¿Por qué? II
Así que Kakashi tenía razón, Naruto estaba molesto por lo de esta mañana; parece que vive en otro mundo, en el Icha Icha por ejemplo, pero se entera de todo. Basura... este dobe... sólo le aparte porque... porque... ¡demonios, al final lo de los cabezazos será buena idea.
- Ya te lo he dicho, no pretendía ser desagradable, no más que otras veces, sólo me pasé un poco porque me encontraba raro -.
- Un "lo siento, Naruto" habría sido más fácil de pronunciar que toda esa parrafada -.
Sonríe burlón; el cabello dorado alborotado e iluminado por el sol que se cuela por la ventana, le queda mejor así, sin la bandana, cayéndole algunos mechones sobre los ojos azules, rebelde como él mismo.
Naruto agita una mano ante mis narices para hacerme reaccionar.
- Sasuke, sin duda estás raro, te has quedado medio ido -.
- ¡Para ya, usuratonkachi! -.
Le agarro de la muñeca atacado de los nervios. Error, gran y tremendo error. Cada vez que le toco quiero aproximarme más y más y... Haku no me mató pero creo que sus agujas producen secuelas de algún tipo, ¡esto no es normal!. Tampoco lo es que Naruto ya no se ría, ni me mire, ni me insulte, ni intente liberarse. No quiero soltarle para que no vuelva a pensar que le odio o lo que sea que piense. Tengo la sensación que todo sucede a cámara lenta. Tiro de su brazo despacio para que se aparte si quiere y porque quiero verle los ojos, pero sigue sin mirarme y deja que le arrastre. Llega un momento en que, para no perder el equilibrio, Naruto apoya su mano del otro lado de mi cuerpo, entonces sí alza la mirada desencadenando remolinos en mi estómago. El tiempo se ha detenido, estoy seguro, porque quiero vencer la distancia que me separa de Naruto y no puedo, pero tampoco apartarle; es él quién acaba moviéndose, tan lentamente, que sólo me doy cuenta de ello cuando descubro su rostro casi pegado al mío. Veo inquietud y una gran incógnita reflejada en sus ojos azules, la misma que deben mostrar lo míos, "¿qué demonios está pasando?".
- ¡Sasuke-kun, Naruto! -.
La pequeña burbuja espacio temporal que hemos creado a nuestro alrededor estalla con la voz de Sakura. Naruto retrocede hasta encontrarse a sus buenos dos metros de mí, con una cara de espanto y desconcierto tan cómica que no puedo evitar concederme una breve sonrisa antes que la pelirrosa entre en la habitación.
- Chicos, la cena está lista y ya han llegado los demás, Kakashi sensei dice que Sasuke-kun se encuentra mejor y debería bajar; ayúdale a moverse, Naruto -.
- ¿¡Qué, ¿¡yo? -.
- ¡Sí y no vocees, ¡yo no puedo bajarle por las escaleras, zopenco! -.
- Pero... Sakura-chaaaan... -.
Reprime la risa, reprime la risa... tengo que repetirlo como un tantra para no estallar en carcajadas por culpa de esos dos y de la pequeña crisis psicológica que estoy padeciendo.
- Ni peros ni nada, le prometiste a Kakashi sensei que le cuidarías y vas cumplirlo -.
De repente, Naruto encuentra fascinantes sus pies, eso o intenta disimular el creciente sonrojo que se apropia de su cara cual ejercito invasor.
- Vale, ya le ayudo -.
- Perfecto -. Sakura me sonríe a mí – He preparado algunos onigiri de los que te gustan, Sasuke-kun -.
- Gracias, Sakura -.
Ella se muestra encantada y sale con un trotecillo alegre de la habitación.
- Eh, usuratonkachi, ¿iremos a cenar hoy o prefieres seguir ahí sentado convertido en un tomate? -.
- Deja de llamarme así, SASUKE-TEME, ¡y no soy un tomate! -.
- Si prefieres cereza también sirve -.
- ¡Argh, eres insoportable -.
- Al menos no berreo como cierto imbécil -.
- No berreo, grito, y es porque me sacas de mis casillas, Uchiha creído -.
Me río, apenas durante un instante, lo justo para traumatizar aún más a Naruto. Su gesto de sorpresa no tiene precio, ¿dónde hay una cámara cuando la necesitas?
- Sasuke, dime que no sufro de alucinaciones, ¿te has reído? -.
- Sí -. ¿Acaso es tan increíble?
- ¿Te encuentras mal, ¿quieres que avise a Kakashi sensei? -.
- No digas sandeces, dobe, me puedo reír como cualquiera – protesto, ligeramente avergonzado.
- No, tú no te ríes, tu repertorio se limita a sonrisa de autosuficiencia A: soy Uchiha Sasuke, adoradme; sonrisa agresiva B: voy a patearte el culo; o la rara sonrisa C: eso es gracioso, pero si me río romperé mi bonita cara -.
Ahora el que está rojo como un pimiento soy yo, ¿desde cuando este baka se dedica a clasificar mis sonrisas? Los gritos de Sakura desde el piso de abajo salvan el incómodo momento.
- Bajemos, o Sakura-chan va a enojarse de verdad – dice Naruto, agachándose para que pueda subir a caballito en su espalda – Al menos puedes ponerte en pie tú solito, ¿no? -.
- Claro que sí, baka, no soy tan inútil como tú -.
Odio no poder valerme por mí mismo. Consigo levantarme con algo más de soltura que esta mañana y dejo que el dobe cargue conmigo. Le rodeo el cuello con los brazos y apoyo la cabeza en su hombro, instantáneamente noto como sus músculos se tensan pero enfila pasillo adelante sin decir nada. ¿Puede estar sufriendo los mismos devaneos mentales que yo? No, es demasiado idiota, aunque "algo" le está pasando; si no hubiera sido por el grito de Sakura...
- Ohayo chicos – saluda alegremente Tazuna – Parece que nuestro joven herido ha mejorado -.
Ni Naruto ni yo contestamos, ¡la casa está llena de gente festejando! Parece que toda la aldea se hubiera embutido en la casa de Tazuna-san.
- Usuratonkachi, déjame al borde del tatami para que pueda sentarme -.
- No soy tu mula de carga, debería soltarte aquí en medio para que te arrastraras, tío borde – reniega el rubio.
- ¿Y ahora qué te pasa, dobe? -.
- Tengo un nombre y no es ninguno de los que tú sueles dirigirme, capullo -.
Sonrío de manera maquiavélica, una idea perversa cruza por mi mente y la pongo en práctica mientras "mi mula de carga" busca un lugar donde deshacerse de mí; acercó mi boca a su oreja y susurro.
- Allí, Naruto -.
O o o O
Grandísimo cabrón. Mi cara debe parecer un farolillo rojo a punto de salir ardiendo. Consciente de la cantidad de gente que nos rodea, le llevo a donde me ha indicado y huyo por la izquierda aprovechando la reaparición de Sakura-chan. ¡Mwahaha, que la soporte un rato, así sufrirá tortura que es lo que se merece por ser tan, tan, tan... (visión de profundos e idiotizantes ojos negros) ¡argh!
Sacudo la cabeza en un intento por aclararme, ni siquiera el refrescante aire nocturno consigue llevarse la sensación que ha desencadenado Sasuke; es como si mi cuerpo hubiera pasado de temperatura normal a bajo cero y a más de 40 en cuestión de un segundo. Abrazo mis piernas, que hace poco apenas conseguían sostenerme, y observo la noche.
¿Qué ha ocurrido en la habitación antes que Sakura-chan gritase? Recuerdo estar insultando al baka de Sasuke y, de repente, encontrarme casi encima suyo. Él todavía tiene la excusa del trauma post muerte-resurrección, pero ¿y yo qué? ¿Por qué me he acercado a él de esa manera? Socorro, que alguien me ayude, no entiendo nada...
- ¿Naruto? -.
Alzo la cabeza para encontrar a Kakashi sensei asomado por la puerta corredera, el griterío de la fiesta le rodea igual que la luz del interior.
- ¿Ocurre algo? -.
- No, nada –.
Hago mi mejor intento por sonreír pero debo fracasar estrepitosamente, ya que viene a sentarse a mi lado.
- No pareces tú, Naruto – comenta con suavidad – De lo contrario, estarías ahí dentro devorando comida, montando alboroto y discutiendo con Sasuke -.
Su nombre. Sé que Kakashi me ha visto fruncir el ceño, lo sé porque su ojo tiene ese brillo particular cuando algo le interesa.
- ¿Ha pasado algo con Sasuke? -.
- ¡Nooo! – exclamo aterrado; maldita bocaza la mía.
- Pues ese "no" suena a "sí" -.
- Hmpf -.
- ¿Es por lo de esta mañana? -.
- ¿Nani? –. Flipo en colores, va a ser que Kakashi sensei sí que puede usar el Sharingan para leer la mente y el pasado y el futuro de la gente, ¿será "ovnipresente", o como se diga eso? ¿nos habrá visto antes a través de las tablas del techo? Me da vueltas todo y acabo echado de espaldas respirando como si hubiera ido corriendo a Konoha y vuelto.
- Oi, tranquilo Naruto, debe ser serio para que estés hiperventilando -.
- ¿Hiper qué? -.
El jounnin parece sinceramente divertido con todo esto.
- A ver, ¿qué ha pasado? -.
- Naaaaaadaaaaaa -.
- Naruto –. Su voz suena a amenaza y no quiero ver a Kakashi cabreado otra vez, no, no, no, ya tuve bastante con lo de los cascabeles que casi me lo hago encima.
- No nos hemos peleado, si es eso lo que te preocupa, sensei... es sólo que... – frunzo el ceño incapaz de poner en palabras mi desbarajuste emocional – Es incómodo -.
- ¿Incómodo? -.
- Salvó mi vida a costa de la suya -.
- Aaaah, ¿por eso cuando has salido parecías un rábano con insolación? -. (N de A:Tuve que usarlo Kanari XD)
Emito un grito de protesta y amenazo con denunciarle a Hokage por meter la nariz donde nadie le llama.
- Me voy a dormir – decido cuando mi maestro lo único que hace es reírse de mí, sí, lo sé aunque lleve esa puñetera máscara.
- Huir no soluciona los problemas, Naruto, creí que ya lo habías aprendido -.
- Esto es distinto, no es un combate – replico ofuscado.
- No, no lo es -. Kakashi se levanta y mira al cielo un momento – Mañana os llevaré a visitar las tumbas de Haku y Zabuza. A Sasuke le hará bien andar para desentumecer los músculos -.
Murmuro un sonido de afirmación y subo a mi habitación en un par de saltos por el tejado. Haku y Zabuza. ¿Yo... sería capaz de morir por alguien? (Imagen mental de Sasuke) ¡Mierda! ¡Sal ya de mi cabeza! ¡No puedo más!.
Tan distraído voy que me escalabro al entrar por la ventana. ¡Itaiiii!. Había olvidado que los futones estaban ahí. Cojo el mío y lo extiendo en el centro de la habitación; mudo rápidamente mi ropa por el pijama y, con mi gorro de panda, me sumerjo bajo las mantas. La siesta de esta tarde me pasa factura, es decir, me sirve una buena ración de insomnio. Hum, si estuviera en mi casita de Konoha prepararía ramen, eso sí sería genial.
Procuro relajarme. Oigo el alboroto de abajo, las risas. No me importa mucho, estoy acostumbrado a observar y nunca participar. Además, no me siento con fuerzas para estar en presencia de Sasuke.
Alguien camina despacio por el pasillo. Cierro los ojos y me hago el dormido, paso de aguantar a Kakashi otra vez, pero él jamás hace ruido ¿quién entonces...? .La puerta cruje.
- Sakura, estoy bien, sólo quiero dormir – susurra la voz de Sasuke en un tono que denota impaciencia.
- Si te encuentras mal no dudes en avisar, ¿ne, Sasuke-kun? -. Sakura suena entre preocupada y desilusionada – Despierta a Naruto para que te ayude -.
- Hasta mañana -.
- Bye, bye -.
Mantengo la ficción de hallarme en el séptimo sueño. Respiro despacio, profundamente; eso, muy bien, relájate Naruto, que el Uchiha bastardo no se dé cuenta. Escucho los ligeros pasos de Sasuke, como coje su futon y lo desenrolla en algún punto indeterminado entre la ventana y mi espalda. Gruñe en varias ocasiones, seguramente porque sus músculos aún protestan.
- Oi, dobe -.
Ja, yo estoy durmiendo, que te atienda otro.
- Sé que estás despierto -.
No. Estoy dormido. De repente, una patada impacta directamente en mis riñones.
- ¡Sasuke baka! –. Me incorporo con unos severos instintos homicidas, que aumentan ante la sonrisa tipo A del bastardo.
- Ayúdame y podrás seguir fingiendo que duermes – dice, tranquilamente sentado en su futon.
- ¿Qué quieres? -. Mejor acabar esto cuanto antes.
- Necesito algo de ayuda para ponerme el pijama -.
(Naruto encefalograma plano mode on)
- Ni de coña –. Mi boca reacciona al mismo tiempo que mi cerebro.
- No te lo pediría si tuviera otra opción, ¿crees que me resulta divertido depender de otros para chorradas como ésta? -.
- Supongo que no, después de todo eres Sasuke-antes-muerto-que-pedir-ayuda... ah, lo siento, yo no... -. Soy un mete patas crónico.
- Olvídalo, dobe, sólo échame una mano -. No parece haberse enfadado.
Me traslado a su futon y aguardo instrucciones.
- Primero la camiseta – indica con voz neutra.
Como no puede alzar mucho los brazos, le saco primero una manga, luego otra, y lo último la cabeza. Bien, no ha sido difícil.
- Ahora las vendas, usuratonkachi -.
- ¿Nani? -.
- Kakashi dijo que esta noche debía dormir sin vendas, para que los músculos se recuperen con más facilidad -.
- Hmpf -.
Deshago el nudo y voy recogiendo venda. Ahora sí es inevitable tocarle, además tengo que inclinarme para pasar la venda alrededor de su cuerpo, así que opto por colocarme a un lado ya que es poco recomendable acercarme de frente con los precedentes de hace escasas horas. Se mantiene callado, sin mirarme. Piel tremendamente blanca, más a la luz de la luna. Sonrío inconscientemente.
- ¿De qué te ríes? -.
- Ah, no, nada... sólo que es gracioso el contraste de mi piel con la tuya, es como si repelieras la luz del sol -.
- Dobe -.
Le encasqueto el pijama en la cabeza bruscamente, sin desabrochar los botones ni nada. Sasuke termina de bajarlo hasta el cuello, aunque acaba muy despeinado en el proceso. Doy por perdida mi cordura mental.
- Ahora los pantalones -. Se desabrocha el botón y la cremallera.
Gran Hokage, ¿qué he hecho yo para merecer esto? Seguro que tengo al puñetero Kyuubi en celo o algo así y me afecta al cerebro. Me arrodillo ante Sasuke y agarro el pantalón por la cinturilla para tirar hacia abajo, él se recuesta hacia atrás y alza un momento las caderas para que pueda pasarlo; mis ojos tropiezan con los suyos, ¿estará pensando igual que yo que esta posturita es de lo más erótico festiva?
Termino de quitárselos y busco infructuosamente el pantalón del pijama. Más que nada para ocultar de una maldita vez los boxer blancos, algo más cortos y ajustados de lo que mi actual estado mental tolera.
- No busques, sólo uso camisa -.
- Ah... yo... me voy a dormir -.
- Coloca la manta antes, baka -.
- Te dije que no soy tu criado – exploto, harto de tanto insulto y mangoneo.
Sasuke sonríe con malicia. Le odio, pero acabo por obedecer aunque sólo sea por alejarme de él de una maldita vez. Aprovechando que estoy prácticamente encima, se medio incorpora para alcanzar a rozar mis labios con los suyos y luego envolverse en la manta dejándome con un palmo de narices.
O o O o O o O o O o O o O o O o O o O o O o O o O
Observo el mar mientras nos alejamos del País de la Ola. Sakura y Naruto no han dejado de incordiarse mutuamente desde que nos despedimos de Tazuna y su gente. Kakashi lee su libro sin que ello le plantee problemas al andar.
Echo un vistazo rápido a Naruto antes de poner de nuevo mi atención en el paisaje. No parece muy afectado, es más, lleva dos semanas ignorándome por completo, dos semanas en que yo mismo no he dejado de darle vueltas a lo que está sucediendo. Disfruto insultándole, picándole, hasta que no puede soportarlo y responde, entonces se da cuenta de lo que hace y regresa a su mutismo. La tensión entre ambos cada vez es más evidente; Kakashi nos mira como si fuésemos cobayas de un experimento, y Sakura no deja de opinar que estoy muy raro y si no padeceré secuelas por lo de Haku, algo que yo mismo me pregunto cada mañana.
Caminamos la mayor parte del día. Hemos permanecido demasiado tiempo en el País de la Ola, alargando una misión que supuestamente era de rango C. Seguro que Kakashi recibirá una buena bronca por parte de Sandaime por arriesgar nuestras vidas en una misión de rango A, aunque haya resultado realmente útil a la par que peligrosa, gracias a ella por fin puedo usar Sharingan.
Finalmente, cuando la oscuridad de la noche amenaza con tragarnos, acampamos en una zona boscosa relativamente cerca del lugar dónde tuvimos nuestro primer encuentro con Zabuza, la primera vez que pelee junto a Naruto.
Sakura y Naruto recogen algo de leña por los alrededores y enciendo el fuego en un momento usando una versión suave del Katon Goukakyuu no Jutsu.
- Voy a dar una vuelta -.
Dejo de extender mi saco y observo a Naruto y Kakashi.
- Es tarde Naruto, deberías cenar algo y dormir, sino mañana no habrá quien te despierte – aconseja el profesor.
- No tardaré, es sólo que... -. Me dirige una mirada tan rápida que creo haberlo imaginado – Volveré enseguida, Kakashi-sensei -.
Kakashi le deja ir. Me obligo a sentarme y comistrajear un poco en compañía de mi profesor y Sakura, pero mi atención sigue puesta entre los dos árboles por los que ha desaparecido Naruto. ¿Dónde se ha metido ese dobe? Terminamos de cenar y el rubio aún no vuelve.
- Sasuke -.
- ¿Hum? -.
- Ve a buscar a Naruto; si tan inquieto se siente que haga la primera guardia, pero no quiero a nadie de mi equipo pululando en solitario -.
Asiento y salgo disparado hacia la oscuridad. Soy un buen rastreador, pero aún así me cuesta dar con el camino que ha seguido ese baka. Por fin, llego a un pequeño claro, Naruto está sentado con la espalda apoyada en un árbol, mira al cielo y no parece haberse percatado de mi presencia. Me aproximo sigilosamente.
- Usuratonkachi -.
- ¡Uagh! -. Da un salto y queda tendido de espaldas en una posición tan cómica que me hace sonreír burlón - ¡Sasuke-teme, ¿quieres matarme de un susto? -.
- No es mi culpa si eres tan idiota de no sentir cuando alguien se acerca a ti, dobe -.
- Estaba distraído – reniega cual niño que ha sido pillado en una travesura.
- Estabas a punto de dormirte -. Hago un gesto con la cabeza – Vamos, Kakashi dice que vuelvas al campamento -.
- No me apetece -.
- Y yo no pienso estar haciendo de recadero toda la noche, usuratonkachi -.
- Pues regresa y déjame en paz, dile a Kakashi-sensei que no me has encontrado -.
Le miro con cara de "no he fallado una misión en toda mi vida y no empezaré con semejante estupidez".
- Deja de comportarte como un bebé caprichoso – le agarro del brazo y comienzo a tirar para ponerle en pie – Vamos -.
- ¡He dicho que no! -.
Emplea demasiada fuerza para deshacerse de mi presa, más de la que entraba en mis cálculos, resultado: hago uno de los ridículos más grandes de mi vida al perder el equilibrio y acabar muy poco dignamente encima de Naruto.
- ¿Contento? – gruño, mientras él ríe alegremente.
- No en especial, ¡pesas mucho, Sasuke! -. Patalea para recalcar su protesta.
Sin embargo, no consigue engañarme; su actitud despreocupada no es ni la mitad de auténtica que de costumbre, se escuda en ella. Estoy harto. Me giro hasta quedar a horcajadas sobre el rubio, me mira asustado repentinamente consciente de la situación.
- Sasuke, en serio, pesas -.
- ¿Quieres que me aparte? – le susurro al oído, lo que parece desarmarle completamente.
- Sí... -.
Una de mis manos le quita la bandana de la cabeza, permitiendo que mis dedos se deslicen entre los mechones dorados, pálidos a la luz de la luna. Naruto pone una expresión tan desvalida que parece que vaya a matarle en lugar de... de... ¡Oh, demonios! Hazlo de una maldita vez y quitémonos este maldito dolor de cabeza, si sale mal siempre puedo hacer que lo olvide aunque sea a golpes.
Me inclino y poso mi boca sobre la suya. Tiene los labios fríos. Rompo el efímero contacto casi enseguida, aunque siento como si se hubiese abierto un pozo en mi estómago, mezcla de triunfo y miedo. Sí, maldita sea, tengo miedo a equivocarme y que me rechace. Le observo. Se lleva una mano a la boca mientras evita mirarme a los ojos, el ceño levemente fruncido, ligero temblor.
Reconozco que para algunas cosas carezco de paciencia y esperar que Naruto procese un suceso inesperado es una de ellas. Me entran ganas de zarandearle para que reaccione, pero opto por levantarme y darle la espalda.
- Voy al campamento, Kakashi se preguntará dónde estamos – digo con mi voz vacía de emoción.
No hay respuesta. Empiezo a andar, notando como el pozo de mi interior crece amenazando con devorarme, sin embargo dos brazos surgen de la nada y me impiden caer.
- Espera -.
Me agarra del brazo. Miro por encima del hombro para encontrar los brillantes ojos de Naruto antes de sentir su boca en la mía, apenas unos segundos, porque retrocede y me mira parpadeando como si no terminase de creer lo que acaba de hacer.
- Etooo... yo... no es lo que parece -.
- ¿Y qué es entonces, dobe? -. Me burlo en un intento por que ambos volvamos a la normalidad, a los piques de siempre.
- No lo sé – confiesa, alborotándose el pelo con una mano inconscientemente - ¿Y tú? -.
Su pregunta me coge desprevenido. Evito mirarle directamente porque, por el calor de mi cara, sospecho que me estoy sonrojando como una puñetera colegiala.
- Tampoco lo tengo muy claro – murmuro.
- ¿Por qué me has besado entonces? – protesta Naruto.
Alzó la mirada y me convenzo que posiblemente él está más confuso y asustado que yo.
- Porque quería, ¿tú no? -.
- Bueno, eso no... yo... -.
- ¿Acaso lo hago tan mal? – sigo aferrándome al sarcasmo, lo único que parece remotamente normal, mientras vuelvo a acortar la distancia entre ambos.
Naruto observa mi movimiento con una mezcla de aprensión y desafío, aún ahora quiere demostrar que no es un cobarde.
- Ha sido demasiado breve como para... – se calla avergonzado. Sonrío divertido, esa impulsiva sinceridad crónica va a traerle más de un problema.
- ¿Breve, se puede solucionar -.
Inclino despacio la cabeza, dándole la oportunidad de rechazarme, pero me sorprende una vez más levantando el rostro para facilitar el acceso a su boca. Decido tomarme mi tiempo; con pequeños besos, voy probando sus labios. Soy vagamente consciente de los brazos que me rodean de forma insegura la cintura, mientras mis manos se pierden en el cabello rubio y mi lengua en el interior de una cálida boca. El calor se apropia de mi estómago.
La falta de oxígeno nos obliga a separarnos, aunque sus manos siguen agarrando por la espalda mi camiseta y mis brazos se apoyan perezosamente sobre sus hombros, permitiendo que una rebelde mano juegue con su pelo. No decimos nada, una frente apoyada contra la otra.
- Besas fatal – sonríe Naruto.
- No te he oído protestar antes -.
- Porque me gusta que me beses -.
Las mariposas de mi estómago deben estar mutando a buitres o reproduciéndose como conejos.
- Supéralo – le reto, más por disimular mis nervios que por otra cosa.
Me devuelve una mueca zorruna bastante maliciosa, por no decir pervertida. Una de sus manos viaja hasta mi nuca y su boca reclama la mía con el mismo ímpetu que su dueño muestra en cada faceta de su vida. Ignoro como lo hace, sólo que mi mente se nubla y las piernas amenazan con dejar de sostenerme como siga besándome con esa intensidad. A pesar de mí mismo, emito un gemido dejando caer hasta la última de las máscaras tras las que me escudo día a día.
Cuando su beso concluye, percibo en sus ojos azules un extraño brillo rojo; es una mirada posesiva, casi salvaje, que termina por anularme completamente.
- Sasuke -. Su voz en un dulce y peligroso ronroneo - ¿qué te ha parecido? -.
- Hmpf – reniego, ¡antes muerto que reconocer que besa mejor que yo!
Ríe alegremente.
- Regresemos, es tarde – decido, apartándome de su abrazo.
- ¿Ya? -.
Parece un crío al que acaban de quitarle un caramelo, yo no soy un caramelo, es más, odio el dulce. No debería haberle besado, porque ahora vendrán más preguntas, más dudas, más problemas, y yo no necesito eso, tengo que matar a Itachi.
- ¿Quieres explicarle tú a Kakashi dónde hemos estado y haciendo qué? -.
- Va a ser que no – replica, echando a andar a mi lado – Sasuke -.
- ¿Qué? -.
- Sigo sin entender muy bien qué ha pasado -.
- No ha pasado nada -. Mejor cortarlo ahora que más adelante.
- ¿Nani? -.
- Ya has oído, olvídalo -.
- No quiero -.
Le dirijo una mirada severa.
- Nuestra vida se complicaría demasiado, tú tienes tus objetivos y yo los míos -.
- ¡Pero me has besado! -.
- ¿Y? -.
- Eres un auténtico baka, Sasuke -.
Me encojo de hombros, que piense lo que quiera.
Una vez en el campamento y tras la charla de Kakashi, nos metemos cada uno en nuestro saco de dormir. Sé que he hecho lo correcto, después de todo, seguramente lo que ha sucedido se deba a la experiencia traumática y pasar demasiado tiempo juntos llevándonos tan mal. Cuando volvamos a la aldea regresará la normalidad... o eso espero.
O o o O o o O o o O o o O o o O o o O o o O o o O o o O
N.de A: Lo sé, tardé mucho en actualizar y realmente el capítulo es un asco ToT. He de reconocer que los personajes se me desmadraban bastante y tardé en conseguir algo que remotamente me pareciese decente. Advierto que tiene continuación, no más de dos capítulos más, también muy breves. Quizás en el último me atreva con el lemon, aunque ni siquiera lo he intentado con parejas hetero porque siempre me salen cosas que considero de telenovela barata.
Gracias por leerme, y gracias por reviewearme. XD
Ja ne!
