Detective Conan es propiedad intelectual de Gosho Aoyama-sensei y de todos sus distribuidores. Este fanfic no está hecho con ánimos de lucro, por eso no me considero violadora de ninguna ley.

* * * * * * * * * *

Por fin, al cabo de año y medio, había un avance. Aunque hubiese preferido que no fuese así, pero él no permitiría que nada malo le sucediese a Ran.

-Niño, ¿te has perdido?

El corazón de Conan se aceleró rápidamente y se giró. Delante suyo había una mujer, aparentemente normal. Vestía tejanos, una camisa azul y lucía unas enormes gafas de sol que le dificultaba a Conan reconocer a la mujer. Sin embargo, su tono de voz le sonaba de algo…

-No, señora, estoy esperando – dijo él, risueño, con su mejor cara de niño bueno.

-Ya… ¿quieres que vayamos a tomar algo? – se ofreció la mujer, dándole la mano.

Conan se giró – Gracias por su amabilidad, señora, pero estoy esperando unos amigos y…

-Vaya, qué orgulloso – dijo la mujer fríamente – Supongo que pedir que Shinichi Kudo me de la mano es rebajarse demasiado, ¿no?

Conan abrió fuertemente los ojos y se giró. La mujer sonreía - ¿Vamos a tomar algo? – volvió a repetir la mujer. Conan se giró por completo y sonrió desafiante.

-Vamos.

"The case of the mistery aptx 4869"

A Great Detective of Love Fanfic, bye CiNtUrO-cHaN

Archivo V: Los planes de la organización

Empezaba a hacer viento. Una extraña humedad se podía notar por toda la ciudad, previniendo una cercana lluvia. Era un tiempo triste, a Ran no le gustaba. Le recordaba una vez que se perdió a un bosque y empezó a llover. Fue culpa suya, por separarse de sus padres y seguir un conejito que había por allí. La encontraron al cabo de unas horas, en una cueva. A partir de ese día, la chica odiaba la lluvia. Le salía de dentro, no podía evitarlo.

Miró a su alrededor. Esa asfaltada calle le traía recuerdos de su infancia. Siempre jugaba aquí al escondite o al pilla-pilla. Pero no jugaba sola, jugaba con alguien… ¿Con quién? Ran sintió una fuerte punzada a la cabeza e hizo un pequeño gemido que alertó a sus dos acompañantes.

-¿Ocurre algo? – preguntó Kaito con la más sincera preocupación.

Ran se rascó la cabeza – No, no. Es sólo que… no logro acordarme de nada… Es frustrante…

Aoko no dijo nada, miraba fijamente a Kaito. Si la continuaba mirando así mucho tiempo más, no aguantaría. ¿Qué interés tenía en esa chica?

-Estúpido…

-¿Decías algo? – dijo Kaito, girándose.

-No, naaaada.

Continuaron andando un rato más hasta llegar a una grande mansión que sobresalía de las demás. Parecía hecha con el estilo inglés, un inglés antiguo. Los tres se acercaron a la verja. Kaito abrió la puerta y entraron en el jardín. Estaba lleno de hierbas malas y reinaba un extraño desorden, no el típico desorden de cuando alguien deja olvidada su casa, sino un desorden de alguien que la ha revuelto.

El joven señaló un punto de la hierba, justo al lado de un árbol.

-Aquí es donde te encontré.

-¿Aquí? ¿Tirada al suelo?

El chico asintió – Sí…

-¿Y no viste a nadie sospechoso, Kaito? – preguntó Aoko, con el ceño fruncido.

-No. A nadie – dijo él firmemente, girando la cara. Aoko le siguió mirando.

Ran estaba silenciosa. Se concentraba todo lo que podía en recordar algo, una pequeña pista al menos. Luego se giró hacia Kaito.

-Oye, Kuroba… tú has dicho que yo te sonaba de algo, ¿no es así?, a parte de mi parecido con Aoko.

-Pues sí. Te tengo vista en alguna parte y… ¡AH!

Ambas chicas se quedaron mirando a Kaito. Se había puesto nervioso, estaba pensando en algo. A Ran y Aoko les picó la curiosidad - ¿Qué ocurre? ¿Te has acordado de algo?

Al oírlas, volvió a su tranquila normalidad – No, nada. Es sólo que me he olvidado dar de comer a la paloma…

Ran se le quedó mirando – Ah…

Los dos empezaron a dar vueltas por la casa. Pero Aoko estaba apoyada a un árbol, mirando a Kaito. ¿Olvidar dar de comer a la paloma? ¡Por favor! ¡En su vida lo había hecho, su paloma era su compañero de piso, ¿cómo iba a olvidarlo?! Aoko le miró. Lo volvía a hacer. ¿Por qué? ¿Por qué no les decía la verdad? Si se había acordado de algo, ¿por qué no se lo decía?

"¡Me pone de los nervios!"

Ran se encogió de hombros – Lo siento, no recuerdo nada…

-No tienes por qué disculparte, no es culpa tuya – dijo Kaito, con brazos cruzados.

Aoko se quedó pensativa, y luego juntó ambas palmas, contenta - ¡Ya lo tengo! ¿Cómo no se me había ocurrido?

Aoko empezó a correr en dirección a fuera de la casa, concretamente al muro. Ran la siguió esperanzada, mientras que Kaito se quedaba en su posición, observándolas con el ceño fruncido. Sí, él también se había dado cuenta de quién era esa misteriosa chica. Al principio creía que le sonaba su cara por el simple y mero hecho de ser clavada a Aoko, pero… al ver en la entrada el dueño de esa casa, su mente se acordó. Shinichi Kudo vivía allí. Él, personalmente, no lo conocía. Pero en pensar en Kudo, pensó en detectives y le vino a la cabeza ese niño, Conan Edogawa. Las dos veces que había visto a Ran, las dos veces se cruzó con el pequeño. Sí. Ella era la hija de Kogoro Mouri, el famoso detective. ¿Pero cómo decírselos? Aunque Ran no se acordase de él, no podía arriesgarse a que le reconociera. No podía arriesgarse a que desvelara su auténtica apariencia.

Aoko y Ran leyeron el cartel al unísono – Kudo – ambas chicas se miraron - ¿Te suena este apellido, Ran? – preguntó Aoko esperanzadamente. Ran se lo pensó un instante, pero la miró con preocupación – No, de nada…

La chica suspiró con cansancio – Qué le vamos a hacer… te llevaremos a la policía, ¿de acuerdo?

Ran asintió con pesadez. Entonces, Kaito se acercó a las chicas con una expresión dudosa. Ellas lo miraron con preocupación.

-No hará falta, Aoko.

La chica frunció el ceño - ¿Ah, no?

-No porque… ya se quién es… - Kuroba miró a Ran. Ella le devolvió la mirada, extrañada – Eres Mouri, la hija del detective Kogoro Mouri.

Aoko arqueó las cejas - ¿Mouri? ¿Kogor Mouri? ¿El famoso detective?

Kaito asintió.

Ran se le quedó mirando - ¿Seguro? – dijo no muy convencida.

Volvió a asentir – Sí, segurísimo.

Aoko entrecerró los ojos y avanzó unos pasos hacia Kaito - ¿Y cómo lo sabías, eh?

El chico, que ya se esperaba algo así, sonrió – Es que la tenía vista por alguna parte. Hace un rato me ha venido la imagen de las noticias del otro día donde salía Kogoro Mouri… y tras pensar y pensar me he acordado que ella también estaba por allí.

Ambas le miraron con duda - ¿Y sólo por eso lo afirmas?

-Sí. Venga, te llevaré a casa, Ran.

Ran se le quedó mirando con un sentimiento de nostalgia – Ran… Ran Mouri…

-Sí, ése es tu nombre. Y ahora arreando que es gerundio, que tus padres deben estar preocupados…

Los tres asintieron y se pusieron en marcha. Lo que Aoko no dejaba de preguntarse era cómo sabía Kaito dónde vivía Kogoro Mouri…

A varios metros de distancia, ajeno a la conversación de los tres jóvenes que paseaban despreocupadamente por el distrito de Beika, había alguien. Iba de sombra a sombra, evitando ser visto, de callejón en callejón. Se había fijado en los tres jóvenes que tenía delante, y mientras sonreía fríamente empezó a marcar un número en su móvil…

* * * * * * * * * *

Agasa y Kogoro miraban, desde lo lejos, al pequeño detective. Cada uno estaba en una posición diferente en un lugar diferente, pero de vez en cuando se lanzaban miradas de complicidad. Ambos estaban siguiendo los movimientos de Conan. Eran las doce y nadie aparecía. Agasa ya empezaba a respirar aliviado, cuando una mujer se acercó a Conan. Rápidamente recibió una llamada.

-¿Sí? ¿Quién es?

-¡Heiji! –exclamó el chico con acento de Osaka - ¿Esa tía es de la organización? – preguntó.

El profesor continuó mirando a lo lejos, donde estaba Conan jugueteando con la pelota e ignorando a la mujer. Volvió a esconderse tras el árbol.

-¡N-No lo sé…! Parece una mujer cualquiera, pero…

De repente, el profesor Agasa notó que Kogoro le hacía señas para que volviese a mirar. Se separó un poco del árbol y con cautela observó por arriba del periódico. ¡Conan y esa mujer se iban! Miró con nerviosismo a Kogoro. Ambos asintieron.

-¿Es una de ellos, verdad? – inquirió Heiji desde el otro lado del altavoz - ¡Bien! ¡Voy a seguirles!

-¡Pero ten mucho cuidado, Heiji! ¡Sobretodo estad alerta, puede que haya más y que nos estén vigilando!

-¡Vale, vale! Cambio y corto.

Agasa se guardó el teléfono y salió de su escondite al encuentro de Kogoro. Ambos estaban nerviosos. ¿Y ahora qué? No podían actuar, porque en el caso de tener a Ran, ellos podrían amenazarles. Ni aunque llamasen a la policía, tan solo conseguirían coger a un miembro.

-Parece increíble…todo el tiempo que hemos tenido y no habíamos pensado en cómo reaccionar… ¿y si ahora se llevan a Shinichi, qué?

Kogoro se encogió de hombros – Mientras me devuelvan a Ran sana y salva…

Agasa miró a lo lejos. Entre los arbustos, reconoció una pequeña sombra que se iba a escondidas hacia donde habían desaparecido Conan y esa misteriosa mujer. Agasa se acercó a los matorrales y descubrió a la niña.

-¿¡Ai!?

La chica se giró bruscamente, asustada. Al reconocer al doctor, su pulso se normalizó – Hola, doctor.

Él frunció el ceño - ¿Qué haces aquí, Ai?

Ella parecía algo nerviosa – Ese era el plan, ¿no? Que todos vigilásemos a Kudo.

-¿Con una pistola a la mochila?

La niña cogió su bolsa con más fuerza – Lo siento, doctor, pero no puedo permitir que esa organización se salga con la suya… Kudo sería la primera víctima, pero luego habría millones más…

-Vamos, Ai, ya hablamos de esto la otra noche. Piensa que si te descubren te matarán. Ahora sabemos del cierto que saben que has encogido, y tú misma dijiste que ellos tenían fotos de cuando eras pequeña, así que lo mejor que podemos hacer es esperar.

-¡Me da igual si muero! – la mujer, ahora niña, miró a los ojos del doctor – He ayudado a unos asesinos a construir una droga. Ahora, gracias a mí la APTX 4869 no es sólo una droga, sino que…

Ai se paró secamente. El doctor la miró preocupado - ¿Qué has querido decir? – al ver que la chica no contestaba y giraba la cabeza hacia otra parte, el doctor la cogió de los hombros – Ai… ¿hay algo que no nos hayas dicho?

La chica se mordió el labio, empezó a sudar. Inesperadamente, se soltó de las manos del profesor y se puso a correr a toda pastilla entre los matorrales.

-¡¡EHH!! ¡¡AI!! ¡¡VUELVE!!

Pero lejos de hacerle caso, Ai siguió corriendo. El doctor Agasa empezó a correr tras de ella, pero al primer obstáculo tropezó y cayó al suelo con gran estruendo. Kogoro se acercó a él con preocupado. Ante todo, el doctor Agasa era un abuelo (joven, pero lo era).

-¿S-Se encuentra bien? – preguntó mientras le ayudaba a ponerse en pie.

Agasa se ajustó las gafas y miró con preocupación donde se había ido la chica. Luego suspiró – Esto se complica por momentos.

Heiji y Kazuha se encontraban ahora andando por las calles, aparentando ser una pareja feliz, en dirección a la heladería donde habían visto entrar Conan y esa mujer. El parque donde se hallaban estaba justo enfrente, y sólo hacía falta cruzar la calle y desplazarse por una calle recta hasta la heladería.

Faltaban pocos metros para llegar. Kazuha, inesperadamente, le cogió la mano a Heiji con fuerza. El chico se giró hacia ella, rojo.

-¿Q-Qué haces?

Ella, también roja, frunció el ceño y le contestó -¡Tenemos que parecer una pareja normal, así que más te vale que en la cafetería no digas cosas tontas!

Heiji, aún más nervioso, le cogió la mano – Tsk. Pero que conste que no te voy a invitar a un helado.

-Idiota. Eres un tacaño de cuidado.

-¡Oye, tú…!

-¡Shh!

Kazuha hizo la señal a Heiji de que se comportara 'correctamente'. Ya habían llegado a la heladería 'Ice&Funny'. Aparentemente, parecía normal. Heiji empezó a investigar. Miró hacia todos lados, era pequeña. Había unas quince mesas, cada una junto a otras. No estaba muy llena. Había una barra justo delante donde pedir. Detrás de la barra había la cocina. Heiji miró con nerviosismo. No parecía haber otra salida de emergencia que no fuese la puerta principal, y dudaba que ellos se hubiesen ido por la cocina. ¿Dónde estaban? Heiji y Kazuha, aún dados de la mano, empezaron a entrar.

-¡Buenos días, ¿qué desean?!

Una chica de unos veinte años apareció por detrás de ellos, risueña, con la carta en la mano.

Heiji y Kazuha, algo perturbados por la aparición repentina de la mujer, disimularon y contestaron al unísono – Queríamos una mesa tranquila…

La chica sonrió – Bien, síganme.

Heiji chasqueó la lengua. ¿Dónde estaba Kudo? ¡Les habían visto entrar!

-¿Esta mesa les va bien? – preguntó la chica, señalándoles una mesa de dos justo al lado del finestral que daba a la calle.

-Ah, cla…

-No.

Heiji y la chica se giraron hacia Kazuha, la cual seguía en sus trece. Luego señaló con el índice hacia arriba – Es que estoy constipada y el aire acondicionado me va a hacer empeorar. Mejor sentémonos a la del lado.

Kazuha se dirigió hacia allí con decisión. Heiji le siguió, dudoso. La chica les paró – N-No hay problema, si quieren voy a quitar el aire ahora mismo.

-No, mujer – exclamó Kazuha al instante – Hace una calor que no se aguanta. Si quitan el aire, los demás clientes se van a quejar. Da igual, nos sentamos allí, no pasa nada, ¿verdad?

Kazuha hizo ademán de sentarse a la mesa de al lado, cuando oyeron varias voces - ¡Disculpen, a mi no me molesta! Si quieren, pueden quitar el aire.

-Sí, lo mismo digo.

Todos los clientes de la heladería contestaron lo mismo. Kazuha se los quedó mirando.

-¿Ve? A los demás no les importa. Siéntese aquí, que voy a quitar el aire.

La chica les dejó la carta y se fue hacia la barra. Cogió el mando a distancia y paró el aire acondicionado. Kazuha se encogió de hombros y se sentó. Heiji seguía de pie, con la vista perdida.

-Eh, Heiji, ¿qué haces? – Kazuha le pasó la mano por delante. El chico salió de su estado de ensoñación – Venga, va, siéntate.

El chico de Osaka cogió la mano a Kazuha, la hizo levantar, y ambos se sentaron a la mesa de al lado. Heiji se sentó con total naturalidad, pero Kazuha parecía contrariada - ¿Qué estás haciendo? La chica ha dicho que…

Heiji le guiñó un ojo y le hizo un gesto para que callara. Kazuha le miró sin entender. Entonces, la mujer de la barra se acercó hacia ellos rápidamente.

-D-Disculpen, ¿Que no se sentaban a la otra mesa?

Heiji la miró, sonriendo – Es que yo quiero sentarme aquí. Esta mesa no da a la calle, y todas las demás sí. No quiero que los de fuera vean lo que estoy haciendo con mi novia, ¿verdad Machiko?

La mujer se giró hacia la chica para esperar su confirmación. Ella estaba roja como un tomate, mirando a Heiji. Él estaba ligeramente sonrosado y desvió la mirada.

-Er… ¡cierto! No queremos que nos vean ojos ajenos, ni Hotaki ni yo – respondió ella sonriendo.

La mujer les miró dudosa, pero al cabo de un instante les hizo una sonrisa, bastante falsa, y dijo que estaba bien y que ahora les atendería. La chica se alejó y dejó a 'Machiko' y 'Hotaki' a solas. Las preguntas no tardaron en llegar.

-¡¿P-P-Pe…?!

Heiji le dio una patada flojita a la pierna para que no dijera nada y que se esperase a que acabaran de servirles. Kazuha, a regañadientes, asintió.

La dependiente vino al cabo de un momento y ambos pidieron un helado de vainilla y fresa para compartir. La chica fue a la barra y lo pidió, y al cabo de un momento se lo trajeron con dos pajitas.

Entre bocado y bocado, Kazuha iba preguntando entre susurros - ¿Se puede saber qué pasa?

-¿No lo encuentras raro?

-¿El qué?

-Esa chica ha insistido un montón en que nos pusiésemos a la mesa de al lado, ¿por qué? Ahora lo tengo claro.

-Oye, Heiji, creó que estás exagerando…

-Kazuha, ¿tu crees que todos los clientes de la heladería se te girarían y te dirían que no les importa que quiten el aire acondicionado? Está clarísimo que están todos compinchados. ¿Sabes por qué querían que nos sentásemos a la otra mesa?

Kazuha negó con la cabeza. Heiji le entregó algo disimuladamente por debajo la mesa. Kazuha lo miró sin que se notase. Era un mini-micro.

-Estaba debajo de la mesa. Lo he encontrado antes cuando tú y ella estabais hablando.

-P-Pero para qué…

Heiji se puso serio de repente – Bien, Kazuha, escúchame. Tienes que hacer exactamente lo que yo te diga.

-E-Espera, ¿a cuento de qué viene esto?

-Kazuha, todos los que ves aquí, absolutamente todos los de esta heladería, forman parte de la organización.

La noticia cayó como un cubo de agua fría - ¿C-Cómo…?

-Estoy seguro que se han llevado a Kudo por algún sitio. Este debe ser uno de los múltiples locales que la organización tiene para situaciones como estas. Bien, Kazuha, ¿recuerdas de lo que hemos estado hablando antes?

Kazuha asintió con pesar – Pero no quie…

-Bien, entonces todo correcto. Ahora es tiempo de 'correr', ¿entiendes? Pero no lo vas a hacer al pie de la letra. Tienes que irte sin levantar sospechas y…

Brrrr, brrrr, brrrr

Ambos se giraron.

-¿Q-Qué es eso? – preguntó Kazuha mirando el bolsillo de Heiji. Él lo cogió.

-Es el móvil. Lo tengo en silencio y con vibrador – apretó un botón y empezó a hablar - ¿Sí? ¡Ah, es usted! ¡¿C-Cómo!? ¡¿Está seguro?! ¡¡Ahora mismo, sí!! – y colgó.

Kazuha se quedó a cuadros. Él la miró y empezó a hablar en tono un poco más alto de lo normal – Mahciko, era tu madre. Dice que tu abuela ha empeorado y que vayas a verlas. Tendremos que dejar la cita para otro día.

Heiji se puso de pies y dejó yenes suficientes para pagar el helado. Kazuha seguía sin entender.

-Bueno, Machiko, CORRE hacia tu casa, que te estarán esperando.

Kazuha asintió poco a poco – Pe…pero… tú…

Inesperadamente, Heiji abrazó a Kazuha. La chica se quedó en estado de shock, cuando oyó un pequeño susurro: - Ai se ha escapado, viene hacia aquí. Voy a investigar. Ve al parque con el doctor.

Kazuha abrió los ojos. Se separaron y se miraron a los ojos - ¡Bueno, Machiko, hasta mañana!

La chica asintió, mortalmente pálida –S-Sí… luego te llamo… ¡adiós!

Kazuha se dirigió a la salida de la heladería. Heiji respiró hondo "Ya está fuera de peligro…" La siguió con la mirada. Ya estaba prácticamente fuera de la heladería. Heiji ya empezaba a hacer planes para sus investigaciones, cuando oyó la voz de Kazuha.

-¡Ah! ¡Lo siento, señor!

Heiji miró a la chica. Por lo que podía ver, ella y otro hombre que acababa de entrar habían chocado. Él era alto y con una mirada frívola que intimidó a Kazuha. La chica sonrió y como pudo intentó salir de la heladería, pero oyó que el hombre hablaba, mientras empuñaba discretamente una pistola, apuntando hacia Kazuha. Heiji se quedó en blanco.

-No te muevas de aquí, jovencita.

* * * * * * * * * *

La mujer sonrió fríamente y Conan la miró desafiante – Así que sabe quién soy. ¿Qué quiere de mí exactamente?

Conan y esa mujer, ambos dados de la mano, caminaban hacia la heladería Ice&Funny, sin levantar sospechas, aparentando ser una madre con su hijo pequeño yendo a dar una vuelta.

-Eso aún no debes saberlo – le contestó sonriendo.

-Dónde está Ran.

Conan miró directamente a la mujer, ella seguía sonriendo y ambos entraron en la heladería – Poco a poco. ¿De qué quieres el helado?

Los dos se sentaron en una mesa algo apartada de la multitud. Conan miró alrededor disimuladamente y sonrió para si. Todos esos formaban parte de la organización, lo tenía claro desde el momento en que entró en la heladería. Nadie de la organización sería tan estúpido de llevar a alguien hacia un sitio público sin tenerlo todo bajo control. Seguramente todas esas personas pertenecían a la organización pero no eran más que pequeños peones, igual que Akemi Miyano, la hermana de Ai.

-¿Qué desean? – les preguntó cortésmente la camarera, con el bolígrafo y la libretita.

-Un helado de frambuesa, por favor – dijo la mujer - ¿Y tú, pequeño?

Él sonrió – No voy a tomar nada.

La camarera se lo miró contrariada y miró a la mujer. Ella volvió a sonreír – Que sean dos.

La chica hizo una reverencia y se marchó. Y los dos se quedaron a solas.

-Bien, dónde está Ran.

La misteriosa mujer se acomodó al sillón – Tranquilo. Ran está perfectamente. Si colaboras, te la entregaremos sana y salva, ¿qué me dices?

Él asintió.

-Pero… - la mujer se puso un dedo en la cara, dudosa – no has cumplido todo al pie de la letra. Cherry no ha venido.

-¿Cherry? – Conan frunció el ceño - ¿Y ése quién es?

La mujer hizo una pequeña risa – No servirá de nada que la cubras. Pronto daremos con su paradero, pero tranquilo, no la mataremos. Aún la necesitamos para unas cuantas cosas – la mujer se acercó a Conan – igual que a ti…

Él se separó automáticamente de la mujer - ¿Por qué me cuenta todo esto?

-Porque, de ahora en adelante, vas a formar parte de la organización.

Conan abrió los ojos - ¿QUÉ?

-Sí. Te necesitamos para continuar con nuestros experimentos. Evidentemente, tu vida va a cambiar. Vas a cobrar muy bien, y tendrás cerca a esa amiga tuya.

-¿¡De qué vas!? ¿¡De veras te crees que me voy a juntar con alguien como vosotros!?

Las gafas de la mujer brillaron – Creo que no me has entendido… Estoy hablando en imperativo, no tienes opción. Claro que siempre puedes negarte, pero no respondo a los actos que mis chicos puedan hacerle a esa amiga tuya por la que tanto te preocupas. ¿Sabes? Cuando la encontramos delante de tu casa parecía muy confundida, ¿no le has contado nada? Siempre podríamos decírselo todo y luego matarla… ¿qué dices? ¿Vas a unirte a nosotros?

Conan Edogawa se quedó petrificado. Eso era un soborno… ¿qué podía hacer? Había estado dos años luchando a escondidas contra esta organización, ¿y ahora tenía que unírseles? Aunque, claro estaba, no le querrían para nada bueno, sino que sería algo relacionado con hacerle pruebas y más pruebas, lo mismo que le dijo Ai: un conejito de indias. Pero no se podía negar. Ran estaba en peligro… Pero si les hacía caso, vete a saber qué nuevo veneno o perfección del mismo crearían gracias a él, y cuanta gente moriría por su causa…

-No tienes elección.

-¿Eh?

Demasiado tarde, Conan se percató que la camarera ya había vuelto, y que del helado que le acababan de servir salió un gas rosado. Todo le cogió de improvisto y sin querer lo aspiró. Poco a poco, fue cerrando los ojos. La visión de Ran, tendida al suelo delante de casa suya, fue lo último que vio…

Fin del cap. 5

CONTINUARÁ

Notas de la autora:

¡Holaaaaaaaa! Ya está, el quinto capítulo, ue ue ue!!! Que coincide prácticamente con la apertura de la page de Dtve. Conan n_n ¡Id a verla plis!

Referente al capítulo, ¿os ha gustado? Sí y no y por qué. Jajaja como en la escuela ;) Gracias a Jess por la crítica!!!! Hasta la próxima, xaoo!!

Cualquier sugerencia, reclamación, amenaza de muerte (mejor no) o lo que sea a cinturo@3xl.net

Salu2 a to2

CiNtUrO-cHaN /CCF/

-22 de Julio del 2003-