() Detective Conan es propiedad intelectual de Gosho Aoyama-sensei y de todos sus distribuidores. Este fanfic no está hecho con ánimos de lucro, por eso no me considero violadora de ninguna ley.

Shinichi le puso un dedo en los labios y Ran calló al instante, sin querer tampoco proseguir con esa discusión. Ambos reanudaron la marcha a paso ligero. Si sus cálculos no fallaban, se encontraban ya cada vez más y más cerca del último piso del edificio. Shinichi se acercó a una de las ventanas que había al pasadizo donde se encontraban, la abrió y miró hacia abajo. Esta vez, Heiji y los demás se encontraban en el lado derecho, contrariamente a donde se encontraban antes, aunque los que se habían movido habían estado ellos, y no los de abajo – Bien, vamos a ver – el joven detective, ayudado por Ran, sacó prudencialmente parte de su cuerpo y miró hacia arriba. Y cuál fue su sorpresa al ver que se encontraban ya en el penúltimo piso - ¡Ya casi estamos, Ran! Y el helicóptero estará al caer… ¡un poco más!

Ran asintió felizmente, con las esperanzas renovadas. Encontraron muy fácilmente las escaleras que les conducirían al último piso, y empezaron a subirlas de dos en dos, cuando de repente apareció una sombra metros más atrás, sin que ellos se percibieran de ella. Se oyó un ruido muy diferente a los demás, y Shinichi cayó al suelo sin saber por qué, sólo notando un gran dolor a su hombro izquierdo. Ran se giró y observó horrorizada cómo alguien acababa de disparar al detective, el cual estaba cayendo lentamente dejando caer diminutas lágrimas rojas. Se oyó un ruido de pasos, y finalmente, con una sonrisa triunfal, alguien hizo aparición: Vodka.

"The case of the mystery APTX 4869"

A Great Detective of Love Fanfic,

bye CiNtUrO-cHaN

Archivo XVI: - Peligrosa sinceridad

Una nueva unidad antiincendios del cuerpo de policía del Cuartel General de Tokio hizo aparición en el descampado. El denso humo que, pese a que estaba metros más arriba, empezaba a notarse a pie del edificio. La gente que trabajaba más cerca del edificio empezaba a ponerse las máscaras, seguidos por los policías que iban arrestando, uno tras otro, miembros de la organización que terminaban por escoger la opción de la rendición a la de estar más tiempo en ese edificio contaminado. Había otros que intentaban escapar, pero tras algunos esfuerzos los iban inmovilizando.

Kazuha miraba hacia arriba con preocupación, sosteniendo con fuerza su amuleto disimuladamente; pese a que fuese un amuleto de protección de ella y Heiji, por hoy haría una excepción: la situación era cada vez más crítica. Su amiga, Ran, y su chico, Shinichi, se encontraban allí desde hacía demasiado rato sin dar señales de vida. La nota que les habían mandado había causado emoción, y todos tuvieron nuevas esperanzas. Ahora la gente se movía más alentadoramente. Pero ella seguía preocupada.

Un tacto frío como el polo norte rozó su cuello, causándole un gran escalofrío. La muchacha se giró enfadada para encontrarse con la divertida cara de Heiji, el cual le estaba enseñando un refresco.

-¡Heiji! – exclamó ella con el ceño fruncido - ¿Crees que este es un BUEN momento para hacer ESTO? – dijo ella, tomando el refresco refunfuñando. Él la ignoró y se sentó en el capó del coche de policía que había allí al lado. Kazuha le imitó - ¿Cómo crees que estarán…? – dijo ella taciturna, mirando hacia arriba, con el mentón alto. Heiji quitó su máscara feliz y adoptó la faceta más madura.

-Bien, estarán bien. Kudo es una fuente inacabable de ideas… no temas por ellos. Yo me preocuparía más por los daños que puedan sufrir los miembros de la organización a mano del kárate de neechan y las pelotas de Kudo…

Kazuha se giró roja hacia él - ¡¿PE-PELOTAS?!

Heiji parpadeó incrédulamente y también enrojeció - ¡¡N-NO!! ¡¡Me refiero a pelotas de fútbol…!!

Ella aún se quedó más pensativa - ¿Y para qué iba él a…?

-¡¡Aaaah, da igual, olvídalo!! – dijo él, intentando apagar el tema que inconscientemente había sacado. Aunque, de todas maneras, ahora Kudo no tendría ese invento suyo de sacar las pelotas del cinturón (NA1). Y dudaba que pudiera servir contra pistolas de verdad.

No pasa nada, Kudo sabe dominar la situación. Todo ir

-¡¡CUIDADO!!

…¿bien…? Heiji notó que un extraño polvo, mezclado con hollín, caía de arriba. Lentamente miró hacia arriba y sus ojos se ensancharon.

-¡¡APARTAOS DE AHÍ!! – gritó de nuevo la voz de Sato, intentando alertarlos.

Heiji observó con la mirada perdida cómo un enorme bloque de piedra se desprendía hacia ellos, seguramente causado por una nueva explosión y seguida de un desprendimiento. Pero eso no tenía importancia ahora… Todo pasó lento, lento… muy lento. La sombra de la gran masa ya empezaba a aparecer debajo de ellos y del coche patrulla. Entonces la imagen de Kazuha pasó fugaz por su cabeza, y justo cuando se giraba hacia ella para empujarla, vio que ella se le adelantaba, le cogía por la muñeca y con un impulso giratorio, le hacía salir de la sombra donde iba a derrumbarse en breves décimas el bloque de cimiento, que aunque ser pequeño, podía ser mortal.

Heiji vio cómo él, a medida que giraba por el impulso de la chica, iba saliendo de la 'sombra', y Kazuha iba adentrándose más y más, como haciendo un círculo invisible.

-A…apártate… - musitó él, más como pensamiento y ruego que como frase. Pero ella no le escuchó. Los segundos pasaron como segundos de nuevo, y un gran y estruendoso ruido se oyó. Una gran ola de polvo se precipitó sobre ellos; el coche seguramente habría quedado totalmente destrozado, pero... ¿y…?

-¡¡KAZUHAAAAAAAAA!! ¡¡KAZUHAAAAAAAAAAAAAAAA!! – gritó Heiji desesperadamente, alzándose de nuevo y corriendo hacia la nube de polvo, moviendo los brazos intentando disipar en vano el polvo - ¡¡RESPONDE, KAZUHA!! ¡¡KAZUHAAAAAAAAAA!!

-¡¡Vamos, ayudadle!! – exclamó el inspector Megure, que acababa de llegar allí junto con Sato, Takagi y Kogoro. Agasa apartó a los pequeños de allí por riesgo a un nuevo derrumbamiento. Una ambulancia que estaba parada allí en espera se adelantó fugaz hacia la zona del derrumbamiento, y de ella salieron hombres con la camilla preparada ya. Eso aún causó más pánico a Heiji. Negó con la cabeza y siguió rebuscando entre los destrozos, cuando de repente oyó un pequeño ruido proveniente de un movimiento leve de rocas. Guiado por su oída, llegó con bastante trabajo hasta la parte delantera del coche, la cual estaba casi toda cubierta por un gran bloque de piedra; y allí, debajo de ese bloque, se encontraba Kazuha, inmóvil, con la barriga al suelo. Heiji notó que empezaba a entrar en trance… Eso no podía, simplemente no DEBÍA estar pasando. ¿Cómo habían llegado a esa situación? Debía ser ÉL y no ELLA el que tenía que estar allí debajo.

Rápidamente se dirigió a su lado, intentando ver a través del polvo. Lo primero que hizo fue intentar ver su estado. Y era lamentable. Sangre aquí y allá, rasguños por todo el cuerpo… y ella, que no abría los ojos. Heiji se sentó a su lado, y con cuidado la puso encima de él, moviéndola como si fuera una muñeca de porcelana que fuera a romperse con un golpe brusco – Kazuha… ey, Kazuha…Vamos, no me hagas esto… no bromees conmigo… - Heiji la miró, pero ella seguía con los ojos cerrados, con la cara pálida y la expresión neutra. Sintió un terrible frío dentro de él – Ka-Kazuha… despierta… va-va-vamos… - Heiji se sorprendió a sí mismo: estaba temblando. Del miedo que sentía, temblaba. Tenía miedo de la realidad, miedo de que esta vez no fuese una broma, culpa de no ser él el que estuviera en esa situación, miedo a perder lo más preciado en su vida.

Heiji entrecerró sus ojos, mientras la estrechaba contra sí mismo. Y sin que él se diera cuenta, Kazuha abrió un ojo y le miró de reojo, sonriendo Jujuju, Heiji… esta será mi pequeña venganza… Pero bueno, creo que me estoy pasando un poco… Kazuha abrió ambos ojos, esperando que Heiji se diera cuenta que estaba sana y salva, aunque él aún no se había dado cuenta, siguiendo en sus pensamientos.

-Lo siento… - susurró el chico, como si hablara para él sólo – Lo siento tanto… Kazuha, estúpida… eres una… estúpida… - Heiji se quedó un momento en silencio y luego negó silenciosamente con la cabeza – No… el estúpido soy yo… por permitir siempre que pasen estas cosas; ya pasó una vez, esa vez en aquel bosque… (NA2) y ahora ha vuelto a suceder, exactamente igual…

El joven la apretó más contra sí. La joven de Osaka se había quedad tiesa y roja, sin reaccionar. Sabía que debía decirle algo, pero tenía las cuervas vocales paralizadas.

-Kazuha… sé que me puedes oír… sé que eres una chica fuerte y que estás viva… Kazuha, escucha, yo siempre… - la chica notó que su corazón iba a mil por hora; sin embargo el detective de kansai, con el corazón parado, ya casi no sentía nada – Yo siempre te he querido, Kazuha…

Los ojos de la chica se engrandaron. De repente notó como el agarre del joven de Osaka cedía, como si ahora que había hecho el gran esfuerzo la dejara marchar…

-Hei…ji… - susurró la chica de Osaka, subiendo la cabeza –roja- hacia él.

El joven abrió los ojos y la miró sin comprender - ¡¿Ka-Kazuha…?! ¡¡Es…Estás viva…!! – exclamó él con cara de pasmado, mirándola como si fuera la primera vez que la mirase. La chica notó cómo la vergüenza se apoderaba de ella.

-Heiji, yo… lo siento… - a medida que hablaba, el humo se fue disipando rápidamente, y Heiji pudo ver que entre el bloque de acero que había caído en el coche y el suelo había un metro de altura, sitio donde afortunadamente había caído Kazuha, causando una especia de ilusión óptica que pareciese que el bloque había caído encima de ella, cosa totalmente falsa.

La cabeza de Heiji pensó todo eso y más, aún flipando. Pero entonces había algo que no cuadraba: si había estado bien todo el rato, ¿por qué…?

La respuesta llegó al instante: Kazuha curvó nerviosa los labios, alzando ambas manos juntas como pidiendo perdón – Yo sólo… quería vengarme un poquito…

El detective de kansai se la quedó mirando, en blanco, con los ojos ensanchados – Pe…pero tú… estabas… despierta… - titubeó él.

Kazuha asintió, roja.

-Pero entonces… lo has oído…

Kazuha asintió, roja.

Hubo un silencio incómodo. Kazuha aguardaba a que él dijera que todo había sido una broma, que él sabía perfectamente que estaba fingiendo, y que como contrapartida había fingido esa declaración para vengarse. Heiji también pensó en esa opción, y justo cuando la chica de Osaka ya se estaba viendo discutir de nuevo con él, el joven se alzó dolorosamente y le tendió una mano para ayudarla a ponerse en pies – Bueno, ahora ya lo sabes – dijo simplemente, cogiéndole la mano y levantándola.

La chica frunció el ceño sin entender, con los pómulos sonrojados, y justo cuando le iba a preguntar el significado, el VERDADERO significado de la frase, un montón de gente les aprisionó y devoró a preguntas, mientras un montón de médicos inspeccionaban a la sorprendida pero, a su misma vez, infinitamente feliz Kazuha.

El joven detective de kanto se apoyó dolorosamente a la pared, evitando así una caída por las escaleras. Ran rápidamente se dirigió hacia él, preocupada, cuando desde el rincón del corredor, metros más abajo, apareció la sonriente y malévola figura de Vodka, la mano derecha de Gin, sosteniendo una pistola y apuntándoles.

Shinichi se recobró rápidamente de la sorpresa, pero desgraciadamente no sucedió lo mismo con el dolor; notó que el hombro izquierdo le quemaba, y el brazo izquierdo cayó, inerte. Una gran mancha roja había aparecido al hombro del detective. Ran lo miró asustada, y luego miró asustada también hacia el hombre que acababa de venir.

-Creíais que podríais huir de aquí sin más – dijo Vodka lentamente, apuntándoles a ambos con la pistola, alternando uno y después el otro; el ruido de sus zapatos italianos iban haciendo eco, y junto con el ruido de las llamas, cada vez menos lejanas, impregnaban esa atmósfera – Pero hasta aquí habéis llegado…

-Ja – Shinichi recobró la compostura, y con su mano derecha haciendo presión en su hombro herido, se puso derecho de nuevo, exactamente entre Vodka y Ran – Nosotros al menos tenemos posibilidades de escapar; en cambio, la única solución que te queda es morir chamuscado o entregarte a la policía y permanecer el resto de tus vidas en la preciosa cárcel… - dijo el joven, con una sonrisa burleta.

Por un momento, Vodka crujió los nudillos, pero a posteriori se controló, sonriendo – Hum, no te servirán tus trucos conmigo. Puede que a mí no me queden muchas alternativas, pero me han contado que los muertos no pueden huir por helicóptero… - añadió él, apuntándoles de nuevo. Shinichi sin pensar se apretó más con el cuerpo de la chica, para reducir las posibilidades que un desviado disparo arremetiera contra ella.

-Shi…Shinichi… - murmuró ella al oído del detective.

-Shh – dijo él rápidamente; Ran le miró preocupada, y entonces vio cómo el joven detective miraba, en un tiempo brevísimo, la salida de las escaleras superiores. Ran miró al joven detective de nuevo y él la miró con ojos penetrantes llenos de decisión; entonces Ran asintió, comprendiendo.

-¿Qué murmuráis…? Ah, estáis diciéndoos adiós… - se burló el hombre de negro, apuntándoles de nuevo – En fin…

Shinichi miró a los ojos (o a las gafas) del hombre, esperando el momento justo; no podía equivocarse: tenía que ser en el momento preciso, puesto que una décima antes o después podría ser vital para él.

Vodka puso el dedo en el gatillo y empezó a hacer presión.

-Decid…

Ran respiró para intentar calmarse, y miró a las escaleras de nuevo. Notó como por detrás, el joven detective le empezaba a hacer presión con la mano ilesa, la derecha, dirigiendo su cuerpo levemente hacia la salida. Ran se puso un poco roja, pero rápidamente volvió al mundo real.

-¿Preparada…? – musitó Shinichi, prácticamente sin mover los labios; Ran asintió disimuladamente desde atrás.

Vodka sonrió con malicia – Adios…

Bang.

En el preciso instante en que se produjo el disparo, ambos jóvenes saltaron hacia la izquierda, donde subían las escaleras, y justo cuando se disponían a subir por ellas pitando, notaron algo extraño. Vodka no decía nada, y no había hecho ningún ruido. Además, ese disparo… ambos habrían jurado que no venía de delante, sino de atrás…

Shinichi, para sorpresa y temor de Ran, volvió a bajar las escaleras y para sorpresa suya se encontró el cuerpo inerte de Vodka, tirado atrás, con un disparo en el corazón. Muerto, Vodka estaba muerto.

-¿Pero qué…? – Shinichi frunció el ceño - ¡No me digas que…!

-¡¡SHINI…!! ¡¡Mmmm…!!

El joven detective se giró rápidamente y volvió a subir las escaleras, donde se encontraba Ran junto, tal y como suponía, al hombre que realmente había matado a Vodka desde sus espaldas, sin que ellos se enterasen; el mismo hombre que ahora sujetaba a la indefensa chica, tapándole los labios con su grande mano, y con la otra agarrando los dos antebrazos de la chica, inmovilizándola.

Los ojos de Shinichi se engrandaron te terror.

-Nadie salvo yo tiene derecho a matarles… - escupió Gin, con la más fría de las sonrisas, mirando al cuerpo de su inerte excompañero. Acto seguido su mirada pasó a los fríos ojos del detective – Hola de nuevo, Shinichi Kudo. ¿Os vais sin despediros? Qué mala educación.

La silueta se movió ligeramente a través de los pilares caídos envueltos en llamas, intentando evadir el caliente elemento. Con una mano en los labios, pintados finamente de color rojo pasión, intentaba inspirar menos monóxido de carbono, tarea realmente difícil. De repente llegó a su destino: una pequeña habitación, con una mesa, dos armarios y una silla; pero no le hacía falta nada más. Sólo buscaba…

-Aquí estáis… - musitó Vermouth, cogiendo los papeles que habían guardados en lo alto del segundo armario con delicadeza. Eran unas veinte impresiones, y cada hoja estaba escrita por ambos lados, llena de nombres en extraños lenguajes – Venid con mamá.

Entonces la mujer oyó unos sonoros pasos de zapatos con tacón; rápidamente se giró para verle la cara al intruso, y se quedó boquiabierta – Tú…

La otra figura sonrió – Hola, Vermouth. Cuanto tiempo…demasiado – dijo la otra mujer, empuñando una pistola hacia el miembro de la organización – La otra vez dejamos las cosas a medias… y una perfeccionista como yo, no las soporta estas cosas… así que terminemos cuanto antes, a poder ser antes que todo esto caiga… - dijo, señalando las paredes ya derrumbadas.

-Oooh, y pensar que antes eras tan y tan inocente… Jodie-'sensei' – dijo Vermouth, girándose toda hacia ella y cruzándose de brazos - ¿Recuerdas? Esa noche… te lo creíste todo, dear – la mujer curvó cruelmente sus labios, mientras los nudillos de la agente del FBI se tornaban blancos – Y de no ser por ese patético zumo, ahora estarías muerta… pero el Destino quiso aventurarte a un final mucho más heroico, a manos de la misma asesina de tus padres… qué conmovedor.

-¡¡CÁLLATE!! – exclamó Jodie, con los ceños fruncidos - ¡¡ME REPUGNAS!! ¡No eres más que una asesina cobarde que se cree la reina del mundo! ¡Les mataste a traición, sin aviso, sin posibilidad de defenderse…!

Vermouth se apoyó sensualmente en la mesa - ¿Y qué querías que hiciera, mandarles una postal…? "Hola, soy Vermouth y voy a matarles", nah… no hubiera sido divertido– dijo ella, echándose a reír. Eso fue el clímax para la mujer del FBI, y sin dudar un instante, cogió firmemente la pistola y disparó. La bala pasó zumbando por la preciosa melena de la otra mujer, que había parado de reír. Ambas se miraron con chispa en los ojos – Supongo que te das cuenta de quién tiene el poder ahora… - replicó Jodie, mirándola – esas manos, quiero verlas.

Vermouth, que tenía ambas manos apoyadas detrás de su cuerpo, en la mesa, sonrió divertidamente y lentamente las fue mostrando – Caramba, ¿Dónde están mis… - en una décima de segundo, se quitó un pequeño cuchillo de la manga - ¡¡MODALES!!?

Jodie no tuvo tiempo de reaccionar, y el afilado objeto se incrustó en su hombro derecho, causándole un profundo y sonoro grito. Lentamente se cayó al suelo, intentando recuperarse.

-Ah, ah, ah… ¿quién tiene a quién ahora…? – dijo Vermouth, andando lentamente hacia ella con pavor, empuñando dos pistolas, la suya propia y la de Jodie, que había caído al suelo.

Jodie simplemente gruñó, intentando no mirarla, a la vez que se sacaba el cuchillo de su cuerpo, causándole un fuerte dolor y una nueva hemorragia que intentó calmar pulsando fuertemente su mano izquierda en el hombro.

-No eres rival para mí, pequeña – dijo Vermouth, arrodillándose y quedándose ambas cara a cara – Aquella vez… en el muelle, salvaste el pellejo de pura casualidad… de no haber sido por Akai, haría tiempo que estarías criando malvas… - Vermouth se acercó a ella y le susurró algo al oído – No eres nadie…

-¡¡SILENCIOOOOOO!! – exclamó Jodie, con la vista perdida, empujándola hacia atrás. Vermouth retrocedió divertida, mirándola altamente desde su posición. Jodie bajó la vista, intentando que ella no viera el dolor que sentía – No tienes escapatoria… el edificio está rodeado de policías, tenemos unos documentos preciosos que nos desvelarán todo cuanto queramos saber sobre vosotros… y yo no soy la única, esta vez, que conoce tu secreto. Hay más gente que lo sabe allí abajo, y aunque yo muera aquí, tú no podrás hacer nada… A mí me recordarán como una gran agente del FBI que estuvo en servicio hasta su muerte, y en cambio a ti te arrestarán, acabarás en una pútrida cárcel, si no la palmas aquí, claro…

Las últimas palabras hicieron eco en la mente de la asesina, y sin vacilar disparó a la indefensa Jodie - ¡¿Tú te crees que yo soy tan banal como eso?! ¡¡Yo soy la gran actriz Sharon Vineyard, y tengo mis recursos, querida!! ¡¿No te has parado a pensar que podría disfrazarme de ti, y volver abajo como quien no quiere la cosa, o disfrazarme de policía y huir silenciosamente en la oscuridad…? Y mientras, la pobrecita de Jodie se quedará aquí, calcinada hasta en el carné de identidad…

La agente del FBI frunció el ceño, apretando también con dolor el músculo de su pierna derecha, al cual se había incrustado esa segunda bala. Notó que su visión empezaba a nublarse a causa de la gran pérdida de sangre. Vermouth sonrió complacida y la apuntó de nuevo – Bye-bye, pequeña Jodie… aquí se acaba nuestro pequeño jueguecito…

Una gota de sudor frío pasó por el rostro de la mujer que restaba al suelo. Sabía que había llegado su final, pero lo que más rabia le daba era la impotencia en la cuál se veía sumergida. No podría vengar sus padres, aunque sabía que la asesina tendría su merecido… Así pues, esperó el impacto firmemente, con los ojos abiertos y mirándola a los suyos. Eso en cierta manera sorprendió a la otra mujer de larga cabellera, aunque no se dejó intimidar por ellos. Sin que su pulso temblara, apretó el gatillo y…

¡Bam!

Jodie observó cómo, sin entender nada, Vermouth caía lentamente hasta chocar con la mesa, con una herida de… ¿bala? El disparo había dado blanco en el estómago de ella. La agente del FBI parpadeó incrédulamente, y con ojos abiertos miró hacia atrás. Y allí se encontraba una silueta que sostenía el arma amenazante dirigida al miembro de la organización oscura.

Vermouth miró a dicha persona con rabia contenida. Su mirada se volvió fría y salvaje – T

-Toma, bebe un poco, te sentará mejor… - dijo el inspector Nakamori acercándole un vaso de agua medio lleno a su hija, la cual lo aceptó sin cambiar la expresión neutra y perdida que tenía. Eso preocupó al hombre; desde hacía un rato que notaba que su hija no las tenía todas.

-¡Inspector, le necesitamos urgentemente…! – gritó un policía acercándose a él. El inspector Nakamori le miró algo afligido y luego miró a su hija; ella, entendiendo todo, se giró hacia él y sonrió, mientras le decía que se fuera. Él asintió débilmente y se fue, dejándola sola de nuevo en sus pensamientos.

Lo cierto es que Aoko seguía pensando en Kaito, y en Kaitô Kid. ¿Cómo no se había podido dar cuenta…? La primera vez que Kid apareció fue, más o menos, año y medio atrás… Y siempre le había tenido al lado. El causante de las desgracias y dolores de cabeza de su padre, el causante de tantos robos y a su vez de tantas caras felices. Era él, era Kaito…

-¿Aoko? – la chica se giró con el corazón a cien, para encontrarse con la cara neutra de Kaito. Ella bajó la mirada de nuevo - ¿Podemos hablar?

-No hay nada de qué hablar – dijo ella con la voz gélida.

Él se sentó a su lado, apoyando su espalda al coche patrulla que allí había – Sólo quiero que sepas que si me convertí en Kaitô Kid fue por mi padre. En ningún momento he querido realmente robar obras de arte, joyas ni ninguna cosa por el estilo. La prueba es que muchas de las cosas las terminaba devolviendo, ¿o no? – dijo él, esperando su aprobación.

-¿Por tu padre? Venga ya, Kaito. Tu padre…

Sin embargo, él la cortó – Mi padre no murió en circunstancias normales; le asesinaron – dijo, ante la sorprendida cara de Aoko, la cual parecía haberse olvidado momentáneamente de que él era el famoso ladrón – Yo… lo descubrí de casualidad. Descubrí que fue asesinado a manos de una extraña y peligrosa organización, y por eso empecé a robar, para llamar la atención… para que los de la organización se sorprendieran de que Kaitô Kid, quien, supuestamente habían asesinado, seguía vivo. Y es posible que esta organización que está en este edificio sea la que estoy buscando; no lo sé. ¿Entiendes ahora…?

Aoko miró al frente con la vista vacía - ¿Y por qué no me lo contaste desde el principio? ¡Pensaba que éramos amigos! Ahora todo lo que decía Akako me cuadra… ¿ella también lo sabía, cierto? ¿Por qué ella sí y yo no? ¡¿Eh?! – gritó ella con los puños apretados, mirando fijamente a Kaito - ¿Por qué, Kaito? ¿Por qué no me lo dijiste?

Kaito se puso de pies – Primero, Akako lo adivinó por ella misma, yo nunca se lo conté y nunca se lo he confirmado; segundo, no podía decírtelo por miedo a que se te escapara a tu padre, o lo que es aún peor… - el chico la miró a los ojos, haciendo que ella se sonrojara – por miedo a que me odiaras.

Aoko se le quedó mirando sin saber qué decir. Kaito prosiguió – Adelante, si quieres odiarme, ódiame. Yo ya te he explicado por qué lo hice; ahora todo está en tus manos.

La joven frunció el ceño, notando que sus ojos empezaban a humedecerse – Te crees muy bueno, ¿eh? Hablando de esta manera, pintándome la mala de esto… ¿pero sabes, Kaito? Aún no he oído un simple 'lo siento'… - dijo ella, bajando la vista. Kaito agrandó los ojos, pero luego sonrió y le puso tiernamente la mano en su mejilla, mirándola – Lo siento, Aoko. Perdóname.

La chica sucumbió a esas palabras y, para sorpresa/sonrojo del chico, le abrazó fuertemente, mientras sus lágrimas iban cayendo definitivamente.

-Idiota…

Desde abajo, ignorando las peripecias por las que pasaban los que estaban en el edificio, pero no por ello menos preocupados, se encontraba la liga de detectives juveniles, los cuales miraban aterrorizados hacia allí arriba. No comprendían mucho (por no decir nada) lo que estaba pasando, ya que el doctor no les había dado muchos detalles. Sólo sabían que allí se encontraban muchos hombres malos, los mismos que habían secuestrado a Ran-neechan y a Aoko-neechan. Y según Agasa, también se encontraba un tal Shinichi Kudo, que no-se-qué relación tenía con su gran amigo Conan.

La que peor lo estaba pasando era Ayumi, que miraba con lágrimas en los ojos las llamas – D-Doctor, doctor, ¿se sabe algo ya…? – preguntó la niña por enésima vez. El hombre se acercó a ella y le puso una mano en sus pequeñitos hombros intentando reconfortarla, mientras negaba con la cabeza.

Mitsuhiko miró preocupado a Ayumi; sabía perfectamente qué era lo que sentía ella por el pequeño de las gafas, y eso le dolía. Asimismo, también había notado que Ai también tenía cierta amistad con él… Ai… ahora que lo pienso, hace rato que no la veo… el pequeño se giró buscándola con la mirada, pero no se encontraba en ningún sitio. Alarmado, se dirigió hasta el profesor. Y mientras observaba el ardiente edificio, tuvo un terrible presentimiento.

Fin del cap.16

CONTINUAR

NA1 – Uno de los últimos inventos del profesor Agasa. Aparece por primera vez en "Haloween Party". Es un cinturón en el cual hay, en lugar de la parte para atar el cinturón, una pequeña fisura redonda por donde salen pelotas de fútbol a propulsión ( este Agasa… ya no sabe qué inventarse U).

NA2 – No me acuerdo del nombre exacto del caso; hay una escena en que Heiji está a punto de caerse de un precipicio, pero entonces Kazuha le salva, aunque con el impulso cae ella… Realmente un capítulo que debéis leer .

Notas de la Autora

Wow, el capítulo 16… nunca creí que el final duraría tanto… y lo cierto es que creo que se va a alargar, porque conociéndome, sé que al último momento sacaré cosas de aquí y de allá y pondré otras de nuevas… ay no sé, que me lío xD. ¿Qué, os ha gustado este capítulo? Argh… vale, tal vez podría haberme matado un poco más en la declaración de Heiji, o en la escena de Kaito y Aoko… pero no quedó tan mal, ¿no? ".o Bueno, yo siempre he creído que Aoko le perdonaría Y en cuanto a la escena de Shinichi y Ran…supongo que estaréis deseando matarme, ¿verdad? Será mejor que me compre un guardaespaldas porque a este paso…¬¬U

Eeeeen fin, espero que os haya gustado ¡¡Pronto habrá mucha más acción, os lo aseguro yo!! Así que iros preparando… . Os doy mil gracias a todos los que me enviáis mails, dejáis reviews a fanfiction.net o que me lo decís ya directamente a mí al msn n.n no os podéis imaginar cuanto me animáis J (¿¿y esta carita cómo ha salido??).

Mil gracias a toda la gente que me apoya; y especiales saludos y agradecimientos a Lex, Haku, Azalea, Sachiko, Tantei Ran, Ai, Ran Kudo, Jess, Arzainer, Azalea, Kazuha, Ran Mouri 1987, Kmiloncia, JkRanIV, kevvy-kev, Silver Lady, An-neechan, Ralfa, Shiku, Det.Hitomi, Mirta 22, Belly-chan, Ran Aoko, Aryma, Kari Ishikawa, Miruru, Sango-chan, ONPU, Natàlia Hattori, a todos los participantes del foro de Shinichi's Memories, a los participantes de la comunidad de Kazuha Hattori y a la gente de Tantei Holmes Sensei. Domo!!

Hasta el próximo capítulo nn

CiNtUrO-cHaN

····1 de Febrero del 04····

Servicios para webmasters, contadores, foros, subdominios, espacio web