Gracias a Cata-chan y a ashthepokevenger por sus reviews. También a los demás por leer y bueno, este capítulo en lo particular me ha gustado mucho. Espero también les guste y... ¿Quién será el primer jefe del juego? Bueno, ¡Nos leemos!


6 - El jefe del nivel uno


— Bien, recuerda lo que te dije —Brock tenía su mano en mi hombro en señal de confianza—, acércate a ella y sólo tienes que saludarla.

Tragué saliva con mucho nerviosismo. Noté que Serena estaba en su casillero, a solas. No sé lo que estaba sacando de ahí, pero lo que sí sabía es que era una oportunidad que no debía de desaprovechar.

Brock al día siguiente de haberme escapado en la cafetería no reclamó ni se enojó por mi actitud cobarde, ya que entendía mi nerviosismo e incluso hasta se disculpó por haber avanzado tan rápido en el proceso. Yo me había relajado una vez mencionado eso, ya que pensé que ya no iba a ser mi amigo o algo por el estilo. Lo que me preocupó fue que Brock me dijo que Serena se había sorprendido por mi escape. Incluso el moreno tuvo que salvar mi pellejo diciendo que había estado enfermo del estómago y que por eso salí repentinamente de ahí. Aunque no sé en qué podría haberme ayudado eso, si de todas maneras había sido vergonzoso el decir que había tenido diarrea…

— Bueno, deséame suerte —le dije y comencé a caminar por el pasillo. Fingí que leía un libro para no pasar desapercibido.

No obstante, los planes no salieron como habíamos planeado, ya que choqué sin querer con alguien que cayó al suelo. Y no era precisamente Serena.

Me disculpé y le ayudé con sus cosas, mientras le ofrecía mi mano para que se levantara. Ella me agradeció, pero yo estaba más concentrado en una fotografía donde estaban varias porristas y un recado había sido escrito con las palabras de "Feliz Cumpleaños". Sin pensarlo demasiado la felicité, aunque mi lengua parecía trabarse al pronunciar las palabras.

Sin embargo, recordé que aquella muchacha estaba en mi salón; en realidad era hermosa, y la mayoría del tiempo se la pasaba parloteando junto con algunos compañeros más, es por eso que la recordaba. Empero, cuando yo traté de expresarme diciendo que íbamos en mi salón, las cosas me salieron mal. Ella se notó algo rara debido a mi comportamiento y a pesar de ello se presentó. Dawn y yo caminamos juntos hacia el salón, mientras volteaba la mirada para echarle un vistazo a Brock, que al igual que yo estaba igual de sorprendido.

— Bueno, eso no fue como lo planeamos —el chico de ojos rasgados se sentó a mi lado una vez que iba a comenzar la clase.

— Lo sé. Nada me sale bien —le reproché.

— ¿Bromeas? ¡Eso fue genial! ¿Acaso sabes a quién demonios le has hablado?

— Sí, se llama Dawn.

— No, no. Eso ya lo sé. A lo que me refiero es que te acabas de presentar con la chica que compite por el puesto de la más linda de la escuela con Serena —al decir aquellas palabras, no podía creerlo. ¿Hablar con la segunda chica más linda? De hecho, cuando la miré al otro lado del salón, me fijé en que en realidad sí era muy linda al igual que Serena.

— Oh —me quedé sorprendido— Aunque creo que le causé una mala impresión.

— Sí, eso se pudo notar cuando comenzaste a trabarte. Pero no te preocupes, lo puedes resolver con el tiempo.

— ¿Ahora piensas ayudarme con Dawn?

— Bueno, si quieres podemos cambiar de objetivo.

— No, quiero que me ayudes con Serena —aún seguía hipnotizado por su mirada.

A pesar de que las cosas no me habían salido como quería, esto era sin duda un progreso. El hablarle a la segunda chica más linda ya aparte de todo a la más linda de las porristas no era cualquier cosa.

Los consejos de Brock los seguí al pie de la letra, pero conforme pasaban los días no podía superar aquella timidez. Ni siquiera me había acercado a decirle "hola" a aquella muchacha popular. Hubo un día en el que Brock me dijo que tenía que llegar con Serena y pedirle prestado un libro, pero lo único que hice fue pasarme de largo. Brock tuvo que llegar a medidas más serias y comenzó desde el principio, diciendo que por lo menos tenía que hablarle nuevamente a Dawn, pero el resultado fue el mismo que con Serena. El chico castaño se hartó y dijo que por lo menos saludara a la chica más fea del colegio, pero incluso estaba tan nervioso que no pude hacerlo.

— Bueno, no te preocupes. Juro que haré que le hables a Serena… o al menos a otra chica —él y yo estábamos en una banca, observando cómo los muchachos de fútbol practicaban al igual que Dawn y su grupo de porristas.

— ¿Enserio? Porque yo no veo resultados… Temo incluso decir que ya me harté —y en verdad estaba harto de que pasaran los días y no pudiera progresar.

— Tranquilo… tendré que llamar Misty —él sacó su celular y marcó un número.

— Espera… espera. ¿Llamaras a la chica que se sienta enfrente de mí? ¿La que siempre se enoja de todo?

— Sí ¿algún problema?

— ¡¿Acaso quieres que se burle de mí?! ¡No quiero que nadie se entere de que me estés ayudando en esto! —mis nervios comenzaron a convertirse en desesperación.

— Escucha Ash… — aún no apretaba el botón de marcar en su celular— ¿Quieres hablarle a Serena? ¿O quieres seguir como estás? Tú decides…

Por un momento pensé en seguir como estaba; incluso estaba cómodo así. Sin embargo, también deseaba hablarle a Serena, a pesar de que tenía todo el miedo del mundo. No quería parecer un idiota con ella, pero confiaba en Brock y él sabía lo que hacía.

— Hazlo —noté que Misty contestó al otro lado del teléfono.


Después de haberme devorado el emparedado, me acosté en el sofá por unos instantes. Noté que mañana iba a ser un día duro, ya que no tenía ni idea de cómo reaccionaría Misty ante tal situación. ¿Estará dispuesta a ayudarme? No lo sé. Al parecer no se ve muy amigable a primera vista, aunque mañana lo averiguaré.

No tardé ni un minuto en ponerme el casco y comenzar a jugar Pokemon Battle Online. Aparecí en una posada, al lado de una cama. Cuando bajé noté a varios entrenadores conviviendo y comiendo junto con sus Pokemon. Al salir noté que poco a poco la gente iba desapareciendo por los rumbos del primer pueblo. Esto era tal y como esperaba, ya que conforme el tiempo pasaba los usuarios iban incrementando de poder e iban avanzando en el juego. Lo sorprendente era que aún no se podía derrotar al jefe del nivel 1.

— ¡Increíble! — oí un grito que llamó la atención de varias personas—. ¡Hoy Masato va a vencer al jefe!

Así que era cierto. Aquella persona había completado su party; y justo hoy iban a atacar a aquel monstruo que aguardaba en la cima de la montaña. No sé qué pensar al respecto, ya que en el fondo estaba seguro de que iba a ser muy difícil derrotarlo. Lo impresionante era que Masato había logrado reunir en su grupo a más de 20 usuarios, y no cualquier usuario; se dice que sus aliados eran los que iban sobresaliendo más en el juego, aunque no los más poderosos. Sin embargo, no tenía que subestimarlos ni por un segundo.

Antes de que pensar en otra cosa, un recuadro flotante apareció frente a mí, acompañado de un sobresalto por mi parte.

"Takeshi te ha mandando un mensaje"… "¡Hey Satoshi! ¿Dónde estás? Dicen que hoy van a derrotar al jefe del nivel 1, pero me les quiero adelantar. Te espero en las afueras del pueblo."

Cuando lo alcancé, noté que había estado demasiado impaciente por mi llegada.

— ¡Satoshi! ¡Hasta que llegas!

— Takeshi, vine a detenerte… —El moreno se quedó asimilando un rato lo que había mencionado, aunque después soltó una risotada fuerte.

— ¡Tendrás que pasar por mi cadáver virtual! Venga, dijiste que ibas a acompañarme a ver cómo ganaba.

— Yo no dije eso — era inútil convencerlo de que no fuera— Dije que iba a ver cómo eras asesinado por el jefe.

— Bah… tonterías. Vamos.

En el camino comenzó a platicar sin parar como lo hacía en la vida real; sin embargo, yo le seguía la plática, ya que cuando estaba en el juego me sentía más cómodo. Incluso, me sentía feliz de que Brock era mi amigo, aunque él en realidad no sabía quién demonios era en el juego.

El camino era largo y dificultoso, ya que algunas rocas gigantescas bloqueaban nuestro camino, además de que el camino se empezaba a tornar irregular. La temperatura comenzó a disminuir hasta el punto que tuve que sacar un abrigo de un tono blanco que tenía en mi inventario, mientras exhalaba vapor congelado; me sorprendía notar cómo el frío virtual se podía sentir exactamente igual al de la realidad. La altura comenzó a elevarse con cada paso que dábamos. El primer pueblo apenas y se pudo notar; éste se veía como si de un par de casas se tratase, ya que en verdad desde este punto se apreciaba un pueblo diminuto, cuando en realidad te podías tardar horas investigando casa por casa, callejón por callejón, rincón por rincón. Más a lo lejos, se veía un cielo azul y con un par de nubes que adornaban la atmósfera. Empero, el astro rey estaba escondido por el otro lado de la montaña, por lo que no pude apreciar su luz. Y unos minutos más tarde, cuando Brock había vencido un par de Pokemon salvajes por el camino, notamos que la irregularidad del pasaje comenzó a tornarse peligrosa. Incluso tuvimos que pasar de puntillas por un pequeño camino en el que era casi imposible pasar. El vértigo fue invadiendo mi cuerpo pese a que sabía que si caía mi muerte no iba a ser real, pero tenía miedo de caer y mantenerme en el aire por varios segundos hasta dar contra la tierra. No obstante, di gracias a la neblina que empezó a rodearme no sólo a mí y a mi amigo, sino a todo lo que se encontraba alrededor de nosotros; así ya no tenía que ver abajo sin asustarme. Hubo un punto en el que Pikachu tuvo que lanzar pequeños rayos para alumbrar el camino, aunque eso no sirvió de mucho. Empero, finalmente habíamos llegado a la gran puerta donde dentro estaba el jefe.

— Es increíble — Brock se quedó petrificado ante la gigantesca puerta. Ésta estaba pulida a base de roca, formando varias líneas curvas y extrañas sobre ella; las manijas gigantescas también estaban formadas por rocas, aunque éstas tenían un color más grisáceo.

Los rumores habían dicho que el jefe iba a estar en la cima de la montaña; sin embargo, no sabíamos si donde nos encontrábamos era en realidad el punto más alto, ya que la puerta no dejaba ver más arriba y los muros rocosos en los costados de ella nos impedían ver lo que había a través.

— Es hora — Brock tocó la puerta y por un momento noté que éste tenía miedo.

— ¡Alto! — una voz a nuestras espaldas nos sorprendió por completo.

Al voltear, nos dimos cuenta de que se trataba de un chico robusto, alto y de tez pálida. Su cabello largo de un tono entre un azul claro y oscuro le llegaba hasta los hombros. Su rostro dejaba ver unos lentes que refugiaban unos ojos azul marino intimidantes y seguros. Su armadura constaba de una cota de malla negra como la oscuridad; la armadura esmeralda lastimaba la vista, a pesar de que no había luz en la atmósfera que lo reflejara; las manoplas de un marrón brillante traían consigo un yelmo del mismo color que la armadura. En su espalda pude ver un gigantesco escudo junto con una espada envainada que no pude apreciar muy bien, pero con el hecho de ver nada más su empuñadura esmeralda y perfectamente bien diseñada tuve la certeza de que era una espada poderosa. Sin duda era Masato, del que tanto se hablaba.

Detrás de él venían unas cuantas personas más, y también parecían fuertes. Pude notar a un chico con una capa púrpura que ocultaba su rostro; a una joven arquera de cabellera amarilla; a un chico con una túnica naranja —éste si no me equivoco parecía ser un sanador—; a un joven con unos guantes oscuros que estaban rodeadas de un aura negra, entre otros que tan sólo de verlos parecían imponer respeto.

— Apártate del camino —su voz era grave y alta— Tenemos que derrotar al "boss".

— Lo siento, pero yo… —Brock trató de intervenir, pero mi brazo le impidió acercarse al espadachín esmeralda. No era buena idea causar una riña con estos tipos.

— Takeshi, no… —Mi mirada se cruzó con la de Brock y pudo entender que no era una buena idea; en ese momento, se apartó de la puerta y les dejó la libertada a aquellos usuarios de entrar.

El espadachín se colocó frente a la puerta y me miró por algunos momentos. Yo aparté la mirada más con nerviosismo que con miedo, puesto que por un momento pensé que dudaría que tuviera algo de extraño al igual que Brock lo había hecho desde un principio. No obstante, cuando su mirada me analizó por completo, la retiró y volteó bruscamente hacia sus compatriotas, mientras su túnica verde ondeaba por los aires fríos de la montaña.

— ¡Escuchen!... — noté que todos sus compañeros estaban atentos al joven ojiazul-. Primero quiero decirles que estoy muy agradecido por unirse a mi grupo. Segundo… ¡quiero que den su máximo esfuerzo! ¡No hemos entrenado en vano para salir derrotados! ¡¿Acaso no quieren el misterioso premio que se está ofreciendo?! ¡POR SUPUESTO QUE SÍ! ¡Vamos a luchar como un grupo unido! ¿Y qué pasará después de que venzamos al jefe? A prepararnos para el segundo nivel… Y no será sencillo, ya que el segundo nivel incluirá una mazmorra que tienes que enfrentar antes del "boss". Incluso se han visto gentiles los creadores del juego al no tener que pasar por una mazmorra en el primer nivel. ¡Acaso quieren que seamos completamente humillados después de que tuvieron el gesto de no incluirnos la mazmorra! Si perdemos contra este monstruo, imagínense los siguientes. ¡ASÍ QUE NO QUIERO EXCUSAS Y QUIERO QUE DEN TODO SU POTENCIAL JUNTO CON SUS POKEMON! Y si quieren… después de esto podremos formar un gremio o pueden ser libres de irse, como quieran. Ahorita lo importante es explotar nuestras habilidades al máximo. ¡¿QUIÉN ESTÁ CONMIGO?!

Un sonido ensordecedor por parte de los guerreros que estaban unidos a Masato hizo temblar el ambiente. Los gritos de lucha y de emoción producían un eco a lo largo del ambiente; no sabía decir con exactitud se aquellos gritos llegaron hasta el pueblo.

En un abrir y cerrar de ojos, Masato ya estaba volteado mirando hacia aquella puerta. Un sonido sepulcral invadió de repente a todos. A pesar del discurso del muchacho, podía sentirse la tensión y el nerviosismo por saber lo que se encontraba detrás de aquella puerta.

Masato levantó sus manos enguantadas y empujó la puerta. Ésta comenzó a abrirse lentamente y un aire caliente me abrazó por completo. Noté una punzada en el estómago.

Brock y yo entramos junto con los demás, a pesar de que no éramos del grupo del espadachín esmeralda. Nos vimos rodeados de una oscuridad plena, pero no pasaron ni cinco segundos cuando decenas de antorchas comenzaron a prenderse rápidamente alrededor de nosotros.

La luz de aquellas diminutas pero numerosas flamas nos permitió ver que era una cueva sumamente gigantesca. Las paredes rocosas se extendían alrededor de nosotros, incluso eran tan gigantescas que al voltear arriba, no podíamos ver nada más que un punto de luz blanco en el centro. Parecía ser que aquello no era una montaña, sino un volcán… Y nosotros estábamos dentro de él. Y parecía ser que yo no era el único que sentía el suelo hirviendo. Incluso las suelas de mis botas blancas parecían estar a punto de fundirse.

Masato caminó más al centro del volcán, donde la luz del sol que apenas se colaba por aquel agujero lejano hacía contacto con una pequeña parte del suelo. Pero cuando éste se colocó en este rayo de luz, notamos que inmediatamente había desaparecido. ¿Por qué?

Volteé arriba para ver lo que había impedido dejar pasar la luz solar y no lo pensé dos veces.

— ¡Cuidado! — le mencioné a Masato y corrí hacia su dirección. Lo empujé con fuerza y ambos salimos hacia otra dirección para no ser aplastados por una silueta que había venido con suma velocidad por el agujero del volcán.

Todos nos quedamos paralizados al ver que un dragón anaranjado había soltado un rugido que esta vez pude estar seguro de que se había alcanzado a escuchar hasta el pueblo. Sus orbes azules brillaban en la oscuridad roja del volcán. Unas pequeñas rocas fueron desprendidas al sentir el rugido del dragón. Éste extendió unas alas esmeraldas y grandes, apagó algunas antorchas debido a la velocidad con las que las había expandido.

Un cursor rojo apareció sobre su cabeza y un nombre con letras del mismo color nos dio a conocer su nombre.

CHARIZARD.

EL DRAGÓN INCINERADOR

Masato se quedó por unos momentos ahí, petrificado sin poder hacer nada. Sin embargo, cuando notó que sus compañeros comenzaron a sacar a sus Pokemon y a luchar junto con ellos, reaccionó.

— ¡Ralts, al ataque! —un Pokemon con un vestido blanco, cabellera verde y unos extraños cuernos curvados rojizos salió de la pokebola del usuario.

Masato sacó una espada plateada que tenía unos reflejos esmeraldas en ella. Se protegió con su escudo y comenzó a atacar.

La batalla era dura. El Pokemon dragón volaba tan rápido por el lugar que no se podía ver muy bien por donde iba. Algunos arqueros intentaron darle, pero a pesar de que le acertaba con éxito, su vida apenas y había bajado. Sin embargo, incluso Takeshi junto con su Ónix —que parecía diminuto en comparación con el gigante Charizard— se unió a la batalla. Tajos, flechas, hechizos, puños y polvo sanador iban y venían. Yo sólo me dediqué a observar, ya que no quería mostrar mis habilidades.

— Satoshi ¿Qué mierdas estás haciendo? —Brock me gritó mientras iba montado en su Ónix y trataba de alcanzar al Charizard.

Yo no le respondí, puesto que noté que el primer caído del encuentro hacía Game Over al ver que en un pestañeo, el dragón se apareció detrás de él y le clavó las garras.

— ¡¿Qué?! ¡DE UN SOLO ATAQUE LO MATÓ! —dijo uno de los aliados de Masato.

Pero ahí no acabó la desesperación: un poder brillante, anaranjado y cegador se concentró en la boca de Charizard. De un momento a otro comenzó a regar un fuego poderoso como si de agua se tratara. Algunos más usuarios y Pokemon desaparecieron. Otros resistieron al ataque. Sabía que esto no iba a llegar a nada; tenía que hacer algo.

— ¡No nos rendiremos! — Masato estaba rabioso. En un increíble movimiento esquivó las garras del dragón —- ¡Ahora Ralts!

El Pokemon usó Confusión y Charizard dejó de volar y cayó al suelo; por un momento perdió la noción del tiempo. Masato aprovechó la oportunidad y agarró con fuerza la empuñadura de su espada.

— ¡NO! — Brock se dio cuenta de que el espadachín no le iba a dar tiempo para clavarle parte de su espada, puesto que Charizard había abierto los ojos y notó cómo el muchacho venía directo hacia él—- ¡CUIDADO!

Las pupilas del peliazul se dilataron al ver que una llamarada iba directo hacia él. Cuando cerró los ojos, esperó a su muerte…

No me quedaba otra opción más que luchar…

Cuando el joven había abierto los ojos, se sorprendió al ver que seguía vivo. Él volteó al verme cuando notó que lo había salvado. Apenas y pude agarrarlo y esquivar el fuego. Sin embargo, aquel fuego iba directo hacia más usuarios que se quedaron inmóviles.

Un roedor amarillo súbitamente lanzó un impactrueno que chocó con la llamarada y causó una explosión leve.

— Sabía que notaba algo extraño en ti —Masato me miró, aunque yo estaba concentrado en el dragón, que me observaba con rabia.

—Puede que lo llames extraño — el ruido que hizo mi espada blanca al desenvainarse sorprendió un poco al Charizard, pero éste rugió con más fuerza. Unas pequeñas chispas salieron de la espada y apunté con el filo hacia el dragón—. Yo lo llamo poder.