Todos los personajes son propiedad exclusiva de Gosho Aoyama y sus respectivos distribuidores. No pretendo apropiarme de la serie ni mucho menos, simplemente intento potenciarla mediante la narrativa, sin ningún ánimo de lucro, por puro placer de escribir y hacer que la gente se divierta leyendo .

:Aclaraciones:

… Lo que piensa un personaje

Cambio de escena

Texto en cursiva: flash back

{…} Un lugar


SUCEDI" EN NUEVA YORK

Cap.1

{Vidas bifurcadas}

Un fanfic de CiNtUrO-cHaN

El ruido de los tacones de las mujeres y hombres al andar por el suelo lustroso, numerosos timbres de móviles sonando, gente hablando sin parar, unos llorando de tristeza al partir, otros de alegría al regresar… El aeropuerto de Narita de Tokio era un lugar donde muchísimas emociones se fusionaban. Aviones aterrizando, otros despegando, gente que se iba, gente que volvía… Un cúmulo de ir y venir.

La chica miró a través de los grandes ventanales de cristal, desde donde se podía ver el paisaje de las pistas de aterrizaje y despegue. Detrás suyo, en unos bancos situados unos al lado de otros, estaban los demás sentados. Los tres pequeños estaban entretenidos con una extraña y estrambótica adivinanza que el profesor les habría dado; a su lado, su padre se encontraba leyendo un diario, con su cara seria y aburrida de siempre; de pies, se encontraban Heiji y Kazuha, hablando tranquilamente y mirando el panel del horario electrónico del aeropuerto.

Ahhh…

Ran suspiró y apoyó su frente en el frío cristal. No le gustaban los aeropuertos… En especial este; había tenido muchas pesadillas que se habían desarrollado allí mismo. Lo cierto es que siempre era la misma pesadilla, pero variada: el tema era siempre el mismo, Shinichi, marchándose, y ella, viéndole partir desde esos amplios y transparentes cristales. Recordaba el día que Shinichi se fue por segunda vez; la primera vez fue, ahora hacía cinco años, en el parque de atracciones de Tropical Land. La segunda vez fue dos tres años después. No le vio partir, sino que se despidió vía teléfono. Ya habían pasado tres años de eso, pero el recuerdo siempre persistía, y aún más si se encontraba en el aeropuerto por donde supuestamente él se fue, aunque ella no sabía dónde.

-Ran-chan, ¿cómo se llama la obra? – preguntó Kazuha, sonriendo y acercándose por detrás de la chica.

Ran se quedó pensativa unos instantes – Yukiko-san me dijo algo como 'Las tres Diosas'… Pero no me hagas mucho caso, no tengo ni idea de qué va la cosa – dijo ella, sonriendo.

Heiji se acercó por detrás de Kazuha, refunfuñando - ¿Y por qué diantre tengo que acompañaros? Si ya venía Kogoro, ¿para qué rayos os sirvo yo?

Kazuha frunció el ceño - ¿Eeeeeh? ¿Cómo puedes decirme eso? ¿Y si me pasara algo en Nueva York? ¡Ya sabes que en las grandes ciudades hay mucha delincuencia! ¡Piensa en lo culpable que te sentirías de no poder estar allí! Así que ahora te ahorro el sufrimiento llevándote conmigo – dijo ella, risueña, cogiéndole por el brazo. El chico, algo rojo y con falso enfado, suspiró hondo, dejándose llevar. Ran sonrió.

De repente, la chica notó que algo le vibraba en la parte del bolsillo de los pantalones - ¿Moshi moshi? – dijo, al coger el teléfono - ¡Ah, Yukiko-san! No, aún no estamos en el avión… Sí, ya sé que ya tendríamos que… Es que hay retrasos y… Ah, ¿Yusaku-san? Oh, vale… Bien, hasta mañana – y colgó. Luego se dirigió a Kazuha – Era Yukiko-san, que decía que no podría venir a recogernos y que vendría Yusaku-san. En teoría llegaremos a Nueva York a las seis de la mañana, luego iremos al hotel y allí dormiremos hasta la hora que queramos. La obra de teatro es a las ocho de la noche, en Brooklyn.

Heiji arqueó las cejas - ¿Pero ellos no vivían a Los Ángeles?

Ran asintió – Sip, pero también tienen un pisito en Nueva York por si acaso, ya sabes cómo son… Porque ya los has conocido, ¿no, Hattori-kun?

Él miró pensativo hacia la pared – Sí… hará un año o así, cuando vinieron por última vez para estarse unas semanas en su casa de Beika, yo vine un día a Tokio para resolver un encargo y me los presentaste, junto a Kazuha.

Kazuha asintió – Son muy estrambóticos. No me puedo creer que sean los padres de Kudo…

Silencio. Heiji miró a Kazuha con los ojos abiertos, y la chica se puso ambas manos en los labios, saltando - ¡¡Ah, Ran, yo no…!!

Ella arqueó las cejas, sonriendo - ¿Qué pasa? Yo también creo que Kudo-kun no se parece mucho a ellos, no tienes por qué disculparte al darme tu opinión, Kazuha-chan, ¿no? – dijo ella, sonriendo. La chica de Osaka se quedó blanca como el papel, y asintió.

Pasajeros del vuelo 3956 con destinación a Nueva York, embarquen por la puerta 6.

-¡Ehhhh, vosotros! – gritó Kogoro desde su asiento, cerrando el diario y levantándose – Ése es el nuestro. ¡Andando!

-¡Síiiiiiiii! – gritaron los Shonen Tantei Dan al unísono, levantándose con un pequeño saltito, seguidos de Agasa - ¡Yay, hacía mucho que no subía a un avión! – dijo Ayumi exaltada.

Genta asintió – Yo desde la última vez que fuimos todos a Hokkaido con Conan… ¡Entonces ni el profesor Agasa ni Haibara pudieron venir! ¿Os acordáis, que tiempos aquellos?

-Sí… - dijeron Mitsuhiko y Ayumi tristemente – Ahora apenas sabemos nada de Conan-kun ni de Ai-chan – dijo Ayumi, bajando la cabeza – Aunque de vez en cuando, muy de vez en cuando, le envía algún e-mail al profesor, pero aún así…

Agasa interfirió en la conversación – Vamos, niños, no os retraséis, que los demás ya han tirado por la puerta de embarque…



Nueva York… Hace mucho que no voy a Nueva York, la última vez fue esa vez que fui con Shinichi a visitar a sus padres a Los Ángeles, pero fuimos primero allí para ver un recital… Jeje, Yukiko-san se olvidó de cambiar la hora de verano y tuvimos que apretar el acelerador…

Ran, desde el asiento del avión que daba a la ventana, se quedó apoyada observando el paisaje que se iba decolorando al oscuro. Una sonrisa melancólica atravesó su rostro.

-¿Moshi moshi? Ha llamado a la Agencia del detective privado Kogoro Mouri, ¿qué desea?

-Ran, soy yo, soy Shinichi.

¿Cuánto había pasado ya desde entonces? Cinco años desde que empezó todo, dos desde la fatídica noche… Eso era mucho, mucho tiempo.

-¡Shinichi! ¿Dónde estás? ¿Cuándo vas a…?

Ran, yo… Quiero decirte algo importante. Por favor, no me interrumpas… Es algo que cuesta de decir, y no se muy bien por dónde empezar…

Ran empezó a asustarse - ¿Ocurre algo malo?

Sus ojos empezaron a iluminarse. Aún no había superado esa escena. De hecho, aún no había superado nada de lo que esa noche ocurrió. Su corazón estaba en una extraña pausa de la cual no lograba salir.

-Yo… - el joven tenía una voz truncada - …Me voy.

-¿Q…Qué?

-Me voy de Japón y… y no sé si volveré.

La chica sonrió - ¿Q-Qué estás diciendo? Será una broma; ¿no? – no obtuvo respuesta - ¡Será una broma, Shinichi!

El joven prosiguió – No es ninguna broma, Ran. Te lo digo seriamente. Me marcho.

-Pero… pero… - la chica empezaba a sentir pánico; un sentimiento se apoderó de ella - ¡¿P-Por qué?! ¿Dónde vas? ¿Cuándo vuelves?

El chico hizo una breve pausa – No lo sé… Tengo mis motivos, entiéndelo, y no puedo decírtelo. Tampoco puedo decirte cuándo volveré porque ni yo mismo lo sé; tal vez dentro de dos meses, cinco años o nunca. No lo sé.

Ran se sentó al sofá, temblando – Pero… pero… No lo entiendo, todo esto es tan… tan repentino… ¿Por qué te vas?

-No puedo decírtelo, Ran. Te pondría en peligro y…

-Un caso, ¿verdad? – dijo ella, tajante – Claro que sí… Por eso no puedes decirme nada… Todo esto tiene que ver con uno de tus casos, ¿no?

La respuesta tardó en llegar – Sí.

Ran se puso una mano en la cara. Shinichi prosiguió – Sólo quería decirte esto… En fin, Ran, espero que te vaya todo muy bien, que encuentres un buen chico y que seas feliz.

La joven se quedó a cuadros. ¿Qué se había creído? ¡Ella no quería otro chico, ya tenía uno! - ¡Espera! ¡No cuelgues! Shinichi, no puedes hacerme esto… ¡Es demasiado repentino! ¿¿Me estás oyendo o qué?? ¡¡Responde!!

-Lo siento, Ran. Olvídame.

Tut-tut, tut-tut, tut-tut…

Y tan repentino como empezó terminó. Recordó cómo se sintió aquella noche, ahora hacía dos años. Vacía por dentro, por fuera. ¿Había sido un sueño, había sido real? Por desgracia, todo ocurrió. Esa misma mañana se dirigió rápidamente a la casa del profesor Agasa, y él se lo confirmó, con toda la pena del mundo. Esa fue una mala época; muchas cosas sucedieron: primero, la repentina despedida de Conan. Un buen día llegó su madre, pagó en efectivo lo que les debía y se lo llevó, casi sin tiempo de despedirse. Pero lo de Shinichi la sumergió en un gran vacío; sus notas en la universidad bajaron en picado, y aunque Eri, Kazuha y Sonoko intentaban distraerla y animarla, les costó mucho tiempo lograrlo. Pero el hecho era que ella aún seguía pensando en él, en Shinichi, pese a que no había tenido noticias suyas en dos años. Ni cartas, ni llamadas, ni mensajes… Nada.

-¡Ya despegamos! – dijo Genta, el cual estaba sentado una fila delante de ella, mirando embobado por la ventana.

-¡Sí! – respondieron los otros dos chicos de ahora doce años.

Kazuha, por su parte, se encontraba sentada justo al lado de Ran, y a su otro lado estaba Heiji, el cual miraba sin interés a algunos pasajeros del avión como pasatiempo. La chica de Osaka suspiró al verlos tan poco animados, aunque el aburrimiento se había convertido algo usual al estar con Ran. Últimamente estaba más extraña de lo normal, y pocas veces la veía sonreír. Y no digamos verla sonreír de todo corazón… ¿Cuánto había pasado ya desde la última vez que la vio sonreír con sinceridad? No sabía el tiempo exacto, pero el motivo siempre era el mismo: él.

-Uahhh… No me irán mal estas pequeñas vacaciones – dijo el detective de Osaka, bostezando – Pero no sé que harán en la comisaría sin mi…

Kazuha frunció el ceño – Aho, no eres el único detective de comisaría. Creo que se las apañarán bien sin ti.

-No opino lo mismo, piensa que soy el primero de mi promoción – dijo él, sonriendo. La chica no dijo nada y se acomodó a la silla. Miró a Ran un momento y luego volvió a mirar a Heiji con duda.

-Esto… Heiji – la chica se acercó a su oreja y le susurró algo al oído - ¿Tú… tú sabes el paradero de Kudo-kun?

El joven detective pareció sorprendido - ¿Por qué le mencionas precisamente ahora?

Ella hizo un gesto de que bajara la voz y respondió – No sé… Erais buenos amigos, ¿no? Tal vez haya mantenido contacto contigo y se te haya olvidado decírmelo…

El chico negó con la cabeza – Sí, éramos buenos amigos, pero desde que desapareció dos años atrás, que no he vuelto a saber de él, créeme, y me gustaría tanto como a ti o como a neechan saber dónde rayos está.

Kazuha sonrió tristemente – No tanto como Ran-chan…

-¿Qué decís de mi? – dijo Ran abruptamente, apareciendo por detrás de Kazuha, la cual le estaba dando la espalda para que no se oyera tanto - ¿Eh?

Heiji negó con la mano – Nah, nada, nada. Sólo decíamos que Ku… que mirabas con CUriosidad a través de la ventanilla, y nos preguntábamos que qué mirabas.

La joven arqueó las cejas – Pues… miraba el mar… No hay nada más, ahora – dijo ella, inocentemente. Heiji asintió con rotundidad y Kazuha resopló. Luego se miró el reloj. Aún faltaban unas horas para aterrizar…

{La ciudad que nunca duerme}

Un sinfín de miradas curiosas y asustadas se dirigían hacia un hombre que yacía tendido al suelo en medio de un charco de sangre, con unas facciones totalmente desfiguradas. La policía acababa de llegar y estaba apartando a la multitud con una cinta aislante. Acababan de llegar algunos inspectores de policía y periodistas.

-¿Qué ha ocurrido aquí? – preguntó un hombretón bajito y regordete, con bigote fino y calvo. Otro hombre, de raza negra, más alto que el primero y con gafas, se adelantó y empezó a leer de su libreta.

-La víctima es Brian Thompson, de 47 años. La muerte se ha producido entre las dos y las tres de la madrugada, es decir, una o dos horas antes, inspector.

El hombretón regordete asintió con devoción - ¿Y cómo se ha producido el incidente?

Un forense se adelantó y señaló hacia los pisos que había a su lado – Todo indica que cayó de algún piso. Tiene marcas de sudor por el cuerpo y según testigos, no hacía mucho ejercicio…

-…Así que puede ser que estuviera forcejeando con alguien allá arriba, y que ese alguien le haya tirado por el tejado mientras intentaba defenderse – terminó el detective negro.

-Entiendo… Bien, avisen a la familia para darles la noticia. Quiero que interroguen a todos los de la escalera, que comprueben sus cuartadas y que pregunten si alguien ha visto alguien sospechoso…

Los policías que había a su lado asintieron y se pusieron manos a la obra, mientras que el inspector y el detective prosiguieron su investigación. Cada vez había más curiosos que se acercaban para saber qué había ocurrido, y entre ellos había dos jóvenes. La primera aparentaba unos veinte-pocos años, tenía el pelo de color castaño claro e iba mirando sorprendida hacia el panorama que se extendía hacia ella. Entonces la chica se giró hacia su compañero y sonrió con sorna – Realmente me estoy planteando si eres gafe o no.

El chico, también de su misma edad, alto y esbelto, de pelo oscuro, hizo una mueca de disgusto – Sólo es casualidad… Voy a echar un vistazo – dijo, con ademán de infiltrarse entre la multitud. Sin embargo, la chica le cogió rápidamente por la manga y frunció el ceño.

-Te he dicho mil veces que NADA de casos. Confórmate en ayudarles anónimamente usando tu pseudónimo. Ya sabes que no podemos bajar la guardia para nada, Kudo – dijo ella, ajustándose las gafas.

Shinichi Kudo, el joven detective en las sombras, se puso ambas manos a la cabeza y resopló con disgusto – Ya lo sé, Haibara, pero es que es superior a mí… Por cierto, una pregunta – dijo él, mirándola. Ella le miró interesada - ¿Por qué tú me llamas a mí Kudo y yo te llamo Haibara, en lugar de llamarte Miyano? Siempre me dices que te llame por tu apellido falso… ¿Hay algún motivo especial?

Ella se encogió de hombros, sacando unas llaves de su bolso – Es que ya me he acostumbrado. Además, Shiho Miyano sólo voy a utilizarlo cuando ellos hayan desaparecido por completo. Hasta entonces, es más seguro que tú me llames así.

Él frunció el ceño, algo confundido – Si te empeñas…

Ai Haibara entró la llave en el paño y abrió la puerta. Acto seguido se giró hacia el joven – Recuerda, esta noche a las ocho en…

-Sí, sí, pesada. ¿Cómo quieres que lo olvide? – el chico sonrió – Hoy por fin podremos seguirles la pista a la Organización de los hombres de negro mediante 'ése sujeto'… Poco se imagina que vamos tras él.

Ai asintió – Exacto. En fin, yo voy tirando ya, hasta luego – y cerró la puerta. El joven, sin responder, continuó andando calle arriba. Miró el reloj: ya eran las cinco y media de la madrugada, aunque no tenía sueño. Habían sido unas semanas duras y peligrosas, arriesgándose mucho, pero eso había dado sus frutos. Junto a la ayuda secreta del FBI, en especial de Jodie y Shuichi, habían encontrado un nuevo miembro de la Organización, que actuaría hoy mismo, de noche, en una obra de teatro de Brooklyn.

{Aeropuerto de John Fitzeralth Kennedy, Nueva York, 6:15am}

-¡¡Llegamos!! ¡¡Por fin!!

-Sólo un cuarto de hora de retraso, no está mal… - dijo Genta, mirando el reloj.

Mitsuhiko sonrió – No, no, porque hay que descontar el cuarto de hora que ha estado el avión maniobrando hasta quedar parado, así que creo que hemos sido totalmente puntuales.

Genta frunció el ceño – Listillo…

Ayumi, seguida de Genta y Mitsuhiko, salieron del corredor de embarque para llegar finalmente al aeropuerto, el cual estaba lleno a rebosar. Metros atrás les seguían Agasa y Kogoro, vigilándoles entre la multitud, y aún más atrás estaban Ran, Kazuha y Heiji.

-Venid, chicos, ahora tenemos que ir a recoger los equipajes – dijo Agasa, señalando el punto por el cual aparecían los equipajes con las cintas corredoras. Los tres chicos se acercaron allí ilusionados, esperando a que sus respectivas maletas llegaran.

Ran miró a su alrededor, buscando con la mirada hasta que finalmente dio con su blanco. Sonrió y alzó la mano para que esa persona les localizara - ¡¡Yusaku-san, estamos aquí!!

Yusaku Kudo, el famoso y consolidado escritor de novelas de misterio y policíacas, apareció entre un grupo de turistas con una gran sonrisa - ¡Hola a todos! Perdonad si os he hecho esperar, pero es IMPOSIBLE aparcar aquí.

Ran negó con la cabeza – No, tranquilo, acabamos de llegar – luego se dirigió hacia todos – Er… No se si ya os conocíais o no, este es mi padre…

-Kogoro Mouri – dijo él, dándole la mano a Yusaku – Cuánto tiempo. Desde que las señoras no hicieron esa cena familiar hará… casi diez años, ¿no?

Yusaku asintió – Más o menos. Caramba, Kogoro, veo que ya tienes alguna caspa…

-Y tú has engordado un poco…

Todos se los quedaron mirando sin entender, mientras que ambos se echaban a reír sin que nadie entendiera el por qué. Ran siguió con las presentaciones y le presentó a los tres chicos y a Kazuha y Heiji.

Pasaron unos minutos, y las maletas ya aparecieron. Cada cual cogió la suya y seguidos por Yusaku, salieron del aeropuerto. Les hizo andar un par de manzanas hasta donde les esperaban dos mercedes negros, cada cual con un conductor vestido a los mil botones.

Agasa sonrió – Vaya, Yusaku, qué bien nos cuidas.

Él sonrió – Caprichos de la señora. Bueno, subid todos, ellos os llevarán directos al hotel Prince.

Ran se acercó a él - ¿Y usted, no viene?

Él negó con la cabeza – Nop. Tengo cosas que hacer, mi 'misión' termina aquí. Ah, y de parte de Yukiko, muchos recuerdos y que os espera ya a las puertas del teatro Magnolia a las siete, una hora antes de la función. ¿Vale?

Ran asintió – Entendido. Muy bien, hasta la próxima Yusaku-san – dijo la chica, diciéndole adiós con la mano y metiéndose en el coche, junto a Kazuha y Heiji.

-¿Prince, uh? Un nombre pijo para un hotel caro de cinco estrellas… Típico de estos americanos – dijo Heiji, frunciendo el ceño mientras leía el panfleto del hotel.

-¿Qué dices? Prince es un nombre bonito. Además, tiene piscina climatizada, sala de masajes, jacuzzi, pistas de tenis y golf, y además…

-¿Ves? Un hotel para pijos.

La chica de Osaka resopló, dándolo por perdido – Hay que estar en el Magnolia a las siete, ¿no? – dijo, dirigiéndose a Ran. Ella asintió – Bueno… ¿Qué te parece si hacemos lo siguiente? Vamos al hotel, descansamos un par de horitas, almorzamos y nos vamos por ahí. Luego comemos en alguna pizzería, nos vamos de compras y a las siete vamos al teatro, ¿te parece bien, Ran-chan?

-Suena genial, Kazuha-chan, pero… ¿No crees que Hattori se aburrirá un poco con ese plan? – dijo ella, mirando al chico de Osaka. Él asintió, feliz de que alguien por fin comprendiera cómo se sentía.

Kazuha le miró de reojo y sonrió – Bah, no importa.

-¡¿Cómo que no…?!

Ran paró a Heiji – Sí que importa, Kazuha-chan. Vamos, vamos, hoy podéis aprovechar para hacer turismo los dos solos en Nueva York. Una cita perfecta.

Kazuha se puso algo roja – Pero… ¿Y tú, Ran-chan?

Heiji también se puso por en medio – En serio, no me aburriré. No pasa nada si vais de compras y todo ese rollo…

Ran negó con la cabeza, sonriendo – No me perdonaría que por mi culpa no pudierais disfrutar de un día de sol en Nueva York a solas. Tenéis que aprovechar, dicen que aquí llueve casi siempre, y estamos en época de lluvias, así que…

Ambos jóvenes de Osaka se miraron con dudas - ¿Seguro, Ran-chan?

Ella hizo que sí con fuerza – No os preocupéis. Ah, ya hemos llegado – dijo la chica de Tokio, señalando con el dedo a través del lustroso cristal del coche un gran, alto y precioso hotel, con las letras de "P·R·I·N·C·E" y de 5 estrellas en la parte de arriba.

Todos salieron de los dos relucientes coches, cogieron sus respectivas maletas y se dirigieron a la recepción del hotel, con cara de sueño. Acto seguido, les atorgaron sus suites, y cada cual se fue por su lado. Ran, Kazuha y Ayumi en una habitación, Heiji, Genta y Mitsuhiko en otra –para desgracia del chico de Osaka-, y Kogoro y Agasa en otra tercera (ambos temían por los ronquidos del otro). Así pues, empezó el primer día de su estancia en Nueva York… Y poco se esperaban lo que esa larga noche les acontecía.

Fin del cap.1

CONTINUAR

::Notas de la Autora::

¡Hola a todo el mundo! Me ha venido la inspiración, y aquí tenéis otro fanfic que espero sea de vuestro agrado Supongo que más de alguien se me querrá echar encima de la yugular por 'cierta escenita de cierta pareja'… ¬¬U Sólo os puedo decir que… ¡Paciencia! Sintiéndolo mucho no puedo aclarar nada respecto a eso… Todo a su momento, ne?

Bueno, de hecho la idea de este fic me vino de una manera un tanto… anormal. Fue hace dos noches, justo cuando me senté en la mesa de mi casa para cenar (¬¬U) y me vino una especie de iluminación, similar a lo que siente Conan cuando descubre todo el rompecabezas de un asesinato (incluso me pareció ver la rallita esa brillante del fondo xDD).

Espero que hayáis entendido más o menos la cronología de la historia. Por si hay alguna duda, os hago el aclaración: hace 5 años fue lo que ocurrió en el parque de atracciones, dos años antes del presente (tres años después de Tropical Land) sucedió lo de la llamada telefónica, y ya nos situamos al presente. En fin, no sé si lo he aclarado o lo he liado aún más !! Sólo espero que este fanfic os guste tanto como ya desde el principio me está gustando a mí. Con respecto al título, en fin, no hay ninguna duda, no? Al principio no sabía si ponerlo en castellano o en inglés (It happened in New York), y hasta me lo planteé en japonés, pero al final se ha quedado así. Creo que el título tiene mucho que ver con la historia…

Ups, me he alargado un poco '' Siento haceros leer toda esta parrafada. En fin! ¡Muchas gracias a todos/as los que me apoyan tanto, y me dan sus maravillosos comentarios! Va por vosotros/as Lex, Haku, Azalea, Sachiko, Tantei Ran, Ai, Ran Kudo, Jess, Arzainer, Kazuha, Ran Mouri 1987, Kmiloncia, JkRanIV, Daria, Silver Lady, An-neechan, Ralfa, Shiku, Det.Hitomi, Mirta 22, Ran Aoko, Aryma, Kari Ishikawa, Miruru, a todos los participantes del foro de Shinichi's Memories, a los participantes de la comunidad de Kazuha Hattori y a la gente de Tantei Holmes Sensei.

Cualquier duda, sugerencia, reclamación o comentario a cinturo3xl.net o cinturohotmail.com .

¡Un saludo y un abrazo, y hasta el próximo capítulo!

CiNtUrO-cHaN

{25 de abril del 2004}