LA ESCENA DEL CRIMEN
Pareja: TomRiddle/Myrtle
¿Por qué ponerlos juntos: Sé de sobra que Myrtle estaba llorando en los baños porque Olive Hornby se burló de sus lentes cuando la atacó el basilisco, pero déjenme hacerlo interesante.
Ya iba tarde para la reunión con Slughorn, todo por ese basilisco que no quería escuchar instrucciones. Detestaba haberlo castigado porque tantos cruciatus podían retrasar su crecimiento, pero de poco le servía un basilisco más grande si lo desobedecía. El casco mordaza lo mantendría a raya, y esperaba que cubrirle los ojos sería suficiente privación sensorial para disuadirlo de darse vueltas en la noche. De todas maneras, tenía que hablar muy seriamente con ese basilisco. Urgentemente. Esa misma tarde.
Nada de mascotas malcriadas que luego salían de su escondite y lo ponían en evidencia. Esa conducta era propia en los animales de Rubeus Hagrid, no en los de Tom Ryddle. Si había otro ataque, tendría que usar su expiatorio de emergencia.
- Oye, Tom, espera, espera...
Hizo un esfuerzo por no poner los ojos en blanco. Volteó, aunque sabía de sobra quién le hablaba. Myrtle lo alcanzó en el descansillo, y Tom tuvo que cruzar los brazos para resistir la tentación de empujarla por las escaleras.
- Tom, mañana va a haber excursión a Hogsmeade, y me preguntaba si querrías...
- Voy a estar muy ocupado
Por no decir "tengo un basilisco que alimentar". Lo único bueno de tratar con Myrtle era que no necesitaba usar sus modales, ni fingir ser encantador, de hecho podía maltratarla habitualmente y aún así la chica seguía adorándolo a cambio de galanteo ocasional. Myrtle hizo un gesto decepcionado. Estando seguro de que la iba a necesitar a futuro, Tom Ryddle puso su sonrisa más agradable y le explicó con tono paternal
- Los otros prefectos me pidieron que cuidara a los de primero
- Oh, bien, lástima
- Otro sábado, Myrtle...
La chica se derretía. Hora del golpe de gracia. A Tom le aburría que hiciera las cosas tan fáciles, pero al menos era una pieza que le costaba poco esfuerzo mover. Mordiéndose un poco el labio, fingiendo nerviosismo, el prefecto soltó la ensayada oferta
- ¿Qué te parecería si te llevo al salón de té nuevo?
Myrtle hizo un ruidito de felicidad. Le habían contado mil cosas respecto al salón que la familia Tudipié acababa de abrir. ¡Ella, con un chico! Oh, vaya, tenía que buscar a Olive Hornby cerca de los baños para contarle de su nueva cita... aunque de antemano sabía que la muy estúpida se iba a burlar de sus lentes.
Tom subió las escaleras corriendo antes de que Myrtle reaccionara para pedir detalles. Camino al despacho del profesor de pociones casi se tropezó con Rubeus y con el profesor Dumbledore. Más tarde, sentado junto a Slughorn y escuchando a la Prince narrar su última victoria en Quidditch, se preguntaba si todos los idiotas de la escuela estaban en su contra o le iban a servir de algo.
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