() Detective Conan es propiedad intelectual de Gosho Aoyama-sensei y de todos sus distribuidores. Este fanfic no está hecho con ánimos de lucro, por eso no me considero violadora de ninguna ley.

La pequeña científica observó la ventanita con la cuenta atrás, y preparó su dedo índice hacia el Enter – Cinco, cuatro, tres, dos, uno… enter – y lo pulsó. Pasara lo que pasara, ya había pasado; esperaba que con ese apagón momentáneo tuvieran alguna posibilidad de escapar mientras ellos iban hacia allí. Sin casi percatarse, ya se encontraba en un coche patrulla junto a Agasa y los Detective Boys, que todo fuese dicho no tenía ni idea de dónde habían salido, pero eso no era algo que le preocupase ahora: este sólo era el primer paso, ahora faltaba crear el incendio controlado, aunque controlado sólo lo tendría unos pocos minutos.

Miró el reloj de nuevo. Dentro de cinco minutos y diez segundos tendría que pulsar de nuevo el enter. Pero le vino un extraño pensamiento a la cabeza, uno que nadie sospechaba que tendría. Era como si en su interior no deseara tanto que se salvaran, o al menos que ella se salvara…

La pequeña puso una extraña cara neutra delante del monitor.

Que sean dos minutos

"The case of the mystery APTX 4869"

A Great Detective of Love Fanfic,

bye CiNtUrO-cHaN

Archivo XIV: - Ardientes esperanzas

Los coordinadores y electrónicos que se encargaban del suministro de todo el alto edificio se miraron unos a otros incrédulamente, sin entender nada. Al parecer, un intruso se estaba colando en su base de datos y estaba a punto de crear 'algo'. Rápidamente hicieron sonar la voz de alarma.

Pero sin darse cuenta ni oír ningún ruido, en la estancia del laboratorio se respiraba un aire cortado y seco, capaz de ser destrozado por cuchillos de la tensión que allí había. Shinichi se encontraba apoyado a la pared, con sudor frío, observando con ojos agrandados la escena que se le presentaba: Ran Mouri, su amiga de infancia, su compañera durante años, la chica que temía por sus patadas y que amaba con todo su ser se encontraba allí, a dos escasos metros, apuntando a Gin, uno de los miembros más temibles de la Organización, causante de todo su sufrimiento y el de otras muchísimas personas.

-¡¿Ran?! – exclamó él, observándola - ¡¿Q-Qué haces aquí?!

Ran giró levemente la cabeza hasta encontrarse con los sorprendidos ojos de Shinichi. Ella sonrió levemente, como si se hubiera olvidado de la situación que se encontraba – He… he podido escapar… - dijo ella entre temblor y temblor.

Gin observó la escena y sonrió con malicia. Movió poquísimo los pies en dirección a la chica, pero Shinichi percibió el ademán - ¡¡Cuidado!!

Ran inmediatamente volvió a apuntar a Gin con la pistola, haciéndole parar al instante, mientras le miraba furiosa - ¡¡Quieto!! ¡¡No te muevas!! – Ran apretó el gatillo temblando - ¡S-Si intentas algo, v-voy a disparar…!

Gin sonrió fríamente y sin previo aviso empezó a andar hacia Ran - ¡H-He dicho que…! ¡Dispararé! – Ran observó como los fríos y sangrientos ojos de Gin se posaban en los suyos. Muerta de miedo, le intentó apuntar lo mejor que supo - ¡Voy en serio…!

-¡¡Ran!! ¡¡Aléjate de él, rápido!! – Shinichi empezó a correr desesperadamente hacia ella, pero entonces algo le detuvo. Se oyó un ruido seco y ruidoso, silbante, haciendo que todos los presentes se giraran hacia la entrada de la estancia. Allí había dos oscuras siluetas, de las cuales una apuntaba firmemente con la pistola al joven detective, el cual empezaba a sentir el dolor del impacto.

Ran se giró lentamente hacia Shinichi, temiendo lo peor, esperando con cada fibra de sus ser que sus temores no fuesen ciertos. Pero nada más lejos de la realidad, Shinichi Kudo se encontraba apoyado a la pared, con su mano manchada de sangre haciendo presión al punto del impacto con sus últimas fuerzas, al estómago.

-Shi… - Ran, olvidándose por completo de Gin y de los dos nuevos intrusos, empezó a andar silenciosamente hacia él - ¡¡SHINICHIIIIIIII!! – Ran se tiró encima de él, el cual ya no podía tenderse en pies - ¡¿Estás bien, Shinichi?! ¡¡Shinichi, contesta!! ¡¡Shinichi!!

El joven entreabrió los ojos y sonrió con ironía – Esta escena… me resulta… familiar… - musitó él entre respiración y respiración.

Ran sonrió tiernamente mientras suspiraba; al menos podía hablar – Idiota…

Un nuevo disparo sonó, y este pasó fugazmente entre la cabellera de Ran, haciéndola ondular en el aire. Una bala se incrustó profundamente en la pared, a escasos centímetros de la chica.

-Perdón, ¿interrumpo algo?

La fría mujer de cabellos dorados entró en la habitación, aún aguantando firmemente la pistola en lo alto – Nos volvemos a encontrar, Sweet Angel – dijo Vermouth, mientras soltaba una fría carcajada.

Detrás de ella apareció Vodka, poniéndose al lado de Gin algo tocado – Señor, ¿está seguro que esa mujer ha hecho bien en dispararle? Le necesitamos para…

Gin le miró sonriendo – Ya no lo necesitamos – dijo simplemente. Vodka parpadeó y asintió, comprendiendo.

-¡¿Por qué lo has hecho, Sharon?! – exclamó Ran empezando a llorar, mientras se rompía un trozo de su camiseta y lo hacía servir de venda para el chico.

Shinichi parpadeó incrédulamente - ¿Sha…Sharon…?

Vermouth sonrió y bajó la pistola momentáneamente – Veo que ya no os puedo engañar más… Lo que no entiendo es cómo lo supiste, dear – dijo Vermouth, girándose hacia Gin. Él sonrió levemente.

-Tuve mis sospechas desde el principio. Al fin y al cabo, Sharon era nuestra antigua Vermouth, y me preocupaba el hecho de que hubiera desaparecido del mundo del cine durante tanto tiempo… Y luego apareces tú, como por arte de magia, reclamando derechos sobre la organización – ahora, para sorpresa de todos, fue Gin quien apuntó a la sorprendida Vermouth - ¿Qué es lo que en verdad quieres, Sharon?

Retomando la compostura, Sharon sonrió – Pensé que mi nuevo look haría que cierta persona tardara un poco más en encontrarme.

Vodka frunció el ceño - ¡Más te vale hablar clarito, miss! ¿A quién pretendes engañar, eh? ¡¡Contesta!!

Sharon le fulminó con la mirada – No veo por qué debo decírtelo, Hiroshi Tomohara – ella sonrió y Vodka frunció el ceño, rascando sus dientes.

Shinichi observaba la escena intranquilo. Cuando se acabara ese tema de conversación, el nuevo tema serían ellos y la manera más divertida de matarlos. ¿Qué hago…? ¡¿Qué hago?! No sólo yo estoy metido en esto, Ran también lo está… Si al menos ella se salvara, ¿pero cómo? Necesitamos un milagro… pensó él con amargor. No puedo darme por vencido, no hasta que Ran esté a salvo… tengo que pensar en algo…

-Shinichi, ¿estás bien…? – murmuró la chica al oído del joven detective, intentando que los demás no se dieran cuenta de que aún seguían allí.

Él asintió forzosamente – Ya me han disparado una vez, ya estoy acostumbrado… - añadió él con una sonrisa. Ran le miró aún más preocupada - ¿Cuándo fue eso? ¿Cuándo te…? – de repente se acordó, como si nunca antes lo hubiera sabido, que él era Conan Edogawa, el pequeño huésped. Y a Conan le dispararon una vez unos extraños hombres que comerciaban con animales, esa vez que fue de acampada con los pequeños Detective Boys…

Ran sacudió la cabeza, ahora no era momento de pensar en cosas banales, antes tenían que lograr salir de allí como fuera - ¿Q-Qué vamos a hacer, Shinichi…? – preguntó ella secándose las lágrimas.

Él la miró algo preocupado y luego observó a los hombres de negro, que seguían manteniendo una conversación para ajustar cuentas. De vez en cuando Gin les miraba de reojo para constatarse a él mismo que seguían allí y no habían escapado - ¿Ves… eso de ahí arriba…? – dijo Shinichi, apuntando con la mirada el conducto de aire que tenían encima suyo, a un par de metros de altura. Ran asintió disimuladamente – Y…Yo les distraeré, y tú te escabulles por aquí… Si encuentras algún teléfono, llama urgentemente a Hattori… seguro que ya tienen una baga idea de dónde estamos… No te hagas ver, y ten cuidado con las cámaras… ¿entendido…?

Ran negó con la cabeza con fervor, con los puños fuertemente agarrados - ¡No te pienses que voy a obedecer, no esta vez! O nos vamos los dos… o nos quedamos los dos… - dijo ella finalmente, mirándolo a los ojos.

-¡Vamos, Ran, n-no es momento de ponerse en plan héroe! ¡Vas a hacerme caso y vas a escapar con vida, y cuando salgas de aquí vas a pedir ayuda! Y-Yo estaré bien, tranquila – dijo él, sonriendo – No en vano soy el Holmes Heisei… ¿eh?

Ran iba a volver a negar con la cabeza, pero de repente notaron el silencio y las miradas de los tres hombres clavados en ellos. Gin se giró hacia Vermouth amenazante – Ya pasaremos cuentas después. Ahora… - Gin andó lentamente hacia ellos, cargando la pistola lentamente, como si quisiera verles sufrir lo máximo posible – Tenemos que encargarnos de estos dos… Tío Gin os hará un favor, y moriréis los dos juntitos, y al mismo instante – dicho esto, sacó otra pistola del cinturón tras la capa negra, apuntando a cada uno con una de ellas - ¿Las últimas palabras?

Maldición, maldición, maldición… - ¡Dejadla ir a ella! ¡No tiene nada que ver! – gritó Shinichi desesperadamente, olvidando el dolor de la herida y poniéndose de pies protegiendo con su cuerpo al de Ran.

-Ah-ah, yo no lo creo así – dijo moviendo las pistolas en signo negativo, y de nuevo apuntándoles – Muy viril por su parte, joven detective. Pero míratelo así, Kudo… - Gin sonrió con una mirada de loco – Los más grandes artistas se hacen famosos después de morir…

Shinichi apretó con más fuerza a Ran, desesperadamente, sabiendo que no tenía ninguna salida. Sólo veía una opción: tirarse encima de Gin a la desesperada, y aunque estuviera recibiendo miles de impactos de bala, intentar desequilibrarle, hacerle perder décimas de segundo que Ran aprovecharía para meterse en el conducto de ventilación.

-Di adiós – masculló Gin.

¡Necesitamos un milagro…! pensaron tanto Shinichi como Ran, cerrando los ojos sin querer percibir el universo que les envolvía.

Y, de repente, hubo una explosión. Todo el edificio entero tembló, de arriba a abajo, haciéndoles perder a todos el equilibrio. Las alarmas antiincendios se encendieron, y todo el edificio se sumergió en la más profunda oscuridad, a excepción del piso quinceavo, el cual había entrado en llamas.

¡Empezaré a creer en dios! pensó aturdido Shinichi, sin saber exactamente qué es lo que había ocurrido. Sin pensarlo un instante, y con fuerzas renovadas, tomó la mano de Ran y éste le indicó el conducto de ventilación. Ella asintió y ambos saltaron y se introdujeron en él, veloces como el viento.

Metros atrás, notaron como el sistema eléctrico de emergencia hacía su trabajo, iluminando brevemente las estancias; fue entonces cuando oyeron los gritos de ira de Gin, al comprobar este su ausencia.

Jodie marcó de nuevo el número de teléfono de Ran, pero nada, nadie respondía. Volvió a llamarlo una y otra vez, cada vez más preocupada, pero seguían sin responder. Suspiró hondo e intentó tranquilizarse; su acompañante, el conductor, Shuichi Akai, la iba mirando de reojo, mientras conducía el vehículo rápidamente a través de las urbanas calles de Tokio.

-¡¿Nakamori?! ¡Menos mal! ¡Soy yo, Saintemillion! – dijo Jodie, con el móvil pegado a la oreja - ¡Sí, eso mismo, la que te ayudó! ¡Escúchame, pásame urgentemente con Mouri!

Hubo un pequeño silencio, y Jodie palideció - ¿Q-Que la han secuestrado a ella también…?

Shuichi la miró con los ojos abiertos - ¿Y Kudo…? ¡¿Aún sigue ahí?! – Jodie se quitó las gafas y se puso su mano en su frente, intentando calmarse – Bien, comprendo. ¿Está Hattori o Haibara por ahí? – preguntó, sabiendo que los que estaban mejor informados de todo eran ellos. Aoko asintió y Heiji se puso al teléfono.

-¿Es usted Jodie Saintemillion? – preguntó él, arqueando una ceja - Ah, la agente del FBI, ¿no? – dijo él, sacando al codo por la ventanilla del coche - ¿Qué ocurre?

Jodie miró al horizonte, más allá de los peatones y los semáforos – Tenemos información importante.

Al otro lado del teléfono, Heiji pareció interesarse - ¿Cuál?

Jodie entrecerró los ojos, con rabia contenida – Chris Vineyard, Vermouth como la llaman dentro de la Organización, es en realidad Sharon Vineyard, la 'teórica' madre de Chris Vineyard…

-¿Cómo? Chris es la que secuestró a Neechan cuando rescatamos a Aoko, ¿no? – Heiji intentó hacerse un lavado de cerebro y empezar de nuevo; era mucha información de golpe en tan pocas horas – Bien, ¿y dices que una mujer de treinta y tantos años podría ser en realidad una retirada de unos cuarenta y tantos…?

-En realidad tiene veintinueve – apuntó Jodie – Y hoy en día, con las técnicas de cirugía estética, todo es posible. Ahora escúchame bien, ¿dónde estáis? Nadie respondía al teléfono de la central…

Heiji respondió observando la carretera con preocupación - ¡Nos dirigimos al cuartel base de la organización! Deme el número de fax que tiene el coche y le envío la localización exacta. Tenemos noticias de que Neechan y Kudo se encuentran ahí, y hemos maquinado un pequeño plan para darles unos minutos…

-5896578. ¿A qué plan te refieres, Hattori? – preguntó interesada Jodie, mientras recibía el mapa y situación por fax que Heiji le acababa de enviar. Se lo pasó a Shuichi y éste puso rumbo hacia allí - ¡¿Cómo?! ¡¿Quemar el edificio?! ¡Pero…! Bien, entiendo… sí, nos veremos allí – Jodie colgó y respiró profundamente, preocupada – Insensatos… espero que salga bien.

-¿Este es el cuartel base de la organización? – preguntó maravillado Shuichi, observando de reojo el plano. Jodie asintió con la cabeza, mirando con brillo en los ojos más allá, como si imaginara una ruta imaginaria entre ella y el edificio, deseosa de llegar hasta él.

-Tengo una corazonada – dijo Jodie finalmente, sonriendo – Sharon estará allí.

-¡Es ese! – exclamó Megure, señalando un edificio a un radio de dos kilómetros. A su alrededor había un pequeño y frondoso bosque, y alrededor de éste un sinfín de edificios abandonados. Le distinguieron entre los demás por el simple hecho que en uno de sus pisos emergía un oscuro y contaminante humo, e incluso podían empezar a ver lo que era el principio del incendio.

-¡Date prisa, Sato! – gritó Megure, observando el escenario.

-¡Voy todo lo rápido que puedo! – exclamó ella apretando aún más el acelerador de su coche rojo - ¿qué vamos a hacer cuando lleguemos, inspector? – preguntó ella algo dudosa.

Megure posó la vista fijamente al edificio, pensando – Los bomberos estarán al caer, y nosotros no tenemos suficiente potencia como para llegar a un fuego de un quinceavo piso con nuestras mangueritas, por lo que lo único que podemos hacer es rodear el edificio e ir capturando gente a medida que salgan de él. Los bomberos ya están en camino.

Sato asintió en silencio. Takagi, a espaldas suyas, la observó. No podía entender cómo podía estar tan tranquila en un momento así. A su lado, Shiratori también pensaba en ello. Por un momento ambos se miraron y echaron chispas, sabiendo que su acompañante pensaba lo mismo que él, y en silencio lucharon para saber cuál de los dos terminaría con Miwako.

-¿Sí? Habla Megure – dijo Megure, cogiendo el móvil que acababa de sonar - ¡Ah, Hattori! ¡¿Qué?! ¡¿Chris Vineyard es Sharon Vineyard?!

Sato, Takagi y Shiratori escucharon con cautela. Al parecer la cosa empezaba a complicarse. Sato miró al frente, decidida. Había cosas que no entendía, como por ejemplo el por qué de la búsqueda desenfrenada de Jodie hacia Sharon. ¿Y qué pintaban dos agentes del FBI en Japón? ¿Es que la Organización también estaba en los Estados Unidos? ¿O es que era allí donde residía antes algún conocido de ella y que fue asesinado por Vermouth? No lo sabía, y ciertamente había demasiadas cosas que no sabía.

Kazuha miró algo preocupada a Heiji, y él también la miró algo preocupado. Kazuha giró la cabeza hacia la izquierda, donde se encontraba Aoko apoyada a la ventanilla, y Heiji hizo lo mismo con la derecha, donde se encontraba Kaito apoyado también a la ventanilla. Los dos jóvenes de Osaka se miraron de nuevo y resoplaron. Aunque no tenían ni idea de qué les había ocurrido, lo cierto es que les hacían estar a una situación un tanto embarazosa.

Aunque eso parecía no importarle a Kogoro Mouri, que iba al volante, y que seguía las instrucciones de Eri Kisaki, la abogada, que le iba indicando desesperadamente cada metro de camino.

-¡Por dios, ¿cómo se puede ser tan corto?! ¡¿Es que no ves ese edificio?! ¡¡Es allí, estúpido zopenco!! – exclamó Eri, señalando por enésima vez el edificio – ¡Sólo sigue a Megure y listos!

-¡Idiota! – contrarrestó Kogoro - ¡Ya no están en campo de visión!

-¡Porque, a diferencia de ti, Sato aprieta el acelerador, cosa que sería recomendable que hicieras! ¡¡Te recuerdo que Ran está en peligro!! ¡¡Date un poco de prisa!!

Kogoro frunció el ceño - ¡Cállate, estúpida cocinera de pacotilla, eso lo sé muy bien! ¡Y yo estoy metido en esto mucho antes que tú!

Eri se lo quedó mirando y giró la cara hacia delante, sin decirle nada ni hacer nada. Kogoro la miró de reojo ¿No se rebota? Qué extraño. ¿La habré ofendido? Ya ves, sólo he dicho la verdad… ¿no?

Kazuha se los quedó mirando y se acercó a Heiji – Otros que también están peleados…

Heiji asintió con frustración – Eso creo. Qué extraño, por alguna vez no somos nosotros los que estamos enfadados, ¿eh? – añadió él divertido.

Kazuha frunció el ceño – Aho, que sepas que aún me acuerdo de que fingiste haber muerto. Aún estoy enfadada, sólo que eso te lo haré saber después, cuando todo esto haya terminado. Hasta entonces, haré como si nada – puntualizó ella, mirando al frente.

Heiji sonrió nerviosamente – Oh, vamos, ya te lo dije, ¡fue culpa de ese hombre, que al último momento me golpeó y…!

Kazuha, ignorándole, frunció el ceño – Ya, ya…

-Hombres, son todos unos mentirosos – murmuró Aoko, con la mirada perdida. Kazuha se giró hacia ella sorprendida y asintió con devoción.

-Mujeres, arriesgas la vida por ellas y aún se enfadan – murmuró Kaito, frunciendo el ceño. Heiji parpadeó y le dio la razón.

Metros delante, en el escarabajo amarillo del doctor, el ambiente que se respiraba no concordaba mucho con el de la situación. Los Detective Boys, sentados detrás, cantaban animadamente, como si de picnic se fuesen. Agasa, delante, se le caía una gotita mientras conducía ligero. Ai los ignoraba como siempre, aún con el ordenador en manos.

-¿Cómo va, Ai…?

Ella sonrió – He decidido darles más tiempo entre el primer apagón y el incendio final – musitó la chica. Aún no se podía creer por qué, minutos antes, al salir de la comisaría, le pasó por la cabeza ese cruel pensamiento. El de querer adelantar el tiempo, complicando más así las cosas a Kudo y a Mouri. Durante un brevísimo momento, tuvo ganas de hacerles la vida imposible, de aniquilarlos, de que la dejaran tranquila… Estás actuando como una estúpida egoísta que… Ai sonrió tristemente …Que no admite su propia derrota…

Ai cerró los ojos y los volvió a abrir, apartando esos pensamientos de su mente. En compensación con ella misma y con Kudo y Mouri por lo que estuvo a punto de hacer, había decidido esperar hasta el límite. No era bueno dar el golpe de gracia muy tarde, porque cabía la posibilidad que los de la Organización que manejaban esto pudieran retomar el control, y en dicho caso le sería imposible volver a crear otro cortocircuito.

Agasa observó con detenimiento el edificio que tenían a diez metros de distancia, entre árboles y plantas salvajes – Si hay un incendio, todo esto se va a quemar… Niños, no os mováis de aquí, ¿entendido? – dijo severamente Agasa a los tres pequeños, los cuales asintieron como si fuesen adultos.

Agasa y Ai salieron del coche, mientras Ayumi, Genta y Mitsuhiko se quedaban a dentro para estar más seguros. Vieron cómo la gran columna de humo se iba propagando más y más.

El inventor frunció el ceño, preocupado. A su lado se encontraban ya un montón de coches patrulla y policías que empezaban a envolver el edificio, mientras otros grupos entraban en él. Detrás suyo, el coche de Kogoro llegó derrapando. Ahora ya estaban todos.

Se encontraban en un pequeño conducto, de apenas un metro cuadrado, nada iluminado, exceptuando la tenue luz que se filtraba cada diez metros aproximados por unas diminutas rejillas en el suelo que debían conducir a las distintas salas.

Se respiraba un aire contaminado y cargado. Algo estaba yendo mal, no para ellos, sino para la organización, ya que el sistema eléctrico principal aún no había reemplazado al de seguridad, y eso les beneficiaba, porque aún tardarían varios minutos, quizás horas, para que las cámaras de vigilancia, alarmas y demás cosas volvieran a funcionar.

Andaban a cuatro grapas, lentamente, para intentar no hacer ningún ruido sospechoso. Hacía apenas cinco minutos que llevaban huyendo, y ya se habían encontrado con siete bifurcaciones. El sistema de ventilación del enorme edificio era bastante extenso, y eso también jugaba a su favor, porque les sería más difícil a los demás saber por dónde se habían infiltrado.

Pero… Shinichi, que iba delante, se paró un instante y tras decidirlo tiró hacia la izquierda. Ran le seguía muy de cerca, mirando constantemente hacia atrás y procurando no hacer ruido Pero será cuestión de unos pocos minutos más que todo el edificio nos busque, y lo primero que mirarán serán los conductos de ventilación. Tarde o temprano nos encontrarán…

Ran, desde atrás, cogió tímidamente el pantalón del chico para pararle -Sh…Shinichi… Me…me estoy mareando… - dijo ella, tapándose la boca para intentar que sus tosidos no hicieran ruido.

El joven detective frunció el ceño y chirrió los dientes. Él también empezaba a marearse; no podían estar mucho rato más así. Además, corrían el riesgo de que la organización pusiera todo tipo de gases venenosos en los conductos de ventilación. No, no lo harán… pensó él recapacitando Si lo hicieran, los gases también se filtrarían por las rejillas y ellos… ¡mierda! Shinichi cerró los ojos, recordando que ellos seguramente tendrían mascarillas anti-gas. De nuevo se giró hacia la atemorizada Ran, la cual empezaba a toser más y más – Aguanta, cuando veamos una sala segura bajaremos y nos esconderemos allí.

Ran parecía algo preocupada - ¿Y…cough-cough…y luego…?

Shinichi evadió la pregunta y le dio un pañuelo – Toma, póntelo de bandolera, así te irá mejor – Ran asintió sonriendo y se lo ató, y ciertamente iba mejor. De nuevo empezaron a andar.

-Shh – el joven se giró hacia Ran en silencio y se puso un dedo a los labios. Ran asintió gravemente, sabiendo a qué se refería. Shinichi avanzó unos metros más hasta encontrarse con la rejilla siguiente. Con unos centímetros de prevención, observó silenciosamente qué es lo que había a la sala de abajo. No había mucho movimiento, por no decir ninguno. Y era una habitación pequeña, oscura y con una ventana. Seguramente estaría en desuso. Lo meditó un instante: no tardarían en encontrarlos si seguían vagando sin rumbo, así que debían ir escondiéndose hasta que llegase alguna ayuda… Un momento, ¿qué ayuda? Ese tendría que ser nuestro principal objetivo, pedir ayuda, pero… ¿con qué? ¿Con señales de humo…?

-Humo…

Ran miró a Shinichi, el cual se había quedado estupefacto mirando a la nada - ¿Shinichi? ¿Qué…?

-¿No hueles algo…?- dijo él, mirando a través de la rejilla. Ran no contestó. El joven se apresuró y destapó silenciosamente la rejilla; era algo pequeña, pero con esfuerzos logró pasar. Tuvo que dar un pequeño salto, y luego se puso de pies para ayudar a bajar a una sonrojada Ran. Se encontraban ya en la pequeña habitación, y sin lugar a dudas había un olor extraños que les rodeaba.

Ran empezó a toser - ¿Crees que nos han descubierto…? – dijo ella como pudo, apoyándose a la pared para descansar.

Él negó con la cabeza – Esto no es gas. ¡Es humo! Y si mis deducciones no fallan… - el joven detective se dirigió a la ventana y sacó un poco la cabeza por ella. La primera impresión que tuvo era que se encontraban mucho más alto de lo que creía; debían estar en los últimos pisos, tal vez en un 16 o 17. Pero toda su atención fue captada por la enorme columna de humo que salía de uno de los pisos que había por debajo de ellos a otra cara del edificio; y pese a estar pisos más arriba y en otra cara, el humo empezaba a notarse cada vez más y más, dificultándoles la respiración. Pero había algo que también le preocupaba, ¿de dónde salía ese humo? ¿Había habido algún incendio? Esto sí que es un golpe de… ¿suerte? Por un lado, tienen una preocupación más, pero por otro lado, así no podremos huir…

Ran cogió una caja y al igual que él se puso a su lado para observarlo todo – O-Oye… - dijo ella, después de que él le dijera lo del incendio; tímidamente señaló un punto abajo - ¿Esos de allí no son…?

Shinichi sacó lo máximo de cuerpo que pudo y observó. Aunque se encontraban a mucha altura, lo vio perfectamente: ¡eso era un coche patrulla! Y no sólo uno, cada vez iban llegando más y más. Y también vio el escarabajo amarillo del profesor, el lustroso coche rojo de Sato y compañía… Alrededor del edificio había un montón de policías que estaban capturando a gente que salía del edificio en llamas.

-¿Qué está pasando? – preguntó Ran sin entender.

Shinichi se giró hacia ella sonriendo – Nos han encontrado.

La joven sonrió aliviada y miró hacia abajo de nuevo. Después de tanta pena y sufrimiento, parecía que el sol finalmente les iluminaba - ¡Seguro que están todos allí! ¿Y si les hacemos alguna señal? – preguntó ella, buscando algún tipo de papel o pancarta que hubiese en la sala.

Sin embargo, Shinichi negó con la cabeza rápidamente – Sería demasiado arriesgado, y las probabilidades de que lo vean son una entre un millón. Ellos ya saben que estamos aquí, y seguro que ya han enviado gente para buscarnos. Pero…

Ran vio como su rostro se ensombrecía - ¿Pero? – preguntó ella preocupadamente.

El joven saltó del apoyo y cerró la ventana para que no entrara más humo; luego se apoyó a la pared cruzándose de brazos – Pero no tenemos escapatoria.

La chica de cabellos largos palideció y le miró con cara de circunstancias. Él bajó la cabeza intentando concentrarse, pero no se le ocurría ninguna idea. El único caso semejante a esa situación fue esa vez que se encontraban en ese rascacielos, en el que los hombres de negro produjeron un incendio cortándoles la salida, y esa vez él, siendo Conan, saltó con Ran atados con una manguera antiincendios, y luego, cuando volvió con los Detective Boys, salieron del edificio con un coche, saltando a la piscina del edificio contiguo.

Pero esta vez no es como la otra vez. Aquí no hay ningún edificio al lado, sólo árboles; el edificio más próximo está a unos diez o quince metros, y si saltásemos hacia abajo podríamos quemarnos… Sólo veo una opción, esperar y confiar con que ellos apaguen el incendio y que nos rescaten. ¡Pero no puedo dejar huir a Gin o a los demás! Seguro que este edificio tiene pasadizos subterráneos por donde podrán escapar… y entonces volverán a atacarme, o a atacar a los que me rodean el joven miró preocupado hacia Ran, la cual tenía la vista perdida al suelo Mierda, mierda… no puedo ir tras ellos, porque Ran estaría en peligro… pero si les dejo huir, tarde o temprano volverán y… La opción que queda es que ella se quede aquí, pero sería arriesgado, y ellos la podrían encontrar… ¡¡Maldición, no sé qué hacer!!

Ran le miró algo preocupado - ¿O…Ocurre algo…? – preguntó ella tímidamente.

Él negó con la cabeza lentamente, dejándola aún más preocupada. No sabía cómo ayudarle, y tampoco sabía cómo podrían huir de aquí – Shinichi, yo…

Ran paró súbitamente y Shinichi alzó la cabeza. Ambos miraron hacia la ventana, donde empezaban a alzarse grandes focos desde abajo. Y entonces oyeron algo:

-¡¡Kudo, neechan, aguantad, ahora venimos!!

Fin del cap.14

CONTINUAR

Notas de Autora:

¡Hola! Feliz Año Nuevo a to2 Este es el primer capítulo que termino del año 2004, qué bien, qué bien… o La cosa empieza a ponerse interesante, neh? Se acercan los últimos capítulos (o no, quién sabe…), por lo que escribo un poco más lenta que antes, ya que los finales no son mi fuerte y me lo repaso un poco mejor (no quiero que me salga un final simplón para mi queridísimo fic ùú). Espero que os haya gustado este capítulo y que me sigáis apoyando como hasta ahora nn Muchas gracias a todos por apoyarme y animarme tanto, domo arigatô, de verdad.

Y ahora comentaré algunas cosas del capítulo: lo que le dice Gin a Shinichi, eso de que la mayoría de artistas se hacen famosos después de morir, supongo que os habrá sonado a muchos, ¿verdad? ¡Pues síiiiI! Es lo que le dice Conan al final del primer encuentro con Kaitô Kid. Otra cosa que comentar del capítulo es la escena esa del incendio en que se encontraron Shinichi (siendo Conan) y Ran. Hace referencia a la quinta película de Dtve Conan 'Countdown to heaven'. Si os queda alguna duda, escribidme! Mi mail ya lo sabéis, cinturo3xl.net

Especiales gracias a Tantei Ran, Azalea, Jess, Kazu, Sherry, Miruru, Ran-Haibara, Ralfa, Shiku, An-neechan, Det.Hitomi, Arzainer, Rut, y a todos los que os pasáis por mi foro y me enviáis mails

Este capítulo va dedicado a Jess. Si te ha gustado este capítulo te lo dedico wapa

Feliz año nuevo a to Dios!

CiNtUrO-cHaN (AKA Cintu :P)

04··Enero··04

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