Harry Potter, pertenece a JK Rowling. Tokyo Ghōul, pertenece a Sui Ishida.
1.- Fem-Harry tiene que ser un Ghoul, eso está implícito.
2.- El harem de mínimo siete, tiene que tener a Lily, Hermione, Daphne, Padma, Susan, Kaya y Tōka si o si, decide las otras dos, e incluso puedes agregar a más chicas, siempre y cuando las seis estén.
3.- NO es un Cross, solo vamos a usar el Ghoul como criatura mágica, a Tōka, Kaya, el Kagune y nada más de Tokyo Ghoul.
4.- La criatura Ghoul tiene que ser endémica de Japón, es decir: difiere de los Ghouls que ya existen en el canon de HP.
5.- Por naturaleza los Ghouls son... agresivos, así que el Fic tiene que ser bastante oscuro y sangriento.
6.- Quiero golpes para Snape, Ronald y Draco. Aunque bueno esa regla es más específica para ti que parecer tener alguna especie de... aprecio por la mierda esa de Snape.
7.- (Lo de la relación incestuosa por supuesto está implícita también, pero por si acaso, la agrego)
8.- El Fic tiene que comenzar en el tercer, cuarto o entre esos dos años.
9.- Tiene que contener Lemons.
10.- Fem-Harry tiene que crear una empresa en el mundo mágico, para hacerlo evolucionar, yo que se una empresa de celulares mágicos (esta idea fue tomada de Godfather and Godson by Mark_Ward)
11.- Tiene que haber un altercado con el mundo Muggle, no solo como referencia a Tokyo Ghōul sino también para que se demuestre aún más esa separación entre mundos.
Corte AKA Harén: Lily Potter, Hermione Granger, Daphne Greengrass, Padma Patil, Susan Bones, Tōka Kirishima, Pansy Parkinson, Kaya Irimi, Narcisa Malfoy.
Artemisa: Una Ghoul en Hogwarts (Segunda Versión)
Capítulo 31: Matanza en el Cementerio.
Cuando Artemisa aterrizó, levantó su varita mágica, pero esperó... — ¡Fulgari! —Unas cuerdas brillantes, surgieron de la varita del mago oscuro, y se acercaron al cuerpo de Artemisa.
— ¡Protego! —exclamó ella, causando que las cuerdas, cayeran al suelo. — ¡Flipendo Máximo! —El hombre salió volando hacia atrás, dejando caer un bulto, el cual gruñó.
Eso provocó una sonrisa, por parte de Artemisa. El Mortífago se puso de pie. — ¡Ya verás, maldita...!
— ¡Diffindo! —exclamó Artemisa, arrojándole el hechizo de corte, siendo esquivado por el Mortífago. —Muffliato.
— ¡Fulgari! —nuevamente, el Mortífago intentó con las cuerdas. Pero su concentración fallaba, debido al insistente zumbido en sus oídos
— ¡Diffindo! —nuevamente, las cuerdas fueron cortadas. Ella corrió hacia él. — ¡Lumos Solem!
Gruñó de dolor, siendo cegado. — ¡Incarcerous! —repitió el Mortífago, incluso estando ciego, logró capturar a la chica, haciéndola gruñir.
— ¡Date prisa, Robbins! —gruñó Voldemort, desde el lio de ropas, que el Mortífago había estado cargando en brazos. —Ya perdimos demasiado tiempo... —Fue recogido y colocado dentro de un caldero, el cual fue encendido.
Robbins agitó su varita mágica, y Artemisa ya sabía, que el hueso salía de la tumba de la tumba de Tom Christopher Ryddle. Flotó en el aire. —Hueso del padre... otorgado, sin saberlo... revivirá al hijo. —Fue colocado dentro del caldero. Entonces, miró a Artemisa temeroso, por la magia que la chica demostró. Se acercó a ella lentamente. —Sangre del enemigo... tomada a la fuerza.
—Yo... Artemisa Adela Potter Evans. Otorgo mi sangre a Tom Sorvolo Ryddle Gaunt. —Pensó la chica, antes de darle una sonrisa aterradora al Mortífago, quien agarró la sangre, gracias al Diffindo y la colocó dentro del caldero.
Entonces, Robbins miró su brazo derecho, pero entonces, cambió la varita a la mano derecha, mientras miraba su mano izquierda. —Ca... Carne de... Vasallo... otorgada voluntariamente... revivirá a.… a su señor. Diffindo. —Cortó su dedo anular, dejándolo caer dentro del caldero, el cual comenzó a burbujear con más fuerza, y un humo plateado surgió del caldero.
Un hombre calvo surgió del caldero, la mitad de su rostro y cuerpo, estaba envejecido y la otra era tersa, y, aun así, tenía los ojos de serpiente rojos, la nariz de rendijas, que recordaban a una serpiente. —Vísteme. —Robbins agitó la varita y una túnica apareció, agarró su varita mágica, y entonces gritó de horror, al ver su mano envejecida. — ¡ROBBINS, ¿QUÉ PASÓ?!
—No.… no lo sé, mi señor —afirmó el Mortífago temeroso.
— ¡CRUCIO! —Rugió Voldemort, apuntando su varita y haciendo que su Mortífago gritara de dolor, hasta que él se detuvo. —Harry Potter... —dejó de hablar, cuando vio a la chica ante él. —Robbins, ¿Quién es la mocosa?
—No... No lo sé... mi señor. Se... se suponía que sería Potter, pero... ella... ella fue traída hasta aquí, por la Copa. —Dijo Robbins.
—Soy Potter, Tom —dijo la chica seriamente. —Cuando atacaste mi hogar, Dumbledore cambió tus recuerdos, para que creyeras que yo, era un chico.
Él la miró extrañado, y enfureció, señalándole con la varita. —Eso es imposible. Te vi. Te vi con Quirrell.
—Eso creíste. —Dijo ella, jugando con la mente de Tom. —Una poción. Dumbledore, estaba convencido, de que la única forma de que la profecía que te mataría, se llevara a cabo, sería sí y solo sí, aquel que te derrotaba, era un hombre. Como tú lo eres. —Hablaba calmada, como si Voldemort no estuviera ante ella, amenazándola con una varita. Pero ella solo necesitaba ser paciente, y ya tenía la varita y el báculo, agarrados firmemente en sus manos. —Modificó tus recuerdos, para que creyeras que había un niño en esa cuna. Luego, me dio a beber una poción tan poderosa y colocó una serie de hechizos en mi cuerpo, TAN poderosos, que me hicieron ser un chico por trece años. El año pasado, fallecí súbitamente y luego fue resucitada, permitiéndome vivir como mi verdadero yo.
Voldemort gruñó y se acercó a Robbins, invocando a los Mortífagos. El sonido de las Apariciones, se hizo presente. —Bienvenidos, mis Mortífagos. Me alegra ver... que tantos aceptaran volver. —Les dio una sonrisa. —Hace trece años... nos vimos por última vez. Y acuden a mí, después de todo. ¡Seguimos unidos, por la marca tenebrosa! Eso me alegra.
—No te alegrará por mucho, tiempo —afirmó Artemisa, antes de señalar hacía el gentío. — ¡Carpe Retractum: Lucius Anakklet! —una cuerda surgió desde la punta de la varita, buscando y encontrando a Lucius, antes de atraerlo hacía ella, con una gran fuerza física, la chica saltó y le cayó encima, causando que los huesos de la espalda de Anakklet, crujieran. Una sonrisa apareció en los labios de la chica, quien seguía apuntando hacía un lado. — ¡Crescere donec caelum! (Crece hasta el cielo) —Los Mortífagos apenas y lograron lanzar algunos gemidos de dolor, mientras que eran atravesados mortalmente, por las hojas de los cuchillos de metal duende, que los empalaron. Morirían presos del dolor.
Solo tres Mortífagos más, pudieron escapar a la trampa.
Lucius, Robbins, Dolohov, Rowle y Voldemort, miraron con asombro y terror, como lo que parecían ser largas hojas de espada, surgieron desde el suelo, empalando a una enorme cantidad de Mortífagos.
De los casi treinta que llegaron al cementerio, quedaban solo cinco, contando con Lucius y Robbins.
Justo antes de que Artemisa se bajara de Lucius y lo pateara con fuerza, mandándolo a volar, y cayendo encima de Robbins.
El rostro de Voldemort se contorsionó en una mueca de ira, debido a la perdida de sus Mortífagos, en menos de unos pocos segundos y que fue obra de Potter. La apuntó con su varita. — ¡Avada Kedavra! —El rayo de magia verde enfermizo y el ruido de un torrente, como algo vasto e invisible, pasando por encima de las cabezas de todos, surgieron y volaron, hacía Artemisa Potter.
— ¡Stellar Caedes! —ninguno de los sobrevivientes, ni el revivido, reconocieron ese encantamiento, que surgió desde la varita de Artemisa Potter, no tenía una forma de rayo, sino cientos de puntos amarillo mostaza, que iban a velocidad de vértigo, hacía Voldemort, hasta chocar con el rayo verde de la Maldición Asesina, formándose una esfera de color plateado, en el lugar donde ambos hechizos se encontraron.
Las manos de ambos adversarios, comenzaron a vibrar, primero fue lento, pero entre más se alargaba el contacto entre ambos hechizos, la vibración en las varitas, iba aumentando más y más.
De la esfera plateada que se formó en medio de ambos hechizos, surgió una jaula, y el canto de un fénix, se escuchó.
La esfera comenzó a acercarse a la varita de Artemisa, pero ella apretó los dientes, e hizo que su magia natural, fortificara la magia de su varita y la esfera plateada, fuera hacía la varita de Voldemort.
Un humo blanco, comenzó a ser liberado por la varita de Voldemort, haciéndolo abrir los ojos, asombrado y temeroso, mientras que, de la varita, comenzaron a surgir gritos de dolor. Todos veían los fantasmas de las personas asesinadas por Voldemort, surgir lentamente de la varita: Frank Brice, Bertha Jorkins, más y más víctimas de Voldemort surgieron de la varita, se acercaron a su asesino. James Potter se paró junto a ella. Artemisa no recordaba, que la varita hubiera vibrado tanto, parecía a punto de astillarse.
—Suelta tu maleficio y corre. —Ordenó su padre.
— ¡Sí señor! —la sangre Potter corrió a través de ella, escapando de los maleficios de los Mortífagos, encontrando la situación, como un chute de adrenalina. — ¡Stellar Caedes! —apuntó hacia atrás, sin mirar. — ¡Bombarda! —Volvió a atacar, y escuchó una explosión. Se lanzó sobre la Copa de los Tres Magos, sintió el garfio agarrándola detrás del ombligo, pasar por el tubo estrecho, y reapareció en el laberinto.
Cuando todos la vieron, corrieron hacia ella, siendo abrazada por Lily, seguida de cerca por Hermione, Daphne, Astoria, Pansy, Padma, Parvati, Susan y Tōka. No les dijo nada, solo respiró, hasta lograr calmarse. Se acercó al odio de su madre. — "Mi plan funcionó, casi todos fueron asesinados, por mis cuchillos, sobrevivió Anaklett y otro par" —Lily asintió.
—Potter, tranquila —dijo el falso Moody. Artemisa sonrió.
—No se ve bien, profesor —dijo Artemisa. Ella sabía muy bien el porqué: ella misma, lo había atacado, en el laberinto.
—Tranquila, todo está bien ahora —dijo Lily, sabiendo ya, lo que haría su hija. Dejó a la presa, con su depredadora.
Caminaron lentamente, debido al cansancio de Artemisa, hasta llegar a la oficina de Crouch Jr., Artemisa vio un trozo de pata de una mesa, encima de otra mesa. La agarró, y se las arregló, para usarla, e impedir que la puerta se cerrara.
—Potter... —comenzó él.
— ¿No tendrá de casualidad café, profesor? —interrumpió ella. —Estoy agotada. —Se pasó las manos, por el cabello sudoroso.
Crouch asintió, y le enseñó un termo lleno de café, sirviéndole una taza y dejándole echar dos cubos de azúcar. Al beberlo, se sintió revitalizada. —Potter... ¿Qué pasó?
—Ryddle... resucitó. —Dijo ella, dándose cuenta de lo que acababa de decir. Y lo jugó a su favor.
— ¿Quién? —preguntó Crouch confundido. ¿De quién hablaba Potter?, ¿Quién era Ryddle?, ¿Por qué no le decía, que El Señor Oscuro revivió? —Potter, necesito que lo repitas, ¿Quién dices que revivió? —Ella miró hacía un lado, y se levantó, mirando aquello que estaba bajo una manta negra, ignorándolo. —Potter, debes decirme lo que pasó, en el cementerio. —Insistió él. Ella retiró la manta negra, y respiró.
—Prefiero que lo vea, Profesor. Será lo mejor. —Dijo ella, aun cansada, retirando la manta y enseñando un Pensadero. Mientras llevaba su mano derecha, en la cual sujetaba su varita, a su cabeza, extrayendo un recuerdo. Usando el Báculo, mandó una Runa de Apertura de fuego azul, hacía la puerta, la cual se abrió. Colocó la hebra plateada del recuerdo, en el interior del Pensadero y luego lo activaba.
Dumbledore, Lily y otros profesores (todos ellos, miembros de la Orden del Fénix o personas que conocían al grupo guerrillero en cuestión), ingresaron en el salón y vieron el recuerdo de lo ocurrido en el cementerio, a través del Pensadero, que ahora funcionaba como un proyector, en algo similar a una bola de cristal, pero más...
Etéreo.
Vieron el recuerdo. Vieron todo lo que pasó en el combate y como casi todos los Mortífagos murieron, siendo empalados por Artemisa y luego, vieron el Stellar Caedes de Artemisa, enfrentándose al Avada Kedavra de Voldemort, teniendo como resultado, el Priori Incantatem y como después, ella escapó.
—No fue tan difícil. —Dijo Artemisa sonriente, antes de extraer rápidamente su varita mágica. — ¡Petrificus Totalus! —El supuesto Alastor Moody, nunca se lo esperó. Artemisa caminó calmada, ignorando la perorata de Dumbledore, hasta llegar al baúl, al cual apuntó. — ¡Cistem Amperio! —El baúl se abrió.
— ¡Señorita Potter, ¿Qué cree que está haciendo?! —gritó Dumbledore, quien se silenció, al sentir la punta de la varita de Lily, contra su cuello.
—Salvando a SÚ amigo, Profesor Dumbledore. —Afirmó la chica, antes de saltar al baúl, y luego de unos dos minutos, salir cargando al verdadero Alastor Moody, a quien le faltaba el ojo, la pata de palo y estaba muy flaco.
Artemisa le arrancó los implementos al falso Moody, y se los entregó el real. El falso se convirtió en...
—Barthemius Crouch Jr. —Dijo Minerva sorprendida.
Dumbledore no pudo contradecir, ni encontró forma de evitar que Minerva y Lily, enseñaran a todos, los alumnos de Hogwarts, que Crouch era quien se había estado haciendo pasar por Moody. Y por más que intentó encontrar palabras, para detener los actos de ambas mujeres, no encontró como hacerlo. Solo se quedó con la boca abierta y con el deseo de que su voz surgiera por su garganta, pero no lo logró.
Crouch dijo (ante todos), como hizo para devolverle la vida a Voldemort, y Artemisa enseñó con el Pensadero de Moody, todo lo que hizo, para sobrevivir y como masacró a casi todos los Mortífagos.
Así, terminó el cuarto año.
Y, aunque Artemisa ya sabía que se le vendría encima una bola de nieve, también sabía cómo sobreviviría entre ese paramo helado.
