14 — Duelo de Arqueros
De pie se encontraba la justa vencedora. Mientras tanto, la gente le vitoreaba como si de una diosa se tratara. Ella saludaba a nadie en específico, aunque después de un rato volteó la mirada hacia un sorprendido Espadachín Esmeralda.
— Y la ganadora… ¡Es la maga Haruka! ¡Tenemos a nuestra primera integrante!
Era la primera jugadora que entraba al gremio, y aún así se encontraba molesta. Pero más que molesta estaba algo decaída por haber vencido a su oponente. Toda la muchedumbre sabía que había derrotado a su amiga.
— Vaya que es fuerte—mencioné algo nerviosa—Al menos ya no tendré que enfrentarme a ella.
— Tranquila Hikari. Aún faltan los más poderosos por enfrentarse —mencionó Misako con un tono tranquilo. ¿Cómo pretendía decir aquello con suma quietud? —Ese chico… Shigeru… no creo que podamos vencerlo fácilmente.
Traté de dar con él con mi mirada. Era mucha la gente que se mezclaba entre las gradas del coliseo que me fue imposible identificarlo, aunque claro estaba que no era tan complicado hallar a un sujeto vestido de negro con una capucha cubriéndole el rostro.
Súbitamente, mi vista dio con él. No por el hecho de que "milagrosamente" mis ojos hayan dado en el blanco, o por saber dónde se había encontrado justamente; no sólo yo lo había identificado, sino que toda la aglomeración de jugadores que aún estaban emocionados por el primer encuentro.
Él bajaba lentamente por unas escaleras de piedra que daban directo hacia el campo arenoso de batalla. Sus pisadas comenzaron a resonar y llegaron como un sonido misterioso hacia mis oídos. El recinto estaba totalmente callado, observando detenidamente al muchacho que había dejado impresionado a todos cuando su Eevee había vencido sin dificultad a sus oponentes. A pesar de que el ocaso le daba de lleno en el rostro, la capucha hacía bien su trabajo ocultando la mayor parte de su rostro.
La pantalla virtual que se encontraba sobre nosotros, reflejaba a otro jugador más. El oponente de Shigeru… El desafortunado que debía enfrentarse al chico del Eevee.
Y ahí estaba su oponente. Sus pisadas contra los escalones sonaban de la misma manera que las del encapuchado, pero no eran tan misteriosas y atemorizantes como las de él.
Aquel chico, el que había batallado junto con la muchacha del Togepi, se colocó en un extremo de la cancha, mientras el otro lo hacía con lentitud. Por un momento, aquel muchacho de cabellos castaños y ojos rasgados se me hacía conocido, pero no pude saber de quién rayos se trataba.
— El duelo entre Shigeru y Takeshi está a punto de comenzar. El que logre matar a su adversario, o bien, que logre rendirse, ganará el duelo y será parte del Gremio Esmeralda —Masato se había reincorporado en el trono verde, mientras Haruka yacía de pie a un costado, como la nueva integrante—. ¡QUE COMIENCE EL COMBATE!
Súbitamente, el chico moreno sacó una pokebola y la lanzó al aire. De ahí salió el Onix que todos habíamos visto en la primera batalla que había dado. El joven comenzó corriendo hacia Shigeru, pero éste no se movía.
— ¡Onix, ahora! —el jugador se subió a la cabeza del Pokemon de roca y siguió el sendero de todo su cuerpo alargado y viboroso; cuando estuvo en la cola del Onix, éste la levantó hasta elevarla lo más alto que pudo. De un momento a otro, Takeshi saltó y un aura gris se concentró en sus puños.
No supe decir si aquellos puñetazos acertaron al chico inmóvil, ya que una oleada de polvo debido al impacto abrazó tanto a los combatientes como a todos los demás presentes. El silencio se mantuvo; todos querían que aquel polvo presente se quitara enseguida, puesto que no sabían lo que había sucedido.
Sin embargo, pude notar con dificultad la expresión que el organizador del torneo había hecho. Aquellos gestos de sorpresa, incredibilidad y miedo estaban impregnados en su rostro fusionados en uno mismo. Ahogó un grito de confusión, al igual que la nueva integrante del gremio. Ambos podían ver ya lo que había sucedido, pero los demás aún seguían con la duda.
No obstante, cuando el polvo se hubo disipado por completo, lo sorpresivo del asunto fue que se habían encontrado tal y como hubieran estado antes de que la tierra cubriera mi vista. Takeshi estaba inmóvil en el aire, con un puño bloqueado por la palma de la mano de Shigeru. El moreno trataba de multiplicar la fuerza bruta de su golpe, pero la mano de Shigeru parecía tomar aquello como un juego de niños.
En un fugaz movimiento espontáneo, la mano de Shigeru se cerró en torno a la muñeca del luchador. Ni siquiera Takeshi fue capaz de sorprenderse a tiempo; la velocidad con la que el brazo del encapuchado dio un giro de ciento ochenta grados a Takeshi fue brutal, y cuando hubo completado el giro por los aires, el jugador fue lanzado justo hacia un Onix tan exaltado y paralizado como el resto de los espectadores. Ambos salieron disparados cual proyectil hacia uno de los últimos pilares de piedra desgastada que se encontraban cerca del trono de piedras esmeraldas. Afortunadamente, tanto Haruka como Masato se encontraban unos palmos más alejados del impacto, o sino ellos también hubieran vuelto al mundo real en un abrir y cerrar de ojos como Takeshi lo había hecho.
Nuevamente, el chico misterioso había causado una corazonada paralizante en todos nosotros. Algunos estaban boquiabiertos, otros con las pupilas dilatadas, con el sudor frío bajando por sus frentes, con las dudas e incertidumbres orbitando por sus cabezas. Muchos espectadores no sabían si ovacionar a quien había derrotado a Takeshi en menos de lo que su Eevee lo había hecho en la primera ronda, o si mantenerse callados debido al miedo e intimidación que éste había causado. Ni siquiera el Espadachín Esmeralda sabía lo que decir, ya que aún seguía observando al chico que yacía inmóvil que ni siquiera se atrevió sacar a su propio Eeevee.
Y cuando Masato estuvo a punto de hablar, se retractó al ver que éste se atrevió a quitarse la capucha para que los últimos rayos del sol le calentaran el rostro frío e inexpresivo. Sus ojos de tonos amarillos y brillantes que parecían ser una especie de luz cegadora, contemplaron al chico esmeralda. La mata de pelo a veces lanzaba destellos castaños, y otras veces cambiaban a un carmesí intenso como el fuego, aunque podía apreciarse a simple vista que el color que predominaba era el castaño.
Cuando finalmente el sosiego fue interrumpido por unos gritos ensordecedores de la gente que se decidió a ovacionarlo, Masato anunció que había sido el ganador y un nuevo y segundo integrante del gremio esmeralda. Caminó hasta posarse al otro costado del espadachín y ahí se quedó, mientras miraba a la nada aún con aquel rostro intimidante.
Pero a pesar de que seguía viendo a Shigeru con suma concentración, Misako me sacudió un brazo.
— ¿Qué quieres? —le dije y volteé a verla. Parecía sorprendida y miraba hacia la pantalla.
La transmisión virtual tenía dos rostros anunciándose. Uno de ellos era yo. El otro era aquel chico que había sido otro de los que habían sorprendido en la primera ronda…
Esos ojos carmesí me miraron con mucha atención y concentración desde el otro lado del campo. Tenía que admitir que el color demoniaco de sus ojos me resultaba intrigante, asustadizo y extraño. Sin embargo, traté de concentrarme en lo que sería mi próximo movimiento; no tenía que confiarme. Estuve tan concentrada en su rostro que ni me di cuenta cuando había bajado y colocado en un extremo del campo.
— La batalla entre Ruby y Hikari está por comenzar. El que logré matar a su oponente, o bien, hacer que se rinda, ganará el encuentro.
Ni siquiera escuché cuando dijo que comenzara el duelo. Los ojos carmesí eran todo en lo que podía concentrarme. Tan rojos, tan profundos, tan fuera de lo normal. ¿Por qué era lo único que podía ver? ¿Por qué era lo único en lo que podía pensar en estos momentos tan importantes y cruciales? ¿Me estarían hipnotizando, o sería sólo producto de mi imaginación?
Y sin saber cómo demonios lo había hecho, cerré mis párpados lo más fuerte que pude y sacudí mi cabeza. Cuando salí de aquel trance creado por mi propia mente, saqué a Piplup y enseguida tomé una flecha del carcaj.
Pero cuando lancé la primera flecha, él comenzó a correr alrededor del campo, tratando de distraerme. Sin embargo, corría a una velocidad endemoniada.
— ¡Diablos, qué velocidad! —exclamé.
De un momento a otro, me vi envuelta en un tornado de tierra que poco a poco se iba fortaleciendo. Ruby lo único que hizo fue correr en un círculo que rodeó todo el campo de batalla. No obstante, ni mi Piplup ni yo fuimos capaces de ver por dónde iba, puesto que la agilidad con la que sus pies iban recorriendo el lugar era devastadora.
Oí a la gente gritar de emoción, pero después de unos segundos lo único que pude escuchar fue el ruido del viento violento y polvo colándose por mis tímpanos. Y poco después, mi vista fue incapaz de ver con claridad gracias a la arcilla que trataba de entrar directo a mis retinas.
— ¡Piplup, usa chorro de agua!
El ataque fue en vano. Cuando el Pokemon lanzó el montón de agua hacia un punto cualquiera del tornado que nos acorralaba, una porción del ataque se convirtió en barro y salió fuera de nuestra vista.
No sabía qué hacer. Ni siquiera mi vista era capaz de seguir con aquella velocidad. ¿De dónde había sacado tanta rapidez? Ni mi Pokemon era capaz de ayudarme en estos momentos. Lanzar flechas a la nada sería en vano, y era imposible salir de ahí debido a que más allá de las paredes de polvo estaban las gradas y no era permitido salir del campo de batalla… ¿Pero quién dijo que debía de atravesar el tornado para salir de ahí? ¡Claro! ¡Podía saltar!
A la hora de hacerlo, un gran salto, que hubiera sido incapaz de realizarlo en la vida real, me alzó varios metros hasta salir del alcance de la tempestad de tierra. Pude notar a toda la gente mirándome y emocionándose.
— Es ahora o nunca —saqué una flecha de mi carcaj y pude notar con dificultad una silueta que se movía entre el torbellino. Y con suma certeza y cuidado, tensé el arco.
Ni siquiera dio en el blanco. Era imposible ver con claridad a Ruby, que se movía de un lado a otro. ¿Por qué demonios no paraba? ¿Por qué hacía todo esto? No lo comprendía muy bien. ¿Qué ganaba con hacer un torbellino de tierra? Ni siquiera eso había sido capaz de lastimarme. ¿O es que acaso era una distracci…?
Lo había pensado demasiado tarde.
Estando en el aire, era un blanco fácil para el Trapinch que salió de entre la tierra desde el centro del torbellino como una bala. Me dio un placaje tan fuerte que fue capaz de elevarme aún más metros.
El coliseo era ahora ya diminuto, y el frío de la atmósfera comenzaba a hacerse presente; noté que el sol daba sus últimos rayos, y más allá, se encontraba el pueblo del nivel dos.
Todavía estaba un poco aturdida por el golpe, empero contemplé que el tornado había parado. ¿Qué demonios pasaba? Mi vista no era capaz de ver detalladamente los sucesos ahí abajo. ¿Habrá matado a mi Piplup, o lo habría ignorado? ¿O es que ya se había cansado de correr y correr? Todos me resultaban como hormigas desde acá arriba, pero…
Un destello diminuto y brillante me sacó de mis pensamientos. Venía desde abajo y tan sólo se había aparecido algunos segundos. Ni siquiera me dio tiempo de pensar en lo que había sido, ya que mi instinto fue el responsable de advertirme e indicarle a mi cerebro que me moviera de ahí. ¡Pero no podía! Estaba en el aire y era un blanco más fácil de lo que cualquiera pudiese pensar. Tenía que moverme, debía moverme, pero era incapaz flotando en el aire y cayendo poco a poco. A menos que…
Esta vez, fue mi lógica y no el instinto el que me dijo que sacara un flecha del carcaj y apuntara con mucha certeza hacia la dirección donde había aparecido aquel destello. Respiré hondo, aguanté la respiración, y exhalé…
En medio del aire, mi flecha plateada fue descendiendo como una aguja hacia otra que venía directo hacia mí. El choque de ambas hizo que se desviaran y cayeran lentamente por los aires.
Escuché a los espectadores gritar de emoción, pero eso no me sacó de mi concentración.
Cuando descendí y caí estrepitosamente en el suelo, Ruby ya había destensado el arco.
Esta vez era aún más vulnerable de lo que había sido en el aire, ya que estaba lastimada, con el cuerpo vencido en el suelo y apenas trataba de reincorporarme.
— ¡Chorro de agua hacia mí, Piplup! —dije inteligentemente.
El Pokemon obedeció y lo hizo justo a tiempo antes de que el Pokemon de Ruby fuera con un placaje que lo lanzó varios metros hacia una de las gradas. Antes de que el líquido diera de lleno conmigo, la flecha chocó con el agua y se detuvo ahí, parando su fuerza y desviando apenas su dirección.
— Qué astuta. Desviando mi ataque con un chorro de agua que aún así te lastimó —me mencionó con una sonrisa en el rostro—. Pero a ver qué haces sin tu Piplup.
Es cierto. Mi Pokemon ya había desaparecido dejando un polvo brillante en las gradas. Ahora era yo contra Ruby y Trapinch. Era prácticamente imposible ganar, pero debía intentarlo aunque fuese una vez.
Me reincorporé y saqué una de las tres últimas flechas que quedaban de mi carcaj. Debía de darle; tenía que acertar en su sien, o estaría acabada. Era todo o nada.
— Trapinch, ataque arena —susurró.
El Pokemon lanzó una gran oleada de polvo, arcilla, barro y demás cosas arenosas esparcidas por el suelo. Y mientras la oleada cubrió todo el terreno, el albino comenzó a correr por el campo nuevamente y el torbellino se hizo más grande y más potente debido al ataque arena que había hecho Trapinch.
Sabía que esto era difícil. No podía saltar o saldría el mismo resultado de salir herida y resultar vulnerable en el aire; no podía escapar porque no había lugar al cual hacerlo; no podía darle con certeza a mi enemigo, porque la arena entre mis ojos no podía dejarme ver con claridad. Pero había algo que sí podía hacer… y eso era más fácil y mejor que cualquiera de las cosas que habían pasado por mi cabeza antes. Y aunque sea algo ridículo para muchos, para mí no lo era. Sí, aquello era disparar mis flechas en medio del tornado a pesar de no poder ver. ¿Y que cómo iba a hacerlo? Sencillo…
Cerré mis ojos, tensé el arco con la antepenúltima flecha que tenía y me quedé quieta mientras apuntaba a la nada. Pronto, comencé a escuchar los gritos, la arena y el viento mezclados entre mis oídos, no oía nada más. Sin embargo, de un momento a otro mi concentración fue tanta que lo único que fui capaz de oír fueron unas pisadas y unas vibraciones en la tierra.
Las pisadas eran rápidas, ágiles, momentáneas. La vibración, poco a poco la iba sintiendo con más fuerza. Y cuando mi concentración llegó al tope, sentí que ahora mis oídos eran mis ojos; lo podía ver todo con claridad. Podía ver por donde se movía Ruby, e incluso pude ver que el Trapinch era el causante de las vibraciones.
Inesperadamente, di un paso hacia atrás cuando el Pokemon salió de entre la tierra con velocidad y fuerza. Me moví justo a tiempo, o sino otro placaje de aquellos hubiera marcado el final del combate. Y el Pokemon se vio sorprendido no por le hecho de haber fallado, sino porque la punta de una flecha estaba a un par de centímetros frente a sus diminutos ojos y su gigantesca sien anaranjada.
Relajé la cuerda del arco y sentí arena, polvo y restos brillantes del Pokemon desaparecido rozando mis mejillas.
Aún con los ojos cerrados, agarré mi penúltima flecha y la tensé de nuevo. Podía ver con claridad todavía los pies fugaces de Ruby. Me quedé quieta apuntando hacia un lugar en específico; y justo cuando sus pies estuvieron frente a la dirección en la que apuntaba, disparé.
No obstante, él lo predijo y saltó. El remolino extenso de arena había cesado, aunque aún había partículas de arcilla flotando por el aire; pero con el hecho de saber que el torbellino había parado era más que suficiente para sonreír. Y no sólo eso, sino que Ruby se encontraba en el aire por haber esquivado mi flecha. Eso lo hacía aún más perfecto. Estaba vulnerable.
Tensé la última y la única oportunidad de victoria que tenía entre mis manos, y la apunté hacia su cabeza. La distancia tan corta entre nosotros le fue incapaz de sacar una de sus flechas brillantes y apuntarme. Esta vez era imposible desviar su dirección o esquivarla por completo. Tenía la victoria en mis manos…
La punta se detuvo a milímetros de su cabeza. Todo el mundo había pensado que le había dado justo en la frente, pero se había detenido como si el destino me hubiera jugado una mala broma.
Su mano se encontraba aferrada a la flecha que había disparado. Ruby descendía por el aire con suma tranquilidad; como si no hubiera pasado nada; como si no hubiera estado nunca en desventaja; como si todo hubiera estado planeado.
— La próxima vez, espero que seas menos predecible—el muchacho me miró con aquellos peculiares ojos carmesí y con mi misma flecha, tensó su arco.
Yo no tenía más flechas para defenderme, o algún Pokemon que se sacrificara por mí. Había tenido la victoria hace unos segundos, y en un santiamén se había resbalado de mis delicadas manos.
Cuando destensó el arco, sentí una textura agradable, acolchonada y cálida. Se trataba de mi almohada. Me quedé ahí algunos instantes, presenciando lo que había sado la batalla y lo que había sucedido. No podía creerlo.
Cuando bajé a la cocina, aún anonadada por los acontecimientos recientes, abrí el refrigerador y de ahí saqué el cartón de jugo. Di un sorbo enorme que por un momento pensé que me lo iba a acabar de una bocanada.
Cuando dejé el jugo medio vacío sobre la mesa, sentí un gran silencio alrededor de la casa. ¿Y por qué tan silencioso estaba todo? Por un momento traté de recordar si alguien más vivía conmigo, o si alguien más se encontraba ahí.
Sin embargo, no pude recordar quién vivía en esta casa. No pude acordarme al menos de quién había habitado conmigo mi hogar desde un principio, ni siquiera pude recordar si tenía padres. Era algo extraño… aunque al fin y al cabo, desde que tengo memoria siempre he vivido sola. O eso creo.
Próximo capítulo: Desaparición
Bueno, muchas gracias a todos por los reviews, por las visitas y demás. El próximo capítulo será algo confuso, ya lo verán. Este capítulo también contuvo mucha acción, y para los que piden el romance, aún no viene xD Pero pronto vendrá. Lo siento, pero es que debo de desarrollar poco a poco la historia para que al fin haya romance T-T lamento a los que están furiosos. Esa parte del finald el capítulo también esta algo confusa, pero lo sabrán con el tiempo, y el anterior, también hubo un poco de intriga en el final de Kasumi. Poco a poco se vna uniendo eslabones que dan un toque de misterio.
Bueno, afortunadamente mi internet no ha estado lento, y afortunadamente he podido actualizar en los días prometidos. A lo mejor habrán algunos días en los que no pueda actualizar, pero en esos casos yo les avisaré con anticipación. He tenido unos días un poco cargados de cosas, algunos problemas personales T-T y demás, pero lo bueno es que he podido encender mi estúpido ordenadory y poner los capítulos. Aparte, tengo unos cuántos capítulos más ya escritos, lo cual es una ventaja. También he estado planeando la segunda temporada, lo cual ha sido muy duro para mí xD pero poco a poco voy desarrollando la historia en mi mente. Por cierto... esta temporada tendrá 22 capítulos, aunque no se preocupen... aún falta mucho para que termine el fic. Bueno, ¡Nos leemos!
