Capítulo 7

Empezaba a ser algo corriente para el rubio eso de despertarse tras perder la consciencia en un lugar extraño y rodeado de gente desconocida. Esta vez cuando abrió los ojos se encontró tumbado en la hierba, en el mismo sitio en el que había estado antes, con algo haciéndole de almohada y un paño mojado en la frente.

Uno de esos hombres que le habían asustado, el de los ojos verdes, le miraba con el gesto preocupado mientras hincado de rodillas en el suelo humedecía suavemente su rostro con el paño.

A.al fin despertaste. Nos has dado un buen susto. ¿Estás enfermo o algo?

Sh: déjame en paz! qué es lo que quieres- apartó de un manotazo la mano del otro e intentó levantarse pero un nuevo mareo le hizo caes de rodillas.

Había caminado mucho esos días y aún estaba débil. Kanon le había ayudado mucho, le había obligado a hacer la mayor parte del camino montado en Barbosa y cuando desmontaba nunca le había dejado llevar peso. Además le sujetaba y le empujaba cuando el camino se hacía difícil, hacía mucho calor o subía una cuesta del sendero. Volver a andar solo se le hacía difícil.

A: oye!- gritó ofendido el golpeado. Pero inmediatamente cambió su actitud enfadada hacia la preocupación cuando vio cómo el rubio no podía levantarse. Resignándose a ser rechazado nuevamente se acercó y se sujetó por los hombros impidiendo que se desplomara.

Sh: te dije que me dejases en paz!- de nuevo intentaba zafarse pero esta vez fracasó- estoy perfectamente y estaría aún mejor si vosotros no os hubierais interpuesto en mi camino.

S:te hubieses desplomado de todas maneras- una nueva voz surgió a sus espaldas.

"El otro" pensó inmediatamente "ellos son dos y yo estoy muy débil, no tengo ninguna posibilidad. Pero si fueran ladrones o asesinos¿no hubieran hecho algo ya?"

S: nosotros no hemos tenido nada que ver en que te desmayaras. Más bien puedes achacárselo al que te hizo todas esas cicatrices y heridas

A: Shura!- el que le sostenía reaccionó inmediatamente al ver cómo los ojos del rubio se oscurecían ante tal mención

"Han visto las cicatrices, saben que soy un esclavo y supongo que querrán cobrar la recompensa que den mis amos por mi regreso. Esa es la razón por la que me mantienen vivo"

S: no somos cazarrecompensas- ahora estaba arrodillado a su altura y le hablaba mirándole directamente a los ojos- y no serías el primer esclavo al que ayudamos a huir de sus amos. Mi nombre es Shura y el que te sostiene y al que antes golpeaste es Aioria

Shaka se volvió ligeramente a enfrentar la mirada del golpeado, con un deje de culpa en su mirada. Sin embargo los ojos de aquel no reflejaban en absoluto molestia, tan solo serenidad y una extraña sensación de confianza.

Sh: yo me llamo Shaka y siento mucho haberte golpeado. Me asusté- esto último lo dijo bajando la mirada

S: bien, es un comienzo Shaka. Te ves muy pálido¿aún no has comido?

Sh: no, estaba buscando un sitio en el que acampar un tiempo. Espero a alguien

A¿acampar, aquí¿estás loco? No puedes quedarte aquí! los cerdos del castillo mantienen esta zona vigilada, te matarían si te ven. De hecho no tengo muy claro porqué no lo han hecho ya.

Sh¿por qué tendrían que matarme? Yo no he desafiado ninguna de sus leyes... que yo sepa

S: comamos primero, te lo explicaremos mientras.

Los tres se dirigieron hacia el sitio donde al parecer estaban los dos muchachos antes de escuchar llegar a Shaka. Aioria ayudaba a andar al rubio mientras Shura llevaba sus cosas. Estaban entre unas rocas, resguardados de la vista de miradas indiscretas y probablemente peligrosas, pero al tanto de todos los movimientos de entrada y salida del castillo.

Mientras comían Shura habló:

"El anterior Vizconde y líder del Clan de los Faré, Halníbar, era un hombre sabio y poderoso, capaz de dirigir a su gente con firmeza y justicia. Era un aliado de Lepadoria, más fuerte y fiel que lo que la propia Lepadoria sabe. Sin embargo hace ya algún tiempo, Halníbar murió en extrañas circunstancias y su hijo mayor, Camus asumió el poder.

Desde entonces las cosas han cambiado muchísimo. Buena parte de la nobleza del Clan ha sido asesinada o encarcelada, entre ellos la familia Elasel quienes serían los siguientes en la sucesión al liderazgo del clan si la descencencia de la familia actual fallase.

Se han otorgado privilegios a asesinos para que mantengan callada a la población. El régimen del miedo impera en las tierras del Clan y es posible que se avecine una guerra contra Lepadoria dado que los hombres de Camus han atacado a los pueblos lepadorenses vecinos."

Aioria interrumpió: una guerra contra Lepadoria ahora mismo destrozaría nuestras tierras y diezmaría la población, y no ocurrirá nada mejor en el otro reino

Sh¿y por qué desearía el Vizconde Camus todo eso?

S: las guerras siempre benefician a los mismos, independientemente de dónde o porqué se luche, los comerciantes de armas y los especuladores viven de ellas. El Vizconde desea destruir Lepadoria a toda costa y hacerse con el trono, aunque para ello deba sacrificar a su propia gente.

Sh: pero eso es horrible. Y vosotros cómo sabéis tanto?

A: nosotros formamos parte de la resistencia, luchamos contra el Vizconde intentando que sus planes fracasen. Hasta ahora no hemos tenido demasiada suerte, pero al parecer las cosas cambian. Un Príncipe de Lepadoria, el Príncipe Kanon se dirige hacia aquí para negociar la paz con Camus. Si logramos detenerlo antes de que llegue al castillo y hacerle ver lo que pretende el maldito Vizconde, quizás tengamos una oportunidad de evitar la guerra.

Sh: el Príncipe Kanon?- sus ojos de abrieron al tiempo que comenzaba a entender parte de la situación. El secretismo por parte de su acompañante sobre los motivos de su viaje, su insistencia en querer ir solo al castillo- no tendrás una imagen del Príncipe

A: sí, mira tengo una moneda con su cara labrada. Bueno en realidad no es él, este es Saga, el Heredero pero para el caso da igual, porque son gemelos.

Sus ojos se llenaron de lágrimas al saberse engañado. Él, que tanto había sufrido por culpa de la incompetencia de los reyes de Lepadoria que le habían permitido vivir como esclavo, debía su vida al segundo hijo del Rey. ¿Cómo podía haber sido tan estúpido? Por supuesto que Kanon no quería que le acompañase, era un Príncipe y él sólo un maldito esclavo huido. No era digno de él. Sus esperanzas rodaron lentamente, al igual que las lágrimas por sus mejillas.

S¿qué ocurre¿te sientes bien?

Sh: siento deciros que habéis fracasado, el Príncipe era mi compañero de viaje y hace ya tiempo que nos separamos. Él iba rumbo al castillo, supongo que ha habrá llegado- su voz era monótona y carente de todo sentimiento.

S¿qué¿estás seguro?-lo zarandeó- Shaka estás seguro de eso?

Sh: sí lo estoy, no tengo ninguna duda- nuevamente bajó la vista fijándola en algún punto entre las piedras situadas a sus pies mientras sus pensamientos se escapaban hacia el peliazul que lo había salvado y que ahora resultaba ser un Príncipe

A: Mierda! entonces debemos darnos prisa, su vida corre un serio peligro

S: sí vamos- dijo mientras se levantaba y recogían todo- Shaka, tú vienes con nosotros

Sh¿qué? yo no quiero ir a ningún lado

S: no te lo estoy pidiendo Shaka, tu situación ha cambiado, nos acompañas- el tono del moreno no dejaba lugar a dudas. Shaka no tenía alternativa


¿Dónde estaba? Estaba tumbado boca abajo en algo blando, cómodo y caliente... una cama. ¿Cómo había llegado hasta allí? Lo último que recordaba era estar en el salón principal del castillo tomando una copa de vino con uno de los sirvientes de Camus.

Camus, ese maldito imbécil seguramente le había mandado drogar. Pero ¿qué demonios pretendía? Drogar y secuestrar a un Príncipe era una declaración de guerra en toda regla. ¿Para qué demonios quería semejante idiota una guerra contra Lepadoria?

Con tremendo esfuerzo logró abrir los ojos, le escocían casi tanto como su garganta. Tenía la boca seca y la cabeza le palpitaba de dolor. Alguien cambió el trapo húmedo que tenía en la nuca, lo estaban cuidando. El frescor del agua hizo que se sintiera mejor.

Reunió todas las fuerzas que le quedaban para darse la vuelta y mirar a su cuidador. Su sorpresa fue mayúscula al encontrarse a aquel niño que había visto al llegar mirándole con preocupación.

-No deberías moverte, si te levantas te caerás y "gomitarás". A mi hermano le han dado la cosa esa varias veces y "gomita" si se mueve mucho. Quédate tumbado que te sigo refrescando con agua, ya verás que pronto estás mejor

Era un niño precioso, de pelo rubio ensortijado y bellísimos ojos azules. De alguna manera le recordaba a alguien pero no sabía decir a quién. La cabeza aún le daba vueltas. Sintió cómo el pequeño le limpiaba el sudor de la cara y sonrió al contacto de aquellas pequeñas manitas, le cabrían las dos manos del niño en un solo puño y ahí estaba, cuidándole como si él fuese el mayor y Kanon el pequeño.

.-¿Quién eres?

-Me llamo Hyoga¿y tú¿es verdad que eres el Príncipe de Lepadoria?

.-Si lo soy- respondió con tristeza- me llamo Kanon. Gracias por cuidarme Hyoga

La dulce sonrisa de Kanon se contagió en el pequeño. No se había equivocado, aquel hombre grande era bueno. En cierto modo se parecía a su hermano y quizás por eso también lo habían tratado mal.

-¿Has venido a ayudarnos?- pequeñas estrellas de esperanza brillaron con intensidad en sus ojos

.-¿Ayudaros? Qué ha ocurrido

Los ojos del pequeño se inundaron de lágrimas, la tristeza que emanaba casi podía palparse, pero no dejó que ni una de ellas corriese por sus mejillas. Apretó fuerte los puños y se llenó de valor

-El hombre grande, el que te dio la copa con el veneno. Llegó hace meses al castillo, mató a papá y a mamá- su voz se hacía cada vez más entrecortada- y a muchos de los nobles que eran amigos nuestros. Luego cogió a mi hermano y lo tuvo encerrado durante muchos días en una habitación. Todos los días le daba la cosa esta que le hacía sentirse mal, yo lo cuidaba y juntos conseguíamos que los sirvientes escapasen del castillo. Pero el hombre grande se dio cuenta y lo llevó a las mazmorras de abajo y no he podido verle desde entonces.

Kanon no podía creerlo¿hasta dónde había llegado aquel sádico sanguinario por conseguir el poder del Clan? La valentía del pequeño le dejó sumamente impresionado.

-A mi me dejan estar por aquí porque sé que me usan para chantajear a mi hermano. Si él hace algo... a mi me harán daño, y si yo intento escapar le matarán como a papá... snif

Kanon se incorporó quedando sentado enfrente del pequeño

-por favor, ayúdanos- dijo arrojándose en los brazos del príncipe

Kanon le abrazó con fuerza acariciando su cabecita intentando consolarle. Mientras pensaba en cómo habían cambiado las cosas. La situación era mucho más grave de lo que habían supuesto su padre y Shión. Tenía que salir de allí y hacerle llegar a su padre noticias pronto o se les escaparía todo de las manos.

Hyoga levantó la mirada del pecho de Kanon y con renovadas fuerzas dijo:

-¿entonces nos ayudas¿Rescatarás a Camus?

.-¿Qué¿Camus está cautivo?

El pequeño sonrió:

-claro tonto, Camus es mi hermano