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¿Cuántas veces tiene que suceder algo para que se le pueda llamar casualidad, una… dos, tal vez tres? Sean cuantas sean, ya no se me haría raro encontrar a Sasuke Uchiha parado enseguida de mi cama viéndome dormir (sí como no). Siento que después de todo la casualidad del día de hoy, ya no me alarmaría verlo en cualquier lugar y en cualquier momento.

Tengo que aclarar que estos encuentros concurrentes los he catalogado yo misma como casualidad, porque eso es lo que parecen ¿cierto? Pero una cosa es decir algo, cuando la realidad es otra. ¿Y de que realidad hablo? Pues no voy a decir "un pajarito me lo dijo" (¿Cuándo mierda se ha visto que un maldito pájaro hable?) Sé que se utiliza para encubrir a una persona que te ha confiado un secreto, pero esta vez no hubo pajarito, o cualquier otra cosa inanimada. Pero por más estúpido que me parezca lo del pajarito, desearía que si lo hubiera, que por lo menos me dijera todo lo que necesito saber, aunque sea de una manera sutil, susurrándome al oído, que viniera y disipara la neblina que se ha ido formando en mi cabeza, que callara las voces que hay en mi cabeza dándole respuestas a todas mis preguntas, y que me dijera que yo tenía la razón, que no es producto de mi imaginación ni nada por el estilo, que en realidad Sasuke sí está ocasionando estos encuentros a los que he llamado casualidad…

Mientras tanto, tenía que actuar lo más natural posible, tenía que dejar de comportarme como una cobarde, aunque por dentro estuviera temblando de nervios por tener a Sasuke frente a mí con su vista fija.

La calle desierta a nuestro alrededor, perecía como si estuviéramos en un momento íntimo que sólo compartiéramos nosotros dos, y si en cualquier momento comenzara a llenarse de gente, no nos daríamos cuenta de ello. Pero entonces, el valor que me había faltado, me llegó de repente permitiéndome sentir estar a la altura de su mirada.

Yo sabía que decía la mía, ¿Pero, la de él?

Me preguntaba quién de los dos interrumpiría el contacto visual, cuando escuché que pronunciaba mi nombre —:Sakura —dijo. Y el sonido de su voz (lo juro por Dios) al pronunciar mi nombre sonada a una bella melodía, que resultaba casi igual a una caricia agradable al tacto. Sakura, Sakura, Sakura… podría escucharlo un sin fin de veces. Pero tenía que despertar del ensueño en el que me había dejado su voz, porque sentí que se acercaba a mí. Cuando estuvo como a un máximo metro frente a mí dijo:

— ¿No se supone que estabas en una cita con Rock Lee?

Una vena saltó de mí frente al escuchar esas palabras. Mi mirada se ensombreció de fastidio. ¿Quién era l para venir a pedir explicaciones, cuando él ni siquiera se molestaba en darlas? ¿Acaso creía que iba adivinar a qué venía el beso de la última vez?

De repente me asaltó la idea loca de besarlo, al fin y al cabo no iba a estar obligada a darle una explicación.

Sí, definitivamente el valor estaba regresando a mí… Pero ese beso sería para otra ocasión.

En lugar de responder a su pregunta, le saqué la vuelta y seguí mi camino ignorándolo completamente.

—No voy a jugar tu juego infantil y seguirte, ¿Estabas en una cita con Rock Lee sí o no?

—Te equivocas si crees que tienes el derecho de venir y hablarme así, además no tengo la obligación de responder a tu pregunta. —me había volteado para hablarle de frente en tono defensivo.

—Entonces es cierto lo que dijo Naruto, sí estaban en una cita.

Naruto de mierda, así que no le dijo que en realidad estábamos con Ayame. Sólo espero que se haya tomado enserio mi advertencia y no quiera jugar a cupido.

— ¿Eso te ha dicho?

—Los vi yo mismo, no hubiera hecho falta que Naruto me lo dijera.

—Pues bien —dije.

Retomé mi camino a la tienda de DVD's, que quedaba a sólo dos cuadras. Pero a pesar de que le había dicho mis últimas palabras a Sasuke sabía que caminaba detrás de mí, casi pisándome los talones.

— ¿Bien? No creo que este bien Sakura.

— ¿Qué se supone que no esté bien Sasuke?

—Rock Lee… y tú.

—No veo cuál sea el problema, aunque de cualquier manera no es de tu incumbencia sí ese fuera el caso.

Esto último lo había dejado callado, pero aun así me seguía, con la diferencia de que ahora lo hacía a mi lado.

Entramos a la tienda, y uno de los empleados nos dio la bienvenida. Me dirigí directamente al pasillo donde se encontraba la categoría de comedia, y me dispuse a buscar un título que tuviera una sinopsis que llamara mi atención.

Sasuke seguía a un lado de mí.

Una empleada se había acercado a nosotros y nos había dicho que si necesitábamos ayuda en algo no dudáramos en decirle, aunque esto fue más para Sasuke. Al parecer lo había visto entrar a la tienda y pareciera que se había dispuesto a darle caza.

La mire de reojo y ¡Caray! ni siquiera disimulaba un poco en cómo se lo devoraba con la mirada. Puse los ojos en blanco, me hubiera gustado decirle que besarlo era como saborear tu helado favorito, ¡pero que bah! el helado de pistache con almendras no podría usarlo de ejemplo para compararlo con lo mucho que me había gustado ese beso.

Volví la vista a las opciones de películas que tenía frente a mí y tomé una que llamó mi atención.

— ¿Por qué sigues aquí Sasuke, no se supone que estabas con Naruto en el bar?

—Se ha pasado con las copas y dijo que iría con Hinata o algo así. Deja esa película es malísima.

Volteé a verlo con el ceño fruncido.

—¿Cómo lo sabes?, no creo que seas del tipo que ve películas de comedia, y no debiste dejar que se fuera ebrio, mucho menos que fuera con Hinata a hacerle una visita en su estado…

—Naruto me obligó una vez a acompañarlo a verla. Y además él es el Hokague, puede arreglárselas solo y hacer lo que quiera.

Naruto y Hinata se encontraban comprometidos, pero eso no justificaba que pudiera visitarla a esas horas de la noche. Casi podía ver el sonrojo extremo y escuchar el tartamudeo que tendría Hinata al ver a Naruto en su puerta, en estado de ebriedad.

Dejé la película de nuevo en su lugar y me cambié a la sección de terror. Recorrí el estante al igual que el anterior, y esta vez no tarde en encontrar varios títulos que captaran mi atención. La verdad es que prefería este género mil veces que a una típica película romántica, las de terror me causan una sensación de adrenalina que las románicas no, aunque aun así no dejo de tener una película la cual veo cada vez que estoy deprimida o triste y con ganas de llorar a moco tendido. Holly Kennedy de P.D. TE AMO era mi compañera de lágrimas.

—No debería Rock Lee acompañarte a casa.

— ¿Por qué tendría que hacerlo? No voy a perderme en el camino.

—Se supone que estaban en una cita ¿no?, él tendría que haberse asegurado de que cruzaras la puerta de tu casa para poder darla por terminada. Me giré hacia él, aún sin creerme lo que me estaba diciendo.

— ¿A qué viene todo esto Sasuke?, te apareces de repente, me exiges que responda a tus preguntas, me sigues y aquí estas, parado frente a mí, diciendo lo que debería haber hecho Lee en una cita.

Su mirada que estaba fija en mí, se volvió temblorosa y de sus labios sólo salió un—: hmp.

—"hmp", ¿es todo lo que vas a decir?... No, sabes qué, olvídalo. No podría esperar más de ti. Y tampoco esperes a que yo coopere respondiendo a tus preguntas, porque no estoy dispuesta a hacerlo, no mientras tú sigas sin darme explicaciones y creo que sabes exactamente a que me refiero…

Le di una última mirada severa, y me dirigí a la caja. Ni siquiera me había fijado en qué película me estaba llevando a casa, pero no quería estar más parada con Sasuke discutiendo por algo que no tenía sentido.

Le tendí al empleado que estaba detrás de la caja la película y un billete y tomé unas palomitas y chocolates que se encontraban en el mostrador.

— ¿"La noche del demonio" es la película que va a rentar?—preguntó.

Joder, había escuchado que esa película daba demasiado miedo.

—Sí.

Mierda, mierda, mierda. ¿Por qué no me había fijado en qué película escogido?, si intentara regresarla parecería una tonta, y eso era lo menos que esperaba teniendo a Sasuke enseguida. Ahora tendría que pasar un gran susto y además dormir con la lámpara encendida por un tiempo o tal vez escaparme a la habitación de Ino a media noche.

Sasuke estaba caminando de un lado a otro cerca de la puerta de salida. Mientras el empleado me devolvía el cambio y me indicaba el día de entrega de la película. Estaba frustrado, podía notarlo en ese hermoso rostro… no hermoso no. No debería ni podía permitirme ese tipo de pensamiento.

Me acerqué a la salida y él abrió la puerta de cristal amablemente, y le dije un pequeño y casi inaudible gracias. Empecé a caminar hacía el departamento cuando la voz de Sasuke me detuvo.

—Escucha Sakura, hablar para mí no tiene sentido —dijo.

Al escucharlo decir esas palabras me giré, pero él ya me había dado la espalda internándose de nuevo en las calles oscuras.

¿Cómo no podía tener sentido hablar? Si lo que más necesitaba de este hombre eran las palabras suyas.