Detective Conan es propiedad intelectual de sir Gosho Aoyama y sus respectivos distribuidores. No intento robar ni plagiar nada, sólo escribo 'tomando prestados' los personajes de esta magnífica serie, para divertirme a mí misma y divertir a los demás lectores. Aunque si algún día me quieren regalar a Shinichi, no les diré que no…
-¡Arf…! ¡Arf…!
Llevaban ya varios minutos corriendo al máximo entre las desiertas callejuelas. Ran iba detrás, siguiendo al hombre que la había rescatado instantes antes. Iba con una gorra negra y gafas de sol oscuras, y vestía del mismo color, de modo que ella aún no sabía de quién se trataba. El hombre la tenía cogida de la mano e iba marcando el camino, parando de vez en cuando para ver si alguien les seguía.
-Dis…disculpe, ¿pero por qué no ha ayudado también a mi amiga? – dijo Ran en pequeña señal de protesta. Durante toda la marcha había intentado establecer contacto con su salvador, pero él no había respondido nada aún. Justo después que empujara a Kazuha-chan fuera de la estancia, él se había girado hacia ella y había alzado una trampilla del suelo que estaba escondida entre polvo y revistas, y por allí habían logrado escapar.
La idea de dejar allí a Kazuha-chan no le había gustado nada, pero en los primeros momentos, y para su sorpresa, ese hombre la drogó con una sustancia que la durmió parcialmente. Iba corriendo como embobada, sin darse cuenta de nada, hasta que poco a poco recobró el conocimiento máximo, y empezó a intentar sacar algo en claro, pero aún no había señales de que ese hombre fuera a decirle algo.
Finalmente, tras mucho correr, llegaron al muelle abandonado que estaba situado justo al lado del barrio marginal. Allí se pararon unos instantes para descansar, instantes que Ran aprovechó al máximo para retomar el aliento.
-Oi-oiga… - dijo, entre respiro y respiro - ¿Quién es usted? No voy a dar un paso más sin que me lo diga.
El hombre se giró hacia ella, sonriendo - ¿Aún no lo has adivinado? – dijo él, quitándose el sombrero y las gafas. Ran se lo quedó mirando: era moreno, con musculatura prominente, y aparentaba unos veintitantos años… Ran no se lo podía creer. Sorprendida, gritó su nombre - ¡Cheroki!
CiNtUrO-cHaN CCF presenta…
Glosario de Términos:
Cambio de Escena
/ \\ Flash Back
… Pensamientos de un personaje
El caso del Asesinato del Blanco núm.19
File 9 – Desenlace
Él sonrió y asintió – Siempre anda metida en líos, Mouri-san.
Ella sonrió nerviosamente – ¡Tenemos que volver! Esos hombres tienen a Kazuha-chan. Debemos ir a rescatarla. ¡Ya sé! ¿Lleva móvil? Esos hombres me quitaron el mío. Si me lo presta, llamaré a Shinichi y él sabrá qué hacer. No se preocupe, ya le pagaré la llamada. ¿Me lo deja? – dijo ella, acercándose a él amistosamente.
Él siguió imperturbable – No – susurró, secamente. Ran se quedó estática, sin comprender.
-¿Por qué no? Si no nos damos prisa, Kazuha-chan podría…
-Tu amiga está sana y salva. Todo eso no era más que una farsa. Además, creo haber oído que los dos detectives habían hecho aparición, así que ahora mismo todos estarán bien.
Ran frunció el ceño, sin entender - ¿Una farsa?
Cheroki asintió – Sí. Montada, según mis fuentes, por el comisario de la policía de Osaka.
Ran arqueó las cejas - ¡El padre de Hattori-kun! – exclamó ella – Ah, ya entiendo. Entonces todo esto forma parte del acertijo que el señor Hattori envió a su hijo… - la chica empezó a enfadarse - ¡Pues no me ha gustado! ¡Kazuha-chan y yo lo hemos pasado verdaderamente mal! Ha llegado demasiado lejos. Si usted trabaja para él, dígale eso de parte de Ran Mouri.
Él sonrió – Lo haría encantado, Mouri-san, si yo trabajara para él.
Ran frunció el ceño - ¿Entonces usted no tiene nada que ver en todo esto?
-No del todo…
Una segunda voz grave apareció por detrás de Ran. Era otro hombre aún más alto que cheroki, también vestido de negro y aún con más músculos. Llevaba gafas de sol y una chaqueta larga negra hasta el cuello. Ahora Ran se encontraba en medio de ambos hombres, en la plataforma de madera del muelle. La chica empezó a ponerse nerviosa.
-¿Q-Quién es…?
-Un amigo mío – respondió fríamente Cheroki – Mouri-san, ya va siendo hora de que nos entregue su anillo.
Ran se giró hacia Cheroki con brusquedad - ¿Qué? ¿Mi anillo? – preguntó ella, sin entender nada.
-¿Aún no lo has comprendido, chica? – respondió el hombre que acababa de llegar – Eres muy corta.
La tez de Ran palideció. Miró a Cheroki como si fuera la primera vez que le viera como la persona que realmente era. Hizo un paso atrás, titubeante –Tú… vosotros sois… Erais los que nos atacasteis en la piscina a Kazuha-chan y a mí… - la chica vio cómo ambos hombres sonreían con sorna – Los que nos espiabais… los que nos vigilabais… ¡Los que intentasteis matarme en el paseo!
-Mouri-san, cada día más inteligente y guapa. Va progresando, sí señor – dijo Cheroki, sacando un cuchillo afilado de la gabardina, al igual que su amigo. Hizo un gran paso hasta Ran, y ella se apartó por reflejo – El anillo.
Ran se cogió la mano donde tenía el anillo con fuerza y terror - ¿P-Por qué todo esto por un simple anillo…?
El recién venido se encargó de contestar – No es un simple anillo, chica. En ese anillo, dentro del cristal, hay pequeños y microscópicos trozos de rubíes. Este anillo no brilla de diferentes colores porque sí, sino porque tiene incrustado en su interior rubíes, gemas y algunas esmeraldas. Este anillo vale millones de yenes… y tu chico lo compró por una mísera cantidad.
Ran frunció el ceño - ¿Shin…Shinichi?
Cheroki asintió – Llevábamos años tras ese anillo. Finalmente, la tienda que lo tenía accedió a hacer… umm… "tratos" con nosotros. Pero el joyero ayudante que acababa de llegar ese mismo día, un completo idiota, no se dio cuenta de que lo vendió.
-En…entonces… - Ran cogió el anillo con más fuerza.
El segundo hombre prosiguió – Sí… se lo vendió a tu amigo, a Shinichi Kudo. Rápidamente le preguntamos a quién se lo había vendido, pero como había tratado a muchos clientes a la vez, el muy idiota no se acordaba. Nosotros salimos fuera y miramos, y entonces vimos cómo el anillo, en manos de un joven de instituto, era regalado como si nada a otra chica de instituto.
-Yo… - respondió la chica, mirándoles.
-Sí, tú… - dijo Cheroki, acercándose más a Ran - ¿No te has fijado? El mismo día en que recibiste el anillo, 'casualmente' empezaron esos horribles asesinatos en serie…
Los ojos de la karateka se agrandaron sobremanera. Los miró paralizada, mientras su cerebro intentaba procesar los datos que le llegaban tan bruscamente – N-No… no puede ser… V-Vosotros sois… sois…
-¡Bingo! – respondió el segundo hombre – Los asesinos buscados en todo el Japón.
-Pe-pero…
-Nadie sabía de la existencia de este anillo. Por eso nadie debía saber que existía. Pero no podíamos quitártelo así, sin más… Así que decidimos planear una tapadera – Cheroki observó la sorpresa de la chica – así es… la tapadera fueron estos dieciocho asesinatos de chicas más o menos similares a ti. Exacto, Mouri-san… Tú fuiste nuestro blanco desde el principio, nuestro blanco número 19… Si aparecía una nueva víctima, la policía simplemente la añadiría a la lista de las dieciocho anteriores. Además, todos los cuerpos están muy pendientes de los asesinatos como para empezar una búsqueda de un anillo multimillonario…
El segundo hombre también se acercó más a Ran. Ambos estaban ahora a metro de distancia de la paralizada chica, que los miraba alternativamente, sin poder dar crédito a lo que oían sus oídos.
-Así que ahora cogeremos tu anillo, no sin antes apuñalarte, mataremos un par de chicas más que se parezcan a ti, y pillaremos el primer vuelo al extranjero, donde no haya jurisdicción policial, para empezar una nueva vida de multimillonarios a medias – respondió el amigo de Cheroki, alzando el cuchillo amenazadoramente.
La chica no sabía qué hacer. Si retrocedía, caería al mar. Si iba hacia un lado, se toparía con uno de los dos hombres, y si tiraba hacia el otro lado, toparía con otro. Sus posibilidades eran nulas. La única cosa que veía posible era correr lo más rápido que pudiera el metro y medio de grosor que medía el puente de madera y tirarse al agua, e intentar nadar los cincuenta metros que la separaban de la costa. Pero… Era de madrugada, había fuertes corrientes y olajes… no era una opción muy segura. Así pues… ¿qué? Eran esos momentos críticos en que no sabía qué poder hacer cuando siempre aparecía alguien para ayudarla, pero… ¿quién aparecería ahora? Shinichi seguramente estaría aún en el edificio, y quizás ni supiera que ella no se encontraba atada en esa habitación…
Cheroki redujo la distancia hacia ella, y la tomó por una mano con fuerza, inmovilizándola, mientras que el otro hombre la cogía del otro brazo. Entonces, el segundo hombre, con la mano libre, alzó el puñal en el aire. Ran notó que sus fuerzas flaqueaban, si es que aún le quedaban. Se quedó mirando estáticamente al hombre sin reaccionar. Entonces el cuchillo empezó a bajar y a bajar con fuerza, ella cerró los ojos y…
¡Zas!
Un objeto volador no identificado golpeó con una fuerza extraordinaria el cuchillo y la mano del segundo hombretón, haciendo que el cuchillo cayera al mar y el hombre gritara de dolor, cogiéndose la mano con fuerza. Ran y Cheroki observaron con incredulidad el objeto que acababa de aterrizar al suelo: un cubo de acero para pescar. Ambos se quedaron sin entender nada, cuando entonces aparecieron desde la oscuridad dos siluetas, dos siluetas de dos jóvenes detectives: las de Shinichi Kudo y Heiji Hattori, seguidos a una distancia prudencial por Kazuha y los cuatro agentes de la policía, que estaban llamando ya refuerzos.
-¡RAN! – gritó Shinichi, corriendo hacia ella.
-¡Sh-Shinichi! – dijo ella, aliviada y feliz.
Cheroki chasqueó la lengua - ¡Encárgate de ellos, Touzi! ¡Yo mientras prepararé la lancha!
El otro hombre asintió con ferocidad y se encaró a los dos detectives, barrándoles el paso. Mientras tanto, Ran notó que un fuerte brazo la agarraba por el cuello y que la tiraba al mar. O eso creía ella, porque debajo de la plataforma de madera, había una lancha motora, expresamente preparada para la huida.
Shinichi frunció el ceño - ¡¡RAN! ¡¡ESCAPA! – dijo él, empezando a correr hacia ella. Sin embargo, se topó con un pie de Touzi, que con su fuerte patada le hizo retroceder varios metros.
-¡¿Estás bien, Kudo! – exclamó Heiji, girándose hacia su amigo. Él asintió a regañadientes y se puso de pies de nuevo. Heiji frunció el ceño y habló – Kudo, yo me encargo de este zopenco. Tú ve a ayudar a Neechan.
Shinichi le miró dudando - ¿Podrás?
Él le guiñó el ojo – Claro.
Sin previo aviso, Shinichi se puso a correr. Touzi, algo sorprendido de su rápida recuperación, intentó impedir que pasara de su zona, pero con una rápida finta que seguramente habría aprendido en el fútbol, le engañó totalmente y logró sobrepasarlo, empezando a correr lo máximo que podía a través de la plataforma de madera, para intentar llegar al final donde se encontraba Cheroki justo a punto de saltar a la lancha.
Touzi hizo ademán de ir y seguirle, pero Heiji le paró, dándole un buen golpe con su arma en el hombro derecho de su contrincante. Él se giró sorprendido hacia el detective, y aún se quedó más sorprendido cuando vio que su arma se trataba, ni más ni menos, que de un bastón de madera – Ja… jajajaja, ¿en serio crees que podrás conmigo con un bastón, chaval? – dijo Touzi, sonriendo con malicia y poniendo su mano en el bolsillo interior derecho de su chaqueta. Ese ademán hizo poner alerta a Heiji, que rápidamente se avanzó con los mismos movimientos que al kendo hacia su oponente. Justo cuando Touzi sacó la pistola para dispararle, Heiji le hizo un buen touché en toda la cabeza, dejándole K.O. al instante. Acto seguido, el chico de Osaka se separó dos pasos de él e hizo una reverencia, tal y como marcaba el código de educación.
Cheroki, que estaba observando el combate de su aliado, frunció el ceño al ver cómo ese enclenque detective lograba derrotarle de la manera más humillante. Se quitó los prismáticos con los cuales lo observaba y se tiró a la lancha motora, haciendo que temblara ella y su única ocupante, Ran.
-Lo siento, Mouri-san. Tendrá que acompañarme un ratito más – dijo él, acercándose a ella.
-¡Suélteme! – exclamó ella, indignada. Sin embargo, el hombre logró inmovilizarla una vez más, aunque a cambio ella le dio un fuerte patadón en esos lugares que suele doler, causando la rabia del hombre. Aunque lo único que logró con esto fue que la atara mucho más fuerte y que le diera una buena bofetada de esas que pican.
Cheroki se dirigió a la cabina de mandos y puso el navegador automático. El motor de la lancha empezó a hacer ruido. Ran miró hacia la plataforma de madera. Se acercaba alguien, oía pasos aligerados.
Cheroki también los oyó, y ambos miraron hacia atrás, y entonces vieron algo realmente impactante: el joven detective del este, Shinichi Kudo, saltando como unos dos metros para llegar hasta la lancha. Shinichi cayó limpiamente, justo donde se encontraba Cheroki, entre él y la maquinaria de navegación. Lo primero que hizo al pisar suelo firme fue darle un buen puñetazo al hombretón, el cual, que aún no se había recuperado de la sorpresa del salto, cayó con gran estrépito hacia el panel de control, causando que gran parte de los instrumentos de navegación se rompieran, y que la lancha empezara a navegar sola.
-¡Shinichi! – exclamó Ran desde la otra punta de la lancha con alegría.
-¡Ahora vengo, tranquila! – dijo él, girándose hacia ella. Sin embargo, ese pequeño instante de descuido le valió y sobró al hombre de tez morena para darle un buen puñetazo al detective en plena cara, haciendo que cayera en el parqué del bote.
Ran intentó ir hacia él, pero ahora Cheroki también la había atado a una barra del bote, de manera que no podía moverse más de lo que su altura le permitía - ¡¡Shinichi!
-Ugh, estoy bien… - dijo él, poniéndose de pies…
-No, no lo creo – respondió Cheroki, acercándose hacia el joven lentamente mientras sacaba una pistola para horror del chico.
-¡Shinichi! – exclamó Ran, observando la escena fijamente. ¿Cómo habían llegado a una situación así? ¡Él había venido a salvarla a ella, así que ahora era su turno de ayudarle a él! Pero… ¿cómo? La chica se giró sobre si misma, y vio que había un pequeño saliente afilado en el bote. Sin pensárselo dos veces, empezó a moverse hacia allí de arriba abajo, rápida pero disimuladamente, a fin de que poco a poco las cuerdas que la sostenían fuesen cediendo.
Metros más allá, Cheroki apuntaba desde arriba al joven detective, el cual se encontraba inmóvil al suelo, sabiendo que si se movía un milímetro el hombre apretaría el gatillo. Pero si no hacía nada, lo apretaría igualmente… Mierda… ¡¿qué puedo hacer!
-¡¡GYAAAAAAAAAAAA!
De repente vio cómo la silueta de Ran, apareciendo por detrás de Cheroki, clavaba fuertemente su pie en la nuca del hombre, haciéndole caer metros más adelante con gran estrépito. Shinichi aprovechó el instante para ponerse en pies e ir junto a Ran - ¡¿Estás bien! – preguntó ella, con preocupación.
Él asintió sin decir nada – Tenemos que saltar…
-¡¿Q-QUÉ! – exclamó ella, mirándolo con ojos agrandados - ¿Te has vuelto loco? ¿Cómo quieres que…
¡Bang!
Un sonido de bala les interrumpió la discusión. La bala fue a parar al depósito de combustible, haciendo que gran cantidad de líquido saliera de la concavidad. Shinichi se interpuso rápidamente entre Ran y Cheroki, el cual se había recobrado del patadón y les apuntaba ferozmente con la pistola.
-Dame…el…anillo… - dijo él, lentamente, mirando a Ran.
Shinichi frunció el ceño - ¿Quiere el anillo? – preguntó él, sin entender - ¿Fuiste tú quien se lo robó y luego se lo devolvió? ¿Qué sentido tiene eso? – dijo él, encarándose a Cheroki.
Éste sonrió – Era parte del plan para haceros bajar la guardia. En teoría, el anillo ya tendría que estar en mi poder… Vamos, Mouri-san, si me lo da, tal vez la mantenga con vida…
Mentira pensó fríamente Shinichi En cuanto tenga el anillo no dudará en ejecutarnos. Pero… es una excelente oportunidad para huir
Shinichi, con las manos arriba, se giró lentamente hacia la asustada Ran – Dame el anillo, Ran.
Ella negó con la cabeza - ¡No!
-¡Ran! – dijo él, severamente y mirándola a los ojos – Dame el anillo.
La mirada de la chica reflejaba duda y tristeza – Pero…
-Confía en mí – dijo él, quedo. La duda de los ojos de la chica se disiparon por completo y lentamente se sacó el pequeño anillo, entregándoselo con delicadeza al detective – Así me gusta – acto seguido se volvió a encarar a Cheroki, al cual tenía a un metro y medio de distancia aproximadamente.
Él sonrió – Veo que aún te queda parte de cabeza, detective. Rápido, dámelo. Pero no te acerques: tíramelo. No te creas que soy tan basto – dijo él, tendiendo la mano.
Shinichi sonrió sagazmente – Tú lo has dicho – y lentamente, tiró el anillo. Pero no hacia él, sino bastante más fuerte. Esos segundos fueron cruciales, y pasaron muy lentos ante los ojos de Ran.
Vio cómo Cheroki maldecía en voz alta y se tiraba atrás para intentar saltar y coger el multimillonario anillo, y que al mismo tiempo Shinichi se giraba hacia ella y la hacía correr en sentido contrario del bote, en dirección a la borda, donde se encontraba el depósito de combustible. Entonces, Shinichi corrigió el camino rápidamente y se alejaron del depósito, mientras que Ran no entendía nada.
Cheroki, que había cogido el anillo justo antes de que cayera al mar, recobró la compostura y observó con ojos desencajados cómo ambos se disponían a saltar. Sin pensárselo dos veces, disparó hacia ellos, pero sin saber por qué, el detective giró bruscamente de dirección, echó que hizo que la bala no acertara, y no sólo eso… que se dirigiera al depósito.
-¡¡SALTAAAAAAAAAAAAAA! – gritó el joven detective, cogiendo la mano de Ran firmemente. La chica sin darse cuenta de nada, saltó junto a Shinichi a la fría agua helada, mientras que metros atrás, se oía un gran estrépito, seguido de una enorme explosión que hasta en el fondo marino tuvo repercusiones. Aunque le picaba, Ran abrió los ojos dentro del agua, y se encontró con los de Shinichi. Él le hizo signos para que se alejaran de allí y que continuara el máximo tiempo posible debajo del agua. Finalmente, segundos más tarde, salieron a la superficie. Metros más allá contemplaron el terrible panorama: todo el bote echo añicos, quemándose. De Cheroki ya no quedaría ni rastro, al igual que el anillo…
Minutos más tarde, llegó una lancha policial junto con Heiji, Kazuha y los tres miembros del departamento de policía de Osaka, junto con la policía de Tottori. No les costó mucho encontrar a Shinichi y Ran, puesto que se encontraban más o menos cerca del incendio, y éste se veía alrededor de muchos kilómetros a la redonda. Así pues, ambos jóvenes subieron a la lancha y fueron atendidos inmediatamente por miembros de sanidad. No les observaron nada grave, salvo una leve hipotermia en el caso de Ran, que se solucionó con un par de mantas y un té bien caliente.
Amanecía un nuevo día, con el cielo ahora despejado y azulado, como si intentara animar a los cuatro jóvenes a olvidar todo lo sucedido…
Fin del cap.9
CONTINUARÁ
:Notas de la Autora:
¡Hola a todos! ¿Qué os ha parecido este noveno capítulo? Espero que os haya gustado. Aquí se descubre por fin todo el pastel… dando punto y final a este pequeño enigma que creé Vale, es posible que sea un enigma bastante sencillo, y que teniendo en cuenta que Shinichi y Heiji trabajaban juntos, tendrían que haberlo resuelto mucho antes, pero… bueno, ni yo sabía complicar más la cosa más de lo que por sí ya la compliqué, ni tampoco pasaba nada que por una vez tardaran aproximadamente una semana en resolver un doble enigma, neh? De verdad, espero y confío que os haya interesado el enigma, porque intenté trabajármelo bastante '' Tal vez haya algunos errores en los juegos de palabras japoneses, pero en fin… Aún soy algo inexperta en ese campo.
Pues este ya es el último capítulo, que culminará en el epílogo.
Espero que este fic os haya gustado tanto como a mí Por una vez que no apareciesen los hombres de negro, tampoco pasaba nada. Y sí, ya sé que siempre voy a los típicos tópicos de chicas en peligro, pero es que… ¡es superior a mí! --U
Otra cosa que también he intentado es que más o menos todos los capítulos fueran de la misma durada, aproximadamente. Menos uno o dos que tal vez hayan salido más cortos, creo que al final ha quedado regular. Ese también era uno de mis objetivos, aunque tal vez a vosotros no os resulte muy importante.
Mil gracias a todos vosotros por apoyarme y animarme siempre. Lex, Haku, Azalea, Sachiko, Tantei Ran, Ai, Ran Kudo, Jess, Arzainer, Kazuha, Ran Mouri 1987, Kmiloncia, JkRanIV, kevvy-kev, Silver Lady, An-neechan, Ralfa, Shiku, Det.Hitomi, Mirta 22, Belly-chan, Ran Aoko, Aryma, Kari Ishikawa, Miruru, Sango-chan, ONPU, Natàlia Hattori, Ao-chan, Kikyo Miyano, Sherry 89, a todos los participantes del foro de Shinichi's Memories, a los participantes de la comunidad de Kazuha Hattori y a la gente de Tantei Holmes Sensei. ¡Domo!
Bueno, os espero en el epílogo No os avanzo nada… juju ;P
Jya ne
CiNtUrO-cHaN
6 de abril del 2004
