Muchas gracias a Manu, a ash ya cata-chan por sus reviews. Gracias a Manu por sus recomendaciones (: De hehco, ya edité el capítulo uno y coloqué las líneas de separación para que no se confudieran (Lo que pasa es que yo pensé que si colocaba muchos espacios de separación los párrafos se iban a separar. Pero me di cuenta de que ni siquiera se separaban un poco, es por eso que para eso servían las líneas jaja xD). Y la palabra "Empero" es sinónimo de "Pero" jaja xD Y tranquilos... no haré sufrir a ninguna chica de Pokemon, ¿O sí? Bueno, disfruten del capítulo. PD: Para los fans del Advance, he reanudado un fic que tenía abandonado, por si queren leerlo. ¡Nos leemos!
5 - El Mejor Regalo
Una vez mi madre y mi padre me dijeron que no importara lo que sucediera, siempre iban a estar ahí. No obstante, el día más importante para mí me habían fallado. Y en realidad no estaba sorprendida; después de todo, siempre me fallaban. Ni siquiera en el día más común y corriente podía verlos, debido a que estaban siempre de viaje y jamás tenían tiempo para su "tesoro" más preciado. Se supone que ellos trabajan para darme una vida mejor, ¿pero de qué les sirve hacer eso si no me la están dando? Tan sólo me harían feliz si estuviera por lo menos uno de ellos conmigo, pero ni eso podían hacer… Ni siquiera en mi cumpleaños.
Había despertado debido a las llamadas y los mensajes de mi celular. En verdad eran muchos que me costó tiempo leer. Por lo menos no me sentía sola, ya que sí tenía varios amigos que se habían acordado de mí. ¿Y qué se podía esperar? Era la líder porrista de la escuela; supongo que el que no me haya visto hacer acrobacias o ser la primera en la fila dirigiendo a las demás tendría que estar ciego para no notarme. Y aunque yo jamás he querido llamar la atención, mi popularidad se ha incrementado con los años en el instituto. Y no sólo eso, sino que hay chicos que me consideran incluso una mujer linda, que hasta hacen comparaciones con Serena. Ella y yo tenemos una gran rivalidad, porque ella quiere conservar su lugar como la mejor de la escuela, y yo he tratado de ganárselo.
Empero, sé que en fondo a mí nunca me gustó competir con alguien, mucho menos con ella. Ni siquiera me gustaba tener enemigos, pero en la vida jamás le caerás bien alguien. Aunque he de aceptar que le tengo mucha envidia a aquella chica, puesto que cualquiera quisiera ser la más linda y popular de la escuela, y que por lo menos veinte muchachos me invitaran a salir como mínimo en un día.
Una vez que estuve lista, tuve la vaga sensación de que mis padres me podrían haber dado una grata sorpresa esperándome abajo con unos panqueques calientes con miel y mantequilla, consintiéndome debido a mi cumpleaños; sin embargo, sabía que jamás iban a estar ahí. Ellos se encontraban en un viaje de negocios como siempre.
No obstante, tuve que aceptar que me llevé una pequeña impresión al ver otro de sus regalos sobre la mesa. Leí la carta de felicitaciones acompañada de un perdón de su parte, aunque eso no iba a quitar mi enojo y tristeza por no haberme acompañado. Abrí el regalo con paciencia y noté que era un casco junto con un videojuego…
Digo… me agradan los videojuegos, pero no mucho como para que me regalen uno. Supongo que sólo lo estrenaré hoy para no hacer sentir mal a mis padres después de haber gastado su dinero en mí; mas no debería de hacerlo por toda la soledad que ellos han causado en mí, pero eso ya no importa.
De camino a la escuela pude ver a algunos compañeros míos que se me quedaban mirando. No sé si era porque era linda o porque era mi cumpleaños. Algunos se acercaron y me felicitaron y eso me animó un poco.
Cuando llegué a mi casillero, noté algunos regalos dentro de él y una foto del grupo de porristas con un recado de feliz cumpleaños. Sonreí al ver que había gente a la que sí le importaba y una vez que tomé mis libros me di media vuelta para entrar a la clase, pero un chico iba tan concentrado en sus libros que no se dio cuenta de me crucé en su camino y chocamos. Todos los útiles que había tomado de mi casillero se regaron por el suelo. El sujeto un poco avergonzado se agachó y comenzó a ayudarme levantando mis cosas para después ofrecerme una mano.
— Gracias —mencioné con una sonrisa, aunque él se quedó viendo la foto que mis amigas porristas me habían dado de recuerdo por mi cumpleaños.
— Oh, lo siento. No me fijé —él se notaba algo nervioso—. Ehh, mmm, ehh, feliz… cumpleaños, supongo.
— Gracias otra vez —le sonreí. A pesar de que era muy tímido, era guapo— Soy Dawn.
— Soy Ash —el miraba para otro lado con nerviosismo.
— Un gusto, Ash. ¿Irás a clases?
— Sí, de hecho… eh… bueno… no sé si vayamos juntos… o no sé… — comenzó a trabarse— No es que esté espiándote… de hecho, me he memorizado unos cuántos rostros de mis compañeros sin querer… y bueno… creo que vamos juntos.
— Oh —su comportamiento era algo extraño—, creo que no te había visto en mi salón nunca, lo siento.
— Sí, no suelo hablar mucho en clases.
— Bueno —le dediqué una sonrisa educada— Vamos entonces.
En el recorrido hacia el salón estuvo callado todo el tiempo, y por supuesto que no quería ser yo la que iniciara la conversación, ya que me sentía un poco incómoda. Sin embargo, me le quedé mirando por algunos momentos y me di cuenta de que tenía un perfil muy lindo, aunque el ser callado lo arruinaba un poco. Cuando llegamos me despedí de él e hizo un movimiento extraño con la mano para despedirse desde el otro lado del salón.
Todos comenzaron a llegar y varios de mis compañeros me felicitaron, aunque yo estaba un poco avergonzada por llamar la atención. Serena al entrar me lanzó una mirada y se fue a su asiento sin decir nada; tan sólo pude notar un poco de rabia en su rostro, pero yo me limite a sacarle la lengua y seguir agradeciendo a mis compañeros.
A veces me gustaba ser la rival de Serena y a veces no. Con el paso del tiempo comencé a agarrarle un poquito de odio a ella; no porque quería robarle el puesto de popularidad, de hecho, eso ni me importaba en lo más mínimo. La verdadera razón era que con el paso del tiempo su personalidad egocéntrica, materialista y llamativa comenzó a molestarme. Es por eso que disfruté este momento al ver que no todo el tiempo ella era el centro de atención. Aunque en el fondo me sentía mal por ella, ya que me sentía una idiota al herir los sentimientos no sólo de Serena, sino de cualquier persona. Sin embargo, ella parecía más furiosa en este momento que sentida por lo llamativa que estaba siendo yo.
En la hora de la salida me quedé a practicar un rato la rutina que estaban preparando para un partido de fútbol. Las chicas me habían preparado un pastel con 17 velas que soplé. Mi deseo era obvio, pero no quise pensar en él porque ya había tenido suficiente sufrimiento por hoy.
Una vez que comí un pedazo de paste, me metí en los baños de la escuela para meternos en las regaderas y cambiarnos de ropa, salí de la escuela cuando el ocaso se ocultaba por entre la torre de Ciudad Luminalia.
Empero, cuando llegué a mi casa me vi envuelta de nuevo en una soledad absoluta. Todas aquellas felicitaciones y regalos que me habían obsequiado se habían esfumado en un instante. Lo único que quería era a mis padres a mi lado; jamás los veía y lo único que hacían eran mandarme regalos y una carta lamentándose por no estar ahí conmigo. Como si eso fuera a compensar todo ese tiempo en el que me han abandonado. Ni siquiera una llamada pueden hacer el día más importante para mí, y cuando yo quiero llamarlos jamás contestan porque están "ocupados" en su trabajo.
Antes de que las lágrimas se me salieran del rostro, noté la consola que me habían regalado y me acerqué a ella con intriga. Leí unas pequeñas letras que estaban sobre el casco: "Virtual Console". Noté el manual de instrucciones y comencé a leerlo, aunque no me tomó mucho tiempo, pero me di cuenta de que aquel aparato era capaz de hacerte viajar a otro mundo completamente distinto al de la realidad, por lo que mi interés se despertó entusiasmado y subía mi cuarto para comenzar a jugar el videojuego que venía con la consola.
No me tomó mucho tiempo el registrarme. Me llamó mucho la atención un tipo de batalla que sin duda podría ser mi favorito, al igual que el tipo elemental del… ¿Pokemon? Jamás había escuchado de ellos, pero ya veremos de qué podrán tratarse estas criaturas.
Instantáneamente aparecí en un sendero rodeado de muchas casas hechas de paja, ladrillos y piedras. No pude saber con exactitud cuántas me rodeaban y cuántas podrían haber, ya que la gente abundante del pueblo cubría el panorama. Algunos usuarios conectados también aparecían y se confundían como yo, pero al parecer una persona que era parte del videojuego nos explicó las instrucciones y nos dio un pequeño tutorial.
También me llevé una sorpresa al ver en el reflejo de un charco que mi color azul intenso de pelo y mis orbes del mismo color habían cambiado. Ahora, mi cabello estaba más largo y sedoso de lo normal, con un azul tan claro como el cielo; por un momento me hipnoticé por mi propia mirada al ver que ésta tenía el mismo color que mi melena.
Al ir al laboratorio, el señor regordete me dio una… ¿pokebola? Bueno, supongo que ahí estaba mi compañero. Pero lo que más me llamó la atención fue el arco con el que iba a lanzar las flechas de madera que también me había entregado.
No quería perder el tiempo investigando el pueblo, ya que era demasiado extenso. Así que caminé por las calles para encontrar a alguien que quisiera batallar conmigo. Quería mejorar mi nivel rápido para poder ganar el premio que ofrecía el creador del juego, aunque en el fondo sabía que tenía pocas probabilidades de lograrlo.
— Disculpa— noté a la primera chica que vi. Ésta estaba saliendo de una casa—. ¿No quisieras tener una batalla conmigo? Esta será mi primera batalla.
— La mía también —ella sonrió—. Vamos a un lugar más despejado ¿te parece?
Estuve de acuerdo con ella, ya que por estos rumbos parecía imposible el pelear. Cuando estuvimos por las afueras del pueblo, notamos que no podíamos ver nada más que una gran montaña que no se alcanzaba a ver la cima, debido a la altura y a la neblina del cielo, pero el lugar era vasto y cómodo como para poder tener un encuentro.
— Bien, manda la solicitud—le dije y enseguida apareció un letrero frente a mí que decía: "Misako te ha retado a un duelo Pokemon. ¿Aceptas la batalla?" Sin dudarlo, con mi dedo índice pulsé el botón virtual del "sí".
— ¡Es hora de luchar, Fennekin! — la muchacha de cabellos rosas y ojos rubís había lanzado la pokebola al aire; de ella salió un zorro chico, pero con unas orejas rojas enormes. Aterrizó con unas pisadas tan fuertes que levantaron tierra del suelo.
Me sentía un poco nerviosa por saber cuál podría ser mi Pokemon. Pensándolo bien, hubiera visto a mi Pokemon antes de pedir la batalla.
— ¡Yo te elijo…! —la pokebola se abrió y un rayo de luz blanca dio forma a una pequeña criatura, parecida a un pingüino.
Un letrero salió frente a mí, indicando que aquel Pokemon se llamaba Piplup. Aunque había más descripciones sobre él, no quería perder tiempo. Lo que más me hizo feliz fue que era del tipo agua y el Pokemon contrincante era de fuego, así que tenía la ventaja.
— ¡Bien, Piplup! ¡Usa Burbuja! — el Pokemon no perdió el tiempo y de su pico salieron unas burbujas potentes que iban rápidamente hacia el Fennekin de Misako.
— ¡Esquívalo y usa Arañazo! — a duras penas y el ataque rozó al zorro, que comenzó a correr en sus cuatro patas ágilmente hacia el pingüino que no tuvo más remedio que sentir los arañazos. Noté que su HP comenzó a bajar, pero eso no me importó.
— ¡Piplup, usa nuevamente Burbuja!
— ¡Esquívalo, y ésta vez usa Ascuas! —parecía que el Fennekin de Misako ya había analizado el ataque de Piplup, puesto que esquivó con facilidad las burbujas que iban directo hacia éste. Sin embargo, el zorro dio un gran salto y de su hocico salió un aura roja que fue imposible para Piplup esquivar.
— ¡Recibe el golpe Piplup y después usa Destructor! — parece que el Ascuas de Fennekin no había afectado mucho a Piplup, puesto que era un ataque de fuego; el daño no fue mucho y súbitamente el Pokemon de Dawn saltó a la altura del zorro. Una gran energía se concentró en el puño de Piplup y fue descargada en el vientre del otro Pokemon— ¡Así se hace Pipl…!
Sin embargo, antes de que comenzara a elogiar más de lo debido a mi Pokemon, mis reflejos fueron lo suficientemente buenos como para poder esquivar un corte mortal que una espada estaba a punto de propinarme. Apenas y un hilo de sangre corría por mi mejilla, aunque no dolió nada. Parece que el dolor aquí no era como el del mundo real.
— No te descuides… recuerda que también yo puedo atacar. ¡Ahora, Fennekin! — El Pokemon que se encontraba aún arrastrándose por el suelo, se reincorporó y resistió la inercia del golpe que Piplup le había dado. De un momento a otro el zorro nuevamente dio un salto más rápido que el anterior y en un abrir y cerrar de ojos ya se encontraba a unos centímetros de Piplup. El Pokemon de agua no pudo reaccionar ante otro arañazo.
— ¡No, Piplup! — saqué mi arco y sin pensarlo apunte al Pokemon de fuego. Sin embargo, como apenas era una novata, mi puntería no fue tan excepcional.
— ¡No te distraigas! —Cuando me volteé, Misako venía directo con su espada para darme un tajo. No pude esquivarlo y recibí una cortada en el vientre, donde en vez de sangre salió una luz cegadora y unos pixeles con un fondo no definido. El corte fue tan crítico que mi HP bajó hasta que el color verde que tenía se tornó en un rojo débil. Noté una sensación extraña en mi estómago; parecía un dolor molesto, y notaba que comenzaba a quedarme sin energías.
— ¡Piplup, usa chorro de agua hacia Misako! —el Pokemon estaba tirado en el suelo, con la barra de vida a medias, pero aún con energía. El chorro de agua no se hizo esperar y le dio a Misako de lleno en la cara, lo que hizo que ésta saliera despedida unos metros más allá.
En el ataque de Piplup, éste había dejado libre su retaguardia, por lo que Fennekin aprovechó esto y le dio un último arañazo para dejarlo con una pizca de vida. Sin embargo, no tardé mucho en reaccionar y disparé una flecha al Pokemon contrincante; ésta vez mi puntería acertó y le dio en una de sus pequeña patas al zorro; su barra de vida había bajado a rojo. Me había sorprendido por ver lo que mi flecha le había bajado a su Pokemon.
Pero cuando volteé a ver si Misako aún seguía en el suelo noqueada por el chorro de agua, ésta había desaparecido y se encontraba frente a un Piplup que apenas se estaba reincorporando. Ella partió a la mitad a mi Piplup y el Pokemon se vio envuelto en una luz cegadora, mientras se partía en varios pixeles y desaparecía dejando un pequeño polvo de luces por el camino. Ahora sólo quedaba yo…
— ¡Cuidado Fennekin! —Misako logró ver que mi rabia por haber vencido a mi Piplup era tal que no tardé mucho en apuntar de nuevo al pequeño zorro que aún sufría un poco por la flecha que le había dañado una de sus patas delanteras. No obstante, esta vez la flecha dio en su cabeza y en un instante éste desapareció y explotó en pixeles.
Misako se quedó impactada por lo sucedido y sin pensarlo mucho comenzó a correr hacia mi dirección. Yo debía de correr, puesto que si luchaba cuerpo a cuerpo con ella estaba claro que la desventaja la tenía yo. Sin embargo, su velocidad fue más que la mía y me alcanzó con un corte en mi pierna derecha. Perdí el equilibrio y caí. No podía creer que seguía aún en el juego; noté que apenas y una raya diminuta se podía apreciar en mi barra de vida.
Su espada oxidada me apuntó hacia el rostro… tan sólo debía decir "Me rindo" para que ella ganara la batalla y yo no sufriera un Game Over. Pero prefería perder antes de decir aquellas cobardes palabras.
— Lo siento… — se disculpaba Misako— Ni siquiera me has dicho tu nombre.
— Oh… es verdad —decía indefensa, aún mirando hacia la punta de su espada— Soy Hikari.
Repentinamente, el filo de su espada fue reemplazado por una mano que me ofrecía su ayuda. Yo me quedé anonadada por aquella acción. ¿Por qué no me terminaba? ¡Era su primera batalla y debía de ganarla como merecía! ¿Por qué tenía piedad ante mí? Acepté su mano con gusto. Unos segundos después ella abrió el menú de su juego y apareció un letrero que decía "¿Está seguro de que quiere cancelar la partida?"
— No, espera —fue demasiado tarde. Ella canceló la partida y la victoria automáticamente me fue dada a mí. Ella fue hacia mí y me entregó una pequeña bolsa de dinero, puesto que cada vez que pierdes tienes que dar parte de tu dinero. Al aceptarla, noté sobre mí que mi experiencia comenzaba a llenarse un poco en una barra que tenía debajo de mi HP, aunque no se llenó por completo. Sin embargo, todavía más adelante un letrero con una solicitud de amistad de Misako se me había aparecido frente a mí; la acepté sin dudarlo.
— Bien, ahora somos amigas ¿no es así?
— No entiendo…
— No necesitas entenderlo — ella me dedicó una sonrisa tierna y amable, mientras pasaba algunos pequeños mechones de su cabello rosado detrás de su oreja, y su cola de caballo se movía al compás del viento. —. Pensé que ganar en mi primera batalla contra ti sería algo… no sé… incorrecto.
— ¿Qué…? ¿Incorrecto? Pero ya me tenías vencida. Sólo necesitabas terminar conmigo.
— Lo sé, pero preferí ganar una amiga en vez de una batalla.
En ese momento noté que debía de agradecer a mis padres; no por haber pedido perdón siempre que no se encontraban conmigo o por haberme mandado una postal de felicitaciones el día de mi cumpleaños, sino porque gracias a ellos descubrí este juego. Y gracias a este juego, obtuve una amiga. Sé que apenas esto era el comienzo, pero tuve una sensación de que no volvería a sentirme sola por un buen tiempo…
