadie hablaba, simplemente se miraban los unos a los otros, como intentando comprobar que todos estaban seguros de ir. Pero a pesar del miedo, en los ojos de los 4 amigos se reflejaba determinación. Determinación y valentía.

Finalmente llegó la cena. Nadie habló mucho, estaban muy tensos, muy nerviosos, muy preocupados.

-Adiós señores Weasley, buenas noches- dijo Harry.

El resto lo imitó, y Ron y Ginny abrazaron a sus padres, que luego se fueron a su habitación, muy desconcertados.

-Deberíamos dejarles una carta diciéndoles que no se preocupen

-Yo me encargo- dijo Ron

Nuevamente todos tenían lágrimas en los ojos. Al cabo de media hora Ron había terminado de escribir la carta y todos la firmaron. La dejaron sobre la mesa y se fueron a terminar con los aprontes de último momento.

Estaban todos reunidos en el patio de La Madriguera. Eran las 6 de la madrugada y un fresco viento golpeaba en la cara de los 4 jóvenes. Cuatro jóvenes que se iban alejando de una casa (que parecía a punto de derrumbarse) con paso lento pero decidido. Angustiados pero a la vez emocionados.

-Adiós- murmuraron a coro, con la voz ahogada característica de quien está llorando –nos volveremos a ver.

Estaban a unos pocos metros de La Madriguera. Se abrazaron y luego, desaparecieron, con Ginny agarrada del brazo de Harry.

De nuevo gracias x los rr...

quiero recomendarles un ff sobre el libro 7 q me gusta mucho, aca les dejo el link: http/ bue... 2 cosas... una q me habices cuando publiques tu ff q me interesa leerlo... y la otra q puede q sea buenO es cribiendo, pero definitivamente no soy buenA