Detective Conan es propiedad intelectual de Gosho Aoyama-sensei y de todos sus distribuidores. Este fanfic no está hecho con ánimos de lucro, por eso no me considero violadora de ninguna ley.
* * * * * * * * * *
Kazuha volvió a mirar a su silenciosa amiga, la cual tenía la vista perdida en la nada, recordando las mil y una imágenes desde que Conan apareció. El parque de atracciones, el encuentro casual de Conan, la declaración directa, el baño en los balnearios mixtos, todas sus preocupaciones, todas sus confesiones, todas las llamadas, todas las frases de preocupación que le había confiado al pequeño para intentar animarse… Todo, absolutamente todo, había sido una farsa. Siempre había estado con ella, lo cual no dejaba de alegrarse. Pero… había una cosa que no entendía: según Kazuha, y según todos, lo había ocultado por miedo a que la Organización les matara a todos. Pero… ¿no había sido peor el hecho de ocultárselo? De todas maneras, lo que más le dolía era todas esas veces en que sospechó de él. Todas esas veces en que realmente supo que era él y en las que él la desdijo. Una mentira tras otra. Al fin y al cabo, todo ese tiempo había sido una mentira. Entonces… ¿y la fama de su padre? ¿Había sido él siempre? ¿Y ahora él estaba en manos de una Organización, sin saber si ahora él estaba vivo o muerto?
*Rayos, Shinichi…* la chica empezó a notar cómo sus ojos se humedecían. Kazuha lo percibió, pero notó un ruido en la puerta. Era Heiji, que con la mano le decía que fuera hacia él. Entendiendo, dejó a la chica sola, intentando apaciguarse a ella misma. Poco a poco, las pequeñas lágrimas fueron formando más y más, hasta tener casi toda la zona de la mejilla empapada *Rayos, Shinichi…si sólo me lo hubieras dicho… yo… yo lo habría entendido… te hubiese cubierto… hubiese guardado el secreto mejor que nadie… te hubiese ayudado… y me habrías ahorrado tanto dolor… Rayos, Shinichi…*
Sin poder evitarlo, un pequeño y distante sollozo se le escapó. Se puso la mano en la boca para intentar silenciar su llanto, pero éste se hacía cada vez más evidente.
*¿Por…por qué no confiaste en mí…?*
"The case of the mystery APTX 4869"
A Great Detective of Love Fanfic,
bye CiNtUrO-cHaN
Archivo X: A veces, robar no es delito
El hombretón, de un bruto empujón, tiró a Conan de nuevo al 'calabozo', haciendo que se diese un golpe en el torso. Cerró la puerta herméticamente, sin darle tiempo tan siquiera a reprocharle algo, y de nuevo volvió a quedarse solo y a su misma vez a oscuras. La luz diurna empezaba a pasar por la pequeña y alta ventana. De repente, tuvo una idea. La ventana estaba alta, pero no lo suficiente como para que no pudiese llegar hasta ella de un salto con sus zapatillas potenciadoras. Justo cuando iba a preparar las zapatillas, cayó en la cuenta de un pequeño detalle: no podía huir sin antes haber alejado de la Organización a esa tal Aoko, sino su vida correría peligro.
*Mierda, qué rabia… ahora que por fin encuentro una diminuta posibilidad… bah, da igual. Habrá otras. Lo que me preocupa es Jodie… La veo muy confiada, pero… ¿seguro que no hay nadie que sabe que es una espía? No es algo que resalte a simple vista, y como buen agente del F.B.I que es no se le nota en absoluto, pero… las sanguijuelas de la Organización no son idiotas… tengo miedo de que… al igual que ella… finjan. Pero de ser así… ¿por qué no dicen nada? ¿Por qué no acaban con ella directamente? Tal vez no pueden… o simplemente no lo saben… Será mejor que no hablemos más de ello con Jodie aquí, me huelo a que habrán puesto algún micrófono o algo…*
-¡O-Oh…e-es usted…! ¡No debería estar aquí, señorita!
Conan salió de su estado de lógica deductiva y se giró hacia la puerta. La voz que había hablado era, sin duda, la del hombretón bruto que le había traído hacia allí. ¿Pero a quién se dirigía con tanto respeto? Jodie no podía ser, no se arriesgaría a venirlo a ver tan a menudo… al fin y al cabo acababa de despedirse de ella hacía apenas diez minutos. El pequeño detective se alzó y restó frío y lejano, dispuesto a afrontar a cualquier miembro de la Organización que le viniese a dar su cordial salutación.
Por fin la puerta chirriante se abrió. Lo primero que sintió fue que había mucha luz *Normal, estaba todo a oscuras…* Al mismo instante, oyó el ruido de unos tacones. Poco a poco empezó a levantar la vista, ya más acostumbrado por la luz. Y sus ojos, y los de la fría mujer, se encontraron.
*Esta mujer…*
La joven mujer, de unos veintitantos años, de largos, ondulados y rubios cabellos, atados en una coleta baja, y vestida de negro con un sugerente vestido, calzada con unas botas de tacón, le miró con la más fría de las sonrisas que jamás vio lanzar. La de Jodie no era nada comparada con la suya. Ella sí que era un verdadero miembro de la Organización, lo presentía… esos ojos…esa sonrisa… eran indiscutiblemente propiedad de los más fríos asesinos. Pero lo más extraño de todo es que esa mujer… la había visto antes… *Mierda… ¡¿DÓNDE?!*
-Hola, pequeño detective – dijo la preciosa, todo había que decirlo, mujer. Para su sorpresa tenía una voz muy dulce, la cual contrastaba bastante con su fiero aspecto.
Él le mandó su mejor sonrisa y mirada de desafío y respondió – Hola, Vermouth. Cuánto tiempo…
Por un momento, las finas curvas de sus labios se convirtieron en una disimulada mueca de asombro, pero rápidamente tornó a su aspecto tranquilo y plácido – Oh, qué buena memoria, nada extraño siendo quién eres… Parece que haya pasado mucho tiempo desde el caso del autobús (NA1)… ¿no crees? ¿Qué tal está Sherry?
-Ah, ella está bien para tu desgracia. Y sí, parece que haya pasado una eternidad… Chris Vineyard.
Ahora sí, la mujer perdió totalmente sus papeles. Eso acabó de confirmar las sospechas de Conan, que todo fuese dicho sólo eran sospechas. Lo cierto es que desde el primer momento que vio a esa mujer en el autobús, le recordó a alguien… y no lo había tenido tan claro hasta tenerla ahora, tan cara a cara. Era obvio que era igualita a Sharon Vineyard, la famosa actriz de E.U.A. y amiga/rival de su madre. La primera vez que la vio fue cuando fue junto a Ran a Nueva York (NA2). Más claro, el agua; esas dos tenían que ser por fuerza madre e hija… y ahora que se centraba, recordaba que esa mujer llamó 'Angel' a Ran… *¿Qué demonios significa todo esto…? Bueno, la cuestión es que, por primera vez, tengo la identidad de alguien de la Organización, Chris…*
-¿Te has quedado muda? No me extraña. Si por un casual lograra escapar, no dudaría un instante en ponerme en contacto con el F.B.I, la Interpool, y tantas otras, para decirles que la famosa actriz Chris Vineyard, y su madre, Sharon Vineyard, son miembros de una malvada organización nipona… ¡qué sorpresa! Pobres fans…
-Ja – Vermouth pareció recuperarse de su actual sorpresa – Buena deducción, sí señor. Lo cierto es que creía que tantas patrañas sobre ti eran mentira, ahora veo que realmente eres bueno, detective. Pero ambos sabemos que si por un casual, que nunca llegará, huyeras, Mouri seguiría con nosotros… y dudo que quisieras exponerla a más peligros, ¿verdad?
Conan no dijo nada. Lo cierto es que no dejaba de tener razón. Si lograra escapar, seguiría, en cierto modo, prisionero de sus trampas.
Para su sorpresa, la mujer se acercó a él y se bajó, hasta quedar cara a cara con él. Se puso una mano en la mejilla y habló – Ah, y otra cosa, Kudo. Nunca, nunca confíes en los traidores… siempre acaban mal. Lo bueno de los traidores es que ellos nunca saben que los demás sabemos que son traidores, y eso te proporciona mayor placer a la hora de matarlo, sobretodo al ver sus caras desencajadas por el asombro, el miedo y la humillación… - se puso de nuevo de pies y dijo, risueña - ¡Adiós!
Cerró la puerta tras de si, dejando al chico bastante sorprendido. ¿Se estaba refiriendo a Jodie? *No… no puede ser…* Conan se quedó mirando la puerta en trance *¡Lo sabe!*
Cada vez el asunto pintaba más negro. No sólo tenía que salvar a un rehén, evitar que le hicieran vete tú a saber qué experimentos, sino que encima debía preocuparse por Jodie, y para colmo Vermouth sabía lo de la traición. Pero, de ser así… ¿por qué no la mataba directamente? Porque él suponía que seguía con vida, claro… pero, ¿por qué se lo había dicho así, tan indirectamente? *¿Qué demonios está planeando esa mujer…? ¿Y cómo se ha enterado? Eso ahora es igual, ahora lo que hay que pensar es en salir de aquí cuanto antes. Primero, la chica esa, Aoko. Con el transmisor, es cuestión de tiempo de que la vayan a rescatar, pero no puedo fiarme… lo ideal sería que Jodie consiguiera que la dejaran apartada, bajo protección de sus compinches, pero si Vermouth lo sabe, no lo va a permitir… y ella es ahora 'Ran', un rehén muy importante; no la dejarán sola así como así, tal y como hicieron con Kudo y Kazuha…
Para su sorpresa, la puerta volvió a abrirse y Vermouth sacó la cabeza, pareciendo bastante infantil - ¡Oh, se me olvidaba! Vete preparando, Cool Guy, pronto empezaremos contigo…
Y de nuevo cerró la puerta, dejando, ahora sí, muy preocupado al gran detective de kanto(NA3).
* * * * * * * * * *
En la comisaría central todo era movimiento, confusión y preocupación. El saber que no estaban consiguiendo nada por la gente que tenía esa extraña gente les llenaba de duda y culpabilidad. Pero si lo que decían era cierto, que allí estaba Shinichi Kudo, el gran detective, entonces en teoría todo tendría que salir bien… ¿no?
Megure llegó después de resolver el caso, y Sato le puso al corriente de todo. Tomó el mando y mandó más patrullas alrededor de una zona donde se sospechaba podría haber un negocio relacionado con la Organización. Pero de momento no podían ir hacia donde se encontraban los rehenes, ya que entonces les pondrían en demasiado peligro.
Ajeno a todo ello, Ran observaba, casi sin ver nada, el punto luminoso del localizador. Allí estaba Shinichi, o Aoko. Aún no había logrado asumir todo aquello… Shinichi y Conan, Conan y Shinichi… De repente se le pasó algo por la cabeza y se giró indignada hacia Kaito, el cual seguía apoyado en la pared igual que minutos antes.
-¡¡Kaito!! – Ran se levantó y se encaró hacia el intimidado chico - ¡¡Tú lo sabías!!
Al principio no sabía de qué iba la cosa, pero luego supo que se refería a la relación que mantenían Shinichi Kudo y Conan Edogawa. Ran, al no recibir respuesta, apretó los puños – Esa vez… después del caso del huevo de Nicolás… (NA4) Esa vez Conan iba a decírmelo… ¡Y apareciste tú disfrazado de Shinichi! ¡Tú lo sabías todo, Kaito, y no me lo habías dicho!
El chico empezó a desesperarse – Bueno… creí que sería mejor que te lo dijera él y…
La chica se giró sin contestarle y volvió a sentarse como si no hubiese pasado nada. Se sentía ultrajada. ¿Es que lo sabía todo el mundo excepto ella? ¿Para qué no se lo había dicho, para protegerla de todo lo que estaba ocurriendo? ¡Si precisamente estaba ocurriendo por no saber nada! *Estúpido… estúpido Shinichi… ¡¿Por qué no confiaste en mí?! Yo… lo habría entendido… ¡Ah!* Como si acabase de darse cuenta de la realidad, la chica se acordó de todas las 'escenas comprometidas' en que aparecían ellos dos: la declaración, el baño al aire libre, dormir juntos… A medida que se iba acordando de más escenas, cada vez empezaba a temblar más. Pero ahora no iba a pensar en ello, no en un momento así.
-¡Inspector, aquí hay una tal Jodie que pide urgentemente que se la pase! – Takagi pasó corriendo por el corredor y inevitablemente Ran lo oyó, saltando de pie y cogiendo el auricular del sorprendido hombre.
-¡¿Jodie ha dicho?! ¡¿Jodie Saintemillion?! ¡¡Pásemela!! – fue tal la brusquedad con que se lo ordenó que Takagi le entregó el móvil en bandeja de plata. Megure, alertado por el grito vino corriendo junto a todos los demás, los cuales parecían bastante intrigados.
-¡¿Jodie-sensei?! ¡¿Es usted?! – Ran se aferró fuertemente al aparato.
-¿Mouri? Gracias al cielo que estás bien… oye, no tengo mucho tiempo, ¿estás al corriente de todo? – oyó al otro lado del teléfono.
Ran asintió pesadamente – Sí… eso creo. ¿Qué ocurre? ¿Dónde están Shinichi y Aoko? – preguntó la chica preocupada. Kaito se interesó bastante por la conversa al introducir la palabra 'Aoko' en ella. Todos los presentes observaban silenciosos la conversación entre la chica y la profesora, miembro del F.B.I.
Hubo unos instantes de silencio, y todo el mundo esperó la respuesta de una pálida Ran.
-¿Qué ocurre, Ran? ¡Habla! – exclamó Heiji, haciéndose paso entre la multitud.
La chica se separó un poco el móvil y se giró hacia él – Jodie ha dicho que… que no queda tiempo. Que hay gente que sospecha de que no es un miembro de fiar. Dice que tiene un plan para liberar a Aoko, pero que será arriesgado…
Kaito se interpuso entre ella y Heiji - ¡¿Arriesgado?! ¡¿Cómo de arriesgado?!
Ran volvió a aferrarse al aparato. Después de estar unos segundos en silencio, miró lentamente a Kaito – Ella… dice que… les dirá a los de la Organización que ella no es Ran Mouri sino Aoko Kuroba. Como no querrán dejarla con vida, ella y sus secuaces, obviamente de fiar, se la llevarán a un lugar concreto para matarla, pero en lugar de ello la liberarán. Ahora nos pasará el lugar y la hora en que irán, para que haya allí policía. Después de que la cojáis, Aoko deberá permanecer viva en secreto, puesto que si alguien descubre que no ha muerto las sospechas recaerían sobre…
-¡¡Ni hablar!!
Todos se giraron hacia el rojo de ira Kaito, el cual apretaba fuertemente los puños - ¡No! ¡Me niego! ¡¡Es demasiado peligroso!!
Megure se encaró hacia el chico con ambas manos adelante para tranquilizarle – Oye chico, no te exaltes. No hay otra opción… y no estará en peligro en ningún momento. La policía estará al cargo de todo, y ella llevará agentes suyos. No hay de qué temer…
Kaito no dijo nada y miró hacia el suelo. Ran volvió a oír la voz de Jodie – Es-Está bien… o-oiga señorita… - la voz de Ran se entrecortó - ¿Có-cómo está Shinichi?
Kazuha miró impactada a la chica, la cual esperaba impacientemente la respuesta - ¿Qué…? Ahá… gracias, hasta pronto… - y colgó. El interrogatorio no tardó en llegar.
-¿Qué te ha dicho de Kudo? – preguntó Heiji.
La chica miró tristemente al suelo – Dice que de momento está bien, pero que teme que le quieran hacer unos análisis genéticos para crear una droga aún más potente que la que le encogió…
-¡¿Cómo dices?!
Todos se giraron hacia la pequeña Ai, la cual desentonaba un poco en medio de tanta gente, pero la chica no se dejó intimidar y avanzó con paso firme hacia Ran - ¿Qué más te ha dicho?
Ran parpadeó – Pues… Jodie dice que cree que quieren crear un veneno aún peor que la droga que… que le encogió – Ran paró un instante pero continuó - ¿Es eso malo?
La pequeña se cruzó de brazos – Ya lo creo. Ojalá estemos a tiempo para impedirlo… Una droga aún más potente… ¡qué horror! A saber cuánta gente moriría… y todo por la estúpida droga base que yo creé…
Agasa la intentó tranquilizar – Vamos, vamos, te he dicho mil veces que…
Megure se aclaró la garganta exageradamente para que todos le prestasen atención. Luego se giró hacia Ran con rostro grave - ¿Y dónde se supone que irán a 'matar' a Aoko?
Ran también se mostró grave y concentrada, dándose cuenta de la totalidad de la situación – En el muelle abandonado que hay a las afueras de Tokio.
-¿Ese tan enorme donde hay un sinfín de petroleros abandonados que se caen a pedazos? ¿Ese muelle? – preguntó Kazuha, algo irritada. Ran asintió – He estado una vez allí. De noche es muy lúgubre, hay mucha niebla…
Ran miró el papel donde había anotado el lugar y la hora del encuentro – Será esta noche a las doce en punto en el muelle número 15. En teoría no debería venir nadie más sino gente del F.B.I, pero si por mala suerte viniese también algún miembro de la Organización, Jodie me ha dicho que se encargaría de silenciarlo durante el trayecto. Me ha dicho que la policía esté escondida mucho antes de las doce, para no levantar sospechas. Además, si lo que dice Kazuha es cierto, la niebla podría ayudarnos…
-Bien, pues – Sato se dirigió a Megure y Shiratori – Empezad con los preparativos. Alistad sólo a los oficiales que creáis que sean más eficaces y de los que estéis seguros de su fidelidad. No nos conviene enviar más traidores ahí.
Todos asintieron y cada uno se fue por un sitio diferente. Kogoro se sentó en un sillón y empezó a fumarse un cigarrillo, dando como pretexto a los pequeños Detective Boys, que recién acababan de llegar de tomarse una bebida, que el fumar le relajaba en momentos críticos.
Ran frunció el ceño ante el comentario pero no dijo nada, restó inmóvil, reproduciendo punto por punto todos los sucesos. Al menos Shinichi estaba bien… Ella sería la única persona en el mundo que tendría derecho a castigarlo y a enfadarse con él. Porque si algo le sucediese… ¡y todo, para variar, para protegerla! Miró entristecida a través del cristal, y sin darse cuenta su mirada pasó hacia el callado ladrón, el cual restaba inmóvil observando con detenimiento el rastreador que supuestamente tenía Aoko. La chica se alzó y se dirigió hacia él para animarle.
-¿En qué piensas?
Él no quitó la vista del aparato – Demasiado peligroso – dijo casi en un susurro, más para sí que para los demás. Ran lo miró algo triste, y luego se giró. Mientras andaba, sin mirarle, empezó a hablar - ¿Y por qué no va el famoso ladrón en busca del preciado objeto para robarlo?
Kaito parpadeó incrédulamente y Ran cerró la puerta tras de si. El chico miró con detenimiento el rastreador y con un movimiento rápido se lo guardó en el bolsillo.
* * * * * * * * * *
Horas más tarde, había mucho movimiento alrededor de Ran. Hombres que iban de aquí para allá, caras de estrés y sufrimiento… Entre los policías, la chica distinguió el inspector Nakamori, el padre de Aoko, al cual evidentemente se le había puesto al corriente de todo. Exactamente como Kaito, se negó en redondo a ejecutar el plan, pero las alegaciones de Sato diciéndole que si continuaban más tiempo así la descubrirían igualmente y entonces no habría posibilidades de salvarla hicieron que el hombre se apaciguara un poco y se fuese a tomar un cigarrillo junto con Kogoro. Ran observaba el movimiento de la gente; al parecer, todo el mundo tenía una función que cumplir. Había oído hacía escasos minutos decirle Takagi al inspector Megure que los escuadrones ya estaban listos en el muelle desde hacía dos horas. Ran consultó el reloj: las diez de la noche. Dentro de un par de horas empezaría y acabaría todo, para bien o para mal.
Se encontraba en la misma sala de reuniones donde había estado esta mañana, sólo que ahora ya no había casi nadie; estaban ella, Kazuha y Kaito, el cual no paraba de mirar frustradamente el minilocalizador con cierta duda. Ran continuó observando por la ventana los diminutos coches patrullas que iban y venían. El tiempo iba pasando cada vez más y más lento, y eso se le hacía pesado. Heiji vino un par de veces para comprobar que todo estuviese bajo orden, y volvía a desaparecer al cabo de un instante siguiendo los pasos del inspector Megure.
Ran miró de nuevo el reloj y se sorprendió a si misma *¡Las once y media!* Miró preocupada hacia el horizonte *Ya falta poco… por favor, por favor, que Aoko esté bien… está ahí por mi culpa… por favor, por favor, que esté bien…*
-Algo falla…
La preocupada voz de Kaito sacó de los pensamientos de Ran y Kazuha respectivamente. Kaito se alzó, con el localizador en mano, y se dirigió al armario de donde sacó un plano de la ciudad. Ran se acercó y dedujo que era el plano del muelle donde debía efectuarse la maniobra.
-¿Qué ocurre? – preguntó Kazuha, sacando la cabeza por detrás de Ran.
Kaito se pasó la mano por el flequillo despeinado, mirando el mapa y el localizador, el localizador y el mapa, y volviendo a pronunciar 'algo falla' y 'esto no cuadra'.
-¡¡Kaito!! ¡Dinos qué ocurre, rayos! – exclamó Ran, harta. Kaito saltó un poco ante el grito furioso de la chica y luego volvió a su pose habitual. Les señaló el mapa del muelle y el localizador.
-¿Veis aquí? – dijo, señalando los bordes del localizador donde se encontraban unos cuadrantes y unos números – Según me contó antes el abuelote inventor, esto nos da la idea de dónde está el sujeto en cuestión. He estado observando y… con relación al mapa de cuadrantes que tiene el abuelote como leyenda, no coincide… no coincide con el lugar donde está Aoko.
Kazuha y Ran se miraron como unos chicos de primaria miran a un profesor de ciencias que les acaba de explicar el funcionamiento de los átomos de la materia.
-¿Qué? – preguntaron ambas chicas al unísono.
Kaito rió forzadamente y se lo repitió con el lenguaje común – En pocas palabras… el sitio que me marca el localizador donde está Aoko no coincide con el lugar donde la sensei esa nos ha dicho que se la llevarían…
-¿Qué quieres decir con eso, que nos han mentido o que nos hemos equivocado de sitio? – preguntó Ran, preocupadamente.
Kaito se encogió de hombros – No tengo ni idea… pero dudo que me haya equivocado.
Kazuha se puso un dedo en los labios – Tal vez… tal vez aún están de camino al muelle 15, y por eso no te cuadra. Aún no han llegado al sitio correspondiente…
Kaito negó con la cabeza – No, no. Mira – señaló un punto en el mapa – Ahí es donde están ahora, moviéndose hacia el sur. El muelle quince queda demasiado hacia el norte… ¡¿Qué pasa aquí?! – preguntó el chico desesperado.
-Menos cuarto… -susurró Ran, mirando el reloj de la estancia. Miró en silencio al chico - ¿Estás completamente seguro de lo que dices?
Kaito asintió – Sí, sí, no puedo haberme equivocado. Estoy acostumbrado a reconocer planos y cosas de estas, ya sabes cosas del oficio…
-¿Qué oficio? – preguntó inocentemente Kazuha. Kaito se puso algo nervioso pero Ran empezó a correr hacia la puerta, a la vez que cogía a Kaito por la manga y tiraba de él. Al final se giró hacia Kazuha, gritando:
-¡Kazuha, nosotros vamos a comprobarlo! ¡Tú quédate aquí, estaremos en contacto! – dijo la chica, señalando el pequeño transmisor que tenía ella al igual que Kazuha. La chica asintió algo perturbada, observando como Ran y Kaito desaparecían tras las escaleras apresuradamente.
* * * * * * * * * *
*Hace frío…*
El ruido imparable del motor empezaba a causarle dolor de cabeza, mas aún así no dijo nada, sabiendo que todo esto terminaría en breve. Hacía pocas horas, había venido Jodie a escondidas a visitarla, y le había informado de todo el plan que había trazado junto con la policía de Tokio. Así pues, Aoko se encontraba ahora 'teóricamente' en buenas manos. Pero el hombre es imperfecto. ¿Y si fallaba algo?
*Menuda optimista estoy hecha yo…* resopló la chica, trazando pequeños dibujitos en el cristal empañado del coche. A su lado tenía a un enorme hombretón, ancho de espaldas y con unas enormes gafotas de culo de botella oscuras. Si no fuera por sus vestimentas, juraría que tenía una cara bastante buenachona. Delante iban Jodie, al asiento del copiloto; parecía algo más nerviosa de lo habitual, pero al menos lo disimulaba bien. Iba mirando todo el rato por el retrovisor disimuladamente, como si esperase que apareciese un coche de la Organización para comprobar que la ejecutaban. A su lado, al asiento del conductor, había un hombre de pelo largo y rubio atado en una larga trenza. Iba tapado con una enorme cazadora de cuero y con un gorro 'a la italiana'.
-Eh, espera.
Aoko miró sobresaltada a Jodie, la cual observaba fríamente las calles del muelle por donde iban. El conductor ni se inmutó y continuó conduciendo. Aoko buscó entre las calles desiertas y nubladas para ver si había alguna irregularidad pro la que Jodie pudiera quejarse, pero no encontró ninguna.
-¡¡He dicho que esperes!! – gritó ahora sin paciencia Jodie, pulsando ella misma el pedal del freno. El conductor la miró gravemente y ella le encaró - ¡¿Se puede saber de qué vas, Vispora?! ¡¡Esto no es el muelle quince, sino el cincuenta y tres!! ¡¿Dónde tienes la cabeza, pedazo de zopenco?!
Y entonces, para sorpresa de todos, el tal Vispora se puso la mano en la cara y empezó a arrancarse la piel… la falsa piel. Todos se lo quedaron mirando, o más bien dicho se la quedaron mirando. La f´ria mujer de ojos calculadores y rubia melena atada en una trenza les observó jovial, empuñando una pistola hacia la atemorizada Aoko.
-Ve…Vermouth… - susurró el hombretón de atrás, observándola como si de la mismísima encarnación del Diablo se tratara.
Vermouth le miró de reojo y giró el cañón hacia él; sin dudar ni un instante, disparó, dando en pleno cráneo. El hombretón, sin vida, cayó lentamente hacia la traumatizada Aoko, la cual estaba blanca como el papel. Vermouth la volvió a apuntar a ella – Bien, señorita Nakamori. Salga del coche – y luego giró la pistola hacia Jodie. Por un momento, pareció como si ambas tuvieran que decirse muchas cosas la una a la otra, pero no pronunciaron esta boca es mía – Y tú también, Jodie. Rápido.
Ambas salieron del coche, lenta y pesadamente, mientras Vermouth las apuntaba. Jodie apretó fuertemente los puños. ¡¿Cómo no se había dado cuenta?! ¡¿Cómo se había dejado engañar, una vez más, por Vermouth?! Tuvo que haber comprobado meticulosamente a sus agentes. Estaba claro que Vermouth hubiese aprovechado la mínima oportunidad… pero jamás se le hubiera ocurrido que incluso se pusiera una máscara imitando a Vispora. Lo que no entendía es por qué había esperado hasta llegar al muelle cincuenta y tres para matarlas, teniendo todo el trayecto como oportunidad.
-Ju, Jodie. Siempre tan inocente… tus errores empiezan a pagarse caros – dijo, mirando al hombre muerto que yacía ridículamente al coche. Jodie empezó a sentir cómo la sangre se le subía a la cabeza y empezó a temblar de ira. Aoko se dirigió a su lado, afectada por todo lo sucedido y con la tez aún más pálida que antes – Lo cierto es que no me resultó difícil averiguar todo esto. Bastó con poner pequeños micrófonos y voilá, pan comido. Me sorprende que no te hayas dado cuenta de nada… ¡ja, qué inocente! ¿Te crees que podrías engañarme, a mí, a Vermouth?
Jodie observó la mujer que la miraba con mofa y le correspondió la mirada - ¿Y qué piensas hacer ahora, Chris? ¿Matarnos? Eso no te servirá de nada… - intentó Jodie, sabiendo que la situación se le iba por las manos. Por supuesto que le servía de algo matarlas, y de mucho. A parte del reconocimiento aún mayor en la Organización por haber acabado con una espía y sus planes, acabaría con su rival directa – Supongo que debes tener a media Organización aquí al muelle, ¿cierto? Típico de ti, estar siempre protegida por mil y un caballeros por si la cosa se complica…
Vermouth se cruzó de brazos – Pues vas bien… aunque no hay mil y uno, simplemente hay cinco – acto seguido chasqueó los dedos y de entre la sombra de los edificios abandonados salieron cinco hombretones, colocándose en filera y con los brazos cruzados. Cabe decir que intimidaban mucho.
Jodie sonrió, con sorna – Oh, ya veo. Supongo que habrás puesto al corriente de todo esto a Gin y los demás, ¿no? Para farfullar de tus logros, me imagino.
-Te vuelves a equivocar, querida Jodie mía – replicó sarcásticamente Vermouth – Ellos no saben nada. Ni siquiera saben que esto es una trampa. Piensan que vamos a matar a Nakamori, cosa que haremos en breve. Lo cierto es que me reservo esto como una pequeña sorpresita. Pero bueno, esto empieza a ser agotador. Supongo que ya te he respondido a todas tus últimas preguntas, ¿verdad? – Jodie frunció el ceño, sabiendo que si no se le ocurría algo pronto acabarían con ellas. Chris sonrió, adivinando el pensamiento de la otra, y Jodie chasqueó los labios, sabiendo que Vermouth sabía lo que ella pensaba, cosa que aún la irritaba más. Entonces, Vermouth volvió a chasquear los dedos, y un hombretón se adelantó, empuñando una pistola.
-No pienso rebajarme a mataros yo. ¡Qué deshonor! No, os darán muerte unos cualquiera, para que os vayáis con más rabia aún… ¡ja,ja,ja! ¡Adelante, puedes matarlas! – acto seguido guiñó un ojo a la asustada Aoko – Bye bye…
El hombretón se adelantó un metro y apuntó firmemente a Jodie, la cual estaba tapando completamente con su cuerpo a Aoko. Los segundos fueron pasando poco a poco. Lentamente. Cada milésima le parecía a la chica una eternidad. Su vida al completó le pasó por la mente, en especial la imagen de su amigo Kaito. Le dolía tanto abandonar este mundo sin siquiera haber cumplido con sus asuntos pendientes. Quién sabe, quizás se convertiría en un fantasma errante y todo…
Volvió a mirar al hombretón, el cual, por fin, apretó el gatillo. Sonó el ruido del disparo, y tanto Jodie como Aoko cerraron involuntariamente los ojos. Jodie sabía que ni que tratase de evitar el primer tiro, entonces vendrían veinte más de seguidos. Al menos así aguantaría un poco más y le daría más tiempo a Aoko para cuando vinieran refuerzos. *¿Refuerzos?* pensó, sarcásticamente *Nadie vendrá. Todo el mundo está a tres kilómetros de aquí, y para cuando se den cuenta de que ha sido una treta, nosotras ya… ¡maldita sea, no soy digna de este oficio! Y por mi culpa, Aoko va a…*
-¡¿QUÉ?!
El 'qué' sorprendido, atemorizado, contrariado y asustado de Vermouth hizo que tanto Aoko como Jodie abrieran los ojos, los cuales tenían fuertemente cerrados. Y lo que vieron les sorprendió, vaya si lo hizo. Su primera sensación fue, extrañamente, la de no ver nada, puesto que se había alzado una enorme y anormal niebla blanca que incluso dificultaba que Aoko viera a Jodie, y eso teniéndola justo al lado. ¡¿Qué había ocurrido?!
*Entonces, eso no ha sido un disparo…* pensó Jodie, tranquilizada y a la vez asustada, sin saber si alegrarse o no de lo que había ocurrido. ¿Era una estratagema de Vermouth para hacerlas sufrir hasta el último momento? No. Vermouth estaba tan o más sorprendida que ellas. Entonces… ¿quién? ¿Y por qué?
-¡¡AAAAAAAGH!!
-¡¡GYAAAAH!!
-Ooou…
Fueron sonando, uno tras otro, los gemidos de los esbirros de Vermouth. Supuestamente, alguien les estaba golpeando, pensó Jodie. ¡¿Qué diantres ocurría allí?!
-¡¡Eh!! ¡¿Se puede saber qué pasa?! ¡¡Eh, respondedme!! ¡¡ES UNA ORDEN!! – eran los gritos desesperados de Vermouth en medio de la falsa niebla. Pero nadie respondió, ninguno de sus esbirros parecían dispuestos a hacerlo. *Maldita sea… tengo que irme de aquí cuanto antes… Jodie, tú y yo ya pasaremos cuentas, puedes estar segura*
-¡Cough, cough! – Aoko empezó a toser por culpa de la niebla, la cual le irritaba la garganta - ¡¡Cough-Jodie!! ¡Cough, cough! ¡¡Señorita Jodie!! ¡¡D-Dónde… cough, está!!
-¡¡A-Aquí, Aoko!! ¡¿Dónde estás tú?! – inevitablemente, entre la confusión y la niebla, ambas se habían separado la una de la otra. Jodie estaba alerta, consciente de que Vermouth podía oírles la voz y acercarse sigilosamente por detrás y acabar con ellas. Pero para su alivio, la conocía lo suficientemente bien como para saber que al ver que la cosa pintaba negra y que no tenía refuerzos, habría huido.
Mientras, Aoko empezó a levantarse, pues sin querer había tropezado (no quiso ni mirar con qué). Empezó a notar pequeñas gotas de lluvia en su rostro; esto no ayudó mucho, puesto que favoreció a que acabara de encontrarse fatal. Empezó a andar a tientas, intentando buscar desesperadamente Jodie, sin atreverse a gritar por miedo a que apareciera la temida actriz. Entonces, de repente, chocó con una silueta. Dedujo, por la altura, que sin duda debería ser Jodie, aunque estaba un poco más altita de lo normal *Imaginaciones mías*.
-¡Señorita Jodie, por favor, marchémonos de aquí! Seguro que la policía estará al llegar, y… ¿Señorita Jodie? – Aoko notó que para su alegría, el humo engorroso empezaba a desvanecerse. Entonces notó un agarre en las muñecas, y acto seguido cómo sus pies se alejaban del suelo *¿Me está llevando en brazos?* pensó harto sorprendida. Y, para su sorpresa, se encontró a cinco metros del suelo de un solo salto. Se agarró instintivamente a la mujer, sin dar crédito a lo que sucedía. ¿De dónde sacaba toda esa fuerza? Fue entonces cuando el humo, por fin, acabó por disiparse, y Aoko vio en estado de shock como su salvador no era Jodie, sino ni más ni menos que Kaito Kid, el ladrón más buscado mundialmente por la policía. *Ki…Kaito Kid… ¿Qué dem…?*
Con su habitual sonrisa audaz, miró a la sorprendida chica y ambos aterrizaron sigilosamente en una escalera de incendios del edificio de al lado. Abajo, el humo se había acabado de disipar. Jodie estaba allí, observando un callejón disgustada, creyendo que seguramente Vermouth habría huido por ahí. Aoko notó como el chico la soltaba y la dejaba al suelo de nuevo.
-¿Qué…? ¿Y cómo…? – fue lo único que logró articular la chica, mirando aún sin creerse lo que veían sus propios ojos. Cabe decir que Kaito estaba disfrutando un poco con la incertidumbre de la chica, mas aún sabía que la policía no tardaría en llegar y que pronto echarían en falta a Kaito Kuroba, así que decidió irse ya.
-Estas no son horas para dar un paseo nocturno, señorita Nakamori – dijo él, en su habitual tono entre cortés y fanfarrón – Hágame el favor de vigilarse un poco más, ¿eh? – y tomó su mano y le dio un rápido beso, para mayor sorpresa de la chica.
-¡¡Eh, espe…!!
Kaito sacó disimuladamente de la manga un pequeño tubo, lo tiró al suelo y empezó a salir de él un montón de gas azulado. Cuando se hubo disipado instantes después, Aoko se encontraba sola en la escalera de incendios.
-…ra… - terminó de decir la chica.
Aoko bajó rápidamente hacia donde se encontraba Jodie, la cual parecía ya más rehecha que ella - ¡Aoko, ¿cómo te encuentras?! – gritó la mujer acercándose a ella.
La chica dudó un instante – B-Bien… pe-pero… - la imagen de Kaito Kid le volvió a la cabeza. Entonces Jodie se cruzó de brazos y miró a los cuatro hombretones, tirados al suelo K.Os y atados y maniatados.
-¿Quién demonios habrá echo eso? – dijo la agente del FBI, más para sí misma que para la confundida Aoko.
Sin embargo, ella se giró rápidamente hacia ella, sorprendida *¡¿Es que no lo había visto?! ¡¿No había visto a Kid?!* Aoko abrió la boca para decirle que seguramente habría sido Kaito Kid, pero para su propio desconcierto la volvió a cerrar y se quedó en respetuoso silencio. Ya que el joven ladrón se había dignado a ayudarla, lo menos que podía hacer era mantenérselo en secreto *Pero sólo por esta vez* respondió su herido eco de hija de inspector.
Unos segundos después, empezaron a oírse las lejanas sirenas de coches patrullas acercándose al muelle…
* * * * * * * * * *
Conan alzó de improvisto su cabeza, algo asustado. El sueño que acababa de tener no era muy agradable, ciertamente. Soñaba que la Organización, finalmente, ponía fecha y hora para 'el día de las pruebas', como ellos llamaban al día en que le harían todas esas análisis, todos esos experimentos con su ser, ya que había ingerido la droga experimental y por ello era un sujeto de investigación la mar de interesante, como le comentó Ai Haibara la primera vez que hablaron de igual a igual.
Volvió a cambiar de posición. Estaba intranquilo y nervioso. Más que nada, porque todo lo que se avecinaba era desconocido para él y para su experiencia; nunca antes había tenido una relación tan directa y larga con la mismísima muerte. Pero sabía que no era sólo él el que estaba en peligro, sino también Ran, Kogoro, Ai, Heiji y todos en general. Por suerte, al menos Jodie sí sabía mantenerse fría *Y quién no* pensó *Después de llevar tanto tiempo metida en la boca del lobo…*. Eso es lo que le había parecido cuando la mujer le comentó su plan de rescatar a Aoko fingiendo su muerte. Según ella, eso debería suceder a esta medianoche. Conan miró su reloj inquieto: la una y cinco. Pasase lo que tuviera que pasar, ya había pasado y no había marcha atrás. Cruzó los dedos, implorando que no hubiese pasado nada y que Ran se hubiese mantenido al margen de todo.
Entonces la puerta de la mazmorra, por así llamarla, se abrió de sopetón. Al instante, Conan se puso de pies observando la ya conocida figura de la mujer, precedida de dos guardaespaldas vestidos de negro. Vermouth, para su sorpresa, parecía extrañamente ofuscada. ¿Qué significaba eso? No tenía ningún sentido que se encontrara tan extraña… a menos que supiera lo que había ocurrido con Aoko… y que no hubiese podido hacer nada por impedirlo. Conan la miró detenidamente y estudió su rostro, cada milímetro facial. ¿Podía estar en lo cierto?
-Bien, Cool Guy – Vermouth habló sin miramientos. Chasqueó los dedos y los dos guardaespaldas se adelantaron y cogieron fuertemente al chico – Ya ha llegado la hora. Supongo que debes estar al corriente de todo, ¿no?
Conan arqueó las cejas sin entender nada. O tal vez sí… ¿entonces estaba en lo cierto?
Vermouth resopló cansadamente - ¡No te hagas el loco! La chica ha escapado… - Conan suspiró interiormente, alegrado – pero no te vayas a creer que por ese simple hecho no estás en menos peligro, dear – dijo ella rápidamente al observar la tranquilidad tan irritante para ella del joven – Ahora mismo vas a venir con nosotros.
Y los dos hombretones empezaron a tirar del sorprendido joven - ¡¡Eh, soltadme!! ¡¡Que me soltéis, os digo!! ¡¡Vermouth, dónde vamos!! ¡¡Exijo una respuesta ya!! ¡¡VERMOUTH!!
La mujer, un par de metros más adelante, se giró y le miró misteriosamente, con esa sonrisa tan fría y tan suya que la hacía única. Entonces fue cuando Conan tuvo un escalofrío que le recorrió toda la columna dorsal y cuando supo que su peor pesadilla se estaba a punto de hacer realidad.
Fin del cap.10
CONTINUARÁ
Notas de la Autora:
¡¡Holaaaaaaaaa!! Konni ^^, ¿cómo estáis? Yo muy bien, de maravilla después de haber terminado este emocionantísimo (para mí ¬¬) capítulo! He de daros una buena noticia, y es que ya tengo todo el final escrito (en resumen, eso sí), de manera que ya sé exactamente cómo irá la cos (antes no lo sabía XD). Y os juro que ha quedado para final de infarto, vamos n___n Espero que os haya gustado tantísimo como a mí. ¡Por fin, pobre Aoko, ya es libre! La chica las ha pasado canutas, neh? Ah, y para los menos observadores, el título de 'A veces, robar no es delito' lo he puesto pensando en la escena de cuando Kaito rescata a Aoko, porque en realidad esa escena tiene el sentido figurado de que Kaito va a robar su preciado objeto. Bonito, eh? ^^.
Vamos a ver, en el capítulo diez han aparecido muchos nombres y quizás estéis un poco mareadillos. Pues bien, aquí van algunas aclaraciones:
NA1 – El caso del autobús (para saber correspondiente en manga/anime, visita la sección de manga ^^): a grandes trechos, en el caso del autobús se quedaron casi a solas Vermouth y unas filas detrás Ai, tapada con un manto. Desde entonces, Vermouth ya supo quién era Ai Haibara y Sherry.
NA2 – La famosa saga 'The Golden Apple' (La Manzana de Oro, refiriéndose a Broadway). Cuando Ran y Shinichi fueron junto a Yukiko a ver un recital en The Golden Apple, Yukiko les presentó a una gran amiga (y rival) suya, la famosa actriz Sharon Vineryard. Ella es ni más ni menos que la madre de Vermouth, la que mató a los padres de Jodie hace años. Justo antes de despedirse, le pronunció a Ran unas extrañas palabras: 'Nunca he sido tocada por un Ángel…' Pensad a ver qué quiso decir ~__n
NA3 – Detective de kanto se refiere a Shinichi. La zona de kanto es toda la zona que ocupa la zona de Tokio y alrededores. Heiji es conocido como el mejor detective de kansai, zona que corresponde a Osaka, Kyoto y afueras.
NA4 – El caso del huevo de San Nicolás es referente a la tercera película de Dtve Conan 'The last wizard of the century'. En aquella ocasión, Conan salvó una de las palomas de Kaitô Kid, de manera que éste decidió devolverle el favor en cuanto Conan estaba justo a punto de decirle a Ran la verdad. Kaitô Kid, disfrazado de Shinichi, hizo apariencia, y claro, las sospechas de Ran se fueron al traste una vez más.
Bien, aquí están todas las aclaraciones. Ahora sólo me falta agradeceros vuestro apoyo incondicional. Gracias a Jess, a Arzainer, a keisa69, a Hattori_Kudo, a Kazuha_Hattori, a Ran_Aoko, a Aoko_Kuroba, a las chicas del foro (y los chicos XD), a los del foro del 3xl.net de Conan (sois demasiados para nombraros todos aquí XD), etc. Etc. ¡¡Muchas gracias por haber leído este capítulo, y hasta el próximo que no tardará!!
Matta ne,
CiNtUrO-cHaN (CCF)
{^^28 de Octubre del 2003^^}
(el fin de semana pasado fue el Salón del Manga!)
