Book of Noodle: Especial San Valentín
Al fin Seiji había llegado a Kobe, el viaje en tren normalmente se le hacía pesado, pero nada que unos buenos libros para leer en el viaje para matar el tiempo y el aburrimiento. Ya hacía un buen rato que su amiga Noodle había decidido mudarse de Osaka. No sabía los motivos exactos por los que ella ahora es que quiso residir ahí; aun así, se sentía feliz de que podían mantener contacto y hablarse por internet, básicamente por mensajes y videollamadas. Y ahora era mejor pues estaba yendo a visitarla y pasar un fin de semana con ella, ciertamente se sentía emocionado.
Nada más había sucedido desde lo de la azotea aquella vez que Noodle se había tomado casi un six pack de cervezas ella sola en tiempo récord. Ese beso que ella le dio luego de confesarle sus sentimientos fue algo maravilloso; sin embargo, el momento murió instantáneamente al ella perder el conocimiento y caer sobre él. Había quedado pasmado con aquello; al ella desplomarse sobre él se quedó inmóvil por un momento, luego le salió una risa, esa risa cuando encuentras la respuesta a algo, cuando después de intentarlo varias veces lo logras. Seguidamente de reírse, se echó para atrás sobre el piso, bajo la noche de Osaka, ambientada por la iluminación y el sonido de la ciudad, con latas de cerveza y envoltorios de comida tiradas, y la chica que le gustaba tirada sobre sus piernas, que más podía haber pedido. Luego de un rato bajó al departamento de Noodle, buscó unas mantas y subió a la azotea de nuevo. Cargó a su amiga hasta una pared, la sentó y se acomodó junto a ella. Los tapó a ambos y se echó a dormir. A la mañana siguiente la resaca con la que despertó ella fue algo hilarante.
Bajando del tren en la estación, a quien visitaba se supone que lo iba a esperar y llevar a su hogar. Tenía un pequeño maletín donde traía algo de ropa y cosas que llevaba consigo. Salió del vagón y miró si encontraba a Noodle por algún lado, trató de buscarla con la mirada, pero no lograba verla. Se le ocurrió llamarla, por lo que sacó su celular y buscó su número. Cuando iba a darle a llamar, sintió una mano en su hombro; al voltearse vio a su amiga sonriendo.
─Hola Noodle. ─le dijo al ver que era ella
─Siempre con las mismas pintas eh?, parece que estás en pijamas.
Luego de que le dijo aquello, vio cómo iba vestido. Tenía unas zapatillas Converse que ya necesitaban una lavada, un jogger plomo, una polera gris con capucha que le quedaba medio suelta, al menos en las mangas y en donde terminaban las caderas. Sumándole el pelo largo y despeinado que siempre llevaba; pues su amiga tenía razón, parecía que recién se había levantado. A diferencia de él, ella parecía que si se preocupaba por vestirse bien, llevaba una blusa suelta, unos shorts de jean y un abrigo suelto también, se veía bien.
─Deberías vestirte más abrigada, ya debe empezar a hacer frío.
─El clima está bien, no es algo de lo que deba preocuparme.
─¿Segura?, a mí me gusta el clima frío, pero a veces necesito abrigarme bien. ─dijo mientras sacaba un gorro de su maletín y se lo ponía en la cabeza de ella.
─Está bien no te preocupes. ─dijo mientras se lo acomodaba y volteaba evitando la mirada de Seiji.
─¿Estás bien? ─le preguntó.
─Sí, estoy bien. ─respondió finalmente volteando a verle y sonriéndole, esa dichosa sonrisa.
Ambos salieron de la estación y tomaron un taxi que los llevara a donde vivía. Al parecer ella se había instalado en un segundo piso que había hecho una señora sobre su casa. Era más grande que el lugar donde vivía en Osaka, pero aun así no se le podía quitar el adjetivo de pequeño. Dejó su maletín en el cuarto donde dormía y seguidamente pensó ¿ahora qué? Esperaba a que ella le dijera para hacer algo, después de todo ella era la que residía allí; sin embargo, ambos se hallaban en la sala viendo la televisión y comiendo frituras. No la estaba pasando mal, pero se esperaba a que ambos salieran a recorrer la ciudad, a hacer turismo, a comer afuera. Tal vez a Noodle le daba vergüenza salir con alguien vestido así, pensó mirándose a sí mismo y estirando su polera para darle una mirada.
─Uff me dio sed, voy a sacar algo del refri, ¿también quieres algo? ─le preguntó, pero no hubo respuesta. ─Oye, Seiji ─volvió a hablarle. ─Oye…
─Oye Noodle ¿por qué no salimos?
─¿Eh?¿Salir…?
─Sí, digo, deberíamos ir afuera a pasear por la ciudad, no me quejo de estar aquí dentro, pero creo también nos divertiríamos si estuviéramos afuera. Si es por como estoy vestido puedo cambiarme, traje más ropa, pero si no te gusta puedo comprar ropa en alguna tienda. ─le dijo con un tono ligeramente preocupado. Ella se le quedó mirando por un rato, y luego se comenzó a reír.
─Cielos Seiji, me has dejado sin palabras por un momento. ─dijo secándose las lágrimas de la risa. ─Claro, si quieres podemos salir a pasear por la ciudad. Ah pero, si podrías cambiarte.
Bajaron del autobús y caminaron por la ciudad. A él le gustaba caminar entre edificios altos; pasearse por la calle con la mirada levantada como cuando te sientas en la primera fila del cine, pero sin ser incómodo y molesto para el cuello. Ella se lo quedaba mirando, parecía niño en dulcería mientras apreciaba la vista.
─¿Tan buena es la vista? ─le preguntó tratando de comprenderlo.
─Si te das cuenta, casi nadie mira hacia arriba cuando camina por la calle, en general nunca prestan atención a lo que se encuentre arriba de ellos, si eres atenta y miras el techo de alguna tienda por departamento, o estarán cubiertas con un falso techo, o estará cubierto de alguna manera que se podrá ver toda la estructura de este, pero no se molestan en cubrirlo completamente porque la gente no se para a verlo. Siguiendo eso, si paras por un momento aquí en la calle y levantas tu cabeza, vas a observar cómo se elevan los edificios y notarás lo imponente que pueden llegar a ser.
Tratando de entender lo que decía, levantó su cuello. Al ver al cielo, a los lados de su rango de visón había moles de concreto que al adaptar su vista parecía que crecían más. Lo primero que vino a su mente fue un kaiju, esas criaturas titánicas; ahora sabía a lo que se refería.
─Esto es… ─dijo haciendo un movimiento involuntario con su mano, que al darse cuenta de ello se detuvo inmediatamente.
─Impresiona la primera vez ¿no?
─¿Cómo es que te diste cuenta de esto?
─Mí tía es arquitecta, cuando era niño y me cuidaba, me llevaba a pasear por la ciudad por esto, creo que quería que siguiera sus pasos. Al final parece que resulté tener talento para escribir.
Paseándose por la calle con la vista levantada continuaron deambulando juntos. Después de un rato, comenzaron a tener hambre. Pasaron al lado de una konbini y se pararon al frente de ella. Aquella clase de tienda fue la que empezó su amistad. Si se ponían a pensarlo, la manera en la que interactuaron por primera vez fue por iniciativa de Noodle. Desde hace ya tiempo él quería preguntarle porque ella decidió hablar y sentarse a comer con él. Se veía a sí mismo como alguien a quien la gente no se le acercaría, ya sea por su apariencia desaliñada o por su aura solitaria.
─Oye Noodle, ¿por qué decidiste hablar conmigo esa vez en la konbini? ─le dijo mientras ambos aun veían la tienda desde afuera.
─Hmmmm, por qué habrá sido. ─le respondió vagamente. ─Vamos, hoy no toca venir aquí. ─y giró noventa grados para seguir caminando, Seiji siguiéndola.
Paró un taxi y se subieron a este. Si quería subirse a un taxi entonces a donde iban estaba lejos ¿no? No habían entrado a la tienda de conveniencia, de seguro iban a comer a algún otro lado. Llegaron y se bajaron. No se le había ocurrido que lo llevaría ahí.
─Esto es…
─Se me antojó comer comida china. ─ambos estaban en la entrada del Barrio Chino de Kobe.
─Bueno, nunca he probado, supongo que será una experiencia. ─dijo frotándose la parte de atrás de su cabeza.
Entraron y pidieron unos menús que había en la carta. Comieron y salieron del lugar. No le disgustó, pero tampoco le encantó, estaba normal, satisfecho. A diferencia de ella que si lo había disfrutado.
─¿Te gustó?
─Bueno, estoy lleno.
─Ya verás, la próxima vez que vengas me vas a decir para ir a comer de nuevo aquí.
─Me gusta esa idea.
─Vez que ya estás deseando volver a comer acá
─Sí jeje…
─Vamos, ya se a donde ir ahora. ─lo tomó de la mano y se llevó a la estación de tren.
En un corto viaje en tren, se bajaron y caminaron unas cuadras hasta que llegaron; estaban frente al templo sintoísta de Ikuta. Él no sabía si Noodle era religiosa o algo así, por lo que se sorprendió que estuvieran ahí. Su familia los visitaba con él desde pequeño; pero para ser sincero, como otra persona del mundo, solo requería a ella cuando quería. Solo, no pensaba en ello y, lo dejaba pasar. Entraría y haría turismo, se dijo a sí mismo.
─No sabía que te gustaba visitar estos lugares.
─No es que sea una creyente, pero me gusta visitar estos lugares para relajarme, en especial este, el bosque que tiene atrás me gusta. Además, no pierdo ni gano nada haciendo una oración.
Pasaron por el estacionamiento y la entrada saliendo a un patio interior rodeado de edificios típicos japones. A un lado veían los papeles atados del omikuji junto a unas cuantas personas de visita.
─¿Quieres comprar uno? ─le preguntó Noodle.
─Es solo un papel.
─Oh, no conoces el poder de la sugestión y el placebo.
─Mentiría si dijera que no. ─y se apartó.
Ambos subieron a las escaleras a la parte de ofrendas. Tiraron monedas de cinco yenes, agitaron la campana, se inclinaron y aplaudieron dos veces y oraron. Luego de un breve tiempo bajaron al patio principal de nuevo. Suponía que su visita ya habría terminado, pero vio que no era así al verla caminar hacia el bosque que se hallaba detrás. No había nadie ahí, después de todo ya estaba terminando la tarde; al pensarlo habían pasado todo el día afuera, y ya casi iba a terminar. Pasaron al lado de un pequeño lago y se adentraron. No es que tuviera una densidad alta de árboles, pero desde arriba seguro parecería que sí; además, le gustaba la cantidad tenue de sol que entraba desde arriba. Veía algunos árboles, cuando volteo y la vio agachada mojando sus dedos en el pequeño riachuelo que había. Tenía una cálida sonrisa mientras con serenidad tocaba el agua. Era una imagen hipnotizante, no pudiendo apartar la vista ni dejar de admirar. Parecía que súbitamente se le había subido la saturación a su vista, los colores nunca los había visto tan vívidos. Una pequeña brisa los azotó; dándose cuenta de eso, Noodle levantó la mirada y vio a Seiji mirándola. Le mostró una sonrisa y un gesto de saludo con su mano. Eso fue un golpe bajo, no espera aquel ataque crítico. Subió su mano y la puso sobre su rostro tapando parte de su lado derecho, mientras bajaba la mirada. Al verla de nuevo, con un gesto de su mano le indicaba que fuera donde ella.
Estando agachado imitándola, cogió su mano y se la metió en el agua. Estaba fría, pero dejo de sentirlo por la calidez de lo que la sostenía. Tenía la palma mas o menos abierta mientras ella la agarraba con su pulgar sobre su palma y los demás dedos por detrás. Inconscientemente, comenzó a cerrar su mano poco a poco, rodeando el pulgar que estaba sobre ella. Sintiendo como él reaccionaba; por reflejo, como si fuera un toque eléctrico, apartó la mano rápidamente. Por el repentino movimiento, él se sorprendió un poco, y más aún lo estuvo al perder el equilibrio y caer en el riachuelo por agacharse en el borde de este. En cámara lenta observaba como es que su amigo iba descendiendo contra el agua. Inmediatamente después de haberle quitado la mano, esa misma trató de agarrarlo para evitar que cayera. Solo cometió un error, ella también estaba justo en el borde.
Ambos estaban sentados en unas bancas que había al lado esperando a que se sequen. No estaban hablándose, solo sentados. Después de aquel incidente era obvio que estarían algo avergonzados. Luego de ambos caer al agua, Seiji tenía los ojos cerrados y sentía toda la espalda mojada; pero había algo más. Abrió los ojos y vio como su acompañante estaba sobre él. Estaba con la cabeza tapada, como si quisiera protegerla, y tenía sentido hacerlo. Con la cabeza oculta tratando de protegerse de la caída, extrañamente se había sentido amortiguado. Al ver que estaba sobre él, y estar su rostro muy cerca al suyo, se sonrojó mucho y quiso apartarse, resultando en rodar al lado, pero cayendo ella también en el agua.
Siguiendo sentados en las bancas sin hablarse, Noodle trataba de secar su cabello exprimiéndolo. Caían gotas de agua de este, y habiendo terminado dio un suspiro. Las cosas no salieron como ella esperaba, parecía que ahora todo se había vuelto incómodo. Para ser sincera consigo misma, desde que volvió a la normalidad y trató de seguir adelante; lo que parecía ser su conciencia, o eso creía ella, le dijo que podría buscar incluso una pareja, al menos eso es como lo interpretó. A penas le habló de eso la primera persona en la que pensó fue, inesperadamente, la persona con la que pasó amanecidas bebiendo cerveza y comiendo chucherías. No, no era posible, solo era un amigo con el que pasaba tiempo juntos. Sin embargo, ella había pasado mucho tiempo junto a él, era posible que desarrollara sentimientos. Él invitarlo hoy era para asegurarse como se sentía.
Habiendo pasado por aquello, y por otras cosas alrededor del día, era definitivo, le gustaba. La única duda que quedaba ahora era, ¿él sentía lo mismo? Probablemente sí. Un pensamiento muy optimista, es lo que cualquiera que pasara por lo mismo desearía. Tal vez debería pensarlo de nuevo; pero la verdad es que, lo conocía muy bien. Por alguna razón de verdad creía que él sentiría lo mismo. No pudo evitar sonreír y reír un poco. Al verla, claramente se estaba riendo de lo sucedido.
─Sabes, se que la caída pudo verse graciosa, pero a mí me dolió. ─y se agarró el hombro haciendo un ademán de dolor.
─No es por eso por lo que me rio.
─¿Entonces?
─Es solo un pensamiento…
─¿…Bueno? ─y bajó la mano que había puesto sobre su hombro para apoyarse en la banca; sin embargo, de mera casualidad la había puesto sobre la mano de Noodle.
Al principio le pareció extraño la sensación de la madera, estaba seguro de que eso no lo era, movió un poco los dedos, abriéndose sus ojos y volteando para confirmar sus sospechas. De nuevo estaba agarrando su mano, resultando en la misma situación de incomodidad de antes. Esta vez su tiempo de reacción le jugo una mala pasada, pues se había quedado inmóvil y no la retiraba de donde estaba. Pero más aun fue la sorpresa al ver que ella no la quitaba. De improviso, la mano que estaba debajo comenzó a moverse, parecía que trataba de liberarse de aquello; sin embargo, al soltarse, se posicionó encima de la suya agarrándola suavemente. Después de presenciar eso y volver la mirada a su rostro, veía como ella estaba sonrojada de nuevo, pero sostenía su mano de manera segura.
No se esperaba que él tocara su mano, a pesar de que fue casual; fue algo que la tomo por sorpresa. A pesar de eso, decidió que seguiría con ello para comprobarlo por sí misma. Agarró la mano de Seiji y lo vio viéndola. Se puso nerviosa, era de esperarse en esa clase de situación. Cruzaron miradas y se quedaron viéndose el uno al otro. Nunca se lo había puesto a pensar, no es que él fuera la persona más atractiva del mundo; pero, para ella ahora mismo no querría que otro hombre, por más guapo que sea, estuviera con ella. Desde que la vio por primera vez como cajera en la konbini le pareció bonita, y desde que se dio cuenta de que le gustaba, pues, se quedaba sin palabras cada vez que la veía.
Aun con la mirada fija, ella comenzó a acercársele; no había mucha distancia entre ellos, estaban a menos de medio metro uno del otro. Él viendo que se acercaba hizo lo mismo lentamente. Así que esto estaba pasando, unos segundos después ambos se estaban dando un tierno beso. A diferencia de esa vez que estaban en la azotea de su piso en Osaka, que ella lo besara por cuenta propia…una sensación completamente diferente. Sus suaves labios presionaban a los suyos, y la mano de ella en su rostro la verdad es que sentía muy bien. Luego de un rato, se separaron; pero estando con las frentes juntas. A pesar de no estar viéndose a los ojos, él apartaba la mirada girando levemente su cabeza, era algo que hacía cuando pasaba por alguna situación inconveniente; esta vez lo hacía por bochorno.
─Supongo que es mutuo… ─dijo tímidamente.
─Sí… ─le contestó mientras asentía levemente.
Acostado en un futón en el piso del cuarto de Noodle, quien dormía en su cama, trataba de conciliar el sueño. Después de lo que había pasado hoy día se supone que tendrían que llevarse bien, mucho mejor que antes; sin embargo, ahí se hallaban durmiendo sin hablarse separados por unos metros. De más joven imagino con tener novia algún día, claro esos pensamientos asaltan una mente adolescente en más de una ocasión, que todo sería bonito y perfecto. Como imaginaría que después de una confesión mutua en un bosque junto a la tenue luz del atardecer seguido por un cálido beso y caminar de la mano hasta llegar a casa de nuevo, se perdería toda esa magia, si es que se lo podía decir así. Cuando habían llegado de vuelta, pidieron algo de comida, cenaron juntos en el sillón teniendo un poco de conversación, pero nada diferente a como era de hace unas horas. Después de eso, ella se fue a bañarse, ¿había alguna diferencia entre ser pareja y no? Ciertamente sabía que no sería como en un manga o algo parecido, no sería una relación perfecta; pero, esperaba a que algo fuera… ¿diferente? Acomodó su posición en la que se hallaba echado para ya quedarse dormido de una vez, ya solo esperaría a que fuera mañana; entonces inesperadamente, oyó como le hacían una pregunta.
─¿Estás despierto? ─preguntó Noodle.
─Sí… supongo que se tarda en acostumbrarse a dormir en un futón. ─dijo riendo levemente.
─Bueno…, entonces…, creo que sería mejor si vinieras a echarte aquí… ─al escuchar esto, los ojos que ya los tenía adormilados se le abrieron completamente ante aquella propuesta.
─Ehm claro… me gustaría… ─respondió tímidamente.
Se destapó parándose seguidamente para entrar en la cama en la que dormía su nueva pareja. La cama era de una plaza y media por lo que ambos entraban relativamente bien. Ella se hallaba acostada viendo hacia su derecha, posición en la que él veía su espalda, excepto que se hallaba completamente tapada por su edredón, dejando visible solamente su cabello. Procedió a echarse mirando del lado contrario dándole la espalda y cubriéndose con el edredón como lo estaba ella. Cuando logró ponerse en una posición cómoda para ya tratar de quedarse dormido de nuevo, sintió como la que estaba echada a su lado se movía; quedando totalmente pasmado con lo que había hecho.
La parte de atrás de su pijama había sido levantada dejando su espalda descubierta. A penas había sucedido eso, y sin tiempo para reaccionar; sintió como el cuerpo desnudo de Noodle se pegaba por atrás suyo. Sentía como desde su vientre hasta por debajo de sus hombros le rozaban, sentía sus pechos presionándose en su espalda. Seguidamente una mano tocó su abdomen y subía lentamente a través de su torso hasta llegar a su pecho bajo su pijama. ¿Acaso ella había planeado esto?, su corazón latía rápidamente, sabía que ella sabía eso. Un escalofrío había recorrido por su cuerpo cuando ella hizo eso; sin embargo, el calor corporal que ahora se transmitía lo había hecho parar y sus nervios eran inexistentes. Aun así, sentía que ahora no era el momento para pasar a lo siguiente, por lo que cogió la mano que lo tocaba y la apartó.
─Oye Noodle, no creo que ahora debamos…
Y habiendo dicho eso, observó como al haberse volteado y despejado el edredón al cuerpo casi totalmente desnudo de Noodle boca arriba. Solo tenía puesta sus bragas, y pesar de estar oscuro, veía con claridad esa escena.
─No… creo que…
Su brazo se levantó lentamente para acariciar suavemente la mejilla y los cabellos de Seiji. Su suave mano se sentía bien, no recordaba cuando alguien le había hecho un gesto tan afectuoso y amable hacia él. Los ojos se le habían cerrado por aquella sensación y por reflejo su mano ahora sostenía la de ella. Entonces él con su mano libre hizo lo mismo que ella acariciando su mejilla mientras se acercaba poco a poco, hasta finalmente besarla.
Se hallaba casi sobre ella dándole un beso mientras con una de sus manos le agarraba suavemente por debajo de la mejilla y con la otra, ayudándose de su brazo, se apoyaba para no aplastarla. Lentamente, pasaron a estar ambos echados de costado; sin embargo, Noodle se subió sobre Seiji. Comenzó a quitarle su polo dejándolo desnudo de las caderas para arriba. Seguido de eso ella comenzó a apoyarse sobre él y empezó a besar su cuello. Asimismo, jugueteaban con sus piernas rozándolas las unas con las otras y él con sus manos abrazaba la espalda descubierta de su acompañante. Siguiendo con el juego, cambió y comenzó a besar su otro lado del cuello. Se sentía bien lo que ella le estaba haciendo sumado a que ambos brazos suyos la rodeaban; sin embargo, quería intentar algo. Su brazo izquierdo dejó de abrazarla y lentamente la iba posicionándola para que tocara su vientre. Lentamente comenzó a subirla tocando su piel hasta que finalmente había llegado a donde quería. Había un notado un leve movimiento de ella cuando lo tocó, ahora se aseguraba que si lo iba sentir; con su mano sosteniendo uno de sus pechos lo comenzó a masajear. Inmediatamente dejó de besarle el cuello y soltó un gemido. Sintió como se le puso la piel de gallina cuando comenzó a frotarle su pecho, en especial cuando su pulgar rozaba la punta de este. Dándose cuenta de que no le seguía besando el cuello por lo que él estaba haciendo, y que comenzaba a respirar un poco más rápido por eso, se inclinó hacia delante dirigiéndose hacia su cuello.
─No… espera… ─le dijo cuándo comenzó a besarla en él.
Ahora siendo ella la que estaba siendo estimulada, comenzó a gemir un poco más. Comparado con el leve movimiento que hizo cuando antes le tocó su pecho, ahora estaba agitada. Su cuerpo no podía quedarse quieto del placer que sentía, pasaron unos cosquilleos complacientes por todo su cuerpo. No pudiendo soportar más, abrazó fuertemente a Seiji mientras se mordía el labio y gemía. Luego de unos segundos, se quedó quieta mientras respiraba profundamente. Se levantó, pero aun estando sobre él, lo vio y se dieron un profundo beso.
Mientras estaban en eso, Noodle bajaba su mano lentamente. Se deslizó a través de la ropa interior y cogió su miembro. Soltando un gemido, él interrumpió el beso. Sentía como la mano de ella iba de arriba abajo mientras volvía a besarle el cuello. Después de un rato así, extendió su otra mano a su mesita de noche. Luego de buscar la manija del cajón y de buscar dentro, agarró un preservativo. Lo compró luego de pensarlo mucho, no creyó que iba usarlo la verdad; pero ahí se hallaba poniéndoselo a su pareja.
Lo siguiente que pasaba era una combinación entre rozamientos, placer, gemidos, entre otras acciones. Ella seguía sobre él, hasta que le dijo algo cerca a su oído. Enseguida, él la abrazo y los volteó a ambos, estando ahora él arriba y moviéndose. Por un rato siguieron así hasta que se voltearon de nuevo estando ella arriba, pero ahora estaban un poco más elevados por apoyarse en el respaldar de la cama. Finalmente, ambos se hallaban sentados ella sentada sobre él moviendo las caderas y estando uno frente al otro. Había un desnivel en la posición en la que estaban, pues Seiji la abrazaba, pero su rostro estaba apoyado por encima de su pecho, mientras ella estaba un poco más alta que él agachando la cabeza sobre su hombro. Encontrándose en aquella postura, volvió a sentir lo mismo que hace un rato antes. Esa placentera sensación recorría por todo su cuerpo, y parecía que por el de él también. Aceleraron el ritmo sabiendo que ocurriría después. De repente un escalofrío azotó el cuerpo de ambos causando que pararan y que ambos gimieran un poco más fuerte que antes.
Ambos respiraban lentamente en la misma posición en la que estaban, hasta que colapsaron cayendo él de espaldas contra el colchón. Ella rodó a un lado mientras seguía respirando notoriamente. Estiró su brazo para quitarse el preservativo usado.
─Ehmm, ¿dónde lo…?
─En el piso nomás, después lo recoges. ─y le hizo un nudo y lo dejó caer.
Estaba cansado, no pensaba que sería tan agotador tener relaciones. Ahora solo quería descansar. Al tratar de conciliar el sueño de nuevo, un brazo se puso sobre su pecho, seguido de un cuerpo acomodándose al lado suyo para poder dormir. ¿Qué más podía pedir?
A la mañana siguiente al despertar, Noodle no estaba con él, de seguro ya se había levantado. Se paró de la cama aun soñoliento y se puso unos shorts que encontró. Al subírselos se dio cuenta de algo, había unas voces viniendo de afuera del cuarto; pero la verdad, aún seguía cansado y pensó que estaba alucinando, por lo que haciendo omiso caso de ello abrió la puerta del cuarto.
Algunas horas después, en la estación de tren, estaban allí para despedirse. Debido a la situación de Noodle, por ahora no iba a ser posible que concretaran una relación. Luego de que le explicara la verdad de como había llegado ahí y que era lo que estaba tratando de lograr, entendió que tendrían que distanciarse. El tren había llegado y la gente comenzó a abordarlo. Esto iba a ser más difícil de lo que pensó, volteó a verla, estaba cabizbaja, evitando mirarlo. No podía culparla, tanto él como ella no les gustaría pasar por esto. En un gesto para mejorar la situación, abrió su maletín y sacó el gorro que le puso el día que llego. Haciendo lo mismo, se lo puso a ella de sorpresa.
─Supongo que será para que me recuerdes. ─dijo tratando de sonar animado.
Se dieron un abrazo y abordó el tren. Mientras observaba como partía, se pasó su brazo sobre los ojos para secar las lagrimas que querían salir. Salió del lugar y caminó sola hasta llegar a su casa, después de todo ahora tenía trabajo que hacer.
