Hola. ha sido un largo día para mi, y quiero disculparme con todos por postear el capítulo lago tarde, pero por lo menos ha sido el Viernes a las 11:40 pm, casi 12 de la noche del Sábado xD Bueno, muchas gracias por los reviews, los responderé como costumbre c=
PokerKnight: Sí, al fin hay AMourshipping c: Espero lo disfrutes... mientras puedas muahaha.
ThunderGold97: Brock y Clemont morirán... Nah, broma xD Tal vez, tal vez no. Uno nunca sabe hasta que lee lo que realmente pasa xD.
FreyliaRK: ¡Gracias! Primero que nada quiero agradecerte por comentar por primera vez :D En verdad es una inspiración muy grande que nueva gente se anime al leer el fic. Muy buen revies, analizando todo :D Ash ha sufrido mucho, lo sé. Y también sé que muchos se confundieron con Serena y May xD Por cierto, Sword Art debería pagarme por exapndri publicidad de ellos, aunque no sea en cierta forma xD Jajajá.
Asurax1: Zombie Kalm al ataque? :O
Cata-Chan1: Lol los pezones de hombres son inútiles, lo sé. El mejor comentario de la noche xD Hiciste mi día.
KRGARO: Las vacaciones se hicieron para vagar xD Bueno, el nombre del capítulo es, en efecto, centrandome más en el Amourshipping, aunque no será el shipping oficial.
black: En efecto. Cuando llegue el Pearl, pondré Ash&Dawn y así con el Poke y Advance.
Shadow: Bueno, lo de Mirto lo explicaré más adelante. Y cierto, lo cliché es bastante aburrido. Tranquilo, el Amour lo tendrás que soportar por un rato, pero tu shipping favorito, que no sé cual sea, llegará pronto c:
Emmanuel Lopez: Gary tendrá una parte importante dentro de PBO. Pero faltará mucho para que aparezca :c
Kuroi: Buen análisis. Tal vez suceda, tal vez no. En efecto, Ash tendrá que practicar, pero mejor no digo nada sobre el tema, ya que no quiero spoilearte xD Y tienes razón, la cosa entre Ash y Serena se pondrá mejor durante un tiempo jeje.
Larekin1: Ay, Ash. Cómo haces enojar a mis lectores :(
Baraka108: Finalmente un fan del Amour c: Tranquilo, Ash atrapará a Pokemon más adelante.
Guest: Gracias! :D Mi fic es tan mierda que leíste hasta el capítulo 22! :D
guest3mill0nesxD: Hola o.o
Guest: Jajá, si habrá. Gracias por leer.
Bueno, quisiera desearles un feliz día del Amor y la Amistas, y qué mejor que celebrando con este capítulo. Feliz día, y para los solteros también. Siempre se olvidan de ellos D; Bueno, sin más os dejo.
Capítulo 37
Ash&Serena
La luz entró a través de la tela de la tienda de acampar. El sol se alzó en medio de los árboles, y los rayos pasaban difícilmente entre las hojas alargadas de las coníferas, pero podían iluminar la espesura entera sin problema alguno. Una especie de olor entre humedad del rocío, tierra, y guisado, que pronto mi estómago comenzó a desear, entró por la tienda.
Ash ya no se encontraba a mi lado. Había sido agradable el dormir al lado de él, aunque de cierto modo, sentí algo de incomodidad, porque no lo conocía del todo. No obstante, había sido muy lindo de su parte el haber entrado, y el decir aquello. Sé que es una persona que no muestra sus sentimientos a todo el mundo, pero al decir que no estaba sola, sabía que en verdad se preocupaba por mí.
Me quité las sábanas que tenía encima, y pronto sentí el frío de la mañana, por lo que dentro del menú de mi juego saqué unas bermudas más abrigadoras. A mi lado, estaba a solas el abrigo blanquecino de Satoshi, por lo que supuse que él me lo había dejado para que no se helaran mis huesos.
Estaba a punto de salir, pero cuando iba a cerrar el menú de mi juego, noté una notificación en la opción de "Pokemon". La abrí, y pronto me di cuenta de que ahí estaba el nombre de mi Braixen, pero también estaba el nombre de Shaymin.
Me llevé la mano a la cintura, y ahí se encontraba otra pokébola, que yacía inmóvil y había estado tan quieta desde la última vez que Sémola guardó a su Pokemon. Sentí una punzada en el estómago, al recordar a la Sémola sombría que poco a poco trataba de ser más amigable y sonriente. Y nuevamente, recordé a su Pokemon. Ahora era mío, ya que la pequeña al morir, me lo había cedido. Pero… pero ¿qué debía hacer? ¿Quedarme con él, o liberarlo? No… lo que más me preocupaba de todo, era la forma en cómo decirle que su dueña había desaparecido para siempre. No quería decirle nada, pero tampoco quería mantenerla en su pokébola por siempre. Tarde o temprano, debería decirle. Pero… pero sabía que iba doler el ver cómo el Shaymin sufriría cuando se enterara de ello.
Salí de la tienda de acampar, y con más razón el olor a guisados me penetró la nariz. Noté a Pikachu y al Destello Eléctrico alrededor de una pequeña hoguera, cocinando lo que había sido el desayuno. Mi Braixen me siguió los pasos y sin pensarlo fue directo hacia la comida Pokemon que había a un lado de Pikachu. Cuando Ash se dio cuenta de que había despertado finalmente, me sonrió de una forma tímida.
— H… hola —dijo, mientras se limpiaba los labios con su servilleta después de darle un bocado a su guisado.
— Hola —le sonreí, aunque no supe si hacerlo de manera natural, ya que aún seguía en un trance depresivo.
— He dejado ahí tu desayuno. Bueno… espero… espero te guste —el chico en verdad parecía nervioso.
— Gracias —le agradecí y comencé a comer el guisado, con verduras a un lado, y algo de habichuelas del otro.
Al probar la comida del chico, mi estómago agradeció por la comida, pero no fue por el hambre que había tenido, sino porque en verdad estaba delicioso su platillo, a pesar de ser una comida común y corriente.
— Vaya… está delicioso —le dije.
— Oh… gracias… supongo —el chico terminó su platillo, y abrió el menú de su juego para guardar ahí los platos y los utensilios que había usado.
— No sabía que cocinabas.
— Bueno… uno tiene que aprender cuando se está solo. Digo… es muy fácil aquí, pero en la vida real es completamente diferente. Aquí simplemente… tú sabes… eliges que materiales requieres para la comida y sólo das en "Preparar". No es gran cosa —el chico sonrió estúpidamente.
— Cierto. Olvidé que estábamos en este mundo.
— Aunque bueno… también soy algo bueno cocinando en la realidad.
— ¿De verdad? Yo también, pero la mayoría de la comida la hace mi madre.
— Vaya, qué afortunada.
— ¿Afortunada?
En ese momento, recordé lo que había pasado en el supermercado, y lo que había mencionado acerca de su madre. Aún no sabía lo que pasaba con ella; sin embargo, lo único que podía juzgar de él es que había tenido un pasado peor que el mío. El que su padre los maltratara a ella y a él de esa manera debió de ser duro. Inclusive vivir sin saber nada de ella debía de ser un martirio. Es ahora justo como yo me sentía; no sabía nada de mi madre, y aunque quisiera saberlo, me costará mucho tiempo estar de vuelta con ella.
— Lo lamento —le dije enseguida— No… no recordé que…
— Está bien —el chico esbozó una sonrisa forzada, aunque noté que no era capaz de mirarme durante mucho tiempo.
Nos quedamos durante un tiempo en silencio, y Ash miraba perdidamente a su Pikachu comer.
— Ash… o Satoshi… como prefieras —el decir aquello me recordó a Kalm cuando le nombraba por su avatar.
— Llámame como quieras —el chico se sentó de apoyo en un tronco de una conífera, y miró hacia la nada.
— Ash —no quería olvidar su nombre real— ¿Puedo preguntarte algo?
— Claro. Sabes que sé mucho acerca sobre este juego. Digo… no es por ser presumido… —el chico actuó nerviosamente como de costumbre.
— No, no. Sí tiene que ver con PBO, pero es acerca de ti —el decir aquello debió de sorprenderlo—. ¿Si eres tan poderoso como dicen los rumores, por qué sólo tienes a tu Pikachu? Quiero decir, sé que hay jugadores más fuertes, como tú me dijiste, pero supongo que para ser fuerte, debes de tener a más de un Pokemon. ¿No es cierto?
El joven se quedó mirando hacia la nada. Este era el momento donde me gustaría saber qué es lo que estaba pensando.
— ¿Sabes algo, Serena? —aquello me sorprendió—. Sé que esto no se lo digo a nadie, pero tú puedes saberlo. Digo… si quieres —el chico sonrió y yo asentí algo incómoda— Bueno. Muchos de nosotros entramos a este juego por distintas razones. La mayoría de nosotros, lo hicimos para desviarnos del mundo real; para no pensar en él. Sin embargo, cada uno tiene distintos pasados, ya sea dolorosos o alegres, pero en mi caso tú sabes cómo fue.
A la hora de elegir a mi Pokemon en la versión beta, lo hice basándome en mi pasado. Quiero decir, me uní a este juego para no afrontarme a los problemas, pero de alguna manera, quería que esos problemas fueran un simple recuerdo. ¿Por qué? Mi madre también fue parte de mi pasado, y es por eso que no quería olvidarla. Quería llevar algún recuerdo dentro de este mundo. Un recuerdo aunque fuese malo o bueno, no importa. El punto es que mientras jugara en el mundo virtual, nunca olvidara quién era dentro del real.
— Comprendo —susurré, pero aún había una duda que no entendía— Pero… ¿Por qué Pikachu?
— Cuando tenía miedo de algo o alguien, mi madre siempre me protegía, sin importar qué fuera. Muchas veces, inclusive llegó a cargar con todo ese peso encima, tratando de hacerme feliz. Esos momentos, la mayoría de ellos, eran noches oscuras, y tormentosas. Muy tormentosas… Es por eso que elegí a Pikachu.
No podía comprenderlo del todo, pero él prosiguió.
— Yo no atrapo al primer Pokemon que se me cruce en el camino, Serena. ¿O puedo decirte Misako? Digo… si tú lo prefieres así.
— Serena. No quiero olvidar mi nombre real —le sonreí.
— Serena… —el joven sonrió—. Elige bien a tus Pokemon. Sé que son criaturas virtuales, pero llevan algo de nosotros dentro de ellos. Algún recuerdo, memoria, sentimiento. No lo sé; eso depende de ti. Quiero que mis Pokemon lleven algo de mí. Creo yo, que siendo de esa forma, nos hacemos más fuertes mutuamente, trabajando en equipo. Volviéndonos uno solo.
Súbitamente, se escuchó un viento fuerte y unas voces a lo lejos. Las ramas de las coníferas comenzaron a invadir el sosiego que había estado reinando dentro de la espesura iluminada por el sol. Ash se paró en ese instante, y comenzó a guardar todo.
— Lo siento, Serena. Es hora de irnos a otro nivel…
Pasaron varios días... Aparecimos dentro del nivel 15 del juego. Las hojas carmesí de los robles que danzaban con el viento invadían todo el ambiente. El cielo entre un púrpura y un rojizo era agradable para la vista. Los últimos rayos anaranjados del sol se colaban por todo el nivel, haciendo más apacible y rojiza el paisaje. Habíamos caminado por unos minutos, para poder encontrar algún lugar que nos fuese seguro el pasar la noche. Ya habían pasado casi entre dos y tres semanas desde la muerte del gremio. Serena ya podía hablar más a gusto, pero aún podía sentir ese atisbo de tristeza en los pocos segundos que la miraba fijamente a esos orbes celestes. Inclusive, mientras íbamos caminando por el sendero solitario, rodeado de troncos delgados y de más de cincuenta metros de altura, pude presenciar que ella estaba triste. Más triste de lo normal justo ahora; al parecer, este nivel les recordaba a ellos. No lo sé, y no quería incomodarla haciendo preguntas obvias.
Caminamos hasta que mis piernas comenzaron a suplicar. Sin embargo, cuando estaba a punto de rendirme para descansar aleatoriamente refugiado en los adentros del bosque carmesí, noté a lo lejos una gran montaña. Una gran cima se elevaba a lo lejos, y pude notarla justo antes de que mi vista me impidiera ver en su totalidad, ya que el bosque carmesí comenzaba a tornarse púrpura y oscuro debido a la noche que se avecinaba.
Caminamos unos minutos más, y comenzamos a escalar la cima. Serena comenzó a quejarse, pero hice caso omiso, ya que estábamos demasiado cerca. Aquí nadie nos encontraría nunca.
Pero al llegar a un altura considerablemente alta, me di cuenta de que la montaña en la que estábamos, era una simple parte de lo que era una cordillera que se extendía varios kilómetros por la zona. Ahora recordaba esto… lo había visto dentro del mapa que me había memorizado de PBO. La cordillera roja. Era imposible que alguien subiese aquí nada más a explorar. Estas zonas eran de muy alto riesgo como para algún novato, y Mirto jamás podría encontrarnos aquí. Le llevaría una eternidad.
Unos minutos más adentrándonos entre las cordilleras, y finalmente, encontré el lugar ideal. Una cueva oscura, que parecía ser más el refugio de algún Pokemon que un lugar casual. Sin embargo, le ordené a mi Pikachu que iluminara el lugar con algún impactrueno débil. Algunos Zubat y Gligar salieron espantados volando hacia los cielos, pero nada más.
— Espera —le advertí a Serena, que estaba comenzando a adentrarse.
Agarré una pequeña roca tirada en el suelo, y la lancé hacia dentro de la cueva. El eco que provocó se extendió más y más, hasta perderse y desaparecer.
— No hay nadie —le mencioné— Es seguro.
Nos adentramos ambos, pero todo estaba totalmente oscuro. Esa noche no había luna, por lo que ninguna fuente de iluminación podía guiarnos dentro.
— Braixen, usa Ascuas —susurró Serena. Buena idea la de la chica.
El Pokemon iluminó aún más el ambiente. Pudimos notar que la cueva era más que una simple cueva. El lugar era tan amplio, rocoso, y más allá, había un pequeño lago que era iluminada por un hoyo que había dejado al descubierto al roca. Más allá había oscuridad, pero no había que adentrarnos más.
— Dormiremos aquí y será nuestro refugio provisional—dije, y quedó decidido.
Poco a poco comencé a acostumbrarme dentro de aquella cueva. La primera vez que la vi a la luz del día, pude notar que un pequeño lago de aguas cristalinas, rodeado por varias estalactitas y estalagmitas que adornaban el hermosa ambiente. La luz del sol siempre calentaba el frío lugar desde el hueco que dejaba entrever la cueva. La cueva poseía varios pedregales lisos y marrones que nos servían de apoyo para formar la tienda, cocinar o bien, para entrenar de vez en cuando. Inclusive un día lo probé alguna de las rocas grandes y lisas para lanzarme un clavado hacia la laguna. Poco a poco, Ash comenzaba a tomar más confianza conmigo. Me preparaba distintos tipos de comida, me daba pequeños consejos mientras trataba de entrenar, e inclusive platicaba más conmigo de cualquier cosa, aunque aún podía notar su timidez. Sin embargo, podía notarlo más alegre que anteriores veces.
Pero aún yo seguía del mismo modo que había tenido desde que lo trágico sucedió. Aún seguía con un nudo en la garganta al pensar en el Shaymin, que no lo había sacado de la pokébola nunca, o el recordar a Ritchie, Kalm, y los demás. Aún seguía herida, y creo que eso jamás se iría…
— ¿En qué piensas? —mencionó el chico. Yo estaba balanceando mis pies desnudos sobre un pequeño barranco de rocas lisas.
— No… no es nada.
— Oh… — el chico no sabía que decir. Típico de él— Sé… sé que piensas en ellos…
Quería decirle. Quería desahogarme con él, pero no quería incomodarlo. No quería incomodar a nadie. Sin embargo, no podía más con esto. No quería sufrir más; debía de reducir este dolor.
— Es… es Shaymin.
— ¿Shaymin?
— El Pokemon de Sémola. Ella… ella me cedió su Pokemon.
El chico no mencionó nada. Parecía como si hubiese tratado de elegir las palabras adecuadas que debía decirme.
— Tarde o temprano tendrás que entrenar a Shaymin.
— Yo… no quiero. No quiero que se entere que su entrenadora se ha ido…
— No encuentras las palabras para decírselo ¿Cierto?
— No.
— Yo se lo diré. Vamos. Me encantaría ver a Shaymin.
— Ash…
— Serena, confía… confía en mí —esta vez, me miró fijamente. Era la primera vez que me miraba de aquella manera. Por primera vez, no apartó la mirada de mí, y pude ver que sus ojos me llevaban a otro sitio. No sé por qué lo hice, pero me llevé la mano a mi cintura, y agarré al Pokemon que había estado descansando todo este tiempo.
Agrandé la pokébola, y me quedé ahí, mirando aquel artefacto que guardaba a los Pokemon. Súbitamente, el azabache se acercó a mí, y sujetó la mano con la que me aferraba a la pokébola.
— Vamos… Yo se lo diré.
Asentí. El Pokemon salió, y por un momento, se vio muy confundido. Cuando pasaron algunos segundos, se estiró para calentar sus pequeños músculos y sonrió al verme, aunque de Ash no se acordó mucho, pero lo hizo unos instantes después.
Sin embargo, me dolió al ver que miraba hacia otros lados. Notó al Pikachu de Ash y a mi Braixen jugando en cerca de las orillas del lago cristalino, pero quería encontrar a alguien más… Alguien más que sabía que no encontraría.
— Hola, Shaymin —el chico le sonrió al Pokemon, aunque éste aún seguía buscando con la mirada—. Mucho tiempo sin vernos.
El Pokemon gimió, y su rostro se tornó preocupado.
— Escucha, Shaymin. Sé que estás en busca de Sémola. ¿Ella es tu entrenadora, cierto?
El Pokemon asintió.
— Bueno, déjame decirte que ella está en una misión muy importante. Me dijo… me dijo que te hicieras cargo de Serena, una de sus mejores amigas.
El Pokemon volteó a verme.
— Sé que es algo repentino y confuso lo que estoy diciendo. Pero espero me comprendas. De hecho… de hecho Sémola me decía muchas veces que tenía a uno de los Pokemon más fuertes de PBO. ¿Y sabes quién me mencionó?
Shaymin se quedó esperando una respuesta.
— Tú… —el chico sonrió, y ésta también lo hizo— Me dijo que te encargaras de Serena. Que la hicieras una mejor entrenadora, una mejor persona de lo que ya es… y que la protejas de cualquier cosa. Sémola ahora está en una misión muy importante; demasiado. No tenía nada que ver contigo, ni con nosotros. De hecho, todos los demás miembros están con ella. ¿Sabes por qué se fueron sin decirte nada?
El Pokemon negó con la cabeza. ¿Podía entender lo que Ash mencionaba?
— Ellos querían ponerte a prueba, Shaymin. Querían saber si estabas preparada para cualquier cosa o misión inesperada, y querían ver lo fuertes que podías llegar a ser. Querían saber si podías proteger a Serena sin la ayuda de nadie, ya que supongo que no necesitas ayuda de nadie ¿cierto? Sé que eres fuerte.
El Pokemon sonrió, y reajustó su cuerpo, en posición de batalla. Sin embargo, gruñó tristemente.
— ¿Qué donde están ahora? Bueno… ella no me lo quiso decir. Pero deduciendo en la forma en la que me dijo aquello, supongo que justo ahora están en un lugar muy hermoso.
El Pokemon se sorprendió.
— Yo tampoco sé en qué clase de misión peligrosa estén para que sea un lugar hermoso, pero te aseguro que ellos estarán bien. Tan sólo encárgate de proteger a Serena, y ella estará orgullosa de ti, Shaymin. Te lo aseguro.
La criatura fue a los brazos de Ash, y éste lo abrazó. En seguida, fue hacia mis brazos y también le di un pequeño abrazo. Sin embargo estaba sorprendida. Jamás había imaginado que Ash, el chico tímido que había conocido en el instituto, tuviera esa habilidad para tratar de hacer sentir a los Pokemon. Supongo… supongo que ahora tiene una conexión especial con ellos, a pesar de ser seres virtuales. Ahora entendía lo que había querido decir hace algunos días, cuando le pregunté que por qué había elegido a Pikachu. Ahora lo entendía.
El chico se aventó desde la roca en la que estábamos, hacia la laguna, y pude ver desde aquí como nada por debajo de las aguas. Su Pikachu también se aventó hacia el lago, mientras Braixen observaba apaciblemente el entorno. Shaymin también lo hizo y fue a jugar junto con el Pikachu y el azabache. Todos rieron, y más lo hizo el chico. ¿Cómo… cómo es posible que estuviera feliz? ¿Cómo es posible que jugara con aquellos Pokemon de esa manera? ¿Cómo es posible que se entendiera con ella tan perfectamente? Supongo… supongo que ahora tenía una razón —una de las primeras— por la cual podría comenzar a agradarme aquel chico…
El atardecer había llegado una vez más. Yo estaba de guardia ese mismo día, mientras mi Pikachu dormía después de haber jugado varias horas con él dentro del lago, y haber entrando también aunque fuese por algunos momentos. El paisaje desde estas alturas se veía como un manto rojizo, lleno de péquelas y diminutas hojas que volaban por el aire, pero más allá, la cordillera se extendía hasta el ocaso. Las nubes acolchonadas y anaranjadas adornaban el cielo y notaba a algunos Pokemon voladores volar libremente, cual halcones del mundo real, esperando alguna presa. Así quería sentirme yo… por un momento, al principio del juego, así me sentía, cual Pidgeot yendo hacia cualquier destino. Ahora… ahora no sabía bien el cómo sentirme al respecto. Sé que tuve las fuerzas suficientes como para decirle a Shaymin que Sémola estaba un lugar mejor, pero aún seguía herido y preocupado por todo. Aún… aún me arrepentía de cosas que nunca debí de haber hecho.
De repente, noté que Serena se había sentado al lado de mí, a observa el paisaje fuera de la cueva. Ambos estábamos sentados en una gran roca que se alzaba por el camino irregular de la cordillera. La chica se quedo viendo el ecosistema rojizo que había delante de nosotros. Era hermoso… quiero decir, no el paisaje, sino su rostro.
— Quería agradecerte por lo que hiciste hoy, Ash —la muchacha siguió mirando hacia delante—. En verdad, no sé cómo agradecerte. Me quitaste un peso de encima.
La joven volteó hacia la tienda de acampar que estaba dentro de la cueva. Ahí, Shaymin dormía junto con Braixen. Ambos estaban sobre los brazos de Morfeo.
— No es nada —comenté, mientras miraba de vuelta al Shaymin dormido—. Sólo hice lo que tenía que hacer.
— Yo jamás hubiese encontrado las palabras —mencionó—. Irónico. ¿No es así?
— Cierto. La chica más popular del instituto, que tiene facilidad para atraer a cualquier chico, no sabe qué decirle a una criatura virtual, mientras el tipo más estúpido del planeta lo hace fácilmente.
La chica rió. Su risa me parecía la risa de un ángel. Vamos… Ash… es tu momento para… para… oh, no. No creo que ella se atreva tampoco.
— No eres estúpido —dijo—. Digamos que… que eres algo…
— Vamos, dilo.
— Algo tímido.
— ¿Algo?
— Bueno, al principio me lo parecías. Recuerdo la primera vez que trataste de hablarme dentro del salón de clases. Volteaste, y te quedaste congelado, sin decir palabra alguna —Serena rió tiernamente.
— Lo sé. No me recuerdes eso — le dije, cubriéndome el rostro sonrojado.
— Me pareció algo tierno —dijo y se acercó más a mí.
Vamos, Ash… Hazlo. Bésala… Bésala…
— Gracias… supongo.
— También me pareció algo tierno el que me mandaras regalos todos los días.
— No debí hacerlo. Debí de hacerme tu amigo primero. Debí por lo menos hablarte. Soy un tonto.
— No lo eres —la chica recargo su cabeza sobre mi hombro. Su sombrero se cayó hacia el suelo, pero a ella no le importó.
— Serena… —ella no volteó, pero me escuchó—...Yo… sé que es algo ridículo lo que voy a decirte, pero… pero…
— ¿Qué?
—… Eres la primera persona con la que me siento a gusto.
Ella se sorprendió, y en ese momento me miró. Pude entender esa mirada. Esa mirada azul que me trasladaba más allá de lo que realmente significaba. Sabía que ella se había sorprendido por lo que le dije, pero fue más porque era el primer chico que le decía eso. Yo sabía, y estaba completamente seguro, de que los miles de chicos con los que había salido, nadie le había mencionado aquello. Todos… todos y cada uno de ellos trataban de impresionarla con regalos, flores, chocolates, cenas caras, acompañarla a su casa, etc. Sin embargo, lo que realmente importaba era el hacer sentir bien a la otra persona, y yo lo estaba logrando. Qué ironía. Quién pensaría que yo, Ash Ketchum, un chico tímido en exceso, iba a estar a gusto con la chica más popular del instituto.
— Ash… —nombró, y me sonrió de una manera tan hermosa que me sonrojé. Maldita sea, Ash, no te sonrojes en un momento como este. Siempre tengo que estar arruinando esto—. Yo… yo… también me siento muy a gusto contigo. Te quiero, Ash.
Vamos… Ash… Hazlo. ¡Bésala!
Me acerqué a ella. Poco a poco. Mis labios comenzaban a sentir su respiración cálida. Notaba el olor a miel característico en ella de su mar de cabellos miel. Agarre su mano cálida, y sentí esa textura suave y esa tez blanca que me hacían estar nervioso. Pero por alguna extraña razón, en ese momento me dejé llevar. Mis labios estaban a punto de tocar esos labios que jamás pensé que iba ser capaz de alcanzar. Esos labios y esa sonrisa que me hacían traer mi timidez de vuelta. Estaba a punto… Y en eso, toqué sus labios. Fue como si hubiese tocado el cielo. La primera vez que había sentido unos labios. Sentí extraño, pero placentero. Sin embargo, tan sólo fue por un segundo, ya que se apartó.
Ella se separó, y miró hacia otro lado, incómoda.
Lo sabía.
Sabía que no debía de hacerlo. Lo sabía. Maldita sea, Ash. Siempre arruinando todo. Soy una completa mierda. Cagando los momentos románticos con las mujeres.
— Lo siento… yo… yo…
— No… no es tu culpa —la chica se paró de la roca, recogió su sombrero, y se adelantó hacia las orillas del barranco de la montaña, para apreciar el paisaje. Por un momento se quedó en silencio, y quise saber lo que estaba pensando. La chica se volteó hacia mí, con la cabeza por lo bajo, pero después me miró con aquel par de diamantes que brillaban más que los últimos rayos del ocaso—. Ash… yo… yo te quiero. Pero… pero ha sido algo duro para mí todo esto. Aún sigo triste por lo que pasó, y… ni siquiera sé de quién huimos, o por qué lo hizo. Has sido muy lindo conmigo estos últimos días, pero aún hay cosas que no sé de ti.
Ella tenía razón. Debía decirle sobre el Gremio Rocket, sobre Mirto, sobre Ritchie. Debía decirle todo, si es que quería estar con ella. Sabía que tarde o temprano tendría que confesarle. Pero… pero si le decía, ella me odiaría. No… no sé que hacer. No sé. Debía de decirle. Sí; no puedo soportar más el hecho de ocultarle la verdad a ella y a los demás. Kalm nunca supo que maté a Ritchie, pero me sentía mal por eso, cuando se supone que debería de no preocuparme el tema.
Sí. Tenía que decírselo a Serena. Preferiría que me odie. Preferiría eso, a estar junto con ella, mintiéndole todo el tiempo. Lo siento, Serena. Si después de esto me odias, no te culparé.
— Yo... de hecho, tengo algo que decirte, Serena.
La chica se quedó en silencio.
Estaba a punto de confesarlo todo. A punto.
Estaba a instantes de hacerlo.
Lamento el dejarlos en un tremendo suspenso, pero a veces me gusta hacerlo. Bueno, nos vemos el martes. Y por cierto, sé que este capítulo tendría que haber tenido un beso más largo para que quedara bien con el título del capítulo y para alegrar su día de San Valentín, pero lo siento :c siempre dejo con las ganas. o.o Pormeto que pronto habrá un beso más bonito :D . ¿O NOOO? ¡Nos leemos el martes!
Próximo capítulo: Luciérnagas y una flama.
