(+) Detective Conan es propiedad intelectual de Gosho Aoyama-sensei y de todos sus distribuidores. Este fanfic no está hecho con ánimos de lucro, por eso no me considero violadora de ninguna ley.
Ran se secó las lágrimas y sonrió a su amiga – Gracias, Kazuha-chan. Tienes toda la razón del mundo. Me he comportado como una niña de dos años… Creo que Hattori-kun se sentiría muy orgulloso de ti si te hubiese oído – dijo Ran, sonriendo.
Kazuha refunfuñó, algo roja – Bah, no ha sido nada. ¿Para qué estamos las amigas?
Ran le devolvió la sonrisa - ¡No sé qué haría yo sin ti!
La chica de Osaka le sacó la lengua – Pero yo sí que sé qué sería de ti sin Kudo-kun… ¡Y como no quiero verte nunca más triste…! – la puerta de la entrada se abrió, Kazuha se dirigió a ella y la con los dos brazos, como si fuese un objeto de coleccionista. Entonces de allí salieron dos siluetas. - ¡TACHÁN!
Los ojos Ran se ensancharon al comprobar sus identidades. Eran Heiji y… Shinichi.
"The case of the mystery APTX 4869"
A Great Detective of Love Fanfic,
By CiNtUrO-cHaN
Epílogo
Hay personas que sufren más alejadas del ser amado, pero estando sanas y salvas, que estando con el ser amado, aún a riesgo de morir
Hubo un silencio sepulcral. Heiji y Kazuha notaban que el ambiente estaba tan tenso que se podía cortar con tijeras. Ran seguía observando al joven detective del este pasmada, y Shinichi tampoco parecía reaccionar.
Y entonces, de repente, como si fuese expresamente para sacarlos a todos de su estado pasivo, desde el piso de abajo, en la oficina del detective privado Mouri, se oyó la voz de Eri con soberanía -¡Ran, hija! –exclamó - ¡Tu padre y yo nos vamos a cenar fuera! ¡Volveremos tarde, así que no nos esperes! – Y acto seguido, se oyó el ruido de la puerta que daba a la calle cerrarse con estrépito.
-¡De hecho, Heiji y yo ya nos íbamos también! – dijo Kazuha, adelantándose hasta la puerta del piso donde se encontraban ambos detectives, y cogiendo del brazo a Heiji - ¡¿A que sí, Heiji! – Kazuha le dirigió una mirada fulminante, mirada que el chico supo descifrar.
¡¿QU…! Ran miró a Kazuha con el ceño fruncido, entendiendo lo que estaban planeando. Entonces, ¿sus padres también entraban dentro de la jugada de Kazuha? ¡¿Es que todo el mundo se había puesto de acuerdo esa noche! Ran miró a Shinichi. Él también la miraba. Sin poder aguantarle la mirada, Ran miró al suelo con los pómulos rojos.
-Ummm, er… ¡Sí! – dijo él, finalmente, con sudor frío - ¡Ya nos veremos!
Ran subió la cabeza y tendió la mano hacia Kazuha, intentando pararla - ¡¡Kazuha-chan, espe…!
-¡Adiós! – dijeron ambos al unísono, cerrando la puerta y haciendo, por consiguiente, que Shinichi entrara dentro del recibidor.
-…ra… - terminó Ran, bajando la mano, dándose por vencida.
Ambos estaban solos. ¿Y ahora qué? Nadie hablaba, nadie se atrevía a dar el primer paso.
-Esto… Perdona que haya venido así, tan de improvisto…
Ran parpadeó y se puso nerviosa. Finalmente, él había dado el primer paso – T-Tranquilo, no pasa nada… Iré a preparar algo de te… - dijo ella, haciendo ademán de ir a la cocina.
-¡No, no! No te molestes, no tengo apetito… Además, ya casi es hora de cenar… - dijo Shinichi, sonriendo nerviosamente - ¡Tengo una idea! Si quieres, después podemos ir a cenar juntos, invito yo. ¿Qué te parece? – dijo él, sin poder creerse que se había atrevido a decir algo así.
El pulso de la joven empezó a ir más y más rápido, progresivamente. Le miró con duda - ¿Después… de qué?
Shinichi cerró los ojos y respiró hondo. Ya esperaba esa pregunta – Antes me gustaría hablar contigo sobre… ya sabes, todo lo que ha ocurrido últimamente – puntualizó él con gravedad. Ran, que tenía medio cuerpo encarado aún hacia la cocina, se giró y le dio la cara por completo, esperando respuestas a sus numerosas preguntas.
-De hecho, todo esto se remonta dos años y medio atrás…
-…En Tropical Land, ¿no es cierto? – terminó Ran, adoptando una faceta seria. Shinichi iba a contárselo todo, y ella estaba dispuesta a escucharle.
Shinichi parpadeó y asintió – Veo que tienes buena memoria – cerró los ojos momentáneamente, como intentando mantener un tono impasible - Todo empezó ése día. No pretendo, ni mucho menos, explicarte todo lo que ha ocurrido milímetro por milímetro durante este largo tiempo; ya habrá tiempo para eso – aquí, sus mejillas se sonrojaron levemente – En resumidas cuentas… Supongo que tendrás curiosidad por saber cómo llegué a ser Conan y por qué no os dije nada.
Ran dudó un instante, y se abrazó a si misma – Bueno… Es algo relacionada con esa droga que sintetizó Haibara… Miyano. Y nos lo ocultaste porque creías que así nos tendrías al margen de todo peligro – dijo ella, con un tono algo irónico.
El joven detective asintió – Sé que estás enfadada, y lo entiendo. Te tuve engañada, a ti y a todos, diciéndote que estaba en un caso… Y por mi culpa, otros se vieron obligados a mentir por mí también. Ellos no tienen la culpa de nada, si estás molesta y dolida conmigo, que sea sólo conmigo, porque ellos no tuvieron la culpa de nada.
-Hattori-kun, el profesor Agasa, tus padres, la profesora Jodie, Miyano… ¿Te refieres a ellos?
Shinichi asintió – Sí. Ése día, en Tropical Land, cuando me fui por aquel callejón oscuro, vi un intercambio sospechoso entre uno de los dos hombres de negro, concretamente Vodka, y un político. Pero un segundo hombre de negro, Gin, me pilló desprevenido por la espalda y me batió con un golpe en la cabeza. Mientras estaba inconsciente, me hicieron ingerir la APTX 4869, la cual, afortunadamente, en lugar de matarme, me encogió hasta mi periodo infantil.
Ran prestaba atención a la cantidad de información que le iba pasando. Gin y Vodka, recordaba a ambos hombres. Vodka fue asesinado en las escaleras ardientes por Gin mientras intentaba barrarles el paso a ambos, y Gin no corrió mejor suerte…
-Después de eso, desesperado, fui a casa del profesor, y allí tomé mi nueva identidad, Conan Edogawa. Fui a vivir a tu casa porque el profesor pensó que, como tu padre era detective, tendría contacto con la policía y me llegarían las noticias más rápido…
Ran abrió los ojos – Entonces… Entonces… Los casos que resolvían papá, Sonoko y el profesor…
-Sí – Shinichi bajó la cabeza – Era yo. Ya sé que hice mal en escondéroslo, porque de no haberlo hecho, hubieseis estado más preparados para todo lo que sucedió la semana pasada. Lo siento mucho. Estás en tu pleno derecho de enfadarte. Entiendo perfectamente que estés dolida, molesta, y…
Se oyó un ruido brusco. Ran había dado un paso adelante con fuerza y rabia. Tenía los puños apretados con fuerza.
-¡Ya basta!
Shinichi parpadeó sin entender y miró a Ran, la cual se había cruzado de hombros, mirándole con fuego en los ojos - ¡Tengo derecho a enfadarme, a chillarte, y a mil cosas más, ¿no! ¡Parece que me veas como una bruja! ¡No estoy enfadada ni disgustada ni nada! – Ran respiró hondo, tranquilizándose un poco, porque con su tono de voz Shinichi no sabía si lo que pretendía era tranquilizarle o echarle más las culpas. Así que Ran adoptó un tono algo neutro, con un deje de sonrisa en sus labios – Entiendo perfectamente por qué nos lo escondiste y te estoy agradecida por haber velado por nosotros, así que para de lanzarme indirectas para saber si me estoy enfadando o no, ¡porque al final me enfadaré de tanto querer que me enfade! – Ran paró un instante, esperando no haberse hecho un lío con las últimas frases. Miró a Shinichi con decisión, y la sorpresa e incredulidad del joven pasó a una amplia sonrisa de oreja a oreja.
-No esperaba menos de ti, la verdad es que me has quitado un peso de encima. Pero, de todas formas, sólo quería que supieras que siento haberte preocupado todo este tiempo, y darte las gracias por haberme esperado. Gracias, Ran. No sabes todo lo que significa eso para mí – puntualizó él, mirándola a los ojos.
Ran se puso algo roja – De nada…
Hubo un instante de silencio. Cada uno miraba a algún lado de la estancia con las mejillas sonrojadas, cuando de repente la joven se puso la mano en la boca y lo miró - ¡¡AH!
-¿Qué? – Shinichi alzó la vista preocupado, sin entender por qué se había puesto a gritar así.
La joven aún se puso más roja, mientras que el detective la miraba alarmado – Acabo de acordarme de… de ese día, cuando volviste después de la obra de teatro y me invitaste a cenar – aquí, a Shinichi también se le subieron los colores – Ésa noche, cuando tú desapareciste y volvió Conan... Bueno, se me había olvidado preguntártelo hasta ahora pero… - Ran puso una carita de pillina - ¿Qué es lo que querías decirme?
Tum-tum
Shinichi apretó los puños. Tarde o temprano tenía que llegar ese momento. Miró a Ran a los ojos. No sabía si era el lugar ni el momento más apropiados para decírselo pero… ¡Y qué! Para eso, cualquier lugar y situación siempre sería la adecuada.
-Ran, yo…
¡Jaja! Nada, nada… Es sólo que me ha recordado a alguien. Hará veinte años, sucedió algo similar…
Ran también se puso nerviosa. ¿Era posible que Shinichi estuviera a punto de… de…?
¿Y sabe qué le dijo a la chica…? Juju… ¡Pues le pidió que se casara con ella!
Tum-tum, tum-tum
)(#€$ Ran se quedó estática, con la mente en blanco. Observó sin poder moverse cómo Shinichi se le acercaba con pasos firmes y seguros. Finalmente quedaron cara a cara.
-Sh…Shinichi… - balbuceó ella. Su corazón iba a explotar. Sin querer, dio un paso atrás y chocó contra la pared.
Tum-tum, tum-tum, tum-tum…
El joven detective bajó la mirada y volvió a subirla, con chispas en los ojos – Yo… Ran, el motivo por el cual te pedí que vinieras a cenar conmigo y me esperaras era para decirte que… que…
Hubo un pequeño silencio. Ran contemplaba a Shinichi sin creerse lo que estaba sucediendo. El maniático de los casos, el futbolista retirado, el famoso detective… Conocía muchas facetas de Shinichi, pero ninguna de ellas encajaba con la de ése joven de mirada seria y decidida y sonrisa confiada. Sí, estaba cambiado. Estaba más adulto y más… mucho más atractivo.
¡Tum-tum, tum-tum, tum-tum, tum-tum!
¿Y qué decir de Ran? Esos últimos tiempos habían terminado por transformarla en una chica de gran belleza, y juntando eso con su dócil carácter, hacían la mezcla perfecta. Shinichi respiró hondo y finalmente, lentamente, la miró a los ojos. Muchas veces antes había estado resuelto a decírselo, pero por algunas extrañas razones siempre había gente o acontecimientos que le impedían decírselo. Pero esta vez no. Esta vez estaba todo bajo control, todo era perfecto. Así que respiró hondo y sonrió con toda la tranquilidad del mundo – Para decirte que siempre te he amado, Ran.
La joven karateka se puso ambas manos en su cara, tapándole los labios. Tenía los ojos clavados en el detective.
-Eso era… lo que quería decirte – terminó él. Miró a la chica esperando algún indicio de respuesta, y fue entonces cuando se sorprendió al verle lágrimas en los ojos. La sola idea de haber hecho que llorara de nuevo le asustó. Su cara se tornó en preocupación y se acercó un poco a ella - ¿Q-Qué te pasa, Ran…? ¿He dicho algo que…? ¿Te ha molestado lo que te he…?
Ran negó rudamente con la cabeza, secándose las lágrimas pero sin cesar de llorar - ¡Idiota! ¡No entiendes nada! – dijo ella, llorando, mientras le abrazaba con fuerza para sorpresa de Shinichi - ¡Son lágrimas de felicidad, estúpido detective! ¡¡Yo también te quiero mucho!
El corazón del joven detective dio un giro. Sintió tranquilidad.
Toda la oscuridad se tornaba luz. Poco a poco fue correspondiendo el abrazo de ella, mientras le acariciaba el pelo con ternura. Desde el día en que había oído su confesión, aunque siendo Conan, había tenido la certeza de ello, pero desde que se lo oyó decir habían pasado muchas cosas, y en los últimos tiempos Shinichi no estaba del todo seguro de lo que sentía Ran. De todas formas, ahora no había ninguna duda de ello.
Lentamente se separaron del abrazo. Shinichi le terminó de secar las lágrimas y finalmente dijo, con una expresión animada - ¡Bueno! Yo ya tengo hambre, ¿vamos a cenar o qué?
A Ran se le cayó una gotita, aunque aún así sonrió – Eres incorregible… ¡Aunque eso sea lo que tanto me gusta de ti! – dijo ella, mientras Shinichi la miraba riendo y secándole las últimas lágrimas con delicadeza.
Ambos bajaron por las escaleras, charlando animadamente. Cuando salieron fuera, a la calle, y mientras Ran cerraba la puerta de abajo con llave, a Shinichi le pareció que unas cuantas sombras se escondían rápidamente. Frunció el ceño. Se tratarían, sin lugar a dudas, de la pareja de kansai y los padres de Ran, fisgoneando como de costumbre. Pero… por primera vez en mi vida, no me avergüenza estar con la persona que quiero… ¡Que se rían! A mí me da igual… Aunque dudo que Kogoro esté riendo… pensó Shinichi, desviando la mirada rápidamente.
-¿Vamos? – dijo él brindándole una gran sonrisa, y enseñándole el brazo.
Ran, con los pómulos encendidos, asintió y le cogió el brazo - ¡Sí! ¿Dónde vamos?
-¡Al restaurante del mirador del Beika Center Building! – dijo él, señalando hacia la zona central de Beika donde se encontraban, a lo lejos, las grandes edificaciones y algunos, aunque pocos, rascacielos.
Ran hizo una cara de sorpresa, y animada iba mirando el paisaje nocturno. El joven detective estaba feliz. Después de tanto tiempo, lograba estarlo. Le había costado dos años y medio, llenos de sudor, de esfuerzo y lágrimas, pero finalmente era feliz con la persona que amaba, y lo más importante, esa persona por fin era feliz… y además, lo era a su lado.
Bueno, no se lo he dicho donde se declaró papá a mamá, pero qué le vamos a hacer… Shinichi iba algo distraído, y no paró atención en un extraño viejo que había unos metros más allá. La calle por la cual paseaba daba a una carretera que traspasaba Beika, así que a ambos lados de esa carretera había muchos edificios prestigiosos, con restaurantes y clubes nocturnos; así pues, había mucha gente. Por eso mismo el joven detective de kanto no se percató de que ese anciano, con cejas pobladas, algo calvo por la parte superior de la cabeza, con espeso bigote blanco, vestido con un carísimo smoking negro y apoyado en un caro bastón, le miraba a través de sus gafas transparentes con una sonrisa benévola, con los ojos entrecerrados.
Pasó lentamente. Mientras Ran, distraída con el paisaje nocturno de Beika, y Shinichi andaban, se cruzaron con ese hombre. Ya cuando el anciano les había pasado, murmuró algo. Algo que los finos oídos del joven detective pudieron captar. Los ojos de Shinichi se agrandaron y se giró hacia ese anciano. Pero ya no le veía. Se había perdido entre la multitud.
Mis más sinceras felicitaciones, joven private eye. Admito mi derrota. Hice mal en menospreciarte. No te preocupes, a diferencia de mis subordinados, a mí aún me queda un poco de espíritu de samurai y de honor, así que no te volveré a molestar. Goodbye, Cool Guy…
Fueron frases breves y pronunciadas rápidamente. Shinichi no supo si era eso exactamente lo que había dicho, pero se acercaba bastante. Su tez estaba blanca como el papel. Se había parado en seco, y girado hacia atrás, intentando discernir entre todas las siluetas la del misterioso anciano.
-¿Shinichi, qué pasa? – preguntó Ran preocupada, mirando a su acompañante - ¿Por qué te has parado? Haces mala cara…
Él se volvió a girar y sonrió, algo nervioso – Me ha parecido ver a un conocido, pero me he confundido.
-Ah, esto, ¿seguimos andando? Si no nos damos prisa, todas las mesas estarán pedidas - dijo Ran, tirando amable y dulcemente del brazo de él. Shinichi se dejó llevar, sonriendo y asintiendo. Aunque aún tenía en la cabeza ese extraño anciano.
No cabe duda. Ése era… Ése anciano era…
-Estás muy pálido… ¿Seguro que no te pasa nada? – inquirió Ran nuevamente. Shinichi negó con la cabeza y volvió al mundo real. Ése hombre había dicho que ya no les molestaría más, así que no hacía falta preocuparse. Aunque le seguía sorprendiendo las frases de paz, rendición y felicitación del ni más ni menos jefe de la Organización de los hombres de negro.
Kohl…
-¡Vamos, un poco de ritmo, que a este paso no llegaremos, Shinichi!
-Ya va, ya va…
Shinichi sonrió. Esa sonrisa que siempre le acompañaba al final de la resolución de un caso.
…Gracias…
-Despierta, dormilona. Es la hora…
Abrí mis ojos lentamente, para encontrarme con su habitual sonrisa. Era algo que me encantaba. Levantarme y verle a él antes que a nada. Eso me alegraba el día y me recordaba que era muy feliz.
A diferencia de mí, él era muy madrugador. Fue algo que me cogió algo desprevenida. Siempre era él el que me levantaba, aunque tampoco es que me quejara… Ése día tampoco fue diferente. Me dijo las típicas frases de "despierta, dormilona, es la hora", me dio un tierno beso de buenos días y se alzó con energía, subiendo la persiana al máximo, iluminando toda la cara y haciendo que yo me tapara con fuerza con el colchón. Entonces él sonreía, se tiraba encima mío intentando quitármelo para que me levantara, y yo forcejeaba, porque no quería levantarme.
Ran bostezó - ¿La hora…? ¿La hora de qué…? – Ran miró el reloj que había al lado y volvió a depositar su cabeza en el algodón – Vamos, Shinichi… son las siete… ayer nos acostamos a las cuatro y media… Tengo sueño…
-Vamos, vamos… Anda que no te lo pasaste bien… ¡Encima que me ganaste!
Yo refunfuñé. La noche anterior nos estuvimos desde después de cenar hasta las cuatro y media de la madrugada jugando a la consola, una y otra vez. Como Shinichi siempre me pedía la revancha y no me dejaba acostarme, no tuve más remedio que seguir jugando hasta que perder yo. Pero como no me gusta dar nunca menos de lo que puedo dar...
-La próxima vez te dejaré ganar a la primera… - dijo Ran, bostezando de nuevo. Shinichi se dirigió hacia ella y la cogió del brazo, incitándola a levantarse – Está bien, está bien, ya me levanto…
-Más te vale. Voy abajo, a preparar algo para desayunar – dijo él, saliendo de la habitación y ajustando la puerta. Empezó a bajar las escaleras hasta llegar a la planta principal. Se encontraban ambos en la mansión Kudo de Beika. Como sus padres se habían trasladado definitivamente a Los Ángeles, esa mansión era propiedad de Shinichi y, después de casarse, también de Ran.
El joven detective llegó a la cocina, y miró el calendario. Hoy era un día especial. Ni bueno ni malo, simplemente especial, un día que él no olvidaría jamás.
-Vamos a ver, las tostadas estaban… ya las tengo – dijo él, empezando a preparar el desayuno. El hecho de tener a Ran como esposa había contribuido a que su cocina mejorara algo. No mucho, pero algo sí. En esto he tenido más suerte que Kogoro pensó él, divertido.
Porque sí. Shinichi y Ran, al cabo de un año y tres meses de noviazgo, decidieron casarse. Todo el mundo les apoyó, incluso los padres de ella, para sorpresa de Shinichi. Se esperaba malas caras, pero no. Supongo que Eri amenazó a Kogoro…
Ahora ya llevaban casados seis felices y confortables meses. No era tanto comparado con Heiji y Kazuha, los cuales ya llevaban un año, o con Takagi y Sato, que ya llevaban un año y ocho meses. Pero no era cuestión de competir por eso.
Ahora él era un gran detective, tal como siempre había soñado, y su oficina estaba en la comisaría central de policía. Porque sí. Trabajaba en el cuerpo de policía, apartado de homicidios, aunque de vez en cuando le caían otros casos, aunque siempre los más complicados. De hecho siempre pensó ser un detective privado, pero… a fin de cuentas, ¿qué importaba? Mientras pudiera ejercer el oficio, cualquier sitio iba bien. Además, allí tenía antiguos compañeros como Sato, Takagi, Shiratori, Megure, Yumi, Chiba, Yamamura, y muchos más. Por su lado, Ran estaba en el segundo curso de INEF, es decir, profesora de educación física o entrenadora, lo que decidiera. Mientras, ahora por ahora daba clases de kárate a la escuela Teitan y participaba en otros clubes, como en el de teatro o cocina.
En resumen. La vida les sonreía. Quién me lo hubiera dicho… Quién me hubiera dicho cuando era Conan y lo veía todo perdido que llegaría un día como éste…
Cada cual inició su vida por separado. Los padres de Ran se reconciliaron definitivamente y, aunque de vez en cuando tenían alguna discusión, nunca más se volvieron a separar. Heiji y Kazuha tenían una nueva casa en Osaka, con un pequeño dojo para practicar kendo y judo. Pero ahora Kazuha no podía practicar ningún de riesgo por dictado del médico, ya que estaba esperando un bebé, un niño. De vez en cuando venían a Tokio para visitarles, o iban ellos a Osaka, y recordaban viejos tiempos.
Luego estaba Shiho. Su carrera en Harvard sobre la bioquímica le iba genial, o eso aseguraba en los mails que enviaba al profesor muy de vez en cuando. No hablaba mucho de sí misma, sólo que de vez en cuando Jodie la iba a visitar, preguntándole si todo iba bien.
Referente a Aoko y a Kaito, Shinichi sólo sabía vía Ran que planeaban casarse pronto. Aún así, Kaito KID no se había jubilado, y el famoso detective seguía viendo de vez en cuando anuncios de robos por parte del ladrón, aunque él sólo acudiera a algunos y, más que para atraparle, era para saludarle. No entendía por qué seguía robando, ya que según él era sólo una forma de llamar la atención a los asesinos de su padre. ¿Significaba eso que no era tal y como el joven ladrón pensó en un principio, y que los asesinos que mataron a su padre no eran los de la Organización? Bueno, eso él no lo sabía, y Kaito tampoco.
En cuanto a Genta, Ayumi y Mitsuhiko… ahora, según sus estimaciones, deberían tener unos once o doce años. No lo sabía. Había perdido la cuenta. La última vez que los vio fue dos semanas antes. Iban los tres paseando por Beika con las carteras de la escuela, y con un helado en mano. Lo cierto es que parecían muy unidos. Se alegraba por ellos. Ahora ya no les enviaba mails de parte de Conan, y Shiho tampoco de parte de Ai, puesto que eso sólo reviviría tristeza. Y ahora lo habían superado.
-Mmm, qué bien huele… - dijo Ran, bajando por las escaleras y guiando sus pasos gracias al olor. Shinichi se giró hacia ella y sonrió.
-Vaya vaya, un vestido nuevo, ¿eh? – dijo él, mirándola de reojo.
Ran se acercó a él y le sacó la lengua - ¡Sí! Es que ayer por la tarde fui a hacer de canguro a los cinco nietos del señor Yomiguchi, el vecino de delante, y gané dinerillo extra. ¿Te gusta? – dijo Ran, dándose media vuelta.
Shinichi la miró. Simplemente…estaba preciosa, como siempre. Sus casi veinte años le propiciaban un toque algo más maduro y, por qué no, también maternal. Pero seguía teniendo esa… esa característica tan suya de inmadurez que la hacía tan… tan… suya.
-Me lo compré en las rebajas de Shibuya con Sonoko. No se si éste púrpura me favorece mucho… - dijo ella, mirándose.
Shinichi sonrió y le dio la espalda para coger dos platos de los armarios -¡Las tostadas! Algo quemadas, pero comestibles. ¡Que aproveche! – dijo él, sirviendo los platos y sentándose. Ran frunció el ceño al observar las tostadas y sonrió con nerviosismo.
Al cabo de unos minutos de desayunar, ambos cogieron el abrigo y se dirigieron a su coche. Estaban en pleno mes de noviembre y las nevadas empezaban a ser corrientes. La última fue hacía apenas tres días, con lo cual había que extremar la precaución a la hora de conducir.
Ya en el coche, mientras Ran se ponía el cinturón, se giró hacia Shinichi con mirada divertida – Oye… ¿Me sacas de la cama a las siete y aún no quieres decirme adónde vamos? – replicó ella, fingiendo estar molesta.
El joven detective, mientras apagaba su móvil –de esta manera no podrían contactarle desde el trabajo y, ¡qué rayos! Hoy era un día especial y tenía el día libre- sonrió enseñándole las dientes - ¡N-O-P!
-¿Con que no, eh? Bien… Entonces yo tampoco te diré una cosa – dijo Ran, girando la cara y cerrando los ojos, aparentando indiferencia y con un cierto toque de arrogancia. Ahora era Shinichi el desconcertado, pero prefirió no sacudir más el tema, así que apretó el acelerador y un coche familiar azul oscuro, modelo deportivo, y bastante brillante, salió de la mansión Kudo.
El reloj de muñeca de Ran marcó las ocho y media. Hacía un frío que helaba la sangre, y Ran se juntó bien con el abrigo para calentarse. Shinichi cerró el coche con el mando a distancia y se dirigió hacia Ran, abrazándola para que no tuviera tanto frío. Ambos caminaron a tientas unos instantes. Estaban en las afueras, no sólo de Beika, sino también de Tokio. Era un lugar amplio, lleno de árboles y bancos, totalmente cubierto por la nieve. Pese a que estaba muy cambiado, ese paisaje no era del todo desconocido para la chica.
-Ya han pasado unos dos años desde que vimos este lugar por última vez, y aunque supongo que no te trae muy buenos recuerdos, para mí siempre será el lugar donde nos reencontramos, esa vez definitivamente – dijo Shinichi, cerrando los ojos pensativamente.
Ahora lo recuerdo… pensó Ran, mirando hacia delante. Ahí… en ese parque es donde estaba el edificio de la Organización que se quemó y derrumbó, donde Shinichi recuperó su cuerpo definitivamente y donde nos reencontramos… y si no me equivoco, creo que fue alrededor de esta hora cuando conseguimos salir vivos y 'ilesos' de él…
Ran se giró hacia su acompañante y sonrió, algo roja – Gracias por haberme traído aquí. Para mí también son buenos recuerdos, Shinichi… Justo ahora, dos años atrás, estábamos saliendo del edificio en llamas justo antes de derrumbarse, ¿recuerdas?
-Claro que lo recuerdo, sino no te habría traído aquí, ¿no crees? – Ran le sacó la lengua y Shinichi sonrió pícaramente – He pensado que te gustaría verlo. Y quería llegar justo a las ocho y media de la mañana.
Ran le miró y besó en la mejilla con ternura – Cuando quieres tienes tus detalles.
-¡Eh! – repuso él, ofendido.
Ran volvió a sacarle la lengua.
-Por…cierto… ¿Qué era ese secreto tuyo? Ahora ya has visto este lugar, mi pequeña sorpresa… Ahora dime la tuya, ¿eh?
Ran empezó a andar despreocupadamente, sonriendo – Mmm… no sé, no sé…
Porque si dos personas se aman, por muchas situaciones difíciles que haya, por muchos contratiempos que sufran, por muchas pruebas que pasen para demostrar que siguen unidas, siempre se amarán. Por muchas mentiras que haya en medio, aunque haya tristezas que causaran lágrimas, aunque en sus momentos también alegrías que causaron sonrisas, si dos personas se desean, se desearán para toda la vida.
Dos o tres pasos delante de Shinichi, Ran se giró en redondo y le encaró. Sonrió tiernamente, ligeramente sonrojada, y depositó ambas manos en su barriga, sonriendo de oreja a oreja.
Shinichi parpadeó incrédulamente - ¿¿Estás…?
Ran asintió - ¡¡Sí!
Shinichi echó a correr hacia ella para sumergirse en un profundo abrazo de felicidad. Porque si dos personas se aman, no importa qué les suceda, siempre estarán juntas para toda la eternidad.
Y esto, queridos lectores, no es un perfecto final.
Es un perfecto comienzo.
Fin del epílogo
Y fin de "The case of the mystery APTX 4869"
Private Eye: significa detective en inglés
INEF: Son los estudios para llegar a ser maestro de educación física, entrenador, etc. No estoy segura si se llaman así en Japonés, pero si no es así, disculpadme U
Notas de la Autora
Bueno… todo principio tiene un fin… Y éste es el final de mi primer fic de Meitantei Conan, "The case of the mystery APTX 4869" (El caso de la misteriosa APTX 4869). Desde que inicié este fic, hará cosa de un año y un mes, creo que he mejorado mucho en lo que a conocimientos de la serie se refiere. Si releéis los primeros capítulos, podréis ver que en algunos me hago un poco lío con los temas Jodie-Sharon-Chris-Shuichi. Perdonadme U pero eso ya está solucionado unos capítulos más adelante.
También creo (y confío en no equivocarme) que he ido mejorando poco a poco mientras escribía este fic, y que a medida que lo hacía, vosotros disfrutabais más con él, lo cual ha sido el principal objetivo que he tenido siempre, ne? Espero de todo corazón que este fic os haya gustado, yo siempre le tendré especial cariño por haber sido el primero en esta gran serie creada por Gosho Aoyama.
Y eso no habría sido gracias a todas las personas que se leyeron su fic, que me enviaron mails diciéndome qué les había parecido, que me dejaron reviews en o que no paraban de "agobiarme" por el MSN (xD no os ofendáis eh, si en el fondo me gusta xDD) pidiéndome que pusiera un capítulo de aptx en la próxima actualización de la web.
Me he divertido mucho con este fic, y me duele mucho terminarlo. Pero no quiero hacer esos fics-que-continuan-más-fics y que llegue a tener 38204932 capítulos, porque eso terminaría aburriendo a la gente. Y ahora, allá va mi pequeño secretito: tal vez me consideréis un poco irresponsable en cuanto a esto, pero… mucha gente me ha preguntado al largo del transcurso cómo iba a terminar mi fic, y yo respondía "ahhh, secreto". Ni secretos ni pamplinas, porque el final (hablo del epílogo, no del argumento; el argumento sí que sabía cómo terminaría ) del epílogo me acaba de venir ahora a modo de inspiración cintu se pone a escribir antes de que se le vaya de la cabeza, lo cual no sería novedad
Terminando ya, muchas gracias, gracias a todos por haber apoyado este fanfic desde el inicio hasta el final. Espero y confío en que os haya gustado
Especiales agradecimientos a: Lex, Haku, Aza, Sachi, Ran-chan, Ran Kudo, Arzainer, Ran Mouri 1987, JkRanIV, Conan-kun, Silver Lady, An-neechan, Ralfa, Shiku, Mirta 22, Belly-chan, Ran Aoko, Aryma, Miruru, Sango-chan, Shiho-Miyano, Ao-chan, ONPU, Natàlia Hattori, Lady Rina, Yukimiaka, a toda la comunidad de mi foro de Shinichi's Memories, a todos mis amigos del MSN, a todo el grupo del Tantei Holmes Sensei (THS), a todos los que me enviaron mails de soporte, a todos los que me dejaron reviews, a todos los que me animaron a seguir adelante con el fic y, en resumen, a ti, lector, por haberlo hecho posible.
Muchas gracias a todos,
Hasta pronto,
CiNtUrO-cHaN
: 30 de junio del 2004 :
