Todos los personajes son propiedad exclusiva de Gosho Aoyama y sus respectivos distribuidores. No pretendo apropiarme de la serie ni mucho menos, simplemente intento potenciarla mediante la narrativa, sin ningún ánimo de lucro, por puro placer de escribir y hacer que la gente se divierta leyendo .
Aclaraciones:
… Lo que piensa un personaje
Cambio de escena
Texto en cursiva: flash back
Texto en cursiva: palabras que dicen en inglés
{…} Un lugar
SUCEDI"
EN
NUEVA
YORK
Cap.2: Impredecible encuentro
Un fanfic de CiNtUrO-cHaN
Un Mercedes negro se desplazaba a través de las grandes avenidas de Nueva York con un rumbo fijo. En el interior del coche había dos ocupantes. El primero era una mujer, rubia y bien vista, vestida con un traje rojo pasión y mini falda. A su lado conducía un hombre alto y corpulento, de tez morena y mirada asesina. La mujer llevaba consigo un maletín, donde estaba hojeando unos papeles. Finalmente encontró el que buscaba, y sonrió a su acompañante – Parece que hoy todo va viento en popa, ¿eh?
Él no dijo nada. La mujer rubia prosiguió – Hm… Faltan tres horas para que empiece la función, ¿no lo encuentras emocionante? – dijo ella, sonriendo. El hombre seguía sin decir nada – Venga ya, sigues siendo un aguafiestas…
Bibibibip-bibibibip-bibibibip…
La mujer de grandes gafas cogió el teléfono y sonrió amistosamente al ver quién llamaba – Hello, Cool Kid! ¿Cómo va todo por ahí?
Desde el otro lado del teléfono, cerca de Central Park, el joven detective Shinichi Kudo se encontraba sentado en un banco. Empezaba a ponerse el sol, y eso indicaba el inicio de la operación 'End of the show' – Todo bien por aquí, veo que sigue siendo tan enérgica como siempre, Jodie-san – dijo él sonriendo interiormente, recordando viejos tiempos. Rápidamente meneó la cabeza para quitarse esos pensamientos de la cabeza.
Jodie rió – Hahaha! Yes! No como Shu, que no dice esta boca es mía – dijo ella, mirando de reojo a Shuichi Akai, su acompañante. De repente, su gesto se endureció – Bueno, Kudo-kun, ¿qué tal lo lleváis?
El tono de voz del detective también se neutralizó – Según lo planeado. Ya hay algunos de los nuestros haciendo cola afuera, en el Magnolia, como si fuesen parte del público. Cuando quede media hora para que empiece la función, Miyano y yo nos introduciremos en el teatro por detrás, donde ya habrá alguien esperándonos para facilitarnos la entrada. Dime, ¿ya habéis alertado a la policía ciudadana para que estén listos para intervenir en el momento adecuado?
Jodie asintió, mientras observaba de lejos el paisaje de Miss Liberty, con un precioso y amarillento ocaso a su espalda – Sí, ya están avisados y a la espera de órdenes. Nos vemos, Cool Kid – dijo ella, y colgó.
Shuichi la miró de reojo - ¿Crees que funcionará?
Jodie asintió – Del todo. Estoy muy contenta que ahora sea de los nuestros. Y el tener a una científica de la categoría de Miyano que encima estuvo en la Organización, nos ha hecho avanzar mucho en estos años… Sí, definitivamente hicimos buenos fichajes con ellos.
El hombre se quedó callado, mirando hacia delante con ojos viperinos. Jodie desvió la mirada hacia sus hojas y continuó investigando las fichas de los sospechosos que allí había. Sin embargo, la más importante para ella no estaba. Estaba en el estado 'Missing', desaparecida…
Jodie miró hacia la Estatua de la Libertad, pensando en esa persona. ¿Cuánto había pasado ya? Mucho tiempo. ¿Y si había muerto? No, imposible. Mala hierba nunca muere. Pero estaba deseosa de saber qué había sido de esa mujer, esa mujer de alma perversa, Rotten Apple, como la llamaba Shu. Vermouth.
Cierto. Todo se remontaba al Day 0, el día en que empezó todo, ahora hacía cosa de cinco años. Si no recordaba mal, también fue en esa época cuando Kudo-kun y Miyano vinieron a E.U.A. Lo cierto es que no supo por qué vinieron tan de repente, ni cómo supieron encontrarles. Pero eso ahora pertenecía al pasado, y lo importante era el presente. Lo importante era atrapar, antes que la Organización, a ese miembro o exmiembro de la dicha. Porque, claro estaba, daban por supuesto que la Organización supiera que pretendían coger a esa persona e interrogarla, así que seguramente querrían silenciarla. Y eso no debía pasar bajo ningún concepto.
-¡¡Fantástico!! ¡¡Increíble!! ¡¡Precioso!! ¡¡Maravilloso!!
La joven de Osaka observaba totalmente fascinada la vista desde un mirador que había a los pies del río Hudson. Kazuha movía el aparato de derecha a izquierda, y de arriba abajo, y cada un tiempo determinado, se separaba del mirador y cogía la cámara digital. Detrás suyo estaba Heiji, aburridamente sentado en un banco y contando los turistas que había allí (algo bastante entretenido).
-¡¡Me encanta Nueva York!! ¡Es…!
-¿Increíble, fantástica, preciosa y… um, maravillosa? Ya me lo has dicho – replicó él, frunciendo el ceño - ¿Por qué no nos vamos ya? – dijo el detective de kansai, por millonésima vez.
Kazuha suspiró – ¡Ahg…! Eres un pasota. ¿Ya quieres que volvamos al hotel?
-Al hotel no, ¡al teatro Magnolia! A las siete en punto hemos quedad allí con neechan y los demás, y la obra empieza a y media. Teniendo en cuenta que es bastante famosa, habrá un montón de gente, así que dudo que nos encontremos y… ¡Uh-oh, las seis y cuarenta! ¡¡Maldita sea…!! Como no nos demos prisa… - dijo Heiji, levantándose de golpe y cogiendo de la mano a Kazuha – Ya volveremos en otro momento, ¿vale?
-Bueno, vale… Lo cierto es que se me ha pasado el tiempo volando – se excusó ella con nerviosismo, mientras ambos corrían dados de las manos a través del pequeño bosque con propósito turístico. Rápidamente llegaron a la calle, donde había un montón de tráfico. Natural, en una ciudad así… Puede haber miles de taxis, pero que de estos millares sólo uno esté vacío… pensó con amargor el detective. Él y Kazuha se pusieron a pie de la calle, esperando que pasara algún vehículo amarillo con el cartel de 'libre'.
-Oye, Heiji.
Heiji miró a la chica. Ella le señaló la pequeña riñonera de marca que se había comprado, con curiosidad - ¿Por qué la llevas? ¿Es que has traído algo?
De repente, el joven detective empezó a sudar. De un acto reflejo apartó la pequeña bolsa que tenía atada a la cadera del alcance de Kazuha – No es nada…
Ella frunció el ceño - ¿Cómo que no es nada? Venga, que me aburro, enséñame qué hay… Es sólo curiosidad… - dijo ella, sonriendo suplicantemente. Sin embargo, él no dio su brazo a torcer y los nervios de Kazuha empezaron a quebrarse. Le miró como quien mira a un viejo verde – Oye… no tendrás nada raro ahí dentro, ¿no?
-¿¿Q-Q-Q-Q-Qué quieres decir, nada raro…?? – dijo Heiji, rogando interiormente que no se hubiera dado cuenta.
Kazuha le mantuvo la mirada – Pues eso… algo… mmm… que os gusta mucho a los chicos – dijo finalmente Kazuha, midiendo cada palabra que soltaba para que no se escapara ninguna indecencia.
¡¿LO HA DESCUBIERTO?! pensó Heiji mirándola con los ojos agrandados. Kazuha prosiguió – Algo como… una revista fotográfica de Nicole Kidman, Catherine Z. Jones, o tal vez…
Boom (sonido que hace el cuerpo de Heiji al caerse de espaldas)
El pobre detective se levantó rápidamente, mirando a Kazuha colorado - ¡¿Pero cómo quieres que yo tenga una de esas en mi riñonera?!
Kazuha sonrió interiormente – Juju, ya lo sé hombre, era sólo para…
Sin embargo, él no la dejó acabar – Para empezar, esas revistas no caben en una riñonera tan pequeña.
La chica de Osaka frunció el ceño - ¡¿Qué insinúas, que lo has intentado?!
Él le sacó la lengua y se giró sonriendo cuando vio un taxi libre. Rápidamente le llamaron ambos, y subieron en él. Ya eran casi las siete… Kazuha miraba el reloj constantemente, ya con el móvil en mano para llamar a Ran y decirle que llegarían 'un poquito' tarde, y Heiji observando con tranquilidad su riñonera, algo sonrojado. ¿Qué hay en mi riñonera? Pronto lo sabrás, Kazuha, pronto…
Teatro Magnolia, Brooklyn, Nueva York. 19.05
Había empezado a llover con finas gotas, y la gente que se arremolinaba a las puertas de entrada del Magnolia empezaba a cubrirse de chaquetas o (eso los más previsores) paraguas o chubasqueros. Ran, Kogoro, Agasa y los tres chicos esperaban pacientemente a dichas puertas a Heiji y Kazuha, al resguardo de un amplio tejado que había encima de sus cabezas, para cobijarse de la incesante lluvia.
De repente, Ran notó que el móvil vibraba y lo cogió rápidamente - ¿Moshi moshi?
-¡Ran-chan! – exclamó Kazuha, con un hilo de voz.
-¿Kazuha-chan? ¿¿Dónde estáis?? – respondió Ran, mirándose el reloj. La voz al otro lado del teléfono parecía algo arrepentida.
-Lo siento mucho, Ran-chan… Heiji y yo estamos en un taxi de camino, pero hay mucho atasco… Ahora Heiji está buscando el monedero para pagar al conductor e iremos desde aquí hasta el teatro corriendo, tardaremos unos minutos más aún, lo siento…
Ran frunció el ceño – Bueno, no te preocupes… No tardéis mucho.
Kazuha sonrió – Tranquila, ahora venimos. Y guardadnos el sitio, sobretodo. ¡Hasta ahora!
-Adiós – Ran se guardó el teléfono con preocupación. No sabía si estaba permitido o no guardar los asientos, aunque bien pensado, si ya estaban numerados…
-¡¡Mira qué vestido tan bonito!! – exclamó Ayumi - ¡¡Y ése también!! ¡Y ése! – dijo la chica, contemplando los lujosos ropajes que traían más de unas señoras, acompañadas cada una de ellas por su etiquetado marido. Ayumi las observaba como si fuesen visiones celestiales, mientras que Genta y Mitsuhiko se apuntaban en una libreta secreta que a Ayumi le gustaban los vestidos de fiesta largos y lujosos, por si alguna vez, de mayores, le hacían un regalo de bodas.
Kogoro se miró su reloj de nuevo – Será mejor que vayamos entrando, ¿no? Ahí dentro también hay cola para entrar en la sala donde hay el teatro, así que será mejor que vayamos a hacer cola – dijo él, empezando a andar hacia dentro de la sala donde se iniciaba la cola para acceder al teatro, intentando hacerse paso entre la multitud.
Agasa, junto con los tres niños, intentaban seguirle. Mientras, Ran se había quedado fuera, buscando en su bolso las entradas con preocupación – Qué extraño, juraría que las tenía en este bolsillo… Ah, están aquí – dijo aliviada, mirándolas. Cerró la bolsa con cuidado y se giró para disponerse a seguir a los demás, que ya habían entrado en la sala y estaban haciendo cola.
Ran observó el cartel que anunciaba la obra teatral, con el gran título de 'Las tres diosas", donde aparecían tres mujeres bellísimas. Una era morena, de pelo negro y largo; la segunda era pelirroja, con unos ojazos azules preciosos, y la tercera era rubia, con ojos azules. Ran se quedó mirando la imagen unos instantes, sonrojándose interiormente. Qué bellezas… - Las tres diosas… - dijo ella para si misma en voz alta - ¿De qué puede tratar…?
-Creo que hace referencia al mito griego de 'La manzana dorada'… - dijo una voz masculina tras ella.
Ran se giró rápidamente y observó a su interlocutor. Era un joven alto y musculoso, de pelo negro azabache con las puntas algo desordenadas, igual que el flequillo. A Ran le hizo la impresión que hacía mucho que no iba al peluquero. Tenía unos ojos azules oscuros y sonreía al cartel – O eso creo…
-Uh…oh… gracias – dijo ella finalmente, sin saber muy bien qué decir.
-Me encantan los mitos griegos. La manzana dorada es uno de mis preferidos, pero también me gusta el mito del caballo de Troya, por ejemplo. He venido aquí esperando que fuese otra representación de La manzana dorada – dijo él, extasiado, mirando a Ran.
Ella sonrió nerviosamente. ¿Por qué le estaba contando todo esto? - ¿A ti te gustan estas leyendas? – dijo él, dirigiéndose directamente a la joven. Ran se sobresaltó – Umm… sí…
El joven sonrió – Entonces has encontrado un amigo. Me llamo Jack Kogure, encantado de conocerte – dijo él, dándole la mano. Ran se la tendió algo ofuscada – Yo Ran Mouri, el gusto es mío – dijo ella, algo confundida Este chico es muy extrovertido…
-¿Has venido sola? – preguntó él, sonriendo – Yo sí. Un pequeño capricho personal.
Ran negó con la cabeza – No, no. He venido con unos amigos, estamos de vacaciones y…
Él sonrió – Ya veo, ya me lo imaginaba. Eres de Japón, ¿no? – Ran asintió – Yo también soy japonés, como te indica mi apellido, aunque criado aquí en E.E.U.U.
-Anda… - fue lo único que dijo, esa situación le resultaba algo embarazosa. ¿Cómo un completo desconocido le abría así su vida? ¿O tal vez era ella la que siempre la tenía más cerrada de lo común?
-¡Ups! Lo siento, se ha hecho tarde, tengo que ir a los bastidores a comprobar cosas… - dijo él, haciendo un gesto de despedida.
Ran le miró confusa – Oh…
-Es que tengo que vigilar que todo esté en orden – dijo él animado - ¡Espero que nos volvamos a ver, Mouri! ¡Hasta luego!
La cara de Ran era todo un poema – A-Adiós, Kogure-kun…
El joven se perdió entre la gente. Ran se quedó estática durante unos segundos hasta que cayó en la cuenta de la hora ¿¿Ya son las siete y veinte?? ¡¡Papá me matará!! pensó ella, echándose a correr hacia el interior de la sala donde había la cola para acceder a la gran estancia que formaba el teatro Magnolia. Dicha zona estaba cada vez más llena, con gente que acababa de llegar por culpa de retrasos y otros asuntos. Ran miró incordiada la dirección por la cual había desaparecido el joven, la había entretenido demasiado, y ahora le tocaba hacer el doble de cola.
-En fin, avisaré a papá de que tardaré un poco más… - dijo ella, buscando el móvil entre el bolso. Justo cuando se disponía a llamar, sus ojos se posaron en otra zona de la sala. La zona donde había más gente, justo a la entrada. Al lado de la entrada había una pequeña puerta donde en un cartel ponía 'Sólo personal autorizado'. Eso no fue lo que más le llamó la atención. Lo que en realidad la dejó prácticamente en shock fue que, entre toda esa gente, metros y metros más allá, dirigiéndose a la puerta, le pareció ver a alguien. Un alguien al que hacía cinco años que no veía. Un alguien del cual había estado esperando que reapareciera, aunque supiera que eso nunca pasaría. Un alguien al cual, tiempo atrás, esperó durante mucho tiempo a que regresara de un caso, aunque nunca llegó a hacerlo… Su amigo de la infancia, su primer y único amor. Shinichi Kudo.
-¡¡Date prisa, idiota!! ¡¡Ya son y media, y la función empieza YA!! – exclamó Kazuha, cogiendo de la manga a Heiji para que fuese más rápido. Finalmente la pareja de kansai logró llegar hasta el Magnolia, aunque su alma se rompió en pedazos al comprobar el gran número de gente que allí había para entrar en el teatro en si.
-¿Tenemos que hacer toda esta cola…? – preguntó Heiji con la mirada ofuscada, observando todas esas cabezas.
Kazuha iba a responderle que qué remedio, cuando de repente descubrió la inconfundible melena de Ran - ¡¡RAN-CHAN!! – exclamó ella, dirigiéndose hacia su amiga haciéndose paso a la fuerza (y MUY a la fuerza) de la gente, seguida por Heiji, el cual iba disculpándose a cada persona que Kazuha atropellaba o empujaba - ¡¡Ran-chan!!
A medida que iban acercándose a la joven de Tokio, empezaron a notar que algo le pasaba. Parecía que aún no se había percatado de los gritos de Kazuha, y no sólo eso, sino que miraba a un punto en concreto con la tez pálida y los ojos agrandados sobremanera, mientras tenía la mano encima de los labios, con una expresión de total incredulidad e incertidumbre.
-¿Ran-chan? – ahora sí, Ran parpadeó bruscamente y se giró hacia Kazuha con rapidez - ¿Qué te ocurre?
-¡K-Kazuha-chan! – exclamó Ran, mirándola a ella y a Heiji, los cuales estaban confundidos. Acto seguido volvió a mirar con rapidez hacia la puerta de 'Sólo personal autorizado' y la señaló, para que los dos jóvenes de Osaka miraran también hacia allí – S-S-Shi…
-¿Qué te pasa, Ran-chan? – dijo Kazuha, tomándola por los hombros - ¡¿Ran-chan?!
Ella seguía mirando la puerta – Shi… ¡Shinichi…!
Kazuha y Heiji la miraron sin entender - ¿Shinichi? ¿Qué quieres decir con…?
Ran seguía señalando la puerta - ¡S-Shinichi! ¡Estaba allí! ¡Le he visto con mis propios ojos, Kazuha-chan, Hattori-kun! ¡Hace un momento! ¡Entre la gente! ¡Yo estaba aquí haciendo cola y he mirado hacía allí y le he visto…! ¡Le he visto! ¡Allí! ¡Yo…!
Kazuha endureció la mirada - ¡Ran-chan, CÁLMATE! – Ran respiró hondo y empezó a tranquilizarse. Kazuha prosiguió – A ver, ¿dónde dices que le has visto? – dijo ella con paciencia. Ran señaló la puerta que había al lado de la puerta principal – Allí no está…
Ran cerró los ojos - ¡YA LO SÉ! ¡Te juro que le he visto! ¡Tan claramente como os veo a ti y a Hattori-kun! – exclamó ella desesperada, empezando a llorar. Kazuha la abrazó con comprensibilidad, mientras que Heiji miraba de reojo por dicha puerta. ¿Kudo, aquí, en Nueva York? ¿De toda la superficie terrestre, era posible que hubiesen coincidido hasta llegar a encontrarse debajo del mismo techo? Aunque, claro, también podría ser que fuese un joven que se pareciera a Shinichi y nada más. Y teniendo en cuenta el estado anímico de Ran, era natural que se confundiera.
-Neechan, la obra estará a punto de empezar. Será mejor que entremos. Ahora somos los siguientes – dijo, señalando la cola. Kazuha le dio la razón – Ya le buscaremos después, ¿vale? Si dices que le has visto, lo más probable es que siga estando por aquí, ¿no? – la tranquilizó Kazuha. Ran sonrió algo aliviada y se tocó la cabeza.
-Yo… Lo siento, seguro que me habré confundido… Últimamente estoy algo susceptible, perdonadme – dijo ella, empezando a andar. Los dos jóvenes de Osaka prefirieron no darle más vueltas al tema, y los tres entraron en el oscuro teatro. Lo primero que notaron era que hacía un poco de calor. Las luces ya estaban al mínimo, sólo para aquellos que aún no habían encontrado su asiento. Un hombre vestido de etiqueta les dirigió a sus asientos, donde ya hacía rato que les esperaban los demás. Después de algunas broncas por llegar tarde, los ánimos se calmaron. Poco a poco la gente fue terminando de entrar, hasta que las puertas de acceso se cerraron con gran estrépito. Cada diez metros se puso un guardia de seguridad. Ahora sí, las luces ya se apagaron por completo. Cada cual dejó sus teléfonos o buscas desconectados o en silencio, y el telón finalmente se subió.
-Las siete y media… - pensó Jodie con frustración - ¿Se sabe algo ya?
La agente del F.B.I. estaba de pies en una sala preparada única y exclusivamente para su uso en la investigación. Desde dicha sala tenían vistas privilegiadas a la obra teatral sin que nadie les viera. Un hombre que estaba a su lado negó con la cabeza – No, Starling. Aún no se sabe nada del sospechoso.
Jodie se apoyó la frente en ambas manos, preocupada.
-Tranquilícese, no creo que esté muerto, por lo menos no aún - dijo Shinichi, el cual estaba apoyado en la pared con los brazos y las piernas cruzadas, mirando a través del cristal.
-¿Cómo puedes estar tan seguro? – replicó ella. Shinichi se encogió de hombros – Mi sexto sentido me lo dice.
Ella y Shiho le dirigieron una mirada no muy relajada, mientras él sonreía ajeno a todo.
-De todas maneras, sigo sin entender por qué tenemos que arrestarle entre bastidores. Sería mucho más fácil cogerle cuando salga a escena… - dijo Shiho, frunciendo el ceño.
-Idiota, si lo hiciésemos así, la Organización tendría un blanco perfecto y antes que pudiésemos contar hasta tres, ya estaría al otro barrio. Si lo hacemos discretamente, no sólo ganaremos la vida del sospechoso, sino que es probable que la Organización no sepa que está en nuestras manos, porque… - la cara del joven detective se ofuscó - … supongo que habéis extremado las medidas de seguridad, ¿no? Lo último que nos falta es que empiecen a disparar indiscriminadamente…
Jodie asintió rápidamente – No te preocupes, Cool Kid. Todo está bajo control.
El hombre que había hablado antes volvió a entrar en la habitación con la expresión decidida – Ya ha empezado.
Tres Diosas: Atenea, Afrodita y Hera. La Diosa de la sabiduría, la Diosa de la belleza y la mujer de Zeus. Las tres eran tres diosas preciosas y bellísimas, y cada una de ellas aspiraba a ser la belleza más sorprendente de todo el cielo. Quedaron enemistadas cuando, en una boda real entre una ninfa y un humano, en una silla alguien dejó una manzana de oro donde había inscritas las palabras 'Para la más bella'. Atenea, Afrodita y Hera, creyéndose merecedoras de dicho título, se enemistaron, y para saber cuál de las tres era la más bella, y puesto que ningún dios se atrevía a elegir, hicieron que fuese el príncipe Paris de Troya quien eligiera cuál de las tres era la más bella. Cada una le prometió un premio si la elegía triunfadora, y finalmente Paris se decantó por Afrodita, la diosa de la belleza, la cual le había prometido el amor de Helena de Esparta (hecho el cual formó la guerra de Troya), y a su vez causando la enemistad de Troya con las otras dos diosas.
Supongo que, al final, sí que era una versión más de 'La manzana dorada'… pensó Ran, recordando las palabras del joven de antes. La obra de 'La manzana dorada' le traía tantos y tantos recuerdos de la última vez que vino a Nueva York, haría cosa de unos seis años, acompañada de Shinichi. Ellos, junto a su madre, fueron a ver dicha obra de teatro, aunque para variar tuvo que haber un asesinato. Allí conoció, entre otras más personas, a su actriz favorita a parte de Yukiko, Sharon Vineyard.
-Impresionante, ¿eh? – susurró Kazuha por lo bajo - ¿Cuál de las tres diosas te gusta más, Ran-chan?
-Mmmm… - Ran se puso un dedo en los labios, pensativamente - Ninguna de las tres me gusta. Las veo muy codiciosas, eso de querer ganarse el título de ser las más bellas… La belleza no es lo más importante en una persona, ¿no? A no ser que hablásemos de la belleza interior, cosa que en este caso no se cumple. Aquí lo que les importa más es la belleza exterior, por lo tanto, no me gusta ninguna…
Kazuha se la quedó mirando – Me refería a las actrices… - dijo ella, algo tocada por la explicación de su amiga – De todas maneras, tienes razón.
-¿De las actrices? – Ran se las miró una por una, eran las tres mujeres que salían en el cartel publicitario que había visto hacía un rato, justo antes de la aparición de Jack Kogure. Se encogió de hombros – Todas son guapísimas, dignas de la manzana.
-¡Shhhhh! – interrumpió Heiji, sentado al lado de Kazuha. La chica de Osaka frunció el ceño, y ambas volvieron a prestar atención a la obra.
-Creo que ahora saldrá Paris, el príncipe troyano – dijo Ayumi mirando con atención al escenario, de izquierda a derecha y viceversa, para contemplar por qué lugar podría salir el actor y así verlo antes. Mitsuhiko y Genta no se encariñaron mucho con dicho príncipe - ¡Qué nervios…!
Ahora sí, finalmente sonó una música inquietante, cortesía de la banda que había al pie del telón, aunque nadie la viese puesto que estaba bajo nivel. Unas luces iluminaron una zona en concreto del escenario y retumbaron los tambores.
-¡Ya sale! – exclamó Ayumi, mirando emocionada al escenario, al igual que muchas otras chicas y mujeres.
Los tambores seguían retumbando, y las luces seguían marcando una perfecta circunferencia por el lugar donde tenía que hacer aparición dicho actor. La gente empezó a mirar confundida a su alrededor.
-¿Por qué no sale? – preguntó Kazuha. Heiji se encogió de hombros.
-Tal vez han tenido un imprevisto…
Metros más allá, los productores de Las tres diosas se ponían nerviosos. Jodie apareció por detrás de ellos rápidamente, con la mirada decidida – Hey, what's going on? (Eh, ¿qué está pasando?)
-We don't know! Prince Paris should appear now! (¡No lo sabemos! ¡El príncipe Paris tendría que salir ahora!) – obtuvo por respuesta Jodie, de parte del encargado que miraba a un lado y a otro del telón. Las tres actrices que estaban dentro de la obra empezaban a sudar. ¿Qué debían hacer ahora?
-¡¿Le habéis encontrado?! – gritó Shinichi, apareciendo por detrás del vestíbulo que allí había, acompañado de dos agentes más. Jodie negó con la cabeza y él rechinó los dientes – Mierda… ¿Es posible que hayan adivinado que le seguíamos…?
-No idea – respondió Jodie frustrada, apoyándose en la pared – Espero que no se hayan dado…
AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHH!!! Un grito inundó todo el teatro con potencia. Todo el mundo se quedó callado por un instante.
Shinichi miró con ojos agrandados al otro lado del escenario, por donde se había oído el grito de una mujer. Sin dudarlo un instante, y seguido por Jodie y Shiho, junto a otros más agentes, empezaron a correr hasta el otro lado del escenario sin importarles pasar por delante del escenario, donde se encontraban las tres actrices consternadas.
-¿Qué está pasando? – exclamó Agasa, poniéndose de pies y mirando hacia el lugar donde provenía el grito. Otros le siguieron el ejemplo y se levantaron preocupados. Poco a poco la multitud se fue alzando nerviosamente, pues eso no parecía que estuviera dentro del diálogo de la obra.
-¡Ni idea, pero yo voy ahora mismo! Kazuha, vosotros salid de aquí y esperaos fuera, yo voy a averiguar qué ha pasado. Dentro de diez minutos te llamo, ¿vale? – dijo Heiji, levantándose también y mirando a la chica de Osaka. Kazuha asintió no muy decidida y observó con impotencia cómo Heiji se alejaba rápidamente de ellos y, haciéndose paso a duras penas entre el público, intentaba llegar hasta la otra punta de la gran estancia donde se encontraban los bastidores, lugar de donde había provenido el grito.
-¡Será mejor que nos vayamos de aquí! La gente se está poniendo nerviosa – dijo Kogoro. Agasa situó a los tres chicos cerca de él para no perderles de vista, mientras que Kazuha y Ran iban a la retaguardia. Muchos curiosos se dirigían al lugar del grito, pero la experiencia de el los les decía que no era muy prudente.
Este sentimiento… pensó Ran con amargor, volviendo la cara hacia el teatro con nostalgia Hacía tanto tiempo que no lo sentía…C… ¡¿C-Cómo?! Los ojos de Ran se agrandaron sobremanera por segunda vez en aquel día, y entre la multitud, y cabezas que iban como locas de aquí para allá, y policías que intentaban intervenir para calmar a la gente, logró disipar a la larga distancia el tablado. Y allí, corriendo con toda la velocidad que siempre tuvo, estaba Shinichi.
-¡K-Kazuha-chan! – exclamó Ran, señalando hacia allí. Kazuha le siguió la mirada.
-¡¿É-Ése no es Kudo-kun?! – exclamó ella, situándose junto a su amiga.
Shinichi… Es Shinichi… No eran imaginaciones mías, Shinichi está en Nueva York, está aquí mismo… eran los únicos pensamientos que tenía ella. Los demás también le habían visto. Agasa estaba más que sorprendido, al igual que Kogoro. Finalmente, Shinichi se perdió entre los bastidores, seguido de algunos más.
Los ojos de Ran aún se agrandaron más - ¡¿J-Jodie-sensei?! Y ése de ahí es… - Ran miró con la tez pálida al hombre que corría al lado de Jodie. El mismo hombre que conoció en su primera visita a Nueva York… Shuichi Akai.
-¡Vamos, Ran-chan! – dijo Kazuha, cogiéndola del brazo - ¡Vayamos hacia allí! ¡Heiji también se topará con Kudo-kun y podréis hablar tranquilamente!
Sin embargo, Ran no se movió un pelo. Un extraño sentimiento se apoderó de ella, un sentimiento que le oprimía el corazón, que lo llenaba de frío y que le impedía moverse. No… No quería ir. No quería encontrarse con Shinichi. ¿La razón? No la sabía. Simplemente era lo que su corazón le estaba diciendo en esos precisos instantes.
-¿R…Ran-chan…? – preguntó Kazuha, mirando a su amiga con algo de duda - ¿Vamos?
La expresión de Ran cambió súbitamente, y sonriendo a Kazuha como si nada, le preguntó inocentemente - ¿Ir dónde?
La chica de Osaka frunció el ceño – Pues a hablar con Kudo-kun…
Los ojos de Ran se abrieron, frunciendo el ceño - ¿Kudo-kun? Yo no conozco a ningún Kudo-kun. Será mejor que salgamos de aquí antes que la gente se nos tire encima – dijo, señalando a los policías que ya casi no podían controlar la marea humana. Ran se situó detrás de Agasa, con la intención que empezaran a tirar. El hombre así lo hizo, algo sorprendido por su reacción. Kazuha la siguió silenciosamente.
No es de extrañar que te sientas así con él, Ran-chan. Es lógico. Aún me acuerdo de la voz con que me hablaste al día siguiente de su llamada… Lo cierto es que Kudo-kun no te merece, pero tú te mereces ser feliz, y creo que eso sólo podrá ser estando con él. Kazuha sonrió tiernamente, observando a su amiga de espaldas. Ahora descansa, relájate y piensa sobre esto con detenimiento. Yo estaré a tu libre disposición para ayudarte, no lo dudes.
La chica de Osaka se giró Y en cuanto a ti, Heiji, te tocará hacer lo mismo con Kudo-kun…
Fuera del teatro Magnolia, entre la multitud, un hombre vestido con tejanos y camiseta negra, y una gorra con visera también negra, hablaba por teléfono.
-¿Y bien? – preguntó su interlocutor, una voz sensual y muy femenina.
El hombre sonrió – Todo según lo planeado. Le he encontrado.
Fin del cap.2
CONTINUAR
NA1 – Raddish Redwood hace su primera aparición en la saga de Golden Apple. Es el inspector en jefe de la policía de Nueva York que acude a resolver el caso.
() En este fic he introducido el concepto de que haya frases en inglés, dado que los hechos se sitúan en Nueva York, dudo que la mayoría de secundarios vayan hablando en japonés U Así que pondré algunas frases en inglés, con la traducción al lado entre paréntesis. Sólo espero no equivocarme… U
Notas de la autora:
Konbanwa mina-san! Aquí os dejo el segundo capítulo. He tardado un poco en escribirlo pero entre que no me venía la inspiración y entre que tuve que volver a escribirlo de nuevo (se me eliminó el primero que hice y tuve que volver a empezar TTTT) ya casi ha pasado un mes U. Pero al menos espero que este segundo capítulo sea de vuestro agrado ò.ó Además, como habréis podido comprobar, la cosa se va poniendo cada vez más y más interesante, ¿eh? … =P
¿Quién es ese Jack Kogure? ¿Por qué tiene tanta familiarización con Ran? ¿Será de fiar…?
¿Qué es lo que Heiji esconde de Kazuha? (aunque os lo podéis imaginar perfectamente )
Preguntas sin respuesta de momento…=P Si quieres saber qué pasará, lee los próximos capítulos! Gracias una vez más por vuestro apoyo incondicional!!!! Muchas gracias a Lex, Haku, Azalea, Sachiko, Ran-chan, Ai, Ran Kudo, Jess, Arzainer, Kazuha, Ran Mouri 1987, Kmiloncia, JkRanIV, Pussy0017, kevvy-kev, Silver Lady, An-neechan, Ralfa, Shiku, Det.Hitomi, Mirta 22, Belly-chan, Ran Aoko, Aryma, Kari Ishikawa, Miruru, Sango-chan, ONPU, Natàlia Hattori, a todos los participantes del foro de Shinichi's Memories, a los participantes de la comunidad de Kazuha Hattori y a la gente de Tantei Holmes Sensei. ¡Domo arigatou, mina-san! Cualquier referencia, enviadme un mail a cinturo3xl.net o a cinturohotmail.com, ok?
En fin, hasta la próxima entrega! Y perdonadme si me retraso mucho, pero estos capítulos son más largos de los que suelo escribir, y añadidle el hecho de que estoy en plenos exámenes finales U
Oyasumi nasai!
CiNtUrO-cHaN
29 de mayo del 2004
