N. de A.: Al final esta parte me salió shonen-ai, el primero de mi cosecha y no quedó mal del todo, aunque lo he dividido en dos partes porque quedaba muy largo. Empieza justo en el capi 19, cuando Naruto ve que Sasuke está vivo.

Bueno, ya sabes, si no te gusta el Sasunaru no leas, aunque el capi no contiene nada explicito, es casi un homenaje a la tensión sexual no resuelta que prolifera por toda la serie XD. No odio a Sakura, así que no veréis insultos a la pelirrosa por aquí (a raíz del Manga incluso se ha vuelto de mis favoritas).

¿Por qué?

Está vivo. Mi corazón ha vuelto a detenerse por segunda vez hoy. Maldito Sasuke. Debo tener los ojos abiertos de par en par en una expresión ridícula, pero me da lo mismo. Verte en pie y alzar la mano a modo de saludo es el mejor regalo que he recibido nunca, y hace apenas unos minutos pensaba que no podría seguir adelante con tu muerte pesando sobre mis hombros. Me giro y contemplo el pacífico rostro de Haku; gracias, espero que tú también seas feliz al otro lado, parece que no fuiste capaz de convertirte en el ninja perfecto y me alegro por ello. Gracias por no llevártelo.

Todo sucede tan rápido. Los mercenarios intentan atacarnos, Inari llega con refuerzos y los expulsamos. Zabuza agoniza ante mis ojos, bajo una nevada imposible (el último regalo de Haku, quizá), y no puedo contener las lágrimas, las necesito para exteriorizar el cúmulo de emociones que no han cesado de arrollarme una tras otra.

- ¡Sasuke-kun! -.

El grito alarmado de Sakura hace que me voltee sobresaltado. El moreno se ha derrumbado. Corro hasta llegar junto a mis compañeros de equipo, aunque Kakashi ya está allí examinando al herido.

- Hay que extraerle las agujas o seguirán presionando los puntos vitales de manera peligrosa – decide el ninja-copia con gesto cansado - ¿Podemos usar su casa? -.

La familia de Inari acepta de inmediato, su madre explica detalladamente donde encontrar vendas y medicinas. Mientras hablan, yo no he dejado de contemplar a Sasuke: más que pálido, está ceniciento, y respira débilmente por el dolor; sus ojos oscuros parecen mirarnos desde la distancia, seguramente al borde de la inconsciencia.

- Kakashi sensei, yo puedo cargar con él – me ofrezco al instante – Tú estás herido y Sakura-chan no podría con el peso -.

- De acuerdo, Naruto, pero has de tener mucho cuidado para evitar que las agujas se claven más al moverle – cede el jounnin, tras pensarlo un instante – Sakura y yo iremos junto a ti en todo momento por si requieres ayuda -.

- ¿Estás seguro? quizás si Kakashi sensei... -.

- ¡Confiad un poco más en mí! – protestó alterado cortando a Sakura-chan, yo sé mejor que ellos lo que duelen las malditas agujas.

Muy despacio, Kakashi recoge a Sasuke del suelo y le deposita sobre mi espalda. Voy a tener que correr prácticamente a cuatro patas y además sujetarle firme, pero no tan fuerte que agrande sus heridas. Si él dio su vida por protegerme, esto apenas alcanza a compensarlo.

- Sasuke... -.

Los oscuros ojos me devuelven la mirada por encima de mi hombro.

- Avísame si te ocurre algo durante el traslado ¿vale? -.

- Será suficiente si no me dejas caer, usuratonkachi – su voz es apenas un susurro.

Si puede insultarme es que no está tan grave como parece. Resoplo por no soltarle otra más gorda, y echó a correr hacia la casa de Inari.

O o o O

Reconozco que no tenía mucha fe en Naruto como portador de heridos, aunque ha demostrado que cuando la situación lo requiere sabe comportarse de manera medianamente responsable. Más tranquilo, al ver que no voy a matarme por segunda vez hoy por culpa de este dobe, me relajo y cierro los ojos. Siento el aire agitarme el pelo, escucho los pasos veloces de Sakura, Kakashi y el propio Naruto, así como la banal conversación entre alumna y profesor. Las agujas no molestan demasiado, aunque es seguro que son las causantes de mi aletargamiento y de la extraña pero agradable sensación de ser llevado a cuestas. Hacía tiempo que no me cuidaban tanto. La última vez que me llevaron a caballito fue... fue Itachi. Abro los ojos, asustado, para encontrar un crespo cabello dorado en lugar de los lisos mechones negros.

- Sasuke¿estás bien? -.

Naruto ha debido sentir mi repentina tensión.

- Sí, no es nada -.

- ¿Seguro? -.

- Me dormía y he sentido algo de vértigo – miento.

- Ya casi llegamos y podrás dormir – sonríe y devuelve su mirada al frente para no tropezar.

En efecto, la casa aparece en un recodo del camino. Han roto la puerta y la sencilla cocina-comedor está hecha una pena. Naruto explica brevemente su encontronazo con los agentes que Gatoh envió a por rehenes y se vanagloria escandalosamente de sus dotes deductivas.

- Lástima que tu cerebro se fundiera después del esfuerzo, dobe – gruño.

- Kakashi sensei, quítamelo de la espalda antes que le arroje por las escaleras -.

- La camaradería se respira en el ambiente - suspira el jounnin. – Sakura, por favor, hierve agua para limpiar las heridas de Sasuke, y tú – señala a Naruto – ayúdame con las agujas -.

- ¡Él? -.

- ¡Yo? -.

Kakashi se ríe de lo coordinadas que han salido nuestras respectivas exclamaciones de pánico.

- Naruto sólo va a sujetarte mientras yo las extraigo – explica sonriendo divertido bajo la máscara.

Me suben a la habitación y acabo sentado en el suelo, con Naruto sosteniéndome para evitar que me caiga y Kakashi de médico improvisado. Sakura se queda fuera, dado que me tienen que desnudar casi por completo y lo más probable es que ella muriera por hemorragia nasal.

Duele. Cada vez que extraen una aguja siento el mismo dolor lacerante que cuando aquel chico las clavó, aprieto los dientes en un vano esfuerzo por aguantar, pero la cabeza me da vueltas y se derrumba hasta que topa con un hombro, el de Naruto.

O o o O

Tengo a Sasuke prácticamente echado en mi regazo. Es una situación tan parecida al momento del ataque que no puedo evitar que mi estómago haga cosas raras, el sudor frío se apodera de mí y me siento el ser más inútil del planeta. Sostener a Sasuke, sólo valgo para eso, soy patético. Su expresión de sufrimiento contenido es angustiante, tanto que no puedo evitar estrechar mi abrazo cuando Kakashi sensei pasa a ocuparse de las agujas de las piernas. Le agarro la mano y él me devuelve el gesto, aunque apretándola con tal fuerza que posiblemente no quede nada de ella cuando acabemos.

- La última -. Las palabras del jounnin seguidas del sonido de la aguja al caer en la jofaina parecen la señal que Sasuke esperaba para desmayarse. – Se pondrá bien -.

- Tendría que ser yo el que sufriera esta tortura y no él – musito, mientras Kakashi extiende un futon para el herido.

- ¿Eh? -.

- Se puso en medio, para que Haku no me alcanzase -. Frunzo el ceño cuando noto que mis ojos vuelven a humedecerse – Me protegió a costa de su vida -.

- Naruto, tranquilo, va a recuperarse -.

- Si el combate hubiera sido contra otro ninja, uno que no odiase matar, Sasuke estaría muerto de verdad y sería por mi culpa -.

Kakashi me quita a Sasuke de los brazos y le tumba en el futon muy despacio, aunque las heridas han sido vendadas pueden abrirse si no tenemos cuidado.

- Perder a los amigos y compañeros es algo que forma parte de la vida que has escogido llevar, Naruto, da gracias porque se te ha concedido la oportunidad de valorarles en su justa medida -. Mi maestro sonríe con tristeza – Sólo cuando pierdes algo es cuando te das cuenta hasta qué punto era importante -.

No sé qué contestar. Él ha perdido a tantos amigos que sabe bien de lo que habla, y yo no puedo ni imaginar el dolor de ver desaparecer uno a uno a mis compañeros, a aquellos que me sacaron del abismo de la soledad.

- Estoy cansado -. El jounnin se toca la pechera llena de sangre y mira por la ventana donde casi ha oscurecido – Yo tampoco he salido bien parado. Me gustaría que vigiles a Sasuke por si le sube la fiebre mientras duermo un poco, quizás eso haga que te sientas algo mejor -.

- Gracias, Kakashi sensei -.

Él me revuelve el pelo y abandona la habitación. Me pongo el pijama, escuchando las voces en la planta de abajo que anuncian el regreso de los dueños de la casa. Aún así, nadie entra en la habitación. Extiendo mi futon al lado del de Sasuke y me siento con las piernas cruzadas. Duerme tranquilo, así que mi mente ociosa empieza a regresar a los sucesos del día y a sacar a la luz una serie de interrogantes bastante inquietantes. Primero y fundamental ¿por qué Sasuke protegió a una persona, yo mismo, que supuestamente no soporta? La respuesta de "mi cuerpo se movió solo" no termina de convencerme; sé que a veces puedo ser un poco espeso entendiendo las cosas, pero juraría que en esta ocasión no tiene nada que ver.

Segundo. ¿Qué ocurrió entre el instante de la "muerte" de Sasuke y mi puño frenando ante la cara de Haku? Recuerdo fuego e ira, un odio ciego, ensordecedor y abrumante, jamás había deseado tanto algo como despedazarle a él, al ninja que había obligado a Sasuke a morir por salvar a...¿qué?... ¿un compañero?. Otra vez el mismo problema ¿por qué Sasuke me salvó? No lo entiendo y me empieza a doler la cabeza de darle vueltas a lo mismo. Da igual por donde comience mi razonamiento, todos acaban con la imagen de Sasuke convertido en un alfiletero y muriéndose en mis brazos.

El Uchiha creído duerme tranquilamente. Poso una mano en su frente y otra en la mía para comparar temperaturas, hum, parece que la única secuela de las agujas será debilidad temporal. Siento que empiezan a pesarme los párpados, ha sido un día muy duro, pero no debo dormirme, tengo que cuidar de Sasuke...

O o o O

Despierto despacio, a regañadientes, algo raro en mí que normalmente paso del sueño profundo a estar por completo despabilado. Aún es de noche, la tenue claridad de la luna llena ilumina la habitación. Percibo una presencia a mi lado, una respiración profunda y pausada. Giro la cabeza para encontrar el rostro de Naruto a un escaso palmo del mío; al intentar apartarme mi cuerpo apenas logra iniciar el movimiento, demonios ¿tan débil estoy? Recuerdo la horrorosa sesión de curación y me recorre un estremecimiento, no le deseo a nadie semejante experiencia; miento, a Itachi sí, y si fuera doble mejor que mejor.

Esto de estar despierto y tu cuerpo dormido es un verdadero incordio. Intento cambiar de posición y lo máximo que llego es a ponerme de lado, dando la espalda a ese dobe. Estoy así por su culpa, si no fuera tan debilucho e imprudente vencer al chico de la mascara habría sido mucho más fácil. Es tan frustrante.

"¿Por qué¿Por qué¿Por qué me has protegido?" El eco de las palabras de Naruto resuena en mi mente dándome dolor de cabeza, dado que no puedo responderme ni siquiera a mí mismo. Cierro los ojos e intento evocar lo sucedido. Veo a Haku precipitándose sobre Naruto para rematarle, ahora sé que es un suicidio intentar evitarlo, pero en aquel momento mi mente y mi cuerpo gritaron un "no" rotundo, no a volver a contemplar la muerte de alguien sin hacer nada, no a dejar morir a un amigo. Un momento ¿Naruto es mi amigo? .¡Argh! sólo estoy consiguiendo liarme más. Me entran ganas de darme cabezazos contra la pared, lástima que no tengo fuerza ni para arrastrarme hasta allí. Necesito hacer algo o me volveré loco.

A costa de un gran esfuerzo, consigo voltearme de nuevo para quedar cara a cara con el que seguramente se supone tendría que cuidarme. Extiendo la mano y le arreo un collejazo de los históricos; emite un quejido, se lleva las manos a la cabeza, cubierta por ese ridículo gorrito, y me mira con los ojos nublados por el sueño. Parpadea un par de veces y, al final, sonríe amplia y tontamente.

- ¿Cómo te encuentras? -.

Desconcertado, enojado y más perdido que tú el día de la madre sería una descripción bastante acertada, aunque prefiero guardármela para mí.

- ¿Tú qué crees, dobe? – gruño – Quiero agua -.

- Ah, enseguida -.

Se incorpora y, bostezando, procede a llenar un vaso en algún sitio fuera de mi campo de visión. Regresa y me mira interrogante un instante, como si esperase que me crezca un tentáculo que absorba el agua a distancia. Emito un sonido de impaciencia.

- Baka, no puedo moverme -.

- Lo siento -.

Baja su mirada a las manos que sostienen el vaso, de algún modo eso hace que me sienta mal. Es como si se disculpase por algo más.

- Sólo ayúdame a incorporarme -.

Deja el vaso a un lado, entonces pasa un brazo tras mi cuello y espalda y me sienta con relativa facilidad; ni siquiera espera a que se lo pida para acercar el agua a mi boca. Alzo una mano con dificultad y la pongo sobre la suya, indicándole hasta donde inclinar el vaso para no ahogarme.

- De verdad que lo siento – insiste en un susurro.

- ¿Qué exactamente? – pregunto, víctima de la curiosidad.

- Que estés herido... yo... es culpa mía después de todo, así que, supongo, es normal que estés enfadado conmigo... o que me odies... otra vez... porque dijiste "te odiaba" y eso es que ahora no – dice de manera inconexa – Cuando te desplomaste y no respirabas... yo... -.

Parece sinceramente afectado por lo ocurrido.

- La gente sale herida en las misiones – intento quitarle importancia, aunque no sé por qué, bueno, sí, entonces me estaba muriendo y dije unas cuantas cosas que no habría soltado en condiciones normales y mucho menos delante del usuratonkachi.

- Kakashi sensei dijo eso, y también que ver morir a tus amigos forma parte de ser ninja -. La inseguridad en Naruto se convierte en una mezcla de rabia y frustración – Me niego. No quiero que nadie me proteja y muera por mí, no lo necesito. Jamás volveré a dejar que hagan daño a una persona importante, mucho menos matarle. No podría soportarlo... -.

¿Una persona importante¿Yo¿Para él? Guardo silencio. Es una de esas raras ocasiones en que Naruto muestra su parte oculta, aquella que se escuda tras las sonrisas despreocupadas y su irritante entusiasmo, la que me recuerda un solitario niño sentado en un columpio contemplando el vacío. Odio cuando se comporta así, triste y retraído, porque deja de ser él mismo, y como tantas otras veces yo intento evitarlo de la única forma que conozco.

- Usuratonkachi – mascullo y le propino un débil topetazo en la frente.

Naruto arquea las cejas.

- Es absurdo dar vueltas a lo que pudo haber sido, estoy vivo ¿no, pues hazte más fuerte y deja de ser una carga, no estaré siempre para salvarte el trasero, dobe -.

Ahora parece sorprendido, entrecierra los ojos y sonríe con esa mueca zorruna suya. ¿Qué está pasando por esa cabeza descerebrada? Me temo lo peor.

- ¡Sasuke no baka! – exclama en voz baja antes de abrazarme como si fuera un maldito peluche.

- ¡Argh¡suelta Naruto o te mato! -.

- No lo creo, no puedes ni mantenerte sentado tú solo mucho menos serías capaz de atizarme -. Intuyo que la sonrisa persiste aunque no le vea la cara – Me has insultado y como estás herido no puedo pegarte, así que he optado por otra cosa que a ti te repatea por completo: el contacto físico con otra persona -.

O o o O

Sasuke no contesta. Soy genial, he conseguido molestarle y él no puede hacer nada. Jeje... ¿...? Empiezo a pensar que no soy tan genial hasta llegar a la conclusión de que me he metido en una situación de lo más rara, más que Gai sensei y ya es decir. Sasuke acaba de devolverme el abrazo, gran problema, "Sasuke" y "abrazo" son incompatibles en la misma frase. Seguro que alguna de las agujas ha terminado por afectarle al cerebro¡mierda, Sakura-chan me mata, de ésta no salgo vivo.

- Etooo... ¿Sasuke...? -.

- ¿Hum? -.

- ¿Te encuentras bien? -.

- Sí, si te callases por una vez -.

Decido obedecerle. Ha pasado por una experiencia traumática y prefiero no alterarle no vaya a ser que se ponga peor por mi culpa.

La verdad es que no resulta desagradable estar así. Se siente bien, cálido. No me han dado muchos abrazos en mi vida, creo que los podría contar con una mano, así que quizás le doy demasiada importancia por eso. Puedo notar la sosegada respiración de Sasuke en como llena sus pulmones, pero también en el aliento que cosquillea junto a mi cuello. Me adormezco casi sin darme cuenta y creo que el Uchiha va por el mismo camino. Qué distinto es esto a la angustia de esta misma tarde, ahora siento el fuerte latido de su corazón y no un débil eco que se apaga. Está vivo. Cierro más los brazos en torno a él y emite un pequeño quejido.

- Lo siento, las heridas... – digo, apartándome al instante.

- No te preocupes – su voz suena soñolienta.

- Será mejor que duermas, si mañana tienes ojeras Kakashi sensei me echará la bronca, y Sakura-chan posiblemente me masacre -.

Le tumbo con cuidado y le tapo con la manta. Sonrío a modo de buenas noches antes de arrebujarme dentro de mi propio futon; estoy a escasos dos palmos de distancia de Sasuke y, de repente, esa distancia se convierte para mí en un vacío infinito... me temo que el reciente estrés y la falta de sueño no son buena combinación.

- Si necesitas algo me despiertas – musito en dirección al pálido rostro.

Sasuke me devuelve una mirada rara. Cierro los ojos y procuro retomar el sueño. Entonces sufro en síndrome de la lavadora, es decir, cuando estás en la cama y no consigues ponerte cómodo y empiezas a dar vueltas como si fueras una lavadora en modo centrifugado.

- ¡Naruto, para de una maldita vez! – me increpa Sasuke.

- Es que no encuentro la postura para dormir -.

- Pues bien que casi te quedas dormido antes -.

Por algún extraño motivo, su comentario me hace enrojecer y agradezco la oscuridad que le impide verlo.

- Lo mismo digo -.

Sasuke gruñe algo incomprensible seguido del habitual "usuratonkachi", no sé por qué pero ese insulto suena cada vez menos a insulto cuando él lo usa. Sonrío ante su expresión malhumorada; quizás aún no pueda derrotarle, pero soy el único que consigue sacarle de quicio. Al final, decide girarse y darme la espalda arropado en un silencio ofendido.

Los minutos se alargan. Sigo despierto, y Sasuke también a juzgar por su respiración y los pequeños movimientos impacientes que hace. Recuerdo el plácido sopor que se ha adueñado de mí durante el abrazo, si ha funcionado una vez por qué no habría de funcionar una segunda, el problema es que Sasuke seguramente se enfade si intento usarle de peluche.

- Sasuke... -.

- ¿Qué? -.

- ¿Te importaría... esto... yo...? -.

- ¡Qué? – se pone boca arriba con gesto de fastidio.

- Pues como antes me ha dado sueño cuando te abrazaba¿me dejas que lo haga otra vez? -.

Apenas consigo reprimir las carcajadas¿dónde hay una cámara de fotos cuando la necesitas, la cara de Sasuke es digna de enmarcar ahora mismo.

- ¿Puedo? – insisto sin esconder una sonrisa de pura diversión.

- No estoy para bromas -.

- No es broma -.

El Uchiha parece meditarlo unos instantes escrutando mi rostro de tal forma que podría taladrarlo, como siga así va a activar el Sharingan, supongo que intenta asegurarse que no voy a tomarle el pelo.

- ¿Puedo? -.

- Puedes... – refunfuña – Pero como empieces a dar vueltas igual que antes te... -.

- Prometo que no me moveré, ni molestaré – afirmo feliz, pegando más mi futon al suyo y recolocando la manta.

- Túmbate boca arriba – indica Sasuke.

- ¿Qué? -.

- Te recuerdo que sigo herido y no me apetece ser aplastado por un descerebrado como tú -.

Obedezco ante el peso de su argumentación. Siento entonces como él se echa a mi lado, apoyando la cabeza sobre mi pecho y abrazándome por la cintura. Es como antes, una sensación extraña pero agradable. Le rodeo los hombros con el brazo, procurando no apretar sus heridas, y me relajo en busca del sueño.

Medio amodorrado aún pienso que es curioso que el pelo de Sasuke huela a agua de mar...

O o o O

Luz. Molesta. Parpadeo semi dormido en un intento de enfocar la habitación y orientarme. Apenas empieza a amanecer, pero esa escasa luz ha bastado para despertarme. Muerte a mi reloj interno.

Entonces es cuando reparo en el brazo que me rodea la cintura. Giro la cabeza y topo con un inocente rostro enmarcado por desordenado cabello rubio; toda la noche vuelve a mi memoria de golpe y me arranca un violento sonrojo. ¿Qué demonios me está pasando?

Naruto se remueve en sueños, murmurando inconexamente, y se abraza más a mí; su pelo me hace cosquillas en la cara, su aliento caldea mi cuello desencadenando una serie de imágenes en mi mente que autocensuro al instante. Debería apartarme, despertar al idiota que decidió anoche convertirme en su peluche particular, pero me quedo quieto, disfrutando de su presencia.

Tras un rato, eterno y paradójicamente corto, la respiración de Naruto cambia, anunciando que no tardará en despertar. Decido hacerme el dormido. Siento al dobe removerse, desperezándose despacio y como todo su cuerpo se tensa; je, acaba de darse cuenta de dónde está. Suelta mi cintura pero no se aparta. Una de sus manos se posa sobre mi frente provocándome un escalofrío y haciendo que abra los ojos involuntariamente, encontrando su rostro demasiado cerca del mío.

- ¿Sasuke, gomen, creo que te desperté – se disculpa con sonrisa amodorrada – Quería comprobar que no te había subido la fiebre -.

No contesto, desencadenando un silencio tenso. Naruto se sienta.

- ¿Cómo te encuentras¿puedes moverte? -.

Pruebo a sentarme yo solo, mis músculos protestan pero no resulta insoportable y consigo algo inseguro mi objetivo. Aún así soy consciente de que mi completa recuperación se demorará un par de días más.

La mano y el brazo sobre los que me apoyo deciden que ya está bien de ejercicio por el momento y fallan. No me habría hecho daño, pero Naruto impide que caiga de espaldas con una rapidez inaudita para alguien que aún parece encontrarse en el séptimo sueño. Su contacto me perturba cada vez más, cierro los ojos y respiro profundamente en un intento por centrarme.

- Creo que no deberías intentarlo de nuevo hasta mañana, tu cuerpo aún no responde bien -. Su voz suena preocupada.

- Estoy bien – gruño.

- Lo dudo -.

Le miro enojado y le aparto con un empujón que no afectaría ni a un niño.

- No necesito tu ayuda, eres un estorbo -.

Sin embargo, son mis palabras las que le hacen retroceder con una expresión mezcla de sorpresa y disgusto. No llega a contestarme, ya que en ese instante Kakashi entra por la puerta.

- Buenos días chicos, hum, parece que te encuentras mucho mejor, Sasuke – comenta despreocupado, aunque puedo reconocer esa chispa en su ojo que apunta a que piensa más de lo que dice – En ese caso, te llevaré a que te des un buen baño¿te apañas solo o quieres que Naruto...? -.

- ¡Puedo yo solo, no soy un bebé! – grito antes que termine la frase y enrede aún más mi pobre cabeza.

- Vaya, nos hemos levantado con mal genio hoy – suspira nuestro sensei – Bueno, en ese caso ya te bajo yo; Naruto, tú descansa un rato más si quieres o ve a desayunar, no hay prisa -.

- Creo que desayunar no estaría mal – ríe Naruto, cuando su estómago protesta recordándole que ayer no cenó.

Kakashi me coge en brazos y salimos de la habitación. Echo un último vistazo a Naruto, obteniendo como resultado que me haga burla seguida de uno de sus gestos de enfado cómico.

La verdad es que necesito un baño, apesto a sangre y agua de mar.

O o o O

La puerta se cierra y mi máscara cae. A veces Sasuke puede llegar a ser la persona más cruel del mundo; "estorbo", eso me ha llamado y, aunque me duela reconocerlo, creo que tiene razón. Soy débil... de niño era más fácil huir o que me protegieran. ¿Acaso sigo siendo el mismo crío?. Cuando lo de Mizuki, juré que nunca más las personas que son importantes para mí saldrían heridas por protegerme como hizo Iruka sensei; pero ha vuelto a ocurrir, otra vez, y Sasuke... él me aborrece como los demás. Lo odio, odio sentirme así.

Aparto de un manotazo las lágrimas que han conseguido escapar de mis ojos y me armo con mi sonriente máscara antes de bajar las escaleras mochila al hombro.

- Ohayo Naruto – saluda la madre de Inari.

- Ah, ohayo -.

- ¿Quieres desayunar? -.

- Hai, arigato, cualquier cosa servirá, quiero salir a dar una vuelta -.

Un plato repleto de alimento aparece ante mí acompañado por un vaso de leche. La mujer me sonríe, seguro que por mi gesto de sorpresa.

- Ayer gastaste mucha energía, primero nos salvaste a Inari y a mí, y luego a mi padre y tus amigos, ahora debes cuidarte tú un poco -.

- Yo no... -.

- Tu sensei y Sakura dicen que fuiste tú quien derrotó a uno de los ninjas más fuertes -.

- No ocurrió exactamente así – musito, llevándome arroz a la boca.

Entonces ella me revuelve el pelo como a veces hace Iruka sensei. Tomo más comida para esconder las renovadas ganas de llorar. Soy un imbécil.

- Ocurriera como ocurriera, todos estamos bien, no merece la pena entristecerse pensando lo malo que pudo suceder -.

Malinterpreta mi estado de ánimo, es cierto que ando bajo de moral pero ya no es por lo de Haku y Zabuza. Sasuke tiene la culpa, él y esa maldita mirada de rechazo; discutimos casi siempre, pero jamás imaginé que me mostraría el mismo desprecio que el resto de aldeanos. Al encontrarse mejor esta mañana y pensarlo con calma lo más seguro es que me culpe de sus heridas, de su "muerte".

Termino de devorar mi desayuno y esbozo una sonrisa de agradecimiento hacia la madre de Inari, luego salgo corriendo de la casa en busca de un poco de la soledad que tanto odio.

Hace un día espléndido. Remonto el curso del río hasta un lugar cómodo para bañarme. Escojo un árbol grande para esconder mi mochila con la ropa, después salto al agua con un grito de diversión.

- ¡Fría! – chillo, al salir a la superficie.

Más que fría, está helada, lo suficiente para despejarme la mente. Nadar solo es aburrido, así que uso el Kage Bunshin y organizo una batalla acuática con mis replicas. Juego durante un buen rato, hasta la extenuación. El solecito invita a tumbarse sobre la hierba, sólo un poco, para reponer la falta de sueño...

- ¡Naruto no baka! -.

Entre el susto y el golpe en la cabeza casi me muero. Sakura-chan en modo agresivo da auténtico pavor.

- Sakura-chaaaan – protesto - ¿Por qué me pegas? -.

- Porque llevas desaparecido todo el día, atolondrado -.

La posición del sol indica que la hora de comer pasó hace bastante, pues sí que necesitaba descanso.

- Lo siento, no era mi intención, me tumbé a secarme y me dormí – sonrío en un intento de evitar un nuevo puñetazo de la pelirrosa – Gracias por salir a buscarme -.

- De nada... -.

Subo al árbol a por mis cosas; menos mal que no me quité la ropa interior o Sakura-chan me habría puesto en órbita por exhibicionista.

- ... aunque la idea fue de Sasuke-kun, yo ni me di cuenta de la hora que era hablando con él -.

Mi estómago decide ponerse a comprobar en cuantos nudos puede retorcerse. Agarro con fuerza mi mochila y salto a tierra.

- ¿Sa-Sasuke? -.

- Sí, dijo que no dormiste mucho y que con tu facilidad para echarte siestas lo más probable es que te devorase un oso o algo – explica ella con sonrisa divertida.

- Seguro que lo que ocurre es que echa en falta a su criado – gruño.

- No digas eso, Sasuke-kun se hirió ayudándote en combate, lo menos que puedes hacer es atenderle -.

- Deberías ocuparte tú¿no te gustaría? -.

- Es lo que he hecho en tu ausencia, baka, pero hay cosas que yo no puedo hacer, como dormir en la misma habitación para atenderle por la noche o acompañarle al baño -.

Esto último lo dice con un lindo sonrojo que me hace reír, ella también se ríe avergonzada.

Es agradable regresar dando un paseo con Sakura-chan, está de buen humor por haber pasado mucho tiempo con Sasuke, aunque también es verdad que cada día se porta mejor conmigo; si no tuviera esa obsesión con el Uchiha creído quizás yo podría llegar a gustarle.

- Tadaima – canturrea Sakura-chan al entrar en la casa.

- Okaeri – nos saluda la madre de Inari.

- ¿Y los demás? – pregunto.

- En el puente, a todo el mundo le ha entrado fiebre laboral y tu maestro dijo que prefería vigilar por si aparecía algún vengativo hombre de Gatoh; no llegarán hasta la hora de la cena -.

- Yo puedo ayudar con la comida - se ofrece al momento Sakura-chan. – Y tú – me mira amenazadora – deberías subir y disculparte con Sasuke-kun -.

- ¡Qué, ni de coña yo... -.

- NARUTO -.

- Ya voy, ya voy -.

Subo corriendo las escaleras, cuando a Sakura le sale ese aura roja da más miedo que Kyuubi, sin embargo me detengo ante la puerta de la habitación. Sacudo la cabeza. ¿Acaso tengo miedo de Sasuke¡nunca!. ¿Entonces por qué estoy nervioso?

Abro despacio y localizo al Uchiha sentado junto a la ventana, cómodamente instalado con mi futon a modo de respaldo y una manta cubriéndole hasta la cintura, las vendas asomando por las mangas de su camiseta azul. Gira la cabeza para ver quién ha entrado.

- Veo que Sakura te encontró antes que te comiera un oso -.

No le contesto. Suelto mi mochila en un rincón junto con la chaqueta.

- ¿Necesitas algo, sino bajaré a echar una mano – digo completamente serio.

- Quédate -.

- ¿Qué? -.

- Llevo todo el maldito día soportando a Sakura -.

- ¿Y eso qué tiene que ver con que me quede? -.

- Si bajas, ella sube -.

- No creo, está ayudando con la cena -.

Eso parece dejarle sin argumentos. Baja la mirada, a sus manos crispadas sobre la manta. De verdad quiere que me quede, pero el tío es tan rematadamente orgulloso que jamás lo pediría. Los animalitos desvalidos suelen inspirarme compasión, así que cierro la puerta y cruzo la habitación hasta sentarme de cara al Uchiha, debo ser masoca.

- ¿Contento? – gruño.

- No te habrás enfadado esta mañana¿verdad, usuratonkachi? -.

Sasuke es igual de seco y frío que siempre, aunque capto una ligera ansiedad en su voz.

- ¿Y qué? -.

- Que estaba de mal genio y lo he pagado contigo -.

¿Eso es una disculpa? Supongo que es lo máximo que llegará a decir, palabras como "lo siento" no deben incluirse en el vocabulario del clan Uchiha.

- Haberte dado cabezazos contra la pared -. Yo no pienso ponérselo tan fácil, que sufra un poco.

- No entiendo por qué estás tan molesto, si siempre nos estamos insultando -.

- Es por la forma en que lo dijiste – evito mirarle, avergonzado – Me apartaste como si fuera... basura -.

O o o O

Así que Kakashi tenía razón, Naruto estaba molesto por lo de esta mañana; parece que vive en otro mundo, en el Icha Icha por ejemplo, pero se entera de todo. Basura... este dobe... sólo le aparte porque... porque... ¿por qué¡demonios, al final lo de los cabezazos será buena idea.

- Ya te lo he dicho, no pretendía ser desagradable, no más que otras veces, sólo me pasé un poco porque me encontraba raro -.

- Un "lo siento, Naruto" habría sido más fácil de pronunciar que toda esa parrafada -.

Sonríe burlón; el cabello dorado alborotado e iluminado por el sol que se cuela por la ventana, le queda mejor así, sin la bandana, cayéndole algunos mechones sobre los ojos azules, rebelde como él mismo.

Naruto agita una mano ante mis narices para hacerme reaccionar.

- Sasuke, sin duda estás raro, te has quedado medio ido -.

- ¡Para ya, usuratonkachi! -.

Le agarro de la muñeca atacado de los nervios. Error, gran y tremendo error. Cada vez que le toco quiero aproximarme más y más y... Haku no me mató pero creo que sus agujas producen secuelas de algún tipo¡esto no es normal!. Tampoco lo es que Naruto ya no se ría, ni me mire, ni me insulte, ni intente liberarse. No quiero soltarle para que no vuelva a pensar que le odio o lo que sea que piense. Tengo la sensación que todo sucede a cámara lenta. Tiro de su brazo despacio para que se aparte si quiere y porque quiero verle los ojos, pero sigue sin mirarme y deja que le arrastre. Llega un momento en que, para no perder el equilibrio, Naruto apoya su mano del otro lado de mi cuerpo, entonces sí alza la mirada desencadenando remolinos en mi estómago. El tiempo se ha detenido, estoy seguro, porque quiero vencer la distancia que me separa de Naruto y no puedo, pero tampoco apartarle; es él quién acaba moviéndose, tan lentamente, que sólo me doy cuenta de ello cuando descubro su rostro casi pegado al mío. Veo inquietud y una gran incógnita reflejada en sus ojos azules, la misma que deben mostrar lo míos, "¿qué demonios está pasando?".

O o o O

N. de A.: Bwahahaha, sí, soy mala, os dejaré unos días con la intriga. Termino los exámenes el día 4, así que poco después actualizaré.

Si os ha gustado dadle al botoncito de ahí abajo, los que me mandaron review lo encontrarán convenientemente contestado en mi Livejournal, la dire en mi profile como siempre. Asias :-