Todos los personajes son propiedad exclusiva de Gosho Aoyama y sus respectivos distribuidores. No pretendo apropiarme de la serie ni mucho menos, simplemente intento potenciarla mediante la narrativa, sin ningún ánimo de lucro, por puro placer de escribir y hacer que la gente se divierta leyendo .

Aclaraciones:

… Lo que piensa un personaje

Cambio de escena

Texto en cursiva: flash back

Texto en cursiva: palabras que dicen en inglés

… Un lugar


SUCEDIÓ EN NUEVA YORK

Cap.6: Traicionados. ¿Muerte?

Un fanfic de CiNtUrO-cHaN

Una mujer rubia andaba con paso firme y elegante a través de la calle, con un conjunto azul celeste y un gorro blanco. Con una mano agarraba un paraguas largo y negro cerrado, y con la otra sostenía un teléfono móvil. Los finos y rojizos labios de la mujer se movían rápidamente, y de vez en cuando miraba a su espalda, con sus ojos felinos, intentando vislumbrar el mínimo rastro de peligro.

Finalmente, encontró a metros más allá una limusina, el chofer de la cual le decía con la mano que entrara, algo pálido. La mujer sonrió y adelantó el paso. Instantes después, estaba sana y salva en la limusina, con un destino fijo.

-Maldita sea, sí que has tardado, Arnold – dijo la mujer con tono duro, mirando a su chofer. Él se disculpó haciendo un leve movimiento con la gorra.

-Perdóneme, madame, pero hay mucho cordón policial y me ha sido algo embarazoso pasar por un sinfín de callejuelas a fin de pasar desapercibido. ¿Ha tenido problemas? – dijo él educadamente, mirando hacia el retrovisor interior para encontrarse con las bellas facciones de la mujer.

Ella sonrió – No, ninguno, gracias Arnold. Necesito descansar, llévame a casa.

Él frunció el ceño – Pero, madame, tenía entendido que ahora debía reunirse con…

La mujer le fulminó con la mirada – A casa – dijo, con una voz glacial.

Arnold asintió, con un sudor frío – C-Como guste, madame.

La mujer tocó un botón del asiento que tenía delante, el que correspondía al del acompañante del conductor, y apareció del interior de la silla un ordenador portátil. Lo cogió con sumo cuidado y se lo colocó encima de sus piernas con delicadez. Empezó a teclear con sus largas uñas pintadas de un azul celeste, mientras bebía un poco de champagne de la copa que acababa de aparecer a su lado, en el posavasos. Realmente este coche me gusta pensó ella, divertida. Luego se concentró en la pantalla del ordenador. Mientras iba bebiendo, tecleaba sin parar. Había accedido a una base de datos, pero para terminar de entrar le hacía falta la contraseña.

Maldita sea Con el ceño fruncido, cogió su móvil última generación y marcó con avidez un número concreto. Se oyó un pitido y acto seguido una voz ronca - ¿Vermouth¡Qué agradable sorpresa¿Qué tal está?

Vermouth sonrió – Bien, como de costumbre.

La otra voz hizo una risa algo forzada – Y¿a qué debo el placer de su llamada?

-Presta atención – el tono de Vermouth se endureció, con la vista fijada en el monitor, concretamente en la palabra 'Password' – Me faltan seis dígitos o seis palabras, o una combinación de ambas, para acceder al TOP SECRET de los archivos secretos del FBI. ¿Tienes alguna idea de cuál podría ser?

El hombre tardó unos instantes en responder – Humm… no he oído hablar del TOP SECRET, y menos de su contraseña. ¿Quieres que lo investigue?

-Yeah, y cuanto antes me lo digas, antes ascenderá tu cuenta bancaria. Así que ponte manos a la obra.

-De acuerdo, Vermouth. Buenas no…

-Espera, otra cosa – se apresuró a decir la mujer de medianos cabellos rubios y lisos, los cuales aún estaban bajo el mandato de su sombrero – Me dijiste que el otro día te encontraste con ella… No la pierdas de vista, porque según me acaban de informar, la acaban de ver junto a Cool Guy. Y por lo tanto, podría sernos útil para acceder a la base de datos. Pero por encima de todo, no quiero que se vea involucrada en ningún peligro¿me has entendido? En NINGUNO.

-Sí, sí, en ninguno, entendido – replicó la voz, algo cansado – Tranquilícese, nadie sospecha de mi. Y nadie sospechará nunca de mí, al menos hasta que llegue el día.

-Excelente – dijo Vermouth, entrecerrando los ojos – Seguiremos en contacto, bye.

Con el teléfono apagado, suspiró con pesar. Un sinfín de recuerdos aparecían en su mente sin cesar. Bebió un poco más de champagne y volvió a suspirar. Acto seguido volvió a mirar los seis espacios, requisitos para acceder a la base de datos. Con los ojos cerrados, se imaginó tecleando la contraseña correcta, y entrando en lo más profundo y secreto del FBI. Abrió los ojos, con un brillo de odio y felicidad extraños. Y cuando eso ocurra, te atraparé…

La oscura y brillante limusina siguió adelante sin despertar sospechas, mientras que en su interior Vermouth hacía una maligna carcajada.

Heiji, ayudado por los dos hombretones de negro, y vigilado de cerca por la preocupada Kazuha, entró en lo que era un grande rascacielos, aparentemente muy lujoso. El joven detective de Osaka frunció el ceño. ¿Quién se habría imaginado que el FBI tendría cuarteles tan minuciosamente escondidos como el que estaba a punto de ver? Heiji miró a Kazuha, la cual le devolvió la mirada no muy alegremente. La herida que tenía era superficial, y después de haber pasado por una extraña sala muy parecida a una habitación de hospital, para curarle la herida y taparle la hemorragia, no había nada de qué preocuparse.

-Piso 95, pasillo C – dijo uno de los dos hombres, pulsando el botón para llamar al ascensor. Heiji y Kazuha le miraron sin entender, y él prosiguió – Nosotros nos vamos, tenemos cosas que hacer. Starling os espera al piso 95, pasillo C. No perdáis tiempo - la puerta del ascensor se abrió. Ambos entraron, y Heiji tocó con decisión el botón correspondiente.

Cuando la puerta se hubo cerrado y hubieron perdido a los dos hombretones de vista, Kazuha miró a Heiji asustada – Heiji… esto no me gusta nada. Además, he intentado de llamar al móvil de Ran-chan hace un rato y no contestaba. ¿Qué está pasando? – dijo la joven de Osaka, mirando fijamente a Heiji.

-Eso es precisamente lo primero que le voy a preguntar a Starling cuando lleguemos – repuso él. Kazuha bajó la mirada y se apoyó en una de las cuatro paredes del ascensor, todo fuese dicho bastante bien decorado. No cabía ninguna duda de que ese rascacielos era bastante gourmet.

Ding…

Al cabo de unos minutos, el ascensor finalmente llegó a la planta en cuestión. Heiji y Kazuha, ambos dados de la mano, salieron del ascensor. Delante suyo el panorama era algo extraño. Había tres pasadizos, con tres carteles: A, B y C. Todo lo que llegaban a ver era una blancura metalizada increíble. Luces fosforescentes iluminaban el ambiente tétrico. Con decisión, Heiji se dirigió al tercer pasadizo, y anduvo por él.

-H-Heiji…

-¡Shht! – le cortó él, sin mirarla.

Siguieron andando en silencio unos minutos más, hasta que finalmente llegaron a una puerta. Heiji cogió el pomo y la abrió sin dudarlo. Lo primero que vieron fue un amplio ventanal. El cielo oscuro de Nueva York se veía a través de él. Estaban en una sala algo pequeña, con una mesa y tres sillas. Dos de ellas estaban a un lado, y la otra, ocupada por una persona, al lado opuesto.

-Please, sit down (Por favor, sentaos) – dijo una voz risueña. Una voz de mujer que Heiji reconoció al instante. Haciéndole caso, se sentó en una de las dos sillas libres, seguido por Kazuha.

-Hi, Jodie. No time I see you… How are you doing? (Hola, Jodie. Hacía tiempo que no te veía… ¿Cómo lo llevas?) – dijo Heiji, sonriendo y cruzándose de piernas, con una excelente pronunciación del inglés.

-Oh! Fine! You are good in English as always! (¡Oh¡Bien¡Eres tan bueno en inglés como siempre!)

-Um, esto… - dijo Kazuha, algo tímidamente - ¿Podríais hablar en japonés…?

-Oh! Sure! (¡Oh¡Claro!) ¿Cómo estás, Toyama-san? – dijo Jodie, mirándola.

-B-Bien, pero… ¿quién es usted? – dijo ella, algo frustrada – No la había visto nunca y me trata como si nos conociéramos desde hace años. No pretendo ser grosera, pero es que…

Jodie cayó en la cuenta de que, evidentemente, esa era la primera vez que Kazuha la veía. A diferencia de ella, Jodie sabía perfectamente, gracias a su preciosa colección de fotografías que realizó años atrás, que ella era una amiga de Ran de Osaka, acompañante de Heiji Hattori – Yo soy Jodie Starling, un agente del FBI. Sólo conozco a Hattori de algún caso¿verdad? – dijo Jodie, mirando al chico moreno. Él frunció el ceño, sabiendo que Jodie se saltaba muchas cosas de su relación – Eh, um, sí.

Kazuha le miró de reojo, con obstinación. Sabía que no estaban siendo todo lo francos que podían ser, pero ya habría tiempo de hacerle preguntas a Heiji. De momento sólo quería algunas respuestas – Perdone, pero nos han dicho que mi amiga, Ran Mouri, se encuentra en peligro. No sé si la conoce, pero la cuestión es que estamos preocupados y…

Jodie sonrió y la cortó – Evidentemente que sé quién es Mouri-san, cuando estuve un tiempo en Tokio fui su maestra de inglés. Aunque ahora hacía tiempo que no la veía. Y en cuanto a eso de que corre peligro – la mujer rubia miró de reojo a Heiji con seriedad – bueno, según nuestros últimos informes, es decir, los tuyos – añadió, mirando al joven de Osaka – Kudo-kun la traerá aquí en cuanto pueda. No hay de qué preocuparse – terminó, desde el otro lado de la mesa y apoyando la cabeza en una mano – Ahora supongo que querréis saber qué está sucediendo y el por qué de que estéis aquí, right?

Ambos asintieron con devoción sin decir nada. Jodie tomó aire e inició su relato.

Shinichi respiró tranquilo, intentando esconder su emoción y nerviosismo. ¿De dónde demonios había sacado el coraje para BESAR a Ran? Si en la vida cotidiana afrontara todos sus retos con la mitad de la mitad de la mitad (…) de la valentía que había usado, no estarían en una situación como en la que estaban, con una peligrosa organización pisándoles los talones. Pero sin querer hurgar más en el tema, le cogió rápidamente su mano y empezó a correr. Para su sorpresa y alivio, esta vez Ran no se resistió. Notó su cálido tacto, tan suave como un pétalo de flor. Nostálgico, verdaderamente nostálgico.

-Y ahora, arf, arf¿a-adónde… vamos? – preguntó la joven entre respiración y respiración. Corrían muy rápido, y por muy entrenada que estuviera, uno no rinde en todo su potencial en plena noche, después de tantas emociones y muerta de sueño.

Shinichi iba mirando a derecha e izquierda con los ojos con gran avidez, buscando posibles peligros. Con la mano libre, señaló más adelante, hacia el final de la espesura de los árboles, donde terminaba el paseo que daba a las afueras de Central Park – Tengo mi coche aparcado por ahí.

Metros más allá, una figura se acababa de lamer los labios con una parsimonia que hasta asustaba. Dicho sujeto sostenía con el hombro y los brazos un rifle con mira telescópica. En el centro del pequeño círculo verde donde enfocaba estaba la espalda de Ran, la cual corría sin saber que la seguía un pequeño puntito rojo – Objetivo fijado. Espero órdenes – dijo el sujeto en voz baja y áspera, sin parar de sonreír, como el cazador que acecha a su presa.

Otra voz le respondió a través del micrófono que llevaba incrustado en la ropa. Era una voz profunda y grave, indudablemente de hombre, aunque mucho más grave que la de él - ¿Cuál objetivo en concreto¿Shinichi Kudo o su amiguita?

-Su amiguita. No pretendo decir qué debo y no debo hacer, pero para el detective será más doloroso afrontar la muerte de su amiguita más que la suya propia o la de cualquier otra persona¿no cree, jefe?

-Hm. Es posible.

-Aunque Vermouth dio órdenes claras a todos de no tocarle ni un pelo – puntualizó él, siguiendo aún a Ran con el rifle.

El interlocutor hizo un sonido de disgusto – Acaba con ella. Llámame para confirmarlo. Si no llamas, consideraré un fracaso, y ya sabes lo que eso significa. No mantenemos tu sucio trasero ni el de tu familia para que luego falles. Capicci?

-Capicci – dijo el francotirador – Cambio y corto.

Puso de nuevo el rifle en su hombro y volvió a mirar a través del círculo verde. La luz roja se puso de nuevo en la espalda de Ran, en la zona de la izquierda, para que el tiro le llegara directo al corazón. Puso el dedo en el gatillo y sonrió Bye-bye, preciosa

Y con precisión y firmeza, disparó. No se oyó 'bang' ya que había puesto el silenciador. El hombre sonrió, una sonrisa que al principio era de victoria…

Shinichi paró de correr al instante. Sin siquiera girarse, tiró de la mano de Ran hacia ella hasta quedar cuerpo a cuerpo y finalmente tirarse con fuerza al suelo, quedando detrás de uno de los muchos árboles que había al lado del paseo y que ahora impedían al francotirador terminar o, mejor dicho, empezar su tarea.

He… ¿fallado? La tez del francotirador palideció, con las facciones desencajadas. Es… imposible… Nunca… fallo…

En un abrir y cerrar de ojos, Ran pasaba de estar corriendo con todas sus fuerzas a estar tirada en medio de la hierba, debajo de Shinichi, envuelta por sus brazos, en una situación un tanto comprometida -¿Qu…¿Qué haces¿Qué ha pasado¿Por qué has…¡Aparta! – exclamó ella finalmente, coloreada, intentando levantarse. Shinichi no se hizo de rogar y se levantó con agilidad, pero no estaba rojo. Tenía la vista fijada hacia atrás.

-Ven – dijo él, ayudándola a levantarse. Ambos se apoyaron detrás de un árbol, de espaldas hacia la zona desde donde estaba el francotirador – Mierda, nos siguen… Ahora mismo mi coche debe estar destrozado. Tendremos que coger un taxi e ir a mi tercera residencia.

-¿Q-Qué¿De quién hablas¿Nos han disparado? Y por el amor de Dios¿cuántas casas tienes tú? – exclamó Ran, entre tono de voz flojito y alto, mirando a Shinichi algo perturbada.

Él le hizo signos de que bajara el volumen y, sin dejar de mirar de reojo a través del árbol, iba hablando – No sé si te acuerdas que, hace un rato, intentaba convencerte para que nos largáramos cuanto antes de aquí, porque corríamos peligro. Ahora ves que no mentía¿verdad? Por eso me has OBLIGADO a tomar medidas desesperadas, aunque finalmente nos han seguido el rastro igualmente – dijo él, resoplando.

Ran lo miró, enfadada - ¿Obligado¡Perdona¡Yo no te he obligado a besarme! – dijo ella, roja.

Shinichi también se sonrojó - ¿Y qué querías que hiciera, que te trajera un miembro de la Organización para que me creyeras¡No tenía ninguna opción!

-¡Podrías haberme intentado convencer con más pruebas!

-¡Es que no tengo!

-¡Pues encuéntralas!

-¡Ahí tienes una! – replicó Shinichi, señalando el suelo a metros de ellos, con algo de enfado. Ran observó que, entre el oscuro suelo salía un poco de humo. Se fijó más y vio un diminuto agujero. Ran abrió los ojos, impactada – Te he salvado la vida – dijo él, algo herido – Y ahora si no te importa, tenemos que irnos de aquí y subirnos al primer taxi que veamos. Me sabe mal por mi coche, era nuevo – dijo Shinichi, suspirando.

Ran no decía nada. Se sentía algo culpable. Sabía que él tenía razón y que había sido ella la cabezota, la que no había querido moverse; también era cierto que Shinichi no tenía muchas más salidas para 'convencerla', y ahora encima él le salvaba la vida y lo único que se le pasaba por la cabeza era discutir con él. Todo esto es muy extraño… No hace ni veinte minutos, estaba andando desconsoladamente pensando en Shinichi, y ahora nos hemos vuelto a pelear como cuando… la mirada de la joven se entristeció …como cuando todo era normal…

-Andando – Shinichi volvió a cogerle la mano, pero de repente paró de súbito, haciendo que Ran chocara. Un metro delante del joven detective, había impactado una nueva bala - ¡A cubierto, Ran, escóndete en esos matorrales! – dijo Shinichi, apartándola de él con un leve empujón.

-¡Pe-Pero…¿Y tú? – dijo ella, no muy convencida, mientras que él se volvía a poner a cubierto y, para sorpresa de Ran, sacaba una pistola de su americana.

-¡Tranquila! Sé defenderme solito – dijo él, guiñándole el ojo. Ran se sonrojó levemente y le hizo caso. Hubo un nuevo disparo. Shinichi sonreía Se está impacientando. Deben estar presionándole para que acabe con nosotros, y al ver que ya no sólo no tiene el efecto sorpresa, sino que también está fallando todos sus intentos de matarnos, empieza a perder el control de si mismo. Y eso nos favorece

Hubo dos disparos más. Shinichi se fijó exactamente dónde se habían recibido y de qué dirección venían. Acto seguido, suspiró hondo y, ante la atemorizada y asombrada mirada de Ran, salió al descubierto y, con un rápido gesto, disparó dos veces. El primer tiro lo falló a posta, y el segundo impactó de lleno en lo que él suponía debía ser, según sus cálculos y estimaciones, la pierna derecha. Shinichi corrió hacia los matorrales donde estaba Ran escondida – Vamos, no hay peligro de momento. Aprisa – dijo él, mientras que Ran le volvía a dar la mano y empezaban a correr. La joven miró hacia atrás, algo preocupada. Shinichi, notando que no las tenía todas, habló – No te preocupes, no le he herido de gravedad, sólo es un impacto de bala en una pierna.

Ran le fulminó con la mirada, mientras se le caía una gotita. Shinichi sonrió tímidamente – Eras tú o su pierna¿recuerdas? – Ran no dijo nada. Shinichi, a medida que iban saliendo de Central Park y recobraba la cobertura, sacó su móvil. Marcó un número con rapidez – ¡Jodie, soy yo! Tengo un francotirador de la Organización herido en el paseo central de Central Park, herido de bala. Ahora cogeremos un taxi e iremos al lugar secreto, dejaremos pasar unas horas y cuando todo parezca más calmado, que alguien venga a recogernos. No es seguro andar ni ir con taxis. Sí, sí. Bien, adiós.

Ran frunció el ceño - ¿Era… Jodie Saintemillion?

-Starling – le corrigió Shinichi – Saintemillion es un apellido que se puso ella, pero es falso. Bueno, ahora iremos a mi tercera residencia.

-¿Y por qué no se lo has dicho¿Es que la línea podría estar pinchada? – dijo ella con preocupación.

Ya habían salido de Central Park. Había vuelto a empezar a llover levemente, aunque ellos estaban mojados por la llovida anterior. Delante suyo había un sinfín de coches, entre ellos muchos taxis. Shinichi frunció el ceño y paró el primero que se le pasó por delante. Dio una dirección en un perfecto inglés, y el coche arrancó en medio de las húmedas calles de la ciudad que no duerme nunca. Ambos se habían sentado en los asientos de atrás, y el silencio no tardó en aflorar. Ran repentinamente encontraba de lo más interesantes las calles del lado de su cristal, puesto que no paraba de mirarlas, mientras que el joven detective la miraba de reojo, sabiendo que obviamente la joven necesitaba tiempo para aclarar sus ideas. Demasiadas emociones en tan poco tiempo.

-Y… eh… Así que ahora vives en Nueva York¿eh? – dijo Ran, aparentando una sonrisa que Shinichi no se tragó. Él asintió sin decir nada - ¿Sa-Sabes? Te vi en el Magnolia.

Ahora sí que logró que él fijara su atención en ella. Parecía algo perturbado. Ran, sin embargo, siguió como si nada – Fue sólo un momento, y creí que lo había imaginado… Ibas con otra chica a toda prisa, y entraste en un compartimiento vedado para el personal no autorizado… Tenías la típica expresión de cuando ibas a resolver los casos – finalizó Ran, suspirando. Shinichi no dijo nada, seguramente la chica que Ran había visto era Shiho - ¿Es que ya sabíais que habría un asesinato?

-Sí, y no.

-…Ah.

De nuevo un incómodo silencio. Ran frunció el ceño, mirando hacia la ventanilla. No soportaba esa incomodidad, una incomodidad que no hacía más que recalcar lo deteriorada que estaba ahora su relación, si es que aún seguían teniendo alguna. Eso aún la enfadó más. Ella trataba de emprender conversación, y él sólo respondía con palabras monosilábicas.

-Ya hemos llegado – dijo él. El taxi se paró, y ambos salieron, no sin antes darle el dinero correspondiente al taxista. Ran seguía nerviosa y sin decir nada, pero al observar la casa que tenían delante se le pasó. La joven quedó maravillada.

-¿Esta es tu tercera residencia¿Es que eres rico? – exclamó la chica, sin creérselo. Era una mansión de casi tres plantas, adornada exteriormente a todo detalle, con un pequeño jardín para entrar. Nunca hubiera imaginado que habría una residencia así en pleno centro de Nueva York.

Shinichi sonrió – No, esta no es. Por precaución, y por si nos hubiesen seguido, le he dado al taxista una dirección falsa. Ahora tenemos que hacer el resto del camino a pie, son sólo diez minutos. Vamos.

Ran frunció el ceño, visiblemente entristecida al no poder quedarse a una residencia tan lujosa, aunque obedeció sin decir esta boca es mía. Ambos empezaron a andar por estrechas y tortuosas callejuelas, para evitar todo contacto con la civilización y sobretodo, para evitar que les siguieran el rastro.

Sin embargo, habían fallado en eso último.

Instantes después, ambos se pararon delante de un bloque de pisos normal y corriente, al menos aparentemente, según Ran. Shinichi sacó unas llaves de su bolsillo y entró en el bloque.

-¿En qué piso vives? – preguntó Ran con curiosidad.

-Todo el edificio es mío – respondió él con simplicidad.

Ran parpadeó y se lo quedó mirando - ¿Cómo¡¡Pero si por lo menos tiene diez plantas!

-Ya, pero yo sólo utilizo la de arriba de todo, es la más segura, la que tiene mejor vista panorámica y además… - Shinichi paró abruptamente.

Ran frunció el ceño - ¿Y además, qué¿Qué ocurre?

El joven detective se quedó unos instantes en silencio, sin decir nada. Había tenido un mal presentimiento, un escalofrío le había recorrido la espinilla. Se había girado, temeroso de que les hubieran seguido. Pero no nos han seguido, no han podido… He ido con pies de plomo. A no ser que hubiese filtraciones, cosa imposible…

-¿Shinichi?

…Pero teniendo en cuenta cómo se están precipitando las cosas, si eso fuera cierto sería fatal

-Eoo…

De momento será mejor que subamos al último piso - Espera un momento – dijo él. Ran parpadeó sin entender y observó como el chico se dirigía a una de las estanterías que había al lado del ascensor. Sacó un poco uno de los libros, al parecer al azar, y para su sorpresa la estantería giró, para convertirse en un especie de ordenador con unos extraños teclados.

-¿Qué es todo esto? – preguntó ella, acercándose al joven.

-Para la seguridad del edificio. Dentro de cinco minutos se activará el sistema de seguridad de las plantas 1 a 9, así que dentro de cinco minutos debemos estar en la 10ª planta si no quieres que el ordenador crea que somos sospechosos.

-Oh, vaya…

Ambos subieron a la décima planta a través del ascensor. Shinichi parecía bastante ocupado, había sacado una agenda electrónica y no paraba de escribir cosas, mientras que Ran le miraba de reojo, incómoda.

-Ya hemos llegado – dijo él, mientras el ascensor paraba. Al abrirse las puertas, Ran observó pasmada la gran y lujosa décima planta, nada comparada con lo que había visto a la planta baja – Esta está mejor decorada¿a que sí? Mamá se tomó muchas molestias con ella – dijo Shinichi, sonriendo algo avergonzado.

-Oh… - fue lo único que dijo la chica. Ese piso parecía sacado de un hotel 5 estrellas – Veo que económicamente estás mejor que nunca – dijo ella, sin poder evitar usar un tono escéptico, tono que Shinichi notó, aunque prefirió no decir nada.

Hubo unos momentos de silencio, hasta que finalmente Shinichi se aventuró a decir algo - ¿Te apetece un te?

-Sí, por favor.

Shinichi se fue hacia la cocina y Ran se quedó en el comedor, sentándose en un cómodo sofá. Aún no podía creerse todo lo que le estaba sucediendo; ahora que finalmente estaba dispuesta a plantearse, de manera definitiva, olvidarse de él… ¡Él aparece! Rayos, este inútil siempre me está fastidiando… ¿Y puede alguien decirme qué hago yo en SU casa después de que unos asesinos intentaran matarme y, por si fuera poco, ÉL me BESARA? Tengo la sensación que va a sonar un despertador en cualquier momento

-Aquí tienes – dijo el joven detective, haciendo que la chica saliera de su trance, ofreciéndole un te caliente con una sonrisa. Ran lo aceptó con un suave 'gracias'.

-Em¿puedo utilizar el teléfono? Me dejé la bolsa en el hotel, y todos estarán preocupados… - dijo la chica, con ademán de ir hacia el teléfono inalámbrico. Sin embargo, Shinichi le barró el paso.

-No, lo siento. No te preocupes por Hattori y Toyama, ambos están bajo protección del FBI. En cuanto a tu padre, Agasa hagase y los niños, no corren peligro – dijo él, sentándose.

-¿Es que todo esto estaba premeditado o algo…? – dijo la chica, frustrada.

-En absoluto. El que hayamos reaccionado tan deprisa sólo demuestra nuestra eficiencia¿no crees? Al fin y al cabo, Sherlock Holmes dijo una vez que el mejor detective es el que siempre agudiza sus sentidos y se antepone a las anticipaciones, de modo que…

Y así fuimos pasando las horas. Hacía tiempo que no me notaba tan… tan yo mismo. ¿Cuánto hacía que no hablaba de Sherlock Holmes¿Cuánto hacía que no me sentía tan libre¿Cuánto hacía que no hacía enfadar a alguien? Yo iba hablando y hablando, mientras que Ran iba refunfuñando y murmurándome cosas como 'sigues tan atontado como siempre' o 'deberías retroceder en el tiempo y casarte con este Holmes de las narices'. Realmente, hacía mucho tiempo que quería aparentar esta normalidad; aunque sólo fuera fingir. Aparentar por unas pocas horas que no pasaba nada, que yo seguía en Tokio, con Ran, discutiendo como hacíamos siempre, como antes de ser Conan…

Ruuuung, ruuuung, ruuung…

Ambos pararon la charla y miraron hacia el interfono - ¿Esperas visita, Shinichi? – preguntó ella, algo incómoda.

Shinichi seguía mirando el interfono, el cual seguía sonando sin descanso. Acto seguido, cogió su móvil y pulsó un número. Automáticamente ya estaba hablando con Jodie - ¡Jodie¿estaba programada una visita en mi apartamento¡Pues porque alguien está llamando, y teóricamente aquí no vive nadie, nadie sabe que aquí vive alguien! Maldita sea… ¡Prepara un coche en Green Cat Street, vamos pitando! – y cortó. Luego miró hacia Ran, la cual le miraba interrogativamente, con miedo en los ojos - ¡Hay que largarse Ran, nos han encontrado!

Ruuuuuuuuung, ruuuuuuuuuuuuuuuung, ruuuuuuuuuuuuuuuuuuung…

El timbre infernal cada vez se hacía más presente. No tardarían en derribar la puerta y subir hasta el último piso. Shinichi se dirigió hacia el ascensor y pulsó un botón rojo camuflado – Esto servirá para desconectar el ascensor; así subirán por las escaleras y ganaremos tiempo – dijo el chico.

-Pe-pero¿y nosotros?

-Vamos, ven – ambos volvieron a entrar al piso. Shinichi guió a Ran hasta el guardarropa. Quitó una alfombra que había al suelo, donde apareció una pequeña trampilla. La abrió – Vamos, tú primero. Ve bajando poco a poco, yo te sigo. Toma – dijo, dándole una linterna.

-Pe-pero… ¿y tú? – preguntó la chica, la cual ya estaba dentro del conducto totalmente picado. Si por lo que fuera se soltara del agarre de las escaleras manuales y caía al vacío, no lo contaría.

Shinichi sonrió con una de sus típicas sonrisas triunfantes que solía hacer antes de resolver un caso – ¡Yo tengo que arreglar unas cuantas cosas aquí! Hay cierta información que no deben encontrar de ninguna manera. Tú baja y cuando llegues abajo, sigue el corredor y llegarás directamente a Green Cat Street. Allí te esperará un coche con la misma Jodie. ¿De acuerdo?

Ran asintió, no muy convencida – De-de acuerdo. Shinichi… ten cuidado¿vale? – dijo la chica, con la mirada escondida – No quiero… tener que separarme de ti otra vez… ¿entendido, baka?

Él sonrió y asintió – Hasta ahora mismo – dijo, cerrando la trampilla tras Ran.

Se oyó un estruendo; la puerta del piso había caído al suelo. Shinichi se apresuró a salir del guardarropas, empuñando una Cuatro Milímetros.

-Shinichi Kudo… no te escondas, sal pequeño… - dijo una inconfundible voz de hombre que no le sonaba. Shinichi frunció el ceño. Desde su posición no podía ver al recién llegado – No te servirá de nada intentar ganar tiempo para que tu amiguita huya… total, vamos a cargárnosla en cuanto salga del corredor y llegue a Green Cat Street.

Los ojos del miembro del FBI se agrandaron ¿NA-NANI¿Cómo sabe que…¡Sólo Jodie podría saberlo…! A-A menos que… no puede ser…

-¡Vermouth, aquí Korln! Angel se dirige hacia ti. En breves minutos la tendrás a tiro – dijo el supuesto 'Korln' a través de un walkie-talkie.

No… entonces… la de antes no era Jodie… ¿Sino Vermouth¿Ha desviado la llamada¡Pero cómo¡Nadie sabe nuestros números secretos…! Hay un traidor… ¡Hay un traidor entre nosotros, kuso, kuso¡¡RAN!

Y muy ajena a todo esto, Ran seguía bajando con cuidado a través del conducto, sin saber que allá abajo, tras el corredor, la esperaba una sonriente Vermouth disfrazada de Jodie.

Fin del cap.6

CONTINUARA

Notas de autora:

¡Wei, no he muerto! XD! Bueeeeeeeno, hace un precioso día, ne? … … … Vale, de acuerdo, OK! Lo siento muuuucho, he tardado mucho en subir este sexto capítulo, por diversas (y muy concluyentes, eso espero) razones: exámenes, falta de inspiración, falta de tiempo y… oh, sí, más exámenes –sin contar trabajos, libros de lectura y deberes-.

Así que mis más sinceras disculpas. Sinceramente, últimamente me he desenganchado un poco de DC, como casi siempre había casos repetitivos y en el manga no se aportaba nada nuevo… aunque últimamente esto se ha rectificado, y a partir del file 500 me he reenganchado, U ¡Pero en fin! No sirven las excusas. Sólo espero que me entendáis, y que tengáis paciencia para el próximo capítulo¿ok? Ahora viene la primera avaluación y… eum… ya me entendéis.

¡Muchas gracias a todos los que esperaban impacientes este capítulo, a los que me enviaron su review en y a los que me apoyan día sí día también! )

CiNtUrO-cHaN

27-11-04

Editado: Aquí tenéis el sexto capítulo, reeditado en Espero que os guste, siento tardar tanto en actualizar. Para los que no podáis esperar al cap.7, que sepáis que ya está publicado en mi web de Shinichi's Memories. ¡Y ya lo sabéis, read and review! 13/4/06