Bueno, qué mejor viernes que con un nuevo capítulo C:
ashthepokvenger: Gracias. Si fue algo tierno c:, pero habrá más momentos.
Asurax1: Qué bueno que lo digas :D gracias.
Blokies: Gracias! Una buena noticia. Este capítulo será largo C:
Joymax: Gracias por animarte, significa mucho para mí :D Jajaja, creo que Ash nació con un don XD
Larekin1: Jajaja, muy buen análisis ;)
Cata-chan1: Oh, chilena xD Me encantaría ir a chile ): Yo también quiero que aparezca Ruby, es de mis personajes favoritos xD Pero falta para que aparezca, lo siento :C
Shining One- El brillante: Quién sabe, a lo mejor alguien muere :D Yo sinceramente también lo sentí algo forzado, pero por otro lado Serena está herida, triste y quiere llenar -aunque una parte de ella le dice que no-, ese vacío que dejó Kalm, y por eso está con Ash. Pero explicaré más adelante los sentimientos de Serena.
Kuroi: También algún día mi prof de mate dijo eso LOL Bueno, me gustaría pensar que estás en lo correcto. A ver si aparecen brock y misty C: Puede ser...
baraka108: Gracias! :,) Bueno, tendrás que leer este capítulo para saber qué pasará.
marth amour lowell: Malditos caballeros del zodiaco y su ending!
emmanuel loepz: Genial viejo! Que bueno que yo haya alegrado tu día. :D Espero alegrarte más.
guest: Genial. Yo domino un 70% inglés xD Y cierto, ojalá no arruine Ash sus momentos en la cita. Mejor ve lo que pasa :D
Mister Conde de Uranio: Gracias. Este capítulo es algo más largo, espero no te moleste. :D
ThunderGold97: Serena y Ash batallando contra un jefe :0 Creo que para dos personas es algo imposible, pero a lo mejor pasa xD
Bueno, sin más demora, los dejo con el capítulo. Cabe destacar que este capítulo es algo largo, por lo que les pido que preparen su café, palomitas o su té chai XD. Sin embargo, la buena noticia es que este es un capítulo muy emocionante. La mala noticia, es que no podré actualizar el martes, ya que estoy estudiando para mi examen de admisión a la universidad, que es el sábado que sigue. xDDD Espero me entiendan. También abran Youtube y busquen "Most Wondrous Battle Music Ever: They Foguht as Leyends" para que la escuchen cuando se los indique y haya más emoción :D Sin más, me despido aquí, ya que no quiero arruinarles el final. ¡Nos leemos!
Capítulo 39
El Festival Pokemon
— ¡Listo! Puedes abrir los ojos.
Cuando volteé a verla, estaba sumamente impactado. Ni siquiera creí que fuese ella la que estaba ahí. Se veía tan natural, pero al mismo tiempo tan hermosa. Me sonrió de aquella manera en la que solía sonreírle a los demás, y se paralizó ahí, mientras esperaba una respuesta de mi parte. Llevaba el cabello color miel suelto, cayéndole sobre los hombros y meciéndose con el viento nocturno de la noche, sin su sombrero rosado. Portaba un gran vestido rojo de terciopelo, que le cubría los codos y le llegaba hasta las rodillas. El brillo que irradiaba de esos orbes cerúleos por un momento pude confundirlos con un par de estrellas que brillaban a lo lejos. Súbitamente, mi corazón comenzó a palpitar una y otra vez, suplicando liberarse de mi pecho, y mis manos sudorosas eran testigos de los nervios y la sorpresa de verla ahí, tan natural y radiante.
— ¿Y bien?
Sonreí. Sinceramente, no sabía qué decir. Usualmente no era muy expresivo, y este momento lo probaba.
— Te ves… hermosa.
Nuevamente, Serena esbozó una sonrisa, y estiró su mano para que la entrelazara con la mía. Cuando lo hice, sentí esa extraña, suave y placentera sensación de tocar sus dedos y la palma de su mano. Aunque claro estaba, que me sentía algo incómodo al notar que ella podía darse cuenta del sudor molesto de mi mano.
Abrí el menú de mi juego, mientras miraba a los Pokemon que nos rodeaban. Shaymin, Braixen, Pikachu y Charmander asintieron, y en un instantáneo momento, desaparecimos entre una cueva que parecía solitaria, pero muy en el fondo, tenía varios recuerdos que formarían parte de mí por siempre.
Aparecimos justo en las afueras del pueblo Carmesí. Delante de nosotros, había un gran puente sobre un riachuelo inquieto. Sin embargo, aquel puente no fue como quise imaginar, ya que estaba lleno de individuos que se movían de un lugar a otro. A pesar de ser las afueras del pueblo, había gran actividad ahí.
Tuve miedo de que la gente me reconociera. Ni siquiera la capa de seda color vino que me cubría me hacía irreconocible. Llevaba la capucha puesta, con un broche plateado de una pokébola sujetando la capa. Mis botas de cuero marrones hacían juego con el cinturón que sujetaba mi armadura blanca y mi espada. No obstante, cuando vi la cantidad de gente ahí, me arrepentí de haber venido tan elegante al Festival Pokemon. Sabía que tarde o temprano —muy temprano—, me reconocería algún jugador.
Serena volteó a verme, diciendo con la mirada que debía quitarme la capucha; que todo iba a estar bien. Quise creerle por algunos momentos, pero en el fondo aún tenía miedo de las personas. En el fondo, aún no podía estar completamente solo con varios jugadores a mi alrededor.
No quería causar miedo ni a Serena, ni a mi propio ser, por lo que dejé de pensar en ello. Serena tenía razón. Debía relajarme en estos momentos; dejarme llevar por el momento.
Comenzamos a seguir el flujo de la gente que iba hacia los adentros del pueblo. Esta vez, me impresioné al ver que la ciudadela no era como la habíamos visitado hace cinco días. Ahora, había más luces que de costumbre por todos lados. Tanto en las casas de piedra, como colgando de un farol a otro. Todas las luces eran de colores cálidos: rojas, anaranjadas, amarillas e inclusive blanquecinas. Había máscaras de carnaval, imitando el rostro de Pokemon. Pude ver a mucha gente con el rostro de Pokemon que apenas y he visto, así como rostro de hasta los Pokemon más comunes. Y no faltaban a los Pokemon que inclusive portaban una máscara de su misma especie. Aunque me resultaba algo estúpido, era gracioso después de todo. Adornos florales por doquier, pero más que nada hojas de arce tanto decoradas como reales abundaban sobre los edificios, sobre los puestos y sobre los atuendos de los demás. Los NPC's también tenían su papel, ya que cuidaban los puestos de comida, los concursos que se realizaban —como los Concursos Pokemon, Batallas Pokemon, Concursos de belleza, competiciones de quién comía en más cantidades, etc—, juegos de destreza, eventos especiales y demás. También había disfraces de varios Pokemon merodeando por el lugar, y el más impresionante que vi fue un gran Dragonair, conformado por varias personas, que se abrían paso entre la multitud.
Algunas personas se me quedaban observando de repente, pero me pasaba de largo, y huía junto con Serena. No quería que nadie me viese, pero parecía que eso no iba a pasar.
Y ella lo había notado. Ella supo que estaba inquieto y nervioso por toda la multitud encima.
— Ven, Ash. Vamos a jugar un juego.
Me tomó de la mano, y fuimos hacia una varios juegos dependiendo del tipo de jugador que fueras. En nuestro caso, ambos éramos espadachines, por lo que nos dirigimos hacia un juego donde tenías que luchar contra un robot de madera, que simulaba ser un enemigo. Serena hizo el primer intento, y al principio la chica subestimó al robot, ya que en menos de un minuto la derribó fácilmente, inclusive ella teniendo una espada de las más extrañas que había visto, y por supuesto que de las más poderosas. Cuando ella regresó hacia mi posición, estaba algo molesta por perder tan rápido.
— Vamos, no estés triste. Al menos duraste más que otros —bromé y reí.
— Oh, lo dice el beta experto —la chica se me acercó y me dio un beso— ¿Por qué no lo intentas tú? Digo, no sería un reto para ti después de todo.
— Me suena a apuesta.
— ¿Y qué es lo que perderás?
— No lo sé —de repente giré mi atención hacia unos gritos que sonaron lejos de nosotros. Al levantar la cabeza, me di cuenta de que había una gran atracción, de un Tauros arrojando a un jugador que había estado montando en él—. ¿Qué te parece esto? Si derroto al "oponente", o como quieras llamarle a ese pedazo de madera que te derrotó, tú te subirás a ese Tauros. Si pierdo, o me tardo más de diez segundos en vencerlo, yo lo haré.
— ¿Diez segundos? Presumido —estrechamos las manos, y fui directo hacia el ring.
Subí tres peldaños de madera, y sobre la gran base estaba un oponente. Un NPC con disfraz de juez apareció, no sin antes haberle dado una cantidad de dinero para que pudiera participar. Cuando sonó una campanilla, me mantuve ahí, paralizado. No quería sacar mi espada, puesto que no quería llamar la atención. Aquel enemigo era lo más fácil de vencer, pero si desenvainaba mi espada, llamaría la atención de todos y me reconocer…
Un tajo fugaz e inesperado llegó hasta mi posición. La velocidad con la que lo hizo fue tal, que no tuve tiempo de reaccionar. La espada de madera me lanzó con fuerza fuera del ring. Algunos cuantos se rieron a mi alrededor.
— Bah, y pensé que era el Destello Eléctrico. No es más que un farsante —dijo un chico que se fue riendo, mientras más burlas leves acompañaron la broma del sujeto.
— ¡Já! Parece que tenemos un perdedor —llegó Serena, y me ayudó a levantarme, pero rechacé su mano, ya que estaba molesto.
— No entiendo. ¿Cómo es que tenía esa velocidad?
— Bueno, no pro algo el letrero que está frente a ti dice "Alerta, el robot detecta el nivel de su oponente, y lucha conforme a la experiencia que tenga".
— Apártate —le mencioné a Serena, que aún seguía burlándose—. Ya verá ese robot lo que le espera.
Subí al ring, pagué al maldito juez, y desenvainé mi espada. Lancé un tajo al aire, y rompió al robot en trizas y partió al ring en dos. Personas a mi alrededor se me quedaron mirando; había llamado la atención de algunos cuantos, y comenzaron a reconocerme.
— Venga, vámonos —le dije a Serena cuando bajé del ring—. Es turno de que montes a ese Tauros.
— ¡Pero tú tuviste dos oportunidades! No es justo.
— De acuerdo. Ambos lo montamos. ¿Qué te parece?
Ambos fuimos hacia allá sin rodeos, y cuando finalmente llegó el momento de montar al Tauros, me armé de valor. Me subí encima del Pokemon, que estaba sumamente tranquilo, lo que me extrañó. Al momento de que el encargado me mencionó que era el momento de liberar al Pokemon, éste salió cual bala y comenzó a agitarse por todo el rodeo. Las personas me miraban con aire de extrañeza, y algunos mencionaban que era el Destello Eléctrico. Pero después de diez segundos, caí del Pokemon debido a la brusquedad con la que se había agitado.
— ¡Oh, qué mala suerte! —exclamó el encargado—. Diez segundos solamente. Espero que superen el record, que es de casi un minuto. Aunque no sé si alguien lo logre.
— ¡Yo lo haré! —gritó Serena a los cuatro vientos. El chico que cuidaba al Tauros se impresionó, no sin antes soltar una pequeña risotada, que molestó a la chica de cabellos miel.
— Bien, si así lo deseas… —comentó y calmó al Tauros para que la chica se subiera en él.
— No, un momento —intervino Serena—. Quiero a ese Rhyhorn. No al Tauros —y cuando lo dijo, todos los que miraban a su alrededor, se impresionaron. Inclusive el sujeto le comentó que no ni siquiera iba a durar cinco segundos, o tal vez tres.
Con insistencia de la chica, trajeron al Rhyhorn, que había estado muy molesto por haberlo encerrado en un pequeño establo con olor a heces. Cuando Serena estuvo frente a él, le acarició el cuerno grisáceo y robusto que poseía sobre su frente. Le sonrió, y se subió en él.
— ¡Ahora!
El Rhyhorn salió disparado hacia el centro del rodeo, y se agitó una y otra vez; más fuerte inclusive que el Tauros y que cualquier Pokemon que hubiese visto. Cada que movía sus cuatro inmensas patas, el suelo terroso retumbaba como si un terremoto estuviese cerca. Traté de agarrarme de la cerca de madera que rodeaba el campo, pero caí al no lograrlo.
Un minuto pasó, y la chica dominaba al Pokemon como si hubiese sido la enésima vez que hacía aquello. Las comisuras de sus labios se ondeaban de oreja a oreja. Parecía estar más alegre que preocupada. Dos minutos, tres, cuatro. El Rhyhorn paró de forcejear, y la chica se bajó como si hubiese sido la cosa más fácil que haya hecho en su vida. Todos estuvimos impactados, y cuando llegó hacia mí, sonrió modestamente.
— Creo que ahora el humillado es otro. ¿No lo crees?
Ahora, estaba claro que me había equivocado en subestimarla.
Después de eso, hicimos varias cosas de las cuales disfruté junto con ella. Entramos a un concurso Pokemon, donde se supone tenías que hacer varios ataques con tu Pokemon, y tres jueces te calificarían en base a la estética de lo que hayas realizado. Aceptémoslo, no era muy bueno en eso, pero pude llegar a la segundo ronda, donde fui eliminado rápidamente. Serena también llego a esa instancia, pero no pasó de ahí. Después, participamos en concursos de belleza. Ahí, sorpresivamente, el Shaymin de Serena despertó el interés de todos, y junto con ella, fueron los ganadores del certamen. Al verla ahí, con una corona, unas flores, y una sonrisa radiante, supe que era una chica linda, mientras me miraba avergonzada. También hicimos muchas cosas más, como pasear un rato, platicando sobre cosas sin importancia, tomados de la mano; jugamos juegos de destreza, donde sinceramente, yo era un experto y ganaba premios cada que jugaba; fuimos por algún helado, comida, y demás cosas que mi estómago no pudo soportar de un momento a otro. Hubo un gran desfile, que había durado desde que comenzó el festival, e iba a durar hasta el final, cuando amaneciera. Ahí, había varios NPC desfilando con trajes de varios Pokemon, trajes de alquimistas, herreros, espadachines, magos, sanadores, luchadores, arqueros, Pokemon legendarios, etc. Grandes globos se alzaban por el lugar, formando algún Pokemon regordete, como Jigglypuff, Silcoon o Chimecho. Por la gran cantidad de jugadores que observaban el desfile, tuve que cargar a Serena entre mis hombros para que pudiera ver con más facilidad. Sin embargo, sabía que el que se estaba perdiendo de todo era yo.
— ¿No quieres ver el desfile desde un lugar más alto?
— No, estoy bien. No te preocupes por mí —comenté, aunque sabía que no era cierto.
— Podemos ir a la rueda de la fortuna —y cuando señaló la atracción que se veía desde lo más alto del pueblo, acepté. Además, sería un momento romántico para ambos, aunque aún seguía tímido y nervioso.
Nos subimos a un asiento para dos en la atracción. Ésta comenzó a avanzar y a elevarse. Sin embargo, lo hacía demasiado lento. A mi lado, Serena veía el paisaje conforme se iba disminuyendo sobre nosotros. Pero de un momento a otro, me agarró la mano y estaba temblando. El asiento se mecía con el viento, y pronto, estábamos a casi cien metros por arriba del pueblo. El frío comenzó a invadirnos, y el viento resonaba en nuestros oídos como pequeños susurros bruscos y molestos. Súbitamente, el avance paró, y nos quedamos ahí, aprovechando el momento corto que estaríamos allí arriba.
— No tengas miedo —le mencioné; apreté con más fuerza su mano.
— Lo siento, pero nunca me había subido a una atracción de estas. Ni siquiera en la realidad he ido a algún parque de atracciones.
— Oh, ¿en serio?
— Sí. A decir verdad, les tengo miedo.
— Bueno, yo una vez fui con mi madre de pequeño. Yo también tuve miedo l primera vez, pero alguna vez, ella me dijo que no pasaría nada —me tomé un descanso, y sentí la briza helada entre mis mejillas— De hecho, la primera vez que me subí a una rueda de la fortuna, estaba igual que tú. Sólo que mi mamá me dijo que en vez de tener miedo, viera el paisaje que estaba a mi alrededor, y disfrutara del momento.
— Tienes razón —dijo y miró hacia todos lados.
Sin embargo, yo sólo la miraba a ella. No me importaba el paisaje que estaba sobre mí. Ella era por el momento lo más hermoso que había visto hasta ahora, y eso para mí era el paisaje. Cuando me devolvió la mirada, sonrió y se acercó. Sentí sus labios, y apreté con más fuerza sus manos. No quería soltarlas nunca.
— Lo siento, Serena —dije repentinamente cuando nos separamos.
— ¿Qué, de qué hablas?
— Yo me equivoqué —ahora, mi cabeza estaba puesta en el festival, donde los globos de los Pokemon se veían muy pequeños desde aquella altura—. Creo, que después de todo, el estar aquí no fue tan malo. Creo que he exagerado, porque he estado muy asustado. Pero… pero ya todo pasó. Sí, tal vez no deba mostrarme mucho, pero como tú dices, a veces debemos relajarnos para poder estar en paz.
— ¿Lo ves? —la muchacha esbozó una sonrisa en su semblante, y miró hacia arriba, donde las estrellas se parecían a los focos del festival.
No obstante, a pesar de que me sentía bien con ella, aún tenía un presentimiento de que le ocultaba cosas. Y en efecto, recuerdo hace poco, en aquella cueva en donde le confesé la mayoría… Sí, la mayoría, porque a pesar de estar sacando todo a flote, no pude decirle lo de Ritchie. A pesar de haberme armado de valor, aún no era capaz de decirle que era un asesino. De que maté a gente inocente, y que en realidad había matado a una persona en la realidad. No… no debía saberlo ella, ni nadie. Este sería un secreto nada más para mí, y sólo para mí.
Es por eso que me había salido del Gremio Rocket. Para que no volviera a ocurrir lo que pasó. Sin embargo, mi madre aún era un misterio para mí. No sabía qué ocurría con ella y qué ocurriría conmigo. No tenía ni idea de lo que iba a suceder mañana, pasado mañana o el día siguiente. Sabía que aún estaba en peligro, pero mi amor por Serena me cegaba de lo que realmente podría pasarme.
Yo había decidido el salir del gremio y tomar la decisión correcta, pero habría consecuencias. Y si no estaba preparado para enfrentarlas, no sé cuándo lo estaría. Lo peor de todo, es que todas esas decisiones que tomé han sido para poder salvar a PBO, y aun así, no he podido saber nada. No sé cómo salvar a todos, y no sé si Oak, el creador del juego, aun seguía vivo. No sé quién era sujeto del Gremio Rocket y no sabía si enfrentarme a él para desenmascararlo. No sabía nada. Nada. Quién sabe cuántos días han pasado; a lo mejor casi un mes desde que el Gremio Novato fue asesinado, y en ese tiempo, no he descubierto nada que me llevara a alguna pista.
Sí. Era un estúpido. En vez de disfrutar de este festival, debía de andar buscando la forma de saber cómo salvar al juego. En vez de estar relajándome, tenía que encontrar indicios que me llevaran a mi madre, o a saber el paradero del Profesor Oak. Debía de saber algo… algo.
Entonces ¿por qué a pesar de todo esto que estaba pasando por mi cabeza justo ahora, no quería irme? ¿Por qué si tanta urgencia era el encontrar indicios, me quedaba aquí, agarrando la mano de una chica que estaba en peligro si no me alejaba de ella? ¿Por qué… por qué no me iba de una vez por todas?
Y en lo más profundo de mi, sabía que todo esto tendría una consecuencia.
No… no es el haber matado a alguien, o el haber formado parte de un Gremio que me amenazó. No, tampoco es el que causara revoltijos en un torneo de mierda, o que mataran a un gremio porque me estaban cazando. No, todo de eso no era la verdadera razón. Todo eso, era una cosa aparte.
De lo que realmente estaba hablando… de la consecuencia que yo sufriría, era que me estaba relajando.
Me había enamorado de Serena. Había dejado de pensar en el objetivo de pasar el juego. Había dejado de entrenar como lo hacía cada día. Había dejado de hacer muchas cosas. Había venido a un Festival Pokemon, cuando se supone que no debería de estar mostrándome en público.
Miré hacia abajo. Debajo de nosotros, había otros dos jugadores sentados en otro de los asientos de la rueda de la fortuna, pero nos estaban mirando. No… me estaban mirando a mí. Más abajo, también me observaban con suma atención, e inclusive detrás de mí, otro par de jugadores me veían con curiosidad. Oí susurros que decían mi apodo.
Y finalmente, supe que esta relajación… esta gran y descuidada relajación, tendría una gran consecuencia.
No me había dado cuenta, pero sabía que la gran mayoría de la gente reunida en el festival, se había enterado de que yo, Satoshi, había asistido. No sólo porque destruí sin cinismo alguno al enemigo de madera, o porque me había montado sobre el Tauros, sino porque reconocerían mi rostro en cualquier lado la mayoría de los jugadores. Sí, vaya que era un tonto. Ahora… ahora el rumor de que el Destello Eléctrico estaba aquí se había hecho presente, y el rostro de los jugadores sobre la rueda de la fortuna lo afirmaban.
— ¿En qué piensas, Ash?
Un momento… Sí el rumor de que estoy aquí se ha expandido supuestamente por todo el festival, y muchos jugadores —demasiados—, han venido a este maldito carnaval, eso quiere decir que alguien, aunque sea una sola persona, me podría estar vigilando incluso en este momento, ya sea porque quiere luchar conmigo, me odie, o sea su admirador. Por lo menos, una persona sabe que me subí a esta atracción, y por lo menos, una persona… una sola persona, sabe que este lugar es un lugar sin salida.
No hay donde escapar.
Si me atacaran justo ahora, no habría donde escapar.
No la hay…
No…
Estoy vulnerable, y la gente sabe de mí.
No…
Estoy en peligro. Mi instinto me lo dice. No, a la mierda el instinto. Otra cosa me lo decía. Un suceso delató que estaba en lo correcto.
Un terremoto.
La rueda de la fortuna comenzó a sacudirse de un lado a otro. Serena se asustó, mientras los demás jugadores también lo hacían. Un gran terremoto, que pronto causó pánico entre todos. ¿Qué era esto? ¿Qué demonios sucedía?
Lo sabía muy bien. Sabía que no había escapatoria para esto, y ese maldito bastardo aprovechó la oportunidad y estaba atacando justo en el momento exacto.
— Serena —le nombré— Siento lo que estoy a punto de hacerte.
— ¿Qué…? No entien…
Y súbitamente, la empujé al vacío con todas mis fuerzas. La chica comenzó a caer y gritó. Sin embargo, fue justo a tiempo. Supe… supe que había sido el momento exacto para que Serena evitara un ataque inevitable.
Entre el festival pude ver un aura de un color extraño. Un aura marrón resaltó entre la multitud, y como un haz de luz, apareció súbitamente entre todos. Pero era demasiado tarde para esquivarlo. En un abrir y cerrar de ojos, aquella aura apareció cual misil delante de mí. Apenas si pude ver un puño cerrado sobre mi rostro, que estaba a punto de deformarme el rostro si no lo esquivaba a tiempo. Mi espada eléctrica chocó estrepitosamente contra el puño, como si hubiese sido el choque de una roca contra el acero. Gracias a la inercia del gran ataque, caí del asiento y comencé a descender poco a poco. Estaba algo aturdido, pero cuando recuperé en sí mis sentidos, noté que Serena estaba a punto de caer. Me apresuré por el aire para llegar hasta su posición, y cuando estuve a su altura, la abracé de tal manera que mi espalda cayera contra el suelo. Mi vida bajó un 5%, debido a la altura en la que caí. Serena también recibió daño, y por ende, su vida bajó el doble que lo que la mía había bajado.
Una nube de polvo se alzó sobre nosotros, y varios jugadores se nos quedaron mirando. Sin embargo, no tenía tiempo para esto. Debíamos escapar. Ambos teníamos que hacerlo, o sino tal vez yo esté muerto, pero tenía por seguro que Serena iba a morir si no escapábamos de él… Si no escapábamos de Mirto.
La silueta cubierta de un aura marrón, seguía de pié, en una rueda de la fortuna un tanto destruida. Me costó trabajo el entender cómo se podía mantener en equilibrio, sobre un tubo metálico semidestruido, siendo sus pies bastante robustos y con un peso demasiado grande.
Su melena rojiza se onduló por el viento frío de la noche, y noté esas cejas pobladas y marrones fruncidas, junto con una mirada hundida bastante seria. Pero había algo muy común en él: la sonrisa tan egocéntrica y divertida que siempre llevaba.
Y sin haberlo previsto, saltó de ahí más alto de lo que algún Greninja pudo haberlo hecho. Noté que su aura marrón no sólo se concentró en el puño en el que iba a atacar, sino que se concentró en todas las extremidades de su cuerpo. ¿Qué clase de poder era aquel?
— ¡Cuidado! —le mencioné a Serena—. Huye… Serena. ¡Huye!
La chica se quedó perpleja en su lugar, y cuando vi que no iba a ser capaz de hacer nada, la empujé y recibí yo el impacto del puño de Mirto.
Una gran nube de polvo se alzó por el lugar, y la gente ahora comenzaba a correr por todos lados, desesperada, confundida y aturdida por lo que estaba pasando. Al momento en que el puño me dio en la espalda, noté que algunos huesos crujían dentro de mí, a pesar de que esto era un juego virtual.
Algunos jugadores quisieron intervenir, pero nadie se atrevía al ver a aquel tipo robusto, que se separó de mi unos metros, y miraba cómo me reincorporaba difícilmente entre un suelo destruido en grietas y fisuras.
— ¡JÁ! Miren quién tenemos aquí —comentó y rió con una risotada seca, grave y molesta, como solía hacerlo.
— Serena… —le mencioné a la chica, que estaba en el suelo debido a mi empujón—. Huye… ¡HUYE!
— Ash… —la joven agarró una pokébola de su cintura. Sabía que ella quería pelear, pero no. No podía. Nunca iba a poder contra aquel tipo. Iba a morir se le permitía luchar.
— Oh, pero si es la chica que estaba a punto de matar la otra vez. ¿Cómo te va? ¡Já!
— No la metas en esto, Mirto. —y cuando volvía gritarle a Serena que huyera, esta vez confió en mí, y comenzó a correr.
—Oh, qué tonta. ¿Apoco piensa que huirá de mí, sólo así? Lo siento, Ketchum. Ella tiene que morir. Es lo que te mereces por habernos traicionado. ¡Já!
— Yo… yo volveré. Volveré si no la matas. Volveré. Lo juro. Ahora, ahora déjala ir.
— Demasiado tarde, estúpido. Por tu culpa, el jefe está molesto… muy molesto. ¡JÁ! Cuando supo que habías abandonado el Gremio Rocket, nunca pensó que tendrías las agallas para hacerlo, a pesar de que te advirtió que tu madre iba a morir.
— Mi madre… ¿dónde está?
—… Y cuando me ordenó que te diera una buena lección —siguió, ignorando mi pregunta—, comencé a buscarte. Casualmente me encontré con un chico. Ese tipo estaba muy asustado. ¡JÁ! Me comentó que vio a un jugador matando a otro dentro de una zona segura. ¡JÁ! Supe inmediatamente que eras tú. Sin embargo, estuve revisando las estadísticas de los jugadores controlados, y no habías levado ni uno desde la vez en que fuimos a esa choza de mierda. ¡JÁ, JÁ! Así que se me hizo algo extraño que de un momento a otro mataras a un jugador en una zona segura, por lo que comencé a investigar, y a final de cuentas, me dijo la gente que aquel chico, había formado parte de un gremio. Un gremio estúpido en el que sabría que estarías involucrado. ¿Y qué pasó? Bueno, seguí buscando hasta hallar con tu gremio y su paradero. De un día a otro, me desconecté, me coloqué el casco viejo que tenía desde un principio, y maté a todos tus amigos. Si lo hubiera hecho con el casco que nos dio el jefe, bueno… ellos hubieran revivido.
— Tú… —dije con rabia. Estaba furioso.
Mi espada, aferrada a mi mano derecha, comenzó a sacar brillos eléctricos.
— Adiós, chica tonta.
El pelirrojo se envolvió de nuevo con el aura marrón, y golpeó el suelo antes de que yo pudiera hacer algo. Una gran fisura abrió el suelo, y la grieta cobró vida y siguió expandiéndose hasta hallarse con una Serena que había estado corriendo con todo lo que podía. La joven cayó al suelo, y cuando trató de reincorporarse, Mirto ya había estado frente a ella, listo para finiquitar su vida virtual, y real.
No sabía si Mirto tenía el casco nuevo o el viejo. De cualquier manera, si Serena moría, iba a morir en realidad, ya que Masato la había controlado desde aquella vez. No… no tenía que dejar que pasar. No ahora.
— Pikachu…
El Pokemon salió de la pokébola con mi llamado, y cual ráfaga de luz, intervino entre el puño de Mirto y la silueta de Serena. La cola del Pokemon brillaba, y detenía con todas sus fuerzas un puño que apenas y mostraba su verdadero poder.
Y como si fuese un mecanismo de defensa, Mirto se quitó la capucha que levaba usualmente, y dejó al descubierto un pecho fornido y robusto que dejó mostrar un collar de seis pokebolas que colgaban de su cuello. Una de ellas, cayó al suelo y de ahí apareció un gran pájaro que surcó los cielos nocturnos, y fue directo hacia mi Pikachu.
Mi Charmander súbitamente intervino con un lanzallamas, y el Braviary de Mirto, lo esquivó a duras penas.
— Serena… huye.
La chica me miró. Su mirada cielo me indicaba que estaba realmente preocupada por mí, pero en ese momento, asentí. Sabía que ella no podría contra él, y ella me entendió a la perfección.
— Estaré bien.
La joven soltó una lágrima y corrió hacia cualquier lugar, para alejarse de la batalla.
— Oh no. ¡JÁ! No irás a ningún lado.
— Tendrás que pasar por mi primero, idiota.
Y ahí, comenzó la lucha.
Sabía que aquel tipo no era un luchador ordinario. Él… él controlaba el aura marrón, una de las auras más extrañas que podría tener un jugador. Sin embargo, era cuestión de obtenerla con experiencia, solidez y entrenamiento. Por eso, no cualquiera la tenía. Lo bueno de todo esto, es que yo era un beta, y sabía todo acerca de PBO. Sabía, que aquella aura marrón, causaba terremotos, y que también poseía un aura rojiza, que se especializaba en fuerza y que la mayoría de los novatos tenía. Sin embargo, no debía subestimarlo.
Y él dio el primer paso. Comenzó a correr, y lanzó un puño hacia mi posición. Lo esquivé a duras penas, y traté de darle un tajo con mi espada eléctrica. Ésta, a la hora de sacudirla en el aire, lanzó un aura eléctrica que arrasó con varias casas de piedra y levantó varias hojas carmesí. Mirto logró pararse de manos, y con sus pies, dio un giro extraordinario que azotó el suelo. Un gran terremoto se ocasionó por la zona, y abrió una fisura sobre un gran carrusel de Ponytas que había estado por ahí. La atracción se destrozó, y se hundió entre el abismo. Y pronto, supe que si atacaba de cerca, jamás iba a ganar. Un luchador combate cuerpo a cuerpo, por lo que estaba dándole la ventaja.
Mi Pikachu y mi Charmander lucharon contra el Braviary, pero éste tenía la ventaja por ir por el aire, aunque mi roedor eléctrico lanzaba destellos que le dificultaban el vuelo.
Dejando de prestarle atención a mis Pokemon, me alejé de ahí lo más rápido posible, pero él me siguió y mi pisaba los talones. Salté de casa en casa, de techo en techo, de edificación en edificación. Nuestras pisadas destruían ladrillos que formaban parte del techo de las casas, y a veces, también se destruían muros completos con una sola pisada furiosa de Mirto.
Sin embargo, no podía mantenerlo alejado. Mientras escapa y saltaba hacia otro techo, me daba la vuelta para lanzar un tajo eléctrico. A éste le dio uno una vez, pero sólo le bajó un 10%.
— ¿Qué pasa, Ash? ¡Eres el mejor de PBO!
Al parecer el huir de él no sería buena idea. Sin embargo, mientras saltaba de casa en casa, él me agarró la pierna en la primera oportunidad que tuvo, y me sacó de equilibrio. Caí por los aires, y me arrastré por el suelo. No sé cómo le hice, pero esquivé un puño que estuvo a centímetros de matarme, sólo que bajó mi vida un 30%, debido a una onda expansiva que fue expulsada por su puño. ¡¿Cómo es que tenía aquel poder, si ni siquiera su puño me dio de lleno?!
Y súbitamente, tuve una idea…
Él estaba encima de mí, a punto de darme con otro de sus puños, pero ésta vez, me reincorporé levantando mis piernas y apoyando mi espada enterrándola en el suelo. Estuve de cabeza por un momento, y súbitamente, solté mi espada, y di un giro, volviendo a estar con los pies en la tierra, sólo que esta vez, estaba ahora encima de Mirto, mientras él estaba de espaldas, apenas procesando lo que había pasado. Le di un gran puño, pero no le quitó más que un 2%. Saqué mi espada de la tierra y comencé a huir nuevamente. Sólo… sólo que esta vez, comencé a escalar la rueda de la fortuna.
Y ahí, los metros comenzaban a helar mi piel. El pueblo destruido por fisuras comenzaba a ser más pequeño, y Mirto, me seguía los pasos, escalando tubos metálicos, escaleras y asientos. Pronto, llegué hasta la posición más alta, donde me había encontrado anteriormente unos momentos con Serena. El asiento estaba destruido, pero me mantuve en lo que quedaba de la cima.
Y ahí, comencé a mostrar mis habilidades… Mirto escalaba, pero no se percató cuando comencé a descender cual Mankey por el esqueleto de la rueda. Ahí, con mi brazo derecho le propinaba un tajo que le dio de lleno, y con el brazo izquierdo me colgaba hacia otro tubo. Así sucesivamente, pero a una velocidad impresionante. Sabía que mi especialidad era aquello, por lo que debía de aprovecharla. Pronto, el Mirto que parecía el más fuerte, pero su vulnerabilidad era la rapidez, comenzó a desesperarse y a perder el equilibrio. O se defendía con sus puños y caía, o se mantenía entre los tubos metálicos para no caer, mientras recibía cortes eléctricos que le quitaban su vida.
Le bajé un 40%, pero cuando pensaba que iba a seguir con esto, algo sucedió…
Su Braviary apareció entre la edificación, y me tiró con sus patas hacia el abismo. El golpe fue tal, que caí y solté mi espada. Sentí un gran golpe en la espalda, y noté cómo se destruía el techo de una torre al caer. El resto de los escombros cayó conmigo en lo que parecía ser una iglesia. Caí justo encima de un altar blanco que se despedazó por completo, y una nube de polvo cubrió los vitrales de un Arceus que se alzaba y se había distinguido entre la iglesia.
[REPRODUCIR]
Traté de reincorporarme, pero ésta vez, noté que el dolor en mi espalda había empeorado. Ésta vez, no podía moverme. Había un signo extraño al lado de mi vista. Era el de "paralización". A pesar de que ningún Pokemon eléctrico me había paralizado con su electricidad, sabía que estaba de esa manera por haber protegido a Serena y recibir el golpe de Mirto anteriormente. No sentía mi columna, y quería tomarme un antídoto, para poder volver a luchar, pero no había tiempo para aquello; Mirto abrió las puertas grandes de la iglesia, y caminó lentamente hacia mi posición. Sin embargo, lo que me sorprendió fue que tenía en una de sus manos a una Serena inconsciente.
— Lo siento, niño. ¡JÁ! Estás paralizado, y no hay nada que puedas hacer ahora —un aura marrón se concentró sobre su puño, y la oscuridad y vacío de la iglesia se adornó con un haz de luz café.
— No… Mirto…
—Te dije que el huir de mí no le serviría nada a esta niña.
— Mirto, por favor. No lo hagas… No… ¡NO!
— Cuando regreses al juego, ella ya habrá muerto, y de todas maneras, tendrás que volver al Gremio Rocket. Te guste o no.
— ¡NO, POR FAVOR!
El puño fue directo hacia mí. Cerré los ojos. No tenía mi espada para cubrirme o defender a Serena, y no tenía nada. Estaba acabado. Sabía que después de esto, despertaría en un hospital, pero Serena moriría en algún otro hospital, o inclusive el mismo en el que yo me encontraba.
Adiós, Serena… Lo siento.
Un hilo de luz cruzó la habitación, pero una explosión ocurrió de repente.
Pronto, una nube de polvo abundó más en el ambiente, pero no pude ver nada.
Cuando recordé el hilo de luz, supe que se trataba de una flecha. Alguien había detenido el puño con una flecha… pero ¿de dónde vino? Levanté la mirada hacia el agujero que yo había ocasionado al caer, y de ahí, aterrizó una persona que se paró frente a Mirto, y tensó el arco rápidamente. El pelirrojo sonrió, ya que sabía que aquella flecha no le haría nada, como solio suceder con las flechas de Bianca y Kalm la otra vez.
Pero cuán equivocado estaba.
Mas Mirto supo que aquella flecha no era ordinaria después de todo, así que trató de esquivarla antes de que diera en su sien. La flecha dio en su hombro, pero ésta fue con tal fuerza, que soltó a Serena en el acto, y lo mandó a volar hacia las puertas de la iglesia, que se destruyeron al momento del choque.
La nube de polvo siguió ahí, pero noté que varias personas más aparecieron por el agujero del exterior. Una, dos, tres, cuatro, cinco, seis. Seis personas, y el aquero, se encontraban delante de mí, esperando a que Mirto se levantara.
— Estoy algo sorprendida —dijo de repente la arquera que había lanzado la flecha. Yo no comprendí lo que decía, pero reconocí su voz en ese momento—. ¿Quién iba a pensar que el Destello Eléctrico, fuese Ash Ketchum, el chico tímido de la escuela?
Y cuando volteó y la nube de polvo se disipó, ahí estaba ella, junto con seis personas que parecían ser miembros de su gremio. Una novata estaba a punto de luchar contra Mirto. Ella… Hikari, o mejor dicho… Dawn.
Próximo capítulo: La Novata Índigo
