(+) Detective Conan es propiedad intelectual de Gosho Aoyama-sensei y de todos sus distribuidores. Este fanfic no está hecho con ánimos de lucro, por eso no me considero violadora de ninguna ley.
* * * * * * * * * *
Entonces la puerta de la mazmorra, por así llamarla, se abrió de sopetón. Al instante, Conan se puso de pies observando la ya conocida figura de la mujer, precedida de dos guardaespaldas vestidos de negro. Vermouth, para su sorpresa, parecía extrañamente ofuscada. ¿Qué significaba eso? No tenía ningún sentido que se encontrara tan extraña… a menos que supiera lo que había ocurrido con Aoko… y que no hubiese podido hacer nada por impedirlo. Conan la miró detenidamente y estudió su rostro, cada milímetro facial. ¿Podía estar en lo cierto?
-Bien, Cool Guy – Vermouth habló sin miramientos. Chasqueó los dedos y los dos guardaespaldas se adelantaron y cogieron fuertemente al chico – Ya ha llegado la hora. Supongo que debes estar al corriente de todo, ¿no?
Conan arqueó las cejas sin entender nada. O tal vez sí… ¿entonces estaba en lo cierto?
Vermouth resopló cansadamente - ¡No te hagas el loco! La chica ha escapado… - Conan suspiró interiormente, alegrado – pero no te vayas a creer que por ese simple hecho no estás en menos peligro, dear – dijo ella rápidamente al observar la tranquilidad tan irritante para ella del joven – Ahora mismo vas a venir con nosotros.
Y los dos hombretones empezaron a tirar del sorprendido joven - ¡¡Eh, soltadme!! ¡¡Que me soltéis, os digo!! ¡¡Vermouth, dónde vamos!! ¡¡Exijo una respuesta ya!! ¡¡VERMOUTH!!
La mujer, un par de metros más adelante, se giró y le miró misteriosamente, con esa sonrisa tan fría y tan suya que la hacía única. Entonces fue cuando Conan tuvo un escalofrío que le recorrió toda la columna dorsal y cuando supo que su peor pesadilla se estaba a punto de hacer realidad.
"The case of the mystery APTX 4869"
A Great Detective of Love Fanfic,
bye CiNtUrO-cHaN
Archivo XI: Pendiendo de un hilo
Los coches patrullas aparecieron rápidamente al lugar de los hechos. Eran unas diez unidades, seguidas por motos incluso. Kogoro, Megure, Heiji, Kazuha, Ai, Agase, Sato, Takagi y Shiratori salieron de sus respectivos coches y empezaron a buscar rápidamente a los alrededores. No hacía cuestión de muchos minutos que habían recibido una inquietante llamada anónima y estaban algo alterados.
Heiji se adelantó a los demás y empezó a buscar a tientas algún signo de que allí hubiese habido alguien, cuando por casualidad oyó unos extraños ruidos provenientes de un callejón entre edificio y edificio. Allí, para su sorpresa y la de todos, había cinco hombres vestidos de negro, sucios y atados; parecían medio inconscientes, y algunos tenían un par de chichones. Heiji se apresuró a avisar a la policía, los cuales les detuvieron al instante, no sin antes proporcionarles las curas mínimas y obligatorias.
-¿Y quién debería ser ese anónimo? – preguntó Kogoro, rascándose la barbilla.
Todos lo recordaban con exactitud. Las unidades que habían ido al muelle acordado habían llamado a la central, diciéndoles que ese puerto parecía bastante movido, ya que había marineros allí y allá, cosa que era algo extraña teniendo en cuenta que la Organización era tan discreta. Esas fueron para Heiji las primeras sospechas, y luego, como para evidenciarlas más, sonó el teléfono. Una voz, sin ningún tipo de distorsión, les dijo que había habido un cambio de planes, y que la rehén Aoko y la señorita Jodie no se encontraban al muelle número quince, sino al cincuenta y tres. Heiji al principio no supo si eso era cierto o no, pero por si acaso se movilizaron igualmente. Cuando llegaron no encontraron a nadie, ni a Aoko, ni a Jodie. Sólo a esos miembros inconscientes de la Organización. *Al menos hemos venido al lugar indicado* pensó él algo aliviado *¿Pero dónde demonios están todos?*
-Eh, mirad – Sato se agachó y señaló unas ruedas apresuradas de coche, algo escondidas – Estas marcas no coinciden con las que hemos encontrado antes del vehículo en el que se supone iban Aoko y Jodie.
Takagi también lo confirmó – Es cierto. Es como si hubiese venido alguien más. Tal vez Jodie y Aoko se subieran a otro coche…
-¿Pero un coche de la Organización o un coche amigo? – preguntó Kogoro, frunciendo el ceño.
Takagi miró con duda hacia Sato y ésta se encogió de hombros en un gesto de incertidumbre. Acto seguido ambos se pusieron de pies y comunicaron las nuevas a la central. Todo era movimiento y agentes husmeando y buscando aquí y allá, hasta que alguien llamó alborotado con un teléfono móvil en mano, llamando a gritos al inspector Megure. Todos se acercaron al hombretón el cual cogió el teléfono con profesionalidad; se notaba que estaba acostumbrado a las escenas límite.
-¿Sí, diga? Aquí Megure – Hubo unos instantes de silencio y el hombre parpadeó, incrédulo y asombrado - ¡¿CÓ-CÓMO?! ¡¿P-Pero estáis seguros?! A ver, pásamela… - todos se quedaron algo extrañados ante la conversación. Entonces a Heiji se le ocurrió el tema del que estaban hablando… ¿podía ser cierto? – Ho-Hola, aquí Megure… ¡¿A-Aoko?! ¿Eres tú? ¿Estás bien?
Todo el mundo se quedó boquiabierto y empezaron a abrazarse y a sonreír, aliviados. Megure hizo gestos en vano de silencio y continuó hablando. Asintió un par de veces y colgó. Luego se dirigió a los demás tranquilizándoles – Me acaban de confirmar que Aoko Nakamori está ya sana y salva. Se encuentra vigilada por nuestros hombres y su padre, el inspector Nakamori.
Heiji frunció el ceño - ¿Y dónde la han encontrado?
-Ese es un buen punto – dijo pensativo – Si no lo he entendido mal, al parecer Aoko se escapó ella sola y fue con un taxi hasta la central… eso es todo. Ahora se encuentra con Kuroba y su padre, recuperándose del gran susto.
Kazuha se acercó felizmente hacia Sato para preguntarle más detalles sobre el caso, y Heiji se sentó a un vehículo pensativamente. *¿Se ha escapado? ¿Aoko se ha escapado de la Organización? Eso es imposible… imposible. A no ser… que la hubieran ayudado… y en tal caso… ¿por qué no nos lo ha dicho?*
-¡Heiji, idiota, deja de pensar y pensar y vámonos ya a la central con Ran y esa pobre chica! Aquí ya no pintamos nada, y recuerda que hace poco me dijiste que si encontrabas algo sospechoso que no irías tras ello. ¡Me lo prometiste!
Heiji alzó la cabeza y vio la cara algo enfadada de Kazuha. Entonces recordó ese día en el parque cuando le había hecho esa promesa. De hecho ya ni se acordaba, pero lo prometido era deuda.
-Eh, inspector, una pregunta… - Megure se giró hacia Heiji, el cual lo miraba fijamente – Ese tal… Kuroba o como se llame… ¿ha estado todo el rato en la central?
Megure se sorprendió ante la extraña formulación. Consultó con un par de agentes y estos se encogieron de hombros – No lo sabemos… cuando llamó Jodie nos movilizamos todos, no tuvimos tiempo de mirar qué hacían los demás.
-Heiji, yo vi a Kuroba y a Ran salir precipitadamente de la sala de reuniones de la central – dijo Kazuha, entrando en la conversación. Heiji se giró y la miró algo sorprendido.
-¿Con Ran? ¿Y dónde fueron?
Ella negó con la cabeza – No lo sé. Lo único que sé es que justo antes de irse, Kuroba dijo algo como que alguna cosa no cuadraba, y que algo olía a chamusquina. Tenía el localizador a la mano. Entonces dijo que se iba a asegurar y Ran se fue con él, eso es todo.
Heiji se quedó unos instantes pensativo. *Un momento… ¿un localizador? ¡Espera! No me digas que fue él… ¿fue él quien se dio cuenta del engaño? En ese caso… ¿fue él quien nos avisó a nosotros de que fuésemos a este puerto? No, no puede ser… pero si tuviese razón… ¿podría haber sido él el salvador de Nakamori?* El chico de Osaka estuvo dando vueltas al asunto durante unos minutos *Nah… demasiadas coincidencias. Lo que ahora es importante es saber la situación de Kudo. Ahora que ya no hay más rehenes (que nosotros sepamos, claro) puede escapar a la mínima oportunidad sin miedo a que le chantajeen… Se lo iré a decir a Ran, a ver si así se anima*
Poco a poco, los coches patrullas fueron retirándose; después de haber buscado por todos los puertos próximos no encontraron ninguna señal sospechosa, así que dieron la búsqueda por concluida. Y justo cuando el ruido de la sirena del último vehículo se desvaneció, una pequeña puerta de un garaje próximo empezó a abrirse mientras chirriaba por culpa de su vejez. Aparecieron dos focos luminosos, y acto seguido un coche rojo brillante, último modelo, hizo aparición. Las dos personas que habían en él se miraron compinchadamente.
-Buf, creí que no se irían nunca… - exclamó Jodie, estirándose los brazos.
Akai la fulminó con la mirada – Es culpa tuya, por caer siempre en las tretas de esa mujer. Aún no me explico cómo habéis salido de esta…
Jodie frunció el ceño – Tranquilo, que de Vermouth ya me encargaré en cuando haya ocasión. Pero al menos, gracias a esta preciosidad que pincha las llamadas telefónicas a un radio de un kilómetro, sabemos que Aoko está bien – dijo, señalando un pequeño aparato que iba incrustado en el coche y con el cual habían oído la conversación telefónica de Megure. Akai apretó el acelerador y el coche empezó a atravesar el desierto muelle abandonado.
* * * * * * * * * *
La primera impresión que tuvo fue que ese lugar al que estaban era enorme y muy apartado de Tokio. No se oían ni ruidos de coche, ni de ambulancias, ni de nada; todo parecía indicar que se encontraban a un radio de unos tres o cuatro kilómetros de distancia de la capital. El edificio estaba rodeado por bastantes árboles altos para camuflarlo más. Al salir del coche le maniataron y le taparon los ojos, como si temiera que fuese a escaparse de un momento a otro y que pudiese chivarse de todo lo que había visto.
Pero lo cierto es que tenían razón. Ahora que Vermouth le había confesado que Aoko se había escapado, Conan no tenía ningún motivo que le impidiera de escaparse a la primera oportunidad que encontrase, no como antes, que la vida de los demás dependía de él. Pero de hecho, ante la escapada de Aoko y Jodie, parecía que le habían doblado la seguridad, y no estaba ni un instante solo. La cosa se complicaba. Y para colmo le habían hecho ya bastantes pruebas escalofriantes que no quería ni acordarse. Cada una de ellas era más dolorosa que la anterior. Por un momento se preguntó si no valía más que les amenazara de suicidarse, y así tal vez conseguiría algo. Porque lo que estaba haciendo ahora no le llevaba a ninguna parte; una vez hubiesen terminado con los extraños experimentos ya no lo necesitarían más, y no dudarían a matarlo. Y encima tendrían una nueva droga aún más potente que la aptx 4869. Pero ni tan siquiera con suicidarse podía amenazarlos, porque sus vigías le observaban segundo tras segundo, día y noche, y por descontado que no le permitían acercarse a cualquier objeto peligroso.
Lo que sí tenía claro era que no podía permitir que le siguiesen manipulando, ya que no ganaría nada. Un par de veces intentó escaparse, pero ambas fueron fallidas y le propinaron un buen seguido de golpes, y no precisamente flojos.
Y entonces, sin previo aviso, notó algo; un gran dolor, un vuelco de su corazón. Sin poder evitarlo cayó de rodillas al suelo, con la mano agarrada al pecho.
*M-Maldita sea… esto debe ser culpa de todas las pruebas que me han hecho… ¡Maldición! Si sigo así no voy a salir de esta… te-tengo que huir como sea… Pero no podré escapar solo, es imposible. Necesito que los demás sepan mi paradero y así tal vez puedan ayudarme o impedir que me hagan la última y para ellos más importante prueba. Pero… ¿cómo? No tengo ya ningún localizador… las gafas se rompieron hace mucho… * Mientras andaba de nuevo (pues los hombretones le habían ayudado, todo fuese dicho, a ponerlo en pies de nuevo) se rascó la cabeza intentando encontrar alguna solución *Piensa… ¡PIENSA! Algún invento del doctor… ¡AH!*
De una manera un tanto disimulada, hizo un ademán de que volvía a marearse y se tiró al suelo. Mientras los hombres refunfuñaban, él aprovechó para toquetearse el calzado con la mano, hasta que notó un pequeño bulto debajo de su calcetín izquierdo. Ni él mismo se lo podía creer. ¿Aún estaba allí? El pendiente-teléfono que el doctor ingenió hacía tanto y tanto tiempo y que él mismo se colocó de una manera disimulada en el calcetín por si se le acababan las opciones, ¿seguía allí, en su sitio? Ni él mismo podía dar crédito a que la Organización no le hubiera registrado allí.
*Bien, perfecto* mientras se alzaba 'dolorosamente', apretó un pequeño botoncito a través del calcetín. Ese botón, según le explicó en su debido tiempo el profesor, creaba unas ondas electromagnéticas que transmitían una señal a su teléfono móvil; de esa manera, siguiéndole la dirección, podrían llegar hasta su paradero.
*Ahora ya es sólo cuestión de tiempo*
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-¡¡Dejadme en paz, pesados!!
-¡¿Cómo que te dejemos en paz?! ¡¡Has estado secuestrada por una Organización de mafiosos, y apareces así, de repente, diciéndonos que te has escapado, y me pides que te dejemos en paaaaaz?!
Aoko se tapó ambos oídos y miró al hombre aburrida - ¡Papá, eres un carca! ¡Ya te lo he repetido miles de veces, y no hay nada más que contar! Simplemente aproveché la niebla y la confusión para escaparme y venir hasta aquí, ¡eso es todo! – exclamó la chica algo nerviosa. Ni ella misma sabía cómo podía estar encubriendo a su mortal enemigo, Kaito Kid.
El inspector Nakamori se cruzó de brazos – No sé, es algo extraño que te dejaran sin custodia, ¿no crees? – preguntó amenazador.
-¡Bueno, ¿y qué?! ¡Lo que cuenta es que me he escapado, ¿o no?! – exclamó la chica intentando llevar la conversación hacia otra parte – Y tú ya podrías estar más contento, ¿no? – ahora la chica miró hacia el sillón de la sala de interrogatorios de la central de policía, donde yacía sentado y con las piernas cruzadas Kaito Kuroba, escuchando la conversación algo tenso.
-Si yo ya estoy contento, mira qué feliz que estoy, mira – y puso una sonrisa algo burlona, haciendo que la chica frunciera el ceño y empezara a gritarle cosas como 'insensible'. Sin embargo, Kaito era el que estaba más sorprendido de todos, ya que no se esperaba que Aoko no hubiese ni mencionado el nombre de Kaitou Kid.
*Será que le empiezo a caer bien* pensó el chico algo divertido.
De repente Aoko se le acercó más de la cuenta, causando el nerviosismo y sonrojo del chico - ¡¿Q-Qué quieres?!
-La tirita – dijo Aoko simplemente, señalándole la tirita que tenía a la ceja izquierda - ¿Cómo te lo has hecho?
Kaito se la tapó rápidamente - ¡A-Ah, esto! Pues verás, antes sin querer, con las prisas… he-he chocado con una puerta y me he hecho un corte…
*No puedo decirle que me lo hizo un tipo de esos justo cuando los estaba dejando K.O. con la bomba de gas…*
La chica frunció, no muy convencida, y Kaito dio gracias a la interrupción.
-Sentimos el retraso – la puerta de la estancia se abrió y de allí entraron todo el grupo de policías/detectives, seguidos por el profesor Agasa, la pequeña e inteligente Ai y Kazuha.
-Inspector Megure, muchas gracias por todo – dijo el inspector Nakamori dándole la mano al inspector Megure. Éste se la devolvió sonriente.
-Nada, nada. Todo es mérito de la chica. Pero me alegra saber que todo ha terminado bien. ¿Tenemos noticias de Kudo, Agasa? – preguntó Megure, girándose hacia el profesor el cual acababa de sentarse en un asiento a la vez que la pequeña conectaba todos los ordenadores portátiles y empezaba a teclear como una posesa.
El doctor negó con la cabeza – Pues no, y eso me preocupa. Temo que esté tan vigilado que no le den margen a hacernos una señal. Y en ese caso, no lograremos encontrarle a tiempo… estoy bastante preocupado, sinceramente.
Ai sin embargo sonrió misteriosamente, observando con detenimiento el ordenador – Yo no me preocuparía tanto.
El comentario hizo efecto y Agasa y Heiji se pegaron a su lado, observando con detenimiento el monitor. En él había una especie de mapa de alguna zona no muy habitada, y en dicho edificio había un punto verde luminoso que se movía lentamente. Ai sonrió y lo señaló – Por lo visto, Kudo se las ha ingeniado para transmitirnos su posición. Bien, esto ya es trabajo suyo, señores. Aquí está Kudo. Ahora mismo les pasaré los mapas de situación.
Megure arqueó las cejas sorprendida y tomó los papeles recién imprimidos donde constaba perfectamente todo tipo de emplazamiento – Caray, si que ha sido fácil… - resopló, haciéndose aire con el sombro - ¡Bien, que todo el mundo preste atención! Enviad coches y motos patrullas al lugar del mapa, y que sea lo más discreto posible. Nos infiltraremos con la oscuridad de esta noche, y que vayan armados, nunca se sabe… Haibara, ¿podrías intentar especificarnos en qué situación del edificio se encuentra?
La pequeña se concentró un instante – Negativo. Sólo puedo asegurar que 'por ahora' se encuentra en un tercer piso. De todas maneras, si cambia de piso ya os lo comunicaré. Por cierto… ¿no cree que sería mejor ir allí privándoles a la misma vez de sus cámaras de vigilancia, así como de la corriente eléctrica? – dijo la chica, mirando profundamente al inspector y a los detectives.
Sato se rascó la barbilla – No estaría de más, pero tendríamos que dar demasiadas explicaciones, y la Organización por fuerza se daría cuenta y ya no sería nada secreto…
Ai puso ambas manos en el teclado - ¿Y si hubiera algún cortocircuito?
Agasa miró a la pequeña preocupado - ¿Pero tú saber causarlos, Ai? ¿Desde cuándo? – la chica le miró y sonrió, y el doctor supo que había dado el tema por finalizado, así que no insistió.
-Bien, pues – Megure se dirigió a la pequeña – Haz un par de cortocircuitos para que se queden a oscuras y sin cámaras, pero cuidado, no te pases, no sea que acabes quemando el edificio entero…
-No soy tan basta, inspector – le reprendió la chica.
Casi todos salieron de la sala de reuniones. Kazuha aprovechó el pequeño momento de descanso y se fue a conversar con esa tal Aoko, la cual parecía bastante animada. Kazuha la encontró rápidamente divertida por su gran parecido a Ran. *Ah, es verdad. Ran debe estar más animada, ahora que sabemos dónde está Kudo…* La chica de Osaka buscó con la mirada a la karateka, pero no la encontró. Se levantó algo perturbada hacia Heiji.
-Oye, ¿dónde está Ran?
Heiji se la quedó mirando – Y a mí qué me cuentas. ¿No estaba contigo?
Ella negó con la cabeza – Estúpido, ya lo he dicho antes. Kuroba descubrió algo y ambos se fueron. Desde entonces que aún no la he visto…
Heiji se la miró algo preocupada y se dirigió hacia Kaito, el cual estaba discutiendo con la chica – Oye, Kuroba – el joven ladrón se giró algo sorprendido. Por un instante le pareció que le iba a decir algo como 'te he calado; tú eres el ladrón 1412', pero no dijo nada de eso para su alivio - ¿Sabes dónde ha ido Ran?
Kaito se le quedó mirando y se encogió de hombros – Yo no. Después de salir de la central de policía, yo… em… - el chico paró un instante. No podía ir y decirle que la había perdido de vista a posta, se había cambiado de ropas y que Kaitou Kid había entrado en escena – Bueno, supongo que ella iría por un lugar diferente…
-¿Sabes si llegó al muelle?
Él negó con la cabeza – No lo sé. Ya te lo he dicho, nos separamos antes de llegar y… ¡ah…! - de repente, Kaito tuvo un horrible pensamiento. ¿Y si…y si después de todo, Ran le había seguido? ¿Y si le había seguido hasta el muelle sin que él se diera cuenta, con el propósito de ayudarle si la situación se complicaba? *No es posible… no puede ser… porque de ser así… y teniendo en cuenta que no ha dado señales de vida… entonces… Mouri está…*
-¿Kaito? ¿Qué ocurre? – demandó la preocupada voz de Aoko.
Él no se inmutó – Creo que… que ya sé dónde y con quién está…
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'Les informamos que el vuelo 3228902 con destino a Tokio ha sufrido un retraso de dos horas. Les rogamos disculpen las molestias.'
-Oh, perfecto… - suspiró Jodie, cruzándose de brazos y mirando al cielo – Ahora encima va y la tía esa se retrasa… ¡argh! Tengo cosas más importantes que hacer que estar aquí esperando a que…
-No seas tan quejica – le reprendió Akai, algo burleta – Esto es un trabajo serio. Aunque lo cierto es que sí que es un problema que se retrase. Tengo unas ganas inmensas de utilizarlas… - dijo él, sacando un poco las manillas de su bolsa.
Jodie se alzó bruscamente y lo miró con intensidad – Ni se te ocurra. Esto ya lo hemos hablado. Seré yo y sólo yo quien la detenga. Es algo personal.
A secret makes a woman woman…
Él frunció el ceño y sonrió – Ya sabes que los asuntos personales no se deben implicar en los asuntos profesionales.
Ella se volvió a sentar ligeramente tocada – Tú no lo entenderías. Esta mujer es la causa de todas mis desgracias. Fue ella quien… - sus puños empezaron a temblar de ira – Tú no lo entenderías – volvió a decir.
Pese a que eso se remontara años atrás, pese a que esos crueles hechos sucediesen cuando ella apenas tenía cuatro o cinco años, lo recordaba todo con claridad. Recordaba su antigua mansión, y que esa noche ni su padre ni su madre subieron, como hacían cada noche, a darle su beso de buenas noches. Eso le provocó algo de pánico y bajó a ver qué ocurrían. Allí se encontró a otra mujer, vestida de cuero negro; era rubia, alta y delgada. Todo fuese dicho, era preciosa. Detrás, al fondo, se encontraban sus padres sentados cada uno en un sillón.
-¿Duermen? – preguntó la pequeña Jodie inocentemente, observando las caras pálidas y flácidas de sus progenitores.
La mujer, visiblemente alterada por aquella presencia, retomó el control y se acercó a ella; se agachó y sonrió fríamente, mientras se ponía un dedo en la boca – Shhh… Sí, papá y mamá duermen y no debes despertarlos.
-Pero… pero me habían prometido que me contarían un cuento para irme a la cama…
La mujer con la gorra negra se acercó a ella – 'A secret makes a woman woman'… Quédate con ellos esta noche – dijo, sonriendo fríamente. Ella asintió y se fue a dormir a su regazo, mientras que la mujer desapareció y prendió fuego a la casa. De no haber sido porque a la pequeña Jodie se le ocurrió ir a buscar un refresco, concretamente zumo de naranja, para su padre, ella también hubiera muerto calcinada, pero el destino así lo quiso.
-¿Saintemillion? – Akai se encargó de sacarla de sus pensamientos. Él también conocía su triste pasado - ¿Quieres que vayamos a tomar algo?
Ella negó con la cabeza – No. Esperaremos aquí.
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*La cabeza… ¡me duele…! Me duele todo el cuerpo… ahg… ¡socorro! ¡Que alguien me ayude, por favor!* Poco a poco empezó a abrir sus azules ojos. Tenía un malestar general, cada médula de su ser le quemaba, tenía unas ganas enormes de volver a casa y tumbarse en su añorada cama; habían sido unos días complicados, en los que apenas había dormido. Lo último que recordaba era que estaba corriendo y corriendo a través de callejones y más callejones, en medio de la niebla; un olor a mar lejano se percibía en el ambiente. Ya hacía rato que había perdido la pista de Kaito; nunca hubiera imaginado que existiera alguien tan ágil para saltar tejado tras tejado. Se fue quedando atrás, pero no le llamó; tenía miedo de que le descubrieran por su culpa. Estuvo corriendo y corriendo, hasta que sintió unos extraños gritos y injurias. La niebla empezaba a humedecerle el cuerpo y tenía frío; de repente, unas potentes luces la iluminaron. Un coche negro se paró justo a tiempo de atropellarla. Notó cómo su cuerpo cedía y empezó a caer y a caer, agotada y sin sentido. Lo último que vio fueron unos ojos azules que la miraban con malicia… y luego todo fue oscuridad.
Ran terminó de abrir los ojos por completo, sin saber dónde se encontraba. ¿Raptada otra vez? Seguramente. Ahora mismo se encontraba en los sillones traseros de lo que debía ser el coche que casi la atropellaba. Por el ronroneo, deducía que seguían en movimiento. El conductor o conductora no parecía haberse percatado de que había recobrado la conciencia, así que Ran aprovechó para ver desde su posición tumbada a través de la ventana por dónde pasaban, para así tal vez situarse y en caso de huída poder volver. Pero era tarea difícil, porque sólo había árboles y más árboles. *Esto no es Tokio. O, al menos, no el centro* Se movió un poco y consiguió ver de reojo la hora que era. *Más o menos, habrán pasado como una hora como mucho desde que me desmayé; entonces no podemos estar muy lejos, teniendo en cuenta el tráfico de Tokio* y, de repente, miró hacia el retrovisor, y se encontró con los fríos ojos de la conductora, la cual se giró.
-Oh, Angel, ¿te has levantado? – dijo Vermouth con malicia - ¿Cómo te encuentras, querida?
Ran, viendo que cualquier disimulo no valdría de nada, se incorporó algo mareada – Bien para tu desgracia. Tú eres… te pareces mucho a Sharon Vineyard… ¿eres Chris? – preguntó bastante sorprendida – Tú eres esa chica que intentó matar a Jodie y a Haibara esa noche…(NA1) ¡¿Tú eres Vermouth?! – exclamó definitivamente.
Ella asintió bastante complacida – Veo que te acuerdas de mi madre. Ya me comentó algo así, que tú y Kudo fuisteis a ver a sus padres y que os conocisteis en la Golden Apple…
Ran frunció el ceño - ¿Adónde me llevas?
La mujer de dorados cabellos sonrió – A un lugar muy divertido. Y ya verás qué sorpresa te llevarás… - añadió en un tono meloso, que no causó más que terror a la asustada chica, la cual intentó en vano desatarse de esas fuertes cuerdas que le oprimían ambas manos y el torso.
-N-No os saldréis con la vuestra – titubeó la chica, mirando el paisaje como quien no quiere la cosa. Chris le prestó atención algo sorprendida – Mi padre y todos ya me deben haber echado en falta. ¿Sabes? Te-tengo un localizador a la ropa… Si no me dejas ahora mismo te van a encontrar…
-Oh, ¿de veras? – la mujer paró el coche en seco y se giró. Ambas quedaron cara a cara – Sweet Angel, ¿te crees que soy tan basta para no haberte registrado? Además, esta preciosidad lleva incorporada una instalación de antirastreamiento; no me pidas que te explique cómo funciona, sólo sé que impide cualquier transmisión al radio de veinte metros. Sorry, pero ni que llevaras un localizador, cosa que es del todo mentira, no tendrías la más mínima posibilidad. No me esperaba que me intentaras engañar, dear. Lo cierto es que has cambiado mucho… ¿quién hubiese dicho que la chica que ayudó al hombre que había estado a punto de matarla intentaría huir por la cara de una asesina profesional? – dijo Vermouth, mirándola con intensidad.
Los párpados de la chica se abrieron de par en par y abrió la boca con sorpresa – No… no puede ser… tú eres quien… tú… - Ran sintió un horrible pesar y se apoyó en el asiento, mirándola sin dar crédito a lo que oía – Tú le mataste (NA2).
Chris sonrió – Sí, yo le maté. Era un estorbo, no se tomó ningún plan en serio. Lo que me extrañó es que quisieras salvarle… después de que le dieran una orden directa de que matara a cualquiera extranjera que fuese japonesa, y después de intentar matarte y de estar a punto de caer, tú vas y le ayudas… y por si fuera poco Kudo va y le ayuda a subir… Estuvisteis de suerte, sí señor.
Ran se la miró consternada. *Entonces… fue ella quien… Y Sharon seguro que lo sabía todo… ¡AH!* El caso de Nueva York le vino a la mente como un relámpago, y recordó las crueles palabras de la actriz asesina
'Thank you, sweet angel… You help me do it.' (NA3)
La chica miró aún más profundamente a Chris, casi a punto de llorar – Y también le dijiste… también incitaste a Rouse para que matara a… ¿no es cierto? – los puños de la chica empezaron a temblar - ¿Có…Cómo has podido? Eres cruel.
Vermouth se giró de nuevo hacia el volante y pisó fuertemente el acelerador, haciendo que la chica se diera un golpe con el asiento delantero - ¿Y ahora te das cuenta? Pero tranquila, pronto te vas a sentir mejor. Dentro de poco estarás con tu preciado amor…
Ran parpadeó *¡¿Qué?!*
* * * * * * * * * *
-Es exactamente aquí – dijo Ai, señalando un punto del mapa - ¿No?
Heiji asintió – Sí. ¿Crees que podrás hacerlo? – preguntó mirándola. Ella asintió y empezó a teclear rápida y hábilmente. En el monitor empezaron a aparecer algunas ventanas referentes a la electricidad de la zona circundante.
Sato entró en la sala de reuniones y se dirigió hacia la pequeña – Nosotros ya lo tenemos todo listo como has dicho. ¿Qué tal vas tú?
Ella sonrió sin parar de teclear – Um… bien. El proceso en sí es simple, pero antes debo desactivar unas cuantas alarmas de seguridad. Piensa que estamos tratando una Organización, y por desgracia no una cualquiera. Queramos o no, habrán puesto alguna medida de seguridad por la fuerza.
-¿Cómo cuál? – preguntó Shiratori.
Heiji se puso ambas manos a la cabeza – Alarmas, contraseñas… nada que la pequeña Ai no pueda solucionar – la chica le miró algo ofendida por el adjetivo 'pequeña', pero le hizo caso omiso y continuó.
-¿Y qué hay de Ran? – preguntó Kogoro por enésima vez en esos últimos minutos.
-Espero que esté bien… - dijo Aoko, tocándose las marcas de las cuerdas que horas antes tenía fuertemente atadas, como si hubiese revivido en esos instantes el dolor y la angustia del secuestro.
Kaito la miró algo preocupado – Supongo que esos tipos no te harían nada, ¿verdad?
Aoko negó algo sonrojada con la cabeza – No. Por suerte… - su mirada quedó ofuscada ante su pelo. Apretó fuertemente los puños y pronunció las últimas palabras – Por suerte… llegaste a tiempo.
Kaito sonrió y suspiró aliviado – Ya lo creo.
-Eh, Kuroba, ven un momento por favor. Necesito que me hagas una descripción de esa tal Vermouth – dijo Takagi, haciendo signos al chico desde fuera de la puerta. Él asintió y se dirigió hacia él. Por su parte, Aoko se quedó estática, sin mover un músculo. Miró lentamente hacia el lugar por donde había desaparecido Kaito.
*…Kid…*
Fin del cap.11
CONTINUARÁ
NA1 –Si no me equivoco, hace referencia al file 432 (o por ahí. No me matéis si me equivoco, lo estoy diciendo de memoria @_@). En esta parte, Jodie y Vermouth se confrontan, y es aquí donde se desvela el secreto del pasado de Jodie. Vermouth (que había acudido a la cita disfrazada de doctor Araide) se quita el disfraz. Detrás el coche está Haibara... Después de que Jodie dispare a Vermouth, un francotirador dispara a Jodie. Y justo cuando esta va a disparar a Jodie… el cristal del coche se rompe y una pelota de fútbol le quita la pistola de las manos. ¿Adivináis quien era el lanzador? Correcto, es Conan, el cual se había disfrazado de Ai. Pero en ese instante aparece la verdadera Ai… y Chris aprovecha el momento de desconcierto para cambiar la dirección de apunte del reloj anestésico de Conan, haciendo que este se quede dormido. Entonces, Vermouth va a disparar a Ai cuando se abre el capó del coche y… aparece Ran, tirándose encima de la pequeña. Vermouth se queda algo sorprendida, y entonces entra en escena Shuichi Akai, que la dispara. Malherida, coge a Conan de rehén y se va, mientras que Ai y Ran duermen profundamente. Esto sería a rasgos generales lo que ocurrió. Si tienes alguna duda no dudes en enviarme un e-mail n_n
NA2 – Parte culminante de 'The Golden Apple'. Shinichi y Ran son atacados por el famoso asesino en serie japonés, y justo cuando les va a disparar (estaban en un tercer piso) la baranda donde se apoyaba cede y empieza a caer, y de no ser por Ran y Shinichi que le tendieron la mano para ayudarlo habría caído. Después el hombre sube de un salto y les amenaza, Ran se desmaya por la fiebre y Shinichi le hace un juego de palabras, haciendo que el hombre entre en razón. Al día siguiente, según leyó Shinichi, encontraron al hombre muerto en ese mismo sitio.
NA3 – 'Thank you, sweet angel. You help me do it…' estas fueron las palabras de Rouse, la asesina del caso de 'The Golden Apple'. Ran, sin saberlo, ayudó en sus planes salvándola a ella, la que horas después iba a cometer el asesinato. Shinichi, preocupado, le pregunta a Ran si lo ha entendido (pues Rouse se lo dice en inglés) y la chica dice que no, pero en realidad lo entendió todo y se sintió culpable.
::Notas de la Autora::
¡Hola! Estoy radiante, ya he terminado el cap.11… ¡fiesta! Bien, bien, voy bien… (XD perdón, ya empiezo a desvariar). Bueno, espero que os haya gustado el onceavo capítulo (wow, ya llevamos once). No hay que ser muy observador para darse cuenta de que esto empieza a calentarse… pero para variar, no diré nada jojojo (más que nada, porque si empiezo a enrollarme y a enrollarme, siempre acabo dando algún avance; como si no me conociera a mí misma ^^U). Creo que este capítulo ha sido bastante más tenso y emocionante que algunos anteriores, ¿no creéis? Kyah, me encanta como ha quedado… Aunque siento que si hay alguien que no vaya muy informado sobre el contenido de los últimos tomos del manga tal vez no le haya sido tan claro todo… lo cierto es que uno de mis defectos o virtudes es que no dejo la trama para nada, de manera que siempre salen constantemente pequeños spoilers (hechos sin querer, pero deben salir). Por eso os pido disculpas, pero es mi manera de escribir…
Ah, una curiosidad de el capítulo. La frase que utilizó Sharon de 'A secret makes a woman woman' con la pequeña Jodie significa, si no me equivoco, 'Un secreto hace a una mujer mujer', y de esa manera la incitaba a no decir a nadie que la había visto (cosa que no le importaba mucho a Sharon porque en principio Jodie había de morir quemada).
Muchísimas gracias a todas y todos los que me apoyáis ^^Especiales gracias a Jess, Arzainer, Rut, Hattori Kudo, Kazuha Hattori, Ran Aoko, Tantei Ran, Heiji Hattori, kevvy-kev, Conan-kun, a los del foro de Shinichi's Memories y al del 3xl.net n_______n Muchísimas gracias a todos, por animarme y apoyarme; y también gracias a la gente que me manda mails con sus magníficos comentarios *_____*
Y ya por último: escribe a cinturo@3xl.net cualquier crítica, duda, sugerencia, reclamación o lo que sea n_n yo siempre leo los mails y siempre contesto ^^
Ja ne y hasta la próxima entrega que promete…chan-chan-chan…
CiNtUrO-cHaN (CCF)
[11·Noviembre·2003}
