/La misma noche del convivio/~
— ¿Mis padres te dijeron que vinieras por mi?.—
— No, solamente pregunté en dónde te encontrabas y me ofrecí a venir por ti.—
— No hacía falta que vinieras a recogerme, Kenta.— Se cruzó de brazos mirando por la ventana.
— No quiero suponer cosas aún, pero desde la llegada de aquellas chicas haz estado actuando más fría consi
migo.— Dicho ésto, retumbó en la cabeza de Nozomi.
Se sintió presionada, no quería que el mayor se diera cuenta sobre lo que sucedía entre su rubia y ella.
— ...— Por concentrarse en sus pensamientos, su propio silencio lo hizo evidente.
— ¿Ayase Eli?.— Preguntó.
La pelimorada se tensó, sus ojos se abrieron de la impresión. ¿Cómo si quiera sabía del nombre de la rusa?.
Tenía que evadir ese tema, estaba en graves problemas.
— No sé de qué hablas.. —
— Tus padres me contaron que en tu época de secundaria, estabas muy distraída con ella...— Habló el pelinegro.
— ¿Qué estás suponiendo?.— Ya no había vuelta atrás, y que negara todo provocaría más interés innecesario en el joven.
— Tengo una foto tuya en donde sale ella. Y es la misma chica que se la pasa todo el tiempo contigo desde que llegó a tu preparatoria.— Al ser tan ágil deduciendo, no era tan idiota como esperaba Nozomi.
Kenta ya sabía todo, no hacía falta que la tarotista negará algo en realidad. Lo peor de todo es que le dijo su sentir justamente cuando la rubia tenía días que había llegado a la academia.
Tal vez fue muy descuidada o sus padres le dieron la llave al mayor de encontrar la explicación del tan notorio alejamiento de su prometida.
— ¿Qué planeas hacer? ¿A qué estás jugando?.—
El tono de voz burlón y lleno de crueldad hizo que Nozomi volteara a verlo y con la agitación en su pecho no tuvo control de lo diría.
— ¡No me quiero casar contigo!..Estoy harta de hacer todo lo que digan mis padres. Lo estoy, y haré lo posible por alejarme de ti, Kenta.— Se sintió tan molesta que no le importó decirlo una vez más.
El jovén paró su coche, estacionandose en la lacera en una calle con pocas luces.
— Lo siento Nozomi, eso no va suceder.— La frialdad al decirlo provocó un intenso miedo en la pelimorada.
Sus pensamientos y su corazón le hicieron sentir que algo malo pasaría, intentó abrir la puerta del auto jalando la manija, pero tenía seguro.
— Déjame bajar, no me siento segura contigo.— Atacó con molestia y preocupación.
— No.— Su mirada se perdió, miraba a la nada por el retro visor.
La pelimorada se apresuró para sacar su teléfono, sin dudarlo llamaría a Eli o quien fuera para pedir ayuda. Su miedo incremento por el silencio absoluto del joven que estaba a su lado.
Antes de que pudiera desbloquearlo, unos grandes brazos la detuvieron con fuerza, le hizo soltar el teléfono; dejándolo caer sin poder alcanzarlo.
— ¡Sueltame, Kenta!.— Forcejeó desesperada.
— !Estuve esperando tanto tiempo por ti, y no pienso que la estúpida rubia esa te aparte de mi lado¡.— Gritó con desesperación.
Nozomi estaba perturbada a tal punto de sudar ligeramente por la fuerza que hacía para tratar de quitarse al hombre de encima.
Trató de pensar alguna opción u o cosa que le ayudaran para salir de esa situación, pero antes de si quiera buscar algo.
Su vista comenzaba a apagarse su cuerpo empezó a adormecer. Y sus fuerzas se deshicieron, dejándose caer como una muñeca de trapo.
— ¡Tú me obligaste a hacerlo, Nozomi!.— Volvió a gritar.
Fue lo último que alcanzó a escuchar, sus ojos lograron ver como el rostro de Kenta parecía diferente. Lleno de enojo y lágrimas caían de sus mejillas, la pelimorada perdió el conocimiento.
El mayor había colocado en la nariz de la tarotista un algodón con un líquido extraño que provocó su desmayo.
Guardó su arma, ajustó el cinturón de su prometida. Y con una sonrisa habitual, se propuso a seguir su camino..
Pero, su destino no era el hogar de Nozomi...
[Pov Nozomi]
— ¡K-Kenta!— Grité lo más fuerte que pude cuando logré despertar.
Mi cabeza daba vueltas, pero había algo que me hacía sentir extraña.
Tenía frío.. Demasiado frío y no sabía por qué, todo parecía oscuro, por más que trataba de aclarar mi vista; no podía.
— ... ¿P-por qué... Estoy sin ropa?...—
Susurré, incluso mi voz la sentía débil.
Bajé mi mirada, y no tenía ropas. Más que la interior...
Esta... ¿Es la habitación de Kenta?...
Si, lo es.. Hay un cuadro con una foto de nosotros cuando éramos niños...
— Despertaste, bella durmiente.— Escuché al fondo.
Tenía tanto miedo, que reuní las fuerzas suficientes para levantarme y ver que Kenta estaba de pie en el marco de la puerta.
Intenté pararme, pero mi cuerpo no podía hacer nada más.
— Si te paras, caerás al suelo y puede que termines con otro desmayo más fuerte.— Volví a escuchar su voz, aunque sentía que estaba debajo del agua por el sonido intenso que había en mi cabeza.. No podía pensar...
— ¿Por qué... Haces esto.. Kenta?..— Articule lo más claro posible.
Quería irme, pero tenía razón.. Si ponía un pie fuera de la cama, caería y ese golpe en la cabeza sería completamente peligroso.
— ¿Sabes lo bien que me tratan mis al saber que nos casaremos?... Siempre te he amado Nozomi, nunca te diste cuenta de mis sentimientos cuando estábamos niños, pero viene esa patética chica y vas corriendo a ella sin dudarlo.— Esas palabras fueron tan claras, que no intenté levantar la mirada por el esfuerzo que hacía.
— No siento nada por ti, y jamás será así.— Mi cabeza daba vueltas.
— Te haré mía, aún así sea a las malas.— Hubo un silencio inquietante a mi alrededor.
Sentí un peso encima de mi.. Kenta estaba arriba.. Y estaba tomando mis muñecas poniéndolas detrás de mi cabeza.
Sentí mojado mi rostro.. Mis lágrimas..
Estaba llorando del miedo y de lo que haría..
— Tu serás mi esposa, y eso es lo que se espera ante la sociedad.— Me dijo al oído para empezar a besar mi cuello.
— Porfavor... Déjame ir...— Pronuncié llorando.
Sentí como sus sucias manos comenzaban a tocarme, me provocó asco.. Mi sentir era tan repulsivo al verlo tan desesperado.
— No por nada todos halagan tu cuerpo Nozomi-chan, eres una diosa en toda la palabra.— Su voz era tan sucia, que evitaba el contacto visual.
Noté que Kenta se desnudaba de la misma manera.. Sacándose las ropas.
— Perdóname, Eli..— Solté sin importar que me escuchara, sentía tanto dolor emocional, hice fuerza por llorar al querer moverme y simplemente no poder hacerlo.
— Tsk... ¿Tanto te importa Ayase?.—
Su tono de voz sonaba molesto.
Otra vez ese intenso dolor en mi cabeza, mi vista.. Sólo veía un oscuro color negro y mi cuerpo empeoraba..
— Espero que con esto, dejes de pensar en ella.— Fue lo último que alcancé a escuchar antes de cerrar mis ojos y caer dormida de nuevo.
Parpadee un par de veces, el intenso dolor en mi entre pierna y mis quedarás al moverme me hicieron abrir los ojos por completo.
— ¿Qué hora es?.— Me pregunté a mi misma girando la cabeza para encontrarme un reloj.
-6:00 am-
— Faltan 2 horas para irme a la preparatoria..— Susurré con cansancio.
Dios, ¿Por qué me duele tanto moverme?..
— Mgh..— Gemí de dolor tratando de sentarme en la cama.
Caminé al baño que estaba frente mío, cada que daba un paso, una punzada me hacía caminar más lento.
— ¿¡Q-qué demonios...?!.— Grité estupefacta.
Tenía marcas en mi cuello como... Rojizas con intensidad, y estaba desnuda...Mis muslos y caderas tenían moretones.
— Dios.. No.. Porfavor... No fue verdad..— Puse la palma de mi mano evitando hacer ruido..
Bajé la mirada y de entre medio de mis piernas corría un líquido extraño.
Sentí ganas de vomitar y una desesperación por salir de ahí.
Lloré, volví a llorar a una vez más con todas mis fuerzas...
Me dolía la cabeza, la fuerza que estaba haciendo sólo me perjudicaba.
— Tengo que irme..— Susurré.
Salí del baño para encontrar mis vestimentas en el suelo, y en la cama yacía Kenta dormido; tan tranquilo.
— ¿Cómo alguien puede estar tan tranquilo después de haber echo algo así?.— Apreté los dientes.
Comenzé a vestirme lo más rápido que pude para salir de esa casa, aún sentía el dolor pero mis ganas de volver a casa podían más que mi resistencia física.
Cerré la puerta de la residencia.
— ¿Le diré a mis padres?.— Me preguntaba constantemente.
— No, no creerán que el asqueroso de Kenta abusó de mí.. Dirán que es una de mis excusas..— Me respondí con dolor.
Llegué a mi casa, mis manos temblaban del miedo. No podía creer que el dolor en mi cuerpo me recordaba las pocas escenas que tenía en mi cabeza sobre lo que sucedió.
Kenta desnudo y pegado a mi cuerpo.
Abrí la puerta con las llaves, me sentía nerviosa y con miedo. Nunca había tardado tanto en abrir una puerta.
— Estoy en... Casa..— Susurré vacía.
¿Por qué me siento así? Como si todo mi interior estuviese hueco y sin sentido.
Fuí a las escaleras, subí casi a la mitad me dejé caer.
— ¡Perdóname Eli!.— Mi desesperación por desear que eso nunca jamás en mi maldita vida hubiera pasado era demasiado.
Comencé a llorar otra vez, me abracé a mi misma con miedo.
Agradecí que mis padres no se encontraban en casa, ellos se sumergen tanto en su trabajo como para ponerme atención.
Temblaba demasiado, que sentí que podía ahogarme con mis propias lágrimas.. Mi respiración no la podía controlar.
— T-tengo.. Que bañarme.— Susurré apenas había estabilizado mi respiración.
Limpié mis mejillas, sentí ardor en mis ojos. No tenía idea de cuánto había llorado.
Regresé a mirar mi reflejo en el espejo de mi baño. Otra vez las marcas, mi dolor.. Y la evidencia de que Kenta se aprovechó de mi.
— ¡ME SIENTO TAN ASQUEROSA!.—
Grité al verme...
Había una persona que rondaba en mi cabeza...
Mi linda Eli..
— Elicchi.. Tu no mereces a una persona que carga con obligaciones así.. Mucho menos alguien que ya fue usada..—
¿Cómo si quiera puedo pensar que Eli podría verme bien después de ésto?
Esas preguntas, la inseguridad y el miedo mantenían mi mente ocupada al bañarme y arreglarme para irme a las clases de la escuela.
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[Pov Normal]
— Nozomi.— Saludó una rubia sonriente al llegar por la puerta de la entrada del consejo.
— Hola, Eli.— Correspondía el saludo con una pequeña sonrisa.
— Pareces un poco cansada.. ¿Estás bien?.— Dió unos pasos con preocupación.
— L-lo estoy.— Aseguró estando de pie.
— Bueno, me alegra verte.— Se extrañó por su comportamiento, lo cual ignoró.
Sin pensarlo abrazó a la tarotista con emoción, pero fue empujada bruscamente por esta.
— ¡P-perdón!.— Se apresuró a decir mientras movía las manos.
La rusa sintió un doloroso rechazo, desde que llegaron a la preparatoria Nozomi había estado casi ignorandola y evadiendo sus afectos.
— ¡Nozomi, espera!.— La llamó pero la mencionada salió por la puerta hábilmente.
— Tengo una tarea pendiente en la dirección, te veo después.— Se despidió antes de irse completamente.
— ¿Hice algo mal?.— Balbuceó Eli.
— ¡Alto ahí, Nozomi!.— La voz chillona la hizo detenerse repentinamente en uno de los pasillos del segundo piso.
— Ups.. Me atrapaste Niccochi.— Habló para darle la cara con una sonrisa.
— Quita esa tonta sonrisa y dime qué pasa contigo.— Se acercó un poco amenazante.
— ¿De qué hablas?.— Preguntó.
— Te conozco Nozomi, tú no actúas así. Me haz evitado y a Kotori también. Agregando que tu rubia ha venido a decirle a Maki que te comportas igual con ella.— Comentó, era verdad. Mientras hacían sus prácticas, Eli iba directo con Maki a contarle su preocupación.
— Y-yo..— Antes de que pudiera hablar, su teléfono comenzó a vibrar.
Lo sacó inmediatamente para leer el mensaje que tenía en su bandeja.
-Kenta-
[ Cuidado con lo que llegues a decir, a tu querida rubia le podría suceder lo mismo o mucho peor.]
[Pasaré por ti a la salida]
La pelimorada atragantó. ¿Qué debía hacer?.
— ¿Qué pasa?.— Una impaciente Nico esperaba la respuesta de la más alta.
— Niccochi.. Creo que lo mejor sería alejarme de Eli.—
— ¿Qué?.— Enarcó una ceja dudosa de si había escuchado lo bien.
— Ya tengo a Kenta, y mi futuro está asegurado con mis padres de mi lado.— Sus ojos detonaban un color profundo en sus verdes habituales.
— ¿Estoy escuchando bien?.— Se rascó la cabeza con incredulidad.
— Sí.. Ayer en la noche fuí a cenar con Kenta y... Fue sincero conmigo.. Quiero estar con él.— Apretó su bolso.
— ¡Estás loca! Tú jamás haz querido a ese idiota. Nunca te había visto enamorada hasta que llegó Ayase aquí.— Habló molesta.
— No voy a retractarme, tal vez sea mejor dejar ese amor de secundaria y concentrarme en mi... Y en mis estudios.— Sonrió segura de si misma.
— Tú no me vienes con tus cuentos a decirme que haz dejado de querer a Ayase de la noche a la mañana, Nozomi.— Se acercó de nueva cuenta con las cejas fruncidas.
— Estoy hablando con la verdad Niccochi.— Sus palabras sonaban tan reales que la pelinegra se sorprendía de la seguridad en su tono de voz.
— No me parece, tu escondes algo y el idiota de Kenta tiene que ver con ésto.—
— Estoy enamorada de él, podría decir que es el hombre de mis sueños ahora que lo pienso..—
— ¡¿Te haz puesto a pensar en lo que va a sentir Ayase con tu estúpida decisión?!.— La tomó de sus hombros tratando de hacerla entender.
La pelimorada se tensó por el dolor en su cuerpo, pero hizo de lado las manos de la ojirubí con suavidad.
— No me importa.. No hay nada que me haga cambiar.— Sonrió de nuevo.
— Yo no estoy de acuerdo contigo por que sé que eso no es lo que quieres. Lo siento, de verdad estoy molesta contigo y de la idiotez que estás haciendo.— Apuntó de nuevo al rostro de la mayor, para darse la vuelta y perderse en los grandes pasillos.
La tarotista se quedó fría, ni si quiera sabía qué estaba haciendo. Tenía ganas de llorar por alejarse de las personas que amaba.
— Todo eso.. ¿Lo dices en serio?.— Una dulce voz cantarina le hizo voltear.
La modista miraba con sorpresa a la pelimorada en medio del pasillo.
— Sí...— Susurró con poca fuerza.
Kotori se acercó para abrazarla, la mayor se mantuvo quieta sin hacer nada.
— Nozomi-chan..— Le llamó para verla al rostro.
— Creo que Niccochi ahora me odia.— Sus mejillas se pusieron rojas por el esfuerzo que hacía al sollozar.
La modista notó las pequeñas marcas rojizas y moradas en el cuello de la mayor.
— Nozomi.. Acaso.. ¿Kenta y tú.. Anoche?.— Preguntó con sumo cuidado.
— ¿Uh?.. N-no, no es nada Kotori-chan, es sólo que un suéter me provocó alergia.— Se alejó lo más rápido posible limpiando sus pocas lágrimas.
— Nozomi-chan, estamos aquí.. No estás sola, siempre voy a repetirlo.—
El timbre causó que Nozomi saliera del profundo pensamientos en el que se había hundido.
— Debo irme, Kenta me está esperando.— Se despidió de ella con un abrazo e irse a la salida.
— No creo que tarde mucho.— Tsubasa miraba su reloj.
— Oh, ¡ahí va Toujo-san, nya!.—
La chica gatuna y la pelicastaña esperaban junto a su líder para despedirse de la presidenta de Otonokizaka.
— ¡Nozomi!.— Gritó para llamar su atención, pero no le funcionó. La mayor ya estaba saludando a Kenta con una sonrisa mientras subía a su coche.
— Es mi imaginación o ¿acaba de ignorarte?.— Tsubasa se quedó mirando por donde había salido Nozomi.
— No seas negativa Tsubasa-chan, tal vez no la escucho, nya.— Golpeó con su codo el costado de la pelicastaña.
Por un lado, la rubia se quedó con un rostro serio. Cada vez se confundía más con el actuar de su querida tarotista.
— Gracias por esperarnos.— La voz de Umi se escuchó detrás de ellas, a la par salía Maki.
— ¿Hablaste con Toujo-san?.— Sin tardarse una preocupada pelirroja le miró.
— No,¿Por qué?.— Sintió curiosidad.
— Extrañamente Nico-chan en la última práctica estuvo muy seria.— Se cruzó de brazos pensando.
— Minami-san también estaba distraída hoy en el club de costura.— Comentó Tsubasa.
— ¿Cómo sabes eso de Minami?— Preguntó la arquera.
— Ah, es que ella va a ayudarnos junto al club de costura con los vestuarios para una obra.— Explicó tranquila sin sospechar del semblante de la peliazul.
— Umi-chan parece celosa, nya.— Nunca faltaba una Rin que hacía sus comentarios.
— ¿Celosa, yo? S-sólo tenía curiosidad— Evadió las miradas de las chicas, se dispuso a caminar primero ella para no seguir con sus preguntas.
Terminaron con risas el día, pero cierta persona no dejaba de preguntarse que había sucedido con Nozomi para que la estuviese evitando a toda costa, incluso los mensajes y llamada jamás eran respondidos.
— Tengo que hablar con ella... Aunque sea difícil.. Sólo queda esta semana y tenemos que irnos.—
Se dijo a si misma acostada en la habitación hospedada de los Nishikino's.
Sólo quedaba una semana para terminar y presentar el evento, después de eso el mismo día tenía que graduarse de su escuela.
¿Qué pasaría entre ella y su amada pelimorada ahora?...
