Detective Conan es propiedad intelectual de sir Gosho Aoyama y sus respectivos distribuidores. No intento robar ni plagiar nada, sólo escribo 'tomando prestados' los personajes de esta magnífica serie, para divertirme a mí misma y divertir a los demás lectores. Aunque si algún día me quieren regalar a Shinichi, no les diré que no…

Inconditional Company. Ese era el nombre de la antigua y ahora abandonada cadena de comercios que había en la zona abandonada de Tottori. Por fin habían conseguido aclarecerlo todo: Futahitomi era quien, sin duda, el asesino que había matado ya a diecinueve mujeres. Y además, coincidía también con el hombre misterioso del que hablaba el enigma del padre de Hattori. Pero había algo extraño entre todo eso, algo que no cuadraba… Por mucho que intentaba aclarecerlo, Shinichi Kudo, el famoso detective, no pudo sacar en claro un factor: ¿cómo, sabiendo que Futahitomi no era un tipo de fiar, el padre de Hattori, Heizo Hattori, había accedido a ese pequeño enigma? ¿Y si tal vez él no lo supiera? Posiblemente fueran amigos, y Heizo Hattori no supiera nada de la faceta más oscura de su teórico amigo Futahitomi. Pero no… había algo más. Algo que no encajaba. Ese tal Cheroki también era sospechoso. ¿Por qué, aún sabiendo el nombre del culpable, Futahitomi, no había ido a demandarlo a la policía? ¿Por qué se lo había dicho a Ran, y no a él directamente, que tenía más sentido? Había demasiados puntos muertos en ese caso, y eso no le hacía inspirar mucha confianza.

También había pensado que fueran más de uno, porque dudaba que un solo hombre pudiera haberse bastado él solito con Ran y Kazuha, que ambas practicaban artes marciales. Aunque todo fuera dicho, en las situaciones que más era requerido su arte, se quedaban paralizadas de terror. Pero lo más seguro es que hubiera más gente. Así pues, estaban tratando contra una banda criminal organizada. Miró a Hattori; con el móvil que le acababa de prestar, estaba llamando al inspector Oogaki y dándole instrucciones de dónde debían ir.

Ambos corrían con todas sus fuerzas. Ya empezaba a amanecer, pero el cielo estaba tapado por oscuros nubarrones que predecían lluvia. Los dos detectives del Japón corrían y corrían sin cesar, para evitar que hubiera una nueva víctima, el blanco número diecinueve.

CiNtUrO-cHaN CCF presenta…

Glosario de Términos:

Cambio de Escena

/ \\ Flash Back

Pensamientos de un personaje

El caso del asesinato del blanco núm.19

File 8 – Dos planes, una verdad

"A los dos detectives. Tenemos a dos preciosas rehenes en nuestro poder. Si las queréis volver a ver con vida, ni se os ocurra avisar a la policía ni a nadie. Os esperamos en breves minutos en nuestra sede que, tal y como hemos supuesto, ya habéis acertado dónde se encuentra.

Saludos."

Esas frases retumbaban en la mente de ambos detectives, que hacía mucho rato que corrían y corrían por las desiertas callejuelas. El Sol empezaba a entreverse por el horizonte, pero amanecía triste. Un montón de nubes cubrían el cielo y un viento cortante les pellizcaba como cuchillos. Sin embargo, ni Shinichi ni Heiji cedían un instante. Seguían corriendo y corriendo, con el mapa que la recepcionista les había dado de Tottori, dirigiéndose a la zona marginal, donde se encontraba la cadena de tiendas abandonada "Inconditional Company". Donde, sin lugar a dudas, estaban Ran y Kazuha.

Maldición… ¿por qué? ¡¿Por qué no me di cuenta antes!

Si tan sólo hubiera ido antes a hablar con la recepcionista…

¡¡MALDICIÓN! pensaron ambos detectives al unísono.

Tras largos minutos de carrera, finalmente llegaron a la zona que correspondía con el mapa. Era una zona apartada de la ciudad, algo periférica. Estaba llena de casas altas y deshechas. Basuras a un lado y a otro, pancartas esparcidas por el suelo… Desértico. No parecía que hubiera nadie dispuesto a vivir en un lugar como ese si no hubiera más remedio. Pero, a su vez, las mencionadas características de la zona favorecían a los refugiados…

Ambos jóvenes empezaron a andar por callejuelas, a un ritmo ya más lento, sin hablar. Mantenían sus cinco sentidos puestos en que nadie les descubriera, y en que ellos pudieran descubrir a alguien. Finalmente, pareció que llegaron a lo que era un camino principal, y al final de este se encontraba el mayor edificio de todos, justo al lado del mar. Tenía unos diez pisos, y en la parte superior un gran cartel ensuciado donde podía entreverse en defectuosas letras "Inconditional C." Bingo.

-Hattori – Shinichi paró justo al lado de un edificio circundante al blanco, seguido de Heiji.

Él asintió – Será mejor que nos infiltremos sin ser vistos. O será peor…

Shinichi asintió. Ambos rodearon el edificio y lo inspeccionaron a distancia. Había cuatro salidas. Dos de ellas eran las principales, una con escaleras y otra para la salida de vehículos del antiguo parking, y otras dos de traseras. Una seguramente era la salida de seguridad, y la otra para la entrada y salida del personal correspondiente. Ambos jóvenes acertaron sin decirse una palabra en entrar por la salida del personal, que teóricamente no necesitaba de vigilancia a diferencia de las otras. Tal y como esperaban, estaba todo vacío. No había muestras de que allí hubiera ni cámaras ni guardias. Entonces eso les demostraba que estaban tratando con un número pequeño de secuestradores. Cuatro, cinco, seis…

-¿Los tienes?

Heiji asintió, y del bolsillo de su chaqueta verde sacó un pequeño plano, cortesía de la recepcionista – Las dos últimas plantas están destinadas, o al menos lo estaban, a guardar los productos que no se vendían o que habían caducado hasta que se los llevaran los camiones especializados, además que estas dos plantas servían de segundo garaje.

Shinichi asintió. Entonces Heiji se paró y cogió algo. El joven detective de kanto se lo quedó mirando interrogativamente - ¿Qué haces?

Heiji se giró, con un gran palo de madera en sus manos, sonriendo – Servirá de catana.

-En fin… - Shinichi lo miró algo divertido, y acto seguido ambos se miraron con seriedad – Lo más probable es que estén en una de las dos últimas plantas. Tendremos que registrarlas todas. En cuanto a las ocho primeras… No creo que haya nada. Pero aún así debemos ir con cuidado, ¿eh?

Heiji sonrió – Piensa que nos están esperando.

-¿Quién? ¿Ellos o ellas?

Ambos chicos sonrieron y silenciosa y ágilmente se pusieron a correr escaleras arriba.

La primera en despertar fue la chica de ojos azulados y tez pálida. No pálida de por si, sino pálida al darse cuenta que la situación que se encontraban ella y su amiga de Tokio no había sido sólo un sueño. Sin creérselo, se encontró atada de pies y manos con unas esposas, apoyada junto a su amiga, la cual se encontraba en iguales circunstancias, sólo que aún dormida por el anestésico.

Kazuha empezó a mover a Ran con su cuerpo, y la chica poco a poco empezó a despertarse. Al igual que ella, Ran pareció al principio muy confusa, pero luego se dio cuenta de la situación.

Ambas chicas estaban en lo que parecía un cuarto trasero, sin iluminación. Tal vez había alguna ventana, pero esta no dejaba pasar la poca luz que había en esa triste mañana en Tottori. En la habitación, que no tenía más de tres metros cuadrados, no había ningún mueble ni nada que pudiera ayudarlas a salir de allí.

-Iré a echarles un vistazo – dijo una voz que reconocieron al instante. Era el hombre que acompañaba a la mujer que las había encontrado en su habitación del hotel, el flacucho de nariz respingona.

-Sí, mejor. Ah, y ponles la mordaza antes de que despierten, no sea caso que se pongan a chillar y alerten a nuestros queridos invitados.

Ran y Kazuha se miraron rápidamente. ¿Queridos invitados? ¿Se referían a Shinichi y Heiji? ¡Las habían encontrado! Pero antes de todo esto, ambas jóvenes sonrieron con algo de dudas, inspiraron con fuerza y con voz fuerte y audible, empezaron a gritar al unísono:

-¡¡SOCORROOOOOOO! ¡¡ESTAMOS AQUÍIIIIIIII! ¡¡SOCORROOOOO!

-¡¿QUÉ! – rápidamente irrumpieron en la habitación tres hombres vestidos de negro. Los dos primeros eran el flacucho y el musculado, pero el tercero no lo reconocieron. Se les acercaron con cara de pocos amigos y rápidamente les pusieron sus grandes manos en sus labios, con tal brusquedad que ambas chicas chocaron con la pared dolorosamente. El tercer hombre les puso una mordaza rápidamente, y Ran y Kazuha se quedaron sin voz.

-Malditas crías… - dijo el flacucho, mirándolas de mala manera.

-Atsukimoto, tú quédate aquí y vigílalas – dijo el hombre musculado, dirigiéndose al tercer sujeto que no habían visto antes. El hombre misterioso, sin decir nada, asintió y se quedó allí, sacando para sorpresa de las dos chicas una pistola de 20mm, apuntándolas a ambas.

Los dos hombres salieron de la habitación. La mujer de cabello castaño largo y labios rojos, aún con la boina, los miró frunciendo el ceño - ¿Se puede saber qué pasa por vuestras diminutas cabezas? ¡¿Por qué no las enmordazasteis antes!

-Perdone, jefa… Nosotros no… - dijeron ambos al unísono.

Ella les giró la cara y miró hacia el ordenador que tenía delante, y acto seguido al mini-televisor – Mirad, parece que las han oído…

Los dos hombres se acercaron a la pantalla - ¿Ya han venido? Sí que han tardado poco… - dijo el hombretón musculado, rascándose la cabeza con incredulidad.

La mujer sonrió – Sí, ¿de qué te extrañas? Él ya nos avisó que eran muy buenos con esto…

-Gracias por el cumplido. Lo sabemos.

La mujer de pelo castaño, el hombre de nariz respingona y el otro hombre de fuerte musculatura se giraron con los ojos agrandados tras las gafas de sol con asombro, incredulidad y sorpresa. Allí, en la puerta de la gran planta donde se encontraban, acababan de hacer aparición los dos detectives del este y del oeste, ambos con una sonrisa audaz y sagaz, mirándoles desafiantes.

-¡¿Q-QUÉ! – los tres se pusieron de pies con los ceños fruncidos. ¡Sí que habían tardado poco en llegar! – E-Es imposible… hace un momento os he visto con la cámara en la segunda planta… ¡¿cómo podéis haber llegado en dos minutos a la décima!

Heiji sonrió – Eso tiene explicación. Simplemente hemos cambiado algunos cables de sitio y…

-Cuando veíais que estábamos en la segunda planta, en realidad estábamos en la octava… Y bueno, subir dos pisos en dos minutos es algo que entra dentro de nuestros tiempos, ¿eh, Hattori?

-Exactamente, Kudo.

La mujer frunció el ceño, y acto seguido chasqueó los dedos fuertemente. La puerta que había detrás suyo se abrió, y el tercer hombretón apareció, con Kazuha cogida por el cuello y con un cuchillo. Heiji abrió los ojos - ¡¡Kazuha!

-¡¡Mmmmm! – la chica se alegró de verle, aunque desgraciadamente no podía hablar ¡¡Heiji! ¡Cuidado, van armados…!

-¡Soltadla! – dijo él con rabia e impotencia, dirigiéndose a la banda. La mujer volvió a sonreír y a chascar los dedos, y el hombre que sostenía a Kazuha se marchó de nuevo a la habitación, empujando a la chica hacia el hombre musculado.

La mujer de sonrisa fría se sacó una pistola de su chaqueta, apuntando a los detectives – Este de aquí es Suzumi, un experto boxeador. Maneja los puños y las armas blancas con una calidad excelente. Pero tiene un defecto: sus reflejos. Sólo que note que alguien se mueve con brusquedad, sus músculos reaccionan imprevisiblemente… Y dadas las circunstancias – ahora Suzumi puso el cuchillo que le había entregado el cuarto miembro en el cuello de Kazuha, rozándola – no creo que eso sea bueno.

Shinichi vio cómo su amigo de Osaka tensaba los músculos con impotencia.

-Jugadas sucias, típicas de asesinos… - dijo el imperturbable Shinichi, mirando a la mujer. Al principio, esta pareció algo sorprendida, pero acto seguido sonrió.

-Hummm… Acabas de sentenciar su tumba, amigo – dijo ella, mirando a Kazuha. Heiji abrió los ojos. La mujer alzó la mano que sostenía la pistola, y lentamente empezó a apuntar a la aterrada Kazuha. Suzumi rápidamente se apartó de la chica, aunque ni eso hizo que Kazuha reaccionara. Todo pasó muy lento: Heiji empezó a correr y a correr en dirección a Kazuha, mientras que esta última sólo miraba a la mujer que la apuntaba. Ya tenía el dedo en el gatillo. Heiji, al ver con horror que no llegaría a tiempo, y sin saber qué más hacer, cogió más carrerilla y, justo al mismo tiempo que oía el sonido del disparo, se tiró encima de la sorprendida Kazuha.

Ambos cayeron con ruido al suelo. Mientras caían, Shinichi vio en un preciso instante que las manos atadas detrás del cuerpo de Kazuha estaban atadas con esposas. No puede ser… pensó él, incrédulamente Imposible…

Kazuha se alzó rápidamente. Tenía a Heiji encima suyo. Con la caída, el nudo de la mordaza que le habían hecho se había soltado - ¡¡HEIJI! ¡¡Heiji, responde! ¡¡HEIJI! – dijo ella, echándose a llorar y moviendo el cuerpo del chico que no respondía.

Shinichi se adelantó tranquilamente, sin siquiera mirar a los tres asesinos, y miró a Kazuha – No te preocupes, Toyama. Hattori está bien.

La chica frunció el ceño sin entender - ¿Eh…?

Entonces el cuerpo del chico de Osaka empezó a moverse. Para sorpresa de Kazuha, el chico se sentó sin ningún problema, mirando sin entender a su alrededor – Pero… ¿cómo…?

Kazuha parecía la más asustada de todos - ¡¿Q-Qué demonios haces! ¿Cómo puedes estar tranquilo si te acaban de disparar?

Heiji se rascó la cabeza – Esto me estaba preguntando – el chico se sacó la chaqueta y se la miró. En lugar de una bala, había un pequeño desgaste. Entonces, al suelo vio una pequeña canica de cristal. Heiji la miró incrédulamente y luego miró a la mujer con los ojos entrecerrados - ¿Qué demonios…?

La mujer se quitó la boina y las gafas de sol, y sonriendo, se puso una mano en la cabeza en señal de presentación – Soy la agente Mihona Hashii. Estos de aquí son mis compañeros, Ruuka Kaisan – dijo, señalando al hombre de nariz respingona, el cual había hecho una pequeña reverencia – y Mako Suzumi, mis subordinados.

Shinichi se apoyó a la pared, resoplando – Mira con qué está atada Toyama, Hattori – dijo él, con expresión aburrida. El chico de Osaka le hizo caso y vio las manillas. Se le cayó una gotita de sudor y se giró con rabia a los tres agentes - ¡¡¡NO ME DIGAS QUE…!

-¡Exacto! – exclamó Mihona, sonriendo y poniendo una mano en la cara, en señal de disculpa – El comisario organizó esta pequeña aventura para intentar que su hijo y su futura hija se aburrieran. Lo que no sabía era que el detective Kudo y su chica también se apuntarían al viaje.

-¡¿FUTURA HIJA! – exclamaron Heiji y Kazuha al unísono. Shinichi chasqueó la lengua ante el comentario sobre él y Ran.

Heiji se adelantó hacia Mihona, con el ceño fruncido – Es decir… que todo esto ha sido una farsa, ¿no?

Mihona sonrió – El comisario nos dio las pautas. Nosotros simplemente somos los actores de su guión.

-Así que todo estaba planeado, ¿no? La nota que tenía que leernos el jefe del hotel, el señor Ietaka, la pista que nosotros no teníamos que saber pero que teníais planeado que descubriéramos, cuando nos espiabais en secreto, cuando esa noche que Mouri estaba durmiendo con Kazuha os introdujisteis en su habitación para examinar el terreno, los dieciocho falsos asesinatos, esas pistas, contratar a un tipo llamado Cheroki para que os pintara como malos, ese falso intento de asesinar a Mouri no neechan, y dos de vosotros fuisteis los que 'atacasteis' a Mouri y a Kazuha en la piscina, robarle y devolverle el anillo a Mouri…

-Realmente ha sido un plan perfecto – dijo Shinichi, cerrando los ojos – Nos habéis engañado. Admito que me lo he tragado todo. Aunque en algunas cosas os habéis pasado MUCHO – dijo él en tono recriminatorio, recordando las numerosas lágrimas de Ran causadas por tantas situaciones peligrosas que habían vivido en Tottori.

Mihona sonrió algo alterada – Gracias, pero… Nosotros sólo intentamos que vosotros supierais la pista que el señor Ietaka os escondía, Seisan suru ichi, y nos introdujimos hoy mismo en la habitación de las chicas. Era la primera vez que veníamos, no habíamos ido antes.

Ambos detectives parpadearon incrédulamente - ¿Cómo? ¿Y la visita nocturna en la habitación de Ran? ¿Y los dieciocho falsos asesinatos? ¿Y Cheroki? ¿Y todos los ataques a Ran y a Kazuha?

Los tres agentes se miraron unos a otros incrédulamente. Mihona volvió a hablar sin entender – No sé de qué me hablas, Kudo… Nosotros sólo os dimos las pistas y vinimos hoy a 'secuestrar' a Mouri y Toyama. Todo esto que has dicho ahora… Nosotros no hemos hecho nada de esto.

-¿C-cómo que…? – el joven detective de kanto miró al de kansai. Ambos se quedaron de piedra.

-¡¡Rápido! – Heiji se puso de pies, ayudando a Kazuha, y mirando a los tres agentes - ¿Cuántos miembros sois?

Mihona tartamudeó – No-nosotros cuatro y el hombre de antes, Wataru Futahitomi… Él era el hombre de la pista, del Incondicionalmente Acompañado, y gracias a esto teníais que llegar hasta aquí…

-¿Y dónde está? – preguntó con brusquedad Shinichi, acercándose a Mihona.

Ella señaló la puerta de antes – Ahí dentro, vigilando a Mouri…

¡Toc, toc, toc!

-¿Qué ha sido ese ruido? – preguntó Mako.

Ruuka se dirigió hacia una parte concreta de la pared, de donde había oído el ruido. Shinichi y Heiji se dirigieron hasta ahí rápidamente. Heiji, con la mano, tocó la pared. Estaba hueca. Ambos se miraron y luego miraron a Mako. Este asintió y de un puñetazo, la rompió. No le costó mucho, dado que era una pared maestra. Pero para su sorpresa, allí s encontraron algo. Un hombre.

Estaba atado de pies a cabezas, y ni que decir enmordazado. Estaba en una pequeña concavidad que no medía más de un metro y medio cuadrado. Al parecer, alguien le había introducido allí mediante una trampilla de madera que conducía al piso inferior, el noveno. Ni Shinichi ni Heiji le reconocieron, pero los tres agentes rápidamente hicieron caras de sorpresa.

-¡¿FU-FUTAHITOMI!

-¡¿Cómo! – dijeron los detectives al unísono.

Mihona, Ruuka y Mako se arrodillaron rápidamente y le quitaron la mordaza. El hombre, consciente y muy alterado, empezó a hablar con rapidez - ¡¡La chica, la chica, se la ha llevado! ¡¡Ese hombre!

Shinichi agrandó los ojos.

Mihona intentó tranquilizarlo - ¡Tranquilo! Tranquilízate, sino no entenderemos nada… A ver, dime, ¿qué haces tú aquí si hace cinco minutos te hemos visto entrar en la habitación del lado para vigilar a Mouri?

-¡No era yo! ¡Ese hombre era un farsante! ¡Ayer me cogió por detrás cuando hacía mi turno y me durmió! ¡Acabo de despertarme ahora mismo…y por la ventana le he visto salir con esa chica!

-Ran… - Shinichi rápidamente se dirigió hacia la habitación, seguido de Heiji y Kazuha, que había sido desposada por Mako. Mihona apareció por detrás con la llave de la puerta y rápidamente la abrió. El corazón de Shinichi dio un vuelco: allí no había nadie. Sólo la marca de una trampilla al suelo medio abierta.

Fin del cap.8

CONTINUARÁ

Notas de la Autora:

¡¡Buenas! Por fin he terminado el capítulo 8 bien!

En este capítulo hay mucha información del caso, espero que nadie se haya perdido, porque creo que más o menos lo he narrado de una forma correcta Pero si alguien tiene una duda, por favor que me lo consulte Pues eso mismo, el caso está 'prácticamente' resuelto, porque… ¡ahora vendrá lo mejor! Espero que este final os haya dejado con intriga y con ganas de leer más –leer es bueno xD.

Deciros que en un principio, este capítulo era más largo, pero como vi que se alargaba más que la mediana, decidí cortarlo, de modo que continúa en el capítulo 9, el último -noooo:'(.

¡En fin! Cualquier duda, sugerencia, idea, reclamación, lo que sea, a Con mucho gusto os responderé ;)

¡Muuuuuuchas gracias a todos vosotros por apoyarme y animarme siempre! Lex, Haku, Azalea, Sachiko, Tantei Ran, Ai, Ran Kudo, Jess, Arzainer, Kazuha, Ran Mouri 1987, Kmiloncia, JkRanIV, kevvy-kev, Silver Lady, An-neechan, Ralfa, Shiku, Det.Hitomi, Mirta 22, Belly-chan, Ran Aoko, Aryma, Kari Ishikawa, Miruru, Sango-chan, ONPU, Natàlia Hattori, Ao-chan, Kikyo Miyano, Sherry 89, a todos los participantes del foro de Shinichi's Memories, a los participantes de la comunidad de Kazuha Hattori y a la gente de Tantei Holmes Sensei. ¡¡Gracias!

Nos vemos en el último (en principio U) capítulo.

Sayônara

CiNtUrO-cHaN

:4 de abril del 04: