Lamento la tardanza por publicar el capítulo. Finalmente aquí está la batalla que tanto ansiaban algunos y que en lo particular me gustó mucho escribir. Puede que les deje más dudas de las que tienen, así que no se preocupen. Gracias por las visitas, los reviews de todos, y claro que sí emmanuel lopes, me gustaría darle like a tu página, sólo dejame el link xD. Y en cuanto a las dudas que han surgido... Hay confusiones en saber por qué cuando Satoshi narró el relato vs el Mega Charizard X, no mencionó a los otros beta y él relató que había muerto, etc, etc; y en el posterior capítulo, ocurrió algo distinto. Bueno, la verdad es que ahí hubiera quedado mejor como si Masato lo hubiera narrado u otra persona, pero quise que Satoshi narrara aquella "mentira" para que fuese más creíble para ustedes. Sin embargo, si he de aceptar que hubiese sido mejor que Masato narrara la mentira en vez de Satoshi, pero lo hecho, hecho está. Y en cuanto a la otra duda, de que a los beta se les da la segunda evolución de un Pokemon (Como Pikachu con Satoshi), por qué los demás beta que he mostrado tienen un Pokemon inicial... bueno, eso lo explicaré tarde o temprano xD, así que no te preocupes Manu080993 xD Espero haberme entendido y haber aclarado tus dudas xD Sino me avisas, con confianza xD. Bueno, sin más os dejo con el penúltimo capítulo de la primera temporada... Sí, penúltimo.
22 —El Destello Eléctrico VS El Gremio Esmeralda
Delante de mí había un gran edificio. Sin embargo, más allá de las nubes, no se podía apreciar nada más. El edificio rebasaba los límites del cielo como si fuera tan fácil. La oscuridad ni siquiera era capaz de ocultar la gran edificación, y mucho menos la gran lluvia que caía por el lugar.
Delante de mí, una gran puerta de cristal se abrió automáticamente al verme pasar. Me quité la capucha, cerré mi paraguas y me coloqué de nuevo mis lentes. Mi ropa estaba totalmente empapada a pesar de haber llevado el paraguas, y eso me molestó un poco.
Al entrar, fui directamente hacia una recepción en la que se encontraba una señorita. Yo no era muy alto, y no estaba a la altura de su gran escritorio que se extendía metros y metros por la pared. Salté para ver si había alguien, y cuando noté que la jovenzuela estaba delante de un ordenador, escribiendo a diestra y siniestra en el teclado, grité.
Ella se extrañó, y al verme difícilmente por encima del escritorio, sonrió.
— Hola, ¿en qué puedo ayudarle? —su voz generó un eco que se extendió por toda la sala. El aula había estado tan vacía que con el más mínimo ruido podía producir ecos interminables.
— Vengo ver al que está a cargo.
— Lo siento —mencionó inmediatamente, mientras se recolocaba el auricular que tenía en la oreja— Él está muy ocupado. Me mencionó que está esperando a unas personas muy importantes; no tiene tiempo para visitas. Si gusta, puedo programarle una cita para cuando esté disponible. ¿Estaría bien si se la programo para el día jueves dentro de dos meses?
— ¿Dos meses?
— Así es. El problema es que él está muy ocupado. Para ese día sería su cita… señor —aquello último lo dijo con duda, ya que yo no parecía un señor realmente.
— Escuche… yo soy esa persona que está esperando. Soy una de ellas.
— ¿En serio? —exclamó sobresaltada—. ¿Un niño?
— Sí ¿le sorprende?
— De hecho sí. Déjeme checar si usted es el…
Súbitamente, una voz irrumpió en la sala. La puerta automática de cristal se abrió y ahí vi a un tipo robusto.
— ¡Oh, Masato! —el tipo estaba empapado al igual que yo cuando entré. Sin embargo, eso a él no le importaba. Sus grandes brazos voluminosos parecían tener más volumen con las gotas cubriéndole la piel morena—. ¡Qué gusto me da verte!... Espera… eres un niño. ¿Un niño? ¡¿UN MALDITO NIÑO?! ¿QUÉ PASO CON EL GRAN ESPADACHÍN ESMERALDA?
— Ya deja de bromear, Mirto —sabía que no se llamaba así en la vida real, pero había un código de honor para cualquier jugador tanto de PBO como virtual que nos impedía llamar a los demás por su verdadero nombre, a menos de que fuera mi hermana o alguien cercano, claro estaba.
— ¿Por qué estás aquí? ¿Por qué no has subido? —lo dijo gritando.
— Es que la señorita no me ha podido dejar pasar.
— Hazlo —le mencionó a la secretaria, y ésta sin dudarlo apretó un botón, y en el otro extremo de la sala hubo un ruido, señal de que en esos momentos una puerta estaba sin candado.
Yo abrí aquella y la siguiente sala era un pasillo largo en el que al final había tres elevadores. Apreté el botón para llamar alguno y segundos después Mirto y yo entramos.
— ¿Sabes si ya llegaron los demás? —dije con cautela.
— Ellos ya vinieron y ya se fueron. El jefe tiene que ser muy rápido en esto; no quiere nada de sospechas.
— ¿Qué clase de sospechas?
— Ya sabes… la policía puede estar investigando, o no lo sé. Esto no es cualquier cosa, niño. No se debe de tomar a la ligera.
Volteé a ver a Mirto. Era igual físicamente que en el juego. Sin embargo, no por el hecho de que había hecho a su jugador a imagen y semejanza, sino que en su menú había una opción de "Espejo", que lo dejaba verse tal y como era. ¿Por qué yo no activaba aquello? Simplemente no quería que nadie me viera como un niño y se burlara al igual que lo había hecho Mirto. Los otros cuatro del gremio habían activado también aquella opción, por lo que no me sorprendía que si los viera en la vida real, fueran igual que en PBO. No obstante, yo sí que era una burla para la sociedad. ¿Quién pensaría que un niño como yo fuera alguien tan poderoso como en PBO?
El elevador se abrió y nuevamente caminamos por un pasillo que desprendía luces eléctricas tenues en el techo, lo suficientemente débiles como para iluminar el suelo, mas no todo por completo. Cuando estuvimos frente a dos puertas grandes y de cristal, vimos a través de ellas que una silueta estaba de espaldas a nosotros, en la terraza y observando lo que era Ciudad Luminalia.
Al entrar, Mirto se intimidó al igual que yo, y nadie dijo nada.
— Llegan tarde.
— Lo siento, jefe. Sabe de antemano que yo vengo desde muy lejos.
— ¿Y tú, Masato? Tú vives en esta ciudad.
— Lo sé, señor. Pero es que el torneo me ha mantenido ocupado.
— ¿Y cómo va todo?
— Por fortuna encontré a dos beta más.
— Excelente… —dijo en un susurro— ¿Y Satoshi?
— Bueno… usted sabe.
— No, no lo sé. No he estado conectado desde hace algún par de días. Sabes que he estado muy ocupado y que me vigilan; no puedo estar conectado siempre, Masato.
— Él apareció en el torneo, pero no sé si pueda vencerlo.
— Vaya, de eso no tienes que preocuparte.
— Mañana empiezan los cuartos de final, y tanto los dos beta como él siguen en el torneo.
El silencio incomodó a todos. Mirto, que a pesar de ser alguien que reclamaba de todo, se quedó callado, escuchando la conversación.
— Aquí es donde yo intervengo —mencionó el jefe— Tú encárgate del torneo… yo hablaré con Satoshi. Después de todo, no está tan lejos de aquí. Le daré la insignia del gremio.
— Pero… ¿y el torneo? ¿Ya no participará?
— No quiero correr el riesgo. Si ven que llega a la final e incluso llega a ganarla, todos verán que puede ser fuerte, y todos querrán ser su amigo, o incluirlo en su gremio, aún así ya hubiera estado en el tuyo. La gente se comportaría como leones hambrientos y Satoshi sería su carnada.
— Bien… ¿Y qué pasará con él?
— Él aparecerá en la final. Intervendrá en la batalla y ya sabes qué hacer después.
— De acuerdo.
La luna no se asomaba por ningún lugar, pero gracias a la gran torre Prisma que despedía destellos de luz, iluminaba la oscura habitación. Una gran sombra crecía detrás del jefe, y terminaba en su escritorio, donde había dos cajas en perfecto estado.
— Tomen las cajas y lárguense de aquí. No quiero que nadie los encuentre.
Mirto fue primero, tomó una caja que era del tamaño de su antebrazo y caminó hacia la salida; me dedicó una mirada extraña, asintió y se largó de ahí.
Yo por mi parte, caminé hacia el escritorio y tomé la caja, que era del mismo tamaño que la de Mirto, sólo que cuando la agarré parecía ser del tamaño de mi cabeza. La caja pesaba, sin duda, pero podía soportarla hasta el regreso a casa.
— Masato —nombró antes de que saliera por la puerta.
— ¿Sí… señor?
— ¿Crees que estás haciendo lo correcto?
— ¿Señor? —sinceramente, no comprendía su pregunta.
— Me refiero… ¿por qué me estás ayudando? Tan sólo eres un niño.
De hecho, él desde el principio me había prometido algo con el que cualquier niño aficionado a los videojuegos quería. Reconocimiento, fama, poder… claro, todo esto dentro de PBO. Sin embargo, por ahora ya tenía todo aquello: ya tenía fama de ser el espadachín esmeralda, ya era reconocido por miles de jugadores, ya tenía el poder de un beta gracias a que un científico estúpido nos había regalado. Ya tenía todo… ¿Será que ahora es mi turno de devolverle el favor?
— No lo sé, señor. Eso mismo me he estado preguntando desde hace tiempo.
Caminé hacia la salida, pero pude alcanzar a escuchar algo.
— Suerte en el torneo, chico. O ya verás.
La gente estaba sorprendida. Todos estaban viendo cómo aquel chico se declaraba un "beater". Sabía de antemano que el jefe de nuestro gremio le había dicho algo… algo para convencerlo de seguirle la corriente a mi mentira. A pesar de haber mentido sobre el Charizard, y sobre que era un tramposo… él no había reclamado. Bueno, mejor para mí. Ahora ya todos lo odiaban, tan sólo me faltaba amenazarlo con su madre y matarlo de una buena vez.
— ¡Tramposo!
— ¡Maldito beater!
— Sáquenlo del juego.
Muchos usuarios comenzaron a reportarlo, puesto que podía ver desde lejos que abrían sus menú y reportaban al jugador, pero sabía que eso no iba a funcionar. Él era un beta y era imposible que lo banearan así como así del juego. ¿Por qué? ¿Por qué no podían expulsar a un beta, y menos el administrador? Bueno… digamos que fue gracias a aquel tipo… Oak. ¡Y vaya que tenemos que agradecerle todos los beta! Además de darnos poder… además de que no nos pueden localizar en el juego, tampoco nos pueden expulsar.
Súbitamente, mis pensamientos se vieron interrumpidos por Satoshi, que comenzó a hablar.
— ¿Y bien, Masato? —su voz era fría y extraña— ¿Lucharás contra un beta? ¿Lucharás contra un tramposo… un beater?
— Lo siento, Satoshi —mencioné. En eso, noté que Shigeru se había recuperado totalmente, y no sólo a él, sino que también nos había recuperado a todos los del gremio esmeralda. ¿Cuándo había hecho aquello?
— Listo, Masato —Shigeru exclamó fríamente—. Los he recuperado a todos.
Ahora entendía. Mientras yo había estado contando el relato del Charizard, Shigeru no desaprovechó la oportunidad y comenzó a recuperarse tanto a él como a nosotros. De hecho, me sentía ahora muy bien, listo para luchar. Satoshi se impresionó por aquello, y pude ver que retrocedió algunos pasos, ya que ahora todos estaban con su HP al cien y listos para atacar.
— ¿Qué? ¿Tienes miedo? —dije. Shigeru sacó a su Eevee, Haruka tenía su magia lista al cien, Misako se aferró a su espada, y Ruby había recuperado las flechas perdidas desde el menú de su juego. Todos estaban listos, y Satoshi no pudo ocultar aunque fuera un poco de miedo. ¿Pero por qué miedo? ¿No fue intimidación? No… sentía que era miedo… y yo sabía que era por su madre. El jefe me lo había dicho perfectamente.
— Yo… —mencionó entre los abucheos de todos.
— ¡Maldito tramposo!
— ¡Ya sáquenlo del juego!
— ¡Maldito beta injusto! ¡El Destello Cobarde debe ser expulsado!
Los abucheos no lo herían, pero sí lo hacía la situación. Incluso él sabía que no iba a ser capaz de poder ganar. Incluso, yo sabía que era más poderoso que él, y pensándolo bien… jamás nos habíamos enfrentado él y yo. Esta sería la oportunidad.
— Si tienes honor… —Satoshi mencionó genuinamente—… Si tienes honor, que sea una batalla de uno contra uno.
Todos los miembros me voltearon a ver. Haruka fue hacia mi posición y negó con la cabeza. Entendía que no debía de hacerlo, ya que Satoshi obtendría ventaja al ser solo una batalla de uno contra uno, cuando en realidad tendría que ser cinco contra uno.
— De acuerdo —mencioné.
— ¡MASATO! —Haruka me detuvo con sus brazos— No… ¡Él quiere que hagas esto! ¿Qué no ves? Él está en desventaja. Si luchas contra él, puede que gane.
— Tiene razón —opinó Misako, que se encontraba furiosa.
— ¿Qué dicen, chicos? —volteé a ver a Ruby y Shigeru, que se limitaban a quedar en sosiego hasta que el chico de ojos carmesí mencionó.
— Tú eres le jefe; tú tomas las decisiones.
Me zafé del brazo de mi hermana, y me coloqué en el centro de batalla.
— Masato… puede que pierdas ¡Escucha! —mi hermana era tan odiosa tanto en el juego como en la vida real.
— ¿Perder? —recordé que si hacía aquello, estaría en problemas. En grandes problemas—. No puedo perder.
Me quité la túnica esmeralda que tenía en la espalda, y me llevé el gran escudo verde en frente. Satoshi desenvainó una espada eléctrica que sacó chispas que estremecieron el ambiente, y su Pikachu no se hizo esperar. Saqué a mi Ralts y ésta se quedó en su lugar cual estatua.
La gente ya no abucheaba, sino que estaba atenta a lo que podría pasar. Incluso estaban emocionados por el combate, que iba a ser mejor que el que habían tenido Shigeru y Ruby… pero sería más rápido de lo que Satoshi creería.
— Esto es lo que querías… ¿No? Uno contra uno. Tú tienes la ventaja. Tú eres el Destello Eléctrico… tú eres el cheater.
— Sí… gracias —dijo secamente. Sabía que algo no andaba bien. ¿Acaso estaba planeando algo? ¿Qué sería?
— Bueno, cuando cuente hasta tres, la batalla comenzará. ¿De acuerdo? —él asintió, y se aferró a su espada blanquecina—. Uno… dos…
Y en ese momento, supe que él lo había planeado. Supe que si yo perdía, mi reputación se iba ir hacia los suelos… pero si yo ganaba, nadie iba a creer que él era un cheater. Nadie creería que Satoshi fuese un tramposo, porque yo ganaría contra alguien que tiene la oportunidad de tener poderes sobreestimados e inimaginables. Y si la gente ve que el Destello Eléctrico perdía contra una sola persona, nadie creería que era un "beater" y todo el mundo me llamaría mentiroso… Después de todo, los tramposos siempre ganan.
— ¡Ataquen! —les indiqué a mis compañeros. No debía de darme el lujo de caer en la trampa del Destello Eléctrico.
Los miembros de mi gremio reaccionaron al instante. Misako fue directo hacia el muchacho, y éste la esquivó con suma facilidad. En esos momentos, Haruka lanzó un hechizo de luz que le hizo perder el equilibrio. Sin embargo, cuando Ruby le había disparado una flecha justo en la sien, su Pikachu la desvió con una cola de hierro.
Shigeru corrió y justo con un puño, le dio de lleno en el rostro al Destello Eléctrico. El muchacho salió disparado varios metros, arrastrando consigo a personas, césped y tierra que se levantó de los suelos.
No pasaron ni dos segundos, y el Pikachu reaccionó y lanzó un trueno que le dio al Trapinch de Ruby, pero el Pokemon tan sólo era una carnada más. De las espaldas del Pokemon roedor, apareció el Wurmple de Haruka y el Fennekin de Misako. Uno de ellos lo amarró con su disparo demora, y el otro lo envolvió en unas llamas que bajaron su vida.
Satoshi se reincorporó, y comenzó a correr hacia mi posición. Por supuesto que yo era su objetivo. Lo sabía desde un principio. No obstante, no iba a ser tan fácil llegar a mí. Shigeru y Ruby saltaron por los aires y el primero lanzó tres flechas al mismo tiempo, que no le dieron al chico de cabellos azabaches. Pero el verdadero objetivo de las flechas era levantar de un impacto el polvo de la tierra, y así nublar la vista del chico. Y de entre la suciedad, apareció tanto el Eevee de Shigeru como él mismo y nuevamente golpearon al azabache, que pudo reaccionar bloqueando los golpes con su espada. Ésta despidió un trueno que le dio de lleno al castaño y a su Pokemon.
Repentinamente, el polvo que estaba rodeando el ambiente, se convirtió en lodo debido al hechizo de agua de Haruka, y manchó a Satoshi tanto en el rostro como su túnica resplandeciente. Su vista ahora era nula, y justo Ruby apuntó, precisó y soltó una flecha que fue hacia la sien.
Pikachu intervino y desapareció sacrificándose por su entrenador… Ahora sólo quedaba él.
Satoshi se limpió la cara como pudo, y nuevamente hizo un giro de 360 grados para hacer otro de sus escudos eléctricos. Éste gran escudo colisionó con el otro que había hecho desde un principio, y ocurrió una gran explosión eléctrica que mató a varios novatos que presenciaban la batalla. Sin embargo, también había asesinado al Wurmple de Haruka, al Fennekin de Misako y al Trapinch de Ruby, aunque también le había afectado al causante de la explosión.
La vida de Satoshi ya estaba a la mitad, y tan sólo había vencido a tres Pokemon a ningún usuario.
— Mierda —le oí decir.
Con un débil movimiento, el muchacho comenzó a lanzar varios tajos al aire a diestra y siniestra, y éstos se transformaron en ondas eléctricas que fueron hacia los miembros del gremio. Haruka no pudo esquivarlos, y su vida bajó hasta la mitad, Ruby y yo saltamos hacia el aire, pero Misako se quedó paralizada cual novata.
De un momento a otro, Shigeru la empujó hacia un lado para que no sufriera daño, y ahí fue cuando el castaño fue herido, pero no lo suficiente como para bajarle siquiera 20% de su vida.
Tanto Haruka y Shigeru estaban en el suelo heridos, Ruby y yo estábamos en el aire, con el polvo del campo sobre nosotros… pero Misako estaba paralizada. Ella no había recibido daño alguno, y estaban tan distraída y petrificada que no se dio cuenta cuando Satoshi estaba a sus espaldas.
— ¡Muévete! —gritó Haruka, pero ni siquiera aquella advertencia le iba dar tiempo a Misako para poder reaccionar.
La chica de cabellos rosados volteó, y vio a Satoshi ahí, a punto de matarla.
— Satoshi… —la chica estaba sorprendida. Parecía que ambos se conocían, ya que en ese momento Satoshi la miró con algo de rencor.
— Lo siento, Misako.
Ruby trató de sacar una flecha de su carcaj, pero no iba a dar tiempo. Yo quería ir hacia allá y evitar la muerte de mi compañera, pero iba a ser imposible.
La espada eléctrica formó un gran arco por los aires y cayó bruscamente.
Todos pensaron que Misako había muerto… pero para sorpresa de todo el mundo, la espada se detuvo. Satoshi se había detenido, y miraba a la chica con arrepentimiento e incapaz de poder matarla.
— Yo… lo siento —mencionó—. Lo siento… yo… no puedo… no puedo ganar… yo…
— ¡Ahora! —le dije a Ruby para que le lanzara una flecha en la pierna.
La flecha fue directo hacia su muslo, y ahí fue cuando cayó y soltó instintivamente su arma eléctrica. Shigeru comenzó a sanar a Haruka, y a traer de vuelta en vida a su Wurmple, a Trapinch y a Fennekin. Cuando lo hizo, todos ya estaban reincorporados y frente a un Destello Eléctrico vencido.
— Has perdido Satoshi —mencioné y me encaminé hacia él. La flecha incrustada en su muslo comenzó a emanar luces brillantes, simulando sangre.
Él no dijo nada, y se limitó a mirarme con odio.
— No puedo creer que hayas creído que tú eras el más fuerte de aquí —sonreí y me dirigí hacia todo el público—. ¡He aquí su "beater! ¡Como verán, él no puede hacer todo solo! ¡Puede que haya vencido al Charizard, pero al gremio Esmeralda no! ¡Un "beater" no es invencible! ¡Tan sólo es alguien egoísta que se cree el más fuerte del juego!
Las personas comenzaron a gritar tanto de emoción como de furia. Todos me alababan, pero al mismo tiempo, lanzaban abucheos a un Satoshi que comenzó a llorar.
Los gritos producían un eco que formaba un cántico hermoso para mis oídos. Esto era lo que yo había deseado. Ahora todos me veían como una figura poderosa, ya había tenido el reconocimiento que había añorado, y el nombre de "Masato" en estos momentos se erguía por los aires. Esto era lo que yo deseaba. El eco de las personas era tan fuerte que inclusive juraría que se oiría por todo el piso del nivel dos. El nombre de Masato resonaba una y otra vez, una y otra vez, una y otra vez. Masato ahora era el más fuerte de PBO… o eso era lo que me gustaba creer. Por lo menos, estos momentos debía de disfrutarlos, a pesar de que el jefe era más poderoso, y los otros cinco miembros del gremio Rocket que se formaba entre las sombras también eran más poderosos que yo. Pero lo que me hacía feliz era que finalmente había destrozado la nube de Satoshi. Un Satoshi que había creído que él era más fuerte que el resto… vaya iluso. Un Satoshi que pensaba que sólo por qué él había sobresalido en el juego, era el mejor.
— Creíste que eras el más fuerte —sonreí. Alcé mi espada.
El me miró y no dijo nada. Estaba siendo tragado por los abucheos y por el eco de mi nombre.
— Creíste que eras invencible… que eras el mejor de PBO… que destacabas más que cualquier beta… Creíste que ese científico Oak te había dado poder sólo a ti… pero creíste mal.
Me aferré a la espada.
— Vamos… mátame —mencionó, con dolor en su pierna, y con las lágrimas en sus ojos—. No sé qué pasara después. Puede que regrese para pelear contigo de nuevo, o puede que no.
— No lo harás —le repliqué con voz baja— No hagas nada estúpido. O tu madre, Delia Ketchum, estará acabada.
— ¿Qué…? ¿Cómo…? —su garganta se cerró por la sorpresa—. No sé… no sé cómo lo sabes… pero aún así… aún así en el momento en que me mates, ella estará muerta.
Se petrificó en su lugar y sus pupilas se dilataron a causa de la impresión. Sabía que él tenía muchas dudas y quería saber cómo demonios yo sabía acerca de su madre. En efecto, no sabía nada, pero el jefe de mi gremio sí.
Mi espada se abalanzó hacia su sien, pero algo extraño pasó.
Una persona se cruzó entre nosotros. Una persona que no me sorprendió que se sacrificará por él, pero a pesar de todo era parte de mi gremio. Destellos brillantes nos rodearon y Satoshi se quedó aún más impactado de lo que ya estaba.
Misako se había sacrificado por él. ¿Por qué? ¿Será porque le perdonó la vida hace unos momentos? ¿O será porque son amigos?
La gente no paró de corear mi nombre. Después de esto, sabía que debía d expulsar a Misako del gremio por lo que había hecho, pero eso no me había sorprendido.
— Misako… —susurró el Destello Eléctrico con voz entrecortada.
— No… —mencioné por haberla matado.
Recuerdo cuando justo anoche pasé a recoger la caja. Cuando finalmente había ido a recoger aquel objeto que el jefe me había dado a mí y a los otros cinco miembros. Dentro de ella, estaba un nuevo casco. Un casco virtual diferente a los demás. Fabricado recientemente y totalmente especial. Un casco capaz de hacer algo que los demás no creerían. Y ella había sido la primera que había matado con el casco. ¿Pero por qué me sentía así? Desde un principio sabía que debía de hacer esto. Desde un principio, sabía que la misión que se me había otorgado a mí y a los otros cinco era matar y matar a todos los jugadores novatos posibles con el nuevo casco. Y aunque no era de mi agrado, debía de hacerlo, porque el jefe me había prometido todo lo que tenía ahora. Reconocimiento, poder, respeto. Era mi turno de devolverle el favor. Era hora de matar a los jugadores de PBO y que fueran controlados. Y Misako ya estaba controlada… un jugador de mi propio gremio. ¿Quién lo iba a imaginar?
— Vaya… creo que tu amiga está perdida ahora —le dije y Satoshi no supo cómo interpretar aquello.
— ¿Qué quieres decir? ¿Está…?
— ¿Qué? —mencioné con una risotada, sabiendo que él pensaba que estaba muerta en la vida real ¿Cómo podía ser Satoshi tan iluso?. El eco de mi nombre seguía alzándose por los aires— ¡Já! No, no. Mucho peor, aunque no creo que lo entiendas.
— Espera —alzó su mano para tratar de detener mi ataque— Mi madre vivirá… ella… ella vivirá. ¿cierto?
— No sabría decirte, lo siento —finalicé y mi espada fue de nuevo hacia los aires para atacar de nuevo—. Pero recuerda… no hagas nada estúpido. No hagas nada indebido; no trates de intervenir en las mazmorras del nivel dos, tres, cuatro o lo que sea; sé un jugador de PBO, pero no hagas nada, o tu madre sufrirá las consecuencias. Adiós, Destello Cobarde.
Mi espada se vio envuelta en brillos tanto esmeraldas como brillantes. El eco de mi nombre se alzó aún más al ver que el "beater" había muerto. Ahora todos odiaban al tramposo y me respetaban a mí. Todo había salido según lo planeado. Ahora, era turno de encontrar a los tres beta que habían luchado contra el Charizard. Paul, Drew y Citron. Sin embargo… lo más importante estaba por venir. Era turno no sólo de eso, sino de matar con aquel casco virtual nuevo a cualquier jugador. Oh, sí, y lo más importante… Pronto… muy pronto, nadie podrá salir del juego.
Lamento anunciarles que el próximo capítulo será el último de la primera temporada, y por ser el último, el fic tendrá descanso de un mes aproximadamente ): Aparte, no es que sea como un descanso, es que no podré publicar por que me iré de viaje vacacional por un buen rato, además de que son temporadas navideñas, año nuevo y demás. Además, me servirá mucho el viaje para tener más inspiración y estructurar el final de la segunda temporada e inicios de la tercera. No sé cuántas temporadas serán... depende de cómo avance la historia. Bueno, el próximo capítulo les diré con más detalle sobre qué día publicaré la segunda temporada. ¡Nos leemos!
Último capítulo de la 1ra temporada: El Gremio bajo las sombras
