(+) Detective Conan es propiedad intelectual de Gosho Aoyama-sensei y de todos sus distribuidores. Este fanfic no está hecho con ánimos de lucro, por eso no me considero violadora de ninguna ley.
Ran asintió y uno a uno se fueron retirando, sin acabar de comprender la aparente cara de normalidad de la chica. Cuando el último hubo cerrado la puerta, la máscara se le cayó y la chica bajó la mirada tristemente. Estaba feliz, sí, porque habían salido de ese edificio en llamas con vida, prácticamente por arte de un milagro. Pero estaba a la vez sumamente preocupada por Shinichi, aunque el doctor hubiera dicho que no había riesgo, una operación seguía siendo una operación.
Ahora todo había pasado. Ya no había más peligro; esa extraña secta que perseguía a Shinichi había sido destruida por completo, y los que no habían muerto en el incendio, estaban bajo custodia policial. Así pues, ahora que todo había pasado, era la hora de volver al tema del principio de todo que quiso dejar aparcado hasta que todo pasara: el pequeño secreto de Shinichi.
Ran recostó su cabeza en el incómodo colchón y cerró los ojos, aún pensando. Ahora era mejor descansar, de ello ya hablarían cuando salieran del hospital. Así pues, poco a poco le fue entrando todo el cansancio y dolor acumulado hasta el momento, y se sumergió en el mundo de los sueños.
"The case of the mystery APTX 4869"
A Great Detective of Love Fanfic,
By CiNtUrO-cHaN
Archivo XIX: - Una respuesta
Unos zapatos de tacón retumbaban alrededor del pasillo con un ruido incesante y a la vez musical. Una silueta de mujer, de unos dieciocho años de edad, con una camisa blanca sin mangas y una falda hasta los talones caminaba con paso decidido. Finalmente llegó al final del corredor donde se encontraba una puerta. La abrió con decisión. La habitación que allí había estaba oscura, iluminada únicamente por una pequeña ventana con rejas. En la habitación había una mesa, partida por un cristal grueso. Al otro lado del cristal se encontraba otra mujer, de edad más avanzada. Al verla, sonrió con su fina curvatura roja.
-Has venido, Sherry… - dijo Chris, mirándola a los ojos.
Shiho sonrió y se sentó en la silla que había al lado contrario del cristal donde se encontraba Chris – Por supuesto. No soy ninguna cobarde, no soy como tú.
Chris la mató con la mirada, pero no dijo nada. Shiho se acomodó en la silla y prosiguió – He venido aquí porque ya va siendo hora de que seas franca conmigo, Rouse.
Los rasgos de la mujer se ampliaron sobremanera. Miró a Shiho con incertidumbre - ¿Cómo…?
La científica cerró los ojos – He estado mirando algunas fotos antiguas que aún conservo escondidas, y aunque tu color de cabello, tu color de ojos y tu conducta en general no se parecen, por mucho que intentes ocultarlo, te reconozco, Rouse.
La mujer de largos cabellos se la quedó mirando, con la boca abierta. Shiho prosiguió – La hermana de mi madre, Elena. Por mucho que hayas intentado disimularlo, es bastante obvio; tú eres Rouse, mi tía, la asesina de mis padres.
Hubo un profundo silencio. Ambas se aguantaron la mirada durante unos instantes, y finalmente sonrió – Muy aguda… No esperaba menos de ti, Shiho, la hija de la fantástica, admirada y renombrada Elena Miyano.
Shiho frunció el ceño – Así que le tenías envidia, ¿eh? No me creo para nada lo que nos contaste la otra vez en el interrogatorio. Eso de que te habías rejuvenecido haciéndote pasar por una tal Chris Vineyard, la supuesta hija de Sharon Vineyard, la cual tampoco era real… Dijiste que lo hiciste sólo para ver nuestras caras de incertidumbre. No pongo en duda que eso también te pareció divertido, pero… sabes tan bien como yo que ese no es el motivo auténtico.
Rouse no dijo nada.
-¿Y bien? No me interesa para nada tu patética historia ni los motivos que te impulsaron a convertirte en alguien que no eres. Ya te lo he dicho. Yo sólo quiero saber cómo murieron mis padres, y el lugar donde ahora reposan.
La mujer seguía sin decir nada, con la mirada desviada. Shiho permaneció inmóvil, esperando respuesta. No me dirá nada pensó Shiho. Se levantó en silencio y se giró, dirigiéndose a la puerta.
-Nagano.
Shiho parpadeó incrédulamente. ¿Eh?
-Su tumba está en el cementerio de Nagano…
La científica se giró lentamente – Nagano… Fue en la carretera de las afueras de Nagano donde tuvieron el 'accidente' – dijo ella con un hilo de voz. Le vino la escena de ella, dada de la mano con fuerza a Akemi, en el momento que un miembro de la Organización vino a su casa y les comunicó el fallecimiento de sus progenitores. Fue entonces cuando se unieron a la Organización, porque era la única manera que tenían de seguir adelante en la vida.
-Pero estás equivocada, yo no tuve nada que ver – dijo Rouse, cerrando los ojos y apretando los puños – Aunque no me hubiera importado hacerlo. Pero no fui yo quien manipuló los frenos.
Shiho entrecerró los ojos – Entonces dime quién fue.
Rouse se encogió de hombros – Eso no lo sabe nadie excepto el que lo hizo. Y probablemente ese alguien ya esté muerto. Así que no intentes ninguna venganza porque no te servirá de nada.
La científica se volvió a girar en dirección a la puerta – Está bien, no me importa, cállatelo. Tienes toda una vida para arrepentirte de todo entre rejas – cogió con suavidad el pomo de la puerta y la abrió – Adiós, tía – y cerró la puerta tras de si, dejando a la fría mujer a oscuras, entre su propia meditación, recordando toda una vida de matanza indiscriminada que ahora le tocaría pagar.
-¿Todo bien? – preguntó Jodie frunciendo el ceño y mirando de reojo hacia la puerta.
Shiho asintió – Ningún problema. En fin, ahora tengo que irme. Muchas gracias por todo lo que han hecho por mi, y por la subvención – dijo ella, haciendo una pequeña reverencia.
Jodie sonrió – It's nothing! Espero que todo te vaya bien por allí… Nosotros también regresaremos pronto, aunque Japón es un país muy acogedor – dijo Jodie, suspirando.
-Adiós, Jodie-san – dijo Shiho, girándose y empezando a andar.
Jodie se despidió con la mano – Bye-bye.
-¿Vuelve? – dijo Shuichi, apareciendo por el corredor de al lado, mirando de reojo la silueta de Shiho, la cual se alejaba lentamente.
La mujer del FBI asintió – Sí. Espero que todo le vaya bien. Por cierto… ¿Tú y ella os conocíais, no? Siempre que estáis los dos conmigo, creáis un ambiente de lo más tenso – dijo ella, refunfuñando y dirigiéndose a la máquina de cafés.
Shuichi refunfuñó – No especialmente. Conocía a su hermana, y por lo tanto la conocía a ella. Estaba investigando a Rotten Apple, y como eran de la misma familia, también les eché un ojo. Sobretodo vigilaba a Miyano porque sabía que Rotten Apple le iba detrás…
Jodie arqueó le miró seriamente - ¿Vermouth y Miyano son familia…?
Shuichi asintió. Jodie sorbió un poco de café y miró la silueta casi imperceptible de Shiho en la lejanía…
Unos soñolientos ojos azules se abrieron lentamente. Se oyó un profundo bostezo y el ruido proveniente del fregamiento de sábanas. Lo primero que sintió fue el olor inconfundible a hospital. Se sintió confundido en los primeros momentos. Sobretodo al ver que seguía siendo Shinichi Kudo y que no había sido ningún sueño. Es más, ahora estaba prácticamente recuperado de todas sus heridas de la batalla final contra la Organización.
Sonrió.
Ya había terminado. Por fin. Después de dos largos años y medio de sufrimiento, desesperación, temor y miedo, volvía a estar todo bajo control, en perfecta armonía y quietud.
-Shin-chan, ¿ya estás despierto? – la puerta de su habitación se abrió, y entró Yukiko, seguida por Yusaku y el profesor Agasa - ¿Cómo te encuentras, cariño?
El joven detective frunció la ceja – ¡¿Cuántas veces tendré que repetirte que no me llames ni Shin-CHAN ni CARIÑO! – exclamó él, cruzándose de brazos.
Yukiko llenó los pómulos de aire, enfadada, y Yusaku sonrió – Creo que ya está mejor.
-Perfectamente – repuso él, estirándose un poco y moviendo las articulaciones – Sólo un poco agarrotado…
Agasa se ajustó las gafas – Evidentemente. Te has pasado una semanita entera durmiendo, ¿lo sabías? Y los dos primeros días estabas en estado crítico.
Ahora, las facciones del joven se endurecieron - ¿En serio?
Agasa asintió – Cuando te encontramos en el bosque, a las afueras del edificio de la Organización, estabas prácticamente muerto. Si Ran-kun no hubiera reaccionado rápido como lo hizo… Te aconsejo que le des las gracias, porque en el estado en que se encontraba aquella noche, el hecho de levantarse y empezar a correr y a gritar para buscar ayuda tiene su mérito.
-…Y luego te trajimos al hospital de Beika, en el cual has estado bajo extrema vigilancia. Aunque ahora te parezca que estás perfectamente, lo cierto es que nos has hecho sufrir mucho – terminó Yusaku.
Shinichi bajó la cabeza, intentando visualizar en su mente la escena en que Ran buscaba ayuda, intentando no desmayarse por culpa de la excesiva inhalación de monóxido de carbono. Ran… Debo hablar con ella, y cuanto antes.
-¡En fin! – exclamó Yukiko, levantándose – Ahora que estás bien, voy a llamar a Ran-chan para decírselo, seguro que se alegra – dijo ella, saliendo de la habitación – Profesor Agasa, ¿me puede acompañar? Es que no sé el número de teléfono de Ran-chan y…
Agasa asintió rápidamente – Claro, claro…
La puerta se abrió, y padre e hijo se quedaron a solas. Shinichi se puso ambas manos a la cabeza y se tumbó de nuevo, recostado a la almohada – Mamá no sabe fingir en situaciones reales, a pesar de haber sido actriz tantos años…
Yusaku asintió – Veo que te has dado cuenta de que quería hablar a solas contigo – Shinichi no dijo nada. Yusaku prosiguió – No se si te acuerdas de aquella vez que tu madre y yo vinimos a Japón, hará cosa de dos años. Fue la primera vez que te vimos siendo Conan, y que junto al profesor montamos aquél montaje del secuestro de Conan Edogawa.
Shinichi asintió, fingiendo aburrimiento, pero escuchando atentamente.
-Entonces tu madre te dijo que Japón era un lugar peligroso, y que si querías venir a Los Ángeles con nosotros, serías bien recibido. Además, yo te ofrecí mi ayuda y la ayuda de amigos míos que trabajaban en la INTERPOL para lograr desmantelar esa Organización… ¿Te acuerdas de lo que me respondiste?
El joven detective sonrió, melancólico – Que era mi caso, y que no quería que nadie se antepusiera a él.
Yusaku sonrió y asintió – Exacto. Sinceramente, cuando me dijiste eso, me quedé muy preocupado por ti. Para mí, seguías siendo el pequeño Shinichi que jugaba a detectives y que aspiraba a ser Holmes, pero siempre pensé que tenías suficientes cualidades como para atraparlos tú solo. Quiero que sepas que me siento verdaderamente orgulloso de ti, Shinichi. Y te lo digo muy en serio – dijo Yusaku, cerrando los ojos – Ya no eres un niño, ya eres todo un hombre hecho y derecho, y tanto tu madre, como el profesor, como yo, nos sentimos muy satisfechos contigo.
Shinichi le miró impresionado. No se esperaba algo así de su padre, no en un momento como ese – Yo… bueno, gracias por el cumplido, papá, pero yo no lo hice solo. Hattori, Haibara, la policía, el F.B.I., mis amigos… Entre todos lo hicimos.
-¿Y Ran? – preguntó Yusaku, mirando por la ventana como quien no quiere la cosa.
El joven detective bajó la cabeza, con incertidumbre – Esa…es otra historia.
-¿Por qué?
Shinichi apretó los puños – Ella no tenía que ayudarme. No debía. Si se vio involucrada no fue porque quise yo, sino porque fue obligada a ello. Te juro que si de mi hubiese dependido, hubiera preferido que se quedase en casa, con la puerta cerrada con llave, y no hubiera salido para nada.
Yusaku se puso de pies y se dirigió hacia la puerta en silencio – Hijo, hay personas que sufren más alejadas del ser amado, pero estando sanas y salvas, que estando con el ser amado, aún a riesgo de morir.
-¿Eh…?
El famoso escritor abrió la puerta – Piensa en esto que te he dicho. El doctor ha dicho que esta misma tarde ya podrás irte a casa. Cuando quieras, nos llamas y vendremos a buscarte con el profesor. Hasta luego – y cerró la puerta, dejando al joven detective con los ojos agrandados y la mente perdida.
Domingo, día de limpieza. Ya hacía una semana de los hechos, y las heridas, tanto mentales como físicas, empezaban a cicatrizar. Kogoro estaba sentado de cualquier manera en su sillón, mirando el pequeño televisor, mientras que Eri empezaba a preparar la comida.
-¿Estás segura que este olor que se siente es parte de los ingredientes? – preguntó Kogoro desconfiadamente, tapándose la nariz.
Desde la cocina, la abogada respondió sonriente - ¡Y tanto! Además, el olor no importa, lo que importa es el sabor.
Kogoro frunció el ceño y miró a Ran - ¿Por qué no hacías hoy tú la comida?
La chica frunció el ceño – Hoy es el turno de mamá, y a mí me toca limpiar… Anda, ¿qué es eso? – Ran cogió una pequeña postal que había encima de la mesa, donde se arremolinaban otras tantas cartas desordenadas – Remitente… ¿Aoko Nakamori y Kaito Kuroba? – Ran sonrió - ¡Hala!
La postal decía así: "Querida Ran. ¿Cómo estás? Perdona que no hayamos venido a veros al hospital, pero no teníamos ni idea de a cuál estabais y tampoco sabíamos de dónde pedir la información. De hecho, si te he enviado esta humilde postal es porque Kaito sabía vuestra dirección (y no tengo ni idea de dónde la habrá sacado). En fin, rezo para que la carta llegue a tus manos.
¿Cómo os va todo por ahí? Esperamos que bien. Muchas gracias por todo lo que hicisteis por nosotros. Esperamos volver a veros algún día. Aquí os dejo mi dirección y mi número de móvil.
Atentamente, tu amiga
Aoko Nakamori
PD: No me he olvidado de que tú y Kaito tenéis que contarme qué hacías tú en la habitación de Kaito durmiendo aquél día…"
A Ran se le cayó una gotita. ¿Es que aún no se lo había figurado? Juraría que ella ya había descubierto que él era Kaito KID, entonces tendría que haber deducido por qué estaba allí… En fin, sigamos con la limpieza pensó la joven chica, dejando la postal a un lado.
…Nuestros medios de comunicación están grabando la escena en directo. Nuestro protagonista acaba de salir del centro hospitalario con parte de recuperado al cien por cien. Este joven detective ha logrado desenmascarar, junto con la ayuda de la policía metropolitana de Tokio, unos detectives y algunos agentes del F.B.I. una poderosa y sombría Organización, la cual se dedicaba a…
Los ojos de la chica se centraron en el televisor. Kogoro también lo miraba pasmado. Estaban enseñando unas imágenes de ni más ni menos que Shinichi, sano y salvo, saliendo del hospital acompañado del profesor, Yukiko y Yusaku, junto con algunos miembros de la policía.
A Ran se le cayó el trapo del polvo. Se quedó observando estáticamente el televisor.
-¿Así que ese detective de pacotilla ya se ha recuperado…? – preguntó Kogoro retóricamente, frunciendo el ceño.
Ran bajó la mirada tristemente Y no sólo eso, sino que no me ha dicho nada.
-Hija, ¿por qué no le llamas y le vas a ver? Seguramente ahora irá a su casa – dijo Eri, fregándose las manos con su delantal, y mirando con preocupación a su hija.
La mirada de la joven karateka se escondió entre su pelo, y con un hilo de voz y prácticamente sin abrir la boca, pronunció – Ahora no estoy de humor para hablar con él.
Eri arqueó los ojos - ¿Cómo?
Ran se sentó y se abrazó a si misma – Eso significaría que, de una vez por todas, me contara toda la verdad. Pero eso sólo serviría para que me recordara todas las mentiras que me ha dicho, todos los engaños… Además, no estoy segura de que quiera verme después de todo esto…
La atractiva abogada se sentó con preocupación y sentimiento maternal junto a su hija, mientras Kogoro, captando el asunto, se deslizó silenciosamente a la cocina para dejarlas solas a ambas.
-Claro que querrá verte, hija. ¿Por qué no debería? Piensa que si no nos dijo nada sobre su verdadera identidad, era precisamente para no causarnos molestias…
-Sinceramente, creo que he sufrido más sin saber nada de él durante todo este tiempo…
-Ran…
Dinggggg-dinggggg-dingggg…
-Ya voy yo – dijo Ran con pesadez, levantándose lentamente y dirigiéndose a la puerta. La abrió y bajó las escaleras hasta llegar a la puerta que daba a la calle - ¿Quién es? – dijo. Al ver que no respondían, abrió la puerta para asegurarse que no era una broma de alguien. Finalmente, se topó cara a cara con alguien inesperado - ¿Q…Qué…?
-¡¡HOLA RAN-CHAN! – exclamó con alegría la chica, tirándose encima de la chica - ¡¡Sorpresa!
Ran sonrió tímidamente –¿K…? ¿Kazuha-chan…?
-Toma. Estoy seguro que te interesará.
El inspector Megure le cedió unas fichas a Shinichi, el cual se las miró con atención. En ellas había una foto y la descripción de alguien. El hombre que salía en la foto le sonaba de algo, aunque no acertaba a saber quién era - ¿Este es…?
-Vodka – respondió Sato, apoyándose en la mesa de la oficina – Ahí tienes sus datos personales, aunque a partir de la mayoría de edad, no hay nada.
Shinichi se lo miró interesado, y pasó página. Entonces reconoció a otro miembro de la Organización, aunque en la foto saliera mucho más joven y con menos melena - ¿Este no es…Gin? – exclamó él, mirando la foto atónito - ¿Cuántos años tenía aquí?
Takagi respondió – Aproximadamente diecisiete… no podemos especificar más. De Gin sólo se conocen los datos primordiales, como fecha y lugar de nacimiento, nombre y apellidos…
El joven detective miró la ficha – Aniki… cuarenta-y-cinco años. Nacido en Tottori. Expediente en blanco – leyó para si mismo. Miró la foto con detenimiento. En ella era un poco más joven que él.
-¿Y acerca del jefe de la Organización? – preguntó Agasa. Él estaba algo apartado de todos, junto con Yukiko y Yusaku, escuchándolo todo atentamente.
Shinichi se encogió de hombros – No se sabe nada, ni siquiera esté seguro que haya existido alguna vez… - inminentemente, recordó la escena de Gin recibiendo la llamada de alguien, y dirigiéndose a ese alguien hablando de 'usted'… Al primer momento pensó que podría ser el jefe, aunque no tenía ninguna evidencia.
-En fin, esto era todo lo que queríamos enseñaros – dijo Megure, retomando el tema – Si tenemos más información os avisaremos ipso facto.
Shinichi asintió y le dio la mano al inspector – Muchas gracias por todo. Muchas gracias a todos.
-¡De nada, de nada! La policía está para hacer justicia – repuso Sato, haciendo el signo de la victoria.
Shiratori se quedó mirando al joven detective – Yo aún no me puedo creer que tú fueses el enano de las gafas…
Takagi, sin embargo, sonrió. Dirigió una mirada de complicidad a Shinichi. Aunque él no lo sabía, siempre sospechó de mí y me miró como a uno más. Gracias, detective Takagi pensó el joven, sonriendo – Hasta la próxima.
Los cuatro se dirigieron a las puertas de entrada de la central de policía, aunque Shinichi se paró en seco al observar la cantidad de prensa que abordaba las afueras del sitio – Creo que yo me iré por detrás…
-Ve, hijo, ve. Esa prensa sólo quiere entrevistarme a mí, la famosa actriz Yukiko Fujimine – dijo ella, sonriendo pícaramente – Vete tranquilo, Shin-chan, nosotros les distraeremos. ¡Nos vemos en casa dentro de un rato!
Shinichi asintió y se giró con mala cara. ¿Es que nunca conseguiría que su madre dejara de llamarle así? En fin, qué le vamos a hacer… Ahora con cuidado de que no me vea nadie… Llegó a la puerta trasera y salió a un pequeño callejón.
Parece que no hay nadie…
-¡¡HOOOOOOLA!
-¡¡AAAAAAHG!
Vemos a Shinichi agarrándose el pecho con fuerza y sudando del susto y a Heiji Hattori mirándolo preocupado pero a su vez con cara de pillín.
-¡¿Ha-Hattori! ¡¿Qué rayos haces aquí! – exclamó Shinichi al borde del colapso.
El detective de kansai se puso una mano en la cabeza y respondió – Es que a Kazuha le ha dado por venir a veros. Y cómo no, al no estar nadie en tu casa, imaginé que estarías aquí, pero al ver toda la prensa que había a la entrada, imaginé que saldrías por aquí, ¡y aquí me tienes! – exclamó el joven, sonriente – Soy un genio de las deducciones. ¡Jajaja!
Shinichi frunció el ceño – No grites tanto, Holmes, que los periodistas están aquí al lado.
-Bueno, bueno… Dime, ¿cómo te va todo? ¿Ya has hablado con neechan? – preguntó él. Ambos empezaron a andar alejándose del edificio, en dirección a la zona urbana donde residía la mansión Kudo.
Shinichi negó con la cabeza, y se puso las manos en los bolsillos – Qué va. Hoy mismo me he despertado. Pero tenía pensado hablar con ella un día de estos… No sé, todo esto es muy embarazoso. Ahora ya no hay situación riesgo para tener la excusa perfecta para aplazar el tema. La próxima vez que la vea, me veré obligado a contárselo todo, y no sé cómo se lo tomará…
Heiji le miró intensamente – No tienes que contarle nada, Kudo. Ella ya lo sabe todo. Tienes que JUSTIFICÁRSELO.
-Sí, supongo que tienes razón – aceptó el detective de kanto, mirando al suelo – No sé si he hecho bien en ocultárselo. Tengo la sensación que eso sólo la ha hecho más vulnerable al peligro. Total, se ha acabado enterando de todas formas, y de la peor manera posible además…
Hubo un pequeño silencio. Shinichi retomó la conversación con un tono algo más animado - ¿Y a ti qué tal te va con Toyama?
Ante el comentario, Heiji se puso algo rojo y le miró – Acerca de eso… Hay… Hay algo que quería que supieras…
La chica de Tokio por poco no se cae al suelo de la impresión.
-¡¿QUÉEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE! ¿¿Qué Hattori te ha pedido que te cases con éeeeeeeeeeeel!
-¡¡SHHHHHHHH!
Kazuha tapó rápidamente la boca de Ran, más roja que un tomate - ¡¡No grites tanto!
Ran se quedó mirando a su amiga sin creérselo – Pero… Pero… Pero…
Kazuha sonrió tímidamente – Este era otro motivo por el que hemos venido, para decíroslo… ¿Y bien? ¿Qué te parece?
La joven de Tokio poco a poco fue saliendo de su trance inicial – Pues… Es… ¡Fantástico!
-¡¿Sí!
-¡¡Sí! ¡¡Enhorabuena, Kazuha-chan! – dijo Ran, abrazándola con alegría - ¡¡Me alegro mucho por ti!
-¡Gracias! ¡Yo también me alegro, te lo juro!
Ambas chicas se separaron del abrazo lentamente. Ran se miró a Kazuha sonriendo – Caramba… No hace ni una semana que me llamaste para decirme que Hattori y tú estabais saliendo, y ahora me dices que quiere casarse contigo… Veo que vais al grano, eh, bribones… - dijo Ran con una sonrisita pícara, dándole codazos a su amiga.
-¡Ya vale, Ran-chan! – repuso la pobre chica de Osaka, roja hasta al médula – A mí también me da 'cosa'… Y de hecho, yo soy aquí la más sorprendida de todos. ¿Te imaginas? Me invitó a cenar a un restaurante gourmet de Osaka y, al final de la cena… ¡Se levanta de la mesa y se arrodilla delante de mí! Y yo pensando 'tierra trágame'… - contó Kazuha, sonriendo melancólica.
-Uaaah… Me hubiera gustado ver a Hattori en plan formal. Seguro que estaba muy atractivo… ¿Eh…? – respondió Ran, echándole una mirada pillina a la joven de Osaka.
-¡¡Bueno! Ya basta de hablar de mí. ¿Qué hay de ti? ¿Cómo te encuentras?
Ran sonrió - ¡Perfectamente! Sólo tuve una pequeña intoxicación, nada más. Aunque fui afortunada.
-¿Y qué tal con Kudo-kun? ¿Ya habéis hablado? – preguntó Kazuha, poniéndose algo seria.
Ambas chicas estaban en la cocina de la residencia Mouri. Eri y Kogoro estaban al piso de abajo para dejarles más intimidad a las chicas, mirando el televisor. Ran sirvió dos tazas de te y se sentó junto a su amiga, resoplando – Hoy le he visto en las noticias, saliendo del hospital… Ya está recuperado, y me alegro mucho, pero…
Kazuha la miró tristemente - ¿Pero…?
Ran suspiró – No lo sé. No sé cómo explicártelo. Se ha convertido en… alguien que no conozco, algo así como un desconocido. Sí, ésa es la palabra, un desconocido. Tengo la sensación de que nunca le he llegado a comprender.
-Pero…Eso no es cierto, Ran-chan. Aún tienes los recuerdos frescos de la otra noche, es normal que estés confundida…
La joven de Tokio negó con la cabeza – No es sólo eso. Tengo la sensación de que la última vez que me habló con total sinceridad fue en Tropical Land, cuando me estaba dando su último discursito de Holmes – Ran cerró los ojos tristemente – Tengo miedo de que, cuando nos volvamos a ver, vuelva a mentirme. No estoy muy segura si el hecho de haberme tenido engañada estos dos últimos años ha sido bueno o malo, pero ahora supuestamente todo ha terminado. Tengo miedo de cuál será su reacción, porque si vuelve a mentirme yo… Creo que ya no podré aguantarlo – Ran se puso ambas manos en la cara, sollozando.
-Yo… Creo que estás equivocada, Ran-chan – dijo Kazuha, levantándose con decisión – Te entiendo, y entiendo que estés dolida con él. Entiendo también cómo te sentirías si él te volviera a mentir pero… ¿No crees que te centras demasiado en ti misma? Qué te pasaría si te mintiera a TI. Cómo te sentirías si te hiciera daño A TI. No te estoy culpando, ni mucho menos. Estos dos años has sufrido mucho por él, pero… ¿No te has parado a pensar en que él también ha sufrido? No conozco mucho a Kudo-kun, pero estoy completamente segura que ha de ser un chico genial, para merecerse que una chica como tu le estuviera esperando todo este tiempo. Y de ser un chico genial, estoy segura que se preocupaba más por ti que por él mismo. Estoy segura que tu dolor, él lo ha vivido mil veces más que tú. Además, recuerda que él era el pequeño Conan – aquí, Ran tuvo un aguijonazo en el corazón – Él te veía sufrir, y con impotencia no podía hacer nada más que intentar consolarte siendo un niño pequeño.
Kazuha siguió andando lentamente hasta la ventana, mirando la urbana Tokio, la cual lentamente empezaba a tornarse oscura, anocheciendo.
-El amor es cosa de dos, no de uno. El amor tiene muchas definiciones, pero yo creo que el 'amor' en si son todos los demás sentimientos sentidos por las dos personas al mismo tiempo. Tú y Kudo-kun habéis sufrido ambos por igual, pero tú piensas erróneamente de que aquí, la víctima eres tú. No, Ran-chan. Ambos lo habéis pasado mal. Tú eres una chica liste e inteligente, y habrás captado mi mensaje. Si él te gusta, y sea por lo que sea, te volviera a mentir, no te centres sólo en el problema. Mira más allá del problema. Si te miente, intenta buscarle el por qué. Estoy seguro que detrás de ese por qué, está escondida la razón por la cual te ha mentido, y no creo que sea por egoísmo ni nada de eso, sino para protegerte a ti. Porque lo cierto es que lo que ha hecho Kudo-kun estos últimos tiempos no ha sido nada más que protegerte a ti y a todos los que le rodeaban, y velando por su felicidad, aún a precio de la suya propia.
Ran se la quedó observando con silencio. A medida que su amiga hablaba, había dejado de esconderse tras sus manos, mientras subía la cabeza progresivamente. Qué tonta había sido. Lo cierto es que, pensándolo bien, había sido muy egoísta al pensar qué haría ELLA si él la volviera a mentir. Siempre ELLA. ¿Y ÉL?
Ran se secó las lágrimas y sonrió a su amiga – Gracias, Kazuha-chan. Tienes toda la razón del mundo. Me he comportado como una niña de dos años… Creo que Hattori-kun se sentiría muy orgulloso de ti si te hubiese oído – dijo Ran, sonriendo.
Kazuha refunfuñó, algo roja – Bah, no ha sido nada. ¿Para qué estamos las amigas?
Ran le devolvió la sonrisa - ¡No sé qué haría yo sin ti!
La chica de Osaka le sacó la lengua – Pero yo sí que sé qué sería de ti sin Kudo-kun… ¡Y como no quiero verte nunca más triste…! – la puerta de la entrada se abrió, Kazuha se dirigió a ella y la con los dos brazos, como si fuese un objeto de coleccionista. Entonces de allí salieron dos siluetas. - ¡TACHÁN!
Los ojos Ran se ensancharon al comprobar sus identidades. Eran Heiji y… Shinichi.
Fin del cap.19
CONTINUARÁ
Notas de la autora
¡Holaaaaaaaa! ¿Cómo estáis todos? Ya se acerca el veranito, y con él el tiempo libre o ¿Qué os ha parecido este capítulo? Habréis notado que el final está a la vuelta de la esquina…TT Aún no estoy al cien por cien segura de si habrá capítulo 20 y epílogo o sólo epílogo, todo depende de lo mucho o poco que me enrolle al escribir '' (es decir, que será, como siempre, algo impredecible).
¡Bueno! Muchas gracias a todos por este gran apoyo que recibo siempre Lo más seguro es que, finalizado el fanfiction, haga un bonus extra explicando cosas acerca del fanfic, desde sus inicios hasta ahora.
Domo arigatou a toda la gente que me apoya siempre muchísimas gracias a Lex, Haku, Azalea, Sachiko, Ran-chan, Ran Kudo, Arzainer, Ran Mouri 1987, JkRanIV, Conan-kun, Silver Lady, An-neechan, Ralfa, Shiku, Mirta 22, Belly-chan, Ran Aoko, Aryma, Kari Ishikawa, Miruru, Sango-chan, ONPU, Natàlia Hattori, Lady Rina, Yukimiaka, a todos los participantes del foro de Shinichi's Memories, a los participantes de la comunidad de Kazuha Hattori y a la gente de Tantei Holmes Sensei. Thanx a lot!
Nos vemos pronto!
CiNtUrO-cHaN
13 de junio del 2004
(¡Espero que os vayan
muy bien las notas a todos!)
