- Mierda ... - Dice un hombre de cabellera desordenada blanca como la nieve contrastando con su piel bronceada, además de denotar unos ojos grises como el acero.

Usaba una camisa sin mangas negras con detalles de plata, junto unos pantalones negros de combate con cinturones en las piernas, además de que el pantalón estaba unido a sus botas negras con punta de acero. Usando como mangas usaba una tela roja carmesí al igual que usaba otra tela roja en la cintura como faldón.

Sin embargo, el hombre estaba recostado contra el tronco de un árbol, el cual cuya copa fue arrancada. Algo similar había pasado con otros árboles, e incluso algunos habían sido arrancados de raíz. Mientras partes del lugar estaban agrietados o con varios cráteres.

Mientras, el hombre estaba desangrándose en el lugar donde estaba. Su camisa negra tomaba el mismo color que sus mangas rojas de su traje, tal vez incluso un tono más oscuro de rojo. El hombre a pesar de sus heridas se mantenía calmo y sereno, respirando suavemente.

Este hombre llevaba como nombre Emiya Shirou.

Un hombre de varios títulos y nombres. Entre ellos; Faker. Magus del Hierro Forjado. El Segundo Magus Killer. Ganador de la Quinta Guerra del Santo Grial, etc.

Un hombre que había vivido una vida como una espada, un hombre que imitaba una espada en todo menos en apariencia.

Y estaba muriendo.

- Jeje ... Esto es malo ... - Dijo Shirou con una sonrisa sin humor. Hace unos momentos había tenido uno de los combates más duro de su vida.

Había luchado contra un Apóstol Muerto. Pero no cualquier Apóstol Muerto, era uno de los 27 Ancestros Apóstoles Muertos, el número 6, Rizo-Waal Strout, también conocido como Caballero Negro Strout, quien era uno de los guardaespaldas de Altrouge Brunestud y uno de los Apóstoles Muertos más antiguos.

Realmente no sorprendió mucho a Shirou que fuera enviado a una misión suicida contra Rizo-Waal Strout, no era muy querido en la Asociación de Magos debido a su uso ortodoxo del Magecraft, pero el peliblanco estuvo satisfecho de al menos haberlo derrotado. Aunque el costo fue extremo.

El problema de los Ancestros Apóstoles Muertos era que los primeros 10 más fuertes, no podían ser eliminados normalmente como los demás por diversas razones o por su poder, en el caso de Rizo-Waal Strout, este tenía una especie de "Maldición de Tiempo" que lo hacía "Invencible", requiriendo algo con el suficiente nivel de Misterio para derrotarlo.

La elección fue fácil, y escogió el arma de su amada Saber.

La Espada de la Victoria Prometida.

Excalibur.

Usar tal espada hubiera sido imposible, pero gracias a que llevo la batalla a su Reality Marble, Unlimited Blade Works, el cual sobrecargo para poder proyectarla logro lanzar el ataque definitivo de la espada sagrada más fuerte ... A costa de su propia vida.

- Bueno ... Al menos podre verte, Illya. - En el rostro del Magus de Acero se dibujó una pequeña sonrisa, aunque el esperaba ver a su amada Saber en el Avalon, su corazón se encogía al recordar a la pequeña y delicada hada de las nieves, Illyasviel von Einzbern, su hermana menor.

Habían pasado 12 años desde que termino la Quinta Guerra del Santo Grial, y 11 años desde que Illya murió por las modificaciones de su cuerpo, incluso cuando Shirou había proyectado copias de Avalon, la Vaina de Artoria para mantenerla estable, todo fue infructuoso ...

- Esta bien ... Onii-chan ... Gracias por hacer mis últimos momentos ... Los más felices de mi vida ... Te amo ... -

Los ojos de Shirou se llenaron con nostalgia y tristeza, esas habían sido las últimas palabras de su hermanita, la cual estaba en un estado demacrado y cansado en un futon. Luego de ese día, la familia milenaria de magos, Einzbern, había desaparecido por completo.

Luego de un año de la muerte de Illya, Shirou había acompañado a Rin a la Torre del Reloj como estudiante de esta última, aprendiendo muchas cosas ... Aunque no fueron muy efectivas para su magecraft, fue un buen conocimiento para emplear en algunas ocasiones. Aunque su estadía se volvió complicada con la adición de la heredera Edelfelt, Luviangelita Edelfelt, o simplemente Luvia como ella le gustaba que la llamara. Mientras ella lo llamaba Shero ...

Esos días le tría sonrisas a Shirou a la vez que muecas dolorosas, recordando las peleas tontas que Rin y Luvia comenzaban por su atención.

Pero luego decidió tomar su propio camino, para tristeza de ambas magas, pero aceptaron las razones del magus del hierro forjado. Empezó con actos simples donde no era necesario el uso de su magecraft, hasta que luego se volvieron misiones de caza de Apóstoles Muertos o Designaciones de Sellado para magus que rompían las leyes.

Así conoció a mucha gente que fueron importantes para él, como lo fueron Rin, Luvia, Illya, Fuji-nee, Sakura y Saber. Ciel, quien la acompaño en una difícil misión de Apóstoles Muertos, además que ella fue quien le regalo la Sabana Santa que usaba ahora como mangas y faldón. La mejor asesina de Apóstoles Muertos, Lorelei Barthomeloi quien era conocida como la Reina de la Torre del Reloj.

Ambos se encontraron en una caza de Apóstoles Muertos, y ella se interesó en su magecraft ... Lo cual termino con casi su muerte cuando ella vio su Reality Marble tachándolo como vampiro ... Costo un poco, pero logro contenerla y explicar bien las cosas, ahora eran amigos ... O al menos eso es lo Shirou le gusta pensar.

Conoció también a una singular maga, la hermana de la Quinta Maga Verdadera, la Azul, Touko Aozaki. Una mujer excéntrica, pero lograron llevarse bien ... Excepto por los momentos que ella intentaba diseccionarlo para ver cómo funcionaba su magecraft o investigar sobre su Reality Marble o convertirlo en uno de sus títeres ... A pesar de ello, se calmaba con un buen te.

Shirou sonrió mirando el cielo del crepúsculo debido a que el sol salía para bañar a todos con su luz de un nuevo mañana. La batalla contra el Numero 6 había durado un día entero, una hazaña impresionante.

- Lo siento ... A todos, lo lamento ... Parece que no volveré ... - Susurraba el peli blanco, con su vista nublándose, se sentía mal por dejar esperando a todos ... Especialmente a Rin y a Ciel, quienes eran las que más estaban al pendiente de él.

Sin embargo, un resplandor azulado familiar se hizo presente frente a él. Cuando la luz se atenuó, Shirou pudo ver una esfera azul con anillos del mismo color orbitando alrededor de la esfera. El Magus del Hierro Forjado no tuvo que pensarlo mucho para descubrir quién o que era, y de hecho no le sorprendió.

- Alaya ... - Dijo Shirou haciendo una leve mueca. Él no era ajeno a la Consciencia de la Humanidad.

De hecho, el Archer de la Quinta Guerra le había advertido sobre un posible encuentro, aunque se mantuvo escéptico ... Cuando un día noto que se parecía mucho a Archer, lo confirmo.

Archer era el Espíritu Heroico EMIYA, la encarnación de sus ideales, un Emiya Shirou que siguió el camino de un Héroe de la Justicia sin dudar y termino haciendo un contrato con el mundo, vendiendo su descanso después de la muerte y convirtiéndose en una fuerza disuasoria de la Counter Force, un Counter Guardian, los Guardianes del Equilibrio.

- Emiya Shirou ... - Dijo Alaya, su voz extrañamente sonaba similar a la de su amada Saber.

Ese hecho lo molesto, sintiendo que era un método para embaucarlo. Frunciendo el ceño, el asesino del Ancestro Apóstol Muerto hablo.

- ¿Qué quieres, Alaya? Si es un contrató para ser un Counter Guardian, pierdes tu tiempo. - En un tono cínico que haría que Archer estuviera orgulloso, el peli blanco le dice a la regente de la Counter Force.

- Para nada ... Necesito tu ayuda. - Okay, dentro de todas las cosas que se esperó que Alaya le propusiera, no se esperó un pedido de ayuda de la inconsciencia de la humanidad.

Alzando su ceja, el ahora peli blanco hablo. - ¿De qué hablas? -

- En alguna parte de la historia de la humanidad, algo ha sido borrado, no, es como si nunca hubiera existido ... Y necesito arreglarlo. - Luego de explayarse el tono de Alaya se volvió casi suplicante. - Por favor, Emiya Shirou, te necesito para arreglar esa singularidad, eres el único que puede hacerlo. -

Shirou se quedó en silencio por unos segundo, pensando los pros y contras de de la propuesta de Alaya antes de mirarla directamente. - ¿Que gano aparte de ayudar con la restauración del Orden Humano? -

- Oficiare tu llegada al Avalon y verla. - Dijo en respuesta la Inconsciencia de la Humanidad con firmeza.

Los ojos de Shirou se abrieron en shock, mientras que miraba a Alaya con una expresión de estupor, pero muy en el fondo había esperanza. Sin embargo, tan rápido como la emoción llego, se fue mientras que el interior del Magus del Hierro Forjado se llenaba de cinismo y precaución.

- Esto no es un engaño, ¿Verdad? - Pregunto el peli blanco con los ojos entrecerrados.

- No hay ningún truco, Emiya Shirou, solamente ayúdame a restaurar el Orden Humano y la entrada al Avalon se te será permitida. - Dijo Alaya con total seguridad y firmeza.

Shirou se quedó sin habla por unos segundos, pero realmente quería aceptar la propuesta de Alaya, incluso si tenía que pasar por el infierno de nuevo quería ver a su amada Saber.

Tal vez fue por la pérdida de sangre, o tal vez el éxtasis de ver nuevamente a Arturia, pero Emiya Shirou termino aceptando.

- Esta bien ... Lo haré, ¿Que tengo que hacer? -

Por un momento, el peli blanco sintió que la Inconsciencia de la humanidad le sonrió cuando le hizo esa pregunta.

- Oh, ya lo sabrás. - Y antes de que Shirou pudieran indagar más sobre el asunto, Alaya uso su autoridad sobre la Counter Force para acceder al inmenso poder que contiene Akasha, la Espiral del Origen.

Todo para lograr un milagro.

Unos segundos, el cuerpo moribundo del Magus del Hierro Forjado había desaparecido, solo el recuerdo de el en los corazones de sus más cercanos quedara preservado en el mundo.

A no ser que ...

...

- ¡Maldición! - Gruño una voz grave de un anciano, para luego que resonara el sonido del metal. - ¡Otro bendito fracaso! -

El hombre anciano que maldecía y gruñía parecía estar en sus sesenta años, su cabello alguna vez rojo como la sangre ahora era un tono rojizo claro junto al cabello canoso, su piel estaba algo bronceada por haber sido expuesta al calor, junto a unos brillantes ojos grises. Usaba ropajes típicos de un herrero.

Alrededor del hombre, había varias espadas japonesas de filos mortales, katanas, wakizashis, odachis, kodachis, uchigatanas, katate-uchis, tachis, chokutos, y demás tipos. Todas y cada una de ellas tenían la capacidad de cortar cualquier cosa material y/o viva. Podrían cortar a través de la carne y hueso como si fuesen mantequilla, cortar el metal y armaduras sin astillarse, ¡Podrían cortar la misma causa!

¡Pero ... !

No podían cortar el destino ni el karma ... ¡No podían cortar sus pecados pasados! ¡Nunca podrían cumplir su sueño!

¡Jamás podría liberarse de esta maldición kármica que lo mataba!

Y eso era lo que más frustraba a la existencia conocida como Muramasa Sengo, el mejor herrero de espadas de Japón desde la muerte de Masamune Shinji, hace varias décadas. Además, de que este último era el abuelo materno de Muramasa Sengo.

Luego de la muerte de su abuelo Masamune, quien enseño todo lo que sabía sobre la forma de forjar perfecta a su querido nieto, Muramasa, el gran problema del herrero era ... ¡Que todas sus espadas terminaban como armas malditas sedientas de sangre!

Al principio, no lo entendió, la primera obra maestra que hizo Muramasa, fue Myohou Muramasa; El Sublime Loto Blanco de Muramasa. Cuya artesanía fue tal que hizo que el propio Masamune reconociera su habilidad hasta el punto de haberlo superado ... Pero luego de la muerte de su abuelo, todo se fue al caño.

Una mujer ... Una mujer lo había arruinado.

Pero no era en el sentido que ustedes creen. Una mujer llego a su herrería, pidiéndole un pedido especial ... ¡Una espada que cortará el Destino!

Muramasa se quedó si habla ante el pedido pero lo termino rechazando, le pareció absurdo, era imposible que una espada lograra cortar algo más allá de lo material, ese derecho solo estaba para los dioses.

Sin embargo, la mujer no lo tomo muy bien y lo termino maldiciendo, algo que Muramasa no le importaba ... Pero luego de eso, sus espadas por alguna empezaban a exudar una excesiva sed de sangre y comenzaban a cortar a sus portadores al usarlas en batalla. Consternado, el herrero fue a ver un chamán, quien le dijo que esa mujer no era humana, sino un Espíritu de la Naturaleza de gran poder quien termino maldiciendo.

Esa maldición consistía en que Muramasa tenía que cargar con todo el peso Kármico de sus pecados, tanto de su vida actual como de sus vidas anteriores, y todo ese karma negativo empezó a afectar sus armas forjadas llevándolas al reino de los demonios. El mayor problema, es que, si Muramasa moría, la maldición no se iría, sino que se sumaría el peso Kármico de su siguiente vida.

Y la existencia conocida como Muramasa Sengo no podía permitirlo, así que en su misión imposible de forjar una espada que cortara el destino y el karma se había enfrascado ... Solo para seguir fracasando una y una y una y otra vez.

Era un ciclo sin fin de fracasos y errores ... Y cuando creía que alguna estaba cerca, era solo una ilusión efímera cruel provocada por esa maldita mujer.

Su última gran trabajo y fracaso que acaba de tirar, fue Myoujingiri Muramasa; La Asesina de Demonios y Dioses de Muramasa, que no solo cortaba todo lo material como si fuera un juego de niños, sino que cortaba sobre incluso sobre todo lo sobrenatural ... Pero aun así no lograba alcanzar cortar algo como el destino.

Y eso fue la gota que derramo el vaso ... Ahora mismo, Muramasa Sengo se hundió en la desesperación y casi en por un momento se decidió a cometer seppuku y acabar con todo, y dejar que en su siguiente vida tuviera mejores oportunidades que el en quitar esta maldición.

Pero justo antes de que pudiera tomar un tanto para clavarlo en su abdomen, alguien había tocado las puertas de su herrería y casa. Confundido, el famoso herrero fue a ver quién había tocado, más que nada por curiosidad que cualquier otra cosa, pero cuando abrió la puerta y miro quien estaba afuera en toda la oscuridad de la noche no era quien esperaba ver.

Era un pequeño niño de un año, tenía la piel pálida, cabello rojo envuelto en una manta. El pequeño estaba durmiendo tranquilamente. Encima de la manta, había una nota.

Con cuidado, el herrero toma al pequeño con una mano y con la otra lee la nota.

"Por favor, cuidé del pequeño Shirou. - Atte: Ōhirume Akasha."

Fue lo que decía la nota, luego de leerla Muramasa miro al pequeño en su otro brazo.

- Así que te llamas Shirou, eh. - Dijo el anciano con una media sonrisa. Casi como una señal, el pequeño abrió los ojos para sorpresa de Muramasa, pero lo que de verdad lo sorprendió fue que el niño no lloro al verlo, sino que lo miraba con curiosidad.

Los ojos grises del herrero maldito se encontraron con los ojos dorados del bebe abandonado, y por alguna razón ambos sintieron una pequeña conexión el uno con el otro.

Muramasa sonrió suavemente, quizás la llegada de este niño sería la mayor bendición que tendría en toda su vida ahora maldecida. - Bueno, serás Muramasa Shirou a partir de ahora, ¿Te gusta? - En respuesta, el pequeño sonrió como cualquier niño inocente. - Bueno, entremos, la noche es fría, ¿Tienes hambre? Debo alimentarte bien, después de todo, el hambre es el enemigo. - Así ambos, ahora abuelo y nieto entraron a la casa del herrero para iniciar una nueva etapa.

Sin saber, que ese gran hueco de la historia de la humanidad había sido restaurado.

...