"la venganza es el manjar más sabroso condimentado en el infierno"
Walter Scott.
Elliott Dashwood.
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-Está terminantemente prohibido el uso de sal gruesa, condimentos o especias picantes, y no quiero nada de grasa en las comidas. Han entendido? - ambas mujeres asienten mirando al piso con pena - lo de hoy no puede volver a pasar.-si, señor Cullen - susurra la cocinera y salgo bufando de la cocina, miro la hora, apenas son las nueve de la noche pero ya Bella está dormida, es lógico debe estar exhausta de tanto vomitar, la cena no fue exactamente lo que me esperaba, estaba exquisita, eso no puedo negarlo, habían preparado un delicioso arroz al estilo indio con kebbabs de res, Bella lo comió todo con tanto gusto e incluso repitió la comida, Charlie estuvo haciéndole bromas sobre que ya estaba comiendo doble por el bebé, ella solo sonreía mientras limpiaba el plato con el dedo índice, lamentablemente media hora más tarde mi mujer devolvió todo lo que comió incluso creo que devolvió parte del almuerzo y del desyauno.
Estuvo llorando todo el tiempo que estuvo de rodillas delante del inodoro, odié verla así, odié no poder ayudarla más que para sujetar su cabello, poner algodón con alcohol en su nariz y decirle palabras dulces, "como demonios se supone que puedo curarla con palabras dulces?" Me sentí tan malditamente impotente y sinceramente no quiero verla de nuevo en ese estado, por eso ahora está prohibido el condimento en esta casa, por lo menos durante su embarazo, quería complacerla un poco con algo de comida de buen sabor pero voy a tener que apegarme al plan del nutricionista, necesito que mi chica esté sana y mi hijo también.
Me voy a mi despacho y me siento tras mi computador, sonrío al ver la imagen de la ecografía como protector de pantalla. "Acaso es muy pronto para pedir una remodelación completa de la casa?" Creo que ahora quiero construir un ala de juegos para mi hijo, también eliminar la piscina interna, he leído que muchos bebés mueren ahogados por un descuido, les atrae el agua. Siento un escalofrío solo de pensar en que mi hijo pueda sufrir de alguna forma, no me lo perdonaría, Bella jamás me lo perdonaría, necesito hacer de esta casa un lugar seguro para mi familia y si eso no es posible entonces comprare una nueva, no me voy a arriesgar, no con ellos
Tomo la carpeta de la información de Aro Vulturi y reviso todo sobre sus negocios, no puedo evitar notar que la trata de blancas es un negocio próspero, bueno, es un negocio que se maneja desde el inicio de los tiempos, siempre ha dejado buen dinero y aunque en principio pensé en entrar en ese mundo, me arrepentí enseguida al recordar lo que Esme sufrió al perder a su hermana de esa forma, luego comencé a integrarme con la cocaína y Rose llegó a mi vida, ella también había sufrido por ello, ahora Isabella entra como un hermoso huracán y me muestra su desastre y no puedo ni siquiera pensar en trabajar en algo así. Al parecer soy un imán para mujeres desastrosas pero no me arrepiento de haber encontrado a Isabella.
Aro Vulturi es un bastardo con mucha plata y buena suerte, comenzó el negocio hace veinticinco años con su hermano Marcus, Caius apenas era un pequeño niño entonces, traficaban con mujeres musulmanas y africanas en primer lugar, mujeres que nadie buscaría y nadie reclamaría, luego la ambición los hizo más osados y comenzaron a secuestrar en Europa y Australia, los tipos pagaban bien por las pelirrojas, fueron a la cárcel algunas veces por posesión de drogas pero los cargos desaparecían un tiempo después, cuando Caius creció se involucró de forma más sutil, él las enamoraba y las drogaba para luego raptarlas, todas niñas lindas, ricas, con títulos, de sociedad, era una forma de decir que ninguna chica podría salvarse de ser llevada por ellos.
Marcus Vulturi fue asesinado por su propio hermano hace unos años cuando quiso dejar el negocio, estaba cansado y solo quería marcharse, Aro lo dejo ir mandándolo directo a la tumba, ahora con la desaparición de Caius y parte de su personal de confianza, Aro se ha escondido en una de sus casas de seguridad en Italia pero sigue haciendo negocios, ya no se muestra en las calles pero hace los contactos trabajando como intermediario. Su fortuna está valorada en unos veinticinco mil millones de dólares. Nada mal para un bastardo que secuestra chicas para vivir.
Cierro esa carpeta y abro enseguida la de Igorov, es más pequeña y con menos información, un bastardo Checo que creció en las calles, sin padres reconocidos y pasado por tantas casas de acogida que los registros son infinitos, mató a un hombre a los once años, uno de los hijos de puta que cuidaba niños por cheques del gobierno, era un jodido que violaba pequeños y él fue una de las tantas víctimas, lo asesinó mientras dormía, pasó por más casas de acogida y luego fue a un reformatorio cuando casi mata a un niño a golpes por haber robado su gorro para el frío, todo un pequeño gánster.
A los quince se escapó del horfanato y comenzó a trabajar para Stanis Udenko, un traficante de armas y drogas en los bajos mundos de Praga, pasó diez años bajo su mando hasta que se cansó de ser un subordinado, hizo que su gente de confianza se volteara y luego lo asesinó tomando su lugar en el negocio, se hizo de contactos, trabajadores fieles y una buena mercancía para emprender con su nuevo negocio, las drogas y las armas siempre dejan un buen dinero pero la prostitución no tiene límites, comenzó a secuestrar chicas pero era un trabajo tedioso para él, buscarlas, raptarlas, drogarlas hasta hacerlas adictas y ponerlas a trabajar como es debido, mucho trabajo para alguien tan ambicioso, así que mejoró su estrategia, comprar las chicas a traficantes menores, ya estaban preparadas y listas para el trabajo.
Cierro la carpeta con rabia y me paso una mano por el cabello con excesiva frustración, nunca había pensado más allá de sentir asco y repulsión por ese tipo de trabajo, no era mi favorito, pero tampoco desestimada a mis colegas por hacerlo, cada quien a lo suyo y listo, pero pensar que mi mujer, mi nena estuvo en las garras de estos bastardos me hierve la sangre, quiero pensar que puedo acabar con ellos, quiero encontrarlos y asesinarlos, quiero desaparecerlos y por fin cerrar ese capítulo oscuro en la vida de mi mujer. Quiero encontrar a René, quiero devolverle a su madre, quiero hacerla feliz de todas las formas posibles, solo quiero una sonrisa en su rostro todos los putos días por el resto de su vida.
-señor Cullen! - levanto la mirada para ver a Rosalie en la entrada de mi oficina. - Elliott Dashwood está aquí
-hazlo pasar - ordeno y ella sale enseguida, dejo las carpetas a un lado y veo como entra Elliott a mi oficina. Sonríe con arrogancia y le guiña un ojo a Rosalie que enseguida se ruboriza y baja la mirada, bastardo. Elliott es un viejo conocido, en realidad nos conocimos en Bagdad, yo estaba vendiendo armas a los guerrilleros mientras él buscaba la mejor forma de salir del territorio hostil sin ser asesinado, había matado a un grupo guerrillero buscado por los estadounidenses y él era el mejor para el trabajo, un antiguo soltado, Navi Seal, Marine y artillero con más de treinta y cinco misiones registradas y otras veinticuatro misiones secretas.
Ha tenido suerte de salir vivo en cada una de esas veces, es un bastardo ágil y con mucho carisma, también es atractivo, "según lo que dice mi personal femenino", es tan alto como yo, con su cabello negro, y sonrisas arrogantes, poca barba y tatuajes, ese hijo de puta sabe lucir bien frente a las mujeres así que espero no tenerlo cerca de Bella, no soy desconfiado pero a Isabella le gustan los tatuajes y él viene mostrando todos los que puede con esa camisa polo negra. "No, definitivamente él no puede ver a Bella", tiene que salir enseguida de aquí pero primero debo mostrarle todo lo que necesito que haga, si él no puede encontrar y traer a Igorov nadie en este jodido mundo podrá hacerlo
-Dashwood - saludo poniéndome de pie, le tiendo la mano y enseguida la estrecha para darme unas palmadas en la espalda, "buenos amigos."
-Cullen. Que tal te trata la vida? - pregunta mientras camina a la silla frente a mi escritorio y se sienta - mucho drama con mujeres? - pregunta y lo miro confundido, luego se toca el labio - quien haya sido te dejó marcado. - me río y niego para luego sentarme.
-para nada, tuve un accidente hace una semana, un hijo de puta que aún no aparece. Todo bien.
-entonces no hay drama con mujeres? Que ha pasado con el bastardo gigoló que atrae a cada rubia que le pasa por el frente? - pregunta con asombro mientras reposa su pie derecho sobre su rodilla izquierda. Me pongo de pie y voy al mini bar.
-para nada, las rubias están vetadas para mí, en realidad… todas las mujeres están vetadas para mi. Bourbon o wisky? - pregunto sirviendo un Bourbon para mí.
-wisky por favor - sirvo uno para él y se lo entrego - no me digas que estás tomado ya. - comenta con burla y asiento mientras bebo un sorbo.
-muy tomado en realidad. - me siento en mi silla y sonrío - y no es rubia, es una hermosa morena.
-joder, amigo. Ya te lanzaste la soga al cuello? Que paso con eso de "jamás pasar más de una semana con una mujer?"
-bueno, no había conocido a la correcta. - dejo el vaso en el escritorio y me recuesto al espaldar de mi silla - te lo digo, Dashwood. Ella es la mujer perfecta. Hermosa, dulce, encantadora y me va a dar un hijo. - comento con orgullo y me mira sin poder creerme
-estas jodiendo conmigo? - pregunta asombrado, niego sin dejar de sonreír - felicitaciones, hermano. Me gustaría conocerla. - me tenso un poco pero él no lo nota, niego enseguida y bebo de mi Bourbon.
-ahora no se puede. Está dormida, ha tenido mucho malestar. Pero no te llamé para hablar de la vida, necesito que hagas un trabajo para mí - su semblante se vuelve serio y le tiendo la carpeta de Igorov - lo conoces? - revisa la carpeta y mira las fotos así como los documentos de su vida.
-si, quien no conoce a este hijo de puta en los bajos mundos. - murmura serio - quieres hacer negocios con él? Ahora incursionas en la trata de blancas? - pregunta entre serio y molesto.
-no, para nada. Nunca entraría en ese mundo, en cambio lo necesito a él. - afirmo serio
-para que?
-para matarlo, Dashwood - gruño y enarca una ceja hacia mi, cierra la carpeta y la coloca sobre el escritorio.
-por que? Te está sacando del negocio? - pregunta cruzándose de brazos, ni siquiera me deja contestar - te aprecio, Cullen. Pero no rastreo tipos para venganzas de mierda
-no es una venganza de mierda! - exclamo golpeando con fuerza el escritorio - ese hijo de puta junto con los hermanos Vulturi secuestraron, drogaron y prostituyeron a dos mujeres que aprecio mucho y no voy a seguir de brazos cruzados viendo cómo destroza la vida de mujeres inocentes - frunce el ceño y mira mi escritorio durante largos segundos
-tu mujer fue una de ellas, no? - susurra y suelto el aire cansado.
-si, fue una víctima de tantas. No quiero que nadie más pase por ello, no quiero ese fantasma jodiendo la vida de mi mujer y por un demonio que lo voy a dejar vivir si me dicen en un mes que voy a tener una hija. - suelta el aire y toma el resto de su wisky para luego tomar la carpeta de nuevo
-tu mujer sabe que estás haciendo esto? - niego y tomo otro trago.
-no, pero su padre si y está totalmente de acuerdo. Quiero proteger a mi familia del pasado y del futuro. Y quiero hacerlo ya. - asiente y cierra la carpeta
-de acuerdo, lo haré. Pero debes pagarme una buena por esto - advierte y ruedo los ojos
-por favor, Dashwood. Sabes que eso es lo de menos. Te pagare el doble porque necesito que busques a alguien más
-quien?
-Renné Swan. Es la madre de mi mujer y ese bastardo la tiene o la tuvo hace diez años. Recuperar a mi mujer incluyó un intercambio, la hija por la madre y si ella está viva aún la quiero de regreso con su familia.
-estas jodiendo conmigo? - se inclina y pone una mano en el escritorio - estás diciéndome que tu mujer es Isabella Swan? - pregunta alterado.
-si, ella. Por qué te sorprende? La conoces?
-claro que la conozco, Isabella Marie Swan Dwyer, hija del rey del acero industrial, descendiente cincuenta y cinco a la corona, ex condesa de Wembley y repudiada por la aristocracia al haber quedado en la ruina
-como sabes todo eso? - pregunto serio y algo desconfiado.
-Por favor, Cullen. La noticia de ella fue un revuelo en todo reino Unido, además de eso, fui uno de los que estuvo en los grupos de búsqueda y rescate, era solo un maldito niño buscando fama pero sabía lo suficiente.
-pero no la encontraste - le reprocho con cierta molestia.
-vamos, tenía veinte años entonces, no tenía ni la pizca de experiencia que tengo ahora. Puedo asegurarte que tendré a ese bastardo en mis manos.
-es lo que espero, hay otras cosas más que quiero que hagas como traer a Aro Vulturi y desmantelar su cartel.
-necesito información más específica sobre todo esto.
-lo sé, solo déjame reunir todo en un solo informe y lo tendrás - tres toques suaves a la puerta me ponen alerta. - adelante - al abrirse la puerta veo a mi linda chica asomar su cabeza y mirar al rededor algo confundida. Le arrebato la carpeta a Elliott y la guardo junto con la de Aro - ni una palabra, Dashwood - susurro y me levanto de la silla - Bella amor, que haces levantada? - pregunto caminando hacia ella, me sonríe tímidamente y la hago entrar para cerrar la puerta - te sientes bien? Te duele algo?
-no - susurra y baja la mirada - solo… me desperté y no te vi conmigo. - sus mejillas se tiñen de rosa - te extrañé - susurra muy bajo y la abrazo a mi cuerpo.
-lo siento, cielo. Estoy algo ocupado, - ella se separa de mí y mira a Dashwood - amor, te presento a Elliott Dashwood, un viejo amigo y socio de trabajo. Dashwood te presento a mi mujer, Isabella Swan. - este enseguida se pone de pie y se acerca, le dedica una sonrisa coqueta a mi chica y está enseguida abre la boca un poco asombrada. "En serio amor? Tú también?"
-un placer conocerte, Isabella - toma su mano mientras le habla con la voz ronca, con esa con la que seduce a las mujeres. Bastardo. Ella se sonroja un poco pero sonríe.
-igualmente, señor Dashwood. - Elliott sonríe encantado.
-hermosa y única. Te has sacado la loteria, Cullen - apremia y gruño mientras aprieto a Isabella a mi cuerpo.
-lo se, es toda mía. Verdad, amor? - pregunto mirándola, me mira hacia arriba y sonríe dulcemente.
-siempre, baby. - si, soy jodidamente feliz. Luego mira a Elliott - va a quedarse, señor Dashwood?
-no, no. Solo estaba arreglando unos acuerdos con Edward, ya me iba. Y por favor, dime Elliott - este me mira y asiente - necesito esos informes para mañana mismo si quieres el trabajo rápido
-ten por seguro que los tendrás - me tiende la mano y se la estrecho.
-entonces me retiro. - me suelta y toma la mano de mi chica de nuevo - un placer, Isabella. Espero verte de nuevo - deja un beso en el dorso y ella sonríe nerviosa.
-igualmente Elliott. - este me mira y asiente. Enseguida sale dejándome a solas con mi hermosa chica. - lamento haber interrumpido tu reunión.
-no interrumpiste nada, mi amor. - beso sus labios y suspira recostandose a mi pecho - no deberías estar caminando, cariño. Te tomaste la pastilla de la noche?
-si, por eso estoy soñolienta ya.
-bueno, vamos a la cama entonces. - la llevo por el pasillo y las escaleras con lentitud y la ayudo a meterse bajo las sábanas. - voy a darme una ducha rápida y vengo contigo, de acuerdo?
-si - susurra con los ojos cerrados, entro al baño y me doy un baño lo más rápido que puedo, un poco de jabón, champú y listo, me pongo solo unos boxer limpios y cuando regreso a la cama ella ya está dormida abrazando mi almohada, sonrío por inercia y me meto bajo las sábanas, la atraigo hacia mí y la recuesto en mi pecho.
-buenas noches, nena.
*Algo me hace cosquillas, gruño y resoplo pero la cosquilla sigue ahí, frunzo la nariz y escucho una suave risa, suspiro porque reconozco esa risa, las cosquillas siguen, esta vez no están en mi nariz, bajan a mi mentón y pasan a mi cuello, está si me gusta, me dejo llevar por las suaves cosquillas pero un ruido molesto me hace salir de ese letargo tan delicioso, resoplo de nuevo cuando las cosquillas desaparecen por completo y escucho su suave voz
-Baby, despierta. Te llaman - abro un ojo y veo a mi linda chica resplandeciente y hermosa - vamos, baby. - resoplo y tomo el teléfono para ver qué es Jasper.
-sabes acaso que hora es? - gruño como saludo, esta vez es la risa de Alice la que escucho.
-acaso sabes tú la hora, Cullen? - pregunta con sarcasmo, miro el teléfono y me sorprendo al ver que son las nueve de la mañana - eso supuse - murmura como si supiera lo que acabo de hacer
-que quieres, Alice? - gruño y veo a mi chica sonreír y jugar con el vello de mi pecho. "Eso me gusta, un hombre puede acostumbrarse a esto."
-solo quiero que sepas que con Jasper vamos saliendo para tu casa, quiero ver a Isabella.
-sabes que ella está de reposo, no puede hacer desarreglo ni tener sobresaltos - advierto con seriedad - además, creo que tú serías demasiado para su salud.
-ja. Ja - dice con sarcasmo - soy un amor, lo sabes. Y para tu información, Cullen. No te estoy pidiendo permiso, solo te estoy avisando
-bueno, pueda que no te deje pasar los portones - adivierto sonriendo.
-lo harás porque sabes que soy genial. Además, no voy a correr una maratón con ella, solo vamos a charlas un rato. - suelto el aire y miro el pequeño puchero de mi chica, ella lo necesita, necesita una amiga y alguien con quien hablar sobre cosas de chicas y bebés.
-de acuerdo, nos vemos en un rato. - cuelgo la llamada y veo a mi linda chica con un vestido un poco holgado y sandalias. - desde qué hora estás despierta, nena? - pregunto confundido, usualmente despierto primero que ella, aunque anoche me dormí mucho más tarde observándola dormir
-a las siete, tenía náuseas, muchas. Sue me dio una galleta de jengibre y eso me ha calmado, incluso ya desayuné con papá.
-oh, amor. Lo siento, me hubieras despertado.
-no, baby. Te veías tan tranquilo y profundo. Además, has trabajado mucho y has cuidado de mi y de papá y también del restaurant. No puedo exigirte más.
-si puedes - afirmo y beso sus labios - todo lo que quieras puedes pedírmelo. - me siento en la cama y beso su frente - ahora déjame arreglarme Jasper y Alice no tardarán mucho, Alice es un torbellino de hiperactividad y quiere pasar el día contigo. Crees aguantarlo?
-creo que puedo manejarlo - afirma sonriendo - no tengo amigas y creo que ella podría ser una
-lo es, nena. Te considera una amiga. Solo llámame si te sientes sobrepasada por ella, suele ser absorbente cuando quiere.
-lo prometo - beso sus labios y me levanto.
-bien, tomaré un desayuno rápido e iré a ver a Emmett antes de que llegue Jasper y Alice.
-de acuerdo. Por cierto… qué tipo de trabajo hace un mercenario para una corporación? - me tenso enseguida y la miro.
-que? - pregunto haciéndome el desentendido.
-que tipo de trabajo hace un mercenario para una corporación o una empresa? - pregunta de nuevo hablando más lento.
-no entiendo tu pregunta, mi amor? - digo entre nervioso y confundido
-anoche estaba muy cansada y bastante ida, por eso no lo reconocí pero ahora recuerdo. Elliott Dashwood es un mercenario.
-y tú cómo sabes eso, hermosa? - pregunto un tanto alterado, acaso ella sabe algo?
-bueno… Billy una vez dijo algo sobre mercenarios y eliminar a la competencia, habló sobre él pero este no aceptaba ciertos trabajos así que tuvo que llamar a alguien más. - la miro aún más confundido y algo alterado. "Para que Billy iba a contratar un mercenario?"
-el trabaja como investigador a veces, encuentra personas. Es bueno en eso. Y también es un viejo amigo. - me mira durante unos largos y escrutadores segundos, su mirada fija en mis ojos, luego de la nada asiente.
-está bien. - besa mis labios y sonríe apenas - voy con papá, nos vemos ahora. - asiento y la dejo ir. "Acaso no me creyó? Que tanto sabe ella sobre mercenarios? Que hacía Billy contratando uno? Por que siento que Bella sabe algo que no quiere decirme?"
Hay alguna posibilidad de que ella sepa de mi segundo trabajo?Sabrá sobre los bastardos en el sótano?Sobre la investigación a Igorov?
Ella no puede saberlo, o si? He sido lo bastante meticuloso y cuidadoso sobre lo que hago o digo frente a ella, manejo mis negocios lejos de ella, intento no tenerla cerca en ningún momento a menos que sea sobre la farmacéutica, ella no necesita enterarse de la mierda mala, de los negocios ilícitos, mucho menos de que he asesinado personas. No ella no necesita eso, ella es pura y dulce y… también ha asesinado a alguien y volvería a hacerlo si pudiera, no voy a dejarla hacerlo, no ahora que está embarazada, pero siento que sabe algo y me asusta. Estoy paranoico? si ella supiera algo ya me habría reclamado, ya me habría dejado incluso.
O no?
-mierda
primero que nada quiero disculparme por tardas meses en publicar de nuevo.
estos meses han sido duros en cuestión de trabajo y tiempo, apenas y he podido dormir, pero aquí estoy de nuevo, espero no me hayan abandonado, prometo traerles aunque sea un capítulo a la semana, dos si tengo mas tiempo.
pinky promise.
cuéntenme qué les ha parecido.
me gusta leerlas.
entonces... estamos hablando hermosas.
besos.
bye.
