Capitulo III: Desilusión
En un lejano lugar, mucho tiempo atrás...
Sollozando en la oscuridad, ahí estaba ella, delgadas lágrimas caían sobre su delicado rostro, su piel blanca apenas mostraba señal debajo de la suciedad, su suave y brillante cabello azul lucía ahora enmarañado y negruzco. Sus ojos permanecían cerrados, su cuerpo quieto. Había sido atada con carlancas que quemaban su piel, había sido torturada, separada de su amado y su pequeño inocente. Sentada sobre las húmedas piedras que estaban en la celda, escuchaba las risas siniestras de sus opresores, la miraban de vez en cuando, para burlarse aun más de su desdicha –Pobre Reina… su pecado es haber sido justa- repetían en tono sarcástico. Se sintió morir en tantas ocasiones, lo deseo aun más, sabía que de sobrevivir solo sería para mirar el horror.
Londres, Inglaterra.
Scarlett se apeo del auto rápidamente, tomo su maleta de la cajuela y corrió hasta el gimnasio, abrió lentamente la puerta, evitando producir algún ruido, notó que dentro ya estaba el equipo practicando, corrió hasta los vestidores y se cambió rápidamente, cautelosamente camino dentro del gimnasio, evitando ser vista por el entrenador –Señorita Windsor, que gusto que nos acompañe, pero recuerdo haberle dicho que la cita era a las 11, ¡no al 11 para la una!- dijo molesto el entrenador al mirarla entrar a gatas –¡Ay! Lo siento- dijo parándose de una salto, sacudiéndose el polvo de su traje blanco de entrenamiento –Bien, se quedará hasta tarde, supongo- Scarlett no tuvo opción, tomo un lugar y comenzó a calentar,
El resto del equipo entrenaba en pareja, Scarlett no tuvo más remedio que hacerlo sola –Genial, cuando más necesito practicar no hay con quien hacerlo- dijo molesta, se coloco el protector, se sujeto por la espalda y tomo su sable. Paso un rato entrenando sola, cuando escuchó un bullicio grupo, miro en dirección de la entrada y un grupo de chicos vestidos con trajes oscuros entraron al lugar, portaban sus armas en bellas fundas –Bien, chicos ¡acérquense!- llamo el entrenador, Scarlett se quedo de pie mirando –¿Qué espera señorita Windsor? ¿qué la cargue?- llamo la atención a Scarle, quien camino con el resto hasta donde el grupo de recién llegados y el entrenador estaban –Este es el equipo de esgrima del colegio St. John, han venido a entrenar con nosotros, así que adelante- Scarlett miró confundida –Hola, puedo practicar contigo- le dijo un joven apuesto a Scarlett –Ah si claro- dijo ella, encaminándolo al lugar donde ella estaba –Soy el capitán del equipo, Erick Grant, y tu eres...- dijo presentándose –Scarlett Windsor- dijo mientras se colocaba la mascara –¿Windsor? ¿Eres la princesa Scarlett?- dijo sorprendido al escuchar el nombre –Si, la misma... bien, ¡comencemos!- ordenó la chica. Scarlett puso poca atención, estaba más preocupada por entrenar. La chica peleaba con gracias, sus ataques eran justos y eficaces, el chico a veces tenía poca oportunidad frente a ella –Touché!- dijo la chica venciendo a su invitado –¡Eres excelente!- dijo al finalizar el tiempo –Gracias, tú también eres bueno- dijo ella, se paso la toalla por el rostro y la nuca para secar su sudor.
Todos tomaban un descanso después del entrenamiento, Scarlett tomaba agua en una esquina, completamente sola, así le gustaba estar, o por lo menos prefería estarlo a ser asediada por preguntas acerca de su vida o lo que hacía con su tiempo. Miró entonces que el resto de sus compañeros y los visitantes se preparaban para marcharse, así que se introdujó entre ellos con la esperanza de que el entrenador no la retuviera –Señorita Windsor- dijo el entrenador al verle ir hacia las duchas entre el grupo, Scarlett no tuvo más remedio que regresar con él –¿Si, entrenador?- preguntó –Bien, como sabrá usted será la última en irse de este lugar, y si observa a su alrededor hay mucho trabajo que hacer, tome una cubeta y un trapeador, quiero este gimnasio: ¡¡¡limpio!- Scarlett camino hasta el cuarto de limpieza, con cara de poco ánimo, no deseaba limpiar, pero no le quedaba más remedio, el entrenador no tenía consideración con nadie sin importar si era un pedigüeño o parte de la familia real inglesa.
Scarlett estuvo limpiando, hacia rato se había quedado totalmente sola, el entrenador se había marchado con la excusa de una cita importante. Scarlett miró que ya casi terminaba, pasó por última vez el trapo por el último rincón del lugar, cansada y sudorosa como estaba guardo la utilería empleada y caminó hasta las duchas. Se desnudó completamente y se metió a las duchas, su cuerpo le agradeció la refrescante agua que recorría su piel. Se mantuvo bajo la regadera por un rato, dejando que su cuerpo recibiera las bondades del agua fresca.
Terminó de arreglarse, tomo su maleta y salió de los vestidores, camino por los pasillos de la solitaria escuela, ni un ápice podía escucharse, solo sus pasos contra el azulejo del lugar. Al salir descubrió que el sol ya se había ocultado bajo espesas nubes negras, el aire soplaba frío, camino rápidamente hasta su auto –Al fin sales- escucho decir por detrás suyo, se giro para encontrar al dueño de la voz –Mikos Rogasis- dijo al descubrir al apuesto hombre frente a ella –¿Cuánto tiempo llevas esperando?- pregunto ella mientras metía su maleta a la cajuela –Un poco, pensé no encontrarte, estaba apunto de irme cuando te vi correr- Scarlett lo examino con cuidado, el hombre no dejaba de sonreírle seductoramente, pero ella esta vez no se dejaría seducir, o eso tenía planeado –¿Y bien, aquí me tienes- dijo ella, mirándolo juiciosamente, él camino, dejando caer su mano sobre la carrocería del fino auto –Una belleza, aun así nada comparado contigo- deslizo su mirada sobre él –Si lo es, un bello obsequio- Scarlett miraba al hombre, su mirada fija sobre el auto –¿Y bien?- volvió a preguntar, cerrando con fuerza la cajuela –Una mujer bella e inteligente, debe ser una compensación a todo mi sufrimiento- camino hasta ella, rozando con las yemas de los dedos los labios de ella –¿Sufrimiento…?- poco pudo decir, el apago las palabras con un beso, Scarlett volvió a sentir aquella sensación, el veneno que recorría su cuerpo, un torrente por su venas, que poco podía explicar de ser cuestionada, era demasiado, quiso separarse, pero entonces su cuerpo no le respondió, estaba ardiendo y pedía a gritos aquel acto, sentía las manos del hombre recorrerla, embelesándola con cada rose de sus manos sobre su cuerpo. Pero el momento se detuvo, él se aparto, apenas podía reaccionar ante las caricias que él le había propinado, ardía aun deseosa de un poco más, ahí estaba él, envuelto por las largas piernas de la chica, mirandola, ella se descubrió semidesnuda sobre la cajuela del auto, se incorporo, liberando a su amante de la atadura que había formado con sus piernas, se abrocho la blusa, abotono su abrigo y enseguida comenzó a mirar en todas direcciones, tratando de ver si alguien había visto aquel acto amoroso, descubrió el lugar casi desierto, de no ser por ellos dos. Camino hasta la puerta del auto sin decir una palabra, estaba un tanto apenada por aquello, aunque sabía que poco había de que arrepentirse, a no ser por aquella mirada atónita, poseedora de brillantes ojos verdes, que se habían empañado al ver que ella, por quien profesaba un cálido sentimiento, ahora se había vuelto amargo y doloroso. Jonathan había visto a dos figuras en el estacionamiento, no pensó en encontrar a su delicada alumna de hermoso rostro entregándose de forma atrevida a un hombre que poco podía distinguir desde la distancia, aquello había sido un fatídico momento, sintió un ligero dolor en el pecho, de esos que suelen sentirse cuando el ser amado nos revela que insuficientemente puede amarnos, cuando esta con alguien más. Mientras Scarlett no sabía nada, se había metido al auto, Mikos esperaba afuera, Scarlett tomo el volante y lo apretó fuerte, aun podía sentir su cuerpo arder en pasión –¿Me llevas?- dijo el tocando el vidrio de lado del copiloto –Si, claro- dijo ella abriéndole la puerta.
El auto negro salió de prisa del lugar, dejando atrás una ligera nube de polvo. Scarlett guardo silencio durante el trayecto, no sabía que dirección tomar, ya que él tampoco había dicho a que lugar quería que lo llevará. Así estuvieron, en silencio, dando vueltas por la ciudad –¿Ya decidiste?- preguntó ella sin mirarlo –¿Decidir?- preguntó confundido –Si, a qué lugar quieres que te lleve- él se mantuvo un momento pensando –Al hotel- dijo él –Y bien, ¿en qué Hotel estás?- él señalo el gran Four Season que se encontraba a unos metros de donde ellos esperaban el verde del semáforo.
Scarlett entro en la lujosa habitación guiada por Mikos –¿Te gusta?- preguntó él, ella asintió con la cabeza mientras inspeccionaba el lugar, aunque en realidad no era tan diferente a las otras habitaciones en las que había estado, podía decir sinceramente que su habitación era aun más espaciosa y lujosa que esa –¿Gustas tomar algo?- Scarlett lo miró –Creo que debería irme, aun tengo cosas que hacer- dijo dirigiéndose a la puerta –No, por favor quédate, solo un momento, ¿si?- Mikos la detuvo sujetándola firmemente de la cintura, abrazándola y jalándola hacia él –Pero debo irme...- dijo ella mientras sentía como aquellos dos brazos fuertes la sujetaban, sin dejarla ir.
Scarlett permaneció sentada sobre la cama, apenas podía entender porque aun continuaba ahí, mirándolo frente a ella él estaba, tomando una copa en el balcón –Ven aquí- dijo el llamándola, Scarlett se levantó y camino hacia él, afuera el frío golpeaba suavemente, había llovido poco y la noche pintaba hermosa, de pronto el móvil de Scarlett sonó –¿Hola?- respondió –Ah, Abuela... si, no estoy en otro lugar... no Fredrick no esta conmigo... con un amigo... no lo sé... si prometo llegar a dormir a casa... si claro... ok... te veo mañana entonces, Bye- Scarlett colgó –Era mi abuela, estaba preocupada porque no había vuelto después de la practica- le informaba mientras guardaba el aparato en su bolsillo –Debo irme- dijo –No, por favor, quédate- la atrajo hacia él –Quiero estar contigo toda la noche- él la beso de nuevo.
Tokio, Japón.
Usagi leía las ultimas paginas del libro que Mamoru le había dado el día de su boda, lo había leído tantas veces que se sabía ya la historia perfectamente, solo recordaba la primera vez que leyó la primera pagina, el día en que se unió en matrimonio con Mamoru, ella estaba recostada sobre la cama –Amor en tiempo del cólera- dijo en voz alta para que Mamoru, que estaba de pie, la escuchará, él la miro cálidamente, camino hasta ella y tomo el libro de las manos de su preciosa princesa –Ahora no- dijo dejándolo sobre la mesita de noche, tomo a su bella esposa y la beso apasionadamente, Usagi salto de su cama, aquel recuerdo la hizo sentirse demasiado ardorosa, así que prefirió dejar el libro sobre la mesita de noche, camino hasta el tocador, donde estaba la foto de su boda, Mamoru sonreía –Te amo tanto- le dijo al retrato y beso la imagen de Mamoru, el teléfono sonó entonces, sacándola de sus febriles pensamientos –¡¡Moshi moshi!- Contesto –Hola Usagi, ¿como estas? Estábamos paseando cerca de tu casa y pensamos en visitarte, ¿podemos?- dijo la chica –¡Haruka-san! Claro, aquí las espero- Usagi colgó.
Usagi camino hasta la sala, y aunque Luna había salido, el aire abrumado del solitario lugar se aparto de su mente, tendría visitas importantes, para ella Haruka era mas que valiosa, no la había visto desde aquella visita sorpresa a la hora del almuerzo, pero de eso hacía ya una semana. El timbre pronto sonó, seguro serían ellas –Hola chicas, ¡bienvenidas!- dijo, pero no encontró a quien esperaba –Buenas noches, señora Chiba, supongo- dijo despectivamente una mujer joven, de cabello castaño oscuro largo, que le caía poco más de los hombros, sus ojos eran grises y fríos, vestía un traje sastre de falda color negro –Si, soy yo- respondió Usagi temerosa, la imagen de la mujer era un poco escalofriante –Esto es para usted- y entregándole un sobre de color negro verdoso se retiro sin decir más, Usagi miro el sobre, no traía remitente, y cuando busco a la mujer para preguntarle, esta ya había desaparecido, Usagi entro al departamento, aun intrigada por aquella entrega. Se sentó en el sofá y se dispuso a abrirlo, cuando de nuevo sonó el timbre, pensando que tal vez era la mujer salio de prisa –¡Hola Odango!- la saludo la rubia de cabello corto, acompañada por la bella violinista de cabello verde ondulado –¡Haruka, Michiru! Pasen- las invitó, dejando el sobre en la mesita del corredor.
Haruka y Michiru esperaban el té que Usagi preparaba en la cocina, el sobre en la mesita del corredor llamo la atención de Haruka –¿Qué es ese sobre?- preguntó a Usagi cuando llego con el té a la estancia –Ah, no lo sé, me lo entregaron poco antes de que ustedes llegaran- Usagi lo tomó –Veamos- dijo abriéndolo, la mirada de Usagi se torno gris, su piel palideció, Haruka se levanto hasta ella –¿Odango?- le llamo al verla en ese estado, Haruka miro entonces el contenido del sobre "Tu príncipe morirá, amor mío" escrito –¿Qué pasa?- preguntó Michiru –Mira esto- Haruka tomo la nota de las manos de Usagi –Una nota con sangre- dijo Michiru al mirarla –¿Qué es eso Haruka?- preguntó Usagi angustiada –¡Mi príncipe, mi príncipe! ¡Mi príncipe es Mamoru!- gritaba angustiada –Tranquila- le dijo Haruka abrazándola –Debe ser alguna broma, tranquilízate Usagi- decía dulcemente Michiru. Pero ambas chicas sabían que algo no estaba bien, no cuando la inocencia de su princesa estaba siendo violentada de esa forma.
Rei barría la entraba del templo Hikawa, había sido un día atareado, habían recibido a muchos visitantes. El aire comenzó a soplar fuertemente arrastrando las hojas que Rei había juntado, creando un tiradero de nuevo en la entrada –¡Ah! ¡¿Por qué me hacen esto!- grito molesta la antigua Sailor Mars –Será mejor que termine después- dijo estirándose, dejó la escoba de pajas en el almacén y camino hasta su habitación.
Ami, Minako y Makoto se había reunido en un café cercano a la preparatoria a conversar, Usagi no había respondido al mensaje que le habían dejado en la contestadota y Rei se había disculpado pues estaba muy ocupada –Saben que es lo malo de no tener a un villano en puerta, que no nos vemos muy seguido, solo en la escuela, a veces después de clases, pero ya no como antes- decía Minako un tanto melancolica –Pero Minako-chan, como puedes decir eso, es mejor no tener un villano cerca- le decía Ami en tono severo –Es verdad Minako, preferimos esto a una lucha- recalcaba Makoto –Lo siento chicas, es solo que extraño pasar tiempo juntas- decía apenada –Lo sabemos, solo que después de todas las batallas que hemos pasado estamos demasiado sensibles a ellas- aclaró Ami –Pero es verdad que ya no salimos como antes- agregó.
Rei oraba en su habitación –¡¿Quien esta ahí!- grito sintiendo alguna presencia en su habitación –Soy yo, Rei- dijo apareciendo frente a ella –Artemis, ¿que pasa?- le preguntó –¿Lo sentiste?- interrogo Artemis a la sacerdotisa –¿Sentir? ¿Sentir que?- preguntó la chica –Su presencia, tú eres la senshi que puede ver el futuro, pero también has visto el pasado, y sé que sabes de quien hablo- le informo, Rei meditó un poco pensando en lo que Artemis le decía –Si Artemis, lo sé, poco a poco los recuerdos del pasado se han manifestado en mi- le dijo –En un principio los creí sueños, pero después descubrí que el pasado se manifestaba- Rei se sentó en la cama –Artemis, ¿por que se fue? Tú debes saberlo, cuidaste de Ella- preguntó –No lo sé- respondió melancólico –Yo también me lo he preguntado- Rei se levanto –Las chicas dijeron que estarían en el café que esta cerca, por que no las alcanzamos- Rei se puso un pantalón y una blusa y salieron juntos hacia el café.
Usagi estaba más tranquila, recostada en su cama –¿Estará bien que la dejemos sola? Luna no ha vuelto, tal vez deberíamos esperar a que vuelva- decía Michiru, Usagi se levanto de la cama –Estoy bien- dijo y caminó hasta el teléfono, marco y espero –Hola Mamoru, llámame en cuento vuelvas, necesito saber que estas bien… te amo- Mamoru no estaba en casa y le había dejado un mensaje en la grabadora. –Pueden irse si quieren, Luna no debe tardar en volver- les dijo
Rei entro en el pequeño lugar, donde las chicas se reunían después de clases –¡Rei-chan! ¡Que bueno que viniste!- decían las tres al notar su llegada –Solo falta Usagi- dijo entristecida Minako mirando el espacio vacío que siempre ocupaba Usagi.
Luna seguía tratando de entender que era la extraña energía que se estaba manifestando. Había detectado la misma presencia desde la batalla contra el Negaverso, había sido como si después de aquella batalla hubiese despertado algo aterrador, aunque no entendía por que no se había manifestado, como las otras fuerzas oscuras lo habían hecho ya en el pasado. Decidió volver a casa, le preocupaba haber dejado sola a Usagi por tanto tiempo.
Haruka estaba recargada en la entrada de la habitación de Usagi –Ya se durmió- dijo Michiru saliendo de ella y cerrando la puerta –¿Crees que sea prudente dejarla sola?- le pregunto de nuevo Michiru a Haruka, que permanecía pensativa –No lo sé- le respondió –No puedo dejar de pensar en quien pudo enviarle una nota así, ella es tan inocente, y su bondad es tan clara, ¿quien podría querer lastimarla de esa forma tan cruel?- Michiru tomo la mano de Haruka –Sé lo mucho que te importa esta chica, y a mi también, no me gustaría que alguien lastimará su corazón puro- le dijo –Pero quien allá enviado esa nota debe ser alguien que conoce el pasado de nuestra princesa, talvez es un enemigo que no recordamos, o que no hemos conocido- continuo Michiru –Pero cuando se muestre, estaremos listas para defender a esos dos- dijo, señalando la fotografía de Usagi y Mamoru.
Luna llegó al departamento, Haruka estaba dormida en el sillón, Michiru estaba en la cocina –¿Qué pasa chicas, por qué están aquí?- preguntó preocupada, Haruka abrió los ojos –Luna, llegaste- Michiru llegó con café –Ha pasado algo- Haruka le mostró la nota a Luna –¿Quién envió esto?- preguntó –No lo sabemos, una extraña mujer se la entrego a Usagi- Luna miro la nota, aunque parecía no muy sorprendida –Luna, ¿sabes algo que nosotros no?- preguntó Haruka –No sé mucho, pero si sobre cierta manifestación de energía, tal vez la misma que envió esta advertencia, es una energía agresiva, muy fuerte…- dijo inspeccionando la nota –En un principio creí que era solo mi imaginación, porque los enemigos vinieron unos tras otro, y creí que esa energía era la que se desprendía de ellos, pero ahora me doy cuenta de que esa energía utilizo la presencia de los enemigos que enfrentábamos para no ser percibida- Haruka y Michiru poco entendían –Ustedes se unieron a estas batallas después de que iniciaron, pero esta energía se manifestó justo después de la batalla contra el Negaverso, de eso ya han sido cuatro años, pero ahora se ha intensificado- Luna les mostró recortes de periódico que Rei le había entregado –Desapariciones masivas a lo largo de Europa, pero han sido desde hace diez años- leyó Haruka –Así es, lo que significa que esta energía ha estado presente desde antes, aunque no se había manifestado, tal vez era muy débil y ha obtenido poder, no lo sé aún… pero por lo que he investigado esto puede ser la clave de lo que se esta acercando a Usagi- comentó Luna –Pero las chicas no deben saberlo, no por ahora, y mucho menos Usagi- pidió –Esta bien, pero permaneceremos pendientes- dicho esto Haruka y Michiru salieron del lugar. Luna miro la nota –¿Amor mío? ¿Quién eres, por qué la llamas así?- decía Luna inspeccionando la nota, de pronto el teléfono sonó –¿Moshi, moshi?- respondió Usagi –Usagi, soy yo, ¿qué pasa?- preguntó Mamoru del otro lado de la línea –Mamoru, ¿como estas? Dime que estas bien, que no te ha pasado nada- preguntaba preocupada –Si, estoy bien, ¿paso algo?- preguntó el chico de nuevo –No, nada… solo quería saber que estabas bien- le respondió aliviada –Bien, debo irme, te veré pronto, de acuerdo, Te amo- le dijo –Yo también te amo- y colgó.
Continuará…
Sailor Padme
Nota: Ya hice las modificaciones correspondientes, léanlo y díganme que les pareció. Besos.
