Qué tal. Bueno, espero que dusfruten el capítulo. Y sí, sus sospechas estan en lo cierto xD. Oh, y para los que piensan que qué rayos hacían un Nidoking y un Kangaskhan, si todos empezaban con Pokemon iniciales en la batalla, ya lo verán... puede que tarde en descubrirse, pero lo sabrán xD Muchas gracias a todos por pasarse por mi fic, y gracias por los reviews :D En fin, los dejaré en paz. ¡Nos leemos!
13 — Enfrentamiento Inesperado
Mi caminata hacia el instituto se me hizo bastante corta. Sinceramente estaba tan concentrada en el juego que el tiempo se me pasó volando. El torneo era de suma importancia para mí, aunque suene raro. Puede que apenas sea una especie de novata en Pokemon Battle Online, pero esta competencia era una oportunidad que no tenía que desaprovechar. Así, si entraba al gremio Escarlata, sería capaz de derrotar al jefe del nivel dos junto con Haruka.
Pero… ¿Qué pasaba si fallaba y no entraba al gremio? No lo sé. La verdad es que aquella pregunta me la había formulado por primera vez; jamás había pensando en la derrota, y supongo que eso era algo bueno. Sin embargo, no tenía que confiarme en lo absoluto.
Cuando llegué hacia mi casillero, saqué un par de libros y me dirigí inconscientemente a lo que sería mi primera clase.
A pesar de ir caminando por los pasillos, aún mi atención estaba dirigida hacia mi propio Pokemon. ¿Qué tipo de ataque era aquel? Muchos habían subestimado a Togepi e incluso yo también lo había hecho, pero después de aquel ataque ya no pensaba de la misma manera. Cuando ganamos el duelo, todos estaban sorprendidos excepto mi Pokemon.
— Eso fue grandioso— Haruka no sabía ni cómo reaccionar— Qué tipo de Pokemon traes ahí.
— No lo sé. Simplemente actuó sin que se lo ordenara.
— No es cierto; escuché que le ordenaste que hiciera lo que fuera.
— Tu Pokemon usó Metrónomo —Brock se me acercó aún con algo de cansancio— Es un ataque al azar. Puede ir desde una devastadora explosión hasta el más absurdo empujón.
Y fue una suerte que aquel ataque se manifestara con todas sus fuerzas. ¿Acaso era alguna señal de que debía de estar en el gremio? Bah… qué más daba. Lo único importante ahora era pensar en la siguiente fase; el hermano de Haruka anunció que los cuartos de final se iban a llevar a cabo la noche siguiente, y con mucha suerte, nosotros eramos de los cuatro equipos que pasamos a la siguiente fase. Shigeru y el Destello Eléctrico habían sido los más rápidos, seguido del chico de ojos carmesí y la maga, luego nosotros y al final la esapadchín y la arquera. A pesar de que aún faltaban algunas para que reanudara el torneo, ya me sentía emocionada. Supongo que era algo normal, pero debía de mantener mi mente ocupada en otra cosa para que el tiempo se me pasara lento.
Cuando llegué y mi coloqué en mi asiento, noté todo demasiado normal. Algunos compañeros terminaban las tareas correspondientes, otros simplemente intercambiaban diálogos e incluso unos estaban reunidos mientras gastaban bromas absurdas. Sin embargo, el único que me tenía preocupada era Ash… Él había estado recostado en su banca desde el momento en que entré hasta que el maestro terminó su clase. Nadie le dirigía la palabra, aunque muchos susurraban a sus espaldas y otros tantos sólo se limitaban a reírse de él por lo que había hecho el día anterior. Brock y yo queríamos hablarle, pero cuando trabamos de disculparnos, las palabras no eran capaces de salir de nuestros labios. No queríamos incomodarlo y empeorarlo más. Por su parte, Serena se notaba algo callada a diferencia de otros días; puede que también haya sentido algo de remordimiento por haberlo rechazado enfrente de todos. No lo sé.
—Deberíamos de pedirle perdón ya —Brock insistía.
— No, Brock. Deja que pasen unos días y que todo se calme —le di un golpe por su comentario tan estúpido— Aparte, ¿No tenemos que concentrarnos en el torneo?
— Tienes razón.
Había sido algo sorpresivo que Brock era Takeshi. ¿Qué probabilidades tenía de que mi mejor amigo del instituto haría equipo conmigo en un juego de rol en línea? No eran muchas, y aún así esa mínima probabilidad se había presentado.
— ¡¿Qué?! ¿Brock? ¿Eres tú?
— ¿Ehh? No sé de qué hablas. Soy Takeshi, un gusto conocerte.
— ¡Eres Brock! —su apariencia no había cambiado ni lo más mínimo en el juego— Deberías cambiar tu apariencia.
— ¿Qué? ¿Y tú quién rayos…? —se quedó pasmado unos momentos después de pensarlo—…Esa forma de gritarme y esa mirada tan diabólica. Creo que debes ser quien creo que eres.
— ¡Sí idiota, soy Misty! —la gente comenzaba a centrar su mirada hacia nosotros, lo que me hizo ruborizar.
— Rayos, pensé que nadie me reconocería con esta apariencia tan diferente.
— ¿Diferente? Estás exactamente igual, sólo que tu pelo está mal largo. Idiota.
— A mi no me llames idiota… ¡Soy el más gran conquistador de mujeres que ha existido!
Puede que Brock sea un imbécil, y gracias a eso pude descubrir quién era realmente. Al menos tengo a un amigo dentro del juego y eso me hacía sentirme más segura. Lo mejor de todo es que ambos habíamos pasado a la siguiente ronda, y deseaba que tanto Haruka como Brock estuvieran junto conmigo en el gremio.
No obstante, no entendía cómo es que serían las siguientes rondas. ¿Acaso Brock era mi compañero de batalla permanentemente y tenía que luchar junto contra él por el resto del torneo? ¿O nos iban a reagrupar junto con otro usuario? ¿Y si me tocaba con Haruka de equipo? ¿O si me tocaba con aquel tipo que sorprendió a todos? Creo que la última opción era la que todos querían. El Destello Eléctrico ni siquiera fue capaz de moverse, puesto que el Eevee del chico venció a todos. Si me toca con él, es seguro que obtenga la victoria.
Cuando hubo terminado un largo día de escuela, finalmente noté que el sol se estaba ocultando por Ciudad Luminalia. Aquello hizo que me emocionara más de lo debido. Cuando Brock y yo nos dirigimos hacia la salida, notamos que Ash iba detrás de nosotros; se adelantó y caminó un poco más rápido con la mirada por lo bajo. Poco después, desapareció entre la esquina de una cuadra.
El castaño y yo no supimos cómo reaccionar. Sinceramente teníamos lástima por él. Sin embargo, si de verdad éramos sus amigos, teníamos que pedirle perdón a como diera lugar.
— Creo que tienes razón. No creo que soporte estar solo un día más —admití mientras caminábamos hacia nuestros hogares.
— Nadie que haya conocido es capaz de soportar el estar solo, Misty.
— ¿Deberíamos disculparnos mañana?
— ¿Qué pasó con aquello de "Hay que dejar que se tranquilice todo un tiempo"?
— No lo sé. Puede que se sigan burlando de él durante todo el año, o puede que sólo durante un par de días. Ahora lo único que hay que hacer es hacerle saber que puede contar con nosotros.
Brock se quedó callado un momento y se paró en miedo del camino, mientras dirigía su mirada hacia el cielo.
—… ¿Acaso escuché bien? —el sonrió de una manera burlona— ¿Misty… preocupándose por alguien? Pensé que no tenías sentimientos.
— ¡Cállate! —le di un golpe y subí un par de escaleras para situarme frente a la puerta de mi casa— ¡Esto queda entre nosotros Brock! ¡Jamás tuvimos esta conversación!
— Lo que digas —él dio media vuelta, aún riendo.
— ¡ES ENSERIO!
Cuando cerré la puerta, noté todo demasiado normal. Mis papás estaban cocinando algo, aunque mis hermanas no se encontraban en la casa por el momento. Lo normal era que me ignoraran por completo a pesar de que escucharan que había llegado. Ni siquiera un "Hola" me podían dirigir…
Puede que la vida real apeste en sí. Es por eso que el juego virtual comenzaba a tener mi afecto conforme pasaba el tiempo. Ahí no había padres que te ignoraban, no había hermanas estúpidas y superficiales, no había nada de eso. Si fuera por mí, podría vivir en aquel mundo por el resto de mi vida…
Hace algunos segundos había pensado que se iba a presentar el mismo escenario: Unas pequeñas gradas de madera, un espacio enorme delante de ellas para la gente que quería permanecer de pie, y un gran campo verde rodeado de unas cercas que se destruían con facilidad.
No obstante, estaba totalmente equivocada.
Cuando Haruka y yo levantamos la mirada, una gran sombra nos cubría por completo. Se trataba de una gran edificación hecha de piedra y arena. Los túneles eran un complejo de laberintos y pasadizos en los que te podías confundir con facilidad. Cuando entramos por un túnel gigantesco, mucha gente caminaba por amplios pasillos de piedra, y un sinfín de escaleras de mármol aparecían cada cien metros. El ocaso daba sus últimos respiros de luz y atravesaban los arcos que se situaban en los muros del coliseo. Sin embargo, lo más grandioso fue el escenario que se encontraba dentro del coliseo. Al tiempo en que no adentrábamos más en aquella edificación, salimos a la intemperie. Me sorprendí al ver la cantidad de gente que se encontraba sobre las gradas llenas de piedra, musgo y polvo que se levantaba con cada ráfaga de aire. Algunas pequeñas plantas nacían entre las gradas, pero se escondían fácilmente entre el centenar de personas que se iban acomodando en sus asientos. Y no precisamente las personas eran NPC'S.
El centro de batalla era algo más pequeño que aquella llanura verde en la que luché, aunque ningún rastro de vida vegetal yacía sobre el suelo arenoso. El coliseo no era en su totalidad redondo, ya que una parte no tenía gradas y el paisaje podía verse con total claridad. En su lugar, una docena de pilares irregulares de piedra desgastada se unían entre sí y dejaban unos espacios uniformes por donde se colaban los rayos anaranjados del astro rey, mientras su sombra se reflejaba en el campo de batalla. Y aunque los pilares no podían apreciarse muy bien debido a que el sol destacaba más que ellos, pude notar que en el centro de los pilares se encontraba un trono que desprendía destellos escarlatas que lastimaban más la vista que el mismo sol. Y ahí, una figura grande, imponente y apoyada en una espada larga, intimidante y de un tono verdoso brillante, yacía inmóvil y ansioso porque reanudara el torneo.
En esos precisos momentos, no pude explicar cómo me sentía. Estaba a punto de luchar con miles de miradas a mi alrededor. ¿Qué tal si fallaba? ¿Qué pasaba si hacía el ridículo?
Masato se levantó del trono y levanto la espada, que parecía más un sable de luz escarlata que una espada de acero. Cuando todos vieron que el Espadachín Verde se levantó, los cuchicheos callaron.
— ¡Que el torneo se reanude! —cuando dijo aquello, miles de gritos se hicieron presentes en el coliseo. Sin embargo, siguió hablando— Ahora, esta última fase va a ser algo distinta —su voz parecía resonar por todo el lugar— Los 8 usuarios que pasaron, ya no lucharán por equipos ni tendrán que vencer a su rival en el menor tiempo posible. Ésta vez, el ganador… ¡Será el más fuerte! No habrá lugar en el cual esconderse, así que dudo que esto dure mucho tiempo —El espadachín se colocó el yelmo escarlata, se sentó en el trono y levantó un puño, mientras las pantallas virtuales aparecían en el aire — ¡QUÉ COMIENCE LA SEGUNDA FASE!
Había esperado tanto a este momento, que en todo el resto del día no pude pensar en otra cosa. Incluso antes de acostarme el día anterior, en las clases del instituto, mientras comía, en mis sueños… todo el tiempo estuve pensando en que iba a salir triunfadora junto con mi Togepi e iba a entrar al Gremio Escarlata junto con Haruka. Todo el tiempo estuve pensando en que podría ser ella la que me tocaría como compañera de equipo. Todo el tiempo pensé que las batallas serían nuevamente de equipos y no individuales. Y todo el tiempo pensé que Brock y Haruka pelearían a mi lado dentro del Gremio Escarlata. Sin embargo, nunca pensé que el primer enfrentamiento sería batallar con la que había prometido entrar al Gremio…
Cuando nuestros nombres aparecieron en las pantallas, ni siquiera pude ser capaz de voltearla a ver. La paralización de mi cuerpo se presentó en seguida, a pesar de que las miradas de la multitud me presionaban y los gritos de euforia anhelaban a que comenzara el duelo.
¿Cómo esto era posible? ¿Cómo iba a ser capaz de luchar con Haruka? ¿Acaso Masato sabía ya que ella era su hermana y arregló los enfrentamientos para que luchara con su amiga? Y si no era así, la única explicación que tenía en mente era que la suerte que tenía era la peor.
Haruka me miró con aquellos orbes escarlatas, me tomó de la mano y juntas comenzamos a bajar las escaleras centrales del coliseo. Mientras tanto, toda la gente nos miraba como si de una gran atracción o un gran trofeo se tratara. Incluso algunos me abucheaban y otros me apoyaban, algunos otros daban ánimos a mi Togepi.
Cuando estuvimos en el centro del coliseo, pude notar que Haruka me susurró algo.
— Kasumi, pase lo que pase, te juro que entrarás al Gremio Escarlata —su voz parecía tan segura de sí mismo que no supe en realidad si estaba tan anonadada como yo o no le importaba en lo absoluto la situación en la que estaba.
Me coloqué en el extremo del campo de batalla y esperé a que se diera la orden. El sudor en mi frente producido por los nervios, la ansiedad y el calor que irradiaba el sol se sentía tan real que no pude saber si esto era la realidad o algo meramente virtual.
— ¡QUE COMIENCE LA BATALLA!
Yo me quedé paralizada. No podía aún procesar toda la información. ¿Luchar con Haruka? ¿Acaso el plan no era que las dos entráramos al gremio?
A Haruka no parecía haberle importado. Enseguida sacó a su Wurmple y comenzó a correr hacia mi dirección. Sin haberme dado cuenta, su Pokemon ya había efectuado su ataque y me enredó con una especia de telaraña. Yo, incapaz de moverme, no pude esperar otra cosa más que un hechizo de luz brillante que la chica peliverde sacó de la palma de su mano.
Mi vida bajo un veinte por ciento. Pero a pesar de ello, aún no podía ser capaz de pelear. ¿Por qué? ¿Por qué era tan débil? ¡¿POR QUÉ NO PODÍA ENFRENTARME A ELLA?!
Una tacleada por parte del Pokemon insecto me arrastró unos metros atrás y otro hechizo, esta vez de agua, me cubrió por completo.
Mi vida, ahora estaba un treinta y cinco por ciento más baja. ¿Qué rayos pasaba? Ni siquiera era capaz de sacar a mi Togepi.
— Vamos, pelea —Haruka se paró frente a mí, aunque el sol aún me daba de lleno en la cara cubierta de mechones rubios mojados.
— No… no puedo.
La multitud comenzó a profanar abucheos y a aventar incluso piedras, aunque ninguna me acertó.
— Claro que puedes. Recuerda que ambas prometimos vencerlo. Ambas prometimos hacernos más fuertes y entrar al Gremio Escarlata.
— Lo sé, pero… —notaba la voz entrecortada— ¿Cómo piensas que entremos las dos juntas al Gremio?
— Eso ya no importa. Pronto puede arreglarse. —ella parecía tan segura, tan llena de confianza ¿Cuándo se volvió tan fuerte mentalmente? — Lo único importante ahora es no mostrar debilidad alguna. ¿Cómo vas a poder de cumplir tu promesa?¿Cómo serás capaz de vencer a un enemigo tan poderoso, si ni siquiera eres capaz de luchar con tu propia amiga?
Aquello me hizo reflexionar. Ella tenía razón. ¿Acaso estoy comportándome como una completa débil? Por supuesto que lo hacía, y lo peor de todo es que lo estaba haciendo enfrente de muchas personas. La reputación que había adquirido en el duelo anterior, o mejor dicho, la reputación que mi Togepi me había regalado en la batalla pasada, se estaba esfumando en cuestión de segundos. ¿Cómo obtener el reconocimiento de muchas personas al vencer al jefe del nivel dos, si ni siquiera tenía la fuerza para luchar con alguien?
Cuando me paré con esfuerzo, saqué a mi Togepi enseguida y le ordené que usara Metrónomo. Sin haberle dado tiempo a Haruka de reaccionar, concentré un aura amarilla en mi puño y le di un buen golpe en el estómago, a lo que ella salió disparada hacia el muro de contención del coliseo. Éste se derrumbó, aunque no lo hizo con las gradas.
La muchedumbre cambió sus abucheos por gritos de alegría y sorpresa. Mi Togepi siguió moviendo las manos de izquierda a derecha, y un brillo iba adquiriéndose en sus pequeños brazos poco a poco.
— ¡Wurmple, usa picotazo venenoso contra Togepi! ¡Evita a toda costa que use ese ataque! —no me di cuenta cuando Haruka había salido del agujero. Cuando lo hizo, no perdió tiempo y una bola de fuego del tamaño de la palma de su mano salió disparada hacia mi dirección, pero yo fui capaz de esquivarlo a tiempo. Sin embargo, el picotazo venenoso le dio a mi Togepi, aunque eso no impidió que siguiera moviendo los diminutos brazos.
Tenía que evitar a toda costa que dañaran a mi Togepi, por lo que fui directo hacia el Pokemon insecto de Haruka y le di un golpe que lo mandó volando por los aires. En ese momento, el Pokemon se recuperó y desde aquella altura envió de nuevo su disparo demora. La telaraña me dio de lleno en el rostro. La vista se me nubló un par de segundos, y esos segundos fueron vitales para que la maga me atacara con un haz de luz que me sacó volando un par de metros.
Noté que mi vida estaba ya un en un 40%. Unos golpes más y todo habría acabado.
Pero cuando aún estaba sumida en mis pensamientos, un aura de luz azul y brillante iluminó el campo. A pesar de que mi vista aún no se había recuperado, sabía que mi Togepi había acabado con su poder. Cuando me quité la telaraña del Wurmple, noté a Haruka envuelta en un bloque de hielo. Estaba totalmente congelada.
— Bien hecho Togepi —le dije, sabiendo que su Metrónomo se había convertido en un Rayo de Hielo— ¡Usa nuevamente Metrónomo!
Y cuando comencé a correr para darle un puñetazo al bloque de hielo para romperlo y dañar a Haruka, noté algo que no sólo me sorprendió a mí, sino a todos.
A pesar de estar congelada, un aura de tonos carmesí y anaranjados comenzaron a concentrarse en la palma de su mano. De un momento a otro, el bloque de hielo se rompió y pudo moverse con libertad. Y en esos momentos, más bolas de fuego desde la palma de su mano fueron directas hacia mí. Yo las esquivé con dificultad, pero el Wurmple súbitamente me dio un Picotazo Venenoso y noté que poco a poco mi vida iba bajando, ya que me había envenenado.
— Diablos —maldije y noté que Togepi aún seguía moviendo los brazos— Tengo que hacer que Togepi se acerque a Haruka y use su ataque —noté que a la maga le quedaba un 50% de vida. Sin embargo, si Togepi usaba de nuevo aquel rayo congelador o un ataque más poderoso, estaba acabada —Tendrá que ser a la suerte. Confío en ti, Togepi.
Me adelanté y comencé a dar varios puñetazos y patadas a la maga, que poco a poco iba retrocediendo. No obstante, en un movimiento ágil me coloqué a sus espaldas; ella ahora comenzó a retroceder hacia el otro lado. Varios puñetazos al aire fueron suficientes para hacerla retroceder bastante. Sin embargo, su Wurmple me agarró desprevenida y me tacleó con fuerza. Yo caí y noté mi vida al 20%; la barra de vida ya estaba en rojo.
— Lo siento, Kasumi —ella mencionó y un aura de hielo salió de su mano.
— No… yo lo siento— sonreí.
Togepi se encontraba detrás de ella, con los brazos lanzando varios destellos brillantes. Y en ese momento, supe que el Metrónomo estuvo listo para realizar el ataque.
El Pokemon huevo comenzó dando varias vueltas y corrió de un lado a otro, mientras se caía. Por un momento pensé que era una especie de ritual antes de su ataque, pero cuando se cayó y rodó por la tierra, supe que se estaba haciendo daño a sí misma. Estaba usando el ataque de Confusión.
— Vaya, buen ataque —mencionó Haruka cuando notó que el Togepi se atacó tanto que desapareció y explotó en polvo brillante. La peli-verde dudó por unos momentos, y pude ver en su mirada que no quería hacerlo, pero si no hacía algo, iba a mostrarse como yo al principio: débil.
De su mano aparecieron unas picas de hielo que me atravesaron y pronto noté que toda la vista se me oscurecía…
De un momento a otro, el escenario desapareció y fue reemplazado por el techo tapizado de mi habitación. Por algunos momentos pensé que estaba en una especie de posada o tal vez en alguna otra casa del pueblo central del nivel uno del juego.
Me sentí rara…
No por el hecho de que todo había acabado para mí, de que ya no iba a ser capaz de poder entrar al Gremio Esmeralda, de que sentí envidia por Haruka. Me sentía rara por el hecho de que por un momento, pensé en que aún seguía en el juego, a pesar de saber de que estaba en mi habitación, inmóvil y con el casco apagado…
Próximo capítulo: Duelo de arqueros
