LIBERACIÓN

Gravitation, sus personajes, historia y otros relacionados directamente a este anime, no son de mi propiedad. Cualquier parecido con esta historia, es pura coincidencia.


Capítulo 1: Recuerdos:

Era un día como cualquiera en la disquera. Caminaba por los pasillos de uno de los pisos del edificio con el propósito de dirigirse a su oficina. En una de sus manos llevaba un ligero maletín negro, donde seguro, llevaría su trabajo. Vestía unos pantalones negros, una camisa blanca (al parecer de manga larga), un abrigo del mismo color que sus pantalones y su tan característico sombrero negro que cubría sus cabellos rubios.

Tenía su tan misteriosa sonrisa. La sonrisa que siempre adornaba su enigmática persona. Una sonrisa que causaba que a muchas (y ¿por qué no?) a muchos, suspirar. Tenía ligeramente su cabeza agachada, como si se encontrara pensando en algo o quizás, buscando la admiración de los empleados que trabajaban en el lugar.

Llegó cerca de su oficina, pero antes de ingresar, le dirigió unas palabras a su secretaria. Esta hizo una reverencia y le entregó, lo que parecía ser, revistas y periódicos, entre otros papeles y sobres. Este simplemente, le dedicó una sonrisa encantadora para después coger con su mano libre aquellos papeles.

Como tenía las manos ocupadas, le pidió ayuda a su secretaria para que le abriese la puerta. Esta, inmediatamente, se levantó de su asiento y abrió la puerta a su 'jefe'. Él simplemente agradeció y entró en ella. La joven que mantenía aun abierta la puerta, espero a que este dejara los periódicos y revistas sobre su amplio escritorio, antes de cerrar la puerta.

Cuando oyó que la puerta se cerraba, dejó su maletín, para después sacarse el sombrero negro de su cabeza y dejarlo encima del escritorio. Luego, se quitó su largo abrigo negro y lo dejó al lado de su sombrero, cerca de su maletín. Dado que no había mucho que hacer a esas horas (pensó), se sentó en su cómodo asiento, dispuesto a leer alguna 'correspondencia'.

Lo primero que cogió fue una revista. Una revista de espectáculos. En la portada, se encontraba Bad Luck con sus tres integrantes Suichi Shindou, Hiroshi Nakano y Suguro Fujisaki. No leyó nada de lo que había en la revista. Solo se limitó a ver cada foto que la componía. Sin duda, se trataba de una especie de entrevista al grupo. Había diversa cantidad de fotos del grupo, de sus conciertos, en fin…todo lo que podía haber una revista de ese tipo.

Fue cuando entonces sus ojos se posaron en una foto de su grupo: Nittle Grasper. Por alguna razón se sintió algo diferente. Talvez algo deprimido.

Si bien era cierto, que el regresó de Nittle Grasper era algo que había emocionada a muchos de sus seguidores y de que era algo inesperado para muchos grupos, sintió que no era lo mismo.

Muchos críticos habían dicho, que los tres años que estuvieron separados, fueron buenos para que regresaran con tanta fuerzas como lo hacían en esos momentos.

Dejó a un lado la revista y se recostó sobre el asiento. Sin duda, no se sentía igual que cuando era su juventud. No tenía tantas responsabilidades como ahora las tenía. Solo se dedicaba a tocar su tan adorado teclado y sacar las mejores notas que cualquier otro artista pudiera hacer. No tenía porque representarse o jugarla de productor, para eso estaba K. el solo tenía que dedicarse a ser lo que era: un artista.

Cerró los ojos ante esto y comenzó a pensar. Él era un artista, pero se había convertido algo más, en un genio. Un hombre que ya no solamente había llegado a los límites de la música, sino que también había llegado a cubrir todos los medios con gran maestría, que ni el mismo se dio cuenta cuando ya estaba al tope.

Ahora, ya no era el hombre libre que solía tocar el piano día y noche. Ahora era un líder. El jefe de todos los jefes. El dueño del mundo. Su figura era imponente y siempre daba la impresión del miedo a muchos que se cruzaban en su camino. Los demás eran simples 'muñecos' en sus manos a los que tenían que manejar a su antojo, para que todo saliese, siempre a la perfección.

Por fuera, muchos lo veían como un genio y ¿por qué no? Lo era. Se sentía muy bien al sentirse así. Ser una criatura casi invulnerable para todos. Ser un dios. Talvez era un toque de egoísmo. Sonría al sentirse así, a pesar de lo egoísta que podía parecer. Pero que importaba. Se sentía bien.

Sin embargo, toda esa sensación de dominio, se desvanecía con rapidez. Ya no se sentía un triunfador, se sentía un prisionero. Un prisionero de si mismo. No era artista, sino empresario, que se había dejado absorber por las cosas materiales que le traía la vida, sin detenerse siquiera un instante para preocuparse por si mismo, por lo que sentía.

Sentimientos…

Era algo que conocía, pero…nunca lo había probado.

Tenía una brillante y maravillosa esposa. Era toda una tradicional esposa japonesa. Era su confidente, su amiga y una excelente amante. De todas esas cualidades, solo tenía una desventaja: su temperamento. Su esposa era una mujer muy temperamental. Incluso podía imponer más miedo que él mismo.

No sabía si ella le amaba. Había sido comprometido con él bajo la decisión de su padre. Con el concepto de 'deseo lo mejor para mis hijos'.

Se rió ante esto. Mika había sido su mejor amiga durante toda su juventud, antes de tomar la apresurada decisión de casarse. Se habían conocido en Kyoto, su tierra natal y le agrado desde un principio. La apreciaba y la quería. Era lo que todo podría desear.

Hasta que conoció a Eiri…

Eso hizo que frunciera un poco su ceño. Eiri era lo que más quería en el mundo, como una vez se lo dijo a Aizawa, antes de arrojarlo contra un auto.

Qué estupido…

Eso sin duda había sido su mayor estupidez. Hasta ese punto era capaz de defender a Eiri, ya que nunca pudo hacerlo cuando lo dejo con ese pedófilo.

Se lamentaba por aquello. Talvez por eso lo sobre protegía y talvez por eso el novelista le rechazaba, por haberlo dejado solo. Por haberle presentado a ese hombre que no hizo nada más que traicionar la confianza de los aun jóvenes muchachos.

Quizás por eso no lo pasaba. Lo rechazaba. Talvez le estimaba, pero no podía ser nada más. Aun, después de tantos años. Eiri le despreciaba y le rechazaba.

Y eso, era lo que más dolía…


Corrió por las calles de Nueva York, en busca de su joven amigo. Había percibido una mala sensación a todo ello y salió corriendo para buscarlo. Por primera vez sentía miedo. Miedo de que el joven rubio estuviese en problemas.

Corrían sin fijarse en los demás. Cruzando pistas sin esperar, siquiera que las luces cambiaran. se ganó muchos insultos, pero no le importo. Solo quería llegar lo más pronto posible hacia donde estaba.

Cuando llegó, subió por las escaleras de elun edificio y entró a un oscuro departamento. Pudo notar algunas luces que venían dentro de el. En eso, escuchó unos sonidos, como si se tratase de leves sollozos. El miedo invadía cada vez más su mente. Se dirigió donde se oían esos sollozos y ahí lo encontró…

Estaba con un arma en sus manos, casi derrumbado en el suelo. A su alrededor había un par de cuerpos…más el cuerpo de su 'profesor'.

Se fijó en el chico. Estaba paralizado. Solo podía emitir leves sollozos y pequeños lamentos que escapaban de sus labios. Él solo pudo acercársele, sabiendo de lo que había ocurrido.

Eiri los había matado…

Había matado al profesor…

Se acercó al tembloroso niño y le abrazo. Este al sentir al otro joven arrojó el arma de sus manos y se abrazo fuertemente al él. Las lágrimas ya salían de los ojos del rubio.

"No fue tu culpa, Eiri-san".-decía mientras lloraba amargamente.-"Fue mi culpa".

"Lo maté".-le respondía.

Lo maté, Seguchi-san…

Seguchi-san…

Seguchi-san…

Se despertó abruptamente. Alguien le estaba llamando. La persona que le hablaba le miró con cierta extrañeza.

"¿Esta bien, Seguchi-san?"-preguntó.

"Ah! Sakano-san".-le respondió el rubio acomodándose un poco y dedicándole su tan relajada sonrisa.- "¿Por qué lo pregunta?".

"Se quedó dormido, señor".-le dijo Sakano aún mirándolo con extrañeza. Cuando ingresó a la oficina, vio a Tohma durmiendo en su silla, con los brazos apoyados en sobre 'los brazos' de la silla.

"Bueno, es seguro que este algo cansado".-contestó con su animada sonrisa, mientras se colocaba su sombrero negro.-"Tuve mucha 'acción' con mi esposa anoche".- dijo esto ultimo mientras se colocaba su largo abrigo negro y se ría mucho más al notar como su 'empleado' se sonrojaba al escuchar tal declaración del jefe.

"Y bueno¿qué es lo que quieres?".-le preguntó sentándose nuevamente en su asiento y mirando al productor de Bad Luck.

"Viene a entregarle unos informes, sobre el concierto".-le dijo mostrándole unos papeles.

"¿Concierto?"-preguntó algo confundido.

"El concierto, señor. El de Nittle Grasper y Bad Luck".-le aclaró.- "Dijo que debía enviarle estos reportes para…"

Rayos! El concierto…lo olvidé.

"Claro, Sakano-san".- le dijo este nerviosamente.-"¿Y?"

"Y bueno, me dijo que le trajera estos reportes".-le repitió con una risa nerviosa. Estaba algo raro su jefe.

"Es verdad".-dijo este mientras recibía los documentos y comenzaba a leerlos.-"Los revisaré ahora, Sakano-san".

Después de ello, Sakano no se movió. Parecía como su algo si tuviese que decirle algo más…

"¿Pasa algo, Sakano-san?"-le preguntó con curiosidad Tohma, al notar al productor aún en pie.

"Eh?"-dijo.-"AH! Sí, señor. Sobre los ensayos".-le respondió nerviosamente.

"Ensayos?"-le preguntó mientras miraba los informes.-"¿DE qué hablas?"

"Es que, el Sr. Sakuma esta esperandolo para los ensayos"-le explicó.- "Y la verdad, ya me esta molestando. Es muy impaciente".-dijo esto ultimo mientras recordaba al chico que se ocultaba detrás de un conejo rosado, que no hacía nada más que molestar (según él).

"Ah¿Ryuichi-kun?"-dijo mientras se ría un poco.-"No me digas que te aterra un conejo rosado".

"NO no!"-le contestó rápidamente.-"Nada de eso, jefe".

"Jajaja, claro".-le dijo y siguió leyendo.- "Estaré ahí cuando termine esto".

"E-esta bien señor.-le respondió Sakuma. Al parecer tenía que seguir aguantando al maniaco del conejo.

Después de que Sakano se fue (con una cara de dudas). Se quedó solo. Leyó algunas partes de los informes y lo dejó en el escritorio. Sakano le mencionó de un ensayo, pero el no lo recordaba.

¿Cuánto tiempo me habré quedado dormido?

Después no le interesó y siguió leyendo. En ese instante recordó…

Era solo un sueño.

Era un sueño que siempre le estaría atormentando. Que siempre estaría a su acecho por el resto de sus días. No podía deshacerse ese sentimiento de culpa, que no le permitía ser libre totalmente.

Si solo hubiese sido un sueño…


Roar18/Duran17

hasta el prox episodio