Detective Conan es propiedad intelectual de Gosho Aoyama-sensei y de todos sus distribuidores. Este fanfic no está hecho con ánimos de lucro, por eso no me considero violadora de ninguna ley.
* * * * * * * * * *
-No tienes elección.
-¿Eh?
Demasiado tarde, Conan se percató que la camarera ya había vuelto, y que del helado que le acababan de servir salió un gas rosado. Todo le cogió de improvisto y sin querer lo aspiró. Poco a poco, fue cerrando los ojos. La visión de Ran, tendida al suelo delante de casa suya, fue lo último que vio…
"The case of the mystery APTX 4869"
A Great Detective of Love Fanfic,
bye CiNtUrO-cHaN
Archivo VI: Sin Escapatoria
La muchedumbre se apartaba a duras penas de la extraña maratón, compuesta por una niña castaña, un abuelo regordete y el famoso detective Kogoro Mouri, reconocido por todos. Los tres corrían en dirección a la heladería donde habían visto entrar Conan y, minutos más tarde, Heiji y Kazuha. Faltaban pocos metros y al final se quedaron cara a cara con el negocio. Y cual fue su sorpresa al descubrir que estaba cerrado.
-¿Qué pasa aquí? ¡Si hacía un momento que estaba abierto! – exclamó el profesor, dando golpes a la puerta.
Ai lo miró fijamente – Está claro que esto estaba bajo el control de la organización. Seguramente utilizan este establecimiento para concertar fechas con sus subordinados. Bien, busquemos otra puerta. Es posible que los de Osaka aún estén aquí de rehenes.
-¿Y Conan? – preguntó Kogoro.
Ai sonrió – Posiblemente ya esté camino de la base de la organización.
Agasa arqueó las cejas - ¿La base?
La chica del pelo castaño asintió – En otras palabras, donde se realizan los experimentos más complicados, donde se elaboran los códigos más complicados y donde residen los peces gordos, entre ellos Gin.
-¿Y eso dónde está? – preguntó el doctor Agasa, preocupado.
Ai se encogió de hombros, sin responder. Ella era una gran científica, una pieza importante para la organización, hasta que amenazó con traicionarles. Sí. Ella les amenazó con traicionarles, no con sólo parar sus investigaciones, cosa que nadie a parte de ella sabía. Hacía mucho tiempo que empezaba a plantearse cosas, muchas cosas, entre ellas la 'infortunada' muerte de sus padres en ese accidente de tráfico. ¿Quién no le decía que había pasado exactamente lo mismo que con su hermana Akemi? ¿Quién no le decía que esos tipos habían asesinado a toda su familia? Por eso, y porque empezó a sentir remordimientos por hacer una droga mortal, les plantó cara.
Agasa se encargó de sacarla de sus pensamientos -¿Y Vodka?
-Vodka no es más que la mano derecha de Gin, pero es Gin quien tiene el poder sobre Vodka y no al revés – le respondió ella, mirándolo sonriente.
-Vaya… ¿y quién es el mandamás? – preguntó Kogoro, mientras acababa de inspeccionar los alrededores de la casa por si encontraba algo.
Ai se encogió de hombros – Nadie sabe quién es excepto él mismo. Incluso puede que sea Gin, pero vete a saber… lo cierto es que, dentro de la organización, son pocos los que nos conocen a todos.
-Y esa mujer que estaba junto a Conan…
-Vermouth –dijo ella en un misterioso susurro – Otra pieza importante. Y me la tiene jurada. Estoy segura que, a estas alturas, ya ha mandado a alguien para matarme. Y eso que pensé que les haría falta para continuar con los estudios de la APTX 4869… Quién sabe, tal vez han encontrado alguien que pueda sustituirme.
Kogoro empezó a correr hacia ellos – Eh, venid, he encontrado otra entrada.
Los tres se acercaron sigilosamente a la puerta trasera. Estaba cerrada, pero Kogoro le dio una buena patada, dejando a Ai y Agasa con el pensamiento que, indiscutiblemente, Ran era hija de Kogoro, y entraron. Eso parecía la cocina, o la parte donde se conservan los alimentos, pero estaba muy dejada. Les llamó la atención que hubiera un montón de monitores, desde dónde se podían ver las mesas del bar. Indiscutiblemente servía para identificar a las presas y espiarlas.
-Profesor, busque en el piso de arriba. Mouri, usted busque por aquí. Yo voy a ir donde la barra.
Ambos asintieron, y cada uno se fue por una dirección diferente sin hacer ruido. A los pocos instantes comprendieron que allí no había nadie. Ni Conan, ni Heiji, ni Kazuha ni ningún hombre de negro. Era demasiado tarde.
Los tres salieron sin ser vistos y se alejaron un poco del establecimiento, por si hubiese alguien allí espiándolos. Y silencio. Nadie sabía qué decir ni qué hacer, hasta que a Agasa se le encendió una bombilla.
-¡Ya lo tengo!
Ai y Kogoro lo miraron sin comprender mientras el profesor empezaba a buscar algo en sus bolsillos. Finalmente, sacó un pequeño aparato. Parecía como un minitelevisor extraplano. En un fondo verde oscuro se podían ver dos puntos amarillos luminosos, cada uno moviéndose.
-¡Ahí! ¡Y ahí! ¡Los tenemos! – dijo él, sonriendo.
Kogoro le echó una ojeada - ¿Qué es esto?
-En las gafas de Conan hay un localizador, y me tomé la libertad de darles otros transmisores a Heiji y Kazuha por si la situación se complicaba. De hecho, incluso vosotros mismos tenéis localizadores, bien disimulados en la ropa.
Ai y Kogoro se lo quedaron mirando, sorprendidos. Y, de repente, pareció que el rostro del doctor se ensombrecía.
-¿Qué ocurre? – preguntó Ai, notando su incertidumbre.
-Pues que… - dijo mirando concentrado el monitor – lo malo es que no hay manera de saber qué puntito es Conan y qué puntito son Heiji y Kazuha.
Ai suspiró – Perfecto. Supongo que tendremos que buscarles a tientas – replicó la chica, sentándose en un banco próximo.
-¡Y no os olvidéis de Ran! – exclamó Kogoro súbitamente.
Ai y Agasa asintieron. Lo cierto es que se habían olvidado por completo de Ran. Todo eso había empezado a costa suya. Lo que Ai no lograba comprender era por qué la habían cogido. ¿Para atrapar, así, a Kudo? Y de ser cierto, ¿cómo podían saber ellos que Kudo y ella se conocían? Y recordó la carta. También sabían quién era Conan. La cabeza de Ai empezó a enloquecer. ¿Cómo podían haber descubierto todas esas cosas? Y lo más inquietante, si ya sabían que eran en realidad Shinichi Kudo, el detective, y Shiho Miyano, la traidora… ¿por qué simplemente no les fueron a buscar y ya? ¿Por qué temían que alguien más supiera el secreto y diera la voz de alarma? No. Pero entonces, ¿por qué? Ai frunció el ceño, confundida. "¿Es posible que necesiten a Mouri? Si yo fuera ellos, no la vería más que alguien para poder conseguir a Kudo, que es su objetivo primordial, porque él ya está totalmente indemnizado contra la APTX 4869…"
Y era cierto. Conan Edogawa estaba totalmente indemnizado ante la droga, al igual que ella, porque ya la habían tomado. Sus cuerpos habían creado una especie de defensas, haciendo que su cuerpo ya no pudiese ser envenenado de nuevo por dicha droga, siempre y cuando mantuviesen el estado de niños, claro. En otras palabras: siendo niños, aunque ingiriesen la droga, no ocurriría nada; ahora bien, si la volvían a ingerir siendo mayores, volvería a suceder lo mismo. Y eso es lo que le había estado pasando a Kudo todo este tiempo con sus antídotos. Pero de los dos, él era el que más indemnizado estaba, porque era el que más veces había encogido y hecho mayor respecto a ella. ¿Tal vez es por eso por lo que le querían? ¿Por que tiene las defensas más altas y así podría soportar mejor el…mejor el qué? ¿Para qué necesitaban que tuviera las defensas altas?
Entonces, Ai abiró los ojos, mirando a la nada, concentrándose en si misma. Pues claro… ¡era lógico! El motivo por el cual le querían era ése… si bien en un principio no lo sabía del cierto, ahora sí. Ahora ya sabía para qué le querían a él y a ella. A ella, evidentemente, para matarla, porque dudaba que le dejasen reincorporarse a la organización, cosa que también rechazaría. Pero a él le querían para…
"Un antídoto." Pensó con amargura "¿Le quieren para un antídoto? Es probable. Aunque eso sería una buena idea, pero probablemente ellos quieran el antídoto para ellos mismos, para que si por algún casual alguno de ellos ingiriera el veneno, pudiese curarse. O para volver al estado de adulto a quienes ellos creyesen conveniente. Pero la idea era cada vez más extraña. Si ella fuera ellos, jamás inventaría un veneno, porque el veneno ha sido creado para matar. Nunca se arriesgaría en que el veneno cayese en manos de quien no debiera, y así poder curar siempre sus efectos. Entonces…¿era el antídoto o no, para lo que necesitaban a Kudo? Y a Ran, ¿sólo para ser un cebo? Con respecto a Ran, había dos posibilidades: o que estuviera en su poder, muerta, o que jamás hubiese estado en su poder.
-¿Eh? Qué raro…
Kogoro y Ai se giraron gradualmente hacia el doctor, el cual estaba sentado delante suyo en un banco continuo, con un disimulado auricular que comunicaba con su móvil, escondido en su bolsillo.
Ai se acercó a él, seguida del famoso detective, y le escudriñó con la mirada - ¿Más problemas? – suspiró la chica.
El doctor se quitó el auricular y lo guardó dónde el móvil, y luego los miró con la cara pálida – Heiji y Kazuha no contestan – dijo él, en tono quebrado.
Ai arqueó una ceja – Por supuesto que no. Ya le he dicho que estarán en manos de la organización.
-Ya… pero esperaba que…
La muchacha del pelo castaño se sentó a su lado, resoplando, mirando hacia el cielo azul, algo extrañamente anormal para el invierno en Japón, y musitó - ¿Y ahora qué? ¿Llamamos a la policía como debimos hacer en un buen principio?
Kogoro cruzó ambos brazos – Creo que el inspector Megure podrá ayudarnos con discreción. Sólo tengo que pedírselo como un favor profesional, para que sólo investiguen sus mejores hombres para no levantar sospechas en el cuartel, donde podría haber perfectamente un infiltrado de la dichosa organización esta.
Agasa arqueó las cejas, impresionado – Después de todo, tu cabeza parece no saturarse en situaciones límites – dijo él, burleta. Kogoro gruñó. El profesor Agasa se levantó, algo cansado, seguido de Ai – bien, vayamos a ver al inspector Megure. Estoy seguro que nos podrá ayudar, por poco que sea.
Ambos hombres empezaron a andar hacia la parada del autobús, ya que la comisaría central se encontraba bastante lejos de donde estaban ellos y no era cuestión de perder el tiempo, cuando notaron que la niña se quedaba atrás, observando algo con la mirada fija. El doctor se acercó de nuevo a ella, nerviosa.
-Ai, ya sabes que no debes quedarte atrás. La organización puede estar buscándote, no te separes de nosotros menos de un metro, ¿lo entiendes? – dijo él, en tono fraternal.
La chica, sin mirarle, sonrió – Creo que antes de ir a la sede policial deberíamos echarles una mano.
Agasa parpadeó, confundido - ¿Echarles una mano? ¿A quién?
Ai señaló con el dedo lentamente hacia una callejuela, no muy lejos de allí. El profesor se colocó las gafas y miró hacia el punto donde le señalaban. Y cuál fue su sorpresa, ante la mirada expectante de la niña, de que allí había los Detective Boys, siguiendo 'a escondidas' a al parecer, un extraño hombre del… ¡¿FBI?!
* * * * * * * * * *
Conan empezó a entreabrir los ojos. La primera sensación que tuvo fue que le dolía sobremanera la cabeza. Intentó incorporarse, pero sus fuerzas le fallaron. Desconcertado, miró a su alrededor. Eso parecía una habitación de hospital, pero mucho más grande y espaciosa, siendo su cama la única, la cual estaba justo en medio de la estancia, como… "Una sala de pruebas" musitó el chico, sintiéndose desfallecer. ¿Qué hacía aquí?
"Vermouth… y ese estúpido helado, que sacó ese estúpido gas. ¡Maldita sea, tendría que haber pensado que harían algo así! ah…¿y ahora qué? Juego con desventaja. Me he dejado atrapar, por Ran, y ni siquiera se si está viva o muerta… y ahora voy a ayudar a crear, seguramente, una nueva versión de la APTX 4869. ¡Oh, perfecto! Tanto tiempo luchando contra ellos y miradme ahora. ¡Soy uno de ellos! Pero que no se crean que esto va a salir según sus planes. No en vano soy Shinichi Kudo, detective. Tengo un cerebro y sé usarlo. Como dijo una vez alguien, 'es mejor esperar pacientemente a que el contrario mueva ficha y se equivoque, para luego hacer escaque mate'."
Lo que ahora tenía en mente Conan era fingir. Así de simple. Fingiría que aceptaría a regañadientes ser miembro de la organización, hasta descubrir dónde estaba Ran, si es que estaba allí o no. Cuando supiera en poder de quién estaba, actuaría en consecuencia de ello. Pero lo que tenía claro es que ahora debía obedecerles por el momento, mientras no supiese del cierto si ella estaba a salvo o no…
-Oooh, Cool Guy*…
El chico se incorporó nuevamente, y de nuevo sintió una punzada a la cabeza, lo que le hizo tumbarse de nuevo y observar con estupor la mujer de pelo rubio y gafas brillantes acercarse hacia él.
-¿Cómo te encuentras? – preguntó en fingida preocupación. El chico la miró desafiante, sin contestar. Sabía que tendría que fingir que aceptaba, pero no debía hacerlo de buenas a primeras, si no quería que ellos sospechasen algo.
-Para tu desgracia, perfectamente, Jodie** – dijo él, sonriéndole astutamente.
Por un momento, le pareció que Vermouth se contrariaba, pero luego volvió a sonreír, con ambos brazos cruzados – Vaya, esperaba que no tardaras en reconocerme. Para ser un detective de tu clase, te ha costado lo tuyo. Aunque no te culpo, no me has tenido ni un solo día de clase, y sólo nos hemos visto un par de veces…
-Ja, no entiendo cómo ha podido engañar a tanta gente.
-Sí, pequeño. Y pensar que la propia Ran parecía tenerme como su modelo a seguir…
Vermouth sonrió encantada al disfrutar del panorama que se le ofrecía. La cara del chico pasó de una media sonrisa burleta a la de odio furioso. Tenía los puños fuertemente apretados y su fría mirada podía congelar el desierto. Con voz entrecortada y susurrante, habló – Dónde…está…Ran.
La atractiva mujer sonrió – Tranquilo, se encuentra perfectamente – se limitó a decir.
El joven explotó, lleno de ira e impotencia – Si no la veo, no pienso colaborar en ningún proyecto vuestro.
Vermouth se encogió de hombros – No es problema, porque necesitamos tu cuerpo, y no 'a ti'. Te dormiremos y con eso habrá más que suficiente.
Conan frunció el ceño, impotente. Ella continuó hablando en su habitual tono despectivo y a la vez frío y neutro – Pero si con ello conseguimos que nuestro pequeño detective se entregue al cien por cien a nosotros, que obedezca TODAS nuestras órdenes sin chistar y no estar con esta cara de perrito mosqueado, te la traeremos.
Conan parpadeó. Miró a la mujer, medio esperanzado, medio desconfiado. ¿Le decía la verdad? ¿Le permitirían ver a Ran? Eso, en cierto modo, le alegró y entristeció. Alegró, porque admitía claramente que seguía viva, pero desgraciadamente en su poder. Y si la veía, entonces daría por echo que tendría que obedecerles al pie de la letra todo lo que le mandaran, puesto que, de lo contrario, no dudarían en matarla.
-Quiero verla AHORA.
-No, Cool Guy, ahora no. Debes descansar, y antes de verla debo asegurarme que cumplirás tu parte del trato – dijo ella, fríamente. La mujer se giró y se dirigió hacia la puerta con un sexy movimiento de caderas. Cogió el pomo de la puerta y habló sin mirarle, con una sonrisa perversa en la cara.
-Se me olvidaba. Ni se te ocurra pensar en que puedas traicionarnos después de haber dejado a tu amiguita a salvo, porque tenemos otros dos amigos tuyos con nosotros, para la causa. Así que si tú o ella escapáis, no dudaremos en ejecutarlos. Osaka sufriría una gran pérdida.
Y, dicho esto, cerró la puerta. Conan se quedó petrificado, reproduciendo una y otra vez sus últimas palabras. Entonces… ¿Heiji y Kazuha estaban también en su poder? ¡¡Maldita sea!! Mira que les dijo que fuesen con cuidado. ¿Y ahora qué? Si ejecutaba su plan, Heiji y Kazuha morirían. Si no lo hacía, seguramente morirían todos. Entonces… ¿valía la pena arriesgarse?
"Jamás" pensó, quedo "Nunca les traicionaré. Nunca. Ha de haber algún modo… algún modo de salir de ésta…"
* * * * * * * * * *
-¡Bien, Kaito, te aconsejo que me cuentes TODA la verdad! – susurró Aoko a la oreja del chico, mientras Ran estaba distraída observando una tienda de ropa.
Después de estar en la mansión Kudo, Kaito dijo que era peligroso encontrarse allí por más tiempo del necesario, sin responder al por qué de dicho peligro por parte de Aoko. Los tres se fueron en dirección a la casa de Kogoro Mouri, aunque de momento sólo hacían el intento, pues el chico no se acordaba exactamente dónde se encontraba. Si bien había estado alguna vez allí antes***, era difícil precisar el lugar.
-¿¡De qué estás hablando!? – le dijo él, cansado - ¡Ya te he dicho que no hay nada más!
Kaito rogó interiormente que Aoko se lo creyera, pero la chica erre que erre, no dejaba de preguntarle lo mismo desde que se habían alejado de esa mansión tenebrosa.
La cara de Aoko se hizo gigante, contrastando con la diminuta figura de Kaito - ¡¡¿¿PERO TÚ TE CREES QUE YO SOY IMBÉCIL O QUÉ??!! ¡¡DIME POR QUÉ CONOCES TAN BIEN A ESA CHICA!! ¿¿ES QUE ES TU NOVIA SECRETA?? ¿¿ES ESO??
Kaito enrojeció - ¡¡Estúpida, por supuesto que no!! ¡¡Ya te he dicho todo lo que se!! ¡¡Sólo la conozco de verla a veces por la tele junto al detective Mouri!! – exclamó el chico, algo nervioso.
De repente, Ran se giró hacia ellos, algo preocupada - ¿Ocurre algo? – preguntó, inocentemente.
Aoko la miró algo irritada, creyendo en Kaito pero a la vez sospechando de ella. Kaito sacudió levemente la mano, en señal negativo – No, no, tranquila. Es que lleva fatal los celos – dijo él, divertido y sonriente, señalando a Aoko, la cual enrojeció y empezó a discutir de nuevo.
Ran se los quedó mirando, en silencio. Miró a Aoko. En el fondo, algo parecido físico sí que tenían. De hecho, de espaldas las podrían confundir y todo, salvo que ella era un poco más alta y con el pelo más liso que Aoko. Luego miró a Kaito. Como tantas veces antes, un sentimiento de melancolía invadió todo su ser, y mirándolo con tristeza intentó saber el por qué de esa sensación que le venía acosando desde que lo vio por primera vez. Desalentada, les dio la espalda y siguió andando sin rumbo fijo, con la cabeza gacha, intentando recordar algo, por poco que fuera, de sus recuerdos.
Kaito, de reojo, vio cómo la chica los miraba a ambos; primero a Aoko y luego a él. Cada vez que le miraba, se le notaba un sentimiento de tristeza absoluto, y no se le quitaba de la cabeza esa triste mirada, como si fuera la propia Aoko quien se la mandara. Tal vez le miraba así porque le recordaba a alguien… ¿a alguien?
==========
Hakuba, su compañera de clase de mirada astuta y pelo largo rojizo, les contempló absorta. Luego, puso la foto de una chica al lado de Aoko, y la foto de un chico a su lado. Luego, Hakuba los comparó. Después de un rato sin decir nada, la chica sonrió y dijo – Pues sí que es cierto lo que dicen. Tú te pareces bastante a ella, Aoko.
Aoko la miró confundida, y luego miró a la foto. No sabía muy bien quién era, pero era evidente que su parecido era indiscutible. Y lo mismo con Kaito y el chico de la foto, sólo que en su caso sí que sabía quien era él.
-Shinichi Kudo – dijo Hakuba, aclarando sus dudas – ese famoso detective. Ha empezado hace poco con su vida policíaca, pero ya ha salido en más de seis veces en titulares y televisión. Se ve que es muy popular, sus deducciones nunca fallan y siempre encuentra al asesino. También podría atrapar, proponiéndoselo, a los ladrones… - dijo ella, en tono misterioso, observando a Kaito con esa mirada tan profunda que a él le hacía sentirse contrariado.
¿Lo sabía? Fueron muchas las veces en que Kaito pensó que su amiga sabía su pequeño secreto, pero esa no era la cuestión ahora. Se fijó en el chico de la foto y negó cualquier parecido, aunque por dentro sabía que cierto semblante sí que tenían.
==========
Kaito pensó en esa conversación de hacía casi dos años. Fue el tiempo en que ese Kudo empezó a popularizarse. Era evidente que Aoko no se acordaba de nada sobre aquello. De hecho, ni siquiera él mismo le había dado importancia.
Entonces era a él a quien Kaito le recordaba a Ran. Le recordaba a Shinichi Kudo. Nunca hubiera imaginado que esos dos se conocerían. Y según la mirada que Ran le echaba, no sólo se conocían, sino que había algo más. Quién sabe, tal vez algo similar a él y a Aoko. Al pensar en ella, involuntariamente la miró. Ésta también le miró, enfadada por no contarle la 'supuesta' verdad. Algo que no entendería jamás de ella era cómo podía saber todo lo que uno pensaba. Porque, evidentemente, ella tenía razón. No había dicho la verdad, o más bien no toda la que sabía. Porque, si lo hacía, sabrían quién era él.
Inevitablemente, volvió a reproducir la escena.
El día anterior, había recibido una misteriosa carta donde ponía que si no iba a la mansión Kudo, destaparían su identidad de ladrón. Miró el remitente, pero no había ninguno. Aunque estaba seguro de quién era: esos bastardos, queriendo ajustar cuentas. ¿¡Por qué demonios había accedido a hacer tratos con ellos!? "Porque no tenía alternativa…" pensó con frustración. Pero volvió a la vida real, y decidió acudir a la cita. Como en la carta hacía referencia a Kaito Kid, y no a Kaito Kurowa, decidió ir como tal, vestido con su habitual indumentaria de ladrón de guante blanco.
Como ellos sabían dónde vivía y cuál sería la ruta por la que él llegaría, decidió dar un rodeo e ir por el lado opuesto al sentido en que tendría que llegar, para desconcertarlos más y espiarles mejor, más que nada para comprobar si llevaban armas o algo por el estilo.
Entonces, llegó a la mansión Kudo. Se escondió entre unos matorrales, observando minuciosamente. Entonces, oyó gritos a la casa de al lado. Era una chica, que parecía estar llamando a alguien.
Como el soplar del viento, se deslizó ágilmente hasta la mansión vecina. Allí encontró, para su sorpresa, a… ¿¡Aoko!? No, no era ella, pero su parecido era increíble. Esa chica le sonaba muchísimo y no sólo por su parecido con su amiga, sino por algo más… ¿la habría visto en alguna otra ocasión? Eso carecía de importancia en esos momentos porque vio acercarse a dos hombres más por detrás de ella. Uno regresó al coche aparcado allí enfrente, y el otro apuntó con una pistola a la chica, la cual se había quedado sin habla.
No sabía qué hacer. ¿Para qué le habían citado, para presenciar la muerte de esa chica? ¡De ninguna manera, no iba a impedir que esos tipos asesinaran en sus narices! Salió de su escondite dispuesto a ayudar a la chica, cuando sonó el primer disparo y eso le contuvo el corazón. No sabía bien por qué, pero no quería que le sucediera nada. Era algo personal, más de lo que habría sentido con cualquier otro. Pero para su sorpresa, la chica no había recibido el impacto. Había saltado hacia un lado justo antes del disparo, reaccionando por fin. El hombre chasqueó la lengua y siguió disparando. La joven empezó a correr, presa del pánico. Si no hacía algo, una bala acabaría impactándola. Entonces, cogió una pequeña esfera y la lanzó hacia el hombre. Éste se quedó algo sorprendido, pero antes de poder reaccionar, la esfera explotó, saliendo de ella un montón de gas. La chica, no menos sorprendida, cayó al suelo. Al parecer se había golpeado con una rama mientras corría mirando hacia atrás. Algo un poco penoso, pero nada recriminable en una situación como esa.
Kaito se apresuró a ir hacia el hombre para darle un gas somnífero y atarle, para luego entregarle a la policía. Cuando el gas se hubo desvanecido, el hombre no paraba de toser, con la pistola a metros más adelante. Pero justo cuando fue a tocarle, sonó un disparo. Kaito retrocedió inmediatamente, pero se sorprendió que no era él el blanco, sino ese hombre de negro, el cual había perecido irremediablemente ante un disparo en la nuca, por parte de su propio compañero. Kaito se dirigió hacia el coche, pero éste aceleró y se perdió entre las callejuelas de Beika.
Oyó gemir a la chica y la miró con preocupación. Era obvio que no podía dejarla allí, tirada en medio de ese escenario. Por arte de magia, se cambió su ropa de ladrón por sus habituales prendas, cosa que sólo un mago de su talla como él podía hacer, cogió el transmisor y después de pedir un taxi, llamó a la central más próxima, imitando la voz del padre de Aoko, el inspector Ginzo Nakamori****.
-¡Eh, Tierra llamando a Kaito!
El chico salió de su estado de ensoñación para ver a ambas chicas, una preocupada y la otra enfurruñada, mirándole expectantes. Él se echó atrás como un reflejo instintivo y miró a Aoko, confundido.
-¿Qué quieres ahora? – dijo él, malhumorado.
La chica gruñó y frunció el ceño - ¡¡Pues que don 'sé-perfectamente-dónde-está-la-casa-de-Mouri' nos guíe hasta su casa!! – exclamó la chica, con un eje de egocentrismo.
El joven resopló – Tsk, vale, vale. Venga, en marcha – dijo él, reanudando de nuevo la marcha por las solitarias calles de Beika.
Y fue entonces cuando notó que algo se movía detrás suyo. Y fue entonces cuando vio, demasiado lejos, que les seguían. Y fue entonces cuando, demasiado tarde, un coche aceleró hacia ellos, rozándoles con el viento, abriendo una puerta trasera y cogiendo a la joven… Aoko, ante las miradas confundidas de los tres jóvenes.
Fin del cap. 6
CONTINUARÁ
Notas de la Autora
*Cool Guy es el nombre que utiliza Vermouth para referirse a Shinichi Kudo, al igual que utiliza 'Angel' para referirse a Ran.
**Jodie Saintemillion es la profesora de intercambio que ha venido a impartir clases de inglés a la escuela de Ran. En realidad, es un miembro más de la organización, su nombre en código es Vermouth. Su nombre real, si no me equivoco, es Chris Vineyard
***Kaito ya había estado una vez en la casa de Ran, en la 3ª película, cuando al final se hizo pasar por Shinichi para sacar a Conan del apuro. Cuando éste le preguntó el porque, él le respondió que él había salvado una de sus palomas. Eso significa, indudablemente, que Kaito Kid sabe que Conan y Shinichi son la misma persona n_n
****Ginzo Nakamori es el padre de Aoko Nakamori. En el primer encuentro Conan-Kaito Kid, él es uno de los que están al mando para atraparle. El que nunca lo haya hecho le vale que en comisaría siempre le regañen, y este es uno de los motivos por los cuales su hija, Aoko, tampoco soporta a Kid.
¡¡Uooooooaaaaaah!! ¡Terminé! Yeyeyeye, ¿os lo creéis? Yo noooo. Desde hacía unas semanas que me había quedado saturada, sin saber cómo continuar la parte de Conan #_#U pero no os preocupéis, que al fin y al cabo no ha salido tan mal. Pedir una disculpa a los amantes de Heiji-Kazuha por no haberles dado mucho protagonismo en éste capítulo, pero ya veréis como poco a poco todos van teniendo su parte importante en el final n_~ sobretodo Conan y Ran! Ay, me voy de la lenwa XP Weno, ya sólo falta dar las gracias a… ¡¡todos los que leéis esto!! A mis friends de internet, Jess, Ranma, Akane-chan, Ayumi-chan, Nem y Danae, Javier, An-chan, al fanlisting de Ran y Shinichi y al de Conan-Shinichi y…er… creo que ya está ((_))
Un saludo a todos ellos, por leer el fic y mandarme sus comentarios, ¿y por qué no lo haces tú también? Escríbeme y dime qué te ha parecido, cómo crees que será el final y qué pasará con los personajes. Dame el gusto de conocer tu opinión, enviadme mails a cinturo@3xl.net , gracias n_n
Salu2 a to2, por apoyarme.
CiNtUrO-cHaN (CCF)
···27 de Agosto del 2003···
