Detective Conan es propiedad intelectual de Gosho Aoyama-sensei y de todos sus distribuidores. Este fanfic no está hecho con ánimos de lucro, por eso no me considero violadora de ninguna ley.

* * * * * * * * * *

Más que una habitación, a Conan le pareció una especie de laboratorio sin probetas ni cosas extrañas. Era una habitación totalmente redonda, sin ninguna esquina, con luces azuladas. En el centro había una grande silla, la cual les estaba de espalda. Vio unos pies, seguramente allí habría alguien. Vodka se adelantó y Conan se quedó a un par de metros de la silla, junto a Jodie. Éste la miró interrogativamente, preocupado. ¿Era mentira todo lo que le había dicho? Notó que de su interior empezaba a emanar rabia…

-Bueno, chico – la voz de Vodka le obligó a volver al mundo real. Éste ya estaba al lado de la moderna y azulada silla – Tal y como te prometimos, aquí está la chica.

Conan abrió los ojos, parpadeando incrédulamente. Entonces… ¿no era cierto? ¿Nada de lo que esa mujer le había dicho era cierto? ¿Ran aún estaba en su poder?

Vodka giró la silla azulada, donde permanecía una joven de la misma edad de Ran, enmordazada, mirando asustada a su alrededor. Conan se la quedó mirando, sin entender nada. Jodie aparentó la más fría indiferencia, mientras que Vodka sonreía fríamente.

Aoko, por su parte, no sabía qué hacía en medio de todo ese lío. Y mientras tanto, Conan empezaba a atar cabos… Esa, aunque se pareciera mucho, no era Ran. Entonces… ¿quién era esa chica y qué hacía allí?

"The case of the mystery APTX 4869"

A Great Detective of Love Fanfic,

bye CiNtUrO-cHaN

Archivo IX: Shinjitsu wa itsumo hitotsu

En la oficina centra de policía de Tokio seguían todos reunidos, en silencio, observando a Sato quien tenía el teléfono móvil en mano e iba asintiendo de vez en cuando. El profesor, instantes antes, les había dicho que había notado una vibración por parte del rastreador que tenían Heiji, Kazuha y Conan. Vio, para su sorpresa, que dos puntitos juntos avanzaban, poco a poco, hacia la urbana Tokio. Sin duda, esos eran los chicos de Osaka. Así que con el permiso de los inspectores, se fue directo a su amarillento vehículo y se desplazó rápidamente hacia allí.

-¿Qué ocurre, Sato? – preguntó ansioso Takagi, mirándola fijamente.

Ella se giró hacia todos, con el teléfono aún en mano, y les sonrió – El profesor me acaba de comunicar que ambos chicos están bien, en su coche, y que los tres vienen directos hacia aquí.

-¡Bien! – exclamaron todos a la vez. Ran sintió un gran alivio al oír eso; aunque no lograba comprender qué estaba ocurriendo exactamente allí, estaba feliz por la seguridad de sus dos buenos amigos. Ahora sólo faltaban Aoko y Conan, que todo sea dicho, no tenía ni idea de qué pintaba el pequeño chico allí.

-Disculpen… - Kaito, aún apoyado en la pared con ambos brazos cruzados y expresión fría, habló seriamente contrastando con el ambiente general de felicidad que reinaba – Siento comunicarles que aún no han movido ni un solo dedo para ayudar a Aoko.

Takagi se acercó hacia él seriamente – Eso no es cierto. Ya nos hemos comunicado con otras sedes policiales y hemos hecho una orden de rescate, tanto a su nombre como al de Conan. Y el inspector Nakamori, el padre de Aoko, ha dicho que viene hacia aquí. Tranquilo que estamos haciendo todo lo posible.

Kaito frunció el ceño y miró hacia otra parte, molesto. Ran lo miró tristemente, sabiendo cómo se sentía. Ella también estaba muy preocupada, tanto por Aoko como por Conan. ¿Qué estaba pasando allí? Justo cuando el doctor le había dicho que la acompañara porque debían hablar, había notado el vibrador y se había largado a buscar a Heiji y Kazuha, lo cual era una buena noticia, pero a la vez seguía sin estar enterada de qué pasaba allí.

-Lo siento, pero yo tengo mucha hambre.

Todos se giraron sorprendidos ante Genta, el cual tenía ambas manos a la barriga y cara de pena. Ayumi y Mitsuhiko asintieron tras él.

-¿Podemos ir a comprarnos algo a una máquina de por aquí? – preguntó la pequeña afectadamente, con una de esas miradas que sólo los pequeños pueden hacer.

Sato, conmovida, asintió rápidamente – En este corredor hay una máquina de refrescos y al lado otra de comida. Tened – y les dio unos cuantos yenes – compraos lo que queráis. Si os apetece, quedaos por aquí fuera; cuando terminemos con todo esto iremos juntos para que hagáis un retrato del hombre del F.B.I, ¿vale?

Los tres pequeños asintieron, ilusionados, y salieron de la sala - ¡Qué guai, un retrato robot! ¡Y tendremos que describirlo nosotros! ¡Genial!

Todos observaron como los tres pequeños se iban tan contentos a pesar de la situación.

-Bien, pues, prosigamos – dijo Shiratori, recobrando su habitual compostura. El hombre miró hacia Ran y Kaito – A ver, chicos, es vuestro turno. Primero, señorita Mouri, díganos qué ha estado haciendo todo este tiempo.

La chica asintió – Verá, inspector Shiratori… todo empezó cuando fui a llevarle un poco de ropa a Conan a casa del profesor Agasa, porque esa noche decidió quedarse ahí a dormir. Entonces, cuando llamé, nadie me contestó. Luego aparecieron dos hombres de negro, uno me apuntó con la pistola y el otro subió de inmediato a un coche negro que estaba allí aparcado. Yo logré reaccionas y huí, pero el hombretón siguió disparándome. Entonces, Kaito…

El chico asintió – Yo, que casualmente pasaba por allí, vi como ese tipo la perseguía y le lancé una piedra grande que había por ahí. Cuando me acerqué a él estaba K.O., así que le até y luego llamé a la policía. Luego me hice cargo de la chica. Como estaba herida, yo la llevé a mi casa.

Shiratori frunció el ceño - ¿Y no hubiera sido mejor esperar a la policía o llamar a una ambulancia o a sus padres?

Kaito arqueó las cejas – Es que… - empezaba a complicarse. No podía decirles que huyó porque era Kaito Kid.

-Se lo pedí yo – dijo Ran seriamente, haciendo que todas las miradas sorprendidas recayeran en ella. Kaito la miró sin entender – Me hacía mucho daño la cabeza, y le pedí que nos fuésemos de allí porque tenía mucho miedo de que ese hombre se levantara. Y la razón por la que no os llamé en estos dos días fue porque sufrí una pérdida de memoria, la cual he recuperado hoy mismo. Siento haberos preocupado.

Kaito respiró interiormente, dando gracias a la chica. Ran, disimuladamente, le guiñó un ojo al chico en señal de aliados.

-¿Y no les viste la cara, hija? – preguntó Kogoro Mouri, que se había quedado al margen hasta ahora.

Ran negó con la cabeza con pesar – El que disparó iba completamente tapado, y el conductor estaba demasiado lejos, en el coche, para que le viera.

-Según nuestros informes, cuando la policía metropolitana llegó al lugar de los hechos, sólo había un hombre de negro, muerto a causa de un disparo. Se llamaba Tsutomu Kaegawa, y era un empleado de una carnicería que había por los alrededores – informó Takagi, leyendo la ficha que tenía en mano.

Kaito asintió – Sí. Cuando vieron que yo la iba a ayudar, se asustaron, y el conductor, su supuesto compañero, le disparó a traición; supongo que tendría miedo de que hablara si la policía lo pillaba.

Sato asintió – Es lo que suponemos. De todos modos… ¿se trata de algo premeditado? ¿De una corporación unida que simplemente vive de asesinar?

Mouri frunció el ceño y juntó ambas manos, negando con la cabeza – Según el doctor, esta organización se mantiene en las sombras desde siempre. Hace chantajes a gente importante, matan por cobrar una recompensa, idean venenos y extrañas armas… Son gente muy peligrosa y profesional. Y al parecer, cada miembro de ellos, o al menos los que no son tan importantes, viven una vida normal en Japón.

Takagi parpadeó - ¡Pe-pero así no los cogeremos nunca a menos que estén muertos! – exclamó él.

Kogoro gruñó – Bueno… seguramente el mandamás de dicha organización tendrá un papel o algo con todos los miembros, ¿no? Para informarse y eso. Si nos pudiésemos hacer con él…

-Pero… - Shiratori se levantó y miró hacia la ventana – No tenemos ni idea de dónde empezar a buscar…

-Eso no es cierto.

Todos se giraron hacia la puerta del salón, donde se encontraban, para sorpresa de todos, el profesor Agasa, Heiji y Kazuha. Todos se quedaron tan sorprendidos que ni siquiera hablaron. Heiji se adelantó con sus aires profesionales y cruzó ambos brazos.

-Podemos encontrarles con esto – y acto seguido, tiró a la mesa el mini-localizador con el que el profesor había encontrado a los dos chicos, y en el que en el fondo verde oscuro brillaba un puntito verde intenso.

* * * * * * * * * *

Jodie tragó y su corazón empezó a latir apresuradamente. Confiaba en el pequeño Cool Guy, sabía que él era lo suficientemente listo como para saber que esa no era Ran, y suficientemente listo como para fingir que sí era ella. Pero el pequeño aún no reaccionaba, para sorpresa de ella y Vodka, los cuales esperaban alguna reacción. Aoko, por su parte, no podía decir nada porque estaba enmordazada, pero la chica no entendía nada. Desde que la secuestraron, no se acordaba de nada, sólo que al entrar en el coche le hicieron inspirar un somnífero y que cuando se despertó ya estaba maniatada en esa extraña silla hermética.

-¡R-RAN! ¡¿Estás bien?! ¡¿Qué te han hecho estos animales?! ¡¡RAAAAN!! – para sorpresa de todos, Conan empezó a correr hacia ella con la más sincera preocupación. Aoko parpadeó sin entender mucho. Mientras, Jodie suspiró hondo. Había hecho bien en confiar en él.

-Hum… tranquilo, detective, no le hemos tocado ni un pelo – dijo Vodka fríamente, sin darse cuenta de nada – Espero que ahora empieces a colaborar más seriamente con nosotros…

Conan se giró hacia él, temblando de ira - ¡Soltadla! ¡¡Ella no tiene nada que ver en todo esto!!

-Oh, vamos, no podemos dejarte sin compañía, Cool Guy – replicó Jodie, efectuando a la perfección su papel y acercándose hacia la chica – Bien, ya la has visto, ¿contento?

Vodka se acercó hacia Conan – Exacto, ahora será mejor que nos acompañes y…

-¡¡No!! Antes quiero hablar con ella a solas – dijo él, mirando fríamente a Vodka.

Él frunció el ceño – Ja, si crees que picaremos…

-Déjale.

Vodka se giró sorprendido hacia la mujer, que estaba de brazos cruzados mirándolos por encima de sus enormes gafas - ¿Qué más da si planean algún truco? No podrán escapar. Y tienen unos derechos de intimidad, ¿eh? Vamos, será divertido. Luego la separación será más emocionante y conmovida.

Vodka sonrió y asintió – Tienes razón. Bien, chico, tienes un minuto. Despídete de tu novia, jajaja – y acto seguido, ambos salieron de la sala junto a sus guardaespaldas. Las puertas se cerraron crujiendo y Conan se acercó rápidamente a Aoko y le sacó la mordaza.

-¿P-Pero qué…? – intentó decir ella.

-¡Shh! – Conan le puso un dedo en la boca y la chica calló – Mira, tenemos poco tiempo. No sé quién eres ni qué pintas en esto, pero creo que tu parecido con Ran ha hecho que se confundieran y te raptaran a ti en su lugar. Ran es una amiga mía y la querían de rehén.

Aoko frunció el ceño - ¿Ran? ¿Ran Mouri? ¿La que ha estado conmigo todo este tiempo? ¿Me han raptado porque creían que yo…?

-¿QUÉ? – Conan parpadeó y la miró fijamente - ¿Ran ha estado contigo todo este tiempo? – preguntó él, sin dar crédito a lo que oía.

Ella asintió – Sí… unos hombres como estos, de negro, intentaron secuestrarla en casa de un tal Kudo; un amigo mío, Kaito Kuroba, pasaba por allí y la ayudó; ella perdió la memoria y se hospedó con nosotros. Cuando íbamos camino de la central de policía para explicarlo todo, me cogieron y…

-Bien, entiendo – Conan se quedó algo asustado ante la mencionada pérdida de memoria de Ran, pero ahora no había tiempo para eso – Escúchame. Hagan lo que hagan, tú eres Ran. Si por algún motivo no se lo creen, y si descubren que eres…

-Aoko Nakamori – aclaró ella.

-…Que eres Aoko Nakamori, te matarán.

La chica se puso pálida de repente - ¿Me…me…? – se puso ambas manos a la cara, asustada y horrorizada con la idea de que unos asesinos quisieran matarla.

Conan la miró con energía – Tranquila, no dejaremos que ocurra nada.

-¿Dejaremos…? – dijo ella, notando que cada vez entendía menos de todo ese lío.

El pequeño detective sonrió – Esa mujer rubia es del FBI. Está con nosotros. Pero debes ir con pies de plomo y no demostrar nada. Y a mí… er… - Conan se puso algo rojo – Haz como si yo te importara un poco, ¿vale?

Aoko parpadeó, sorprendida - ¿Es que eres el hermano de Ran o algo así? ¡¡Ah, claro!! ¡Tú eres el niño al que Ran iba a traerle ropa…!

Conan se puso una mano en la cabeza, nervioso – Er… ¿serviría de algo si te dijera que en realidad soy un chico de diecisiete años, concretamente Shinichi Kudo, que me dieron una droga que me hizo empequeñecer?

Conan suspiró hondo. Era mejor que lo supiera, tanto ella como todos. Si sabían la verdad, afrontarían las sorpresas con mejor comodidad. Al fin y al cabo, Aoko había sido secuestrada por su culpa, y se merecía una explicación, aunque no se la creyera.

-¿Eing? – Aoko se le quedó mirando, como si de un marciano se tratara.

-Es cierto. Soy Shinichi Kudo, y por eso iban tras Ran, porque ella es una amiga mía y…

Conan notó como la chica sonreía pícaramente - ¿Qué? – preguntó él, sin entender. Aoko puso su mejor carita de pillina y se acercó a él.

-Así que tú eres Kudo… jojojo… ¿amiga, eh? Jojojo…

Conan se puso todo rojo y frunció el ceño - ¡Sólo somos amigos!

-Vale, vale, pensaba que estábamos hablando de algo serio, ¿no? – dijo ella, retornando a su habitual cara. Conan asintió y se sintió algo avergonzado por haber perdido los estribos en un momento así.

-Bueno, lo que te decía. Esa mujer es una amiga. Haz como si yo te importara algo. Toma – y le dio un pequeño círculo plano verdoso. La chica parpadeó y Conan se lo explicó – Es un localizador. Te encontrarán gracias a esto.

Aoko asintió y se lo puso entre la ropa, pero luego miró al pequeño detective preocupadamente – Pero… ¿y tú? ¿Cómo te encontrarán a ti, Kudo? – dijo contrariada.

Él sonrió – Tranquila, lo primero eres tú. Yo ya me las apañaré. Y sobretodo, haz como si no supieras nada de lo que te he…

-Eh, vosotros – Conan y Aoko se giraron hacia uno de los esbirros, el cual ya entraba para recoger a Conan – Me podéis estar agradecidos, os he dado unos minutos de más. Pero se acabó. ¡Andando! – el hombretón se puso tras Conan y le empujó para que empezara a andar. Aoko lo miró algo triste, sabiendo que el chico se estaba sacrificando bastante por ella, sin siquiera conocerse de nada. Pero el tener el localizador le hacía sentir mejor, era una sensación parecida a la que se tiene cuando tu príncipe azul te va a rescatar. Involuntariamente, Aoko pensó en quién era su príncipe azul…

Mientras, Conan andaba cabizbajo, repitiéndose lo que Aoko le acababa de oír: no sólo Ran no había estado nunca en poder de los asesinos, sino que ahora ya debía encontrarse en comisaría, con todos. Sonrió. Pero, por otra parte, sabía que no pasaría mucho más para que Ran supiese la verdad…

* * * * * * * * * *

Una mujer de largos cabellos dorados brillantes atados en una cola, vestida totalmente de negro con un elegante conjunto que le remarcaba perfectamente sus líneas corporales, se desplazaba a través del largo corredor, mientras el ruido de sus talones hacía eco allá donde pisaba. Llegó al fondo del corredor, donde había una puerta de roble macizo. Abrió la puerta sin llamar con energía, y allí el paisaje cambió totalmente por el de una sala perfectamente modernizada, llena de ordenadores y aparatos tecnológicos que escapaban de su saber. La sala en sí era larga, y al fondo había una mesa redonda, con un enorme sillón de piel negro. Desde allí, la mujer vio cómo salía humo.

-Llegas tarde, Vermouth – oyó decir a la fría voz, la cual provenía del hombre que estaba sentado en el sillón, de espaldas a ella, fumando tranquilamente.

Vermouth sonrió fríamente y avanzó, sentándose en la otra silla libre con total delicadeza y feminidad – Lo siento, pero la poli está por todas partes, y mi chofer ha tenido que dar la vuelta a las manzanas para poder evitarlos.

El hombre rió – Ja, no te preocupes. Es cierto que la poli anda bastante nerviosa últimamente. Todo parece señalar que esos prisioneros que se escaparon fueron derechitos a la central, y que por lo visto les contaron muchas cosas.

La mujer se sacó de su bolsillo un pequeño espejo y empezó a retocarse el maquillaje sutilmente – Bueno, ¿y qué? A mí eso no me concierne. ¿Para qué me has hecho llamar, seas quién seas? – dijo la mujer, mirando intrigada hacia el sillón oscuro - ¿Quién eres? ¿El Jefe Supremo?

-De momento no puedo contestarte. Y ahora dime, ¿cómo se encuentra Sharon? ¿Le diste el pequeño encargo que te di? – dijo la fría voz.

La bella mujer asintió – Sí, y me dijo que vendría hacia aquí en cuanto pudiese escaparse de su trabajo. Ya sabes, una actriz de su categoría no puede irse así, sin más. Por cierto, ¿qué había escrita en esa nota? – preguntó ella mientras reafirmaba su pintalabios.

-Bueno… tenemos motivos para creer que un antiguo caso de Sharon podría tener relación con alguien de la Organización…

Vermouth arqueó las cejas, sorprendida - ¿A qué te refieres?

Hubo un nuevo desprendimiento de humo por parte de la silueta. La mujer tuvo curiosidad por saber cómo era su interlocutor, pero se contuvo. Éste rió y volvió a hablar – Creemos que unas personas con las que Sharon acabó hace tiempo son familia de un miembro de la Organización. Algo extrañamente curioso, muchas coincidencias, ¿no crees?

Los finos labios de la mujer se curvaron en una sonrisa fría y audaz - ¿Estamos hablando de un traidor?

-Exacto.

* * * * * * * * * *

Todos los presentes en la sala parpadearon, incrédulamente. Esa acción hizo sentir a Heiji y Kazuha bastante bien, notando que eran el centro de toda atención. Las preguntas, felicitaciones, entre otras cosas, no tardaron en llegar. Ran rápidamente fue a abrazar a su inseparable amiga, la cual también se echó en sus brazos. Cabía decir que Heiji se miró algo nostálgico ese abrazo, pero sacó ese pensamiento de su imaginación: había temas importantes que atender.

-Bien, a lo que iba – dijo él, tajante, mostrándoles a todos el localizador que, sin saberlo, ahora pertenecía a Aoko – Con esto podremos seguirles la pista, o al menos a Kudo.

El ambiente se crispó y hubo un séquito de miradas de desentendimiento. Heiji miró a Agasa sospechándose la situación, y éste negó con la cabeza. Heiji suspiró *¿Aún no lo saben…?*

-¿Shi-Shinichi? ¿Qué rayos pinta Shinichi en esto, Hattori? – Ran se abalanzó hacia el chico de kansai con una mirada profunda y decidida, haciendo que el chico retrocediese, tímido.

-Er…bueno…Es que… - intentó excusarse, en vano, él.

Entonces, Kazuha entró en acción y tomó a Ran por el brazo, con la cara seria. Ran la miró sin entender, y ésta la tiró hacia la puerta, y ambas salieron de la estancia para sorpresa de todos. Heiji dio las gracias a la chica; sería ella la encargada de decirle a Ran toda la verdad. Y ya puestos, ¿quién mejor para decírselo que su amiga? *En fin, prosigamos…*

-Bueno, ahora que Neechan no está – continuó el chico – os hablaré sin tapujos: Conan Edogawa es Shinichi Kudo.

-¡¿Eh?! – fue la unánime respuesta de Sato, Takagi y Shiratori. Por su parte, Kaito sonrió audazmente, llamando la atención de Heiji. Pero decidió no darle importancia y siguió – Según lo que me han contado, hace tiempo, Kudo descubrió en un parque de atracciones un chantaje entre un hombre vestido de negro, de nombre en clave Vodka, y un famoso diplomático. Pero por mala suerte, se quedó tan absorto mirando el intercambio que no se dio cuenta de que por detrás venía otro hombre, Gin. Este decidió que en lugar de matarlo con una pistola, usarían un veneno experimental. Para ellos, Shinichi Kudo murió. Pero en realidad se transformó en un niño de siete años – Heiji observó las caras de sorpresa que ponían los tres inspectores de policía. La primera en hablar fue Sato.

-Entiendo… bien, supongo que nos lo tenemos que creer.

Kaito se quedó de piedra al oír la mención de los hombres de negro. Y recordó las palabras de Chii, su mayordomo y el exmayordomo de su padre, el antiguo Kaito Kid, hace tiempo: Tu padre fue asesinado por una misteriosa Organización de hombres vestidos de Negro… El joven parpadeó, incrédulo. El motivo por el que había decidido volver a las andadas como Kaito Kid era para atrapar a los asesinos de su padre. ¿Era posible que fuesen los mismos que tenían a Aoko…?

-De hecho, yo también tengo 17 años…

Ahora todas las miradas recayeron sobre la pequeña niña de pelo castaño, Ai Haibara, la cual mantenía su expresión neutra con ambos brazos cruzados.

Shiratori la señaló con el dedo - ¿Quieres decir que a ti también…?

Ai asintió – De hecho, yo antes formaba parte de la Organización. Pero esos malditos asesinaron a mi hermana, Akemi Miyano, y decidí salir de la Organización. Pero como era una científica importante para ellos, creadora de la misma droga que hizo encoger a Kudo, no me dejaron marchar. Como paré mis investigaciones, decidieron eliminarme. Entonces decidí que no quería darles el gusto de matarme y quise suicidarme con la droga experimental, la apotoxin 4869. Entonces fue cuando me convertí en una niña y pude escapar por el conducto de ventilación. Una historia fascinante, ¿no les parece? – sentenció la pequeña, observando las caras de los tres inspectores que eran todo un poema.

Takagi se rascó la cabeza - ¡Madre mía, lo que hay que oír!

Sato frunció el ceño y miró a la pequeña – Akemi Miyano… ¿cómo murió?

Ai sonrió – Tal vez le suena. Fue el caso del robo de los 100 millones de yenes en una sucursal de un banco de Tokio. Lo hizo para que a cambio la Organización nos permitiera a mi hermana y a mí salir de ella. Pero no usaba su nombre, sino uno falso: Masami Hirota.

Shiratori parpadeó - ¿Masami Hirota? ¿Ella era tu hermana? Me acuerdo de ese caso. Megure me lo comentó hace tiempo…

Ai no dijo nada y se quedó en respetuoso silencio. Heiji tosió y todos le volvieron a mirar – Bueno, ahora que más o menos os habéis hecho una idea de lo que pasó, vayamos al punto de lo que está pasando.

Todos asintieron. Entonces, rompiendo el silencio, se abrió de nuevo la puerta. En la estancia entraron de nuevo Kazuha, seguida por una pálida Ran. Todos la miraron, sabiendo que su amiga le habría contado la verdad sobre Shinichi. Sin decir esta boca es mía, Ran se sentó a una silla algo apartada de la multitud. Kaito la miró algo entristecido, sabiendo que esa sería la misma reacción que tendría Aoko en el caso que descubriera su identidad.

Heiji vaciló por un momento y continuó, algo tocado – Bien, pues. Sigamos… Er… bueno, a lo que íbamos: al parecer, la Organización ha descubierto la identidad verdadera de Kudo. Así pues, decidió coger un rehén para que él viniera por sí solo. Dicho rehén era, en teoría, Neechan – ahora todas las miradas se posaron en la silenciosa Ran, la cual no hizo gesto alguno – Pero para sorpresa de todos, Neechan nunca estuvo en su poder, pero como nosotros no lo sabíamos, acudimos al encuentro. Allí fue donde secuestraron a Kudo y luego a Kazuha y a mí. El resto de la historia ya la sabéis: Kazuha y yo logramos escapar, y Kudo sigue ahí…

-Con Aoko, ¿no? – dijo Kaito, interrumpiendo la conversación.

Heiji se giró hacia él - ¿Y…er…tú quién eres? ¿Y quién es esa Aoko?

Kaito frunció el ceño molesto ante el comentario – Soy Kaito Kuroba, y Aoko es mi amiga. Se parece físicamente a Ran y la secuestraron en su lugar. Ahora está en poder de los hombres esos. Me parece perfecto que os preocupéis por ese tal Kudo, pero yo os recuerdo que Aoko también está involucrada en esto y que al contrario que ese tío, no tiene nada que ver. Así que no hables de un solo rehén, porque en realidad son dos.

Heiji, algo enfadado, refunfuñó – Sí, vale, vale. Bueno, ¿ideas? Yo ya les he explicado todo lo que necesitaban. Ustedes son los policías. ¿Qué hacemos? ¿Vamos hacia donde nos muestra el localizador? ¿Nos infiltramos en secreto? Qué.

-Mmm… - Sato se quedó pensativa – No estoy segura. Si les rodeamos en la base donde se encuentran Nakamori y Kudo, corremos el riesgo de que en las otras bases se movilicen y se escondan, de manera que no los podamos encontrar nunca más. Pero que haya infiltrados, me niego. Demasiado peligroso, aumentaríamos los rehenes.

Agasa frunció el ceño - ¿Entonces, qué? – dijo él, impacientemente.

-Confiad en él – dijo Ran secamente, sin cambiar la expresión neutra de su cara, que no reflejaba ni odio, ni alegría, ni enfado ni nada – Si realmente es Shinichi, sabrá qué hacer. Conociéndole, intentará sacar de allí a Aoko antes que salir él. Además, seguro que ya tiene un plan. Yo os recomiendo que enviéis patrullas de incógnito, para que cuando consigan escapar estén a salvo y entonces podáis rodearlos y hacerles lo que os plazca – Ran calló un instante y se acurrucó un poco más, como si tuviera frío – o eso haría yo.

*Ran… Debe haber sido muy duro para ti* pensó Kazuha, mirándola tristemente.

Shiratori se rascó la barbilla – Es un buen plan. ¿Alguna objeción? – nadie dijo nada – Bien, pues, que así sea.

* * * * * * * * * *

Uno a uno, los presentes fueron saliendo hacia sus respectivos sitios. Cada uno tenía unos asuntos que atender. Heiji, Agasa y Kaito se juntaron para seguir los movimientos en el localizador. Sato, Takagi y Shiratori desaparecieron rápidamente, cada uno yendo a movilizar a pequeños escuadrones que sabían del cierto que no albergaban ningún traidor. Necesitaban, por encima de todo, gente de confianza. Kazuha estaba silenciosamente sentada al lado de Ran, la cual no se había movido ni un milímetro. Recordaba su cara, su mínimo movimiento y cambio de gesto mientras le contaba toda la historia, o al menos toda la que ella sabía. Primero le pareció que no se lo creía, pero extrañamente no opuso ninguna resistencia. Era como si ya lo supiese en su interior. Además, según había oído decirle a Heiji, en más de una ocasión había sospechado de Conan. Y saber que realmente tenía razón… Pero también habría sido muy difícil para Kudo. Para ambos lo habría sido.

Kazuha volvió a mirar a su silenciosa amiga, la cual tenía la vista perdida en la nada, recordando las mil y una imágenes desde que Conan apareció. El parque de atracciones, el encuentro casual de Conan, la declaración directa, el baño en los balnearios mixtos, todas sus preocupaciones, todas sus confesiones, todas las llamadas, todas las frases de preocupación que le había confiado al pequeño para intentar animarse… Todo, absolutamente todo, había sido una farsa. Siempre había estado con ella, lo cual no dejaba de alegrarse. Pero… había una cosa que no entendía: según Kazuha, y según todos, lo había ocultado por miedo a que la Organización les matara a todos. Pero… ¿no había sido peor el hecho de ocultárselo? De todas maneras, lo que más le dolía era todas esas veces en que sospechó de él. Todas esas veces en que realmente supo que era él y en las que él la desdijo. Una mentira tras otra. Al fin y al cabo, todo ese tiempo había sido una mentira. Entonces… ¿y la fama de su padre? ¿Había sido él siempre? ¿Y ahora él estaba en manos de una Organización, sin saber si ahora él estaba vivo o muerto?

*Rayos, Shinichi…* la chica empezó a notar cómo sus ojos se humedecían. Kazuha lo percibió, pero notó un ruido en la puerta. Era Heiji, que con la mano le decía que fuera hacia él. Entendiendo, dejó a la chica sola, intentando apaciguarse a ella misma. Poco a poco, las pequeñas lágrimas fueron formando más y más, hasta tener casi toda la zona de la mejilla empapada *Rayos, Shinichi…si sólo me lo hubieras dicho… yo… yo lo habría entendido… te hubiese cubierto… hubiese guardado el secreto mejor que nadie… te hubiese ayudado… y me habrías ahorrado tanto dolor… Rayos, Shinichi…*

Sin poder evitarlo, un pequeño y distante sollozo se le escapó. Se puso la mano en la boca para intentar silenciar su llanto, pero éste se hacía cada vez más evidente.

*¿Por…por qué no confiaste en mí…?*

Fin del cap.9

CONTINUARÁ

::Notas de la Autora::

¡Konnichiwa! Buenas a todos, ¡un capítulo más a la cuenta ^^! Lo cierto es que me saco el tiempo de donde puedo (incluso escribo a las once de la noche, cosa totalmente rara en mí…¬¬, ya sabéis, el cansancio y tal). Pero bueno, aquí está el noveno capítulo del fic. La cosa empieza a complicarse, juju… Espero que os haya gustado mucho, tanto como a mí ^^, y por fin llegó la tan esperada escena de Ran. De hecho, el nombre del capítulo lo he sacado por esta escena, precisamente. Para los que no lo sepan, 'Shinjitsu wa itsumo hitotsu' significa 'Sólo hay una verdad', la frase favorita de Conan, y como creí que pegaba tan estupendamente al capítulo, pues ya la puse en japonés directamente.

En fin: dudas, comentarios, preguntas, y todo lo que queráis a cinturo@3xl.net ^^ Y, cómo no, muchas gracias a todos, en especial a Jess, Arzainer, Rut, Hattori_Kudo, Kazuha_Hattori, Heiji_Hattori_, conan_kun, Ran-Aoko, Kaitou_Kid, a los componentes de mi querido foro de Shinichi's Memories, al foro del 3xl.net, y a un montón de gente más que por motivos de falta de capacidad memoriense no recuerdo ('memoriense'? o_O).

Ja ne!

CiNtUrO-cHaN

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