"Todo se viene abajo, querida. Lo único que permanece es la familia"
Anonimo.
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ENFRENTAMIENTO.
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Mi vida de joven fue una reverenda mierda, nunca conocí a mi madre, el que se hacía llamar mi padre me dijo que la perra me abandonó al segundo siguiente de nacer, era un estorbo para ella y ya tenía suficientes problemas, me dejó con el bastardo drogadicto que se había cogido entonces, yo lo llamaba papá aunque nunca supe si en realidad lo era. El tipo era un bastardo, me golpeaba cada vez que le venía en ganas, me enviaba por droga y cervezas cuando estaba con alguna puta en casa, era su trato usual hacia mi, pensé que así eran todos los padres hasta que vi a una pequeña familia de cuatro, "mamá, papá, niño y niña", en un restaurante cenando.
Ellos sonreían, todos sonreían, se veían felices y de algún modo intenté sonreír, nunca lo había hecho, era una emoción que no había experimentado nunca. El hombre cortaba la carne para la niña, y la mujer le daba de comer al niño, era algo tan extraño, nunca recordé al bastardo alimentarme, siempre lo he hecho solo, usualmente le robaba dinero y compraba a domicilio, aprendí a marcar números en el teléfono a los tres años.
En ese momento, con cinco años, entendía suficiente para saber que mi vida era una mierda y si no salía de ahí acabaría como papá. yo nunca supe su nombre, yo le decía papá siempre, las mujeres que llegaban a casa le decían "quieres que te la chupe, cielo? O pagame mi maldito dinero, hijo de puta", los hombres que lo frecuentaban lo saludaban diciéndole "bastardo, hombre o hermano" así que creo que nunca lo conocí en realidad. Me fui una noche mientras él estaba con una mujer, solo tomé un pequeño bolso, metí un par de pantalones, camisas viejas y rotas y mi único juguete, un pequeño carro rojo que le faltaban dos ruedas, jamás volví, nunca vi atrás y él tampoco me buscó.
Servicio sociales me encontró en la calle un día muriendo de hambre y fiebre, no supe cuanto tiempo tenía viviendo bajo un sucio puente que olía a orine y basura rancia y me llevaron a un horfanato, pensé que ahí estaría mejor, un pequeño de seis años bajo un techo con otros niños, es un mal chiste, bastante cruel, vivía con monjas, se supone que ellas son buenas pero eran unas malditas arpías, nos golpeaban por todo y teníamos que limpiar todos los días, pensaba irme, siempre lo pensaba pero tenía tres comidas al día, horribles y rancias pero comida al fin.
Todo empeoró cuando cumplí nueve, ya para esa edad todos eramos concientes de que jamás seriamos adoptados, las pocas personas que llegaban ahí a ver niños iban por menores de tres años, era raro que adoptaran de seis o siete años, pasaba, pero rara vez, luego llegó Esme, ella era hermosa, dulce, sonriente y siempre tenía tiempo para cada niño que se acercaba a ella, pensé que sería como las demás y adoptaría a un pequeño o un bebé pero no, ella solo iba a pasar el rato con nosotros, me apegué a ella como una garrapata a un perro, la quería, hasta ese momento era la única persona que me demostraba sonrisas y me hacía reír, nadie me había hecho reír antes, pero al ser uno de los más grandes me enviaban a casas de acogida para bajar el número de niños en el horfanato y casi no veía a Esme.
Luego ella me adoptó, tenía trece cuando pasó y fui feliz por un segundo, tenía una mamá que me quería a pesar de mis defectos, y luego estaba Carlisle Cullen, el perfecto analista bursátil con la vida perfecta y un hijo no deseado, él nunca había golpeado a Esme, jamás la había maltratado, hasta que ella me adoptó y él explotó, fue horrible ver cómo la golpeaba y no poder hacer nada, a pesar de tener trece era un niño desgarbado y sin fuerzas, temía hacer algo indebido y que él se encargara de que no la viera jamas.
Odié a Carlisle desde ese instante, me separó de ella regresandome al horfanato, maldiciendo mi vida y toda la mierda que podría acarrear, luego volvió días después, me metió al auto sin decir una palabra, estaba confundido y asustado hasta que llegamos a su casa, todo el tiempo me sujetó de la parte de atrás de mi camiseta y me guió de manera brusca hasta la habitación principal, ahí estaba Esme acostada, pálida y más delgada, todo lo que me dijo Carlisle cuando Esme me vio y sonrío fue "No lo arruines, mocoso. Metes la pata una sola vez y te largas de aquí"
Volví a sonreír.
Fui hijo de Esme durante siete años, los mejores siete años de mi vida, tuve estudios en casa para nivelarme y poder ingresar a un buen colegio, siempre fui muy inteligente, tanto que aprendía rápido, luego estuve en varios colegios pero por mi temperamento me expulsaba, una riña de mi madre bastó para hacerme entrar en razón y terminó trasladándome de Birmingham a Londres, aquí entré a un colegio privado, al mejor internado del pais, tenía libros, ropa cara, chófer, incluso entre a la mejor universidad y visitaba a mi madre cada segundo que podía, adoraba verla feliz cada vez que llegaba a casa de sorpresa, tuve cumpleaños increíbles, fiestas temáticas, amigos del colegio y una que otra conquista, tenía una buena vida a pesar de que todo se ensombrecida cuando Carlisle aparecía.
Nunca fui de su agrado y jamás se molestó en ocultarlo, debido a eso mientras yo estaba en casa él casi no aparecía, tenía excusas como "tengo mucho trabajo" o "estoy en el club" o cualquier otra mierda que Esme tampoco le creía, por mi culpa su matrimonio se fue deteriorando, pensé en irme de nuevo pero ella no me lo permitió, según ella yo era más importante que Carlisle.
Yo sabía que él la engañaba.
Ella sabía que Carlisle la engañaba.
Se aferró a mi y eso no me importaba en absoluto.
Esme me fue arrebatada una noche, era su cumpleaños cuarenta y nueve, habíamos salido a cenar, Carlisle apenas se pasaba por la casa, ya su relación era casi nula, aún así se encargaba de hacerme saber que todo lo que había pasado era culpa mía, él solo le mandó un pequeño ramo de rosas con su secretaria y yo reservé una cena en el restaurante más costoso de la ciudad, usamos ropas excesivamente elegantes y una limusina, hice feliz a mi madre durante esa noche, cuando estábamos saliendo de ahí un hombre apuntó hacia nosotros con un arma, en realidad a mí, iba a matarme, él ni siquiera pensaba en robarnos, teníamos más de cincuenta mil libras en joyas encima, incluído mi Rolex, las perlas y los diamantes de mi madre, puedo recordar ese día tan claramente.
-hasta que te encuentro, pequeño bastardo - me tenso enseguida, somos los únicos en la cuadra, hemos sido los últimos en salir del restaurante y debemos esperar a que la limusina de la vuelta para irnos.
-señor, por favor. Tome las joyas y el dinero pero déjenos ir - pide mi madre detrás de mí. La mantengo cubierta con mi cuerpo, ahora soy más alto, muchísimo más que ella y bastante fuerte, puedo defenderla, ahora es mi turno pero el tipo solo niega y mantiene su arma en mi.
-no quiero sus joyas, señora. Solo estoy haciendo mi trabajo - sonríe de manera maliciosa y quita el seguro del arma. Estoy jodido
-por que lo haces? Quien te envía? - pregunto con algo de valentía, no es fácil hablar cuando estás siendo apuntado con un arma
-deje a mi hijo. Por favor. - Esme llora y veo algo de pena en la mirada del tipo pero enseguida cambia, vuelve a mirarme y sonríe
-lo siento, solo es trabajo. El pequeño bastardo tiene que desaparecer - cierro los ojos y espero a que suceda, prefiero morir a que algo le pase a mi madre, pero un movimiento brusco, un disparo, un grito y todo mi mundo se viene abajo. - mierda - gruñe el tipo y corre lejos mientras la limusina se detiene frente a mi y un montón de personas aparecen.
-mamá - jadeo sintiendo un fuerte dolor en el pecho, ella está delante de mí, me está abrazando con fuerza pero esa fuerza disminuye y solo veo como cae, la sujeto cayendo con ella al piso. Su pecho, su cuello, su vestido morado, su cabello castaño cuidadosamente peinado, todo está bañado en sangre, su sangre, me mira jadeando y pone una mano en su cuello, la sangre sigue brotando. - mamá - lloro y ella sonríe poniendo una mano en mi pecho.
-estas herido - susurra casi sin fuerzas, miro mi pecho y efectivamente tengo sangre, la bala entró en mi pero no me importa, no me duele, solo quiero que ella esté bien.
-vas a estar bien, mamá. - lloro y aprieto su cuello intentando parar la sangre, miro a la gente al rededor, escucho que llaman por teléfono a la policía, escucho sirenas de ambulancia pero mi madre está cada vez más pálida, más fría, se me está yendo - mamá por favor, no me dejes, no me dejes, no me dejes. Te amo, mami. Por favor… por favor no me dejes, no tu.
-te amo, hijo. Siempre te he amado y puedo irme tranquila porque te has vuelto un buen hombre, eres capaz de dominar el mundo si te lo propones. Siempre te amaré, cariño.
-no, mami. No, no, no, no! - grito cuando su mano cae de mi pecho, sus ojitos azules se cierran y ya no la siento respirar, sus labios están pálidos, no puedo detener la sangre y su piel rosada ahora está grisácea - mamá! - grito lleno de rabia y de impotencia, la abrazo con fuerza e intento cubrirla, está fría, debe tener frío, no me gusta que ella pase frío - mami, por favor vuelve, despierta, por favor, te amo, mamá. Haré lo que quieras pero despierta.
Lloro sabiendo que ella no va a despertar, me la han arrebatado y eso jamás voy a perdonarlo, casi no recuerdo lo que pasó luego, solo sé que la alejaron de mi, y grité y grité y grité hasta quedarme ronco, la quería conmigo, fui llevado al hospital, me operaron de emergencia, la bala apenas había rozado el pulmón y casi no hubo daños, mi madre se había sacrificado por mi, estuve recluido dos semanas y ni siquiera pude despedirme de mi madre.
Fui miserable de nuevo, Carlisle me cerró cualquier entrada de dinero, me corrió de la casa y me dejo en la calle, poco me importaba, cuando salí del hospital solo me fui al cementerio y pasé tres días llorando sobre su tumba, me dolía el alma, me dolía la vida, había perdido a mi madre, me la habían arrebatado y no podía hacer nada, luego llegó la llamada del abogado, había una lectura de testamento del cual Carlisle no tenía idea. Ambos estuvimos en la oficina del abogado para la lectura.
**Yo, Esmerald Laureline Masen De Cullen escribo este testamento para mantener un fondo de inversión y un salvoconducto para mí querido hijo Edward Antony Cullen Masen, sabiendo las verdaderas intenciones de mi esposo y el rencor que siente hacia mi hijo, dejo todas mis posesiones a nombre de mi hijo, incluyendo la casa, los autos, todos los fondos en mis cuentas y toda posesión que esté a mi nombre.
-tiene que estar jodiendome! - grita Carlisle enseguida mirándome con rabia - ella no pudo haber hecho eso.
-de hecho si lo hizo - admite el abogado sonriendo sutilmente - también dejó una instrucción más. - nos mira a ambos y luego a Carlisle - como su infidelidad fue probada e incluso hubo una demanda de divorcio en su contra, que fue aprobada el mismo día del asesinato de la señora, todas las mitades de sus posesiones que le quedarían a la señora Cullen, pasarán directamente a su hijo.
-él no es mi hijo!
-está hablando de mi madre. Soy el hijo de Esme, imbecil - gruño con rabia.
-me da igual. Tu no vas a quedarte con la mitad de mi dinero ni de mi empresa. Solo eres una maldita escoria, un aprovechado. Maldigo el momento en el que llegaste a mi casa. Solo eres un pequeño bastardo callejero. Siempre lo has sido.
-basta, señor Cullen! - grita el abogado molesto - lo quiera o no, él es un Cullen Masen y por ley todo lo que ha dejado la señora Esmerald le pertenece. - Carlisle me mira con rabia excesiva
-me las vas a pagar, pequeño bastardo. - amenaza y sale de la oficina, la rabia y el odio corren por mis venas, me levanto de la silla y salgo enseguida de la oficina siguiéndolo, lo encuentro bajando las escaleras.
-Carlisle - llamo con fuerza, a detiene varios escalones más abajo y me mira con odio.
-que demonios quieres?
-solo quiero saber por qué lo hiciste? - pregunto cansado, aun me cuesta caminar rápido, siento dolor físico y también dolor en el alma
-hacer que? - pregunta bruscamente
-no te hagas el imbecil - bajo los escalones y lo encuentro frente a frente - estaba dolido, asustado y tenía tanta culpa por lo que le pasó a mamá, pero ahora me doy cuenta de que todo fue tu culpa - escupo con rabia, frunce el ceño y niega
-no se de que hablas - sisea y vuelve a bajar pero lo sujeto del brazo con fuerza y lo hago mirarme
-eres el único que conozco que me llama "pequeño bastardo" desde que me conoció. Y qué casualidad que el asesino de mi madre me haya llamado de la misma forma. - su semblante cambia por un segundo y es cuando lo sé, lo confirmo. - que ganabas con esto? Recuperarla? Vamos, la engañaste más de tres veces, ella jamás iba a perdonarte.
-tu me la arrebataste, tú me apartaste de su lado, tenía que hacer lo mismo, la quería de vuelta. - gruñe molesto y con los ojos llenos de lágrimas y culpas
-yo no te la quité, tú te alejaste. Pudimos ser una familia pero nunca fui suficiente.
-jamas podrás ser mi hijo!
-en eso tienes razón, yo jamás mandaría a matar a mi familia - su rostro palidece - cuídate la espalda, Carlisle. Esta es la última vez que un bastardo me arrebata algo que quiero.
-si me pasa algo nunca tendrás una libra de mi dinero. - bufo molesto.
-no necesito tu asqueroso dinero. Mi madre me dejó una vida de comodidades. No las quiero, cambiaría todo por tenerla aquí pero así es la vida.
Una semana después Carlisle murió en un "accidente" automovilístico, nadie pudo probar que los frenos estaban cortados, el auto quedó completamente irreconocible al igual que él, tuve que tomar medidas drásticas debido a que había intentado matarme de nuevo con el mismo imbecil, yo estaba trabajando y había gente, mucha gente cerca, lo reconocí y él aún así intentó apuñalarme.
La promesa que le hice a Carlisle era cierta, nunca volverían a meterse con los que me importan, yo defiendo a mi familia hasta el final. Así que eso es lo que estoy haciendo, después de haber ido a casa y haber leído el informe que me dio Rosalie de los Black, juré que iba a vengarme, el bastardo de Billy Black había estado jugando al buen amigo mientras le quitaba cada centavo a Charlie, también está demás decir que se hacen pasar por los únicos buenos samaritanos, pero solo siguen exprimiendo lo poco que queda de ellos, ahora mismo voy llegando a la oficina central de empresas Black con parte del informe y el contrato del restaurant.
-hemos llegado, señor - me bajo del auto y miro el edificio frente a mi, es tan cliché con sus vidrios polarizados y su fachada dorada y negra, por favor, un poco las de creatividad no daña, me acomodo el saco y camino con Emmett detrás de mí hacia las puertas.
-señor Cullen - saluda el guardia que me abre la puerta, asiento hacia este y sigo mi camino por recepción, los pisos son de mármol al igual que los recibidores de recepción, cuatro chicas atienden teléfonos y cuatro guardias más custodian los elevadores.
-buenas tardes - murmuro serio hacia una de las chicas, ella enseguida me mira y sonríe algo impresionada.
-buenas tardes, señor Cullen. En que le puedo ayudar? - pregunta coqueta.
-Billy Black. Tengo que verlo ahora. - ordeno con excesiva seriedad, asiente y hace una llamada
-hola, Sara. El señor Black está disponible? De acuerdo - cuelga y me mira con pena. - lo lamento, Señor Cullen. El señor Black no está disponible. - Suelto el aire molesto y aprieto los labios un segundo. No voy a pagar toda la mierda con esta simple empleada.
-vuelve a llamar y dile que Edward Cullen está aquí y si no quiere que un informe de hace diez años salga en primera plana del Forbes, me atienda ahora mismo! - exclamo casi gritando y ella vuelve a llamar diciendo las mismas palabras que le dije.
-puede subir, señor Cullen. Piso veinte - dice con un poco de miedo.
-gracias, linda. - asiento hacia ella y camino con Emmett detrás de mí. Paso a los guardias y tomo el ascensor que me lleve al piso donde se encuentre el bastardo.
-recuerde respirar un poco, señor. No puede lanzarse sobre su cuello enseguida, es un anciano.
-eso que tiene que ver? - gruño cansado.
-que le puede dar un infarto o algo así - contesta y suspiro. Tiene razón, tengo que ir poco a poco.
-no prometo nada - le digo sabiendo que no sé cuánto dure mi paciencia con ese viejo de mierda. Las puertas se abren en el piso veinte, la recepción aquí es completamente en mármol negro, más mierda cliché, camino por el recibidor hasta que veo a una rubia detrás de un escritorio, se pone de pie cuando me ve y sonríe algo tensa.
-señor Cullen - saluda con un asentimiento de cabeza - el señor Black lo espera - paso de ella y abro las puertas para entrar a la inmensa oficina, acaso no sabe aprovechar los espacios? Para que tiene una oficina tan grande? Nada como ser práctico y usar el espacio para algo funcional. Veo a Billy sentado en una enorme silla de cuero italiano, es mucho más grande que él y se ve tan pequeño que causa un poco de risa, se pone de pie cuando me ve entrar, Emmett cierra la puerta y se queda ahí, vigilando cada movimiento.
-Edward, que te trae por aquí? - pregunta con soltura y algo de humor, no estoy para estas mierdas ahora, solo quiero ir por mi chica y sacar a Charlie de la clínica, tenerlos en casa es mucho más seguro.
-no te hagas el imbecil, Black, que no te queda. - me acerco a su escritorio y lo miro con rabia - soy directo así que no me voy a andar por las ramas. Por que le robaste el dinero a Charlie? - pregunto enseguida, Billy frunce el ceño molesto.
-me estas acusando de algo? - pregunta ofendido.
-en realidad si, lo estoy haciendo. Acaso sentías celos de que Charlie Swan tuviera a la familia perfecta, tuviera más dinero que tú y triunfara en todo antes que tú? - pregunto acorralandolo con las preguntas
-jamas sentiría celos, es mi amigo. - dice sentándose, me mira con seriedad y algo de temor.
-y desde cuándo a los amigos se les roba el dinero? - pregunto con sarcasmo.
-estas hablando tonterías, muchacho. - resoplo y abro la carpeta, le lanzo el balance de entradas monetarias de él y las salidas de Charlie. El mira el informe y se tensa
-acaso es casualidad que todas las cantidades que pierde Charlie coincidan con tus entradas en el montos, fechas y horas exactas? Nada puede ser tan casual, Black.
-esto es todo tu argumento? Números de entradas? - pregunta con burla
-no. También tengo esto - le lanzo otro documento - las clínicas clandestinas donde él vendió órganos vitales; eran tuyas Black, con prestanombres.
-no puedes probar nada - murmura algo nervioso. Le lanzo otro documento.
-que hay con este? Estabas comprometido con Renné Dwyer y ella te dejó, te cambió por Charlie y no solo te humilló una vez, si no dos al embarazarse enseguida de Charlie para formar la perfecta familia Swan.
-callate, eso fue agua pasada.
-claro - siseo con burla - por eso intentaste embaucarlo varias veces con empresas ficticias para quitarle el dinero pero nunca cayó - le lanzo otro documento donde están las empresas fantasmas - estabas tan jodidamente encabronado con la perfecta familia Swan que te aliaste con Vulturi, no? De alguna forma tenías que joderlos, no pudiste quedarte con Renné ni quitarle su dinero, así que… por que no joderlo donde más le duele, la perfecta hija. Hermosa jovencita, prodigio inteligente, casi una princesa preciosa como su madre y toda una señorita de sociedad.
-tu no sabes nada - gruñe apretando los dientes, le lanzo otro informe al escritorio.
-lo sé todo, viejo bastardo. Estabas tan molesto por no tener lo que él tenía que le jodiste la vida arrebatándole a su hija de la peor forma, acaso sabes lo que esos bastardos hacen con las niñas como Bella Swan? - gruño casi gritando.
-no. Y tampoco me interesa.
-bueno, te lo diré de todas formas porque quiero que sientas algo de mísera culpa, hijo de puta. A las niñas como Bella Swan a sus escasos diesiciete, las venden al mejor postor, literalmente las encadenan y las hacen desfilar desnudas frente a un montón de sádicos que solo piensan por cual hoyo la follaran primero - su semblante cambia, se pone pálido y transpira - a niñas como ella las obligan a drogarse tanto que las hacen adictas para olvidar la mierda donde están, las obligan a coger con viejos más asquerosos que tú, con sádicos que no solo usan su polla para dañar a una jovencita, las ultrajan de tal forma que les quitan su identidad, su dignidad y sus ganas de vivir y si eso no es suficiente, también las humillan golpeandolas y flagelandolas cuando se rehusan a hacer algo.
-y tú como… cómo sabes todo eso? - pregunta nervioso.
-por que mi mejor amiga, mi empleada fiel, mi hermana… paso por eso también, la única diferencia es que ella no tenía a nadie afuera quien la buscara, que rezara por ella, Bella si lo tuvo. - los ojos de Billy se llenan de lágrimas y baja la mirada
-nunca quise eso para ella, quería que la secuestran pero jamás que le pasara algo así, cuando regresó dos años después me sentí tan culpable… me sentí miserable
-aun deberías hacerlo, por tu culpa dañaron a una joven inocente, por tu culpa Renné se sacrificó para salvar a su hija, por tu culpa Charlie perdió todo y tu solo sientes algo de culpa y te redimes pagando sus médicos psiquiatras, y les das una casa en la cual deben pagarte renta? Eso es bajo incluso para un bastardo como tú.
-intenté remediar todo. La ayudé con sus tratamientos, pagué su colegio, corrí con los gastos médicos de Charlie, incluso le di un trabajo honrado a Bella.
-eso no redime dos años de abuso sexual, la pérdida de una madre y el robo de todo el dinero de Charlie.
-que más puedo hacer! - grita molesto.
-devolverles todo lo que les quitaste, hijo de puta! - grito furioso - devuelveles el dinero, su casa, sus negocios, devuélvele todo lo que te quedaste por avaricia - lanzo el último documento. El contrato del restaurante - y entregale el restaurante a Isabella, es de ella.
-va a mitad con Jacob, cincuenta por ciento de acciones a cada uno. - dice serio. Resoplo y ruedo los ojos
-el pequeño hijo de puta de tu hijo jamás distinguiría entre una maldita ensalada de McDonald's y una ensalada nicois. Bella estuvo llorando a mares porque la estaban dejando de lado del restaurante. Ella es la jefa, la dueña y la que sabe cómo dirigir un maldito local de comida. Se lo vas a entregar por completo. Un contrato nuevo, todas las acciones son de ella. Un solo propietario y va a ser ella.
-no puedo hacer eso, Jacob va a molestarse, le gusta ese sitio y es donde puede estar cerca de Bella, la quiere mucho.
-tengo noticias para ti, imbecil. Tu hijo le rompió el corazón por mensaje diciéndole que era reemplazada en el restaurante y que no visitaría a Charlie porque los negocios son primero, eso está mal, Billy. Inclusive tú debes guardar un poco las apariencias - digo enarcando una ceja.
-maldito mocoso - gruñe y niega - tan temperamental como su madre. - el mira con cansancio - no he ido a ver a Charlie porque enserio estoy ocupado. Apenas llegué hoy de viaje.
-bueno, no te molestes en ir de todos modos. - me alejo dos pasos de su escritorio - él está bien. Ahora has lo que te dije y no habrá problemas.
-no puedo hacerlo, no puedo ceder a eso. He hecho una fortuna con esos negocios
-negocios que no eran tuyos! - grito exaltado - vas a devolver lo que robaste y le entregaras el restaurante a Isabella o si no…
-no si no que? - me interrumpe con valentía - vas a amenazarme?
-en realidad, si. Emmett - llamo y él muestra una pequeña grabadora, enseguida la pone a reproducir donde se oye a Billy confesando, toda nuestra conversación está ahí, su rostro arrugado se vuelve pálido y jadea para mirarme con terror - esa es mi amenaza, Black. Entrega todo lo que te he dicho y esto no aparecerá en los noticieros y revistas empresariales. Tienes un mes para organizar tu mierda y regresar todo o esto aparecerá en el noticiero de las once - sin esperar a que diga nada salgo de su oficina con Emmett
-satisfecho, Señor? - pregunta Emmett mientras bajamos en el ascensor.
-en realidad si. - comento rescostandome a la pared lateral, miro la hora, son apenas las cuatro.
-que quiere hacer ahora? Vamos a la clínica? La señorita necesitará su merienda de la tarde - sonrío un poco y niego, mi chica adicta a los dulces.
-no. Bella quiere quedarse esta noche con Charlie, voy a dejarla hacerlo, quiero que Jared y alguien más cuiden de ellos, envíalos desde ahora y que le lleven un pie de limón o chocolate para su merienda - asiente enseguida y habla por su teléfono dando órdenes, la puerta del ascensor se abre en el lobby y salgo con él detrás de mí.
-listo, señor. - dice llegando a mi lado, salimos enseguida de ese patético lugar y vamos al auto - entonces que quiere hacer? - pregunta abriéndome la puerta
-estoy malditamente tenso, Emmett. Necesito patear algunos culos para relajarme. - lo veo sonreír con malicia
-hay unos cuantos en el sótano. - me encojo de hombros.
-bueno, esos tendrán que servir. - me subo al auto esperando que deshacerme de esos bastardos sirva de algo.
A poco se esperaban esto... No, cierto? Y aún faltan muchas sorpresas más. Rw?
Nos leemos en el próximo.
