Bien, después de un par de días he venido con la conti n_n ¡Yo sé que ustedes quieren saber si Ash derroto al poderooooooooooso Charizard! Y lamento decirles que Charizard no estaba en su Megaevolución, sino hubiera sido un jefe tipo nivel 48 jajaja xD Apenas es el nivel uno ! xDDDD Bueno, muchas gracias a todos por sus comentarios y por visitar este fic. (Sí, hay veces en que no tengo nada que hacer y checo si este fic esta completamente abandonado como el desierto del Sahara o si está reciviendo visitas xD). Bueno, sé que querían ver la pelea de Ash contra Charizard, pero si les muestro el potencial de Ash sería un gran spoiler en la trama xD Bueno, pero no se alarmen, MAY HA LLEGADO A SALVAR EL CAPÍTULO DE HOY. Bueno, basta de bla bla bla y los dejaré en paz "Se va a escribir más capítulo" (Sí, sí, he tenido mucho tiempo libre, así que esta historia va para largo xD) Byeeeeee! (Y comenten, o hare que maten a algún personaje del que se encariñen a lo largo del fic =)


7 - Miedo al fracaso


Estudiar, estudiar y estudiar. Siempre he tratado de sacar buenas calificaciones en el colegio. No sólo porque quiero un futuro con éxito, sino que mis padres me lo exigen; ellos quieren que sea la mejor y la más feliz. Les importa mi futuro.

La noche anterior de hecho me había quedado despierta hasta tarde porque tuve que estudiar para uno de los exámenes que un profesor iba a aplicar la semana siguiente. Soy incluso tan precavida que estudio días antes de la prueba. Sin embargo, no sólo me conformo con estudiar; también hago deporte, actividades fuera de la escuela e incluso tengo buenos amigos. De hecho, soy una persona sumamente feliz, a pesar de vivir bajo la presión académica y la de mis padres.

Cada día era un día diferente al de ayer. Jamás hacía la misma cosa y cada vez aprendía algo nuevo. El lunes iba a entrenar un poco de soccer; el martes iba al gimnasio; el miércoles iba a clases de idiomas; el jueves daba cursos a mis compañeros que les costaba un poco la escuela; incluso tenía tiempo el viernes para salir con mis amigos y divertirme un rato. El fin de semana los pasaba con mi familia, ya que a veces no veía mucho a mi padre puesto que tenía un puesto importante políticamente. Es por eso que quiera que brille en un futuro.

Sí, suena algo exhausto pero entretenido. Incluso yo me pregunto cómo demonios me da tiempo para estudiar después de haber tenido todas esas actividades y haber tenido una calificación perfecta al día siguiente. Hasta yo me impresionaba.

No obstante, hoy no era uno de esos días…

Agarré mi libro de literatura, mientras en mi mano tenía algunos otros libros de materias distintas. Mi mente estaba tan concentrada en lo que me acababa de suceder que no me di cuenta de que mi mejor amigo se me había acercado a saludarme.

— Hola May —el chico notó mi preocupación—. ¿Pasa algo?

— Oh… Brendan… no, no. ¡Estoy perfecta!

— Como sea… ¿Oíste lo que acaban de decir por ahí? ¡Dicen que en un salón le jugaron una broma a un profesor! ¡Ésta vez le pusieron algo a su café que tuvo que ir al baño inmediatamente a expulsar toooodo eso!, tú sabes a qué me refiero.

— Déjame adivinar… fuiste tú. Otra vez.

— ¡Shhhh! — el chico de cabellos negros puso un dedo en mis labios—. Nadie debe enterarse o estaré frito.

— ¡HEY TÚ! — una voz por el pasillo llamó a Brendan. Éste volteó con suma preocupación y notó que ya era demasiado tarde para que May expandiera aquel rumor.

— Bueno, te veo luego. El profesor está a punto de matarme — el chico que llevaba un gorro blanco en la cabeza salió corriendo en dirección opuesta al profesor que sufría de diarrea, mientras éste lo perseguía con un dolor tremendo en el estómago.

Sí; él era mi mejor amigo, aunque no lo pareciera. Era el mejor bromista de la escuela, pero siempre se metía en problemas y la mayoría de las veces tenía que salvarle yo el pellejo convenciendo a la directora que no le hiciera nada. Incluso una vez ella insinuó que estaba enamorada de él, pero yo lo negué avergonzada.

Cerré mi casillero y el toque de salida sonó. Suspiré después de un día largo y una semana pesada. Por fortuna hoy era viernes y no tenía nada que hacer, así que descansaría todo el día… Empero, cuando recordé que tenía que recoger a aquel pequeño diablo que a veces frustraba mis días, fruncí el ceño y caminé con un poco de rabia a la salida y me encaminé hacia la escuela de mi hermano Max.

Max era un chiquillo de no más de diez años. La mayoría del tiempo no podía soportarlo, puesto que a veces me distraía de mis estudios con los gritos que se escuchaban en su cuarto debido a sus videojuegos. Otros días simplemente no paraba de hablar y era insoportable. Sin embargo, era mi hermano y en el fondo sabía que lo quería demasiado.

Y hoy no fue la excepción. Cuando me vio me saludó felizmente y corrió hacia mí para dirigirnos de una vez a la casa. Ya quería recostarme en mi cama y pensar en cómo le diría a mis padres de aquel duro día que había tenido… Sí, por primera vez en mi vida había reprobado. ¿Pero qué me sucedía? Si yo siempre había estudiado para los exámenes e incluso para aquella materia había puesto toda mi atención como acostumbraba. Bueno, al parecer a veces una persona tiene altibajos; soy un humano y no soy perfecta. Sé que mis padres aceptarán mi error y lo entenderán.

— ¿No es grandioso May? —la voz de aquel muchacho me distrajo de mis pensamientos. No me había dado cuenta de que había estado parloteando desde que lo recogí.

— Oh, sí. Grandioso —simplemente le seguí la corriente, aunque él se dio cuenta inmediatamente.

— Ni siquiera me has puesto atención —frunció el ceño y se acomodó los lentes y repitió su discurso de nuevo, a pesar de que yo no se lo había pedido—. He dicho que Pokemon Battle Online es el mejor juego de la historia. ¡Es grandioso!

— ¿Poke qué?

— ¡Pokemon Battle Online!

— Oh, ese juego que llevas jugando desde hace dos semanas… ¿No te cansas de hablar todo el tiempo de eso?

— ¿Bromeas? ¡Se ha vuelto adictivo! Si lo jugaras por una vez en tu vida, me entenderías.

— Sí, seguro —aún estaba preocupada pensando en mi materia reprobada.

— ¡De verdad! Incluso ayer descubrí que hay gente más fuerte que yo en el juego, y yo pensando que era el más poderoso del juego.

— ¿De verdad? ¿Aun jugando más de 8 horas al día no te has vuelto el más bueno en eso?

— No… —pareció que mi comentario lo hirió un poco, pero más que una herida parecía que había recordado algo que lo dejó sorprendido—. Incluso tengo que mejorar mucho para alcanzar el nivel de aquel tipo.

— ¿Aquel tipo?

— Sí… ayer derrotó él solo el monstruo del nivel uno. Fue impresionante la manera en que lo hizo —Max comenzó a sentir frustración pero a la vez admiración por aquel sujeto del que estaba hablando —. A pesar de que adquirí un gran respeto por él, sé que en el fondo tiene un truco. Incluso cuando terminó a Charizard le pregunté de dónde había adquirido tanto poder.

— Oh — en mis adentros estaba suplicando a que se callara de una buena vez, empero seguía hablando.

— Es imposible que incluso siendo un jugador beta haya tenido la fuerza que él tiene. Sé que él fue uno de los beta, al igual que yo. Lo que no entiendo es por qué es tan poderoso. ¡Hasta el nivel que se muestra sobre su cabeza maraca nivel 3! ¿Estás de acuerdo que un usuario con ese nivel no sería capaz de derrotar a semejante dragón?

— Tienes toda la razón — aunque deseaba exageradamente que Max guardara silencio, por fin habíamos llegado a casa.

Al abrir la puerta, me sorprendí al notar que mi padre estaba ahí junto con mi madre; ambos estaban sentados en el sofá, y en la mesa que tenían en frente se encontraba una computadora en la que estaban concentrados. Cuando me vieron entrar, la expresión de los dos cambió radicalmente y supuse que no era una buena señal.

— Max, a tu cuarto — la voz de mi padre estaba entre un tono nervioso y furioso.

El joven con un poco de confusión subió las escaleras y se escuchó el portazo a lo lejos. Yo me senté en otro sillón, algo confundida por su actitud, aunque en el fondo sabía que ya se habían enterado de mi materia reprobada; pero tenía las esperanzas de que esa no fuera la situación.

— May ¿tienes algo que decirnos? —las manos de mi madre se fueron a su pecho en señal de decepción.

Yo me quedé petrificada. No sabía que decir. ¿Y si se trataba de otra cosa? ¿Y si les decía de la materia reprobada y ni siquiera ellos se habían enterado? No sabía cómo reaccionar ante la pregunta, por lo que mi voz entrecortada se atoró en mis labios.

— Yo… — no era capaz de de voltear a ver la mirada de Norman, mi padre—. Lo siento.

— Hija, no sé qué te pasó esta vez. Tu madre recibió un correo con la noticia de que habías reprobado un materia. ¿Eso es cierto?

Me quedé por unos instantes con la mirada perdida, aunque momentos después asentí decepcionada.

— Lo siento. Sólo fue un pequeño error. Les juro que no volverá a suceder.

— No sé qué decir, May —Norman se paró de su asiento y comenzó a caminar de lado a lado hasta que se paró y me dio la espalda—. Tantos años tratando formarte como persona… tanto esfuerzo que me ha costado llevarte por el buen camino… tanto sacrificio que he hecho para que me falles ¿Qué he hecho mal, May?

— Papá, tan sólo fue una materia reprobada — susurré debido al miedo. Tenía razón, tan sólo era un pequeño error; él estaba siendo exagerado.

— Sí, May. Una baja calificación. ¿Mañana qué pasará? ¿Otra materia reprobada? ¿Y el día siguiente? ¿Te expulsan del colegio? ¿Y al día siguiente?... ¿Qué será de tu futuro?

— Esto no tiene nada que ver con mi futuro.

— ¡Por supuesto que sí! ¡Cuando cometes un pequeño error, puede llevarte a uno grande! ¡Entiende May! — se volteó y me miró con un rostro que no podía imaginarme—. ¡Hago todo para que tengas un buen futuro! Quiero que seas una persona exitosa como yo. ¡Quiero que vivas feliz! No quiero que termines como los demás…

— ¿Y cómo son los demás?

— No lo sé…. Yo… Yo tan sólo quiero que no sufras, que no vivas con problemas en tu vida. Que seas feliz.

— Pues… —una lágrima salió de mi rostro—. Entiende que las personas no son perfectas. Y si piensas que la gente no va a tener problemas en su vida, de una vez te digo que estás equivocado. Todos tenemos problemas, pero no cualquiera sabe cómo afrontarlos. Y yo estoy segura de que me estoy preparando para ello… estoy segura de que sabré sacar la vida adelante. Así voy a ser feliz. No necesito dinero, ni un futuro exitoso… tan sólo necesito aprender de mis errores y que la gente me acepte junto con ellos.

— May, no…

— Y te aseguro que tú no haces nada para hacerme feliz… — lo interrumpí mientras me iba a mi habitación—, sino todo lo contrario.

Subí las escaleras y noté un silencio incómodo en la habitación de estar. Había sido dura con mi padre, pero se lo merecía.

Estaba a punto de llorar, pero noté que el cuarto de Max estaba entreabierto y aunque no estaba de muy buen humor, algo me llamó la atención para acercarme y mirar de reojo lo que había en su cama. Era un casco.

¿Qué demonios era eso? ¿Acaso era el juego del que Max tanto me hablaba? Asomé mi cabeza por el pasillo del pasillo para ver si Max se encontraba por los alrededores, pero no había rastro de él. Cerré la puerta y de un momento a otro me coloqué el casco.

No sé por qué lo hice, ni tenía idea de cómo se jugaba aquello, pero por un momento quería evadir la realidad y no pensar en que lo único que tenía que hacer era alcanzar el éxito…


Lo primero que noté al aparecer en el pueblo fue que mi cabello cambió de color. Éste era de un tono esmeralda claro al igual que mis ojos. Al verme en la ventana de una casa hecha de ladrillos, noté que no me parecía en lo absoluto. Incluso tenía un atuendo diferente al que tenía en hace unos momentos. Constaba de una falda corta de matices esmeraldas combinados con algunos tonos morados. Mi camiseta jade estaba ajustada y portaba un cinturón con una evilla dorada donde un diseño extraño estaba forjado. Unos brazaletes púrpura combinaban perfectamente con mi atuendo, y unas botas verdes se ajustaban perfectamente a mis pies.

Una vez que tuve a mi Pokemon, lo abrí y enseguida un gusano horrendo se había aparecido frente a mí, ocasionando que saltara del susto y corriera hacia un callejón para esconderme.

Pero cuando aquel pequeño gusano me dedicó una sonrisa, supuse que no era tan horripilante como había creído. Aquel Pokemon, llamado Wurmple, se arrastró por mi pierna y subió hasta mi hombro para dedicarme una expresión de alegría.

— Al parecer te juzgué mal —me reí junto con aquel Pokemon y nos encaminamos a las afueras del pueblo.

Por algunos momentos me quedé mirando fijamente a un volcán totalmente despejado que sobresalía por el firmamento. Parecía que aquel había estado calmado ya por mucho tiempo, puesto que se notaba a la distancia que la tranquilidad lo rodeaba como si la madre naturaleza se lo hubiera indicado. Aparte, sentía los rayos de un sol lejano que se abría paso por entre las nubes; me sorprendí al ver que todo era como si estuviese en la realidad.

Momentos después, comencé a caminar por la montaña, aunque oí a algunas personas que también estaban conectadas que ya se podía viajar al nivel dos con suma libertad. Mi instinto me dijo que no era recomendable, ya que el nivel dos sería más difícil y yo apenas era una novata, pero qué más daba. Si perdía, aprendería de mis errores y no volvería a suceder aquello.

Un recuadro apareció frente a mí, indicándome que si estaba segura de viajar al nivel dos, a pesar de que aún no tenía el nivel necesario para ello.

Noté que mi cuerpo comenzó a desaparecer para trasladarse a otra parte. Pero en un abrir y cerrar de ojos, ya me encontraba en otro lugar bastante diferente. Ésta vez un campo se extendía a lo largo del terreno. El césped largo se movía al compás del relajante viento y el aroma a hierba me llegó a la nariz. Algunos árboles se erguían por aquella pradera, pero no se podía ver nada más que un cielo completamente azul y un sendero verde que tenía a los costados césped grande. Incluso pensé por un momento en quedarme aquí para siempre, ya que aquí nadie te regañaba por ser imperfecta y por cometer errores.

— Oye… ¿No quieres una batalla? — un joven de cabellos plateados mencionó a mis espaldas. Noté que él ya estaba con su Pokemon listo para un combate.

— Bueno, puede ser divertido — sonreí y le indiqué a mi pequeño Pokemon insecto que fuera al ataque.

— ¡Genial! ¡Ve, Taillow! — El Pokemon ave de plumaje oscuro voló por los aires frescos de la llanura. El viento estaba su favor y se mostraba inspirado.

— ¡Wurmple, usa picotazo venenoso! —El Pokemon agachó su cabeza para que el pico que tenía en su cabeza fuer directo al Pokemon que estaba en los aires. Increíblemente, el gusano saltó demasiado para que el Pokemon fuera alcanzado, aunque no le hizo mucho daño.

— ¡Taillow, picotazo! — el Pokemon tomó altura y súbitamente comenzó a descender rápidamente para estrellar su pico contra Wurmple, que fue imposible de esquivar.

— ¡No mires hacia otro lado! — advertí al muchacho; el joven fue capaz de esquivar un hechizo débil de agua que yo había lanzado de mis manos.

— Vaya, parece que te subestimé ¡Taillow, nuevamente usa picotazo!

Sin embargo, cuando el joven tomó altura de nuevo, le indiqué al Wurmple que se escondiera por entre la hierba para que el ave no pudiera verla. El Pokemon falló en el ataque y comenzó a buscar desde el aire al Pokemon oponente.

Y mientras el Pokemon estaba dirigiendo su vista a otro lado, aproveché la oportunidad y de mi mano lanzó un hilo pegajoso que el ave no pudo evitar. Éste cayó en la hierba y el Wurmple ya lo esperaba con un picotazo venenoso que le dio de lleno en el lomo.

— ¡Sí, bien hecho Wurmple!

— No tan rápido — el joven cerró los ojos y extendió sus manos. Un polvo dorado comenzó a viajar por el aire; éste rodeó al Pokemon volador y poco a poco el HP del ave comenzó a subir hasta completarse por completo.

— ¿Qué? —no podía creer que su vida se había regenerado por completo. Ya había tenido la victoria, pero de un momento a otro ésta se había escapado de mis manos.

— Siempre tienes que batallar cuidadosamente cuando lo haces contra un sanador, niña. ¡Taillow, termínalo con Ataque Ala!

El Pokemon, con las fuerzas recobradas voló tan alto en el aire que sólo pude notar un punto negro en el cielo despejado. Le indiqué nuevamente a Wurmple que se escondiera en la hierba, pero la vista del ave fue como la de un águila y solamente pude presenciar como unas alas brillantes iban directo hacia la posición de mi Pokemon insecto.

— ¡Así se hace, Taillow! — noté que mi Wurmple había desaparecido y se introdujo de nuevo en su pokebola.

— Buen trabajo Wurmple —mencioné con orgullo. El joven me felicitó por la gran batalla que había dado, le entregué una pequeña porción de mi dinero y seguí mi camino.

Sabía que en el nivel dos las cosas no iban a ser fáciles; mi primera batalla y ya había perdido. Sin embargo, el perder me hizo sentir diferente. Me hizo sentir libre, orgullosa y capaz de mejorar cada vez más. Ahora sabía lo que era equivocarse, y sabía que en el fondo una persona iba a alcanzar el éxito si se equivocaba miles de veces y aprendía de sus errores. Después de haber perdido, pude notar que el juego no te hacía sentir aquella presión que tenía en la vida real; noté que al perder me di cuenta de que aunque apenas era mi primera batalla, me había hecho más fuerte. No obstante, estuve agradecida en perder en mi primera batalla, ya que si la hubiera ganado, no me habría dado cuenta de que el equivocarse era una parte importante para ser mejor en la vida.