Capítulo 9: "El nacimiento de Red - parte 2"

_Hace 4 años_

Al cabo de 2 meses de la decisión del azabache, este ya casi había aprendido a controlar a la perfección su aura. Ahora, aunque aún no se podía enfrentar de igual a igual a Emilia, este ahora era capaz de oponer resistencia a esta, y más claro está, que aún le quedaba un largo camino para igualarse a Steel.

Gracias Steel, recuperó la pokeball de Charizard y Sceptile se unió al equipo, para su sorpresa.

En general, todo iba bien y sin ninguna complicación para el joven entrenador. Su entrenamiento iba bien, sus técnicas de combate pokemon fueron pulidas enfrentándose a Steel a diario, y su relación con Emilia era cada día más estrecha.

Eso fue, al menos, hasta el día en que otro alumno se unió a grupo de entrenamiento, como un estudiante del peli plateado, luego de casi medio año desde el comienzo del entrenamiento del azabache.

Su nombre era Ryota Inazuma, el descendiente directo de un antiguo clan de guardianes, que se decía que estaban bendecidos por el dios dragón del relámpago, Zekrom. Su cabello blanco pálido se diferenciaba del platino del padre e hija, además, su rasgo característico eran sus ojos azul eléctrico, los cuales, junto a su cabello, lo hacían muy atrayente para las mujeres.

¿Que si era guapo?

Claro, lo era, y él cabron lo sabía, por lo que se metía todo el tiempo con el azabache por esto.

Ash y Ryota, desarrollaron naturalmente una gran rivalidad.

Ambos, eran como el día y la noche.

Mientras que el azabache confiaba en sus cualidades como entrenador y guardián, era apoyado y querido por sus pokemon, y este confiaba totalmente en ellos.

Ryota, por otro lado, solo aceptaba a los pokemon más fuertes del grupo, enfrentándolos constantemente, creyendo que el poder era lo único importante. En este sentido, él era muy parecido al antiguo Paul, cuando el azabache recién lo conoció.

No, era peor.

Paul, aunque cruel, su formación era la de un entrenador, no un guardián, por lo que su método de entrenamiento era mucho más espartano que una persona ordinaria.

El azabache lo odiaba bastante, sin embargo, tuvo que tragarse su orgullo al reconocer su talento, sus habilidades, tanto para el uso del aura, como con los combates eran irreales, un genio básicamente, logrando cosas que el azabache apenas pensaría. Debido a esto, Ryota era arrogante, menospreciando al azabache en todo momento.

Al final, ambos se detestaban el uno al otro, llegado incluso a los golpes en un par de ocasiones.

Quien tuvo que detenerlos siempre, fue Emilia.

Emilia siendo la hija de Steel, intentó mediar entre ambos jóvenes, obteniendo apenas y unos pocos resultados, al menos Ryota sí le hacía caso, aunque el trabajo en equipo era básicamente inexistente. Cabe mencionar que, a pesar de que la chica era la más joven de los 3, por cosa de meses, era también la más experimentada de los 3 en cuanto al trabajo como guardián, dado que su padre la había llevado a muchas misiones pese a ser una aprendiz.

No solo poseía experiencia teórica, sino también de campo, y más aún, era muy fuerte para su edad, el entrenamiento estricto de su padre no era para bromear. Tanto Ash, como Ryota, sabían de ello, y ambos probaron la derrota, pese a lo prometedores que eran, a mano de la chica.

Y aunque jamás lo admitirían… ambos estaban aterrados cuando enfrentaron la ira de la chica, por primera vez.

Ash no lo había notado en primer momento, pero con el tiempo, le extrañó la sumisa manera en que el peli blanco trataba a Emilia.

Cuando el azabache le preguntó al joven sobre esto, este lo miró como si fuese un idiota y le respondió:

- Tú… realmente no entiendes con quienes te has estado entrenado hasta ahora, ¿No?... Dejando de lado al monstruo anormal de Steel, Emilia, pese a su edad, ya es muy conocida por todos los logros que ha hecho desde hace unos años -

- ¿Logros?, ¿Qué quieres decir con eso? -

- Olvídalo, incluso si te lo dijera aun así no lo entenderías… -

Con eso, el peli blanco dejó de responder a las preguntas del azabache, pese a lo que este se quejó.

Como tal, y pese a que el azabache estaba disconforme, Emilia fue naturalmente, la líder de grupo de forma unánime.

.

..

Un día, Steel los mandó a los 3 jóvenes a una misión especial, la cual consistía en traer un material ubicado en el lugar más alejado de la isla, infestado de pokemon muy poderosos y salvajes. A pesar de las protestas de ambos, y de Emilia, ninguno pudo oponérsele a Steel y ambos tuvieron que aceptar la misión, junto a una preocupada Emilia, que sufría dolores de cabeza de antemano.

- Maldición, ese anciano es muy molesto a veces - (murmuró el azabache, mirando fijamente al peliblanco, al lado suyo)

- ¿Quieres callarte?, estar aquí contigo ya me es suficiente castigo - (respondió el peli blanco)

- ¿¡Qué dijiste!? - (gritó el azabache, bastante molesto, mientras en su puño se cargaba de su aura) - ¿¡Quieres pelea!? -

- No durarías ni 5 minutos contra mí, inútil - (respondió el peliblanco, imitando la acción del azabache, solo que de sus puños salían rayos negros) – No eres más que un estorbo, deberías entenderlo ya -

- ¡Te matare, pelos de anciano! - (gritó el Ketchum, con una vena marcada en la frente)

- ¿¡Que dijiste, idiota azabache!? - (gritó el peliblanco, de igual modo que el entrenador)

Mientras ambos, comenzaban su típica pelea matutina, Emilia solo suspiraba y miraba a ambos, mientras lamentaba su suerte. Normalmente ambos jóvenes apenas hablarían entre sí… pero cuando lo hacían solo terminaba de esta manera.

- ¿Por qué mi padre me mandó a cuidar a estos 2? - (murmuró la chica, mirando como ambos chicos intercambiaban golpes, el uno al otro, mientras Pikachu se subía a su hombro)

- Supongo que es porque tú eres la más madura de los 3, además ambos se comportan bien estando contigo - (comentó el pokemon, mirando como la pelea comenzaba a elevar su nivel) – Y creo que deberías detenerlos… -

- ¡Ash, Ryota, ya basta! - (gritó la molesta chica, interponiéndose entre ambos chicos)

- ¡Él empezó! - (gritaron ambos chicos, apuntándose el uno al otro)

- Y continuamos con la favorita del público, "Las crónicas de Pikachu… el idiota, la lista y el emo" - (murmuró el pokemon, anotando lo dicho en un cuaderno) – Sí… creo que será un gran libro, si logro publicarlo –

- ¡Ya basta los 2! -

El viaje siguió igual, con las típicas peleas de ambos chicos y las interferencias de Emilia. Pero todo cambió cuando llegaron a su destino, una sombría grieta se veía en el suelo, era gigantesca y abarcaba varios kilómetros a distancia. El grupo enmudeció al llegar, sintiendo por ellos mismos el frío aire que circulaba por el lugar, el cual era el único ruido que se podía escuchar a distancia.

Caminar en la superficie no causaba problemas, pero su misión consistía en buscar el material en el interior de la grieta.

- V-Vaya… y pensar, que hay un lugar como este en la isla - (murmuró el azabache, divisando los pequeños rayos de luz, que se filtraban a través de las rocas) – A veces me pregunto qué tan grande es este lugar… -

- ¿Qué?, ¿Tienes miedo ahora? - (comentó Ryota, burlándose del azabache, mientras sacaba una pokeball de sus ropas) - ¡Luxray, usa destello! -

El pokemon con forma de león negro, irrumpió en el lugar rugiendo fuertemente mientras de su cola, salía una intensa luz, que iluminó todo a su alrededor. Por ahora los jóvenes quienes estaban en la entrada poseían luz solar para caminar tranquilos, pero adentro de la grieta apenas pasaba la luz del sol.

- Gracias, Ryota- (murmuró Emilia, mientras el peliblanco mostraba una arrogante sonrisa)

- Bien hecho, Luxray - (comentó Pikachu, al instante en que recibía una intimidante miranda por parte del pokemon) – No es necesario que me mires así… el problema es de ellos, no nuestro -

- Mis pokemon y yo lo haríamos mucho mejor… - (susurró un malhumorado Ash, mientras Pikachu se subía a su cabeza)

- Ya, ya, Ash, lo mejor es terminar esta misión lo más pronto posible… - (susurró el pokemon amarillo, poniéndole la pata en el hombro a su entrenador)

- Ryota ve al frente con Luxray, Ash cubre la retaguardia, los pokemon de la cueva son variados, por lo que estaré al medio rastreando la posición de los pokemon – (comentó Emilia, sacando una pokeball de su cinturón, liberando a un Audino que la recibió alegremente) – Cuento contigo –

- ¿Huh?, ¿Con Audino? – (preguntó el azabache un poco confundido)

- Si, es muy bueno escuchando, nos ayudará – (comentó la chica, con una sonrisa feliz)

- ¿Pero este ayudará en el combate? – (se preguntó el Ketchup mirando a pokemon rosado con duda)

- Deja de pensar en estupideces, idiota – (comentó el peli blanco, ganándose una mirada de odio del azabache, a lo que el joven bufó divertido) – Si tienes dudas, puedes pelear con ese Audino si lo deseas, pero puedo asegurarte que ese es el último Audino que deseas como enemigo –

- ¿Huh?, ¿Por qué me dices esto? – (preguntó el joven confundido)

- La ignorancia es una virtud, ¿no? – (comentó el peli blanco, avanzando con su pokemon a la cueva, sin importarle menos el azabache)

- Bien, vamos chicos – (dijo Emilia, caminando hacia cueva con el pokemon rosa a su lado)

- ¿Pelearías con él Pikachu? – (preguntó el azabache avanzando hacia la cueva con el grupo)

- ¿Estás loco?, ¿Ya has visto lo que puede hacer? – (preguntó de vuelta un asustado Pikachu, que solo logró confundir más al azabache)

El grupo se adentró dentro de la grieta, tuvieron que bajar varios metros bajo tierra, aun así, la grieta en arriba de ellos dejaba pasar débiles rayos de luz que iluminaban apenas a su alrededor. Al llegar al fondo, los jóvenes se sorprendieron al notar que la grieta se había expandido hasta convertirse en una especie de valle, aunque apenas era visible.

El grupo siguió caminando a través del valle, pasando a veces, por lugares como oscuras cavernas laberínticas o grandes agujeros que bajan al vació. Entre más se adentraban más cambiaba el paisaje, encontrando piedras que brillaban en muros y el techo, iluminando el lugar sin necesidad de usar a Luxray.

Claro está, que se encontraron con un vasto y rico ecosistema, lleno de pokemon salvajes de distinto tipo, incluso de fuera de la región. Hubo varios que solo los miraron con curiosidad, pero siempre había algunos que los atacaron a diestra y siniestra, lo único en común era el alto nivel de estos.

Ash en más de una ocasión quiso atrapar alguno de esos pokemon, pero Emilia siempre lo detuvo a tiempo.

El grupo siguió su camino durante unas horas, hasta que se toparon en un ancho claro, el cual tenía iluminación directa del exterior, gracias a una abertura que se encontraba en el techo a varios cientos de metros sobre ellos. Dentro del claro, pudieron ver en el centro de este, se encontraba una hermosa especie de flor amarilla con blanco, este era el material que Steel les había encomendado.

- ¡Por fin, ahí está! - (gritó el azabache, mientras corría hacia la flor, sin embargo, se detuvo al instante, quedando a solo unos metros de la flor) – Esto es… -

- Algo se acerca… - (murmuró el peliblanco, mirando a su alrededor, con todos sus sentidos alertas) – Luxray, mantente alerta -

- ¿Dónde está? - (preguntó Emilia, mirando todo a su alrededor, guardando a su Audino y sacando una nueva pokeball de entre sus cosas) - ¡Sal, Altaria! -

- Parece que esto se pondrá divertido - (comentó el azabache, sacando una pokeball, de su chaleco) - ¡Sal, Charizard!, ¡Pikachu, mantente alerta! -

- ¡LARGO DE MIS DOMINIOS!, ¡HUMANOS! - (gritó una fuerte voz, que parecía ser más un rugido)

- ¿¡Donde estas!?, ¡Muéstrate! - (gritó el azabache, al instante en que otro rugido, inundaba todo el lugar)

- ¡MALDITOS HUMANOS, ¡¿COMO OSAN DESAFIARME A MÍ?!, ¡EL REY DE ESTA ISLA! - (gritó nuevamente la misma voz, solo que esta vez, desde arriba de ellos)

- ¡Retírense! – (gritó una alerta Emilia, saltando sobre su Altaria y alejándose junto a los chicos, los cuales saltaron en sus respectivos pokemon)

Los jóvenes se alejaron justo a tiempo, al tiempo que un enorme Salamence blanco aterrizaba en el lugar donde antes habían estado. Su tamaño era irrealmente grande, teniendo casi 5 metros de alto, ¡Era 3 veces más grande que un Salamence promedio!, además su apariencia apuntaba a ser un raro pokemon varía color.

- ¿Cómo llegó esta cosa a este lugar? – (se preguntó el peli blanco, mirando asombrado los ojos sabios del pokemon)

- ¿Qué hacemos?, aún no hemos recuperado la flor – (preguntó el azabache mirando a la flor a espaldas del pokemon)

- ¡Cuidado, es un pokemon muy inteligente! – (grito Emilia, preparando a su Altaria para pelear contra el enemigo) - ¡Prepárense para la batalla! -

- ¡ESTUPIDOS HUMANOS! ¡LES MOSTRARÉ EL TERROR DE ENFRENTARME! – (gritó el enfurecido pokemon)

El Salamence, comenzó a acumular energía en su boca, lanzando un poderoso Hiperrayo, que logro destruir una pared del risco con solo su poder, solo por suerte fueron capaces de esquivar los jóvenes, subiendo a sus respectivos pokemon. Tanto Ash, como Emilia se elevaron hacia el cielo, gracias a sus pokemon, y en el caso de Ryota, este uso a su pokemon para saltar en las paredes del risco

- ¡Maldición, ¿Cómo un Salamence puede ser tan poderoso?! - (gritó el joven entrenador, mientras se elevaba en el cielo gracias a Charizard, y su Pikachu se colgaba de su cuello)

- ¡Esa no es la pregunta aquí, la pregunta es, ¿Cómo es que un dragón, que mide más de 3 veces su tamaño normal, se haya ocultado tan bien, como para no ser descubierto por nosotros?! - (gritó el pokemon amarillo, mientras se subía a la cabeza de su entrenador)

- ¡MALDITOS HUMANOS! - (gritó el pokemon, elevándose a la misma altura de los jóvenes)

- ¡Oigan ustedes 2! - (gritó el peliblanco, el cual ya estaba en la cima del risco, gracias a su pokemon) - ¡Si no derrotamos a esta cosa, nos va a comer vivos, debemos vencerlo! -

- ¡De acuerdo! - (gritaron el azabache y la peli plateada, acercándose al peliblanco)

Al acercarse al peliblanco, ambos jóvenes se situaron al lado de este, mientras sus pokemon se pusieron frente a ellos, quedando Emilia a la izquierda, Ash en el centro, y Kyota a la derecha. Los 3 jóvenes se quedaron mirando fijamente al gigantesco Salamence, mientras expulsaban su aura, la cual los rodeaba a ellos, y a todo su alrededor.

- Pikachu, tú ve a asegurar la flor mientras nosotros combatimos con esa cosa – (comentó el azabache, obteniendo la aprobación de los otros chicos)

- ¡Entendido!, ¡Cuídense chicos! – (respondió el pokemon, saltando a unas de las paredes y bajando cuidadosamente por estas, buscando evadir la atención del pokemon enemigo)

- Bien… ¿¡Están preparados, chicos!? - (gritó Emilia, viendo como ambos jóvenes asentían con la cabeza)

- ¡Aural Mode! - (gritaron los 3 jóvenes, mientras sus pokemon comenzaban a brillar intensamente)

La batalla duró varias horas, en las cuales, los 3 jóvenes lograron derrotar al dragón, luego de un sufrido combate contra este. Al regresar a casa, los únicos heridos eran el azabache y el peliblanco. Por su lado, Steel los recibió con una cálida sonrisa y una que otra sorpresa.

- ¿¡El Salamence gigante, era amigo tuyo!? - (gritaron los 3 jóvenes, sintiendo que el alma se les iba, gracias a la noticia de su maestro)

- Si, nos conocimos hace mucho tiempo, cuando llegué a la isla… luego de combatir con él, nos volvimos muy buenos amigos… cada mes le llevo bayas y peces que se obtienen de este lado, son sus favoritos… a cambio, me ayuda a cuidar las Flores del Alba que crecen cerca de su nido, son muy raras y valiosas, especialmente para los guardianes, pero su cultivo es muy difícil, así que este descubrimiento en realidad me ha proporcionado muchos beneficios, una sola flor se puede vender por mucho dinero, ¿saben? - (relató el hombre, mirando cómo los 3 jóvenes, se desvanecían en el suelo) - ¿Qué les pasa? -

- Esa cosa casi nos mata… y resulta, que es amigo del anciano - (murmuró el azabache, descansando en el suelo)

- La maldita flor que nos mandó a buscar, solo era el producto que les vende a los guardianes… - (murmuró el peliblanco, de igual manera que el azabache)

- Haa… ya sabía yo, que me parecía conocido ese pokemon… - (murmuró Emilia, sintiendo un gran dolor de cabeza por culpa de su padre)

- ¿Qué jodida broma es esta? - (murmuraron todos los jóvenes, con una expresión sombría en el rostro de ambos)

Los jóvenes se vieron por un momento y luego comenzaron a reírse animadamente, ante la mirada confundida de Steel. Después de eso, el equipo comenzó a llevarse un poco mejor, solo un poco, puesto que sus peleas seguían ocurriendo entre los dos jóvenes, pero al menos, ahora podían mantener conversaciones casuales.

Sin embargo, algo ocurrió poco tiempo después. Steel recibió una carta, la cual cambiaría la pacifica vida que mantenían los jóvenes, hasta ese momento. La vida de ninguno de ellos, volvió a ser la misma.

- Mocosos, dentro de poco iremos a la Torre de los Milagros, la sede de los guardianes del aura, ¿entendido? - (comentó Steel, mirando como los jóvenes se sorprendían por ello) – Hemos sido llamados al cuartel general de los guardianes

.

..

Ya habían pasado ya 6 meses, desde que el azabache comenzó su entrenamiento como guardián aural. En esos pocos meses, el Ketchum había logrado dominar su aura de forma correcta, siendo capaz de usarla de forma más eficiente y útil en combate, Steel se jactaba mucho de esto como su maestro. Además, está el hecho de haber congeniado con sus compañeros haciéndose de buenos amigos con los que poder contar… bueno, Ryota no, ellos aún siguen peleando por cualquier cosa, para fastidio de Emilia.

En definitiva, el joven había estado en diferentes situaciones desde que llegó, tanto difíciles como divertidas, pero, a fin de cuentas, él no se arrepentía de nada. Aunque él mismo no pensaba dedicarse a ser guardián aural, aún disfrutaba aprender cosas nuevas, así como nuevos métodos de combate pokemon.

Ahora, el joven entrenador se encontraba por segunda vez, frente de aquel muelle, el mismo que uso él para llegar por primera vez a la isla. Solo que esta vez, este no se encontraba solo, sino que Steel, Emilia y Ryota, lo acompañaban de vuelta a la región principal, para embarcarse a un viaje muy largo a Hoenn.

- ¿Estas nervioso? - (preguntó Steel, a un preocupado azabache, el cual por alguna razón se encontraba muy tenso)

- ¿D-De que hablas? -(preguntó el azabache, mirando fijamente, como el barco se acercaba cada vez más al muelle) – Creo que ya llegó la hora… -

- ¿En serio estas bien, Ash? - (preguntó una preocupada Emilia, la cual veía como el azabache, parecía caminar como un robot) – Hace medio año, por poco y sales corriendo para tomar el barco –

- B-Bueno… es que aún no me hago la idea de salir tan fácilmente de la isla – (respondió un nervioso azabache, mientras sonreía forzadamente) – Apuesto que mi madre me dará el discurso de mi vida por haber desaparecido durante 6 meses y no llamarla en ningún momento… -

- Lamento decirte que no podrás contactar con tu madre aún… este viaje es secreto, debe hacerse con toda la discreción posible, por lo que incluso no aterrizaremos en Johto, sino que iremos directamente a Hoenn para evitar problemas innecesarios – (Comentó Steel, sorprendiendo al azabache, quien no pudo evitar deprimirse ante la noticia)

- De ninguna manera… - (murmuró un sombrío Ash, el cual era consolado por la chica, quien acariciaba la espalda del joven)

- Bah… eres patético, idiota, ¿Qué eres?, ¿Un bebé? - (comentó el peliblanco, burlándose del azabache) – Compórtate como hombre, y deja de pensar en tu madre -

- ¡¿Que dijiste, pelos de anciano?! - (gritó el azabache, volviendo a su actitud normal, mientras se preparaba para pelear contra el peliblanco) - ¿¡Quieres que te patee el trasero, antes de salir!? -

- ¡¿Tu y que ejercito, idiota?! - (gritó el peliblanco, mirando furioso al azabache, mientras también se preparaba para luchar)

Ambos estaban listos para el combatir, sin embargo, ambos recibieron como castigo, un fuerte puñetazo de Steel, que los dejó inconscientes al instante. Así fue como los cuatro, subieron al barco y siguieron su viaje.

Las horas pasaron lentas para la tripulación del pequeño barco, los 2 jóvenes tan pronto como se despertaron, comenzaron una nueva pelea, la cual, gracias a la presencia de Emilia, no logró convertirse en algo peor. Finalmente, luego de un agotador viaje, los 4 llegaron por fin al puerto de Ciudad Portual, en Hoenn, ahora estos se dirigían al restaurante más cercano, necesitaba comer algo, luego de que los jóvenes destruyeran la nevera dentro del barco, por "accidente".

- Recuérdenme nunca incluir a esos 2, en cualquier tipo de viaje - (murmuró un cansado Pikachu, el cual iba en la cabeza de Emilia, con una expresión totalmente agotada)

- Apoyo la idea - (comentó un molesto Steel, el cual llevaba arrastrando a ambos jóvenes, luego de haberlos golpeado y amarrado, por las continuas peleas de estos) – Creo que me haré más viejo, si sigo cuidando de estos -

- Lo sentimos… por favor, suéltennos - (murmuraron ambos jóvenes, los cuales seguían siendo arrastrados por el peliplateado)

- Mmm… ¿Qué dices Pikachu? - (preguntó el hombre, mirando fijamente al pokemon amarillo)

- Digo que los sueltes en la próxima cuidad, amordazarlos también es una opción… - (respondió el pokemon, mirado como ambos jóvenes, le miraban con odio)

- Padre, ¿Por qué los guardianes nos mandaron a llamar? - (preguntó una curiosa Emilia, quién decidió hacer la vista gorda a las suplicas del par de jóvenes)

- Ellos querían que investigara un caso problemático, no es particularmente peligroso, así que pensé que sería una gran oportunidad para ustedes… dejándote a un lado, estos 2 idiotas aún no entienden el trabajo, además, será una buena experiencia para ellos el ver la Torre de los Milagros - (respondió el peli plateado, sonriéndole a todos sus alumnos)

- ¿Una buena oportunidad para nosotros?... de que carajos hablas anciano, ¿No te he dicho ya, más de una vez que no me dedicaré a ser guardián?, ¡Mi sueño todavía es ser Maestro Pokemon! - (comentó el azabache, mirando fijamente a su maestro)

- ¿Crees que te entrené medio año, enseñándote todo lo que sabes ahora, solo para que termines como un mediocre entrenador corriente?, ¡Antes prefiero darte de comer a los Sharpedo! - (respondió el hombre, golpeando la frente del azabache, el cual se retorció como Caterpie, todo, mientras seguía siendo arrastrado) – Mejor agradece lo que estoy haciendo, normalmente, los aprendices de los guardianes, y mucho menos, la gente común y corriente, tienen prohibido entrar a la sede hasta graduarse y obtener logros dignos de tal derecho -

- ¿Entonces, por qué nos llevas allá? - (preguntó Ryota, mirando al peli plateado, mientras desconfiaba claramente de este) – Apuesto que paneas volver a meternos en problemas, como siempre -

- He, he, he… no te preocupes, no te preocupes~… se puede decir que la Sede central me debe algunos favores, así que no creo que vaya a haber problemas, incluso si los traigo conmigo - (contestó el hombre, con una sonrisa sospechosa)

- Hey, pelos de ajo - (susurró el azabache, llamando al peliblanco) - ¿No crees que es muy sospechoso que Steel, no lleve como si nada a la sede? -

- Si, idiota, ya lo había notado… ¿Qué opinas? - (preguntó el peliblanco, mirando fijamente a su maestro)

- Creo que nos venderá como esclavos… o algo por el estilo - (respondió el azabache, mirando de igual forma, al hombre)

- No seas idiota, aún si el tuviera los contactos, la forma de hacerlo, incluso si ya tiene todo preparado… ¿Cómo crees que él, nos haría eso? - (preguntó el peliblanco, mirando molesto al entrenador) – No creo que sea un problema si te pasa a ti, pero yo aún soy el heredero que la Casa Inazuma, ellos no se quedarán en silencio si desaparezco -

- Okey señor heredero, piensa esto… nos lleva arrastrando por el suelo desde que tocamos tierra, hemos estado cada vez más cerca de la muerte desde que lo conocemos, y por sobre todas las cosas… ¡Es un jodido padre sobreprotector! ¡Por poco me mata, solo porque caí accidentalmente sobre Emilia!… ¡¿Necesitas más pruebas?!, ¡No le importa un carajo tu bendito clan! - (preguntó el azabache, mirando molesto al peliblanco)

- Caer sobre Emilia… ajá, "caer" sin razón aparente, levantándole la falda y tocando sus pechos, todo al mismo tiempo… realmente dudo si fue o no, un accidente - (le recriminó el peliblanco)

- ¡Te digo que fue culpa de Pikachu! - (gruño Ash, mirando molesto al Inazuma) - ¡Él dejó esa maldita botella de Ketchup por ahí, mientras pasaba! -

- ¡Hey, mocosos, ya cállense!, ¡Se puede oír todo lo que hablan! - (gritó Steel, mientras miraba furioso al azabache, y Emilia, parecía querer evitar la mirada del mismo) - ¡Y mocoso, ya hablaremos más tarde de lo que pasó en esa ocasión!, ¡Aún no creas que se me olvidó! -

- ¡Ayuda!, ¡Suéltenme que me matará! - (gritó el azabache, tratando de zafarse del amarre en pánico)

.

..

_En la actualidad_

El azabache estaba en la esquina, mirando la total oscuridad, mientras este mantenía una posición fetal, ante la mirada de todos sus pokemon. Pikachu, se rascaba la cabeza, mientras miraba, como el azabache parecía recuperar la compostura, perdida hace un segundo.

- Lo siento, es solo que, recordé el castigo que me dio Steel, aquel día… aún hoy puedo sentir el terror de eso - (murmuró Ash, mientras a los pokemon, se les caía una gotita de sudor por la frente) – Bueno, olvidemos eso -

- Pues, comparto la opinión de Ryota… fue muy sospechoso que hallas caído en esa posición "accidentalmente" - (comentó el pokemon amarillo, que, como regaño, recibió un golpe del azabache)

- ¡Fue tu culpa, rata embustera! - (gritó el azabache, comenzándose a pelear con el pokemon)

- ¿Puedes seguir la historia, Ash? - (preguntó un molesto Infernape)

- ¿Eh?, oh, claro… ya le sigo - (respondió el entrenador, dejando en paz al pokemon amarillo) – Bueno, luego de que Steel me apaleara por segunda vez, nos dirigimos al desierto, a un lugar cercano a la Torre espejismo… realmente, fue entonces, cuando todo comenzó… a veces me pregunto cómo habría sido de otra manera –

- ¿Qué cosa Ash? – (preguntó un confundido Bulbasaur, mientras miraba la expresión melancólica del joven)

- De mi origen… el origen de Red – (comentó el azabache con una sonrisa autocritica)

CONTINUARA…