Muchas gracias a Bowencito, Ash the pokevenger y a Cata-chan por comentar xD Sé que es algo pronto publicar el siguiente capítulo y les había dicho que lo publicaría dentro de una semana, pero es que he tenido mucho tiempo libre y ya tengo varios capítulos adelantados... y creanme que cuando digo varios, ¡Son varios! xD

Este capítulo dará a conocer más a Ash y cómo se siente al respecto en su pobre soledad ): Y pues poco a poco se irá desarrollando la historia; para los que piden shipping, sean pacientes xD No crean que de la noche a la mañana Ash ya será todo un Don Juan xD Bueno, sin más los dejo y comenten (: Nos leemos!


4 - Un Milagro Cumplido


Han pasado ya tres semanas desde que fue mi primer día de clases. Sinceramente esperé que la escuela fuera mucho más difícil con lo que respecta a lo académico, pero con lo que respecta a las amistades no he sido muy bueno. Sí… ya se va a cumplir casi un mes y no he hablado con nadie. Bueno, puede que sí haya hablado con alguien, pero más de lo normal no lo he hecho. A veces me siento un estúpido por ser muy callado y tímido, pero sé que en el fondo me gusta ser así y puede que nunca cambie.

Por su parte, aquella chica que me ponía los nervios de punta cada que la miraba, con el paso de las clases averigüé su nombre. Se llamaba Serena; ella no me había hablado ni aunque fuera atrás de mí en el salón, ni siquiera trata de hacer equipo conmigo cuando hay que hacer algún trabajo en parejas. De hecho, la mayoría de estos trabajos los he hecho solo.

Cada noche que me voy a la cama, he tratado de tomar el valor para acercarme y hablarle a aquella muchacha, pero siempre fallo; no me sorprende. En realidad, cada noche me duermo con la idea de que al día siguiente no sólo le dirija la palabra a ella, sino que haga por lo menos un amigo… Hace mucho tiempo que no sé lo que significa la amistad. No obstante, en el juego virtual que se volvió mi adicción, ya he agregado a varios contactos que se han impresionado por mi poder, pero sólo eso. A pesar de que me sienta confiado y amigable en el juego, la gente se acerca a mí nada más con el afán y la curiosidad de competir contra mí para ver si pueden ganar, aunque lo intenten por enésima vez.

El timbre llegó a mi cabeza como una sacudida para mis pensamientos, y todos se levantaron de su lugar para salir del aula. Como era habitual, yo fui el último en salir, pero me sorprendió que Drew —aquel chico brabucón—, se quedara y clavara su mirada amenazante en mí, como solía hacerlo.

— Oye tú, idiota—me señaló—. Para mañana quiero mi tarea de nuevo.

Yo no dije nada y tomé su libro. En verdad me molestaba hacer sus deberes, puesto que me quitaba tiempo para jugar PBO.

— Así me gusta.

Sin embargo, antes de que saliera del salón, tropecé torpemente y sus libros cayeron. Éstos no se dañaron ni mucho menos, pero sí que le afectó el ver sus útiles caer bruscamente.

— ¡Oye Ash! ¡¿Qué acaso no puedes dejar de ser un inútil?! ¡Mis libros los tienes que cuidar o me quedaré con los tuyos!

— Lo siento… — susurré con la mirada abajo, mientras recogía con velocidad sus libros.

— ¡A la próxima te…!

— ¡Ya basta Drew! —una repentina voz apareció en la entrada; en un principio pensé que era una autoridad mayor o algo así, pero me había equivocado—. ¡Déjalo en paz! Apuesto a que tú eres el inútil por aquí, ya que no puede hacer ni su propia tarea.

El peliverde se quedó callado por un momento; sus amigos que lo respaldaban se pararon de su asiento junto con él y caminaron hacia la persona que había defendido a Ash.

— ¿Qué has dicho? —su voz parecía intimidante.

— No lo volveré a repetir.

Parecía una gran batalla de miradas, en la que ninguno tenía miedo y estaban a centímetros uno del otro; sus ojos resistieron por varios segundos ahí, pero al final Drew no lo soportó y se fue refunfuñando junto con su par de amigos.

— Vale, déjame ayudarte — noté cómo aquel chico se agachaba y recogía mis libros.

— Gracias — era todo lo que podía decir, no se me ocurría otra cosa.

— Soy Brock.

— Ash.

— Lo sé, te sientas a mi lado —el soltó una pequeña carcajada, pero yo no encontraba la gracia—. No dejes que traten así. Drew es un idiota de primera.

— Lo sé.

— De acuerdo. Voy de camino a la cafetería, supongo que tú también ibas para allá ¿no es así?

Asentí y me reincorporé para poder acompañarlo. Comenzó a hablarme de él de camino al almuerzo; solamente me dedicaba a escuchar, ya que no me gustaba hablar mucho de mí. Me decía que él era el mayor de una familia donde no tenía padres, así que él era el que asumía todas las responsabilidades y demás cuestiones. Ya me imagino lo que ha de sufrir cuidando a sus ¿dijo tres o cuatro hermanos? Qué más da. También me mencionó que ya llevaba un tiempo aquí en la escuela, por lo que era conocido, sobre todo con las chicas. ¿Acaso era como Serena de popular? ¿Es cierto que era un Casanova y cualquier mujer se rendía a sus pies? Lo dudo, pero puede que me ayude tratando de por lo menos a hablarle a Serena.

— No quieres mi manzana, estoy lleno —Brock me ofreció su fruta y yo la acepté con gusto, aunque no se me ocurría nada más que decir mientras le daba un mordisco—. Vaya, sí que eres callado…

— Lo siento.

— Vale, no te preocupes. Cualquier persona al principio es tímida con gente nueva, pero una vez que la conoces tu verdadera personalidad sale a flote.

— Esta es mi verdadera personalidad.

— Quién sabe. A lo mejor ni tú mismo conoces tu verdadera personalidad.

Sin embargo, antes de contestarle, Serena entró a la cafetería y pasó detrás de Brock, lo que hizo desviar mi mirada hacia ella y ver su rostro. Por un momento crucé la mirada con ella, pero rápidamente la desvié y sentí una gran punzada en el estómago. No podía soportar aquella mirada por más de un segundo. ¡Sí que era un estúpido!

— Ya veo… así que mis dudas eran ciertas.

Yo hice una mueca de confusión, puesto que no sabía de lo que hablaba.

— En la clase te he estado observando y cada que Serena entra o sale del salón eres siempre el primero y el último que se le queda viendo. ¿Te gusta, no?

— No... n-no, no me gusta. No, yo sólo… no ella no…

— ¡Vamos, no me digas que no! ¡Si se te cae la baba al igual que todos los chicos de por aquí!

— Está bien. Es hermosa… pero no soy su tipo.

— Eso me queda claro. Al igual que todos los alumnos del instituto —Brock se me acercó al oído— Dicen que nadie ha podido conquistarla realmente; que todos los hombres con los que ha salido se le hacen aburridos… ¡Aunque yo la he invitado un par de veces y ha picado el anzuelo, pero se hace del rogar!

— ¿En serio?

— ¡Sí! ¡Yo sé que ha estado enamorada secretamente de mí por mucho tiempo!

— No, no… lo de que nadie le resulta interesante. ¿Es en serio?

— Oh… sí. ¿Tú crees? A que es un reto complicado ¿eh?

— Supongo que sí… es por eso que no soy su tipo. Yo no podría ser un chico interesante; de hecho, hasta mi propia vida me ha resultado aburrida.

— Bueno, todos nos decimos lo mismo.

— No, de verdad. Aparte, va atrás de mí y no puedo ser capaz de hablarle.

— ¿Y por qué no lo haces? No pierdes nada con invitarla a salir.

— No… no, yo no. ¿Salir con ella? No… no, es demasiado.

— Vale, creo que eres más tímido de lo que imaginé.

Aquel comentario me entristeció un poco. Aunque por supuesto sabía en el fondo que era demasiado tímido, jamás me había imaginado escucharlo de otra persona. Supongo que me quedaré así el resto de mi vida. ¿Pero qué más daba? Lo único que me hacía feliz era llegar a mi casa, comer un emparedado de crema de maní y mermelada, y jugar Pokemon Battle Online. No necesitaba salir con chicas que lo único que te hacían era complicarte la vida.

— ¿Quieres que te ayude a hablarle a Serena? Puedo darte algunos tips de cómo hacer que las chicas se rindan ante alguien como yo.

O tal vez sí necesite salir con al menos una chica, podría tomar ese riesgo.

— Puede que me resulte útil.

— ¡Genial! Vas a ver que no te decepcionaré — una sonrisa se iluminó en el chico de ojos rasgados—. Comenzaremos justo ahora. ¡Llamaré a Serena!

— ¿Qué? No espera… ¡No lo hagas! —jamás había pensado que al decir "sí" a sus consejos fuera a comenzar tan rápido. Necesitaba tiempo para armarme de valor y para practicar aquellos consejos ¡Ni siquiera me había dado un consejo y ya la estaba llamando para presentarme con ella!

Noté cómo el moreno iba hacia la mesa de Serena, donde varias de sus amigas estaban riendo y contándose secretos. Brock llegó e interrumpió a la castaña, pero no alcancé a escuchar lo que le dijo, aunque bastó con señalarme a mí para que adivinara lo que estaba diciendo.

Sus amigas soltaron unas risas de pena y Serena sonrió amablemente, aunque no sabría decir con exactitud si lo hacía por educación porque le daba risa yo.

Sin embargo, no pude resistir los nervios. La sangre comenzó a hervir por mis mejillas y sentí cómo mi corazón se abría paso entre mi pecho para poder salir. Las mariposas en mi estómago se hicieron presentes y por un momento pensé que la ciudad estaba sufriendo de un terremoto, pero tan sólo era mi cuerpo que no podía parar de moverse.

Y como si de un maldito cobarde se tratara, salí huyendo de la cafetería. No pude voltear atrás para ver las reacciones de Brock y Serena que ya se estaban encaminando hacia mi mesa. Con una caminata rápida, abandoné los pasillos y salí a tomar aire fresco en las avenidas de ciudad Luminalia.

Por un momento traté de imaginarme lo que habría sido hablar con Serena. ¿Qué le habrá dicho Brock para que sus amigas se rieran discretamente? ¿Y habrá sido otra impresión mala que Serena haya tenido sobre mí? No había estado preparado, es todo. Tenía que pensar más en lo que podría decirle, en cómo poder enamorarla. No tenía que apresurarme tanto como Brock lo había hecho. ¿Qué mierdas le pasaba?

Me senté en una banca que a espaldas de ella se encontraba la gran torre que era un centro turístico de la ciudad.

O en realidad Brock estaba en lo correcto, sólo que yo era demasiado cobarde para enfrentarme a las cosas y poder batallarlas por mí mismo. Sabía en el fondo que todas eran excusas para no poder afrontar ese miedo que le tenía a la timidez; sabía de antemano que el haber escapado del cafetería había sido lo más cobarde que había hecho en mucho tiempo. Una oportunidad nuevamente se me estaba ofreciendo; había estado a punto de que Brock me presentara a aquella chica, pero como siempre no tuve el valor para afrontarme a ella. ¿Pero qué pasa si me quedaba callado? ¿Qué es lo que iba a pensar de mí? No quería quedar como todos los demás chicos; no quería ser un chico "aburrido", como Serena pensaba de todos. ¿Pero qué tenía que hacer para no resultarle aburrido? ¿Acaso necesitaba dinero? ¿Fama? ¿Regalos? No lo sé. Ni PBO me resultaban tan difícil como aquel cuestionamiento.

Después de haber estado un tiempo ahí sentado en el asiento lamentándome, me dirigí de una vez a mi casa; no pensaba regresar a la escuela. ¿Qué es lo que Brock y Serena podrían decirme después de haberme escapado? Bueno, tal vez mañana se les olvide.

Una vez que llegué fui a la cocina y unté el cuchillo lleno de mermelada en el pan; cuando le di un mordisco me coloqué el casco al acostarme en el sofá.

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— ¡¿Has escuchado los rumores?! ¡Nadie ha podido vencer al jefe del nivel 1! —un chico estaba totalmente sorprendido, aunque yo ya sabía que era casi imposible hacerlo.

— Lo sé… no sé cómo lo vamos a poder derrotar. Apenas y es el nivel 1. Ya me imagino los demás niveles.

— El premio para el ganador del juego debe ser muy valioso como para que el juego sea difícil desde el primer nivel.

Y vaya que lo era. Algunos habían dicho que el premio constaba de millones y millones de billetes que podrían hacerte millonario a ti y a tus futuras generaciones por mucho tiempo. Otros decían que la consola tenía un chip que mandaba unas señales a tu cerebro y automáticamente te volvías más inteligente. Otros rumores decían que podía ser el revivir a un ser querido, o el llevar tus poderes al mundo real, ser reconocido por todo el mundo, e incluso había escuchado que el premio era que tu Pokemon podía convertirse en un ser vivo en la realidad. A pesar de todo, yo no creía en ninguna de esas tonterías. Sinceramente, no podía imaginarme el premio hasta averiguarlo, por lo que tenía mucho trabajo y recorrido por hacer…

Sin embargo, apenas era el nivel uno y grandes entrenadores Pokemon no podían vencer al monstruo que aguardaba en la montaña alta del pueblo. Ni siquiera los que llevaban más tiempo en el juego eran capaces de escalar la cima de aquella montaña y matar a la criatura. Se dice que tenía grandes alas y que los ecos de sus rugidos a veces llegaban a retumbar en las casas de ladrillos del pueblo. No obstante, si eras alguien listo, sabrías cómo poder derrotarlo.

— He escuchado que varios usuarios se han reunido para atacar al "boss" — mencionaba un chico de cabellos plateados, mientras en su cabeza iba montado un Pidgey.

— ¿Te refieres a las "party"? Sí, he escuchado que Masato está llamando a jugadores fuertes para que se unan a su party.

— ¿Masato? ¿Acaso no es el espadachín que ha llevado invicto 38 batallas? ¡Deberíamos unirnos a su party!

— No creo que acepte a cualquiera.

No alcancé a escuchar más, ya que seguí mi camino por aquel pueblo lleno de NPCs (Personaje no Jugador) y llegué a las afueras del pueblo, donde comenzaba la escalada a la gran montaña empinada. El camino comenzaba a ser desértico y lleno de tierra. A pesar de ser el nivel 1 parecía bastante atemorizante el paisaje, pero a mí no me preocupaba.

En el camino noté a un muchacho que estaba teniendo dificultades con otro entrenador.

— ¡Onix, usa atadura! — el gran Pokemon de roca en forma de serpiente gigantesca, abrazó con fuerza a un pobre Blitzle que comenzó a perder HP rápidamente; el entrenador entró en acción y sacó a Blitzle de las ataduras del Onix, pero cuando éste estaba a salvo junto con el usuario, ambos se dieron cuenta de que un muchacho de cabellos castaños y largos se encontraba detrás de ellos. Noté como un aura poderosa y grisácea se concentraba en su puño y golpeó al jugador con enorme potencia. Éste no duró varios segundos en el aire, puesto que se rompió en varias trizas y desapareció. Automáticamente su Pokemon también lo hizo; una ventaja es que puedes hacer perder primero al jugador y tu compañero Pokemon como no tiene a quién más obedecer, desaparece igualmente.

— ¡Así se hace Onix! — el muchacho fortachón alzó el puño y la chocó con la cola del Onix.

El joven lo reconocí al instante. Era Brock; su apariencia era casi igual que en la vida real, solamente que se había dejado crecer el pelo un poco más y estaba mucho más corpulento y fuerte. Llevaba una camisa de tirantes de un color verde, unos pantalones rotos hasta la rodilla y unas botas no tan llamativas de un color marrón.

— Oh… veo que hay un espectador ¿no quisieras luchar un rato? — me preguntó.

— No gracias, veo que ese Blitzle sufrió mucho con tu Onix. Y por supuesto que a mí no me convendría luchar con esa bestia —le señalé a mi Pikachu como desventaja, ya que era del mismo tipo eléctrico que el Pokemon que acababa de derrotar.

— Ya veo… soy Takeshi — al parecer él no podía reconocerme, ya que mi apariencia era bastante diferente al de la vida real. Mis cabellos azabaches eran del mismo color, pero lo tenía un poco más largo y alborotados, mientras que el color de mis ojos era de un grisáceo vacío. Aunque resulte impresionante, el peinado diferente y el color de ojos pueden cambiar la apariencia de alguien bastante. Sin embargo, los ojos rasgados de Brock me hicieron recordarlo al instante.

— Soy Satoshi.

— Oh, ya veo. Bueno, creo que seguiré mi camino en derrotar al jefe del nivel 1. Dicen que es duro, pero confío en mí y sé que podré derrotarlo.

— Eres bastante chistoso —le sonreí a Takeshi, de verdad era muy iluso.

— Ríete ahora, pero te quedarás con la boca abierta cuando lo haga.

— ¿Puedo acompañarte a ver cómo lo derrotas? Me resultaría interesante ver si luchas tanto como hablas.

— ¿Quieres apostar? Si gano, me dices tu truco.

— ¿Truco?

— ¿Acaso crees que soy tan tonto como para pensar que el nivel 1 que se muestra sobre tu cabeza es tu verdadero nivel? Sé que eres de un nivel mucho mayor, lo puedo sentir.

— Vaya… creo que se te ha zafado un tornillo o algo —mencioné con nerviosismo.

— Vale, vale. Podrás hacerte el tonto, pero si le gano al jefe, me lo dirás, Satoshi.

— De acuerdo, aunque no sé de qué hablas. Pero si yo gano… me prometerás que no volverás a hacer alguna estupidez más como enfrentar tú sólo a un jefe ¿vale?

— ¡Ja! De acuerdo, maldito iluso. Por cierto, agrégame en tu lista de amigos… tengo que irme.

— De acuerdo. ¿Tan pronto te vas?

— Sí, mañana tengo que ir a la escuela y aparte tengo que hacer la cena para mis hermanos.

— Oh, lo entiendo… la escuela.

— Sí, de hecho hoy tuve un día duro… Necesito ayudarle a un amigo en una tarea.

— ¿Qué clase de tarea?

— Bueno, digamos que tiene pánico escénico y timidez extrema, pero le prometí ayudar a superar su miedo.

— Ya veo —sonreí—. ¿Pero por qué tanto el interés en ayudarlo?

Él se quedó callado por un momento, pero sonrió y finalmente respondió:

— Porque eso es lo que hacen los amigos. ¿Cierto?

Puede que no crea mucho en los milagros; sin embargo, aunque cada noche me voy suplicando de que algo inesperado y bueno pase al día siguiente, siempre pasaban las cosas que en fondo sabía que pasarían. Ésa vez, uno de aquellos milagros habían sucedido; finalmente todas esos deseos de haber hecho un amigo finalmente se habían cumplido.