Hola. He estado ocupado, y por eso no pude actualizar el martes, pero finalmente ha llegado el viernes C: Responderé con gusto a sus reviews.

blackphoenix: Muy buen todo c: Tal vez tengas razón, o tal vez no. Sólo te queda leer y esperar a cómo transcurra la trama.

Larekin1: Ya sabemso que odias a Ash xD

Cata-Chan1: Respondiendo tu duda, puedes denunciar a un jugador, pero el creador del juego o quien esté a cargo no hará nada, puesto que es un juego mortal C: En PBO haces lo que se te da la gana. De todas maneras, lo explicaré más adelante...

ashthepokevenger: Todos tenemos un motivo por el cuál hacer las cosas C:

AsuraX1: Gracias :D Ojalá este capítulo te guste, o te desagrade. Depende del punto de vista en como veas este capítulo.

Kuroi: Yo tengo mala memoria también. No te preocupes xD Tal vez tengas razón, Casey puede violar a Ash xDDD

baraka108: Otro lector que odia a Kalm xD Es broma. Bueno, viendo tu análisis, puede que estés en lo cierto, o no xD Pronto aparecerán los demás, para saber qué pasaron con ellos, no te preocupes.

asdfgh: Pobre Kalm xD Pero tranquilo, pronto dejará de sufrir... Dawn aparecerá pronto. Creo que yo también estoy ansioso por mostrar los capítulos de Dawn xD En unos capítulos más lo sabrás.

Bueno, quisiera terminar, ya que no quiero arruniarles el final del capítulo con mis opiniones xD. Nos vemos el martes. Por cierto, habrá un momento en el capítulo donde se les indique que reproduzcan una canción de Youtube, para ponerle más emoción al asunto C: No sé si se puedan meter links acá, pero sino, entren a Youtube, busquen SHINGEKI NO KYOJIN OST - ATTACK ON TITAN, y es el primer video. Es opcional xD pero para que se emocionen más, se los sugiero. Bueno, nos leemos...


Capítulo 35

El Invitado Sorpresa


El ruido comenzaba a hartar a mis oídos. Quería dormir, pero simplemente este lugar no era el correcto para tomar una siesta.

— ¡Hey, pásame otra cerveza! —mencionaban por allá.

Aún no entendía por qué los jugadores se dedicaban a beber alcohol cada noche. Supongo, a mi punto de vista, que eso era para distraerlos del verdadero objetivo. El distraerlos de que esto era un mundo diferente. A lo mejor el alcohol, la diversión, y las risas dentro de la taberna, eran un refugio para algunos cuántos, que aún no aceptaban que esta era su realidad. A lo mejor, eran muy cobardes para aceptarlo, y simplemente se dedicaban a hacer lo que hacían en el mundo real: divertirse sin ninguna preocupación. Vaya vida.

— ¿En qué piensas, Kalm? —me preguntó Ritchie, que había estado platicando con alguno de aquellos chicos ebrios.

— Nada —dije y traté de desviar de tema, pero el chico era listo.

— Sé que algo te preocupa.

En efecto. No sólo era el ver cómo a todos les importaba un verdadero comino el pasar los niveles del juego. Sólo puedo admirar a los que han arriesgado su vida en las mazmorras, pero nadie de ellos estaba aquí, y nadie de ellos tendría el tiempo para venir aquí a desperdiciarlo.

— Sabes en lo que pienso.

El muchacho se quedó en silencio. Su Pikachu había estado en algún otro lugar, y súbitamente se colocó en su hombro. Se puso la gorra azulada, y comenzó a ir hacia la salida. Yo lo seguí sin decir palabra alguna, aunque alguno de sus "amigos" se quejó de que aún era muy temprano para abandonar el lugar.

— Ha pasado mucho tiempo, Kalm. Deberías superarlo —el chico caminaba por los senderos nocturnos del Pueblo de los Inicios.

— ¿Superarlo? —bufé. Era imposible—. ¿Cómo puedes decirlo tan tranquilo?

—Escucha —el muchacho abrió el menú de su juego, y eligió la opción de aparecer dentro del nivel ocho, donde teníamos nuestra morada y ahí estaban todos los del gremio. Yo lo imité, y ambos aparecimos en las afueras de Pueblo Azulona, con algunas casas de por medio sobre el camino abandonado que había frente a nosotros—. Yo también estoy preocupado. Ya te he contado lo que me dijo ese chico… Sinceramente, no sé quién era, pero… pero no pude olvidar su rostro.

— Habría sido de utilidad que por lo menos ubicaras a los jugadores más poderosos. Podría haberte matado uno de ellos.

— ¿Para qué? ¡Yo soy el más poderoso! —dijo en un tono de confianza excesivo—. A los únicos que conozco del juego son a ti y a nuestro gremio. ¡Oh, y a nuestros camaradas de la taberna! Son sensacionales.

— ¿Sabes quién es la Novata índigo?

— No, y no me interesa.

— ¿O el Sanador Invencible?

— En su casa lo conocen.

— ¿O el Destello Eléctrico?

— Ese… ese podría haberlo escuchado en alguna parte —mencionó—, pero no. Los únicos que me importan son mi familia.

— Bah. Cualquiera de ellos puede estar involucrado en esto, Ritchie. Debes de recordar algo más… Algo más que nos lleve a él. Debemos de buscarlo.

— ¡Pero no sé dónde! Sé… sé que él puede tener una respuesta… —en ese momento se detuvo, y miró hacia el suelo—… a lo mejor, este juego no es mortal. Ponte a pensar, Kalm. ¿Por qué dos sujetos encapuchados nos asesinaron, pero pudimos sobrevivir? ¿Por qué cinco días después del anuncio… cinco días después de haberte conocido, justamente morimos, pero por alguna extraña razón revivimos? No es una coincidencia, Kalm

— Lo sé.

— ¿Y por qué mucha gente no ha reaparecido? ¿Por qué mucha gente ha muerto cuando un Pokemon los mata?

— No lo sé.

— Esa es la respuesta que debemos encontrar.

— ¿Y cómo piensas hacerlo?

— "Revivirás, pero no mueras".

— Sé lo que te dijo el tipo.

— Él sabía todo esto. Sabía que iba a revivir. ¿Pero por qué nos mató?

— Todo ha sido muy extraño —mencioné— Ritchie… —paré en el camino, y lo miré. No quería que muriera… no quería sentir esa sensación de verlo por última vez. El recordar como el sujeto de las manos grandes me aplastaba el cráneo, y Ritchie ahí, a punto de ser atravesado por una espada eléctrica… No quería que volviera a suceder lo mismo—… Te prometo que pronto lo averiguaremos, pero por ahora hay que seguir manteniendo el secreto… ¿de acuerdo?

El chico mantenía su vista hacia otro lado.

— ¿De acuerdo? —repetí, pero él veía hacia una silueta, que yacía sobre un callejón frío y oscuro—. ¿Ritchie?

— Kalm… —nombró—. Es una jugadora. Una chica…

— Sí… ¿y qué?

— Debemos salvarla.

— ¿Qué?

— Mírala.

Al hacerlo, su mirada estaba puesta en el abismo. Una mirada tan fría y perdida, junto con un Fennekin tan flaco y desnutrido, que por un momento pensé en que debería de hacer lo correcto.

— Yo… —y de repente, nos miró. Pude ver que necesitaba ayuda. Una mirada como esas suplicaba ayuda, pero más que nada, estaba perdida entre una soledad que no podía comprender— Vamos, Ritchie… La llevaremos al apartamento.


Han pasado cinco días después de su muerte. La muerte de mi amigo… me atrevo a decir que es mi mejor amigo. Era.

Aún no tenía mucha confianza en aquel chico, Satoshi. Ni siquiera habíamos visto cómo luchaba, y tenía un aire de misterio que no me agradaba. Sin embargo, fingía amabilidad con él, sólo por Serena. No quería que ella se enojara conmigo de nuevo.

Había escuchado mucho acerca del Destello Eléctrico, e inclusive pude ver algunas batallas del Torneo Esmeralda, como la pelea de equipos entre el Arquero Estratega y la Maga Esmeralda, o la pelea de El Sanador Invencible y el Destello Eléctrico. No obstante, en esa pelea, él no mostró sus poderes y no volvió a mostrarlos hasta la revuelta que él mismo provocó. Yo no estaba conectado el momento en que ocurrió aquello, así que no he visto el poder que posee el chico. No he visto cómo ataca su Pikachu, o el tipo de espada que traiga. Pero de lo que estoy seguro, y de los rumores que han circulado, es un tipo fuerte… pero que fue humillado en el torneo.

— ¡Kalm! —me gritó Serena. Había estado tan distante, que no noté cuando ella me hablaba—. ¿Quieres manzanas… o sandías? Será para el desayuno de mañana.

— Como sea —respondí seriamente, mientras miraba de lejos a Satoshi, que se encontraba con Casey en otro puesto del mercado que había por Pueblo Azulona.

Todo el gremio vinimos por víveres y demás cosas, pero yo no tenía ganas de nada. No tenía humor de nada después de la muerte de Ritchie. Sin embargo, le había prometido aquello… le había prometido pasar los cien niveles, y averiguar el por qué no morimos. El Destello Eléctrico debería saberlo. Él es un beta… un beta tendría que saberlo.

— Te alcanzo en un momento ¿de acuerdo? —le dije a Serena.

Caminé directo hacia él, esquivando a muchos NPC's y algunos jugadores que iban y venían por el sendero principal del mercado. El chico le sonreía a Casey, mientras ponía una bolsa de huevos en el cesto de compras. Él sonreía tan inocentemente, que sabía que había algo que escondía. Lo supe… lo supe desde el momento en que lo miré con Serena.

— Hola —le dije— Casey es tan molesta… ¿eh?

— Sí, un poco —me susurró.

— Ya veo. Casey, ¿por qué no vas por algunas verduras? Morrison se acabó todas hace un par de días.

— Cierto… mataré a ese tipo. ¿Dónde está? —la chica se separó de nosotros, y finalmente estuvimos a solas. Ambos nos apartamos del sendero, y nos recargamos en el muro de una casa, donde podíamos ver a la gente pasar.

— ¿Y bien Satoshi? ¿O puedo decirte Ash?

— Satoshi… prefiero mantener ese nombre.

— Oh, ya veo. No preguntaré. Como sea… —quería ir directo al grano, pero me era imposible— Quería preguntarte algo… pero… pero no sé cómo decirlo. Mejor dicho, es algo complicado.

— ¿Qué es? —dijo en seco. Me di cuenta de que era un chico de pocas palabras.

— Bueno… verás… esto no se lo he dicho a nadie. Sólo yo lo sé… y bueno, Ritchie también lo sabía, pero… pero tú sabes.

— Comprendo. ¿Qué sabes?

— Él… él y yo… —debía decirlo ahora. Así, sin más. Quería ver su reacción—. Él y yo fuimos asesinados hace algunos meses, pero revivimos.

El joven se quedó paralizado, sin ninguna expresión. Me gustaría saber lo que estaba pensando en esos momentos.

— Nos mataron en una posada del segundo nivel dos sujetos. Pero a Ritchie le dijeron algo… "Revivirás, pero no mueras". Supongo… supongo que el asesino ya sabía sobre esto. Aunque es algo tonto el decirlo, ya que si no lo supiera ¿Por qué otra razón hubiese atacado la posada y matado a todos?

— No lo sé —parecía que no tenía mucho que decir.

— ¿Tú sabes algo acerca de esto? Tú eres un beta… debes saberlo.

— Lo… lo siento, Kalm —el chico me miró. Una mirada tan vacía e inexpresiva, que no supe adivinar cuál eran sus intenciones. ¿Estaba diciendo la verdad, o mentía? Según yo, aquel chico era malo mintiendo… ¿pero por qué actuaba tan normal esta vez? — He escuchado rumores de que algunos jugadores han estado asesinando a gente sin razón, pero éstas han revivido. Supongo que tú eres uno de ellos. Eres afortunado de seguir con vida. Aunque no sé nada más. Lamento decepcionarte.

— Ya veo —dije. Creo que estaba equivocado, pero aún no debía confiar en él. Aún no era seguro el estar con él del todo. Si no, ¿por qué se comportaba a veces tan extraño? ¿Por qué estos cinco días no ha querido entrenar con nosotros?

— Pero… pero puede que haya algo.

Me sorprendí súbitamente.

— ¿Sí?

— Yo… yo supe de alguien. Escuché… escuché los rumores, de que hay uno de esos jugadores… uno de los asesinos. Su nombre era Mirto.

— ¿M-Mirto?

— Sí. Escuché que va asesinando a gente, pero la razón la desconozco.

— ¿Y dónde puedo encontrarlo?

— Bueno, eso dependerá de ti —me sonrió. El chico terminó con la conversación, ya que Casey regresó con una bolsa de vegetales y con un puño rojizo debido a que Morrison había sido golpeado.

El chico se fue, y le sonrió a Casey…

Finalmente tenía una pista. Satoshi me la había proporcionado. Creo… creo que él puede ser de ayuda. Tal vez no confíe mucho en él, pero parece ser un buen tiempo, además de que lo hayan tachado de tramposo. Creo… creo que Serena tenía razón. Es una buena persona; algo callada, pero buena persona. Hace unos segundos me parecía alguien misterioso, pero puede que no sea del todo así. Mirto… Mirto… debía de encontrar a ese jugador y matarlo. Tenía que hacerlo.

Ritchie… pasaré los niveles restantes. Y averiguaré… si ese tal Mirto te mató en verdad y por qué;protegeré a todos. Hermana… sé que me miras desde el más allá, y quisiera pedirte fuerzas. Ustedes dos, son lo mejor que me había pasado, y ya los he perdido. Ahora, la única cosa que me queda es Serena y el gremio. Tengo que protegerlos… y para ello, debo confiar en Satoshi. Sé que él nos será de ayuda, aunque le cueste integrarse a nuestra familia.


SIETE DÍAS DESPUÉS DEL ASESINATO DE RITCHIE.

El árbol me cubría de los rayos del sol. Kalm y los demás habían ido a entrenar, pero… pero yo no quería. No debía. Ni siquiera tenía ganas de estar ahí. Todo esto era para no decepcionar a Serena. Yo me uní a su gremio el día del supuesto ritual, pero más bien lo vi como algo forzado. Yo no quería contar mi pasado, y ni quería formar parte del gremio Novato. Yo no era un novato. No… esa era una estúpida excusa. La verdadera razón la tenía dentro de mi mente. No quería volver a recordarlo.

Por si fuera poco, tuve que empeorar más las cosas al decir aquella frase a Ritchie. Kalm sabía lo que había dicho, pero no sabía quién lo había hecho. Y no sé cómo lo hice, pero pude mentirle. En parte, no había sido una mentira completa, pero al menos él estaría atento ante Mirto, y lo buscaría para vengarse. Debía de estar alerta por cualquier cosa, y debía de mantener a Kalm a mi lado, para que ambos nos cuidáramos las espaldas y protegiéramos a todos.

— ¿Por qué no vas a entrenar? —me mencionó Cheryl, en un tono amable. No sé cómo podían vivir con tanta felicidad, si por dentro aún seguían lamentando la muerte de su compañero.

— Yo… yo no…

— Escucha, Satoshi. Sé que te han dicho que eres un tramposo, pero nadie de nosotros lo piensa así. Tú eres un beta, y de los mejores. Nos servirías de mucha ayuda si entrenaras con ellos —Tracey mencionó, mientras hacía un boceto de mi Pikachu

— ¿Y ustedes?

— Podemod id contigo di quieded —dijo Morrison entre un par de emparedados en la boca.

— Yo…

— Vamos, no pasará nada malo —Cheryl me tomó de la mano y me sonrió. Tenía la actitud de una madre… una madre amable y cariñosa. Me recordaba a Delia.

— De acuerdo —no sé por qué lo dije, pero lo hice.


Desenvainé mi espada carmesí, Firénix. Era tan caliente, pero sentía que era parte de mí, que ese calor me rodeaba todo el cuerpo. Su peso era agotador, pero poco a poco, iría adquiriendo las fuerzas para levantarla sin problema alguno. Súbitamente hice un tajo, y después otro. El Arcanine de Sémola lo esquivaba, pero mi Braixen intervenía y le propinaba un golpe al Arcanine de Sémola.

— ¡Hey, cuidado con los tajos! ¡Podrán quitarle una vida considerable a Sémola! —dijo Kalm.

— ¿Estás bien, Sémola? —le pregunté preocupada.

— Por favor, no creo que esos tajos tan lentos me hagan daño. Apenas y puedes levantar la espada.

Aquello me enfureció y comencé a correr, arrastrando esa espada carmesí. Sémola quiso esquivar mi tajo lento, pero le ordené a mi Braixen que saltara y utilizara Ascuas. Su Arcanine recibió el golpe en lugar de Serena y éste desapareció.

— ¡Arcanine!

— Lo siento —mencioné, pero había estado tan distraída disculpándome, que no vi cuando ella se acercó y me dio un puño en el estómago. Mi vida bajó un 10%.

— ¡Suficiente! —dijo Kalm— ¡Aquí termina el entrenamiento de ustedes!

Me reincorporé, y Sémola fue hacia mi posición.

— ¿Estás bien? —dijo fríamente, aunque sabía que en realidad sí se preocupaba por mí.

— Sí, buen golpe —le acaricié el cabello y ella sonrió. Notaba que ahora sonreía más a menudo, y eso me agradaba.

— ¡JÁ! ¡TE TUMBÓ UNA NIÑA PEQUEÑA! ¡YO A TU EDAD NO ME TUMBABA NI UNA HORMIGA! ¡JÁ! ¡AUNQUE SÍ LOS BRABUCONES DE MI ESCUELA! ¡JÁ! ¡ESOS MALDITOS, PAGARÁN MUY CARO CUANDO SALGA DE AQUÍ! ¡JÁ, JÁ, JÁ!

— Cállate viejo —mencionó Casey.

— Rayos, creo que mi Arcanine desapareció —dijo Sémola— Detén la pokébola de mi Shaymin un momento, Serena. Quiero ver algo en el menú de mi juego.

La joven comenzó a rebuscar a su Arcanine, y el juego le indicó que debía de esperar una hora para que su Pokemon estuviera de nuevo con la vida llena.

Pero antes de que alguien dijera algo más, Satoshi apareció en medio del bosque florecido en el que siempre entrenábamos. Junto con él, aparecieron Tracey, Cheryl y Morrison, que rara vez venían.

— ¡Chicos! —saludé.

Satoshi bajó la mirada. Sabía que estaba nervioso porque había venido hasta aquí.

— Vaya… así que ahora te has decidido a entrenar finalmente —dijo Kalm.

— ¡Genial, podré ver a tus demás Pokemon! —Trevor se emocionó.

— Lo siento, pero sólo tengo a Pikachu —dijo apenado el azabache.

— Bueno, Pikachu es más que suficiente. Él además es muy tierno ¿No lo creen? —Bianca fue directo hacia el roedor y le abrazó los cachetes.

— ¿Entonces qué esperas, amado mío? Vamos a batallar —dijo Casey, y se reajustó la gorra. Sacó a su Chikorita, y estuvo lista para el combate.

— No… lo siento —mencionó Satoshi— Vine aquí para darles consejos, no para batallar junto a ustedes.

— ¿Qué? ¿De qué hablas? —Casey se veía molesta, y su Chikorita imitó su humor.

— Soy un beta. Si lucho contigo, de un ataque podré matarte realmente.

Nadie se quejó. Ash tenía razón, por lo que prosiguió.

— Enséñenme el poder que traen.

Todos comenzamos a mostrarle nuestros poderes a Ash. Todos batallaban sin excederse, y Ash observaba nuestros movimientos. Casey lanzaba tajos inexpertos con su espada; Cheryl y Wattson lanzaban hechizos no tan débiles, pero tampoco tan fuertes; Bianca y Kalm apuntaban a la rama de un árbol, pero no de la forma que Ash hubiese querido; Tracey, Sémola y Morrison lanzaban puñetazos a rocas más gruesas de las que Sémola hubiese querido romper en su vida; Trevor envolvía mientras tanto en un aura rojiza a todos, pero Ash le decía que debía hacer un esfuerzo mayor.

Las horas pasaban, y Ash había dado tantos consejos, que por un momento me perdí. Por ejemplo, no sabía que había varios tipos de magia, o que si mantenías la respiración a la hora de disparar una flecha, podías acertar en el blanco con mayor facilidad; también nos dijo que si meditabas cada día, un sanador podía volverse más fuerte, y que si te ejercitabas a diario, un luchador podía romper cosas con mayor facilidad. Me sentí algo estúpida al levantar mi espada carmesí y dar tajos lentos al aire. Él me observaba como si fuese su alumna, y a pesar de que lo dijo con algo de timidez, me orientó en cómo debía de estar mi cuerpo colocado, y así podía tener una mayor movilidad con la espada.

Jamás pensé que él fuese tan sabio en este juego. No por nada era uno de los jugadores que más han sobresalido en PBO.

Estaba feliz… Ash se había unido a nosotros, y con él, estoy más segura de que podremos pasar los cien niveles del juego.

La noche había caído tan deprisa, que nadie de nosotros se dio cuenta de que ya era demasiado tarde. Todos estábamos tan agotados, excepto Ash. Él sólo se dedicaba a ver nuestras caras de cansancio, y sonreía irónicamente.

— Gracias… —le dije, y le besé la mejilla. Él se sonrojó.

Kalm fue hacia mí, algo celoso por supuesto.

— Gracias, Satoshi —el chico le estiró la mano a Ash— Seré sincero. Al principio… realmente no confiaba en ti. Pero hoy he aprendido mucho sobre cosas que no tenía ni idea. Ahora me doy cuenta de que me falta mucho para ser un gran novato. He de aceptar que nos vino bien al equipo que te unieras.

El chico le devolvió el saludo de manos.

— ¿Amigos? —dijo Kalm y sonrió.

— Amigos —mencionó.

— Puedes confiar en nosotros cuando quieras, Ash. Y también confiamos en ti. ¿Verdad chicos?

Todos alardearon, pero el cansancio pudo más con ellos.

— ¡MIS PIERNAS ME DUELEN, JA… JA…! Ayuda… no tengo las energías de antes —Wattson se tiró al suelo.

— Bueno, creo que lo mejor será irnos y descansar —dijo Kalm.

— ¡¿Qué?! Yo no quiero caminar hasta el apartamento. Mis piernas me arden, chico gorro gracioso —Casey se tiró al suelo también.

— ¿Gorro gracioso? —Kalm se enojó—. Bueno, al menos los Potros de Hoenn no perdieron en la final contra los Abejorros de Kanto el año pasado.

— ¡¿Qué has dicho?!

— Tranquilos —Ash intervino— Casey, es tu día de suerte. Tengo dos cristales de teletransportación. Son muy difíciles de conseguir…

— ¿Qué? —intervino Cheryl— ¿Puedo verlos, Satoshi?

— Sí, pero te advierto que…

— ¡Santas gilipollas! —cuando abrí el menú de mi juego y saqué uno de aquellos cristales, Trevor se vio sorprendido—. ¡Brilla mucho!

— Así es, Trevor —Chreyl estaba sonriendo— ¿Dónde los has conseguido?

— Uno me fue obsequiado al vencer al jefe del nivel uno —mencionó Satoshi—. Te obsequian muchas cosas, y una de ellas fue esa principalmente. La otra, digamos que la conseguí en la versión beta, en el nivel siete. Peleé contra un Pokemon Shiny.

— ¿Pokemon Shiny? —Tracey y Trevor mencionaron.

—¿ Se come? —Morrison también se emocionó.

— No… bueno, les platicaré en el apartamento. Aquí está muy helado —dijo el azabache y tenía razón. Todos comenzábamos a helarnos.

— Un momento, Satoshi. Pero esto… esto es muy valioso. Esto puede salvarnos la vida dentro de una mazmorra. Generalmente se usan cuando no hay escapatoria en una mazmorra, o cuando estás en peligro —Cheryl se preocupó.

— Lo sé —Satoshi me miró, y sonrió— Pero… pero eso no importa. Ahora ustedes son mi familia. Y… y no quiero que les pase nada. Puedo conseguir más de esos después. Aparte me sobra uno.

Sonreí. Estaba segura de que ahora Ash era parte de este gremio completamente, como yo ahora lo era.

— ¡Yo opino que lo usemos! ¡Me estoy congelando junto con este Pikachu tierno! —Bianca dijo, y Ash asintió, mientras regresaba a su Pokemon a su respectiva pokébola.

El cristal se rompió entre las manos de Cheryl, y todos fuimos envueltos por un aura celeste, mientras nos agarrábamos de las manos. De un momento a otro, aparecimos dentro del apartamento, y Casey suspiró de alegría. Las luces estaban apagadas, y el muro de cristal iluminaba a Pueblo Azulona.

— Al fin en casa —dijo Kalm.

Sí… finalmente me sentía como en casa.

Finalmente, tenía una familia que debía de proteger. Y unas personas a las cuales quería. Finalmente, me sentía feliz.

.

.

.

— Bienvenidos.

.

.

.

[REPRODUCIR VIDEO]

Una voz resonó por la habitación. Una voz grave que nos sorprendió a todos. De un momento a otro, pensé que había sido alguien del gremio, pero no fue así.

Todo fue tan rápido, que no asimilé lo que sucedía.

— K…K-kalm —Tracey estaba con las pupilas dilatadas, pero era lo único que se lo notaba, ya que una mano le rodeaba la cabeza, y súbitamente… desapareció.

— ¡TRACEY! —gritó el líder del gremio— ¡TÚ… TÚ… ¡¿QUÉ HAS HECHO?! ¡TÚ…! TÚ FUISTE EL QUE ME MATÓ EN ESA POSADA!

Tracey había muerto. Ni siquiera puse atención a lo que Kalm había dicho. Estaba tan impactada por la desaparición del chico… del dibujante que se iba a convertir en el mejor de todos los tiempos. No… no podía ser cierto.

— ¿Quién sigue? —rió aquel tipo, y en un abrir y cerrar de ojos, siguió Morrison.

El chico de cabellos rojos se paralizó, pero un golpe bastó para que el chico saliera disparado y atravesara los muros del apartamento y los que le seguían.

— ¡NO, MORRISON!

No había forma en que estuviera vivo después de eso. Morrison… no… no… ¡No!

Noté que Kalm sacó su arco. Estaba llorando, pero la rabia comenzó a controlarlo.

— Iluso —el tipo sonrió. Su melena roja se iluminó por la luz de Pueblo Azulona.

Bianca también sacó su arco y lanzó una flecha. El tipo la detuvo, y la volvió a lanzar con fuerza. Una fuerza brutal, que atravesó la sien de la chica, y sin siquiera pasar algunos segundos, ella desapareció.

Bianca. Ella también había muerto.

— ¡BIANCAAAA! —Trevor se vio envuelto en un aura rojiza, y envolvió a todos.

— Oh, no. No sanarás a nadie, pequeño bastardo ¡JÁ! —El tipo apretó un puño, pero la flecha que Kalm lanzó le dio justo en la sien. Justo en la sien… justo en la sien.

La flecha había acertado, y había atravesado su cabeza.

Pero…

Pero apenas había bajo un 0.2% de su vida.

— Já…. ¡JÁ! —el tipo rió y el puño fue inevitable para Trevor. Éste salió por el muro de cristal del apartamento, y se hizo añicos. Los pedazos de cristal brillaron, e iluminaron el rostro macabro que Kalm tenía, debido a la muerte de Trevor.

— No… no… —Kalm estaba sorprendido. Sabía que no había nada que hacer— Satoshi… ayuda… Satoshi… ¡ÉL MATÓ A RITCHIE! Satoshi…

El chico de cabellos azabaches estaba paralizado también.

— Satoshi, ¿no los ayudarás? —mencionó el tipo; agarró la cabeza de Wattson, y la aplastó en un abrir y cerrar de ojos.

— ¡VIEJOOOO, NOOOO! —Casey se había salido fuera de sus casillas.

La chica desenvainó su espada, pero el tipo robusto la esquivó sin problemas, y un puño fue directo a ella. Sin embargo, Cheryl intervino.

Cheryl explotó en pedazos, no sin antes sonreír.

— ¡CHERYL! —Casey lloraba. Sus gritos de rabia eran tan dolorosos, que no podía soportar el oírlos más—. ¡NOOO, MALDITO BASTARDO!

— ¡Já! Una niña insultándome. Eso es nuevo —el tipo sonrió. Dejó que la chica atacara, pero ni siquiera eso lo dañó en lo absoluto. La chica lanzó tajos, tajos y más tajos, pero apenas un 3% de su vida bajó, lo que no era nada—. Adiós, mocosa.

El puño rojizo del tipo dio justo en la armadura amarilla y negruzca de la chica.

— K-kalm… —susurró la chica, para después desaparecer.

— ¡NOOOOOOOOOOOO! —Kalm se tiró al suelo, y comenzó a lloriquear.

Sémola estaba paralizada de miedo. Quería interponerme, pero había sido demasiado tarde. El tipo la agarró entre su mano, y ella no hacía nada más que mirar con terror. Su tez estaba pálida, y sabía que éste era su fin.

— Serena… —nombró, y en eso, recordé que me había quedado con su Pokemon, Shaymin— Cuida de ella…

— Cállate, mocosa —Mirto sonrió y aplastó sus costillas y su cuerpo entero. La chica desapareció, sin dejar rastros algunos de las sonrisas que había esbozado secretamente durante el apartamento.

— No… —sollocé— No… No…

— Ahora, tendré que matarte, inútil. Ya sabes que yo fui el que te maté en la posada. No debo dejar que se esparza el rumor —el tipo fue directo hacia Kalm. No… iban a matarlo… iban a matarlo. ¡No…! ¡NO! Yo lo quería, yo lo quería. ¡NO!

— X, huye ¡X!

— Tonta… —me susurró Kalm, aún con lágrimas en los ojos. El puño del tipo ya iba hacia él. No había nada que hacer—. Siempre fuiste la única que me llamó X. Llámame Kalm.

No… ¡NO! ¡NO!

Iba a intervenir en su camino. Iba a intervenir entre él y el puño, pero Ash me detuvo. Sacó el último cristal de teletransportación que había en su inventario. Sabía que nos iba a llevar a un lugar más lejano… ¿Por qué no lo hizo antes? ¿Por qué no huyo con todos nosotros desde el principio?

El puño golpeó a Kalm.

Este caía… caía con una sonrisa en su rostro.

— Adiós… Serena…

El chico desapareció. Sabía que estaba muerto.

— ¡NOOOOOOO!

— Vaya, qué lástima —se lamentó el tipo.

— ¡Tú, no los has matado realmente! ¡Tienes el casco nuevo! —finalmente Ash había salido de su trance.

— Lo siento, Satoshi. Yo puedo cambiar de casco cuando quiera. ¡Ahora, ve como muere tu amiga!

El puño fue tan rápido, que ni siquiera me di cuenta de que venía hacia mí. Iba a morir. Estaba segura de que iba a morir. Su puño rojizo lo sentí a unos centímetros de mí.

Iba a morir…

Aparecimos en una cueva. Ash estaba a mi lado, y sabía que Ash había usado el cristal. Estaba tirado en la arena oscura y terrosa del sitio. Todo estaba tan callado, todo estaba tan tranquilo. De hecho, estábamos en otro lugar diferente… pero… pero el Gremio Novato, el Gremio de las Gorras y Accesorios, había desaparecido. Se había esfumado. Todos… habían muerto.


Próximo capítulo: Huir