Detective Conan es propiedad intelectual de sir Gosho Aoyama y sus respectivos distribuidores. No intento robar ni plagiar nada, sólo escribo 'tomando prestados' los personajes de esta magnífica serie, para divertirme a mí misma y divertir a los demás lectores. Aunque si algún día me quieren regalar a Shinichi, no les diré que no…
Kazuha miró una vez más por el portillo de la puerta, abriéndola un poco, observando y volviéndola a cerrar; más que nada, para corroborarse de que nadie les espiaba. Cerró la puerta de nuevo y volvió hacia el servicio del Cat's Room, apoyándose a la pared y escuchando el relato de Ran, que hacía ya más de diez minutos que duraba. Ambos detectives, tanto el del este como el del oeste, escuchaban impasibles, reteniendo en su cerebro cada palabra extraña que pudiera ser sospechosa.
De vez en cuando oían las pisadas curiosas del camarero, que se acercaba de vez en cuando al servicio de mujeres, pero que nunca acababa de entrar. Pero ninguno de los cuatro jóvenes le prestaban atención.
-Ha sido una buena idea venir aquí; no creo que hayan puesto micrófonos en un lugar como este… - dijo Heiji, mirando a su alrededor – Espero que nos defendáis si entra alguna jovencita y se pone echa una fiera…
Kazuha entrecerró los ojos – Estoy segura que incluso te gustaría, ¿eh?
Heiji sonrió bobamente - ¿Cómo lo sabes?
-Aho – dijo ella, terminando la conversación. Ran dudó un momento en interponerse, pero finalmente habló – Y… ¿y bien? ¿Qué os ha parecido? Yo creo que no es un hombre malo… Yo le creo.
Shinichi habló duramente – Ran, no vayas en plan ángel con todo el mundo; intenta ser un poco desconfiada. ¿Y si todo eso eran un atajo de mentiras para confundirnos, qué?
Ran frunció el ceño y miró hacia abajo. Shinichi prosiguió – Según lo que dijo ese tal Cheroki, fue él quien nos dio la pista de "Gisei Down", Hattori – dijo el detective del este mirando al del oeste. Éste asintió con lentitud y devoción – Y eso de Futahitomi… Creo que será mejor que lo investiguemos más a fondo; si no tuviera ninguna relación con el caso no lo habría mencionado, aunque no sabemos de qué parte está, ni este tal Futahitomi ni Cheroki… Hay que andar con pies de plomo.
Kazuha se aventuró a hablar – Una cosa, ese tal Futahitomi me suena…
Heiji la miró y asintió – Claro que te suena; ¿recuerdas, el primer día que vinimos aquí, cuando estábamos en el Cat's Room discutiendo con Neechan y Kudo sobre el acertijo de mi padre? Futahitomi estaba dentro de los 'sospechosos' del acertijo, eso de 'incesante compañía'… Lo que pasa es que no tiene ninguna compañía, eso es lo que yo no me explico.
De nuevo, un camarero pasó y les echó una gélida mirada. Ahora sí, los cuatro jóvenes decidieron irse del servicio de mujeres del Cat's Room; lo último que querían era llamar la atención.
– Está un tal Futahitomi, de cuarenta-y-dos años, casado y divorciado. Está en la habitación 213, y no tiene ningún tipo de acompañamiento, a parte de su equipaje. Cabe decir que no es un tipo bastante agradable…
CiNtUrO-cHaN CCF presenta…
Glosario de Términos:
Cambio de Escena
Flash Back
… Pensamientos de un personaje
El caso del asesinato del blanco número 19
File 6 – Aguas turbulentas
Shinichi se puso una mano en la cabeza de nuevo, intentando concentrarse. Heiji había ido a llamar a su padre para decirle cómo les iban las cosas, y las chicas habían dicho que se iban un momento a recepción a preguntar las horas de los hidromasajes. Ahora sí que tenía cosas en que pensar: muchas cosas.
Primero: estaba ese tal Cheroki. ¿Era amigo o enemigo? Según la declaración de Ran, podían confiar en él, pero ya conocía a Ran, era del tipo de personas que cree en la palabra de la gente sin pedir ninguna demostración.
¿Podían confiar en él? Eso no lo sabía, pero al parecer no tenían más salidas. Al parecer, Cheroki sabía cosas que ellos no sabían; y en referencia a "el hombre que buscamos es ese Futahitomi", ¿a qué se refería? ¿Al acertijo de su padre o al caso de los asesinatos…? No lo sabía.
Además, había otro punto: ¿por qué les ayudó con lo de Gisei Down? Sí, sin lugar a dudas debía tener relación con los crímenes; no sabía de qué tipo, pero debía haberla. ¿Y por qué les ayudaba? ¿Y por qué no iba directo a la comisaría a explicarles lo que sabía? ¿Y si no podía? Y en ese caso, ¿por qué no?
Entonces recordó unas palabras de Ran: "Según me contó, parece ser que alguien le está buscando. No dio nombres, solo dijo ellos…" Posiblemente alguien le estaba buscando, y seguramente no iban a permitir que hablara…
-Kudo, ya he llamado, pero es muy extraño – dijo Heiji, apareciendo en la habitación de Shinichi y cerrando la puerta tras de sí - ¿Crees que es seguro hablar aquí?
Él negó con la cabeza – Bajemos al bar del hotel, allí siempre hay gente y será más difícil a quien quiera que nos esté espiando oírnos – dijo él, y acto seguido se terminó de vestir y ambos detectives bajaron a la planta baja. Allí, tal y como esperaban, había un sinfín de gente, mucha de la cual estaba al bar sólo para refrescarse y tomar una pequeña bebida en un inciso del baño en la piscina. Ambos jóvenes se colocaron en un lugar algo apartado del bar, donde hacía rincón, y pidiendo lo primero que se les antojó, retomaron la conversación.
-¿Y bien, qué te ha dicho? – preguntó Shinichi bajando la voz.
Heiji resopló – Nada.
Shinichi arqueó las cejas sin entender y Heiji prosiguió – Nadie coge el teléfono. Ni mi madre, ni mi padre. También he llamado al señor Toyama, pero allí tampoco contestan…
-Esto es preocupante – dijo Shinichi, bebiendo un poco de refresco - ¿Y dónde han podido ir?
El joven moreno hizo un gesto de incertidumbre – Son vacaciones, pero ellos nunca suelen ir a ningún sitio… Tal vez les ha dado para ir a algún lugar todos juntos, pero no sé… Es extraño. Probaré de llamarles luego, de noche.
-Oye, vigila que no haya micros en los teléfonos públicos. Será mejor que uses mi móvil, por si acaso.
Heiji asintió - ¿Y qué hay de ese tal Cheroki?
Shinichi se encogió de hombros – Pues no hay nada. No se ha puesto en contacto con nadie, como le dijo a Ran que haría… Habrá que esperar.
-¿Has ido a vigilar a Futahitomi?
El joven detective hizo rostro de sorpresa – Eso quería decirte yo… Antes me he acercado a su habitación, justo cuando pasaban las mujeres de la limpieza, y me ha sorprendido que no entraran en su habitación; he ido a preguntarlo a recepción, y al parecer Tomoaku Futahitomi marchó ayer mismo del hotel, pagando incluso los días en que no estaría…
Heiji frunció el ceño - ¿Crees que sabe que sabemos algo?
-No lo creo, lo sé. Estoy seguro. Sino, ¿qué motivos tendría para irse así, a la francesa, e incluso pagando lo que tenía facturado? Todo sólo para no causar alborotos…
-Ahora va a ser mucho más difícil tirar con el caso, Kudo… Esto está cada vez más siniestro – dijo Heiji, tomando una cucharada de su helado. Shinichi asintió.
De repente, dos figuras aparecieron por detrás de los jóvenes – Vaya vaya, los dos detectives en acción.
Ambos jóvenes se giraron, para ver a Ran y Kazuha sonriendo.
-¿Ya os habéis informado de las horas de las manicuras? – preguntó Shinichi con sorna.
Ran frunció el ceño – ¡Hidromasajes! Y sí, ya hemos reservado hora, ¿verdad Kazuha-chan? – dijo ella sonriendo a su amiga. Ella asintió también.
-¡Y luego a la sauna!
-¡Y después al masajista!
Ambas chicas se sonrojaron un poco. Shinichi y Heiji tuvieron un mal presentimiento – Esto… - empezó el detective del oeste – Querréis decir… 'a LA masajista'…
Kazuha negó con la cabeza y Ran prosiguió – No, lo hemos dicho bien. Iremos a UN masajista.
-¡¡¿¿C"MO??!! – exclamaron ambos jóvenes, poniéndose de pies, con los pómulos rojos - ¡¡¡¡NI HABLAR!!!!
Ambas chicas se pusieron a la defensiva, pero contentas de esa reacción – En fin, nos vamos a dar un chapuzón. Dejamos la ropa y las cosas aquí, ¿vale? Vigiladlas – dijo Kazuha, quitándose el polo que llevaba y dejando ver un bañador de dos piezas, todo blanco y con algunas rallas verticales negras. Heiji intentó desviar la mirada, aunque le resultó imposible. Para intentar cortar el ambiente, el chico farfulló – Hoy no vas de cebra…
La chica le ignoró y dejó su bolsa a su lado; mientras, Ran se quitó la toalla y dejó su bolsa de baño al lado del asiento libre que había junto a Shinichi. Su bañadora, al igual que el de Kazuha, también era de dos piezas, aunque el suyo era estampado con flores de distintos tamaños y colores, y también con algunas frutas, dándole un aire un poco tropical. Cuando ambas se hubieron alejado, Heiji y Shinichi, algo rojos, reaccionaron.
-La estabas mirando – dijo uno al otro.
-Y tú también – dijo el otro al uno.
Ambos chicos movieron la cabeza e intentaron alejar esas siluetas de su cabeza.
Ran andó con firmeza los últimos centímetros; inspiró y respiró. Esa escena le recordaba a la de algunas películas de piratas, en las cuales presos, doncellas en peligro y otros personajes desfilaban por el conocido 'Paseo de la muerte', que finalizaba con un salto al mar abierto por aquella palanca de madera. Aunque el salto que iba a hacer ella no era tan grande como el que se hiciera en esas películas: era de apenas metro y medio, tirando a dos metros.
Kazuha se encontraba al carril de al lado; se acababa de tirar con gran habilidad y ahora salí a la superficie para empezar a nadar de espaldas.
Hacía un día algo turbio; había unas nubes grisáceas, y por eso seguramente no había nadie más a parte de ellas dos en la piscina grande y profunda; aunque a las de al lado sí que había gente, más que nada pequeños jugando al pilla-pilla acuático, y padres y madres con bebés. La piscina donde las dos chicas se encontraban estaba a un nivel superior, al cual se accedía subiendo cuatro escalinatas. Estaba todo al aire libre. No hacía tanta calor como los otros días, pero sí la suficiente como para darse un remojón; era ya casi la hora de comer, por lo cual cada vez había menos gente; a la otra punta de todo se encontraba el comedor y, al lado, el bar, donde los dos detectives continuaban charlando.
Ran cogió impulso, flexionó las piernas y saltó alto y largo. Un remojón era muy gratificante, después de pasar por tantos calvarios; tenía la sensación de que no estaba de vacaciones, sino inmersa constantemente en un caso de los de Shinichi, ya que no paraban de ocurrirle cosas.
Empezó a nadar crol, y ambas chicas siguieron a lo suyo durante casi media hora, hasta que al final pararon y se quedaron a la punta opuesta de los trampolines, para retomar un poco el aliento.
-Caramba, Ran-chan, nadas muy bien – dijo Kazuha, sentándose en la barandilla de la piscina.
-Tú también, Kazuha-chan – respondió Ran, apoyándose a unas barras especiales que había por encima del nivel del agua, echas expresamente para que la gente se cogiera allí y se mantuviera flotando.
-Si te dijera cómo he aprendido… - el rostro de Kazuha se ensombreció – A base de de tragar agua, así es como aprendí; y encima con un profesor tan malo…
Ran arqueó las cejas - ¿Y quién era ese profesor?
Kazuha resopló y señaló disimuladamente hacia el bar. A Ran se le cayó una gotita – Te entiendo; es justo lo que me pasó a mí, pero con el patinaje… Shinichi siempre se iba riendo de mí cuando me caía al hielo…
-Hombres… dónde tendrán el tacto – murmuraron ambas chicas al unísono, hecho que hizo que empezaran a reír.
-¿Y tú cómo estás, Ran-chan? – preguntó Kazuha, sin saber muy bien cómo empezar. Ran le lanzó una mirada interrogativa y ella prosiguió – Por lo de ese tal Cheroki… y lo del ataque del otro día… Y esos hombres que aparecen y desaparecen sin más… No sé, quizás hubiera sido mejor que no hubiéramos venido… Si te pasara algo por mi culpa, Ran-chan…
Ran se entristeció e intentó animarla – No es culpa tuya… ¡Es culpa de esos salidos! No tienen preferencias y atacan a la primera que se les pasa por delante… Además, si ni Shinichi ni yo hubiéramos venido, ¿quién te estaría protegiendo ahora de un posible ataque, si Hattori-kun estuviese al bar o indispuesto? ¡Aquí está la karateka Ran para defenderte! ¡Y si yo no puedo, tu les tumbarás, Kazuha la judoka!
-¡Jajajaja! Ran, eres muy amable – dijo ella y sin previo aviso se lanzó sobre la chica y la sumergió. Ambas jóvenes empezaron una mini-guerrilla de 'a ver quién sumerge a quién', entre risas y risas (y tragadas de agua, todo sea dicho).
Unos metros más allá, oyeron dos chapuzones más; pesados. Seguramente serían dos hombres; tal vez Shinichi y Heiji. El caso es que no le dieron importancia, y siguieron jugueteando. Entonces, Ran notó como las manos de la chica, con una fuerza bastante más notable que antes, la empujaban hacia abajo. Ella, sonriendo dentro del agua, esperó a que se cansara y que cediera de hacer fuerza… pero eso no ocurrió. Ran empezó a hacer fuerza para subir a la superficie, pero no lo conseguía. Notaba que el aire empezaba a faltarle y su cabeza empezaba a nublarse. Abrió los ojos dentro del agua rápidamente, y cuál fue su sorpresa al percatarse de que ese no era el cuerpo de Kazuha, sino el de un hombre vestido con un traje de bucear negro.
Por su lado, Kazuha tampoco se encontraba en mejor situación: sin previo aviso, los dos hombres que se habían sumergido la habían dirigido hacia una de las cuatro paredes de la piscina, mientras el segundo hombre se largaba y se ocupaba de su amiga Ran, que no se había dado cuenta de nada. Kazuha, con horror, intentó gritar, pero el hombre, vestido con traje de bucear azul marino y con la cara cubierta por una especie de pasamontañas, le dio un buen bofetón que hizo que su cara rebotara con la pared, y acto seguido le puso una mano bien apretada en los labios y otra en la nariz, mientras la iba sumergiendo.
Mientras, Ran intentaba separarse del agarre que le impedía subir la cabeza; intentó pellizcarle el brazo, darle patadas, pero con el agua en medio sus golpes no tenían ningún efecto. Poco a poco, dejó de hacer resistencia. Entonces, para sorpresa, el hombre le cogió su mano y empezó a estirarle su… ¿¿anillo?? ¿El anillo que Shinichi le había regalado? Es decir, que también eran unos ladrones… Pero por nada del mundo iba a permitir que se llevaran SU anillo. Ofreció resistencia, la que pudo, cerrando la mano con fuerza; el hombre, nervioso de que alguien viniera, empezó a darse prisa: le cogió su muñeca con fuerza; Ran cerró los ojos del dolor, pero seguía con la mano cerrada, a pesar de estar a punto de ahogarse. El hombre ya se impacientó y su paciencia llegó al límite, así que con toda su fuerza bruta, tomó la muñeca de Ran y hizo un gran crack. Ahora sí, Ran chilló de dolor y abrió la mano, mientras el hombretón sonreía y cogía el anillo. Ran, incluso estando dentro del agua, empezó a llorar; por el dolor, porque le habían robado su tesoro y porque… porque todo terminaba… ¿Así…? No podía soltarse, y ya llevaba más de cuarenta segundos dentro… Tal vez para mucha gente eso fuera poco, pero para ella, que no tenía ninguna capacidad especial para aguantar mucho tiempo sin respirar, bastó y sobró para que cerrara sus ojos lentamente y dejara el cuerpo muerto, haciendo que flotara. Medio inconsciente, medio consciente, notó como el hombre le ponía una especie de pulsera que pesaba mucho… Seguramente estaría atada con algún tipo de objeto pesante que la arrastraría al fondo de la piscina… Lo último que vio fue, sin comprender, la imagen de Shinichi en el Hotel Kyoto, diciéndole que tenía algo importante que decirle… Pero no podría oírlo jamás. Finalmente, inclinó la cabeza hacia abajo y perdió todo contacto con el mundo.
La chica de kansai tampoco corría mejor suerte; al igual que su amiga, ya no podía aguantar más… También había intentado soltarse del agarre de esos fuertes y musculosos brazos, pero era imposible para ella, teniendo en cuenta que ya casi no tenía fuerza… ¿Por qué? ¿Por qué las atacaban? ¿Acaso ellos eran esos temibles asesinos en serie? No tenía ni idea, y ciertamente no creía que jamás lo supiera… Entonces, el hombre del traje azul, al igual que el hombre del traje negro había hecho con su amiga, le puso una especie de manilla bien sujeta, con un peso similar al que suelen llevar los fantasmas, y poco a poco notó como iba bajando y bajando…
-¡Eh, vosotros…! ¡¿Qué demonios…?! – un hombre de seguridad del hotel, atraído por el traje antirreglamentario de los dos atacantes, se dirigió a la piscina, y cuál fue su asombro al comprobar lo que allí sucedía - ¡¡¡Q…QUE ALGUIEN ME AYUDE!!! ¡¡¡AQUÍ SAKURADA, QUE ALGUIEN VENGA A LA PISCINA GRANDE…!!! ¡¡¡RÁPIDO!!!
La gente, atraída por el ruido, empezó a dirigirse hacia allí. La mujer que más se acercó y vio el panorama, lanzó un tremendo grito, creyendo que eso era un escenario de un asesinato. Dicho grito aún hizo que viniera más gente, y eso aún propagó más gritos, que llegaron a los oídos de la gente de todo el hotel…
Shinichi y Heiji también lo oyeron, algo lejano. Miraron a través del cristal, y al fondo vieron un montón de gente dirigiéndose y apartándose de la piscina, donde supuestamente estaban Ran y Kazuha. Un miedo mortífero los invadió y sin decirse nada, se alzaron y empezaron a correr hacia allá.
-¡¡EH, APÁRTENSE!! – gritaba Shinichi, pegando empujones grotescos aquí y allá. La gente a regañadientes iba apartándose, y poco a poco consiguieron llegar al lugar de los hechos. Y allí, el corazón de ambos jóvenes se paró. Sus fuerzas menguaron al ver las imágenes de las dos chicas, pálidas, tumbadas al suelo y con algunas toallas que la gente había cedido amablemente para hacerlas entrar en calor.
Los dos socorristas acababan de llegar y empezaban a hacerles los primeros auxilios, pero ninguna de las dos parecía dispuesta a abrir sus ojos.
-¡¡Ran!! ¡¡Eh, Ran, levanta!! – gritó Shinichi, que se había arrodillado al lado de la joven, sacudiéndola con fuerza. Al ver que no había resultados, ni con sus gritos ni con los primeros auxilios del socorrista, se giró rápidamente hacia el guardia de seguridad - ¡¡¡RÁPIDO, TRAIGAN UNA AMBULANCIA!!! ¡¿A QUÉ ESPERAN, MALDITA SEA?!
El hombre, pálido, se puso en contacto con la línea de las ambulancias en seguida. Llegarían en cinco minutos… ¿pero llegarían a tiempo? Es lo que todo el mundo, todo curioso, se estaba preguntando. Heiji, que estaba dando golpecitos a la cara de Kazuha para intentar reanimarla, se giró hacia el guarda de seguridad con la mirada helada - ¡¿Qué ha pasado?!
-Yo…Yo…
-¡¡Maldición, CONTESTE!! – exclamó Shinichi, girándose él también - ¡¿QUÉ HA PASADO?!
El hombre señaló la piscina – Dos…dos hombres… Iban vestidos con trajes de…de buzo… Y-Yo me acerqué para decirles que…que estaba prohibido y… y… - señaló a dos objetos que había al lado de las dos chicas, atados a las muñecas de ellas, con una enorme bola de cimiento al final – Vi a estas dos muchachas que estaban atadas…con esto… y-y entonces las sacamos de allí… - dijo, señalando a otros tres hombres que había detrás de él, empapados.
-¡¿Y ESOS DOS BUZOS?! – exclamó Heiji al instante - ¡¿Dónde están?!
El hombre bajó la mirada – Se-se dieron a la fuga… a-ahora mismo hay orden de búsqueda… Hemos informado a la comisaría de Tottori, y están todos alerta…
Shinichi miró con frustración y rabia al suelo – Mierda… Los hemos perdido antes de encontrarlos… - acto seguido volvió a lo que realmente era importante; esos dos hombres ya se las pagarían más tarde: lo que ahora importaba, por encima de todo, era Ran. Ahora que la veía bien, parecía blanca como la nieve; tenía el rostro sereno, con las cejas un poco fruncidas. Un terrible sentimiento de culpa le invadió: si las hubieran acompañado, o si al menos… ¡¡si al menos hubieran hecho algo!!... tal vez ahora no estarían en esta situación. Pero no, tenían que dejarlas solas, tenía que dejarla sola, sabiendo que unos asesinos andan sueltos cerca esperando la mínima ocasión para acabar con ellas, sin motivo aparente, y habían encontrado una BUENA ocasión. Maldita sea, juro que me las pagaréis… lo juro… y más os vale que se despierte inmediatamente…
Heiji miró con frustración el "uno-dos-uno-dos-RESPIRA" que le hacía ese hombre a Kazuha. No le importaba que le estuviera haciendo el boca-a-boca. No importaba. Sólo quería que se levantara, y así él podría pegarle un buen golpe a ese socorrista que se creía digno de hacer lo que estaba haciendo. Pero no, no iba a hacer nada hasta que Kazuha no abriera sus ojos verdes - ¡¡EH!! ¡¿Y LA AMBULANCIA, QUÉ?! ¡¿SE LA HA TRAGADO LA TIERRA?!
-¡¡COUGH, COUGH… Ahgg…aaaagh….cough-cough…!!
Heiji se giró rápidamente. Eso era un milagro… - ¡¿KA-KAZUHA?!
La chica había expulsado todo el agua que había tragado allí dentro, y empezaba a mover los ojos, mientras que seguía tosiendo ferozmente. El chico de kansai se colocó junto a su lado, empujando al socorrista hacia un lado ¡Qué te has creído! ¡Sólo yo tengo derecho a estar aquí, idiota! y dándole suaves golpes en las mejillas. Poco a poco notó que el color rojizo iba volviendo en su cara, y sus ojos empezaron a abrirse poco a poco; Heiji le puso su mano en ellos para que el sol no la iluminara – Kazuha… ya est
La chica parecía algo confundida y aturdida, demasiado débil para hablar. Giró un poco la cabeza para mirar a Heiji, y sonrió – Ho…la…
-Hola. ¿Qué tal estás…? – dijo él – Vamos, te ayudaré a levantarte…
-Creí que… no volvería a… - los ojos de la chica empezaron a humedecerse. Heiji no dijo nada y la ayudó a sentarse y, para su sorpresa, la cogió en brazos. Pero ella no dijo nada, simplemente dejó que él hiciera, y con cansancio y alegría secreto apoyó su cabeza en el hombro de él - ¿Y…Ran-chan…? La…También la han…
Heiji se giró hacia atrás y frunció el ceño con preocupación. Pero lo último que Kazuha necesitaba en ese momento eran malas noticias – Tranquila, ya se está recobrando… - y sin contestar a ninguna pregunta más, la llevó rápidamente a enfermería.
El pánico empezaba a dominarle; Kazuha acababa de despertarse, y realmente se sentía muy aliviado por su amiga. Pero… pero ELLA no despertaba. Ella seguía durmiendo, porque se negaba a aceptar otra cosa. Ella seguía durmiendo y no hacía señales de que fuese a despertarse. Según había oído, la ambulancia acababa de llegar y estaba delante del hotel.
-¡Ran, Ran! ¡Despierta!
-El…anillo… ¡¡COUGH, COUGH!!
El joven detective notó un vuelco en su corazón. ¿Había hablado? ¿Ran estaba consciente? El socorrista que la atendía hizo ademán de volver a hacerle otra pequeña 'ayuda', pero el detective le paró con un brazo con autoridad, clavándole una mirada fulminante que infundía respeto. Shinichi se volvió hacia Ran de nuevo, la cual empezaba a recuperarse.
-Me lo han…
-¡Shh! No hables – dijo él, sonriendo – Tranquila, ya ha pasado todo… Estás a salvo…
Ran frunció el ceño y empezó a llorar, apretando su mano al dedo de la otra – El…el ani…
Shinichi frunció el ceño - ¿El ani…? ¿El anillo? – el joven no sabía de qué estaba hablando. En su mano no tenía puesto ningún anillo. Pero justo cuando iba a responder, la chica dejó caer su cabeza y cerró los ojos, inconsciente.
Acababa de llegar una camilla, pero los socorristas dijeron que ya no hacía falta, que ahora sólo hacía falta mucho reposo, y que lo podría hacer igualmente al hotel, ya que no necesitaba de curas especiales. Así pues, Shinichi la cogió con cuidado y la llevó hasta su habitación, donde la tumbó en su cama y la tapó. Llegó Heiji a preguntar qué tal se encontraba Ran, ya que Kazuha no paraba de preguntar lo mismo. La gente del hotel les trajo comida gratis, en pequeña compensación por lo sucedido. Al parecer, no habían logrado atrapar los dos atacantes. Encontraron sus dos trajes de bucear tirados a un contenedor próximo, pero en ellos no pudieron encontrar ningún rastro o pista. Pero eso, de momento, no le importaba a Shinichi. Había restado todo el día sentado, al lado de la cama donde dormía Ran, aguardando a que despertara. Por qué… ¿por qué siempre a Ran? Y esta vez también Kazuha… ¿Qué tenían ellas de especial? ¿Sólo su físico, que coincidía con el de las demás víctimas? No… Demasiadas experiencias había vivido sobre asesinos que intentaban camuflar sus blancos con falsas pistas… No podía ser sólo una opción de físico. Debía haber algo más, pero… ¿qué?
-Mmmm… ah… ¿Shin…ichi…? ¿Estás aquí…?
El joven salió de sus pensamientos para encontrarse con la cara soñolienta y cansada de Ran, la cual acababa de entreabrir los ojos, buscándole con la mirada.
-Sí, sí, estoy aquí. ¿Qué tal te encuentras? ¿Quieres algo? – dijo él, poniéndose de pies.
-U-Un poco de agua…
-¿Aún más? – exclamó el chico, intentando hacer una broma. La joven sonrió con sarcasmo - Toma. ¿Ya estás mejor, Ran? – preguntó el chico, sentándose en la cama y dándole el vaso de agua a Ran. Ella se enderezó un poco y puso la almohada un poco más alta, para hacerle soporte con la espalda.
Ran asintió débilmente y bebió. Continuó agarrando el vaso con fuerza, haciéndolo girar; parecía visiblemente preocupada y a punto de ponerse a llorar. Eso alarmó al joven detective.
-Ran, ¿qué pasa? ¿Te han hecho algo esos cabrones? Porque si te han hecho algo, sólo hace falta que me lo digas y yo iré y…
Ran sacudió la cabeza lentamente – E-El anillo… Me lo robaron… - la chica empezó a respirar con dificultad mientras sus ojos se humedecían - ¡Me robaron el… el anillo que me regalaste…! Y-Yo intenté evitarlo, pero en-entonces me cogió la muñeca y… l-lo siento, tenía mucha fuerza, y yo casi no podía mantenerme consciente, y… y… ¡l-lo siento…! ¡Sé lo mucho que te costó y yo…! – Ran se escondió el rostro entre ambas manos, empezando a llorar desconsoladamente. Shinichi se quedó estupefacto.
-Ba-baka, eso no tiene ninguna importancia… Lo importante es que estés bien y… eh, eh, rebobina. ¿Qué es eso de que "te cogió de la muñeca y…" – Shinichi le tomó la muñeca, mientras ella hacía un pequeño gemido; para su sorpresa, estaba muy inflamada y roja - ¿Qué demonios…? ¡Pero si te la han tor-torcido! – exclamó él preocupado - ¿Por qué no has dicho nada?
Ella no contestó y continuó con la vista baja. Shinichi frunció el ceño con ira – No me digas que lo ha hecho porque ofreciste resistencia porque no querías que te quitaran el anillo… - al ver que Ran no hacía signos de negación, Shinichi la cogió por el mentón con fuerza - ¡¡Mírame!! ¡No me gusta que escondas la mirada! Y ahora di, ¡¿por qué hiciste esa estupidez?! ¡¡Podría haberte costado mucho más caro!!
-¡¿Qué querías que hiciera sino?! – respondió ella, llorando con fuerza - ¡¡Quería quitarme el anillo!!
-¡¿Y QUÉ MÁS DA UN ESTÚPIDO ANILLO?! ¡¡TU SEGURIDAD ES MUCHO MÁS IMPORTANTE!!
-¡¡SERÁ UN ESTÚPIDO ANILLO PARA TI, PERO PARA MI ES COMO EL OMAMORI DE KAZUHA!! ¡¡ES MI AMULETO Y LO QUIERO MÁS QUE A MI VIDA, ASÍ QUE NO VUELVAS A INSULTARLO, ¿ME OYES?!! – sin querer, Ran apoyó su mano en la cama con la riña, causándole un alarido de dolor. Shinichi frunció el ceño y cogió unas vendas, y empezó a vendárselo con fuerza pero con cuidado.
-Ran, me alegro que… es decir – Shinichi no sabía muy bien cómo empezar la conversación. La miró y sonrió, para intentar que Ran parara de llorar; con sus dedos le secó las lágrimas – No quería decir eso. Me alegra que te gustara tanto, pero compréndelo, tu vida es mucho más importante que un anillo… Además, ese anillo no significaba mucho… Si quieres, te compraré otro que tenga algún significado, ¿eh? – dijo él suavemente, sonriendo. Ran parpadeó incrédulamente, entendiendo un posible doble significado en aquella frase. Sin decir nada, asintió levemente y volvió a llorar, esta vez en silencio.
-¿Y ahora qué pasa? Para de llorar de una vez, Ran… ya sabes que no me gusta verte llo…
-E-Es que… he pasado tanto miedo… creía que no volvería a ver ni a papá, ni a mamá, ni a Kazuha, ni a Hattori, ni… ni a ti… - ahora la chica empezó a llorar con ímpetu - ¡¡He pasado m-mucho miedo…!! ¡C-Creía que no… que no te volvería a ver… y la promesa de esperarte…!
El joven detective quedó impactado. No había tenido miedo de morir, que sería lo más lógico en una situación así; tenía miedo de no volver a verle a él… Él, que había causado tanto sufrimiento; él, que había roto tantas promesas; él, que la había hecho llorar tantas veces…
Sin siquiera pensárselo, su cuerpo se movió solo y la abrazó con dulzor. Ran se sintió embriagada por el abrazo y cerró los ojos, apoyándose en él. Si el tiempo se parara en aquel momento, nunca se cansaría de estar así… Protegida y feliz, abrazada a Shinichi para siempre, parecía que no hubiera nada mejor ni más tentador en el mundo… Sólo él la hacía sentir así, y viceversa.
Fin del cap.6
CONTINUAR
::Notas de la Autora::
Konbanwa! (es que ahora es ya la tarde) ¿Qué tal estáis? ¡¡Espero que bien!! Este capítulo ha tardado un poquito, lo siento… no paso por buenos momentos de inspiración, y no sabía cómo narrar los hechos sin que quedaran cursis (o), pero bueno, estoy contenta con el resultado (de no ser así no lo habría puesto ). ¡Espero que os haya gustado! Y sí, ya sé, ya sé… mucha damisela en apuros… ¡Pero tranquilos! Las cosas cambiarán . (o no…UUU).
Algunas cuestiones: el 'omamori' al que Ran se refiere es el 'amuleto', pero me ha dado por ponerlo en japonés, mira tú por dónde. También se hace referencia a eso de que Shinichi enseñó a patinar a Ran sobre hielo, esto lo descubrimos en el tomo 23 serie 2 (edición española) y el tomo original japonés 25, creo… En el caso de "Otro asesinato en Tropical Land" .
No sé si habréis notado que ni en el capítulo 5 ni en este he puesto Reportaje. Bueno, lo cierto es que no había nada importante que comentar. Pero en los próximos capítulos me veré obligada a introduciros en "El fantástico y difícil mundo de los kanjis" (noooo… TTTT), porque sino no comprenderéis NADA (dudo incluso a que lo entienda yo misma UUU).
Espero que os haya gustado. Siento no haber puesto mucha información referente al caso en este capítulo, pero en los próximos capítulos habrá más pistas y más hechos emocionantes. Si tenéis alguna duda, ya conocéis mi correo: cinturo3xl.net o cinturohotmail.com Mil gracias a toda la gente que me apoya; y especiales saludos y agradecimientos a Lex, Haku, Azalea, Sachiko, Ran-chan, Ai, Ran Kudo, Jess, Arzainer, Azalea, Kazuha, Ran Mouri 1987, Kmiloncia, JkRanIV, Pussy0017, kevvy-kev, Silver Lady, An-neechan, Ralfa, Shiku, Det.Hitomi, Mirta 22, Belly-chan, Ran Aoko, Aryma, Kari Ishikawa, Miruru, Sango-chan, ONPU, Natàlia Hattori, a todos los participantes del foro de Shinichi's Memories, a los participantes de la comunidad de Kazuha Hattori y a la gente de Tantei Holmes Sensei.
Salu2 y hasta el próximo capítulo
CiNtUrO-cHaN
22 de Febrero del 04
(ayer fue Carnaval!)
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