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siempre que estaba con él, sonreía como tonta, Siempre que pensaba en él, sonreía como tonta, siempre que le hablaban de él, sonreía como tonta, siempre que él decía mí nombre sonreía como tonta, en resumen era una estúpida tratándose de él, el efecto Sasuke seguía allí presente, después de tanto tiempo seguía haciendo efecto en mí. Y sin embargo, yo era la única culpable. El haberme dicho tantas palabras duras a mi misma y hacerme creer que ya no sentía nada. Porque ahora ya no servía de nada, volvía a ser la misma niña encapricha de antes.

Mis pensamientos fueron interrumpidos cuando de repente se abre la puerta de mi consultorio y entra Ino con una sonrisa en el rostro.

—Mi turno. —Le devolví la sonrisa lo más ancha que puedo, pero al parecer no fue así porque Ino cambió el semblante. —¿Qué te pasa?.— El detector de Ino nunca fallaba, así que no tuve de otra más que mentir. —No es nada, es solo que el turno de la mañana estuvo pesado, el día de hoy hubo muchas consultas. Solo quiero darme un baño y dormir. —Me retire de la ventana en la que me encontraba recargada y empecé a coger mis cosas del escritorio.

—Bien, como estoy de tan buen humor, mañana tomaré el turno matutino y te dejaré a ti el vespertino. — Yo sólo me dedique a asentir con la cabeza sin dejar de apartar la mirada del escritorio. Cuando Ino estaba así de feliz resultaba ser la persona más consideraba, y más aun cuando veía que podía sacarle provecho a la situación.

Cuando terminé de coger mis cosas y me dispuse a salir por la puerta, la voz de Ino se hizo presente. — Sakura ¿no piensas preguntarme porque estoy de tan buen humor? —La verdad había pensado hacerme de oídos sordos e irme sin más, pero al momento de abrir la puerta, lo primero con lo que se topó mi vista fue a Sasuke parado en recepción hablando con una enfermera y mi primer instinto fue cerrar la puerta de golpe. Me gire a con Ino y me miro con el ceño fruncido, le sonreí lo más que pude para ocultar mi nerviosismo. — ¿Porqué estas de tan buen humor el día de hoy? —dije. Las palabras me salieron como si estuvieran corriendo un maratón.

—Sai me ha invitado a cenar mañana. Sakura segura que estas bien, ¿no quieres que te haga un chequeo de rutina? — esto último lo dijo aún con el ceño fruncido. Se había dado cuenta de mi alteración. —No, estoy bien, es sólo que, ¿Qué clase de amiga sería si no te pidiera que me contaras como Sai te invito a salir? —Me senté en una de las dos sillas que se encontraban enfrente del escritorio, coloqué mis dos brazos sobre el escritorio y le hice una seña a Ino para que se sentara e iniciara con el relato. Ino aún me veía con mala espina cuando tomo asiento. Y entonces, se escucho que golpeaban la puerta. Recé para que no fuera Sasuke quien se encontrara detrás de la puerta y no fui yo si no Ino quien dio la autorización para que entrara quien fuera que sea, incluso Sasuke. —Adelante — Y no, al parecer, mi rezo no fue escuchado, porque ahí parado en la puerta, estaba Sasuke Uchiha. Sasuke el enigmático, Sasuke el silencioso, Sasuke el orgulloso, Sasuke...

—Ah! Hola Sasuke. —Su mirada, que se había fijado únicamente en Ino hasta ahora, se volvió hacia a mí, y yo por un impulso dominado por el miedo, me puse de pie de golpe, casi aventando la silla al piso. —Tengo que irme Ino, después hablamos. —me fui hacia a la puerta y Sasuke se aparto a un lado, sólo me dirigió un movimiento de cabeza el cual entendí como saludo y yo como siempre, le respondí con una sonrisa.

Fue solo afuera del consultorio, cuando me di cuenta hasta ese momento que estaba temblando. Inhale aire y traté de relajarme. ¿Cómo era posible que me comportara de esa manera? Ni siquiera de niña actuaba tan infantil, que era lo que la llevaba a actuar de esa manera, no era la primera vez que me comportaba así tratándose de Sasuke, no podía seguir así, ni siquiera yo misma me soportaba con esa actitud tan patética. Di un último suspiro de resignación y me dirigí a la salida del hospital.

De camino a mi departamento, los pensamientos me invadieron nuevamente, recordaba cuando Sasuke había vuelto a la aldea, y todo había regresado a la normalidad por así decirlo, el equipo 7 se reunió de nuevo, pero las misiones juntos eran ocasionales. Naruto era quien más había logrado de todos, después de haber terminado la Guerra, fue nombrado Hokage y se anunció el retiro oficial de Tsunade. Su relación con relación Sasuke permaneció intacta, incluso después de haber estado alejados durante tanto tiempo, y de los enfrentamientos que llegaron a tener. Y luego estaba yo, que pensaba que todo iba a estar mejor, que todo mejoraría, y en efecto así fue, la aldea de se fue reconstruyendo durante todos los meses transcurridos después de la guerra. Pero la única que estaba mal era yo, que apenas unos días me había dado cuenta que sentía lo mismo de hace años por Sasuke. Nada había cambiado. Tal vez estaba equivocada y en realidad estaba confundida con lo que sentía, pero el revoloteo que sentía en mí corazón cada vez que lo veía no ayudaba a aclarar mejor las cosas. Y lo que es peor, que yo sabía que quedaría ahí justamente donde siempre ha permanecido.

Sin darme cuenta, ya me encontraba de frente a la puerta del departamento cuando escuche que gritaban mi nombre, me giré y miré a Rock Lee, estaba entre la multitud de gente y se dirigía a mí con la misma sonrisa gentil que siempre me dedicaba.

—Hola, ¿Cuándo regresaste de tu misión? —. Me dijo una vez que estuvo a mi lado. —hola Lee, ayer por la tarde. —dije.

— ¿No hubo problemas? — preguntó. — no fue una misión simple. — dije. Pero yo sabía que no se refería a la misión, si no a Sasuke. Lee se había dado cuenta que mis sentimientos hacía Sasuke seguían presentes aún, incluso antes de que yo cayera en cuenta de eso. Lee se había vuelto unos de mis mejores, después de que él comprendiera por fin que yo solamente podía ofrecerle amistad, se había vuelto un amigo en quien confiar. Ino por supuesto que también no había dejado pasar por alto mi actitud, pero siempre que veía se aproximaba a sacar el tema a relucir, lo evadía cambiando el ritmo de la conversación, y hasta ahora me había funcionado, pero sabía que tarde o temprano terminaría arrinconada por Ino. Pero no siento miedo comparado con el que ahora siento enfrentándome a mí misma.

Lee me sonrió, aunque en realidad Lee nunca deja de sonreír. Por mi semblante debió haber deducido que no tenía ánimos para hablar, en realidad, de hablar sobre esa persona que perturba mi mente y le agradecí en mi mente por no querer entrar más en el tema.

—Bien, oye sabes que por cualquier cosa puedes contar conmigo verdad. —dijo. Yo asentí con una débil sonrisa. —Ya, sabes no están malo como parece, solamente estoy casada, con Tsunada fuera de la aldea la responsabilidad del hospital recae en Ino y en mí.

—Qué tal si salimos a cenar, ¿cuándo es tu día libre? —dijo. Estuve a punto de decirle que no, que no siguiera insistiendo en ser algo más que amigo, cuando volvió a hablar. —Sakura es una salida de amigos, no te alarmes, necesitas distraerte y relajarte, podríamos ir al nuevo restaurante que abrieron, dicen que la comida es muy buena. —dijo.

Lee tenía razón, tenía que distraerme y despejar mi cabeza. Tendría que superar a Sasuke en algún momento de mi vida, y además Lee está tratando de animarme y sería una tonta sufrida si rechazaba su invitación. —Está bien, ¿Viernes? —dije.

—Viernes. —Afirmó Lee. —Entonces nos vemos, cuídate Sakura. — empezó a caminar y a casi mitad de camino se giro y agito una mano al aire. Le devolví el saludo, me quede parada hasta cuando se hubo perdido de mi vista. _

Entré al departamento y encendí las luces. La casa estaba sola, era obvio, porque vivía sola, bueno en realidad compartía el departamento con Ino. Había dejado la casa de mis padres hace unos meses por decisión propia, había sentido que necesitas más independencia e intimidad al igual que Ino. Aun así, como las dos teníamos diferentes turnos en el hospital, era como si estuviera siempre sola en casa. El haberme hecho independiente es una decisión de la cual me arrepiento de no haber tomado antes, aunque claro, también hay veces en las que extraño a mis padres.

Entré directo a la cocina y me preparé un sándwich, me llevé mi cena conmigo frente al televisor de la sala, tomé el control y empecé a cambiar los Canales, terminé dejando una película que al parecer era de suspenso o algo así, era algo así, las protagonistas estaban tratando salir de un una casa. Mi vista estaba puesta en la pantalla, pero mi cabeza estaba en otra cosa que no sea lo que pasa frente al televisor, le di la última mordida al sándwich y me recosté sobre el sillón y lentamente se me fueron cerrando los ojos.

Abrí los ojos de repente al escuchar un grito fuerte proveniente de la televisión, la película anterior había terminado, ahora estaban pasando La Habitación Del Pánico, mire el reloj que estaba sobre la pared; eran las 7: 12, lo que significaba que había dormido tres horas y media. Me levanté, apague el televisor y ordene el sillón, llevé el plato en el que había comido el sándwich al fregadero, subí las escaleras a mi habitación, una vez adentro saque ropa más cómoda del armario. Después empecé a sacar la ropa sucia para echar una carga a la lavadora. Volví a mirar el reloj y eran las 8: 19. Ino estaba por llevar y mi me tocaba preparar la cena y no tenía idea de que preparar. Eche las últimas prendas y le di iniciar ciclo.

Volví abajo hacia la cocine y busque que podría hacer. Encontré pasta y salsa de tomate y me decidí por preparar un spaguetti. Media después escuche que abrían la puerta y enseguida Ino se apareció en la cocina.

—Diablos frente, huele bien—dijo. Me dio un beso en la mejilla y a continuación me abrazo por la espalda. Cuando Ino demostraba su afecto tan abiertamente, podría significar dos cosas: Una estaba feliz, pero a extremo. Dos, había accedido a hacerle un favor. Esta vez correspondía a la número uno, Ino estaba feliz al extremo y ahora recordaba porque; Sai la había invitada a una cita, Lo esperaba desde hace mucho tiempo. La manera de ser de él siempre había puesto en duda a Ino, pero a pesar de eso, a pesar de la inseguridad, se había enamorado sin dar vuelta atrás. Tal vez se había dado cuenta de las indirectas o quizá el solo había tomado la iniciativa, a fin de cuentas se le notaba a leguas que estaba enamorado.

Puse un plato de spaguetti frente a Ino y sin pensarlo dos veces empezó a comer. —Cuidado, no querras engordar para Sai. —dije con una sonrisa burlona. Me fulmino con la mirada, luego miro despreocupada el plato y se encogió de hombros. —pero no te preocupes, ese spaguetti no tiene tantas calorías como la mitad una pizza entera que te comiste ayer.

—La misma cantidad que ingeriste ayer, te recuerdo que tú te comiste la otra mitad. —dijo Ino.

—Está bien ya, pero que conste que solo trato de cuidar tu figura. —dije.

—Y qué hay de la tuya, ¿no te preocupa en lo absoluto? —dijo. Me encogí de hombros al igual como lo hizo ella al principio. —Dejemos las malditas calorías. Tengo que contarte lo que paso con Sai esta mañana. Levante la vista del plato y la miré. Ino estaba radiante, sonreía y sus mejillas se habían teñido de rosa, oh dios ¿es una lagrima lo que está saliendo de su ojo? —Dios mío, ¿estas llorando? —le dije. Entonces le salieron más y más lagrimas, lo irónico era que estaba sonriendo, como una tonta enamorada.

—Se arrodillo Sakura, me lo pidió de rodillas. —dijo. Yo estaba con la boca abierta e Ino se limpiaba las lágrimas de las mejillas.

—¿Te ha pedido matrimonio tan rápido? —dije y sonó más como un grito que como una pregunta. — ¡No!, me pidió salir con él de rodillas, tal vez leyó un libro, sabes que siempre consulta las cosas ellos. —dijo, hizo una pausa para después decir:

—Tendrías que haberlo visto, sentía que el corazón se me encogía al escuchar sus palabras tan tiernas. —dijo. Le sonreí y tomé su mano. — ¿tienes miedo? — Ino se limpiaba el último rastro de lágrimas cuando dijo con firmeza:

—No