Bueno, para no extenderme tanto aquí, habrá una nota al final del cap explicando porque es que estuve tanto tiempo sin subir ninguna actualización, pero no me voy a extender mas, les doy saludos, y espero que disfruten el capitulo
Capitulo 8: conversación en Santa Mónica y llegada al inframundo
Ya estando Zoe sentada con el libro abierto entre sus piernas y con la atención de toda la sala enfocándose en ella para escuchar la narración, se sonrojo un poco al ser mirada con esa intensidad mientras suspiraba antes de empezar a leer, bajo la mirada algo sorprendida de su patrona, ya que nunca llego a pensar que ella tomaría la decisión de leer el dichoso libro.
Capítulo 8: Highway to Hell
Sigo creyendo que este taxista es pariente lejano de las hermanas grises. Apenas le entregué mi tarjeta verde que me dieron en el hotel Loto, su cara se transformó de una apática a una lo suficientemente brillante como la de Apolo cuando espía a las cazadoras.
¿Por qué? Bueno…digamos que el símbolo de infinito que apareció en su taxímetro, fue lo necesario para dejarlo con la boca abierta. Cosa que tampoco pasó desapercibida para Grover y Clar, quienes también tenían sus rostros cómicamente desfigurados ante la demostración.
¿La reacción en consecuencia? Sacaron sus propias tarjetas y empezaron a adorarlas y hacerles mimos, haciendo que me ría desaforadamente para vergüenza de ellos.
Esto hizo reír a muchos mientras que por la vergüenza Grover se sonroja mientras que clarisse también sonrojada les decía a los que estaban cerca de ella que se callaran si no querían ser golpeados, cosa que cumplieron con algo de esfuerzo debido a que algunos todavía temblaban del esfuerzo por aguantar las risas, ya después de unos minutos estando ya todos calmado se pudo seguir con la lectura
-¿A qué parte de Los Ángeles…esto, su alteza? – me preguntó el taxista, aún con los ojos brillándole, haciendo que me ría un poco más.
-Al embarcadero de Santa Mónica. Si no es mucha molestia. Y si puede llevarnos los suficientemente rápido, puede que tenga una generosa propina- le digo tranquilamente, disfrutando de la cara de pura felicidad que contrajo el sujeto.
Creo que no debí decirle eso…con una vez fue suficiente, pero realmente quería acabar con esta maldita misión lo más rápido posible. A lo que me tuve que aguantar los dolores que generaba mi pecho debido al movimiento errático del automóvil.
El cuentakilómetros del coche no bajó en ningún momento de ciento cincuenta por el desierto del Mojave. Debo admitir que la visión de una planicie árida no es de lo más entretenido. Más si la piedra que vi a principios del viaje parecía repetirse cada quinientos metros.
-bueno, al menos dudo que duren mucho tiempo viendo ese paisaje si el taxista va a esa velocidad- dijo Hermes con una sonrisa divertida al escuchar lo que piensa el chico, sabiendo que al menos llegaran no tendrán que soportar mucho esa vista
-si, en el primer viaje nunca habríamos llegado tan rápido, aun estando apurados por tener el tiempo en contra- comento Grover para responderle al dios de los ladrones, el cual asintió con una pequeña sonrisa en su rostro
En la carretera tuvimos tiempo de sobra para hablar. Escuchamos a Grover hablar sobre sus sueños de ser el que encuentre a Pan, y restituir así la naturaleza a su antiguo esplendor. También nos burlamos durante un buen rato sobre su enamoramiento con Juniper, y de que tan buena pareja hacían juntos.
Clar nos contó sobre su madre, quien vivía en Arizona, a quien iba a ver luego de terminar las vacaciones de verano. Habló sobre sus deseos de querer ser una bailarina, a pesar de no ser muy buena, a lo que me tuve que morder la lengua para evitar demostrar mi opinión sobre sus maravillosas habilidades en la danza. Nos relató también, como fue que el entrenador Hedge la encontró siendo una niña y la presentó a su esposa. Ahí traté de no decirle en como ella se convertiría en la madrina del niño que los sátiros iban a tener.
Esto hizo sonrojar un poco a Clar, que se alegro de saber que sería la madrina del sátiro que la llevo al campamento, y varios se rieron en voz baja de ella al verla con el rostro rojo, pero solo una mirada de ella los hizo callarse, logrando sacar sonrisas de algunas chicas que se percataron de su acción
Dejábamos atrás eriales. Cruzamos una señal que ponía: "FRONTERA ESTATAL DE CALIFORNIA, 20 KILÓMETROS".
Ver ese cartel me advirtió que estábamos a punto de llegar a mi encuentro con la mensajera de mi padre. Nos es que me queje, pero el hecho de introducirme en un lugar lleno de basura y contaminación no es muy de mi agrado. No le cuesta nada a mi padre o a Deméter tomarse como mucho unos veinte minutos y purificar ese lugar.
-Entonces, creo que deberíamos hacer un listado de los hechos que tenemos completa seguridad con respecto a la desaparición de los símbolos de los olímpicos- les digo a mis compañeros luego de manipular sutilmente la niebla para que el chofer no oiga nuestra conversación.
-Umh…primero que nada… ¿cómo es que sabias que a Hades le habían robado también? – me preguntó curioso Grover, a lo que tuve que responder con mi mentira piadosa ya preparada en caso de que me cuestionen sobre eso.
-muy bien Hermes, tu y yo en verdad tendremos una charla sobre todo lo que le has enseñado a mi hijo, ¿entendido?-le dijo Sally a Hermes en un tono calmado, pero que dejaba ver que estaba muy en desacuerdo con lo que hizo el dios, el cual, visiblemente asustado, asintió con su cabeza, haciendo que Afrodita, Artemisa, Atenea, y las semidiosas que estarán casadas con su hijo les saliera una sonrisa divertida al ver la reacción de Hermes
-Bueno, en realidad fue un tiro en la oscuridad. Me parecía muy raro que Alecto me atacase en el museo y luego en el autobús. Puede que obedezca órdenes de Zeus, pero su verdadera lealtad está con Hades, y por la forma en que estaba tan desesperada por hallar el objeto me dio la sensación de que no era solo un símbolo el que habían robado- les digo, poniendo mi mejor cara de concentración, lo cual incluía un ceño fruncido y una inclinación de cabeza, como si estuviese mirando al cielo.
-Quieres decirnos… ¿qué por una corazonada tuya, nos enteramos de que robaron dos símbolos y qué por ello pudiste hacer ese trato con la furia? – me preguntó con un tono de asombro Clar, la cual se me acercaba de a poco a mi lado, poniéndome nervioso. ¡Diablos! ¿Por qué siempre debe actuar de manera tan extraña cuando hago algo sin pensar?
-Ehhh… ¿sí? – ¡Dios! ¡Zeus! ¡Papá! ¡Caos! Alguien que me ayude, ¡una mujer que me mira con ojos depredadores me está acorralando contra la ventanilla del taxi!
Bien. Ahora uno pensaría que Clar me golpearía hasta quedar desmayado por actuar tan imprudentemente. Pero el caso es que no puedo decirle que ya sé lo que pasará, y que, por ende, puedo contrarrestar los hechos. Cierro los ojos y levanto mis brazos cubriendo mi cara, en un esfuerzo para aguantar la fuerza de sus golpes. Solo para quedar sumamente anonadado ante lo que ocurrió segundos después. Ella había bajado lentamente mi pobre protección y tomo mi cara entre sus manos, solo para besarme castamente, dándome una sonrisa tranquilizante.
Luego me golpeó en el estómago, y con ello se fue toda sensación de amor que sentí pasajeramente.
-bueno, eso te lo merecías, podrías haber hecho que nos mataran, aun sabiendo que habían robado el casco Grover y yo no lo sabíamos- dijo Clar en un tono de regaño siendo respaldado por Grover y por las semidiosas interesadas en nuestro idiota protagonista, y obviamente también apoyadas por las diosas, aunque estas no lo demuestren al publico
Estúpidas hormonas que hacen que me distraiga por su cuerpo hermoso.
-Está bien. Ahora que aprendimos que nuestro querido Percy nos salvó el trasero de morir a manos de los empleados de Hades, podemos comenzar ese listado de hechos- declaró Clar con una sonrisa satisfecha mientras tomaba mi mano luego de haber recuperado el bendito oxígeno que relajaba a mis pulmones.
-Para empezar, tenemos que hallar dos símbolos. Cuyos dueños son Zeus y Hades. De los cuales al menos uno culpa a Percy y a su padre de robarlo- comenzó Grover, lo cual me hacía feliz, pues estaba comenzando a recuperar su confianza.
-Y según la profecía que le dieron a Percy, debemos ir al oeste y encontrarnos con el dios que se ha revelado. Pero aún no sabemos quién es- lo siento Clar, pero tu padre es un cabrón muy manipulable, así que tendremos que hacerle frente una vez más.
-sí, Ares siempre ha sido bastante manipulable, y siempre ha sido un cabrón de nacimiento- se burlo Hermes de su hermano, haciéndolo enojar, y haciendo reír a muchos de los presentes excepto a los hijos griegos y romanos del mencionado dios de la guerra descontando obviamente a clarisse que se sonrojo de la vergüenza y a Frank que solo se limito a sonreír ampliamente por las palabras dichas por Hermes
-Solo para recuperar lo perdido y ser apuñalado por la espalda por alguien que dice ser mi amigo. Lo que descarta a mucha gente, pues luego de ser reconocido por mi padre, todos me evitaban como si tuviese ébola o algo por el estilo- en serio, más dramáticos no pueden ser. Está bien, estoy enfermo, pero tampoco es para tanto.
Quizás decir eso no fue necesario, ya que tanto Clar como sorprendentemente Grover, tenían cara de querer masacrar a los campistas por ser tan idiotas. Lástima que no puedo decirles que será Castellán, porque si no, me sentaría a ver como lo matan mientras como palomitas.
Esta vez no sabrán que fue lo que les salió mal, hasta el momento en que se den cuenta que están con mierda hasta el cuello.
-es un buen punto, tener el plan en secreto y actuar como alguien nuevo en campamento que obtuvo su primera misión, en verdad es un buen plan- halago Thalía, haciendo que Sally le sonriera, lo que causo que un sonrojo apareciera en su cara con una pequeña sonrisa de orgullo al ver la expresión de su futura suegra, ganándose los celos de sus "futuras hermanas" de familia
Al anochecer, el taxi nos dejó en la playa de Santa Mónica. Tenía el mismo aspecto que la última vez que vine por aquí, aunque ahora, debido a mi enfermedad olía peor. Había atracciones en el embarcadero, palmeras junto a las aceras, vagabundos durmiendo en las dunas y surfistas esperando la ola perfecta. Básicamente pedían a gritos que una medusa los pique o cortarse con una de esas botellas rotas que habían desperdigadas por toda la arena.
Sí, era un hecho el decirle a mi padre que venga a limpiar.
-si, definitivamente tendré que ir a limpiar, al menos para hacerle el favor a Percy, y que al menos los animales acuáticos que viven allí no sigan aguantando esa contaminación- dijo Poseidón, al saber que la playa de Santa Mónica estaba ridículamente asquerosa gracias a los humanos, cosa que también molestaba en gran medida a Deméter debido a su dominio en la agricultura, no le gustaba que los humanos ensuciaran y le hicieran mal a la tierra
Grover, Clarisse y yo caminamos hasta la orilla.
-Entonces, ¿ahora qué? - preguntó Grover.
El Pacífico se tornaba oro al ver como Apolo finalizaba su tarea diaria, para luego ir a emborracharse en algún bar perdido de los Estados Unidos. Pensé en cuánto tiempo había pasado desde que había estado frente al océano con una de mis esposas e hijos, disfrutando de la paz momentánea. Recuerdo que la primera vez era bastante escéptico con respecto a que algún ser superior pudiese controlar semejante cantidad de agua. Ahora podría reírme tranquilamente ante aquellos pensamientos juveniles e inocentes.
-bueno, es normal que al principio cualquiera de mis hijos semidioses piensen eso cuando son niños, ya después se acostumbran- dijo Poseidón divertido, mientras Hades y Zeus soltaban un bufido que solo fue captado por el mismo Dios del Mar que les miro mal por haber hecho eso
Solté la mano de Clar, le di un beso en la mejilla mientras le dejaba mi mochila y me metí una vez más en mi podrida vida en las olas contaminadas de esta playa.
Caminé hasta que el agua me llegó a la cintura, después hasta el pecho. A pesar de toda la suciedad, seguía siendo agua, por lo cual, relajaba la ligera tensión que se había producido en mi pecho.
Metí la cabeza bajo el agua.
Bajé hasta los bancos. No se veía nada allí en la oscuridad, a lo que me decidí dejarme llevar por las suaves corrientes, esperando a la llegada de la nereida. Mientras tanto, me puse a jugar un rato con un pequeño tiburón mako que pasaba junto a mi pierna, como si de un cachorro se tratase. Si no fuese porque el agua estuviese tan sucia, habría traído a Clar conmigo para qué disfrute de una nueva sensación…en esta línea temporal digo
-y me encantaría que me llevaras-digo Clar en un bajo tono de voz, que fue escuchado por los que estaban cerca de ella (ósea, 3 de sus hermanos fueron los que lograron escucharla, por lo que la vieron de reojo con una ceja levantada, ya que para ellos sigue siendo una faceta nueva el ver a su hermana mas ruda enamorada)
Entonces algo brilló en la oscuridad de abajo, algo que se volvía mayor a medida que ascendía hacia mí. El espíritu de agua que era muy parecida a mi madre me llamó:
-Percy Jackson- el verla y el oírla decir mi nombre me produjo un sentimiento de añoranza, ha pasado tanto tiempo desde que había sentido el cariño de mi madre esperándome en casa. Una de las tantas decepciones que hubo en mi vida, pues no pude protegerla de quienes la lastimaron.
Al oír estas palabras, sally empieza a soltar lágrimas de dolor por saber que murió, y al ver que su querido hijo aun sufre por la pérdida de ella, por lo que es consolada por Thalia, que era la persona más cercana a ella, que se entristecía al verla llorando, igual que a la mayoría de las personas presentes, excepto obviamente a algunos de los presentes (Heracles* y Octavian por idiotas y abusivos obviamente)
Siguió acercándose y su forma se hizo más clara. La melena negra ondeaba alrededor de la cabeza y llevaba un vestido de seda verde. La luz titilaba en torno a ella, y sus ojos eran bonitos y llamativos. También presté atención al hipocampo que montaba. Recuerdo cuando les enseñe a cabalgarlos a mis pequeños hijos.
Desmontó. El caballo marino y el tiburón mako se apartaron y empezaron a jugar a algo similar al tú la llevas. La dama submarina me sonrió.
-Has llegado lejos, Percy Jackson. Bien hecho- vaya… gracias, agradezco que estoy bajo el agua o vería un leve sonrojo. Debe de ser por su parecido con mi madre, cuando me felicitaba por algo que había hecho bien de niño.
Hice una reverencia. Tenía que mantener mi papel de jovencito que ve por primera vez las maravillas del mundo mitológico.
-Así que por el hecho de que estés aquí, debes de ser una nereida. Realmente quiero disculparme por confundirte allá en el río Mississippi- realmente ayuda un poco el demostrar que también puedo equivocarme en algunos aspectos intelectuales. No todos saben que las nereidas pueden estar en aguas dulces mientras que sus contrapartes no pueden acercarse a aguas saladas.
Ante este hecho muchos miraron a Poseidón con dudas, por lo que este, carraspeando la garganta responde la silenciosa pregunta
-bueno, la fuerza vital de las nereidas está conectada al océano, lo que les da cierta ventaja al ir a aguas dulces, pero no pueden adentrarse mucho ya que dicha conexión se va debilitando mas al adentrarse tanto a ríos como a lagos, pero las náyades, que no pueden ir a aguas saladas, las pueden ayudar de forma temporal a que su fuerza vital no se pueda acabar-
Respondió Poseidón, aclarándole la duda a los que la tenían, por lo que se siguió con la lectura
-Está bien niño, no tienes porqué disculparte. Soy una nereida, un espíritu del mar. No fue fácil aparecer tan río arriba, pero las náyades, mis primas de agua dulce, me ayudaron a mantener mi fuerza vital. Honran al señor Poseidón, aunque no le sirven en su corte- lo que agradezco, sino, vaya uno a saber cuántos niños más puede que tenga mi padre desperdigados por el mundo. Y ni hablar de su hermano el rayito luminoso.
Ante estas palabras tanto Anfitrite y Hera hicieron un bufido bastante sonoro, mientras que Poseidón al menos tuvo la decencia de parecer avergonzado, mientras que Zeus también le afectaron sus palabras, le molesto más que el chico se haya referido a el de esa manera tan insultante a su parecer
-Y ¿vos sí le servís en su corte? – se claramente la respuesta, pero al menos hasta que termine esta misión, debo de seguir actuando como un ignorante.
Asintió. A veces pienso que deberían de tener permiso para disfrutar de las distracciones del mundo, estar todo el tiempo metidas en sus trabajos es bastante cansador. Entre escuchar las rabietas de mi padre sobre su hermano, y los desvaríos de Delfín…es demasiado hasta para los fantasmas del campo de castigo.
-Hacía mucho que no nacía un niño del dios del mar. Te hemos observado con gran interés- …espero que esto nunca lo escuche Arty o Tena, ya que lo más seguro es que preparen una inquisición contra toda figura femenina acuática.
-Si mi padre está tan interesado en mí, ¿por qué no está aquí? ¿Por qué no habla conmigo? – repetí como la primera vez, sonando un tanto desconsolador.
Una corriente fría se alzó de las profundidades. Era padre tratando de consolarme, eso era lo bueno de él. Que a pesar de que las leyes le impidan verme, eso no lo detiene para demostrar su amor.
-al menos yo si muestro mi preocupación hacia mis hijos, no como otros que fingen desinterés hacia ellos- dijo el Dios del Mar mirando descaradamente a su hermano menor, que fingía ignorarlo como todo un profesional haciendo que la gran mayoría de dioses se molestara con el ya que ellos si se preocupaban por sus respectivos hijos a su propia manera
-No juzgues al Señor del Mar demasiado severamente. Se encuentra al borde de una guerra no deseada. Tiene muchos problemas que resolver. Además, se le prohíbe ayudarte directamente. Los dioses no pueden mostrar semejantes favoritismos- creo que puedo discernir en eso…hubo bastantes sujetos en la historia que dicen lo contrario, y uno de ellos se convirtió en un dios menor, a quien pronto voy a dejar eunuco.
-¿Ni siquiera con sus propios hijos? – cof Hércules cof Zeus cof.
-Especialmente con ellos. Los dioses sólo pueden actuar por influencia indirecta. Por eso yo te doy un aviso, y un regalo- que sea un permiso para descuartizar a Chase, por lo que más quiera, un permiso para matar lentamente a la perra en celo
Al oír como nombraban a Annabeth, todos se acordaron de que tanto ella como Luke seguían presentes, y maniatados, por lo cual ambos reciben un puntapié de un campista cercano, haciendo que ambos busquen al culpable, mirándolos a todos con furia acumulada por tenerlos como prisioneros
Extendió la mano y en su palma destellaron tres perlas blancas. Lo que me sacó una sonrisa inconsciente, esta vez no las usaré y las guardaré para mi amada ángel italiana.
-Sé que te diriges al reino de Hades. Pocos mortales lo han hecho y sobrevivido para contarlo: Orfeo, que tenía una gran habilidad musical; Hércules, dotado de enorme fuerza; Houdini, que podía escapar incluso de las profundidades del Tártaro. ¿Tienes tú alguno de esos talentos? – manipulo las moléculas de agua en el aire, las cuales se encuentran en todos lados excepto en el espacio, por lo tanto puedo desmaterializarme y reaparecer en cualquier lado que quiera. Y sin contar que soy un dios, pero a eso no puedo utilizarlo, por lo que iré con mi primera opción.
-Yo… pues no, señora- digo con voz quejumbrosa como la primera vez.
-Ah, pero tienes algo más, Percy. Posees dones que sólo estás empezando a descubrir. Los oráculos han predicho un futuro grande y terrible para ti, si sobrevives hasta la edad adulta. Poseidón no va a permitir que mueras antes de tiempo. Así pues, toma esto, y cuando te encuentres en un apuro rompe una perla a tus pies- puedo contradecir a mi padre con su primera sentencia, ya que vengo de un futuro bastante distópico ya siendo un adulto.
-venga, es verdad, he de suponer que como viene de un futuro que ya de por sí, no creo que tenga efecto en estos momentos, debió haber soportado todo lo que los Destinos le han enviado a través de los años, no me imagino que cosas duras habrá tenido que soportar- menciona Hestia, haciendo que Grover suelte un gemido de frustración, ya que es el único que tiene un conocimiento suficiente de varias cosas futuras, cosas que lo han hecho preocuparse un poco más ahora que ya sabe como termino todo para su mejor amigo
-¿Qué pasará? – repito una vez más. En serio, quiero terminar esta misión de mierda y ver a mis amores.
-Eso dependerá de la necesidad. Pero recuerda: lo que es del mar siempre regresará al mar- gran frase para los niños del mar, aunque no siempre sea cierto, si no miren a Teseo, creo que ser aplastado por una roca no tiene nada que ver con el mar.
-¿Qué hay de la advertencia? – creo que tratar de recordar cada palabra que he dicho anteriormente me está dando un tremendo dolor de cabeza, sin contar el hecho de que tengo que hacer frente al idiota de Ares todavía.
-Haz lo que te dicte el corazón, o lo perderás todo. Hades se alimenta de la duda y la desesperanza. Te engañará si puede, te hará dudar de tu propio juicio. En cuanto estés en su reino, jamás te dejará marchar voluntariamente. Mantén la fe. Buena suerte, Percy Jackson- suerte… ¡pfff! Lo único que existe son los hechos, los que ya pasaron para mí, y los que puedo generar ahora.
-¿porque me ponen a mí como el malo? Si yo solo controlo el inframundo y las almas que ingresan allí, a ellos si me gusta hacerles la muerte imposible, sobre todo a los que se la merecen, a mí los temas de los vivos no me interesan mucho, a menos de que sean mis hijos obviamente- menciona Hades algo molesto por las palabras de la nereida que lo mencionan, el no era así, bueno, si lo era, pero solo cuando estaba de muy mal humor, o cuando alguien lo cabrea, por lo que las personas a su alrededor solo miran al Dios del Inframundo, y no al que solo se encarga de su trabajo sin causarle problemas a nadie
Llamó a su hipocampo, montó y cabalgó hacia el vacío. Le deseo un buen viaje, pues lo más seguro es que tenga que aguantar a Delfín con sus charlas molestas. Pobre, pobre chica.
Nadé hasta la superficie. No quería hacer esperar a Clar y a Grover más tiempo, además de que quiero terminar esto ya.
Cuando llegué a la playa, mis ropas se secaron al instante. Les conté a Grover y Clarisse todo lo ocurrido pero esta vez no les enseñé las perlas. Las guardé rápidamente en mi mochila sin que se den cuenta. Total, iba a sacarlos del dominio de mi tío por mis propios medios.
-Debemos continuar con nuestra travesía, venga, ¡vamos! – digo, tomando la mano de Clar y dirigiéndome a la parada de autobuses que se hallaba a una calle de distancia.
Con algunas monedas que había en la mochila de Ares subimos a un autobús hasta West Hollywood. Mientras miraba atentamente las calles recorridas para no pasarnos de nuestro destino, el chofer me preguntó las mismas líneas que la primera vez.
-Me recuerdas a alguien que he visto en la televisión. ¿Eres un niño actor o algo así? – okey Percy, mantente serio…si esto lo llegase a escuchar Thals o Piper, no podría vivir un día más sin avergonzarme.
-Bueno, actúo como doble en escenas peligrosas…para un montón de niños actores- repito, tratando de desechar los pensamientos que habrían hecho al padre de Piper golpearme por defenestrar su querido trabajo.
-Oh! Eso lo explica- si no sabes qué tanto. No seré un actor de cine o cosas por el estilo, pero al menos se simular una cara de póker mucho mejor que los idiotas de Castellan o Chase.
Le dimos las gracias y bajamos rápidamente en la siguiente parada. Pude ver a Clar que tenía la cara roja de tanto aguantar la risa por lo sucedido, a lo que le di mi mejor cara de enojo fingido para que deje de burlarse de mí. Lo que funcionó a la perfección.
Caminamos a lo largo de kilómetros, buscando El Otro Barrio. Nadie parecía saber dónde estaba. Bueno, tenía que simular por un rato más el no saber la posición exacta del lugar, si no sería muy sospechoso de mi parte.
-venga, claro que sería sospechoso, que semidiós apenas reconocido sabe dónde queda la entrada al inframundo?- dijo Piper, siendo secundada por muchos de los semidioses allí presentes, al igual que por Hades, y estando ya en silencio Zoe siguió con la lectura del libro
Dimos unas vueltas más por unas calles, esquivando algunos coches de policías, hasta que nos detuvimos frente a un local de electrodomésticos. Creo que nunca en mi vida tuve que aguantarme tanto las ganas de tirarme al piso y reír como un maldito desquiciado.
Definitivamente la entrevista que le estaban haciendo al cabronazo de Ugliano iba a parar a mi álbum, una vez que lo descargue de internet e imprima una imagen en donde salía con la presentadora Barbara Walters en mi antiguo departamento.
-Vamos- me dijo Grover. Tiró de mí antes de que dejara escapar una sonora risotada, a la cual se estaba por unir Clar. Eres un aguafiestas G-man.
Cayó la noche y los marginados empezaban a merodear por las calles. Me daba pena verlos, actuando tan groseramente con la otra gente, creyéndose superiores por tener algo más. Si tan solo pudiesen ver a través de la niebla como Rachel, no estarían actuando de esa manera. A veces el miedo es la mejor cura para los engreídos. Como, por ejemplo, con el grupo de jóvenes que intentaban jugar a los matones.
-Eh, tú- ¿en serio? ¿Esa es la única manera que tienes para llamar la atención de un posible sujeto al que vas a intimidar? Ni siquiera Castellan es tan inútil.
Antes de que nos diéramos cuenta, estábamos rodeados por una banda. Seis chicos con ropa cara y rostros malvados. Como los de la antigua academia Yancy: mocosos ricos jugando a ser chicos malos. Creo que serían los esbirros perfectos para mi queridísimo abuelo. Gritando y llorando por no tener un auto nuevo, o en algunos casos, por no dejarles usar el trono.
La última vez recuerdo haber cometido de destapar a Riptide y querer atravesarlos de lado a lado.
Ante estas palabras Grover se palmeo la cara de vergüenza al recordar como Percy hizo el ridículo mientras que algunos lo veían con miradas divididas entre la diversión y la pena la saber uno de los mejores héroes de la actualidad trato de ensartar a un mortal con una espada de cobre celestial* y ya después de unas risas Zoe pudo seguir leyendo con tranquilidad
Esta vez, optaré por algo más simple y fácil.
Clarisse.
De alguna forma ella debe de liberar toda la tensión de la misión que ha venido acumulando desde que comenzamos. Y mejor que golpee a ellos que a mí.
Si me preguntan, yo no vi nada. No vi como Clarisse le rompió la nariz al jefe, ni tampoco vi como rompió tres rodillas y dos brazos de los cinco jóvenes restantes. Creo que Clar ni se dio cuenta el momento en el que le tomé una foto luego de dejarlos tirados en el suelo. A este ritmo, me va a faltar espacio en el álbum.
A medida que nos alejamos de la presunta escena del crimen, vi una tienda que me trajo viejos recuerdos. El local de venta de camas del amigo de Teseo.
-¿el amigo de Teseo? Grover, tú debes de saber quién es ¿no?- pregunto Bianca con curiosidad mientras el mencionado siente un escalofrió al recordar lo que había pasado en ese lugar la vez que entraron sin saber quién lo que pasaría
-si, se quien es, y es uno de los que más escalofríos me da, porque casi nos mata por haber sido descuidados-dice Grover pensando en el monstruo que se hace conocer actualmente por el nombre de Crusty
-entonces, ¿nos dirás quién es?- pregunto Bianca al saber que Grover si sabe cuál es la identidad de ese dichoso "amigo" de Teseo que menciona Percy
-nah, en el libro debe de estar su nombre, no tengo porque arruinar la sorpresa contándoselo a todos- dijo el Chico-Cabra, haciendo bufar de molestia a varios de los presentes incluyendo a la misma Bianca
Ahora me encuentro en un dilema. Puedo hacer caso omiso del maldito loco que le gusta estirar a la gente hasta matarlos, o puedo ir hasta allí con una excusa barata pero convincente y decapitar sin muchas molestias al pequeño enfermo.
Creo que tomaré esta vez la opción número dos, ya que lo más seguro que salvaré a futuros pequeños héroes que pasen por aquí. Pero tampoco dejando de lado el hecho de que libraré al mundo de un torturador.
-¿Percy? ¿Te encuentras bien? – me preguntó de repente mi bella princesa guerrera.
-Sí, tan solo espérenme unos minutos, quiero ir a averiguar en esa tienda el precio de algunas camas para el nuevo departamento que tendré con mi madre. No me demoraré demasiado- le digo convincentemente, mientras le daba un suave beso en la mejilla y me adentraba al lugar maldito.
Las camas de agua posicionadas una al lado de la otra. Con sus lujosos respaldares con detalles intrincados. Si no fuese por el pequeño detalle que su vendedor él un maniático desquiciado que gusta de ver a la gente descuartizada, este lugar generaría muchas ganancias.
-¿Hola? ¿Hay alguien aquí? – pregunto inocentemente una vez que entré al lugar de venta, poniendo mi mejor cara de perdido.
-¡Hola! Soy Crusty, ¡bienvenido al palacio de las camas de agua! ¿Qué se le ofrece querido cliente? – se presentó el idiota con una sonrisa un tanto reptiloide, la cual no combinaba bien con su vestimenta de los años setenta.
-¿Crusty? ¿En serio? ¿Quien se pondría ese nombre en su sano juicio?- menciono Clarisse con sarcasmo haciendo reír a unos pocos y sonreír a Grover
-el único loco con ese "nombre" es el monstruo Procrustes, que aterrorizaba y mataba a las personas en la ciudad de Ática haciéndose pasar por el dueño de una posada, y cuando las personas iban a la dichosa "posada" y se acostaban en la cama de hierro, el los ataba y las amordazaba para ver si eran del mismo tamaño de la cama, si eran más bajos, los martillaba o estiraba hasta matarlos, y si eran más altos, les cortaba las partes que según el "sobraban", y así hubiera seguido si no fuera porque Teseo lo hizo caer en su propio juego y lo mato al final de su viaje hasta Atenas*- menciono Hades, haciendo estremecer a muchos de los jóvenes semidioses, imaginando como hubiera sido enfrentarse a él, haciéndolos sudar un poco, mientras algunos veían a Grover, pensando en cómo salieron vivos la primera vez que lo enfrentaron
-Quisiera saber, si no es mucha molestia, el precio de la cama de agua que se encuentra justo detrás de usted- le cuestiono distraídamente, haciendo que se gire para fijarse a donde yo había indicado, dándome así, tiempo para sacar a Riptide.
-Oh! Veo que tienes un buen ojo muchacho, bueno, el precio de esa cam…- y nunca pudo terminar de hablar.
Pobre, creo que el haberle cortado la cabeza desde la altura de la boca no fue de mucha ayuda. Aunque al menos sé que he liberado al mundo, temporalmente, de un monstruo descuartizador de gente. No es que alguien vaya a extrañarlo.
Miré en el tablón de anuncios detrás del mostrador de Crusty. Había un anuncio del servicio de entregas Hermes, y otro del Nuevo y completo compendio de la Zona Monstruo de Los Ángeles: « ¡Las únicas páginas amarillas monstruosas que necesita! » Debajo, un panfleto naranja de los estudios de grabación
El Otro Barrio ofrecía incentivos por las almas de los héroes. « ¡Buscamos nuevos talentos!» La dirección de EOB estaba indicada justo debajo con un mapa.
Ahora tenía la excusa perfecta para ir directamente a donde estaba la entrada al inframundo. Sin contar con el hecho de que había tomado prestado la bolsa con dracmas que tenía Procrustes. Si Hermes me viese, estaría orgulloso de mi lado ladrón.
-¡claro que estoy orgulloso de ti Percy! Sin duda te entrene bien mi joven pupilo- dijo el mencionado Dios de los Ladrones con humor, sacándoles una risa a algunos y haciendo que Sally le pise el pie con fuerza mientras le mira con su seño fruncido diciéndole con la mirada de que el tenia la culpa de que su dulce hijo fuera un ladrón, haciéndolo sudar un poco de los nervios
Salí rápidamente de ahí, y me dirigí a donde me estaba esperando una sonriente Clar y chico sátiro que estaba viendo con mucho cariño a unas latas de aluminio que se hallaban en un cesto de basura.
-Vamos, no eran de mi agrado las camas, sin contar que el vendedor era un tanto grosero- dije tranquilamente, tomando la mano de Clar y empezando a caminar en dirección a la casa de mi tío.
Estábamos en las sombras del bulevar Valencia, mirando el rótulo de letras doradas sobre mármol negro: «ESTUDIOS DE grabación EL otro barrio.» Debajo, en las puertas de cristal, se leía: «abogados no, vagabundos no, vivos no.»
Básicamente, mi tío no aceptaba a nadie que viviese del ocio. Además, que esa pequeña advertencia hacia clara referencia a Zeus, a mi padre y a cualquiera de sus sobrinos. No lo culpo, encima de que lo estafan, piensan que pueden pasear, así como así por su casa.
Era casi medianoche, pero el recibidor estaba bien iluminado y lleno de gente. Tras el mostrador de seguridad estaba Caronte, actuando como si fuese un guardia de aspecto de tipo duro. Creo que la actuación nunca fue su fuerte, excepto para aquellos momentos en donde se queja como un crío pidiendo a gritos que le paguen más por su "insalubre" labor.
Me volví hacia mis acompañantes, viendo las reacciones que tenían al presenciar al portero del inframundo. Al menos en su forma camuflada.
-si…insalubre, ya veremos cuan insalubre será cuando le baje el sueldo a ese esqueleto desgraciado, para ver si aprende a mantenerse callado-murmuro Hades con algo de enojo y fastidio al ver que su tan "laborioso" barquero hacia de vago porque supuestamente no le subían el sueldo aun cuando le pagaba bastante bien, haciendo que tanto Poseidón como Zeus lo miren casi riéndose al verlo murmurar de mal humor
-Señor Caronte- me presenté lo más cortésmente posible. Era un tanto difícil, ya que el maldito tacaño no nos dejaría pasar a menos que tengamos con que sobornarlo, o estemos muertos. Y de la segunda opción, nadie nos corroboraba que nos dejaría pasar en el momento.
-Oh! Por fin alguien que dice bien mi nombre. Detesto que me confundan con ese viejo jamelgo de Quirón. Y bien, ¿en qué puedo ayudarlos, pequeños muertecitos? – ¿está en realidad sonriendo? ¿Solo porque no lo confundí con un centauro? Vaya…
-¿acaba de decirme…viejo jamelgo?- pregunto Quirón anonadado de Caronte le haya dicho de esa manera tan poco amistosa considerando que es un esqueleto con problemas con la ropa italiana, haciendo que muchos semidioses griegos se aguantaran las risas por respeto al entrenador Centauro
Vi que Clar estaba a punto de abrir la boca, y conociéndola bastante bien, sabía que iba a decir alguna tontería que nos hundiría de mierda hasta el cuello. Ella siempre tuvo esa capacidad innata ante sujetos un tanto estrafalarios.
-Queremos ir al inframundo- pregunté rápidamente, sin darle tiempo a que ella diga algo. Lo siento amor, pero quiero terminar esta misión lo más rápido posible, te prometo que cuando terminemos, te daré tu regalo.
Caronte emitió un silbido de asombro. Siempre me pregunté cómo hace un esqueleto para poder silbar, digo, ni siquiera tiene labios para empezar. Quizás si duro lo suficiente en esta vida, puede que lo averigüe.
-¿Y cómo han muerto, pues? – ¿tengo cara de estar muerto? Vale, sé que estoy pagando mi funeral en cuotas, ¡pero aún estoy vivo mierda!
-No estamos muertos Caronte. Tan solo vinimos aquí porque debemos hablar con Lord Hades. Así que si eres tan amable… ¿podrías llevarnos hasta él? – bien…para que nadie diga después que no soy educado, porque podría haberme aparecido directamente en frente de su jefe y obviarme todo este trayecto, pero hubiese sido demasiado sospechoso.
-¿A los tres? – noooo, solo a mí y al sujeto con sombrero de los años veinte que está sentado en aquel rincón de atrás.
-Si Caronte, a los tres. Tenemos urgencia de ver a tu jefe, así que ayúdanos a llegar allí por favor- acepta maldito seas, o juro que arranco una de tus esqueléticas piernas y se la doy de juguete a Cerbero.
-considerando que antiguamente los muertos le pagaban con monedas de oro para pasar al inframundo no me sorprendería que Caronte les pida dinero para dejarlos pasar sin problemas- dijo Artemisa, haciendo que pensar a algunos semidioses sobre como un esqueleto puede ser tan avaricioso, siendo un montón de huesos viejos
-¿Tienen con qué pagarme por ello? – claro maldito inútil derrochador de dinero en unos sucios trajes italianos que ni siquiera son de primera calidad.
-Por supuesto Caronte, ¿aceptas tarjetas de crédito? – le pregunto lo más sonriente posible, divisando las miradas curiosas que me daban tanto Clar como Grover por mi pregunta.
-¿Qué tienes para ofrecerme? – vaya, parece que la curiosidad salió a flotes huesitos.
-Te daré esta linda tarjeta de color verde si nos llevas a tu jefe. Si lo haces, puedes quedártela y comprarte todos los trajes que quieras sin tener que pedir un aumento más en tu estadía aquí. Así que, ¿qué dices? ¿Tenemos un trato? – sé que aceptarás Caronte, ya que a fin de cuentas, tan solo eres un ambicioso que quiere tener mucho dinero. Acepta Caronte, total, yo me quedaré con la tarjeta plateada.
Parece que mi amada vio lo que estaba tramando, pues su sonrisa cómplice se había formado en su hermosa cara. Grover por otro lado, estaba un tanto confuso por lo sucedido, ya que, a decir verdad, él preferiría estar de excursión en una fábrica de latas de aluminio a estar metido aquí, en las puertas del infierno.
-en eso si tiene razón, en ese momento hubiera querido estar en cualquier lugar menos allí- dijo el sátiro sacándole unas sonrisas a varios de los más jóvenes semidioses, sabiendo que cualquiera que hubiera estado allí por primera vez seguramente quisiera estar en otro lugar
Mientras tanto Caronte…bueno, el pobre diablo estaba por sufrir un infarto de miocardio, si es que eso es incluso posible en su estado. Creo que nunca nadie le había ofrecido un trato similar. Creo que si algún día, Hades se llega a enterar de esto, no estoy muy seguro de cómo actuaría. Le saqué un gran peso de encima con esto.
-ya lo decidí, Percy tendrá un pase libre al inframundo por darme la idea de hacer esto en esta línea de tiempo, y por hacerlo el mismo en esa línea de tiempo, ya no me molestara mas ese idiota esquelético- dijo Hades con una pequeña sonrisa de felicidad al ver que ya tendría una molestia quitada de encima al saber lo que hizo Percy con la tarjeta del Casino Lotus
-De acuerdo. El barco está casi lleno, pero intentaré meterlos con calzador, ¿vale? Síganme- Se puso en pie.
Se abrió paso entre la multitud de espíritus a la espera, que intentaron colgarse de nosotros mientras susurraban con voces lastimeras. Me daba un poco de pena que porque el señor huesos no estuviese de humor no podían ir a donde les correspondía.
Caronte los apartaba de su camino murmurando maldiciones a diestra y siniestra. Era un tanto gracioso si se lo veía desde cierto punto de vista. Un montón de seres espirituales intentando sujetarse a las ropas del barquero para que los lleve, solo para ser rechazado a puntapiés. Creo que Clar comparte mí mismo sentido de humor ya que está tratando de ocultar ineficazmente su sonrisa.
Nos escoltó hasta el ascensor, que ya estaba lleno de almas de muerto, cada una con una tarjeta de embarque verde.
Caronte agarró a dos espíritus que intentaban meterse con nosotros y los devolvió a la recepción. Mala suerte, quizás para la próxima, luego de que Puro Hueso haya utilizado la tarjeta que le di, los deje pasar a la otra vida.
Cerró las puertas. Metió una tarjeta magnética en una ranura del ascensor y empezamos a descender.
-¿Qué les pasa a los espíritus que esperan? – preguntó Grover un tanto curioso.
-Nada – repuso el barquero. Simple y conciso. Nada iba a pasar con los que esperaban allá arriba.
- un poco tétrico que tengas que esperar cientos de años siendo un fantasma, hasta que un huesudo tonto decida tener siquiera algo de misericordia y dejarte pasar para siquiera poder saber a dónde acabaras, aparte de que también es triste- menciono Reyna al ver la poca importancia que le da Caronte a su trabajo de dejar pasar las almas a su descanso o tormento eterno, siendo secundada por varios más que estaban de acuerdo con ella
-¿Durante cuánto tiempo? – Clar siempre eres tan inocente a pesar de tu fachada. Nunca cambies, es lo que te hace mucho más linda.
-Para siempre, o hasta que me siento generoso-
-O hasta que uses la tarjeta que te di y en un acto de buen corazón los dejes ir a donde corresponden. Claro, si es que en tu estado tienes corazón alguno- le digo burlonamente para sorpresa del Caronte.
-¡Ja! Eres extraño niño – no tienes ni idea, ni siquiera un leve resquicio de lo realmente soy.
Después de haberme tomado una breve siesta en la barcaza intento moverme, solo para descubrir que estaba en los brazos de mi esposa, la cual estaba acariciando suavemente mi pelo. Un leve sentimiento de nostalgia me inundo repentinamente. Una sensación que añoraba desde hace años. Me hundo un poco más en la comodidad de los brazos, ya que sé que dentro de poco llegaremos frente al perro de tres cabezas.
-Te sientes bien Percy? Te dormiste de repente a mi lado - oigo la suave voz de Clarisse en mi oreja derecha.
-Sí, tan solo estaba un poco cansado de toda esta mierda. Quiero que se termine ya para volver al campamento y descansar contigo en la playa- lo siento querida, pero no puedo decirte en verdad que parte de la fatiga se debe a mi enfermedad. Poco a poco me iré sintiendo más cansado, solo mi voluntad podrá hacerle frente.
-sí, tu voluntad, y tus ganas de no perdernos, idiota- gruño clarisse enojada, haciendo que varias de las chicas enamoradas de Percy (véase Thalia, Zoe, Bianca, Artemisa, Atenea y Afrodita con su hija Piper, Reyna y su hermana, etc.) soltaran bufidos de enojo e indignación por las acciones del chico con el que tienen una relación
-No te preocupes, sé que toda esta misión te está estresando demasiado. Pero pronto acabará y nos encontraremos en la arena junto al lago- continuaba haciendo caricias en mi cabeza, relajándome por completo. Tuve que hacer un esfuerzo para no volver a dormirme.
-Por la falta de movimiento continuo, creo que estamos por llegar a destino. Será mejor que nos vayamos preparando para desembarcar- les digo, levantándome lentamente de mi lugar de reposo y ofreciéndole una mano a Clar para ayudarla a levantarse. Grover imitaba nuestros movimientos desde donde estaba sentado mientras mascaba una lata.
La orilla del inframundo apareció ante nuestra vista. Unos cien metros de rocas escarpadas y arena volcánica negra llegaban hasta la base de un elevado muro de piedra, que se extendía a cada lado hasta donde se perdía la vista. Llegó un sonido de alguna parte cercana, en la penumbra verde, y reverberó en las rocas: el gruñido de un animal de gran tamaño.
-El viejo Tres Caras está hambriento. Mala suerte, diosecillos- ¿para nosotros o para Cerbero?
La quilla de la barcaza se posó sobre la arena negra. Los muertos empezaron a desembarcar. Una mujer llevaba a una niña pequeña de la mano. Un anciano y una anciana cojeaban agarrados del brazo. Un chico, no mayor que yo, arrastraba los pies en su hábito gris.
-Te desearía suerte, chaval, pero es que ahí abajo no hay ninguna- tienes razón, no hay suerte alguna en ningún lado, solo los hechos.
Miró con avidez la tarjeta Lotus y volvió a agarrar la pértiga. Entonó algo que parecía una canción de Barry Manilow mientras conducía la barcaza vacía de vuelta al otro lado. El pobre diablo parece que nunca actualizó su lista de música. Si Thals estuviese aquí, estaría tratando de ahogarlo en el río Styx. Y lo más seguro, es que yo la ayudaría en su misión.
Seguimos a los espíritus por el gastado camino hasta llegar al cruce de seguridad que imitaba al aeropuerto y la autopista de New Jersey.
Las tres entradas distintas se alojaban bajo un enorme arco negro en el que se leía: «está entrando en erebo.» Cuanto tiempo ha pasado desde la última vez que utilicé la puerta principal para venir al reino de mi tío.
-¿y cuántas veces le habré permitido entrar por allí?-pregunto hades a su hijo con curiosidad, por lo que Nico, encogiéndose de hombros le responde
-la mayoría de veces para visitarnos, y alguna que otra vez por alguna misión o petición que él tenga-dice el semidiós con tranquilidad sorprendiendo a algunos al saber que Percy era un visitante frecuente en el lugar al que todos los mortales y semidioses temen ir
Cada entrada tenía un detector de metales con cámaras de seguridad encima. Detrás había cabinas de aduanas ocupadas por fantasmas vestidos de negro como Caronte. Agradezco que pude hacer entrar en razón a mis compañeros de viaje que el vestir una camiseta naranja flúor no es muy buena idea, y menos cuando tiene una clara inscripción en el frente haciendo alusión al campamento mestizo. ¡Diablos! Esa mierda nos convertía en blancos móviles para los monstruos.
Oí a Cerbero gruñir, lo que produjo que Grover empezase a masticar rápidamente su lata hasta el punto de casi comerse unos dedos, y a Clar para sostenerme la mano fuertemente. No la culpa, ya que es su primera vez en el inframundo, y digamos que simplemente este lugar no parece la Isla Esmeralda.
Los muertos hacían tres filas, dos señaladas como «EN SERVICIO», y otra en la que ponía: «MUERTE RÁPIDA.» La fila de muerte rápida se movía velozmente. Las otras dos iban como tortugas. En serio tío, deberías cambiar el método para mandar gente a sus respectivos lugares.
-¿Qué te parece? – me preguntó Clar, viendo detenidamente las tres filas.
-La cola rápida debe de ir directamente a los Campos de Asfódelos. Y con lo que he leído en los libros del campamento, no deberíamos ir por allí. La reputación que tiene Minos…bueno, no es muy agradable que digamos- vejete estúpido, tan solo tiene que estar sentado allí y ver lo bueno y lo malo de cada persona, no te están pidiendo que encuentres una maldita cura para el cáncer.
Nos acercamos a las puertas. Los alaridos se oían tan alto que hacían vibrar el suelo bajo mis pies, y también hizo que mis pulmones se resientan. Tuve que morderme la lengua para evitar hacer una mueca de dolor.
Entonces, a unos quince metros delante, la niebla verde resplandeció. Justo delante nuestro estaba mi queridísimo Cerbero. Quizás en unos años pueda traer a la Sra. O'Leary para que pueda jugar y no esté tan solo.
-Vaya, es grande el muchacho. Si fuese rojo sería Clifford- digo lúdicamente, ganándome unas caras de asombro de mis camaradas.
-si no me equivoco creo que uno de mis hijos se inspiro en cerbero para crear a Clifford-menciono Apolo haciendo sonreír a algunos de sus hijos al saber que fue un hermano de ellos el creador del icónico perro rojo gigante
-¿En serio? ¿Comparas a Cerbero con un dibujo animado de un perro rojo anormalmente gigantesco? – me preguntó Grover, lo que me hizo reír.
-¿En algo se debieron de haber inspirado no? – bueno…no es mentira esa parte, seguro fue un hijo de Apolo quien lo inventó.
Nos acercamos al monstruo. La cabeza del medio nos gruñó y luego ladró con tanta fuerza que me hizo parpadear. El muy sarnoso estaba tratando de imponerse ante nosotros. Que agradezca que no tenga un diario enrollado a mano para golpearlo en el hocico.
-¿Lo entiendes? - le pregunté como la primera vez a Grover.
-Sí lo entiendo, sí. Vaya si lo entiendo- pobre chico sátiro, escuchar las amenazas del chucho pulgoso.
-¿Qué dice? – cuestionó mi niña de la guerra.
-No creo que los humanos tengan una palabra que lo exprese exactamente- eso es cuestionable…puede ser: GRRR, ¿sal de acá pedazo de carne o te desmembraré lentamente? Es una posibilidad.
Solté la mano de Clar y me acerqué con paso lento a Cerbero, sin despegar nunca la mirada de sus ojos, incitándole a que intente hacerme algo. Podía oír los gruñidos guturales que producía, pero de haber visto demasiadas cosas en mi vida, ver al chucho haciendo eso me hacía gracia.
Con el fin de terminar esto rápidamente, decidí darle mi "mirada", heredada por mi padre, entrenada por Lupa, y perfeccionada por mis esposas.
Apenas Cerbero la vio, escondió su cola y empezó a gimotear, sorprendiendo a Grover y a Clarisse.
-Bien…ahora, sentado, la patita, ¡buen muchacho! – le di una secuencia de órdenes las cuales siguió al pie de la letra.
-¿Qu-qu-qué acaba de pasar? Tú acabas de domesticar al perro más malvado del inframundo? – vaya, lo siento si te deje atónita amor, pero vete acostumbrando a esto.
-creo que es el único que logro domesticar así a cerbero desde que yo lo tengo como guardián del Inframundo- menciono hades impresionado por saber que alguien domestico a su perro guardián, estando Nico en un estado bastante cercano al de su padre ya que nunca había conocido a alguien que hiciera lo que se menciona en el libro
-Ehhh… ¿quizás? ¿Quieren venir a hacerle unas caricias? ¿Es bueno y no nos hará daño, no es así Cerbero? – a lo que la bolsa de pelo respondió con un alegre ladrido unísono.
-¿Estás seguro de que no nos morderá? – preguntó un dudoso Grover, lo que produjo que Cerbero lo mirase con ojos de cachorro apaleado, comprándose el corazón de Clar y finalmente ganándose la confianza de G-man. Chucho manipulador como su dueño.
-Perro bueno. Vendré a verte pronto. Te lo prometo. Ahora debemos continuar para ver a tu dueño- le digo a Cerbero mientras me levanto luego de una sesión de apapachos con la bola de pelos.
Grover, Clar y yo cruzamos el detector de metales, que de inmediato accionó la alarma y un dispositivo de luces rojas. Estúpido sistema que detecta elementos divinos. Bueno, al menos confundirá mi magia con la de Ares.
« ¡Posesiones no autorizadas! ¡Detectada magia!»
Nos lanzamos a través de la puerta de muerte rápida, que disparó aún más alarmas, y corrimos hacia el inframundo. Quería finalizar lo más pronto posible esta tarea.
Unos minutos después estábamos ocultos, jadeantes, en el tronco podrido de un enorme árbol negro, mientras los fantasmas de seguridad pasaban frente a nosotros y pedían refuerzos a las Furias. Quizás debería esperar a encontrarnos con Alecto y pedirle que nos lleve con Hades, pero, a decir verdad, quiero que Clar y Grover aprendan algo de toda esta travesía. Si los continúo llevándolos de la mano como niños de parvulario nunca aprenderán.
-Bueno, parece que estamos a minutos de encontrarnos con Lord Hades. Tomémonos unos minutos y continuemos con este trabajo antes de que me canse y decida mandar todo al demonio- les comento, a lo que asintieron y decidimos comer unos cuadros de Ambrosia con Clar, mientras que Grover se devoraba un pedazo de aluminio que traía en su mochila.
Un poco más y esto habrá terminado, solo ver a Hades y enfrentarnos al idiota cabeza de jabalí que está parcialmente poseído por su abuelo.
Un poco más y veré a algunas de mis queridas esposas.
Un poco más y acortaré el tiempo de vida que tengo.
Un poco más…
-bueno, aquí se acaba el capitulo, un capitulo bastante intenso-menciono Zoe algo cansada de estar leyendo durante tanto tiempo, al igual que varis estaban cansados también por el tiempo que ya llevan allí
-sí, aparte de que ya muchos están cansados, estuvimos mucho tiempo y ya es bastante tarde, será mejor que todos los semidioses vayan a los templos de sus padres a dormir, y allá se les servirá la cena, mientras las cazadoras se quedaran en el templo de artemisa y la señora Sally se quedara en mi templo, ¿están de acuerdo?- dijo Hestia, haciendo que los demás estén de acuerdo por las palabras dichas por ella, lo que hizo que los semidioses se levantaran y se vayan dirigiendo a los templos de sus padres, acompañados por los mismos, mientras que Hestia busco a Sally para guiarla a un cuarto libre de su Templo, dejando la lectura del próximo capítulo del libro para el día siguiente
Muy bien, hasta aquí llego el capitulo, espero que les haya gustado, y dejen su comentario con su opinión del mismo, ahora, yendo a la causa de mi desaparición por tanto tiempo, simple y llanamente, me descargue el GTA San Andreas y me volví a enviciar con el juego, y después fue con los servidores multijugador de roleplay del mismo san andreas,(aprovechando que hablo de esto, quien quiera jugar conmigo, para jugar el multijugador, tienen que tener el san andreas obviamente, y descargar una aplicación llamada SAMP, y entren al server llamado Axaven, mi nombre en el server es Marco_Jackson, ojo, esto es para computadora) ahora que ya deje de hacerle anuncios al server sin que me lo hayan pedido xD, esa fue la mayor causa de que me haya desaparecido, aparte de que mi internet estuvo bastante errático, pero ya estoy de vuelta, y espero tener el capitulo nro 9 listo pronto, ya que tengo que empezarlo cuando suba este, lo mas probable es que tarde entre 3 días a 2 meses xD, okok no, tratar de de tenerlo lo más pronto posible para ustedes, ahora sin más que decir, Red se despide, hasta la próxima amigos
