Hola, he cambiado el estilo de escritura- guíon. Sigue habiendo cosas que debo mejorar, pero espero que con el paso del tiempo den frutos. 3
Haru ~•
Love Live no me pertenece (﹏)
El impecable y buen hombre de Kenta había llevado a su querida prometida a uno de los lujosos restaurantes que solían visitar constantemente.
Pues el chico se esmeraba por impresionar con su riqueza a la tarotista, pero ella ni si quiera lo tomaba en cuenta por su poco interés hacía a él.
— Entonces, ¿Todo va bien con el evento?.— Preguntó tomando una copa de vino.
Aquél chico ya era algo mayor para darse el lujo de bebidas alcohólicas. Con tan sólo 22 años se sentía con el derecho de hacerlo.
—. Si, es algo pesado por la organización.— Respondió desganada.
Nozomi comía un platillo de ensalada con puré de patata, se limitaba a responder lo necesario y ya ni si quiera le importaba tratar de sonar suave para no ser grosera.
Pero le fue imposible, antes de la revelación sobre su matrimonio arreglado. Ella adoraba su amistad con Kenta, a tal punto de que la atesoraba por que le veía como un hermano mayor en quién confiar.
Su mundo se vino abajo, pues la actitud del chico amable cambió drásticamente al enterarse que debía casarse con la hermosa pelimorada.
Pasó de ser un chico reservado y lindo a uno que no le importaba ser intenso con sus constantes coqueteos y acercamientos.
En más de una ocasión la tarotista vivía con incomodidad por la presencia de éste.
— Hoy no tienes ganas de hablar. ¿O me equivoco?.— Sacándola de su trance, paró el inquietante movimiento que hacía al picar con su cubierto la comida de cierta manera ansiosa.
Con toda la valentía del mundo y miedo a la respuesta del intimidante chico que medía más de 1.70.
Se aventuró a decir lo que pensaba, estuvo en una intensa lucha interna de hacerlo y ahora que tenía a su querida rubia nada le haría detenerse y que mejor manera de empezar a hacerlo desde ese momento.
— ¿Qué piensas de ésto Kenta-kun?.— Preguntó.
— ¿A qué te refieres?.— Limpió con un pañuelo sus labios por los bocadillos que había comido.
— Sobre nosotros, sobre nuestro matrimonio arreglado, sobre que estamos siendo forzados por nuestros padres.— Declaró preocupada y por primera vez en toda la tarde hizo contacto visual con los ojos azules oscuros de Kenta.
— ¿Te desagrada la idea?.— Tomó un semblante serio recargando su rostro en la palma de su mano.
La ojiverde tenía que cuidar sus palabras, ya que estaba entre la espada y la pared. Sí tenía problemas con el chico, era 100% seguro que los tendría de igual manera con sus padres.
— ¿Te parece bien que nos debamos casar sin si quiera haber algún sentimiento romántico entre nosotros?.—
Kenta dejó salir una suave risa para terminarla con una sonrisa arrogante, el rostro de la contraria se miraba confundido.
— Nozomi-chan, debes saber que me gustas desde que éramos niños. Estuve enamorado de ti todos éstos años. Así que cuando nuestros padres me dieron ésta bella noticia, no evité sentirme feliz.— Posó su otra mano con cautela en la mano libre de la tarotista, dedicándole otra sonrisa.
— Kenta, agradezco tus sentimientos. Y entiendo que te sientas feliz por ello, pero yo no siento el mismo interés, yo te veo como un hermano mayor, como un amigo.— Retiró su mano haciendo evidente la sensación incomoda que le hizo sentir ese roce.
El mayor rascó sorprendido su cabello por el reaccionar de la pelimorada, volvió a tomar la misma postura.
— Lo siento Nozomi, estamos unidos quieras o no. Tú vas a ser mía y nada lo hará cambiar. No hay nada que cambié de parecer a tus padres y lo sabes.— Sonrió maliciosamente.
El jovén sabía perfectamente lo que hacía, y la tarotista torpemente se dió cuenta de ello hasta ahora, entendía sus coqueteos; tal vez por obligación de sus padres también por "cortejarla", pero que ahora le estuviera diciendo directamente a la cara que era un obsesivo controlador era demasiado.
Sintió miedo.
Miedo de la persona que estaría unida a ella, y de lo que es capaz. Considerando lo poderoso que era, temía por su seguridad, se nubló su vista sin darse cuenta.
— Te llevaré a casa, evidentemente no te sientes bien. ¿No? Nozomi-chan.— Y como si de otra persona se tratará, volvió a ser amable de una manera escalofriante.
Con sorpresa, asintió en total silencio. Kenta pidió la cuenta, dejó el dinero justo y se retiraron para subirse al lujoso coche del jovén que les esperaba en la entrada.
Las personas que pasaban miraban sorprendidas y con fascinación a la pareja que subía al automóvil. Dando halagos como "Que hermosa pareja", "Son el uno para el otro".
Era evidente que el joven era bastante guapo e incluso comenzaba una carrera como actor. En tanto Nozomi, no se podía ignorar su obvia belleza y el escultural cuerpo que tenía.
— Estúpida sociedad.— Susurró molesta por todo a su alredor.
El silencio se mantuvo y una cierta desconfianza creció en el corazón de Nozomi. Sostenía su teléfono por cualquiero cosa, ahora que realmente conoció la verdadera cara del chico temía por sus movimientos.
El jovén pelinegro miraba concentrado el camino, y en minutos se estacionó frente a la residencia de los Toujou.
Sin esperar a los rutinarios modales del mayor, la ojiverde bajó y cerró la puerta del coche sin mirar atrás.
Kenta ahora sabía a la perfección que su querida prometida estaba molesta y en total desacuerdo.
— Descansa Nozomi-chan. Ten linda noche.— Se despidió volviendo a subir al lujoso coche.
Estuvo presente cuando el chico encendió el motor y se retiró.
Y sin decir nada miraba el cielo que estaba apunto de oscurecer, buscando una señal.
— Por ti, Elicchi.— Suspiró.
Reviviendo el recuerdo de su amada rubia, como se sentían sus suaves labios, el intenso color en sus orbes azules claro. Y el aroma que desprendía sus vestimentas.
Sin si quiera dudarlo, Eli había regresado sólo para volver a despertar aquél amor de secundaria que ahora renació mucho más intenso y profundo. Su querida rubia había madurado mucho más, sumando la belleza que portaba.
La seguridad en la mirada de la rusa era lo único que necesitaba para sentir que no estaba sola y que podía soportar cualquier cosa que se avecinaba.
— No estás sola, Nozomi-chan.—
Unas suaves voces le regresaron a la realidad que se encontraba, estaba apunto de girar la perilla de su puerta.
— ¿Qué hacen aquí?.— Su salvación, sus dos amigas más cercanas.
La pelinegra y la modista sonreían. La mayor decidió acercarse a ellas con curiosidad.
— Ayase-san nos contó lo que ocurrió. Queríamos decirte directamente que cuentas con nuestro apoyo.— Habló primero la pajarita con firmeza.
— Te ayudaremos en lo que sea que necesites.— Finalizó la pelinegra.
Había pedido una señal y la tenía ahí. No lo pensó dos veces y abrazó conmocionada a aquél par. Quienes sorprendidas correspondieron.
Pasaron alredor de 2 días. El grupo dirigido por la rusa pasaba el rato en un café cerca de la gran mansión de Maki.
Estuvieron ajetreadas por la organización de dicho evento y sólo convivían por la tarde noche. Ya que era un fin de semana, decidieron darse un respiro, disfrutando de su compañía.
La rubia mejoró su relación con la tarotista, eran lo más discretas posibles con su tipo de relación que aún no era oficial, pero no quitaba lo dulces y coquetas que eran estando solas. Las dos mejores amigas de la pelimorada notaron su obvia evidencia con el aura tan alegre que portaba su amiga.
Durante esos 2 días, no se cansaban de hablar y descubrir las cosas que sucedieron en la ausencia de la otra. Aún así no descuidaban sus tareas y deberes.
Un factor muy importante para ellas dos, eran sus amigas,se esforzaban por ayudarlas o cuidarlas respecto al prometido de Nozomi. Una ayuda que agradecían todo el tiempo.
Querían aprovechar el tiempo que estuviesen ahí, y aprovechar al máximo cada momento.
— Oigan, ¿Han notado que la relación de Maki y Yazawa-san mejoró bastante?.—
La pelirroja estaba bebiendo un café helado, pero ante la insinuación de Tsubasa lo escupió un poco.
— ¡Cierto, Nya! Incluso se llevan mejor y pasan tiempo juntas.— Agregó una animada Rin quien disfrutaba de su soda italiana.
— Cuéntanos. Maki-chan, ¿Qué tanto hacen tú y esa tal Nico?.— Se acercó la pelicastaña a la pianista con intención de molestarla.
Las demás esperaban una respuesta de la menor con curiosidad. Eli no lo había notado hasta los comentarios que hicieron respecto a ello, pero la pelirroja ya no se comportaba tan a la defensiva cuando estaba con Nico. Ya que cada que hacía su revisión éstas hablaban tranquilamente y se miraban más concentradas ensayando.
— N-no es nada. Simplemente queremos que nuestra presentación salga a la perfección.— Comentó cruzándose de brazos.
Todas habían tomado asiento en una mesa redonda, así era fácil mirarse a la cara y compartir una conversación más cómoda.
— No puedo creer que esa chica haya echo cambiar a nuestra Maki. ¿Tanto encanto tiene?.— Tsubasa de verdad se esforzaba en molestarla.
Ganándose una mirada fulminante de la pelirroja.
Así que se abstuvo de sus bromas hacía a ella. La mayoría sabían la explicación del por qué la menor mejoró su relación con Nico. Puesto que no quería darle problema alguno a su líder y demostrarle que podría dar lo mejor de sí ella misma.
— Mejor mencionemos a la chica que está detrás de Umi.— Tratando de desviar la atención de ella. Apuntó directamente a la arquera.
Y como si fuera una orden, hicieron caso omiso a la mención de la pelirroja.
— ¿M-m-minami-san? ¿Q-q-qué hay con ella?.— Ocultó su rostro detrás de su bebida.
— ¡Rin ha notado que Minami-san va a verte después de tus entrenamientos, nya!.— Felizmente cooperaba la menor con las bromas.
— Wow, ¿de verdad va a verte? Eh, Umi.— Se unió al juego la rubia moviendo sus cejas.
— S-sólo lo hace por amabilidad, en una de las ocasiones me llevó botellas de agua por petición de Rin.. S-simplemente nos llevamos bien.— Respondió con un rubor notorio.
—Si,claro.— Susurró la pelicastaña maliciosamente.
— Pero, Tsubasa-chan no se queda atrás, nya. ¡Ella tiene una novia aquí!.— Sin esperar tanto, Rin decidió exponer a su compañera sin pensarlo dos veces.
— ¡Rin!. ¡te dije que te no dijeras nada!.— La ojiverde jaló la mejilla de la mencionada con ceño fruncido.
— Tsubasa-chaaaan. Duele, duele, duele.— Como pudo la chica gato se liberó del agarre de su mayor, al tener cerca a la jovén arquera no dudó en aferrarse a su brazo.
Mientras tanto el trío soldier game miraba sorprendidas a la pelicastaña esperando una explicación. Ésta al sentir las intensas miradas, suspiró.
— Bien, hagan sus preguntas.— Hizo un ademán con su mano esperando todo tipo de comentarios, se preparó mentalmente para ello y tenía que dar la cara ahora mismo.
— ¿Por qué no nos contaste antes?.— Una dolida y fingida Eli comenzó primero.
— No quiero presentarla con ustedes y que me dejen en ridículo.— Reclamó.
—Un momento. ¿Qué podemos decir sobre ti?.— El turno de Maki llegó con una sonrisa malévola.
La ojiverde atragantó nerviosa, aflojando ligeramente su camisa de la parte superior de su cuello para tomar aire, de repente sintió calor.
— Ahora todo tiene sentido.— Opinó la arquera.
— ¿De qué hablas?.—
— ¿No lo notaste, Eli? Desde hace tiempo que paró con sus coqueteos a las chicas de nuestra escuela.— Insinuó como si hubiese encontrado la pieza faltante de un rompecabezas.
— ¡Ohh! Es verdad. Tsubasa ya no corresponde ni hace caso a sus fanáticas.— Los ojos de Maki brillaron, parecían emocionados al descubrir la razón del comportamiento de su amiga.
— Deberías presentarnosla.— Se cruzó de brazos la rubia con interés en su voz.
— !No lo haré¡. Ni loca.— Hizo un mohín. A la par que hacía contacto visual con la chica gato.
Casi se podía leer en sus labios "Me traicionaste".
— A mi ya me la presentó, nya.— Volvió a encender la llama en los ojos de su Sempai.
— ¿Qué te he hecho yo, Rin?.—
— ¿Qué tal si organizamos un convivio?.— La voz de la líder rusa captó la atención de sus compañeras por completo. Dejando a una Tsubasa nerviosa y una Rin que temia por su vida.
— ¿Cuál es tu plan?.— Aunque trataba de ocultar su interés la peliazul, le era difícil.
— Una convivencia con las chicas de Otonokizaka, puedo hablar con Nozomi para que invite a sus amigas. Y Tsubasa podría traer a su querida novia.— Propuso la rubia emocionada.
Ante tal faceta de emoción, la pelicastaña no podría negarse. Mucho menos decirle 'no' a Eli.
— Suena bien, así podríamos familiarizarnos con ellas.— Agregó Umi.
— Podemos organizarlo en mi casa. No tendríamos problema con el permiso, siempre y cuando dejemos limpio.— Ofreció tranquilamente la pelirroja.
— Perfecto, que sea mañana entonces. Le diré a Nozomi.— Poniendo fin a su plan, la rubia se puso de pie emocionada para hacer una llamada.
— ¡Genial, Nya! Haremos una casi-fiesta.— Dijo una sonriente Rin.
— ¿Cómo pueden estar de acuerdo ustedes con ésto?.— Casi con una mirada llena de misericordia preguntaba Tsubasa.
— Nos vamos a divertir, no hay nada de malo con eso.— Respondió Umi.
— Tenemos curiosidad de conocer a la afortunada.— La pelirroja comentó maliciosamente.
Como respuesta la pelicastaña tocó su frente con un ceño fruncido, limitándose a dar un largo sorbo a su frappé de moka.
— Yo me haré cargo de invitarla.— Anunció derrotada.
Llegó el día, y el grupo de la escuela visitante organizaban el pequeño convivio.
Rin y Tsubasa trataban de acomodar y hacer espacio en la sala de estar.
Los padres de la pelirroja avisaron al personal que tomaran el día libre para la comodidad de las chicas.
Mientras tanto, Umi y Maki preparaban algunos bocadillos para sus invitadas ,algo ligero como nachos y frituras. La rubia ordenaba las bebidas en la barra.
Ding_ Dong_
— ¿Ese es el timbre?.— Preguntó Tsubasa terminando de hacer su deber.
— ¡Yo iré a abrir, Nya!.— Con toda la prisa del mundo, Rin ya se encontraba abriendo la puerta de aquella mansión.
No sin antes mirar su reflejo en un gran espejo cerca de la entrada. Le encantaba usar crop-tops coloridos, levantó una de sus piernas para revisar si su pantalón de tiro alto lucía de la misma manera.
Sonrió para si misma y se acercó de nuevo la perilla para darle la vuelta.
— Buenas tardes Rin-chan.— Saludó primero la pelimorada.
Detrás de ella estaban Kotori y Hanayo, las dos chicas vestían ropas de verano, la menor de ellas llevaba un vestido corto de color blanco con pequeñas flores. La pajarita iba a la par con un vestido rosa pastel pero éste tenía una "V" detrás mostrando su espalda. Lo cual resaltaba bastante en ellas mismas.
Por otra parte la pelimorada usaba una camiseta de estilo vaquera color azul atada a su cintura remarcando sus caderas y un pantalón de mezclilla, llevando su cabello suelto.
Era la primera vez que Nozomi sentía la necesidad de lucir hermosa para alguien.
— ¡Pasen! Un gusto tenerlas aquí, nya.— Abrió paso a la residencia, dejando pasar a las recién llegadas.
Rin mantenía una gran sonrisa apenas vió directamente a Hanayo. Luciendo tan linda, era demasiado difícil que la chica gato no la buscará con la mirada.
— ¿Te ayudo con eso?.— Preguntó con educación apenas estuvo cerca.
— E-estoy b-bien Hoshizora-san.— Como pudo artículo las palabras correctas, ya que por los acercamientos de la pelinaranja, su rostro comenzaba a tomar color.
— Rin-chan, es temprano para que hagas sonrojar a nuestra Hanayo-chan.— En modo de juego, la modista abrazó a la menor como si su vida dependiese de ello.
— Mouuh, es inevitable. !Kayochín luce muy linda hoy¡— No lo pensó y fue la primera vez que Rin le nombraba con ese apodo.
Causando una risa entre las mayores. Tal escena les parecía muy tierna. Ese par estaban rojas hasta las orejas.
Ignorando ese encuentro, siguieron con su camino llegando a la sala. La primer persona que lograron visualizar fue a Tsubasa, quien vestía un pantalón negro, una camisa de vestir blanca y acompañado de unos tirantes negros.
Esta vez portaba unos lentes cuadrados, la ojiverde era fanática de los accesorios. Así que era común verla usar aretes, broches o lentes de cualquier estilo.
— Hola, bienvenidas.— Saludó caballerosamente.
Las invitadas correspondieron el saludo, pero la pelimorada sigilosamente se acercó a su compañera.
— ¿Esa es la novia de Honoka-chan?.— Preguntó ansiosamente en un susurro.
— Si, es la que nos presentó a Nico-chan y a mi.— Susurró de igual manera.
La tarotista puso una mano en su boca para dar una mirada cómplice. No dudaría en atacar con sus curiosas preguntas cuando estuviese a solas con Honoka.
— ¡Nozomi!.— Al estar en la sala, sintió un cálido abrazo detrás de ella.
Sintió su perfume y la sensación de la calidez, sonrió dulcemente.
— Vaya Elicchi, hoy luces preciosa.— Halagó con toda la intención de coquetearle apenas le vió de frente.
Pero no era broma. De verdad que Eli lucía bastante bien. Llevaba una camisa de vestir acinturada azúl marino casi como el tono de cabello de la arquera y unos pantaloncillos blancos.
— ¿Yo? Sí la que está hermosa hoy, eres tú Nontan.— Besó tiernamente sus mejillas.
Las demás chicas dejaron al par de tortolas compartir su amor en la sala, Tsubasa les ofreció una bebida refrescante por el calor. Dirigiendolas a la barra.
— Oh, Sonoda-san. Un placer verte.— Al ser la primera en pasar. Umi se dió cuenta de la modista.
— Buenas tardes, Minami-san.— Bajó la jarra con la cual servía para darle una cálida sonrisa.
La arquera no se quedaba atrás con lucir igual de bien que sus amigas. Pues ella usaba una camisa blanca fajada a su cintura. Esculpiendo su impecable figura con unos pantalones de mezclilla, está vez llevaba una coleta alta. Resaltando su esbelto cuello.
Maki estaba detrás de un pilar mirando de lejos,cuando estuviese a solas con la arquera se burlaría de los gestos que hacía Umi al estar cerca de la modista.
— Maki-chan. Ven a saludar.— Arruinando su silencio, Tsubasa la empujó para que saliese de su escondite.
— ¡O-oye! — Por exponerla su rostro fue adornado con un leve rubor.
— Te ves bien hoy, Nishikino-san.— Algo inesperado pero no imposible, la pajarita le había halagado.
Y era normal. Al querer ser diseñadora de modas, no podía ignorar el gusto que tenía las personas al vestirse.
Maki usaba un suéter café; abierto del pecho en corte 'V'. Con una falda negra ajustada. Luciendo sus caderas.
— G-gracias.— Se limitó a hablar poco. No solía convivir con las demás chicas, a excepción de Nico.
— ¿No vino Yazawa-san?.— Preguntó Tsubasa. Casi parecía que leía los pensamientos de Maki.
— Salió con un chico. Avisó que llegaría en media hora.— Apareció la tarostista recargando sus codos en la barra;con una mirada cautelosa miró a la pelirroja.
Estaba consciente de la situación del par de Tsunderes. Sabía a la perfección que su relación había mejorado,aunque fuera en ámbitos profesionales ya era algo.
Ganó una pose desinteresada de la pianista, falló en encontrar algo interesante.
— ¿Nico-chan tiene novio, nya?— Preguntó Rin.
— No, siempre dice que no hay alguien digno de ella, pero usualmente tiene chicos a sus pies— Respondió la modista.
— Vaya, al parecer sí es encantadora.— Opinó Tsubasa, indirectamente miraba con gracia a la pelirroja, consiguiendo unos ojos violetas bastante fulminantes.
— ¿Qué tanto me miras?.— Habló a la defensiva jalando los tirantes de Tsubasa para soltarlos.
La ojiverde lloró internamente mientras se recargaba en la pared, haciendo obvio su dolor.
—Ara~. No debes jugar con la feroz pantera, Kira-san.— Comentó Nozomi.
Todas las chicas reían divertidas a excepción de Maki, pues ella tenía un gran sonrojo tratando de evitar las miradas.
— ¡Vayamos a la sala, nya!.— Gritó sorpresivamente caminando a esa dirección. Tomando de la mano a la tímida chica.
— ¡Hoshizora-san!.— Alcanzó a decir mientras fue arrastrada.
Al irse las menores, Umi rascó suavemente su rostro.
— Lamento el comportamiento de Rin, es una chica bastante extrovertida. Espero que no le moleste a Kouzumi-san.— Dijo preocupada.
— Para nada. A Hanayo-chan le agrada mucho la compañía de Rin-chan.— Respondió tranquilamente la modista.
Se notaba un ambiente extraño entre la arquera y la modista. Pareciese que se comunicaban con miradas.
La arquera tomó más confianza con Kotori en el transcurso de esos 2 días. Era increíble como su presencia no le incómodaba considerando el poco tiempo de conocerse.
A los ojos de Umi, Kotori era una chica muy linda y amable, señalando también lo talentosa que era algo diferente al ambiente entre sus demás amigas. Pues era el mismo tipo de relación pero a la vez había mucha diferencia
¿Minami era una amiga para ella?.
~Flash Back.~]
[Hace 3 días- Club de arquería.]
— Shouto-san. Porfavor eleve más los brazos para mejorar la precisión en la puntería.—
— Estoy cansada Sonoda-san. Es difícil.— Suplicó una de las deportistas.
— Nada es difícil sí te lo propones.— Como demostración se posicionó a la distancia necesaria del tablero.
Tomó una flecha acercandola a su arco, con toda la concentración posible, marcó la altura de sus brazos y la fuerza para jalar la cuerda con la flecha.
Con unos minutos de preparación para dar a su objetivo. Soltó la flecha y dió en el centro con un movimiento limpio.
— Usted es increíble Sonoda-san.— Aplaudió la menor con asombro.
— Puedes ser mucho mejor que yo con el debido entrenamiento Shouto-san.—
A la más bajita se le iluminaron los ojos por el apoyo de la arquera.
— Muchas gracias Sonoda-san.— Agradeció con una reverencia.
—Ve por tus cosas. Seguiremos con el entrenamiento en la siguiente práctica.— Ordenó.
La menor hizo caso a la órden, llendo a cambiar su ropa de entrenamiento por su uniforme habitual. Salió de los vestidores para despedirse e irse.
Umi al ser encargada, acomodaba los equipos de entrenamiento en su lugar. Acabando su deber, fue directo al vestidor para ordenar sus ropas y colocarse su característico uniforme.
Guardó su ropa de entrenamiento en su respectivo casillero. Se vistió pacientemente mientras salía a la sala principal del pabellón. A pasos fue abotonandose su camisa de vestir negra ya ajustada y con una mano rodeó su cuello con la corbata blanca.
Una presencia la detuvo, en la entrada se encontraba la peligris.
— H-Hola Minami-san.— Saludó torpemente dejando caer su corbata.
— Lamento asustarte Sonoda-san.— Se disculpó agachándose para levantar la corbata.
Tomó entre sus manos y con una cálida sonrisa se acercó a la más alta. Para ser ella misma quien le pusiera la corbata con suma delicadeza pasándola por detrás de su cuello y bajandola hasta su pecho.
Umi por su parte no podía hacer nada, tener tan cerca a la modista le hacía sentir cosquilleos en su estómago, las tersas manos paseaban por su torso. No entendía que le provocaba tantos nervios sólo por su presencia.
Sintió el dulce aroma de la pelicenizo chocar con su naríz, bajó su mirada y se quedó en silencio contemplando la concentración de la contraria por acomodar su corbata.
¿Era ella o los labios de Kotori lucían muy suaves?
— Listo, ya quedó.— Ajustó lo necesario el centro de la corbata con una sonrisa.
Sus palabras sacaron de sus pensamientos a la arquera.
— G-gracias Minami-san.— Dijo alejándose unos centímetros con un rubor en sus mejillas.
¡¿Por qué pensó en los labios de Kotori?!
Se dió un golpe mental.
— No agradezcas.— Sonrió.
— ¿P-puedo preguntar a qué se debe tu visita? N-no quiero sonar mal. Al contrario agradezco tu presencia.— Habló rápidamente para evitar los malos entendidos.
— Rin-chan me pidió que trajera unas botellas de agua.— Sacó de su bolso las mencionadas botellas.
— No tenías que hacerlo Minami-san.— Tomó las botellas tímidamente.
— No tuve problema. Me quedó de paso aquí, logré ver lo último de tu entrenamiento.— Comentó.
— ¿D-de verdad?.— Preguntó
— Te ves increíble Sonoda-san.— Terminó de decir con una mirada y sonrisa únicas para la perspectiva de Umi.
La modista dió la vuelta para retirarse, despidiendose con un saludo.
— ¿Me veo increíble?.— Balbuceó.
El rostro de la arquera estaba rojo hasta las orejas, colocó su mano en su pecho para sentir el intenso ritmo de su corazón.
[Fin del Flash Back]
— Oye, ¿Estás bien?.— La pelirroja notó el trance en el que su amiga se había quedado.
— ¿Ah?.— Extrañada.
No se había dado cuenta, pero las chicas ya se encontraban en la sala conversando. Maki al ser la última en salir, notó el comportamiento de la peliazul al quedarse callada.
— Estás un poco rara Umi.— Se burló haciendo referencia a una de las invitadas.
— ¿De qué hablas? Estoy bien hahah.— Posó su mano detrás de su cabellera azul.
— Como sea, vamos con ellas o Tsubasa nos arrastrará allá.—
— Claro.— Fue saliendo detrás de la menor.
El dúo de "solecitos" (Así les llamaba Eli en secreto a Rin y Tsubasa). Se lucieron con acomodar la sala de estar, pues todas hablaban cómodamente.
Rin y Hanayo estaban juntas en un sillón de 3, Eli y Nozomi lo cual era de esperarse que permanecíeran juntas en un sofá de 2.
La pianista como la princesa asocial que es, tomó asiento en una silla tipo sofá.
Tsubasa se fue a lo más cómodo según para ella, estando sentada en el suelo mientras bebía una soda.
Umi y la modista estaban sentadas en diferentes sillas. Kotori cerca del lado de Nozomi e Umi a un metro de Maki.
— Es increíble la mansión de Nishikino-san, es mucho más bonita por dentro.— Dijo Kotori.
— Oh, gracias. A mí me parece pequeña comparada a la que tenemos en Shibuya.—
La modista miró con asombro a la pelirroja, pues no esperaba que la menor considerada que la gran ' mansión ' era pequeña a perspectiva de ella.
— Tengo mucha curiosidad en saber a qué se dedican los padres de ustedes.— La tarotista tenía en claro el propósito del convivio.
— Empecemos de menor a mayor.— Propuso la modista.
— Soy Hoshizora Rin, y mis padres son fisculturistas y nutriólogos, dueños de una compañía de proteínas; todo lo relacionado al gimnasio nya.— Alegremente la menor levantó sus dos pulgares.
— Wow, por eso eres tan buena en deportes Hoshizora-san.— Subió tímidamente sus lentes Hanayo.
— Gracias Nya.— Apenada.
Las mayores sonrieron por la energética chica gato, no era menos de una gran atleta como Rin.
— Nishikino Maki, mis padres son dueños de algunos hospitales.— Trató de ser lo más rápida posible para desviar la atención ne ella.
— El hospital Nishikino es increíble, mi madre tuvo un problema quirúrgico hace meses y fueron muy impecables en atenderla.— Sonrió la modista.
— Mi familia procura la mejor atención al paciente.— Bebió de su jugo.
A su alrededor recibía sonrisas de sus amigas e invitadas, al no relacionarse tanto con las demás miró al otro lado, por lo contrario sus compañeras estaban felices de que la menor se incorporara por su cuenta sin quiera pedírselo alguien más.
— Kira Tsubasa, mis padres están dentro del mundo de la actuación y son dueños de una empresa de entretenimiento.— Levantó su mano para llamar la atención.
— ¿Formas parte de algún grupo de idols?, tu cara me suena.— Pensó con curiosidad la tarotista.
— Soy parte de una pequeña subunidad llamada "A-rise".- Delató sin problema.
— ¡Es cierto! Te he visto en algunos CD's junto a... ¿Erena y Anju?.— La jovén chica de anteojos miraba emocionada a la pelicastaña.
— Así es, lo hacemos por hobbie.— Sonrió al sentirse reconocida.
— Wujuju, podrías ser una gran compañía para Niccochi; ella anhela con ser una idol.— Dijo Nozomi.
— Espero después sí se da la ocasión, podría ayudarle.— Ofreció la pelicastaña.
La pelirroja sintió una leve preocupación, consideró el tipo de relación que tenía Tsubasa con la mayoría de chicas en su escuela; no era de extrañarse en imaginar a la ojiverde en el otro sentido con Nico.
Pero.
Tsubasa tiene novia y jamás haría algo así.
¿Le preocupaba que Tsubasa coqueteara con Nico?
¿Por qué?
Sacudió su cabeza un par de veces, llamando la atención de la escritora.
— Maki. ¿Ocurre algo?.— Susurró al oído de ésta.
— Estoy bien.— Respondió.
La escritora decidió no seguir con sus preguntas, le quedaba más que claro que si la menor le decía una cosa. No tendría que insistir por saberlo, esa no era la manera de hablar con Maki.
— Tsubasa, ¿A qué hora llegará tu novia?.— La rubia se mantuvo en silencio hasta que notó que hacía falta otra persona a excepción de la pelinegra.
— Está a unos minutos, me dijo que me llamaría.— Soltó con miedo.
— Me alegro mucho de que seas la novia de Honaka-chan, ella es una maravillosa chica con una energía tan limpia.— Confesó la mayor de todas.
— G-gracias, tengo suerte de tenerla.— Agradeció tímidamente.
— Bien, prosigamos con Umi.— Aclaró la rusa.
— Sonoda Umi, mis padres son dueños de un Dojo e inversionistas en el arte marcial. Algo así como patrocinadores de eventos de artes marciales.— Explicó con paciencia.
— Tiene sentido que seas tan profesional y perfeccionista en lo que haces Sonoda-san.—
— Muchas gracias, siempre elevo mis expectativas.— Le respondió a la modista.
No era mentira, Umi creció con muchísima disciplina; órden y perfeccionismo. Algo que le afectó bastante, siempre se esforzaba por dar lo mejor aunque ya no pudiese ni con su alma.
Gracias a Eli entendió que debía cuidarse ella misma, lo que importaba era cumplir con sus propias expectativas e ideas que le hicieran sentir bien.
No tenía por qué darle gusto a sus padres.
Una época amarga pero que con el apoyo suficiente fue superando.
— Y por último, soy Ayase Eli y mi padre es un empresario ruso que maneja innovaciones tecnológicas y es inversionista también.— Al notar que su amiga arquera se hundió en sus pensamientos, decidió hablar para sacarla de ahí.
— No sé por qué, pero me imaginé al padre de Ayase-san como un hombre con apariencia intimidante.— Bromeó la modista.
— El padre de Elicchi es igual a ella; un señor muy amable y dulce.— Miró con cariño a la mencionada.
— ¿De verdad?.— Preguntó sorprendida Kotori.
— ¡Lo es! Es como un segundo papá para todas nosotras, nya.— Al decir ésto, las chicas asintieron en acuerdo con ella.
— Hahaha, mi padre es todo lo contrario a lo que luce.— Agregó la rubia.
— Ah, creo que ya está afuera. Iré a revisar.— Tsubasa se puso de pie para caminar al pasillo de la entrada.
Las demás siguieron con su plática, resolviendo la mayoría de sus dudas y temas que querían saber.
La pelicastaña abrió la puerta para encontrarse con su querida novia, la menor al verla se abalanzó para abrazarla .
— ¡Te extrañé Tsubasa-chan!.— Dijo con emoción.
— Y yo a ti cariño.— correspondió dándole un pequeño beso en su mejilla para después tomarle de la mano.
La pelicastaña quedó hipnotizada por lo bien que se veía Honoka luciendo una camisa amarilla con cortes en sus hombros los cuales se mostraban y por último un short de mezclilla.
— Te ves hermosa Tsubasa-chan.— Halagó con una sonrisa.
— Podría quedarme aquí a decirte lo bien que te ves por un buen rato, pero tenemos que ir con las chicas.— Sonrió dando camino a la sala.
Guardando silencio la primera en mostrarse ante las demás fue Tsubasa y a su lado Honoka, todas al sentir la presencia de ambas voltearon de inmediato.
— Les presento a mi novia, ella es Kousaka Honoka.— Con todo el orgullo posible, la presentó. Tsubasa no podía evitar sentirse feliz por aquello, aunque tuviera miedo por sus sempai's. Sabía todo el apoyo que tenía de todas, dejando de lado las bromas.
— Es un placer.— Saludó con mucha energía.
— ¡Honaka-chan!.— Las dos chicas que ya conocía le saludaron, mientras la menor dió una pequeña sonrisa tímida.
— Woaaaa, ¡hola chicas!.— Se acercó a ellas llena de entusiasmo.
La pareja tomó asiento en un sofá de 2 que rodeaba en el círculo para mantener la conversación, Tsubasa tomaba felizmente de la mano de su querida novia.
—¿Cómo se conocieron?.— Una rubia iniciaba sus preguntas.
— En un evento que organizó Otonokizaka, Tsubasa-chan se presentó junto a A-rise.— Respondió recordando aquél momento.
— Honoka me felicitó personalmente por mi presentación, debo confesar que ella me llamó la atención primero y yo estuve detrás de ella.— Admitió la pelicastaña.
Fue un dato sorprendete, sus amigas miraban con ojos abiertos. Tsubasa era considerada una chica rompe corazones, pues no hacía caso a cualquiera y jamás se le había visto tener iniciativa de encontrar a alguien.
— Viniendo de Tsubasa-chan, ¡es increíble nya,de verdad le gustas Kousaka-San!.— Hablaba la menor con tono emocionado.
Provocando un rubor en el rostro de Tsubasa y un sonrojo de parte de Honoka.
— Quién diría que Tsubasa caería en las redes del amor.— Bromeó Umi.
— ¡No empiecen!.— Apuntó la pelicastaña casi como advertencia.
— Es un placer conocerlas en persona, Tsubasa-chan me ha hablado mucho de ustedes, son como su familia.— Comentó la pelicafé.
— N-no tenías que decir eso.— Le susurró su novia con pena.
— Queremos mucho a Tsubasa, y estamos felices de conocer a quien le hace feliz. Eres muy agradable Kousaka-San, ella está en buenas manos.— Agradeció la rubia mientras las demás asintieron.
La conversación seguía de una manera muy cómoda, de vez en cuando las chicas se integraban para contar alguna anécdota o algo que les hubiese sucedido. Maki se incorporaba una que otra ocasión, Hanayo hacía algunos comentarios y una energética Honaka hacía reír al grupo.
Umi había traído más bocadillos para las chicas, Eli y Nozomi tenían su propia conversación y aveces se unían a las de las chicas.
— Se está tardando Niccochi...— Comentó preocupada la tarostista.
— ¿Dijo que estaría con alguien, no?.— Habló la rubia.
Ding_Dong_
— Hablando dé.— Reía divertida.
— Maki, ¿Podrías ir abrir tú?.— Preguntó Eli.
— Ah. ¿S-si?.— Desconcertada bajó su bebida para hacerlo.
El grupo siguió en lo suyo.
Maki sin tener idea de la razón por la que la mayor le había pedido abrir ella específicamente, caminó a la entrada podría ser que pidieron comida a domicilio y ella como dueña de la casa tenía que salir.
Tal vez era eso, la pianista olvidó por completo la presencia de Nico creyendo que ni si quiera vendría. Sorpresa para ella pues la pelinegra estaba presente apenas abrió la gran puerta.
— Hola Maki-chan.— Saludó con una expresión de "ayuda" alarmando a la menor.
— ¿Pasa algo?.— Se sentía cada vez más extrañada.
— Porfavor, quítame a éste idiota de encima.— Pidió casi en súplica ya harta.
La menor salió de su residencia para notar a un chico afuera recargado en un coche, al parecer esperaba a la gran Nico.
— Adivinare, ¿No te deja en paz?.— Se burló.
— No es gracioso, fuí una tonta al aceptar salir con él y ahora quiere estar pegado a mi.— Usó un tono de voz cansado.
La menor se sintió irritada por la obvia insistencia del muchacho.
Abrazó a Nico acercándole de una manera muy comprometedora a su rostro.
— !Gracias por traerla!.— Empujó rápidamente a Nico para que entrase a la mansión.
Escuchó una voz diciendo "Espera", estarían seguras pues al menos su padre ordenó tener un guardia en la entrada para la seguridad de las chicas.
— Listo.. — Volteó su rostro encontradose con Nico.
— G-gracias.— Bajó la mirada tratando de controlar su respiración.
— ¿Por qué lo aceptaste en primer lugar?.— Se quedaron en la entrada, la mayor se dió cuenta del tono de voz preocupado y con una ligera molestia.
— N-no lo sé, me ha estado insistiendo con una cita desde el año pasado. Supongo que acepté por lastima.— Habló con sinceridad.
— No debes aceptar salidas así y mucho menos por lástima, Nico-chan.— Miró seriamente.
— ¿Te preocupas por mi?.—
— C-claro que no, sólo ten cuidado. Son de ese tipo de personas las cuales te tienes que cuidar.— Salió rápido de esa situación mientras caminaba hacía la sala seguida por la mayor.
La pelinegra halagaba insconcientemente la casa de la pianista, de verdad que la menor era una casi-millonaria. No tenía idea de la fortuna de la pelirroja.
— Gracias Maki-chan.— Sonrió con alegría.
— Como sea.— Suspiró.
Si no hubiese sido por que Maki iba adelante, Nico habría visto el rubor en las mejillas de la pelirroja.
— Niccochi, por fin llegas.— Saludó la tarotista.
— Nico-chan, ¿Qué tal tu cita?.— Preguntó Kotori.
La pelinegra saludó educadamente a todas y se sentó a lado de la modista.
— Dios, el tipo era un idiota y no decía nada bueno. Sólo hablaba de su cuerpo y del ejercicio que hacía.— Habló molesta.
— Y pensar que te insistió desde hace un año.— Le siguió la conversación la modista.
— Me trajo y no quería largarse.— Dicho ésto preocupó al círculo de estudiantes.
— ¿Estás bien? Eso suena peligroso.— Opinó la rubia.
— Claro, Maki-chan se encargó de eso hahah.—
— Wow, ¿Maki-chan? ¿Qué hiciste?.— Preguntó Tsubasa con una mirada maliciosa.
— Tsubasa, no hagas tus comentarios.. Pero, ¿Qué hiciste Maki?.— La arquera trató de no sonar quisquillosa.
El grupo tenían la mirada sobre la pelirroja, se sorprendieron del actuar de la menor y más que fuera por Nico.
— Sólo le agradecí que la haya traído y le cerré la puerta.— Respondió desinteresada jugando con su cabello entre sus dedos.
Rezaba por que Nico no dijese sobre el abrazo, que para su suerte la mayor no volvió a mencionar del tema.
Poco a poco se fueron relacionando cada vez más tocando temas importantes como las presentaciones del respectivo evento y de cosas que les hacía falta por mejorar.
Las estudiantes se sentían como en casa y una suave sensación familiar, como si el grupo entero ya se hubiese conocido antes.
Nico estableció una conversación sobre idols y actuación con Tsubasa.
Rin, Hanayo, Kotori junto a la entusiasta Honoka hablaban sobre la competencia de atletismo de la pelinaranja y de la emoción que sentían al apoyarla.
Umi, Maki platicaban junto a la rubia y la tarostista.
— Maki, creo que el teléfono está sonando.— Le avisó la arquera a la menor al haber escuchado el sonido.
Maki atendió la llamada, su guardia le dió una aviso.
— Claro, iré en seguida.— Dejó el teléfono en su lugar.
— ¿Fue tu guardia?.— Preguntó la rubia.
— Sí, acaba de decirme que hay alguien afuera de la residencia.— Preocupada.
— Iré contigo Maki, por si es el chico de hace rato.— Se puso de pie al par de la pelirroja.
— Si sucede algo, no dudes en hablarme Umi.— Dijo Eli.
— Claro, en seguida regresamos.— Habló por último para atender a aquella persona.
Era ya algo noche, daban casi para las 8 y los padres de Maki no le dieron aviso de alguna entrega o visita, llegó a la puerta y antes de girar la perilla se fijo por el picaporte para ver si era alguien conocido.
— No puede ser.— Se quejó.
— ¿Quién es?.— Se preocupó la arquera.
— Es el prometido de Toujo-san..— Cerró el picaporte.
— ¿Qué? No nos dijo que vendría.— Dudó.
— Espera un momento.— Se acercó a la bocina presionando un botón para llamar al guardia quien enseguida contestó.
— Diga Nishikino-sama.— Respondió.
— Porfavor, dígale que tardaré unos minutos en salir. En un momento lo atiendo.— Finalizó escuchando un "sí" del guardia.
— Muy bien, vamos con Toujo-san.— Propuso la arquera y la menor asintió para regresar.
La rubia tuvo un mal presentimiento, así que se puso de pie al ver a sus amigas llevar con un ceño de preocupación.
— ¿Quién era?.— Preguntó.
— Es el prometido de Toujo-san.— Habló fríamente la pianista.
La mencionada sintió un escalofrío al escuchar sobre la persona que menos quería saber justo en esos momentos, se sintió tensa.
Las demás chicas se dieron cuenta del ambiente y de lo que sucedía, en seguida sus dos amigas más cercanas tomaron asiento a lado de ella.
— ¿Acaso el venía a recogerte?.— Preguntó Nico.
— No, no tengo idea del por qué está aquí. Es de seguro que mis padres le hayan dicho—
Eli se molestó, no por Nozomi o la situación. El tipo se la pasaba la mayoría de tiempo con ella y la tarotista quería pasar el rato con la rubia.
Gracias a sus amigas no salía a darle la cara al tipo, de lo cual sería una muy mala decisión.
— ¿Qué hacemos entonces?.— Una pelirroja inquieta posaba sus manos en sus caderas.
— Tengo que salir.— Se puso de pie derrotada.
— N-nozomi, no te vayas con él.— Pidió la rubia tomándola de la mano.
— Perdóname Elicchi, si no salgo le dirá a mis padres y armarán un drama sin sentido por ésto.— Con una mirada agobiada le dió una sonrisa débil.
—¿Te acompañamos Toujo-san?.— Ofreció una preocupada peliazul.
— Si, me harían sentir más segura si van conmigo.— Dijo Nozomi.
Eso fue una bandera roja para la rubia. ¿Hacerla sentir segura?, ¿Qué clase de tipo era ese tal 'Kenta'?.
Nozomi jamás hablaba de su tipo de relación con el chico o de como se comportaba con ella.
La rusa tomó su mano y le regaló una mirada llena de seguridad a su querida Nozomi.
— Nozomi, estoy contigo.— Le sonrió.
Le devolvió una sonrisa de la misma manera.
— ¿Quieren que salgamos nosotras también?.— Tsubasa se acercó a la líder.
— Quédense aquí, no creo que suceda algo.— Eli trató de tranquilizar a las demás.
— Muy bien, tenemos que salir.— Salió primero al pasillo principal.
Detrás de la menor iba la arquera con una pose llena de seguridad, la rubia sostenía fuertemente la cálida mano de su amada.
— Perdóname Eli, sé que ésta situación te incómoda.— Nozomi no era tonta, sabía el sentir y los celos de su rubia.
— Puedo con ésto Nontan, Kenta podrá estar comprometido contigo, pero tú me amas a mi. Y el jamás tendrá esa suerte.— Dió un suave apretón.
— Soy tuya.— Le susurró el oído causando un sonrojo fuerte que se delataba en sus orejas.
— ¡N-nozomi!.— Regañó avergonzada.
Abrieron el gran portón para salir a la residencia, el guardia se mantuvo cerca del pequeño grupo de chicas por seguridad.
La rubia sintió hervir la sangre al visualizar al jovén afuera del auto esperando por Nozomi, con una sonrisa coqueta.
Esa estúpida sonrisa que tanto le molestaba.
— Buenas noches.— Saludó cortésmente.
Maki y Umi se mantuvieron a lado de la rubia.
— Gracias por haberme invitado, la pasé bien.— Agradeció con la última sonrisa de esa noche.
El chico abrió la puerta con educación para que subiese su prometida.
— Gracias por venir..Nontan..— Balbuceó pero la mayor alcanzó a escuchar un ligero tono de tristeza, volteó para dedicarle una mirada dulce llena de ternura, la rubia parecía un pequeño cachorrito triste.
— Nozomi-chan, tus padres nos esperan para cenar.— Recalcó.
— Ah, sí.— Terminó de alejarse para subir al coche.
El jovén subió, y en menos de unos minutos emprendió camino a la casa de la pelimorada.
Eli se quedó en silencio mirando la dirección por donde el lujoso carro salió y desapareció a unas calles.
— Con sólo verlo me pongo de mal humor.— Opinó Maki.
— Finge demasiado su sonrisa.— Le siguió Umi.
— Regresemos con las demás.— Ignoró lo sucedido para regresar a la residencia.
El dúo se miró con preocupación, ya sabían que Eli siempre reprimía su sentir o sus bajos ánimos pero en esta ocasión esperaban alguna queja.
Se limitaron a seguirla y continuar con la convivencia.
El grupo de chicas sintieron el vacío de la tarotista, pasó alrededor de una hora para finalizar la pequeña reunión.
Tenían que limpiar y poner en órden si es que los padres de la pelirroja regresaban del hospital.
— ¿Quieres que te lleve Yazawa-san?.— Habló Tsubasa.
—Yo la llevaré,Tsubasa.— Rápidamente se acercó Maki.
La pelicastaña y la ojírubí se sobresaltaron por el repentino acercamiento de la menor.
— B-bueno, vayan con cuidado.— La pelicastaña levantó una ceja.
Sólo quedaban Honoka y Nico por regresar, pues la madre de Kotori había pasado por ella y Hanayo.
Rin, Eli y Umi despidieron a las faltantes para comenzar a ordenar la gran mansión.
La pianista ya estaba caminando por el patio en dirección al garaje.
— Vamos Nico-chan.— Tomó del brazo a la mayor procurando no ser brusca.
No se opuso a la amabilidad de la pianista,pero eso no le evitaba mirarla como si fuera un bicho raro.
— ¿Por qué me miras así?.— Parpadeó varias veces tratando de descifrar lo que decía el rostro de la pelinegra.
— Haz estado muy al pendiente de mi, Maki-chan.— Declaró Nico.
— Ah.. — Cayó en cuenta de su comportamiento y la atención que le dió durante el tiempo que permanecíeron ahí.
En cuestión de minutos su cara se puso tan roja como el color de su melena rojiza.
— ¡No es lo que piensas! Espera...Ni si quiera sé que piensas ahhh... Sólo sube al coche.— Cubrió su rostro apenada mientras subía a un auto deportivo 'Nissan' de color negro modelo 2018.
— ¿Sabes manejar?.— Preguntó dudosa antes de entrar.
— Tengo el permiso de mis padres, ellos me regalaron éste coche. Así que sí no supiera no lo tendría ni de broma.— Sermoneo con sarcasmo.
— Bien...Bien.— Molesta por su tono de voz, se subió sin esperar.
Nico le indicó las calles que tenían que pasar, ahora sabía la pelirroja que la mayor vivía a 20 minutos de su casa.
— ¿Por qué actúas tan extraño? ¿Fue por Kira-san?.— Preguntó antes de si quiera abrir la puerta del coche.
Maki ya había estacionado el auto afuera de la casa de la pelinegra, apretó el volante. No quería responder pero sí no lo hacía probablemente Nico se inventaría escenarios y cosas que hicieran un malentendido.
— Si...— Balbuceó.
— ¿Por qué?.—
— Aguarda, ¿cómo lo notaste?.— Volteó para encontrarse con unos grandes ojos rubí que le miraban profundamente.
— Desde que Kira-san se acercó a mi, sentí tu mirada.— Confesó nerviosa.
— Ya veo, no pienses nada malo respecto a mi.— Se apresuró a decir.
— Y bien?.— Comenzó a impacientarse.
— Tsubasa tiene la fama de ser una persona sumamente coqueta y algo seductora, no quería que intentara algo contigo, lo cuál es estúpido de imaginar por que ella tiene novia. Y a la vez me preocupé por el chico ese.— Dejó salir con cierta timidez, su voz era poco audible pero la mayor escuchó perfectamente.
— ¿Por qué te preocupas por mi en ese sentido?.— Su curiosidad aumentó.
— N-no lo sé, no me preguntes. Supongo que es normal. No tengo idea.— Cada vez sentía más ganas de salir corriendo y evitar a toda costa a su sempai.
— Esta bien, no me respondas Maki-chan.— Sonrió.
— Gracias.— Soltó un doloroso suspiro. De verdad que no quería responder ese tipo de preguntas.
— Agradezco que te preocupes por mi, y gracias por traerme, cabeza de tomate.— Le dió un golpecito en su cabeza para molestarla.
— !Hey¡.— Gritó cuando la mayor se apresuró a salir y hacerle una seña sacando la lengua divertida.
Maki sonrió cuando Nico terminó por entrar a su casa. Vió su reflejo en el espejo delantero de su auto.
— ¿Por qué estoy sonriendo así? Me veo estúpida.— En desespero encendió su auto para irse.
Fue una larga noche.
Haru~•
