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Volví a la realidad de golpe cuando sentí que me golpeaba contra algo o alguien. Me volví y a quien vi fue nada más y nada menos que al protagonista de mis pensamientos, él que me hace cavilar a tal punto que siento que casi pierdo la cabeza; a veces creo que mis pensamientos suelen ser tan fuertes y escandalosos que las personas a mi alrededor pueden llegar a escucharme.

—Sasuke… —dije esto más para mí misma, me escuche tan estúpida, que me alegré que fuera más un susurro. La sudadera sin mangas que llevaba puesta, no hacía más que mostrar sus grandes brazos trabajados. ¡Oh mi Dios!

¿Era esto enserio?, desde cuando las coincidencias sucedían con Sasuke. En los años de mi adolescencia, salía a la calle esperanzada en poder encontrármelo, cuando los días en los que no teníamos misiones se alargaban tanto, era cuando, entonces sí, juntaba mis manos implorando—: Por favor, que por lo menos pueda verle de lejos —solía pedirle al destino con tanto fervor. Y así era que rara vez mi petición fuera escucha. Pero ahora era diferente, yo me escondía de él, literalmente. Mi ansiedad de encontrármelo antes en el pasado era la misma de la que ahora tengo de no querer encontrármelo, y pensé que tal vez mi propia cabeza estaba jugando conmigo.

Él se paró cuando notó que yo había parado de correr, me miró fijo y un escalofrío me recorrió la espalda. Como no había dicho ni una palabra dije—: Perdón, no te había visto —dije.

—Yo sí —dijo. Su rostro seguía sin expresar nada. Como era siquiera posible que se encontrara tan sereno, cuando yo temblaba como una gallina, como es que…

Me quedé perpleja. —Oh, entonces Decidiste venirte sobre mí porque quisiste ¿es así? —dije.

—En realidad supuse que tú te quitarías del camino —dijo. Mi cara se contrajo aun más de lo que ya estaba. Sasuke "supuso", no me he creído ninguna palabra.

—De acuerdo, está bien, lo comprendo -mentira- el hecho de no comprenderle me está provocando que ni siquiera yo misma logre entenderme, cuando a él se le ve tan fresco como una lechuga.

—Sabes que, no es cierto, no lo comprendo ni un pelín, si bien me viste, deberías haberte quitado tú del camino. —me alegré de haber sonado irritada, Sasuke tendría que hacerse a la idea de que no siempre iba a escuchar salir bonitas palabras de mis labios.

Sasuke me miró con el ceño fruncido y confuso, debió de haberse sentido desubicado por el tono en que le hable y para mí eso era ganancia.

—Porque no mejor de en lugar de estar tú siempre entre las nubes, empiezas a pisar tierra, bien te hace falta —dijo. Si bien me encontraba enojada ya, la actitud con lo que me había contestado no hacía más que empeorar mi humor. Sabía que estaba a punto de estallar y que mi enojo saldría de mis labios en forma de insultos, pero no quería que Sasuke supiera el efecto que causa en mí, ni si quiera si se trata de enojo. Respire hondo y hice mis más grande esfuerzo por tranquilizarme.

—Pero qué me dices del incidente que paso en la misión, ¿Supusiste, o estabas experimentando con algo? porque realmente no logro encajar las piezas en mi cabeza sobre lo que paso ese día, si fueras tan amable de…

—Adiós Sakura —dijo y siguió su camino. Ni siquiera me había dejado de terminar de hablar cuando ya se había ido. No trató de asimilar en evadir el tema. Estaba muy indignada y le dije, no, le grité algo que nunca me hubiera creído que le dijera —: ¡IDIOTA! —grité. Él solo siguió corriendo pero alzó la mano y la agitó de manera de despedida.

Deja caer mis brazos que hasta entonces los había tenido levantados a los lados, busque a mí alrededor para ver si en realidad estaba sola en el campo, pero no vi a nadie. De donde diablos había salido Sasuke y porque precisamente tenía que ser él con el que tendría la casualidad de encontrarme. Lancé un suspiro fuerte y me senté de cuclillas, tomé entre mis manos la cabeza y la escondí entre mis piernas. —Esto no puede estar pasándome —dije. Si las cosas seguían así, definitivamente tendría que cortarme la cabeza y de paso arrancarme el corazón, para así no sentir nada definitivamente por ese maldito Uchiha.

Llegue desde el campo de entrenamiento al departamento corriendo, no quería encontrármelo de nuevo, así que no me detuve por nada hasta que estuve frente a la puerta del departamento, cuando llegué lo primero que hice fue tirarme sobre el sillón de la sala de espaldas y como había dejado la luz encendida al entrar, tomé un cojín y lo puse sobre mi cabeza. Una vez recostada sin el menor ruido y movimiento, fui consciente de que mi corazón aún seguía latiendo desmedidamente por lo sucedido de hace rato; tenía miedo, miedo a la presencia de Sasuke, pero para ser más precisa, miedo a lo que provocaba en mí.

A los pocos minutos de que mi corazón de fue estabilizando, mis ojos se empezaron a cerrar y caer en un sueño, que fue interrumpido por mi tono de llamada. Estiré mi brazo hacia atrás de mi cabeza donde mi teléfono estaba junto a la lámpara de noche. Lo metí bajo el cojín y en el identificador aparecia el nombre de Ino, mire la hora y contesté interrumpiendo el quinto timbrazo.

—Solamente llevas dos horas fuera del departamento cuando ya estas llamando para preguntar qué habrá de comer —dije.

Mira, que bien te ha sentada salir a correr esta mañana, tal vez deberías considerar dejar esa parte de tu rutina—dijo ino.

Sabía que Ino lo estaba diciendo de juego, pero eso no quiso decir que yo no me lo tomara enserio, lo ocurrido de estaba mañana me hizo pensar que hay una gran posibilidad de que en la rutina de Sasuke, también incluya salir a correr todas las mañanas y eso significaba volver a repetir lo ocurrido de hace una hora.

Holaaaa, frente aterriza de una buena veeez —gritó Ino a través de la bocina del celular.

—Pollo a la plancha — dije con la intención de acortar la conversación, para así poder subir corriendo al baño, tomar una ducha, dormir y perder conciencia de mi misma por unas horas.

En realidad no hablaba para preguntar que habrá de comer, pero gracias por el dato, suena delicioso —dijo con un tono de burla en su voz.

A fin de cuentas, terminé yo misma alargando más la conversación.

Escuché que soltaba más risas por el teléfono y simplemente me limité a esperar que terminara su ataque de risa y esperar a que dijera lo que tenía que decir. Unos segundos más y escuche como se aclaraba la voz y cambiando su tono a uno más firme —:Sakura Haruno, ¿Tienes un pretendiente y no me habías dicho nada?, las flores que te mandó están lindísimas. —dijo.

En ese momento me había cambiado de posición resbalándose un poco el celular de mi oído, por lo que solo pude alcanzar a escuchar bien pretendiente y flores. —No me hubiera imaginado que Sai fuera tan detallista —dije.

Sakura, ni siquiera me has puesto atención, las flores te las han mandado a ti, la tarjeta tiene tu nombre, pero no dice de parte de quién es, son Rosas rosas, tus favoritas. Sai sabe que mis favoritas son las rojas —dijo.

Me senté en el sillón y le dije —: Seguro que son de otra Sakura, no tengo ningún pretendiente y si lo tuviera... no sé, no tengo idea de quien las habrá mandado, de segura se habrán equivocado —

Tanto tú como yo y toda la aldea sabemos que no hay otra Sakura Haruno, deja de hacerte la idiota. Todas las enfermeras no paran de preguntarme por quien te las ha mando—dijo.

— ¿Estás segura que no dice quien las mandó? —Pregunté. No tenía ni la menor idea de quién podría haber mandado aquel ramo. Una vez, Lee trato de regarme uno, pero lo rechace de la manera más amable posible y le hice prometer que no volviera a tener ese tipo de detalles conmigo. Desde entonces no había vuelta a intentar obsequiarme algo, por lo menos en plan romántico.

Segura frente, sé leer ¿sabes? Pero tengo un nombre que podría ponerle a la persona que te mandó este ramo "admirador secreto"…

—Déjalo Ino, estoy segura de que fue algún paciente que se sintió con la necesidad de agradecerme, fin de la historia, ves que no hay necesidad de complicar las cosas. — rodé los ojos ante la obviedad de la situación.

¿Entonces les dices a todos tus pacientes cuáles son tus flores favoritas? —dijo.

—Es casualidad, cualquiera puede llegar y regalarte Rosas rosas —dije

Por Dios Sakura, tan difícil te resulta que alguien quiera pretenderte, eres una chica hermosa y cualquiera quisiera salir contigo —dijo esto último con irritación.

Agaché la mirada y me quedé observando la alfombra. Ino tenía razón, me estaba haciendo la difícil, y era por el hecho de que Sasuke nunca había volteado a verme, eso me hacía pensar que algo estaba mal en mí. Pero era mentira por qué a pesar de estar tremendamente enamorada de él, Lee y Naruto siempre estaban tratando de hacerme sentir especial, pero yo nunca pude ofrecerles nada más que mí amistad e intentar siempre ayudarlos, por lo menos para sentir que les devuelvo un poquito a comparación de los que ellos me daban.

Tengo que colgar, se han acumulado los pacientes, nos vemos en un rato, chao —dijo esto último y colgó.

Me levanté del sillón y me fui directo a la cama, la ducha podía esperar hasta más al rato, pero en cambio, sentir la unión de mi cabeza con la almohada no.

Era la doceava vez que miraba la tarjeta al frente y atrás, y aún así seguía diciendo únicamente "Sakura Haruno" con una cursiva muy elegante. La letra "S" llamaba particularmente mi atención, me parecía que la había visto en alguna parte, no estaba del todo concentrada en recordar en donde, las flores robaban toda mi atención; no parecía un simple ramo como me había dicho Ino por teléfono, técnicamente lo era, pero es que era grandísimo, hasta ahora no había visto uno de ese tamaño, las rosas eran muy hermosas y su olor inundaba todo el consultorio.

— ¿Te las llevaras al departamento o las dejaras aquí? —preguntó Ino.

—Me las llevaré al departamento —dije decidida. —Si las dejo aquí, no faltan los pacientes curiosos que hagan preguntas. Tomé una Rosa y la puse bajo mi nariz; me encantaba su olor fresco y la suavidad de los pétalos, era la representación de la delicadeza. Volví a plantearme la pregunta sobre quién la habría mandado y con ella el mismo signo de interrogante como respuesta.

—Sakura ¿estás segura que no tienes ni la menor idea de quién te la habrá mandado? —siguió Ino insistiendo. —No crees que pudo haber sido Lee —dijo.

—No, Lee ya no muestra ese tipo de interés por mí. Deberíamos dejar este asunto de sobre quien mandó las flores, estoy del todo segura que las ha mandado un paciente queriendo agradecerme y que estamos aquí tú y yo quebrándonos la cabeza por nada —dije.

—Pues a mí nadie me quita de la cabeza que te no te las ha mandado un paciente con la intención de agradecer, me parece mucho la casualidad que hayan sido tus flores favoritas las que te mandaron y, déjame decirte que como hija de los dueños de una florería esas rosas no están nada baratas en esta temporada, si hubiera sido un paciente agradeciendo estoy segura que te hubieran comprada cualquier flor barata que encontrara, o simplemente arrancarla de un jardín —dijo.

Puse los ojos en blanco, Ino podría tener la razón, tanto sí como si no. Pero a mí ya me había enfadado seguir hablando del tema e iba darlo por terminado.

Me senté en el escritorio y cruce los brazos sobre la mesas, dándole a entender a Ino que no quería seguir hablando del tema. Dio un suspiro fuerte, había captado que el tema estaba terminado por hoy. Se quitó la bata blanca y la dejó en el perchero remplazándola por su bolsa.

—Está bien Sakura dejémoslo por hoy, pero estoy segura que el tema de no es un paciente quien te mandó las flora vs un paciente que mandó las flores volverá a surgir y ten por seguro que no va a hacer porque yo lo mencione. Nos vemos en el departamento —se acercó y me plantó un beso en la frente y por supuesto lo hizo con la intención de molestar. Se dirigió a la puerta y antes de salir me sacó la lengua.

—Sigue así niña y, Sai tendrá que llevarte al parque en vez de una cita —tuve que alzar la voz para que me escuchara y supe que así fue porque escuche su risa en el pasillo.

Por fin completamente sola me recosté más en la silla, faltaban veinte minutos para que empezaran las consultas de la tarde. Observaba la pared blanca del consultorio cuando de repente empezó a tomar forma; un rostro, el más perfecto de todos, Sasuke. Que más me quedaba, ¿fingir que no sentía nada y tratar de convencerme de mi mentira? Eso era de lo que más harta me encontraba: fingir. Y luego estaba el beso, ese beso, mi primer y único beso con Sasuke. ¡SHIT! eso ni siquiera ayudaba en nada, quien era él para venir y ayudar a mi cerebro a confundirse más de lo que ya estaba. La cobardía no dejaba que saliera a buscarlo y preguntarle porque había hecho lo que hizo.

Los golpes de la puerta se hicieron presentes y apareció una enfermera con la lista de mis primeros pacientes del día.

—Si sigue mis indicaciones tal y como se las he dicho, pronto comenzará a sentirse mejor.

—Muchas gracias doctora — el anciano se levantó del asiento y salió por la puerta.

Aunque en la tardes las consultas eran pocas, las horas se me hacían más largas, debido a la poca actividad que había. Ya eran las nueve de la noche y las consultas terminaban a las diez de la noche. Me levanté del escritorio y empecé a ordenar el equipo médico. En ese momento una enfermera entró sin antes haber tocado la puerta, alcé mi vista de lo que estaba haciendo y entonces la enfermera dijo —: Sakura-sama, Sasuke Uchiha está aquí para recoger sus resultados, ¿lo hago pasar? —dijo.

—¡NOOO! —grité. La pobre enfermera pegó un salto ante tan agresiva respuesta. —Digo... no puede, Ino es con quien lo atendió, además mi turno está por terminar, dígale que vuelva cuando ella esté en su turno —dije. La enfermera asintió con la cabeza y aun extrañada con mi actitud se retiró.

El hecho de que Sasuke estuviera afuera esperando por pasar a consulta, me había provocado que mis piernas se pusieran a temblar y como no, el corazón se había puesto a bombear sangre más rápido de lo normal. Corrí a ponerle seguro a la puerta, si antes de niña me humillaba andado tras de Sasuke, ahora era el más vivo ejemplo de la cobardía.

Se llegaron las diez y gracias a Dios no llegó ningún otro paciente que hiciera que quitara el seguro y abriera la puerta. Me apresuré a tomar mis cosas y a salir lo más rápidamente posible, en mi opinión, estaba siendo muy valiente en permitirme salir del consultorio, si por mí fuera podría quedarme a pasar la noche en ella, además el sillón que se encontraba allí no estaba del todo mal y recuerdo haber guardado una manta en el armario, con eso podría apañármelas para toda la noche.

Busqué con la vista en todos los pasillos una figura alta con cabello negro, pero en éstos sólo había enfermeras que iban de un lado para otro y algunas personas que estaban de visita a ver a familiares o amigos internos. Shizune que era el médico de guardia debería ya de haber llegado, pero no la veía por ningún lado. Me dirigí un poco más segura a la salida del hospital despidiéndome con un movimiento de mano con las enfermeras que me topaba, cuando pasé por recepción me despedí de igual manera de Mikono que estaba detrás de este. Mikono al verme me hizo señas para que me acercara, una vez frente a ella me dijo —: Sakura-sama, Sasuke Uchiha me dejo un mensaje para usted —dijo. Sacó una hoja doblada de un cajón y me la entregó.

¿Te escondes de mí? Un escalofrío recorrió mi espalda. La nota únicamente decía eso. Yo sabía que quería intimidarme y lo estaba logrando. Entonces me pude dar cuenta de algo al mirar atentamente la letra de Sasuke.

—Sakura-sama ¿pasa algo malo?— Mikono me había sacado de mi letargo al ver mi cara tan seria. Le sonreí tratando de ocultar la sorpresa que tenía en ese momento, guardé la nota en mi bolso.

—Si estoy bien, nos vemos mañana— me despedí por última vez y salí del hospital.